OBDULIO VARELA
SU VIDA SU GLORIA Y SU LEYENDA
Afuera un sol primaveral le va poniendo color a la mañana. Adentro Obdulio prepara el mate, se remanga la camisa de franela a cuadros, se acomoda las zapatillas, se sienta a mi lado y le da el puntapié inicial a la rueda del amargo cebando con la caldera. Me extiende el primero y de pronto su vozarrón rompe el silencio matinal : “los jóvenes no toman mate, pero préndase a éste que tiene yuyo…” Una risotada , prende un cigarrillo y después de una profunda bocanada que inunda el ambiente de humo, me mira fijo como diciendo ¿Qué quiere? Ahí esta dibujando el personaje. Rudo , tosco, áspero en sus reacciones, pero generoso filántropo del gesto varonil que fue como un estilo de vida para todas sus actitudes. Siempre de frente. Y es mentira la hoquedad de Obdulio. Y es mentira la rebeldía de Jacinto. Como es mentira toda esa leyenda atribuida a su intemperancia. Obdulio es nada más que lo que es. Eso que fue toda la vida. Nada más que un tipo enfermo de sinceridad, de esa verdadera. De esa que no necesita ningún postizo para exteriorizarla, pero que una vez dicha crea problemas. La verdad duele, lastima , y Obdulio es el gran filósofo que descubrió la austeridad, la sencillez y el recato… porque sabe que “es mejor aislarse , antes que salir a gritar cuatro verdades y crearse enemigos”. Venga Obdulio , ayúdeme a recordar. Descubra toda esa filosofía de gran universitario de la calle graduado en la Facultad de Ciencias Sociales de la Vida para no pasar por lerdo en un mundo de ligeros.¡ Dele Obdulio , métale al amargo y cuente! Abra el viejo baúl de los recuerdos…
“YO ERA UN NEGRITO POBRE”
“Fui uno más de una familia grande y pobre. Nací en La Teja y de chico me trajeron para la calle Pablo Pérez , en la Curva de Industria. Ahí me crié, pero todavía no jugaba al fútbol. Poca escuela ; sólo tres años en la del Campo Español y después a buscar el mango. Hacía de todo. Tenía 13 años y cuidaba autos en el Hotel del Prado cuando los bacanes iban a los bailes. Por ese entonces 1930 , ya vivía en la calle Esmeralda casi Dr. Pena y empecé a darle mis primeras pataditas a la de trapo. Vendí diarios en el Paso Molino y en el Centro , en el café Petit Versailles que estaba en 18 de Julio casi Yi. Medio de gitano fue mi infancia. De un barrio a otro, hasta que caímos a La Comercial. Y ahí sí , fútbol de la mañana a la noche. Tenía 16 año…”
Ya se metió en el fútbol. Los recuerdos le hacen brillar los ojos en esa cara morena amasada con suburbio , luna, hambre, vueltos olvidados y copas.
“Fortaleza fue el primer cuadrito que integré. Después Dublín y Pascual Somma. Me quedé en este último porque me dieron un laburo de peón albañil. ¡Cuántos recuerdos! En 1936 con el Pascual Somma hago mi primer viaje a Buenos Aires. No entendía nada. Era un negrito pobre, marchaba a todos lados con las alpargatas y una campera que tenía. Para ir a Buenos Aires me prestaron todo. Lo único mío era la camiseta, el calzoncillo y las medias. Después pasé al Deportivo Juventud que estaba afiliado a la Asociación . Jugaba en la Intermedia que era la “B” de ahora”.
MONTEVIDEO ERA UNA ESTANCIA
Otro cigarrillo y aparece e filósofo en escena…
“¿Sabe una cosa? Yo no la voy con aquellos que dicen que todo tiempo pasado fue mejor. Todo cambia es cierto, pero antes y ahora ha habido cosas primitiva…”
Lo miro y me atrevo a salirle al cruce. Le digo que antes era todo más romántico…
“Aaaahiiii está. Se vivía de otra forma. Montevideo era una estancia, una gran estancia. Ahora es una ciudad…Antes todo era más lirico. Había más comunicación, la gente se entendía. Ud vivía en un barrio y conocía a todos los vecinos. La gente se ayudaba entre si. Ahora viven al lado y no se conocen. No saben quienes son. Pero en la actualidad hay más adelantos, se vive a otro ritmo. Y en el fútbol pasó lo mismo. En la Intermedia de antes se jugaba a muerte. Nadie quería perder . Nos agarrábamos a las trompadas limpias y minga de policía. Todos se querían sacar las plumas…”
¿Y Ud. ya era cacique?
“Nooo. Al contrario. Había muchos grandes jugadores. Se jugaba con otro sentimiento, con otras ganas. Era todo distinto, no se puede comparar. Fíjese en esto: el padre laburaba y aguantaba a toda la familia. Hoy la cosa no es así. Hoy tienen que laburar todos. El viejo, la mujer, los hijos; y entonces los pibes no pueden darle a la pelota. Tienen que largar y ahí se va perdiendo mucho material que antes se aprovechaba. Por eso le digo que los progresos son importantes, pero también destruyen cosas. Hoy no hay campos. No hay canchas. Antes los jugadores eran de Montevideo, nacían como hongos en los baldios, se hacían en la calle. Hoy eso se da en el interior y por eso la capital está llena de jugadores de afuera. Antes era sólo futbol para los pibes. De la mañana a la noche. No había necesidad de laburar, de levantarse temprano, de aportar para parar la olla. Laburaba el viejo. Los muchachos éramos atorrantes. Y esa es la verdad, ¿a quién le gusta trabajar? Era más lindo pegarle a la pelota que ir al yugo…”
“ Me vinieron a buscar de Peñarol y después de Nacional. Pero fracasé feo. Practiqué en los dos cuadros y no gusté. Me parece que me largaron porque había muchos negros. Un negrito más no servía. Y entonces pasé a Wanderers. Pasé obligado . Me habían vendido como a una bolsita de papas. En aquel entonces cualquier cuadro de Primera División depositaba $ 200 en la Asociación y se llevaba al jugador que quería. El club de primera era dueño y señor. Los jugadores no valían nada. Estábamos en la época de los esclavos. Venía un dirigente de primera y decía : Preciso aquel ganado y ¡ta! ponía 200 pesos y ¡zas! Al matadero. Ud. sin saberla , comerla , ni beberla, era jugador de..¿ Cómo es la canción? No podía ser. Y conmigo esas cosas no iban. Me rebelé y ¡chau! Me puse duro”
Acá aparece el caudillo. Ahí está en toda su dimensión el hombre tantas veces idealizado en la leyenda de su guapeza. Todavía no era nadie pero ya tenía la convicción suficiente para hacerse valer. Para hacerse respetar. Para negarse a un oscuro destino de oveja dentro del rebaño.
“Un día estaba en casa y viene un dirigente a decirme que ya era jugador de Wanderers.
¡Cóoooommooo! ¡ Qué vaya a jugar la Directiva de Deportivo Juventud! Si el pase costó 200 pesos , a mi me tienen que dar una suma igual. Yo era un negro caro. Entonces Wanderers se tiró al agua y aflojó la plata. Después vino lo lindo. Fui a practicar, cobré los doscientos mangos y armé flor de farra. Por aquel entonces yo vivía en la calle María Stagnero de Munar, en la Unión. Me hice el loco y con esa guita compré de todo. Pollo al horno, lechón, vino y ¡qué se yo cuántas cosas más! Me tomé un taxímetro y llegué a mi casa. Miré a la vieja y me dijo: ¿M hijo , que hiciste? Nada mamá. Firmé contrato para jugar al fútbol, me dieron $ 200 y empecé a gastar plata. La vieja no lo quería creer. Se fue a la comisaría a averiguar si había afanado a alguno. Y así empecé en Wanderers”
EL FUTBOL ES LIBERTAD Y …ORDEN
¿Fue su mejor época?
“Creo que sí. Fueron los primeros pasos. La época del lirismo. El tiempo donde uno se encuentra con unos cuantos maestros que le enseñan algunas cosas. Porque es mentira eso de que el fútbol no se enseña . Siempre hay secretos. Uno termina y siegue sin saber la mitad de las cosas. El fútbol es libertad e inspiración y además orden. Una sola cosa no camina . Ahora está todo mecanizado. Done va la barca va Bachicha. No pasa nada. Cero a cero.Yo le puede decir que antes los jugadores escuchábamos más a los directores técnicos que ahora. Y eso que antes no estaban tan promocionados. Pero los pibes llegábamos y queríamos saber cosas, aceptábamos consejos, escuchábamos a los mayores. Ahora la juventud anda a 200 km. por hora . Pasan a lado de uno como aviones a chorro y se creen que las saben todas ¡ Pobre de ellos!”
¿En su época se ganaba bien?
“No , pero a uno le gustaba. Ud. estaba conforme y los clubes eran una familia. Ahora son sociedades anónimas. Yo jugaba en Wanderers y Alfredo Viera me llevó a trabajar de portero a Impuestos Directos. Por eso le digo que ahora todo cambió. Fíjese que estando en Wanderers debuté en 1939 con la celeste en el Sudamericano de Perú, jugando ante Chile. ¿Sabe lo que era la celeste? Uno se ahogaba.Pesaban los recuerdos. Atrás estaba la gloria de Nasazzi y Lorenzo y no se podía perder. Un negrito chico como yo, que recién empezaba, escuchaba a los mayores hablar de la celeste y el pasado, y se me ponía la piel de gallina. Hoy, ¡uf! Mejor no hablemos…”
Y ahí está la gran identificación: Obdulio y la celeste. Pero él le quita trascendencia. Para Jacinto, como en el tango, la fama es puro cuento. Por eso, después de ponerse nostálgico con el recuerdo de su debut en la Selección, me entrevera los cables y me habla, sin saber porqué, de Buenos Aires…
“Estuve practicando en Bánfield. Me pasé una semana de turista y después me vine. Buenos Aires nunca me gustó. Era mucha ciudad para mí. Yo quería esta estancia…¿Sabe que jugué de centrefóbal? No andaba la delantera y en Wanderers me pusieron a mí. Hice tres goles en un partido y después volví a mi chacra. ¡Tás loco , capaz que se creían que tres goles se hacen todos los días! Y después me fui a Peñarol…”
SIEMPRE FUI MANYA
No hay caso. Me quiere desviar mi curiosidad por la celeste. Todo lo que sea intento de magnificar su importancia choca contra el muro resistente de un Obdulio impenetrable para quien la gloria no existe. Por ahora lo dejo. El lo quiere así…
“A Peñarol me llevó Luis Matta. ¡Que jugador! Yo no sabía nada que Peñarol me quería. Otra vez era la bolsa de papas. Habían hablado con todos menos conmigo. Me fui a ver a Fernández Gastelú, de Wanderers , y le dije ¿Cómo es la canción? Y Jacinto – me dijo él – ayer hicimos la última reunión por el pase y te vendimos.
Seguía siendo la bolsa de papas. Le dije que no podía ser, que quería ser persona y dejar de ser mercadería. Me fui a la sede de Peñarol, querían hablar conmigo y de pronto empezaron a poner plata arriba de una mesa. Me querían entusiasmar, ¿me entiende? Por favor, ¡qué me iba a entusiasmar con eso! …Tengan cuidado les dije, se les puede volar algún billete y después la culpa es mía. Uno siempre tiene que desconfiar. Capaz que salía de la sede, me denunciaban por llevarme algo y …¡adentro!
No concretamos nada. Al otro día me hablaron los dirigentes de Wanderers y me pidieron que firmara porque se arreglaban unos problemas que había con $ 16.000 y además Peñarol le daba tres o cuatro jugadores. Firmé. Arreglé bien con Peñarol y todavía encima los de Wanderers me regalaron $ 500 . Esa noche me tomé unas cuantas copas. Para festejar ¿sabe? Siempre me gustaron. Primero le dí al vino y despues agarré para cualquier lado. Ahí en Peñarol empezó otra época. Distinta a la de Wanderers . Me di cuenta lo que es un club grande. De entrada me dijeron o el laburo o el fútbol. Tenía que elegir. Largué Impuestos Indirectos y me quedé en Peñarol. Si fracasaba quedaba en la vía, pero en la vida siempre hay que arriesgar. Siempre fui hincha de Peñarol. Era manya”.
CAMPEON DEL MUNDO
Creo que este es el momento oportuno. Obdulio se rió bien fuerte; como nunca lo había hecho hasta ahora. Quiero que hable de la celeste. Del mito. De la leyenda. Y entonces le tiro la pregunta arriba de la mesa : ¿MARACANÁ?
“Uuuuuhhhh. ¡Maracaná! ¿Ud. sabe lo que es un Mundial? . Ud. debe ser como esos angelitos que se creen que un Mundial es una fiesta deportiva. ¡Son mentiras! ¡Es una guerra deportiva! Ahí hay que hacer lo que venga. Si Ud. puede jugar con un cuchillo en la cintura , agarre viaje. No se respeta nada. Si puede darle una patada en la cabeza a un contrario , no ande con miramientos, porque si no lo garronean y se la dan a Ud. Sería lindo que eso cambiara un poco. Pero es difícil . Todos quieren ganar y para ganar hay que hacer cualquier cosa. Es bravo. Muy bravo. Por eso ganamos nosotros. Porque en la final no nos achicamos. Para Uruguay , MARACANÁ fue como comprar una tira de lotería y sacar la grande. No le habíamos ganado a nadie y dimos el batacazo. Brasil había organizado todo para ellos . Tenían un equipo bárbaro. Le caminaron por arriba a todo el mundo, pero al final , primero nosotros”
¿Los dirigentes les dijeron a Uds. que con tres goles en contra estaban cumplidos?
“Bueno , yo qué sé, mire, repetir esa historia ahora… Eso hay que dejarlo un poquito en el olvido. Para no chocar…”
Los años desgastan. Jacinto no quiere chocar . Prefiere el silencio. Obdulio, ¿Algún dirigente se vino antes? “Tenían que cumplir sus cosas aquí. La gente dice que el Dr. De Gregorio se vino porque tenia miedo. No; se vino porque tenía que cumplir sus tareas aquí. Era Presidente de la Alta Corte de Justicia. Y la gente Ud. sabe como es. Siempre ve pelos en la leche”
Prende otro cigarrillo y sigue…”Los técnicos decían que jugábamos cuatro veces y ellos nos ganaban cuatro. Yo decía que no. Adentro de la cancha les dije que los de afuera eran de palo”
¿Por qué se puso la pelota debajo del brazo después del gol de Brasil?
“Muchos dice que por eso ganó Uruguay , pero no fue así. Habrá servido para algo, pero yo protestaba porque el gol de Brasil había sido orsai. Y entonces protesté y protesté. Pero yo no fui con la intención de enfriar el partido. No. Esos son todos grupos. Lo que sí hice para enfriar cuando era necesario y ganábamos dos a uno, fue tirarme en la cancha. Me hice el lesionado y cuando vino Juancito (Kirschberg) le grité : ¡no tengo nada Juan, decile a los japoneses que respiren. Esas cositas hay que hacerlas, siempre es bueno. Son cosas que uno aprende en la vida…”
¿Qué pasó después?
“Esa noche no durmió nadie. Los dirigentes nos habían prohibido salir del hotel. Después de comer le dije a don Américo (por Gil) que me iba, que quería tomar cerveza por ahí, que no iba a pasar nada. Me dijo , cuidate, y me dejó salir. Me fui a una cervecería de uno que se había hecho amigo de nosotros. Al rato llegaron como diez brasileños llorando. Decían , y ese Obdulio , y qué sé yo cuántas cosas más. Entonces pensé : a la fresca, negrito apróntate. No pasó nada. El dueño le dijo quién era yo y me abrazaban, lloraban y nos fuimos a recorrer Río. Flor de curda me agarré. Llegué al hotel y los muchachos estaban igual. La seguimos juntos hasta que no aguantamos más”
“DE SUIZA NO ME HABLE”
“Lo del 54 déjelo quieto. Los mismos jugadores hicieron problemas, se formaron grupos , camarillas y los dirigentes no ayudaron. ¡Marchamos!
Y entramos en la etapa gloriosa. Cuando Obdulio logra una total identificación con la camiseta celeste. Cuando la sola mención de Jacinto significaba el anuncio de una tarde victoriosa. Pero primero quiero que me hable de Suiza. De aquel 1954 cuando Uruguay pudo logra la Copa “Jules Rimet” en propiedad.
Me mira. Aparece el gran intuitivo y acepta el desafío .
¿Cómo fue Suiza?
“¡Qué balurdo fulero! Casi no voy. Otra vez los problemas los dirigentes que creían que todavía podían mandar sobre las personas. Antes no se hablaba de premios o cosas parecidas. Había que ir y ¡sanseacabó! Ahora es distinto. Antes de jugar pregunta, ¿cuánto hay? Y en esto le doy la razón a los jugadores actuales”.
Pero …¿Qué pasó en Suiza?
“Yo que sé. La cuestión es que perdimos. Los mismos jugadores hicimos problemas, se formaron grupos, camarillas, no se tomaron las cosas en serio, los dirigentes no ayudaron y ¡marchamos! Mejor no hablar”.
Todo en Obdulio parece simple. El está empeñado en hacerlo así. No quiere fama en su epitafio. Los versos de Antonio Machado le vienen a la perfección : “nunca perseguí la gloria, ni dejar en la memoria de los hombres mi canción…”
Así es Jacinto. Un Jacinto que no se siente caudillo , que no sabe lo que representa. Ya abandonamos el mate que quedó en un rincón junto con la caldera. Afuera el sol llega a su cumbre y marcha hacia el ocaso, y entonces se suelta su última reflexión…
“Yo no soy caudillo . A mi lo único que me gustaba era jugar al fútbol; mandar un poco; ordenar algo adentro de la cancha y nada más. Se nace para mandar. Eso no se aprende. Yo no represento nada. Todo lo que se diga son mentiras. Soy , una persona como cualquier otra y lo único que me queda es la satisfacción de haber cumplido. La gloria no existe. La gloria es tener amigos que a uno lo quieran. Con la fama no se vive. A la olla hay que meterle algo adentro”.
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JAVIER AMBROIS
De raza le venia el crack allá, en las callecitas ondulantes del Cerrito de la Victoria; con sus subidas y bajadas; portoncitos de madera y los más coquetos, como signo de distinción, de hierro; jardines al frente y el aire impregnado con el aroma de malvones y glicinas, crecieron los Ambrois. Y los Campaña. Todos fueron cracks. Quizás, algunos de ellos no trascendieron al mundo de la fama, siempre porque la mala suerte se cruzó en su camino y les impidió llegar a los titulares de los diarios. Pero en la zona, no quedó ninguno sin ser reconocido como una auténtica figura futbolera a la que había que ir a buscar porque “el domingo jugamos con los del otro barrio”. Precedido de esa fama, llegó al Parque Central el “Pingo” Ambrois . padre de Javier . Era un hombre excepcional. Pero no llegó a jugar nunca en Primera. Una práctica lo radió por completo de las actividades , debiendo dedicarse a su empleo en Aguas Corrientes – como se le llamaba entonces a la OSE - . Su tío , Saturno Campaña, incursionó por distintos equipos argentinos y por los clubes de Primera División, entre ellos Defensor y Cerro. Su otro tío, pese a su físico pequeño y regordete, que conspiraba contra su mejor éxito, fue figura consular dentro de los cuadros del barrio. Los Ambrois y los Campaña jugaron siempre al fútbol. Y lo hacían bien. Todos ellos. Sin excepción. El hermano de Javier , Héctor , sufrió primero la amputación de una mano en un accidente de trabajo, cuando apuntaba para eclipsar a Javier , y el más chico de los tres, Andrés , jugó en la Primera de Sud América – luego de pasar por las inferiores de Nacional - , conformando uno de los más brillantes equipos “naranjas” , retirándose por propia voluntad para dedicarse a sus ocupaciones.
GENIO Y TEMPERAMENTO
En esas callecitas del Cerrito crecieron los Ambrois y los Campaña. Así como poseían el maravilloso don de dominar todos los atributos del fútbol, así también eran de temperamentales. Todos eran conocidos. Por sus condiciones y por ser verdaderos “rasquetas” dentro de la cancha, aunque fuera de ella resultaran los amigos más leales, dueños de un buen humor permanente. Cuando vestían los atuendos deportivos, estaban siempre prontos para enojarse, para ponerse furiosos por la menor cosa. Ya sea porque no les daban la pelota cuando la pedían – y la pedían siempre – o porque un pase les salía mal. Javier Ambrois fue pronto una de las grandes estrellas del barrio. De pequeño juga en La Jornada, un equipo de chiquilines que apenas levantaba una cuarta del suelo – algo así como los baby de ahora- A los quince años ya estaba jugando en la reserva del Rayo del Plata ; al poco tiempo pasó al primer equipo. Formó ala con el “Cara Vieja” Olivera, un puntero derecho que llegó a la primera de River y cuando ya estaba para el estrellato , lo quebró otro chico de su misma edad en un partido con Peñarol y nunca más volvió. “Mataban” la pelota. El nombre de los dos trascendió a los barrios cercanos. De los lugares más alejados venían a verlos jugar en las canchitas de Juan Acosta y Chimborazo. Quedaban maravillados de las genialidades de los dos pequeños. Más de uno les habló para llevarlos a jugar en un equipo de Primera División. A todos les dijeron que no. Y cuando recurrián al padre de Ambrois “El Pingo” siempre replicaba lo mismo… Si el “nene” juega en algún club grande, tendrá que ser Nacional . En ningún otro va a jugar.
EN EL VIEJO PARQUE CENTRAL
Una mañana cayó el “Pingo” por el Parque Central con sus dos hijos tomados de la mano , Javier y Andrés. Aún está vivo ese momento en el recuerdo de algunos dirigentes :
- Les traigo a mis hijos para que los prueben. Allá en el Cerrito dicen que son buenos… No hubo problemas con Javier, y poco más tarde, Andrés siguió el mismo camino. Apenas Javier practicó lo llevaron a la Asociación. Y quedó fichado. Para siempre. No pasó mucho tiempo sin que se convirtiera en el ídolo de la Cuarta Especial. De allí pasó, casi inmediatamente a Tercera. Tenía apenas 16 años. Al año siguiente ya estaba en el plantel superior – en ese entonces existían las Reservas – aunque seguía jugando en Tercera División. A principios de 1950 , como buen “rasqueta” lo expulsaron de la cancha en un encuentro de las inferiores y lo suspendieron. Tuvo líos con los dirigentes, que le reprocharon su actitud y no volvió al Parque Central a practicar. Tuvieron que ir a buscarlo a su casa porque no quería volver. Y fue necesario que le hablaran al “Pingo” para que éste lo convenciera que siguiera el entrenamiento.
- Señor Ambrois, usted tiene que convencer a su hijo para que vuelva a los planteles.
- ¿Por qué? ¿Yo qué tengo que ver?
- Usted sabe …Todavía es menor …Nosotros lo comprendemos, pero no hay quien lo convenza para que retorne. Tiene todas las posibilidades para triunfar.
- Pero esa es una decisión que tomó por si mismo .. Yo no puedo hacerlo cambiar.
- Basta que usted le hable. Fijese que Enrique Fernández – el técnico por ese tiempo- tiene el propósito de incluirlo en la Primera. Y nosotros lo necesitamos.
El “Pingo” lo pensó un poco.
- Está bien – replicó - , sólo les pido que me den tiempo para ver lo que puedo hacer.
Padre e hijo conversaron como lo hacían siempre, en la mesa familiar, ante la atenta mirada de la madre. Y Javier fue convencido para que volviera al Parque Central.
UN DEBUT TRIUNFAL
Tenía exactamente 18 años. Era el 19 de noviembre de 1950. Jugaron en el Estadio, Nacional y Bella Vista. Los albos se encontraban cuatro puntos detrás en la tabla de posiciones del Campeonato Uruguayo. En el primer equipo tricolor apareció Javier Ambrois. El mechón de pelo rubio caído sobre la frente. No le impresionó la grandeza del Estadio, ni los gritos de la hinchada. A los cinco minutos se había metido dentro del partido . Ya se sentía como en las grandes trenzadas del barrio. Primero, la camiseta por afuera del pantalón ; después las medias caídas sobre los zapatos. Ponía en la cancha, en cada esfuerzo, toda la viveza del campito y la fuerza de su juventud; ponía el alma en cada jugada. Cerebral por un lado y temperamental por el otro. Todo ciencia en un momento y poco despues todo fiereza. Sentía, vivía el partido. Intensamente. Y no era con la fuerza del que quiere ganarse el puesto, sino con el deseo simple y llano de ganar. Aquella tarde, Nacional se impuso por tres goles a cero e iniciaba una carrera detrás de Peñarol , que iba a culminar un mes más tarde, el 24 de diciembre, al clasificarse Campeón Uruguayo. A partir de entonces, Ambrois comenzó a vivir más intensamente la casaquilla de sus amores. Si hasta ese instante había sido hincha, ahora se convirtió en un apasionado fanático que sólo sabía de triunfos. No quería derrotas. El sólo quería ganar. Ganar siempre. A cualquier precio, a cualquier costo.
GENIO Y FIGURA
Su figura fue típica y se convirtió en clásica en todas las canchas donde pisara. Llevaba metido dentro de si al “reo” del Cerrito de la Victoria. Nada ni nadie podía hacerlo cambiar. Ni las glorias, ni la fama, ni la admiración de la hinchada que pronto lo tuvo por ídolo. Genio y figura , con su “ondita” de pelo rubio cayendo sobre la frente; su rostro de barbilla cuadrada y ojos claros donde brillaba la entereza y la decisión; la blusa alba fuera de los pantalones y las medias caídas sobre los zapatos; las piernas desnudas al aire, sin canilleras, corría y gritaba; gesticulaba y protestaba, convirtiéndose en dueño y señor de sus compañeros y del propio hincha que lo admiraba. Aunque parezca increíble, lo hacía todo bien. Todo alma y corazón; entrega y valentía ; ciencia y habilidad. Festejaba cada gol como si fuera el primero. Y no le importaba si era contra el rival de todas las épocas o el “chumbito”. Para él, era el gol la concreción de todos sus sueños, de todos sus afanes. La concreción de todo el trabajo suyo y de sus compañeros. De ahí que los gritara como si en el grito le fuera la propia vida . Aquel debut de Ambrois en Nacional le cambió la “cara” al equipo. Jugador talentoso y vehemente ; habilidoso y de pierna fuerte; creador y luchador, amalgamó una serie de virtudes excepcionales. Dio confianza a sus compañeros; les inyectó fe, optimismo, porque él mismo era todo fe y optimismo. No quería perder nunca. Y siempre tenía la seguridad de que iba a ganar. De ahí que no sólo descontara los cuatro puntos que le llevaba el rival , sino que también lograran derrotarlo en la instancia decisiva, accediendo al primer puesto y al primer Campeonato Uruguayo de Javier Ambrois.
EL MUNDIAL DEL 54
Sus notables condiciones hicieron que fuera designado para integrar la embajada uruguaya que concurría al Campeonato Mundial del 54 realizado en Suiza. Iba como titular indiscutido y participó de casi todos los partidos del magno certamen. Muchos recuerdan la campaña celeste como la ultima que reflejara honor para el país, a pesar de la excelente clasificación lograda posteriormente en México. Uruguay llegó a las semifinales luego de partidos estupendos , donde mostrara toda la gama de recursos del futbol rioplatense y el tesón , el empeño y el coraje que caracterizó a nuestro futbol . Uruguay llegó a las semifinales luego de ganar su serie y dar fe a lo que decimos en un encuentro realmente inolvidable con Inglaterra. Los “inventores” del fútbol lo tuvieron todo para ganar. Al promediar el primer tiempo, Obdulio Varela quedó para siempre lesionado en mitad del campo. En una sola pierna se mantuvo en pie, casi sin poder caminar, pero dando el ejemplo a sus compañeros. Ibamos perdiendo dos a uno. El Pepe Schiaffino pasó a ocupar la plaza del “Negro Jefe” y allí se gestó una victoria realmente impresionante, que dejó a todo el mundo con la boca abierta. Basado en una trilogía realmente incomparable: Schiaffino, Míguez, Ambrois. Uruguay no sólo logró remontar el score que le era adverso , sino que además logró otros tres goles que habrían de darle el triunfo por score olímpico de cuatro a do. Fue una tarde inolvidable. Una de esas tardes que se recuerdan con verdadero cariño y que el tiempo convierte en hazañas inolvidables, que jalona y jerarquizan un fútbol.
FUTBOL BRASILEÑO
La vida cambia. Los hombres también. Los temperamentales y vehementes, como lo fue Javier Ambrois, encuentran siempre resistencia entre quienes no los comprenden. Su genio , su personalidad, pueden más que ellos mismos. Las autoridades de los clubes se renuevan y aquellas figuras que están muy adentradas en el corazón de la hinchada, pero que son rebeldes por naturaleza, terminan molestando o pisándole los pies a alguien. Así pasó con Ambrois. Figura básica y consular del equipo, sus respuestas irónicas en ocasiones, fuertes en otras; su falta de tacto en el diálogo, incidieron para que Nacional decidiera desprenderse de él. Previamente, en un partido excepcional , se había constituido en el hombre de la cancha, frente a Palmeiras, al que Nacional batiera por un gol a cero, con un notable golazo de Ambrois. Una pelota que llegaba desde la izquierda luego de hacer un pase excepcional , le permitió con un formidable boleo, decretar la caída del arco brasileño, permitiendo así la imposición alba. Ese partido despertó la codicia de los brasileños y poco después un emisario de Fluminense iniciaba gestiones para incorporarlo a sus filas . Hubo acuerdo entre los dirigentes. Pero no la había con Ambrois, que quería seguir su campaña en Montevideo. Hubo cabildeos, entrevistas , ofrecimientos y finalmente quedó concretado su pase en préstamo para la entidad carioca. Nacional recibía a cambio , un golero , Velhudo y una cierta cantidad de dinero. Poco después, Ambrois se convertía también en estrella en la capital norteña, alternando su trabajo con otro insider de fama internacional : Didí . Fluminense se convirtió en atracción de la “torcida” , logrando el uruguayito despertar la admiración de todos.
OTRA VEZ CAMPEON URUGUAYO
A fines del año 55 vuelve Ambrois al Uruguay. No se adapta a la forma de vida brasileña. Ni le gusta estar lejos de los suyos durante mucho tiempo. No escuchó las ofertas de otras instituciones. El tenía un solo amor y a él quería volver. Desechó ofertas ventajosas sólo para retornar a su club querido que otra vez, como en el 50, lo necesitaba para levantar el ánimo y el equipo. Y al año siguiente vuelve Ambrois a clasificarse Campeón Uruguayo. Era así. Increiblemente así. Amaba con todas las fuerzas de su corazón. Era hincha de Nacional y ni quería sentir hablar de Peñarol. No vacilaba en decirlo. Era leal consigo mismo. No vacilaba en manifestar sus simpatías, como no vacilaba en manifestar sus pensamientos , por mas que lastimara a alguien. Su franqueza era excepcional. Era un hombre sin pelos en la lengua para manifestar lo que creía como justo, real y verdadero. De ahí que pasara por el fútbol y por la vida, cosechando amigos. Era valiente por encima de todo. Agresivo por naturaleza. Franco a carta cabal. Ese fue, el de 1956 el último que habría de darles las mieles del triunfos, también en tierras extrañas.
UN FIN DEMASIADO RAPIDO
Cuatro años más tarde, a fines del 60, Ambrois resuelve retornar junto a los suyos. Cuatro años es demasiado tiempo para pasarlo lejos de los seres queridos y por más que se está a un paso, no es lo mismo ir todas las tardes a ver al “Viejo Pingo” , que viajar especialmente en avión solo para tener que partir al dia siguiente. Ambrois ha cumplido, además , su ciclo en Boca y ya no le importa el dinero, y si el volver a la patria. Nacional no parece muy interesado en alcanzar su concurso. Y Defensor, por intermedio de Don Luis Franzini , se interesa por él. Allá viaja el presidente violeta para conocer las pretensiones del crack uruguayo.
-Te vengo a buscar para Defensor… Nos interesa sobremanera que vayas a jugar con nosotros.
Pero , Don Luis … Yo estoy bien acá en Boca…. Yo estoy bien acá en Boca… Tengo que saber si Nacional no me necesita primero.
-Ya hablé con los dirigentes…Tenés que venir con nosotros. Te necesitamos. No muy convencido, Ambrois pregunta en qué condiciones.
- Bueno…Nosotros no tenemos mucho dinero….Te ofrezco un poco de efectivo y un empleo.
-Déjeme pensarlo un poco.
Ambrois lo pensó y se decidió.
-Está bien , Don Luis…¿Dónde será el empleo…?
-En OSE …¿ Te parece bien…?
-De acuerdo.
Así volvió “Patesko” Ambrois al Uruguay. Durante dos años integró el equipo titular violeta. Fueron sus dos últimos de futbol.
(Fuente Fasciculo No.51 ESTRELLAS DEPORTIVAS Escribe Estrella Crosta)
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HECTOR “CHOLO” DEMARCO
NACIDO PARA CAMPEON
Ciudad de París y San Marino. Un barrio manso, apacible. Una casa confortable, cómoda. Con jardín y amplio fondo. Con una churrasquera espléndida, y un rincón techado, ideal para darle al asado. Allí, en ese intimo rincón, una serie de fotos, en las que el dueño de casa aparece en todas. En distintas edades, con distintas camisetas, siempre con la ropa de fajina. Pantalón corto y una violeta al pecho, o una celeste, o una color guindo o una blanca o una aurinegra. Y allí, entre todas las fotos, encuadradas prolijamente, un diploma. Un diploma con el que la AUF testimonió su homenaje hacia el dueño de casa, allá por el año 1954.
Claro , porque el propietario de esta finca, no es un tipo común, aunque lo sea por supuesto. Es decir, es un tipo distinto, diferente al resto. Es alguien que ha llegado a destacarse en algo. Alguien que ha sobresalido en determinada actividad. Que ha logrado ser famoso. Que ha firmado autógrafos. Que ha posado miles de veces para los reporteros gráficos. Que ha trasladado sus conocimientos a Europa, en una época muy difícil, en la que el viejo continente, apuntaba justo en materia de fútbol, sin tirar un tiro al aire como suele suceder ahora. No, no le quite importancia Cholo. Comprendo que no esté para el “autobombo” – como nunca lo estuvo- pero lo suyo tuvo marcada relevancia. Acá y allá con la viola de los “tuertos” o la celeste de la patria. La de los chiquilines y la de los mayores. Con la color guindo del Bologna o la blanca de Lanerossi de Vicenza. Ciudad de París y San Marino. El diálogo abierto, la risa franca, la modestia, el concepto justo, medido, la bronca a las injusticias, el recuerdo exacto del dueño de casa , de ese personaje del fútbol, que por esas cosas, sólo en un par de amistosos vistió la camiseta de un grande, pese a la puja que se sostenía en cada período de pedidos de pase. Afuera , la soledad absoluta, el azabache de la noche. Adentro, la calidez humana del Cholo del Fútbol. Del dueño de casa. De Héctor Luis Oscar Demarco Garola.
22 AÑOS DE FÚTBOL
El Cholo Demarco casado con Nair Crócamo , 4 hijos, Mónica, italiana , Jorge , Sergio y Marcelo , nació en Montevideo, en Avda.Italia y Larrañaga el 30 de mayo de 1936. Fue a la escuela Austria, allí cerquita y desde chico anduvo atrás de una pelota. Como todos los botijas de esa generación. A la edad que importaba más pegarle bien con el empeine o meter los tapones sobre la redonda para pisarla y para tenerla , que resolver una ecuación de entrada , o “embocar” geográficamente donde estaba tal o cual ciudad. El Cholo se crió ahí. Con los amigos de la escuela Austria. Con el apoyo de la muchachada de la esquina, que veía en aquel gurí tremendas condiciones para el fútbol. Y se vistió con la del Titanio, cuando era muy chico. Junto a Willy Píriz y Siegfred Khun. Allí estaba Antonio Píriz, primo de “Guitarra” , algo así como un padre para Demarco. Después defendió al Premier , y con el Continetal de Avda. Italia y Veracierto, salió campeón de la liga El Diario, el certamen amateur más importante de la época.
LLEGA A DEFENSOR
Juan Emilio Píriz , ni corto ni perezoso, lo fichó para Defensor en el año 1949 , cuando recién tenía 13 años. Seguramente la idea de “Guitarra” fue “engancharlo” , que sabía que tenía que pasar unos años alcanzando la pelota. Pero eran tantas las condiciones de ese muchacho, que había que retenerlo para los violetas. En el 50, Defensor estuvo en la “B” y Demarco siguió esperando. Debutó oficialmente en el año 1951 , defendiendo a la cuarta, junto a Willy Píriz y Pepe Sasía, entre otros, clasificándose campeones de la divisional. En el año 1952 alternó entre la tercera y la tercera especial, para pegar el ansiado salto a primera en el año 1953 . Pero, por jugar un partido de barrio, un sábado Bagnulo lo sacó del plantel. Luego de un tiempo en el que no quería saber de nada, vuelve a las prácticas en el Parque Rodó, y gana nuevamente la titularidad. El primer partido - ante Wanderers – Defensor gana 3 a 1 , y el Cholo juega junto al Mono Gambetta y Mandrake Castro. Hasta el año 1959 continúa con la titularidad absoluta de la número 8 violeta, haciendo la recordada dupla Demarco-Sasía.
DOS GOLES EN PEÑAROL
En 1958 Demarco tiene un fugaz pasaje con la aurinegra de Peñarol. En efecto, llamado por Hugo Bagnulo que en ese entonces era técnico de los de la calle Maldonado, el Cholo cambia la clásica violeta por la rayada mirasol. Juega ante Sol de América, equipo paraguayo, al que Peñarol derrota por 2 a 1 , convirtiendo el gol del triunfo Héctor Demarco. Posteriormente se produce la llegada del afamado Milán con la presencia del Pepe Schiaffino, Cucchiaroni y varios cracks de la selección italiana. Nuevamente la victoria corresponde a los aurinegros, quienes golean al Milán 4 a 1 , convirtiendo el cuarto gol Demarco con formidable disparo de 30 metros. A raíz de ello, Peñarol acentuó su interés por contratarlo, pero las exigencias de los directivos violetas impidieron la transferencia.
PASA AL FUTBOL ITALIANO
Luego de su enojo por no haber pasado a Peñarol – y posteriormente a River argentino- y cuando se encontraba sin practicar surgió la posibilidad de ir al fútbol italiano. En esa época , tallaban en la península muy pocos jugadores uruguayos, eso sí, todos de real valía , como Schiaffino, Abbadie, Ghiggia o Leopardi. “Defendí al Bologna hasta el año 1964. Habíamos quedado con la gente bolognesa que si hacíamos un buen año, me venía. Mientras estuve en Italia, Cataldi debe haber ido cuatro o cinco veces a buscarme. Pero el mercado de allá era muy distinto, y Peñarol no podía pagar lo que pedían”. “Regresé a Montevideo cuando mi señora espera el segundo hijo. Estuve un tiempo acá, pero no me mandaban el pase, hasta que un día , llegó un cable por el que se me informaba que me había vendido al Lanerossi de Vicenza al que defendí por espacio de cuatro años” “Recuerdo con mucho cariño mi temporada en el Lanerossi, especialmente la de 1966, cuando nos clasificamos cuartos, sin perder ningún partido como locales. Teníamos un centro forward brasileño – Vinicios- que hizo 36 goles, clasificándose goleador del torneo. El ultimo partido lo jugamos contra el Inter en nuestra casa, ganando 2 a 0. La hinchada nos hizo dar la vuelta Olímpica” “ Mi hija mayor empezaba los estudios y creí haber cumplido mi ciclo en el fútbol italiano. En el año 1968 emprendí el retorno”.
OTRA VEZ LA VIOLA
El Capitán de Navío Julio César Franzini le propone a su regreso, enrolarse nuevamente al club de su vida. Aprovechando la experiencia adquirida a través de varios años de fútbol en Italia, se le ubica como marcador lateral derecho, debutando ante Peñarol, con quien empatan 1 a 1 luego de mantener durante noventa minutos un duelo de “hacha y hacha” más bien que de hacha y tiza con Juan Joya. “Yo soy muy amigo de Juan, pero , realmente tenía miedo que me pintara la cara” , confesaría en la entrevista el Cholo. Su carrera de jugador finaliza en Defensor – no podía ser de otra manera- cuando jugaba nuevamente de “8” en el año 1970. Posteriormente hubo un ofrecimiento de Sasía para que le “diera una mano” y ayudara a Rampla que estaba en la “B”. Pero no surgió el acuerdo económico y decidió colgar definitivamente los botines.
“Mire , los últimos partidos se constituían en un verdadero sacrificio. Tenía un sobrehueso y debía infiltrarme antes de cada encuentro. Los domingos de noche y los lunes, prácticamente no podía caminar” Sin dudas, una dilatada carrera, signada por el éxito, desde su aparición en los juveniles, continuando su pasaje en el fútbol italiano, para culminar volcando su experiencia otra vez en nuestro medio.
MI MAYOR EMOCION
En marzo de 1954 recibí una de las emociones mas grandes de mi vida, si no la más grande. Fue cuando nos clasificamos campeones del primer juvenil , en Venezuela. Me acuerdo que no nos quería dejar utilizar la celeste. Porque Uruguay, en ese momento era campeón del mundo, y varios dirigentes temían que pudiéramos “deshonrarla”. Querían hacernos jugar con una roja. Mediante la firme posición de aquel gran dirigente que fue Pedro Buscio Caballero, logramos jugar con la gloriosa casaquilla, defenderla con los dientes, y decirle a América que no sólo a nivel de mayores, sino también en juveniles, el mejor fútbol estaba acá. De la constitución del equipo no me olvido más. Iba con Sosa, Marichal y Claro, Walter Davoine, Ramos y Rodríguez Andrade; Ramón Cruz, yo , Laitano, Guaglianone y Escalada o Mónaco. También alternaba Pedersen en el ataque. Partido a partido nos fuimos superando, hasta lograr una clasificación inobjetable. El recibimiento que se nos tributó fue de película. El aeropuerto estaba repleto. Por Avenida Italia no se podía caminar y las banderas flameaban por todas partes. ¡8 de Julio era un infierno. Cinco cuadras antes de llegar a la AUF , que era nuestro destino, fuimos prácticamente arrancados de la bañadera para transportarnos en andas. Si , realmente fue inolvidable. No tengo dudas que fue la alegría más grande que tuve en mi carrera de deportista.
HISTORICA GOLEADA A PEÑAROL
“De aquel partido que le ganamos a Peñarol 5 a 1 , no me olvido más. La verdad es que Defensor anduvo muy bien ese año, obteniendo la Copa Artigas y posteriormente el Cuadrangular, que se jugaba entre los cuatro clasificados primeros en el Uruguayo del año anterior. De entrada me di cuenta que esa tarde nos saldrían todas. Y así fue nomás. No sólo le ganamos a Peñarol con comodidad, sino que, le puede decir que lo “bailamos”. Son de esas tardes que todo el equipo funciona a la perfección” Me Acuerdo que el último gol , sobre la Amsterdam, fue prácticamente un poema. Lo culminó Ferrés, jopeando la pelota dos veces consecutivas a aquel golero argentino, Adamo”. A propósito de Adamo , y de ese partido, hace unos meses Tito Goncálvez comentaba en Los Aromos en rueda en la que estaba este cronista, el tercer gol convertido por Willy Píriz. La jugada se inició sobre la Olímpica , y el puntero de Defensor, desde el ángulo con la Colombes intentó levantar un centro. La pelota hizo una comba rara, y se coló junto al primer palo de Adamo. Y aquí está la anécdota que comentaba el Tito. Adamo se agarró del palo y la fue a buscar afuera, mientras el Sanforizado- que eran los botijas alcanza-pelota- le decía a Adamo , está adentro , está adentro. “Si, realmente , ya le digo, ese día nos salían todas. Defensor parecía una máquina”.
(Fuente Fascículo ESTRELLAS DEPORTIVAS – No.73 escribe Julio Decaux autor de la nota Año 1979)
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AGUSTIN PRADO
Quince años de intensa vida profesional, y una trayectoria futbolística para el mejor de los recuerdos, fue la que Agustín Prado desarrolló a su paso por escenarios de nuestro país, Argentina, Chile y Brasil, distinguiéndose siempre con su juego elegante, de alta técnica que para los cronistas de la época – a fines de la década del treinta y hasta mediados de la del cuarenta – lo emparentó con el legendario “Japonés” Manuel Varela. Nacido el 5 de agosto de 1915, en el Reducto, los potreros de esa barriada lo vieron hacer sus primeros pininos futboleros alternando en equipos como el “Borneo” y “Universal” , de mucha fama en aquel tiempo en los bravíos entreveros de barrio contra barrio. El “Dryco” lo contó brevemente en sus filas, y en 1933 debutó en la reserva de Bella Vista, para casi de inmediato ascender al primero. Con los papales estuvo hasta 1937, y ese mismo año jugó también en el Dryco en préstamo, aunque retornó a su equipo. Al año siguiente se produce su transferencia a Peñarol, donde jugó hasta 1946, clasificándose campeón del uruguayo en 1938, 1944 y 1945. Un año después jugó en Rampla Juniors, cerrando su campaña en Colón en 1948, contra la mística del barrio que siempre llevó en lo más profundo del corazón. Internacionalmente, Prado tuvo participación en numerosos cotejos (Campeonatos Sudamericanos, Copas Río Branco y los tradicionales enfrentamientos entre combinados uruguayos y argentinos) , destacándose de manera especial en el Sudamericano de 1945 , disputado en Chile, dónde la crítica tejió merecidos elogios sobre sus performances. Retirado del trajín profesional, jugó en el equipo de la Mutual Uruguaya de Futbolers Profesionales y en los veteranos de Peñarol, y puede decirse que nunca dejó el fútbol del todo, ya que siguió palpitando con todas sus manifestaciones. “Arte sutil, estética y lujo del movimiento” dijo una vez un periodista para definir el estilo de Prado, y en esa definición se encierra la técnica que maravilló en la década del cuarenta, dejando imborrables recuerdos en todos los gustadores de las mejores manifestaciones del más popular de los deportes.
Un clásico de 150 minutos y el fin del “quinquenio”.
El recuerdo de los clásicos, es un capítulo impostergable en la trayectoria futbolística de Prado , y entre todos ellos, tiene especial evocación para el que se disputó el 10 de diciembre de 1944 , por la final del Torneo Uruguayo. Hubo motivos más que valederos para que ese enfrentamiento pasara a la historia, tal como lo recrea Agustín Prado:
“imposible olvidarme de ese clásico, ya que se definía la Copa Uruguaya de 1944, y jugamos ante cincuenta y cinco mil personas, con el arbitraje de Manuel Domínguez. Fue un partido disputadísimo, de renovada emoción, y recuerdo que formamos con Máspoli, yo a la derecha , y Possamai, Couituri , Obdulio y Prais , Ortíz , Gelpi , Bovio , Pino y Vidal . Nacional, a su vez lo hizo con Paz, Pini y Arrascaeta, General Viana, Rodolfo Pini y Gambetta, Castro, Ciocca, Atilio, Porta y Zapirain. Los noventa minutos reglamentarios terminaron en empate sin apertura del score, y al jugarse una hora complementaria, se mantuvo el cero a cero. A pesar de lo intenso del match, habían transcurrido ciento cincuenta minutos sin goles y debió disputarse otro encuentro, el 17 del mismo mes. En esa ocasión vencimos 3 a 2 , y la vuelta olímpica festejando el título de campeones del Uruguayo tuvo un sabor muy especial , ya que con esa conquista se ponía fin a la seguidilla de cinco títulos consecutivos por parte del rival de todas las horas. El quinquenio albo llegaba a su fin, y nuestra hinchada estallaba de júbilo en las tribunas.
“Lo de Héctor Scarone estuvo más allá de todo asombro…”
“Cada vez que me pidieron una definición sobre Héctor Scarone, preferí quedarme pensativo, y luego dejarle ese trabajo a otro, ya que calificar el juego de aquel fenómeno es algo que supera todas las posibilidades…”
Prado se expresa con firmeza al aludir al legendario “Rasquetita” – para muchos el mejor jugador del mundo en todas las épocas – y enfatiza en el sentido de que Scarone fue un hombre que rompió todos los moldes y todos los esquemas; algo así como un milagro dentro de los límites de la cancha de fútbol, que por eso resiste una definición formal:
-“Tuve oportunidad de enfrentarme a él, en 1934, defendiendo a Bella Vista, y cuando la delantera de Nacional la integraban nada menos que Labraga, Scarone, “El Manco” Castro, Enrique Fernández e Ithurbide. Aquello era de locura, realmente, y de Scarone guardo un recuerdo inolvidable. Hay que tener en cuenta que ya era un veterano y jugaba sus últimos partidos, y sin embargo verlo en acción era un lujo, algo asombroso, como para no olvidarlo jamás. Procuraba no correr mucho, pero cuando se proyectaba hacia el área – y lo hacía viniendo desde atrás, en lo que ahora se llama medio campo - enfilaba derechito, con amague magistral. Era increíble la precisión que tenía en el tiro, y no exageraban quienes dicen – por haberlo visto jugar – que Scarone colocaba la pelota donde se le ocurriese. Así era, en efecto, y sólo viéndolo podría creerse. Al haberlo enfrentado en una cancha, siempre pensé lo que debió haber sido ese mago de la pelota en su plenitud física como a vía de ejemplo en las Olimpiadas de Colombes y de Ámsterdam, en que asombró al mundo. Tuve el orgullo de jugar contra él y a pesar de que estaba ya al final de su carrera puedo decir que lo de Scarone está más allá de todo elogio y valoración. Sencillamente milagroso, diría yo…”
(Fuente ESTRELLAS DEPORTIVAS – Fascículo 53 – Escribe NELSON DOMÍNGUEZ)
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VICTOR ESPARRAGO
Víctor nació en pueblo Peñarol, el 6 de octubre de 1944. En su momento fue el menor de sus hermanos – eran 5 – pero luego vino “otra tanda” y está allí, en medio de siete hijos de una familia de trabajo, formada en una casa modesta de la calle Pasteur. Eran “de Peñarol” , fundamentalmente el padre y en honor a la villa de afincamiento , Víctor conoció obviamente el fútbol en la niñez de su zona, su barriada, amasando junto a la de trapo las ilusiones mayores. Que comenzaron apuntar hacia Sayago , donde mandaba Racing con el fútbol en serio. Tal vez por allí, justamente tenía verde su casaca, floreciera su esperanza…
…PERO FUE DANUBIO
Sin embargo, Carlos – hermano mayor – y él , leyeron que Danubio citaba aspirantes, anotándose en el club chico que justamente entonces daba el ejemplo de levantar un estadio grande. Víctor jugó de 8 y quedó enrolado. Modestamente piensa aún hoy que quedó por razones de edad. La familia numerosa más bien necesitaba gente ocupada en trabajo y no en esperanzas. Jugar en las inferiores de un club distante, más bien ocasionaba gastos. También se perdía tiempo y no era lo mismo ir con Carlos, su hermano, que ir solo. No duró mucho en Danubio. Al mismo tiempo siguió estudiando. Claro que la pasión futbolera no iba a cortarse por eso. A fines de 1960 se acercó a Cerro. Ya tenía experiencia y su polifuncionalidad innata aumentaba sus posibilidades de enganche. Cerro era dirigido por José Minella, técnico argentino – brillante ex jugador – que lo hizo debutar de inmediato casi en Primera, en ala con Ruben Coccinello… ahora habría dinero… Víctor , luego de Primaria , había hecho el curso de tornero mecánico en UTU . Había comenzado a trabajar en una fundición y en esos momentos estaba empleado en una metalúrgica. Justamente cuando parecía abrirse su camino deportivo, se cerraba su posibilidad de trabajo. En la metalúrgica hacia horario continuo y el patrón no lo dejaba salir a entrenar. Cerro le resolvió el asunto , ingresó en AFE , trabajando en la sección encomiendas. Todo porque en los clubes chicos había siempre problemas económicos y no era seguro contar con los pagos. En una familia numerosa, el porte de todos era de orden.
NADA MAS QUE FUTBOL
Su carrera deportiva en Cerro avanzó rápidamente. El “Spárrago” que daban los diarios comenzó a salir correctamente escrito. Al menos se preocupaban por conocerlo. Ondino Viera, a la sazón técnico de Cerro, también se ocupó de su suerte. En AFE cumplía funciones en la sección encomiendas, en un momento de 4.30 a 12.30 y otras veces de noche, de 22 a 6 de la mañana. Así era imposible entrenar con provecho. Ondino Viera le sugirió que pidiese licencia sin sueldo por tres meses y probase vivir definitivamente de fútbol. Así lo hizo. Primero tres meses, luego 3 más, así hasta los 18 meses, en los que abandonó y pasó a dedicarse absoluta y exclusivamente al fútbol. Ya estaba en Primera División. Lo de AFE era poco dinero pero seguro… pero podía ser mucho. En algún momento de la vida todos somos llamados a optar por algo trascendente. Así lo hizo Espárrago. Era 1965 y todavía no tenía 21 años de edad. Recuerda que Horacio Trocche le ayudó mucho: “Vení pibe; si querés andar bien, entrenate acá conmigo…” Y se quedaban luego de los entrenamientos trabajando en fundamentos técnicos y diversos aspectos físicos. El camino del fútbol comenzaba en serio.
CERRO Y LA SELECCIÓN
Desde 1962 al 65 , Víctor Espárrago jugó en la primera de Cerro. En setiembre de 1965 , muy cerca de sus 21 años , fue llamado a defender la celeste por Juancito López. Uruguay fue invitado a la inauguración del Magalhaes Pinto (“Mineirao”) de Belo Horizonte, en partido contra Palmeiras , éste representando a la CBD. Taibo , entonces en Wanderers , Manicera y Luis Varela ; Cincunegui , Raúl Nuñez , el de Fénix y Caetano , Horacio Franco , el “chino” Salvá, que estaba en Danubio, Sergio Silva , el “Vlayo” Duksas, entonces danubiano , y Espárrago. Perdieron los uruguayos 3 a 0 ante aquella máquina verde de Adhemir da Guía , Tupanzinho y Djalma Santos. Pero el paso estaba dado. Volvió a ser citado en diciembre , cuando nos visitó la Unión Soviética (nos ganaron 3 a 1 ) , ya con un equipo más representativo : Emilio Alvares , Tito Goncalvez , Rocha , Mariolo Bergara … Justamente con Bergara formó Espárrago el ala izquierda en su segundo partido internacional, nuevamente de número 11. Ese encuentro fue en diciembre. El 18 de enero de 1966 , por el Torneo Cuadrangular del 65 , Víctor Espárrago vistió por última vez la albiceleste de Cerro contra Nacional. Fue en el estadio Centenario y ese día ganó Cerro por 3 a 0
EN EL CLUB NACIONAL
El padre de Espárrago era de Peñarol. Al anunciarse el pase de Víctor a Nacional fuimos a su casa – vivían por la Comercial en ese tiempo – a tomar impresiones personales y fotografías sobre su pase. Recordamos una foto de Oscar Míguez, que estaba entre material de primera vista en una admiración no disimulada. Pero era el hijo que encontraba su camino por la puerta grande del fútbol. “ Este va a ser un fenómeno con la blanca …” Tal la primera reacción paterna ante el paso trascendente del hijo en la carrera como futbolista. Debutó en Nacional el 26 de marzo de 1966 , en el Parque Rivero ante La Luz, partido que empataron 1 a 1 , jugando con la casaca número 10 . Sus compañeros : Jorge Paz , Ancheta , “Cacho” Blanco , Agapito Rivero , Juan Duarte , Mujica , Pedro Álvarez , Oyarbide, Maldonado , Urruzmendi . Pocos partidos y a la selección ya trabajando para el Mundial de Inglaterra. Debutó por la copa Libertadores (de 1966) en Santiago, contra Universidad Católica , jugando de 5. Su primer clásico lo jugo de 7 , por esa misma Libertadores (perdieron 3 a 0 ) . El primer gol para Nacional lo anotó en el Parque Central a Washington Moglia, de La Luz , el 28 de abril y jugando en la punta izquierda. Pero el poli funcional se fue para Europa. Ondino Viera el técnico uruguayo , lo conocía muy bien de Cerro y confiaba obviamente en Espárrago. Jugó cuatro partidos de la gira previa, pero no salió a la cancha en ningún encuentro por la Copa del Mundo de 1966. Luego de la aventura de Londres y Sheffield, vivida desde el banco , sus esfuerzos se dirigían hacia Nacional a pleno.
(Fuente ESTRELLAS DEPORTIVAS – Fascículo 155 – Escribe EDUARDO GUTIÉRREZ CORTINAS)
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LEANDRO GOMEZ HARLEY
Nació en Montevideo el 21 de marzo de 1902. Falleció en Montevideo a los 77 años de edad. Fue empleado del Jockey Club de Montevideo. Practicó con singular solvencia las más diversas disciplinas deportivas en competencias locales e internacionales. En 1925 fue capitán del equipo de Unión Atlética campeón uruguayo y rioplatense de básquetbol , el deporte en que fue figura estelar. En 1930 fue capitán del seleccionado uruguayo que ganó invicto el Primer Campeonato Sudamericano de Básquetbol , en Montevideo. En 1932 fue capitán del equipo seleccionado uruguayo que ganó el Segundo Campeonato Sudamericano de Básquetbol , realizado en Santiago de Chile. En 1935 fue capitán de Nacional, campeón de básquetbol de 1ª división. En 1936 fue capitán del seleccionado de básquetbol que representó al Uruguay en el Primer Campeonato incluido en los programas olímpicos en los Juegos de Berlín. En 1946 fue proclamado por iniciativa popular “Caballero del Deporte”. En Atletismo fue campeón y recordman nacional de 110 metros con vallas desde 1919 representando al Club Atlético Stockolmo. De Stockolmo pasó a la Unión Atlética , rama deportiva del Club Católico. Más tarde jugó oficialmente en Nacional de Regatas, en el Club Nacional de Football aparte de haber defendido en distintos deportes a varias otras instituciones deportivas.
Como basquetbolista asumió la mayor responsabilidad estratégica de su época, cual era la de jugar de centro en aquellas formaciones que por su similitud con el fútbol se conformaban con dos zagueros un centro y dos delanteros Miniestrategia de minifútbol . El centro comportaba el sacrificio de la doble misión ofensiva y defensiva en tanto que los delanteros eran exclusivamente atacantes y los “guards” puramente defensores. Juan Antonio Collazo , el “Maestro ateniense, constituía ejemplo por entonces con un estilo muy particular y gozaba de una popularidad bien ganada en ambas orillas del Plata, amén de su prestigio artístico-deportivo como el Jean Antoine de la Trouppe Ateneniense y de la Radio Carve. Pero cuando comenzó a imponerse Leandro, Collazo sintió la rivalidad que quedaba planteada en términos caballerescos , pues la caballerosidad era condición principalísima en los dos cracks del baloncesto nuestro de primer cuarto del siglo y principios del segundo. A esa altura de la naciente historia internacional del baloncesto uruguayo los equipos de básquetbol por lo menos en el Río de la Plata , carecían de una dirección técnica especializada y la única orientación táctica quedaba librada al criterio de cada cual , metido, no obstante , a la tónica que imponían los caudillos o , aún no siéndolo, de los centrodelanteros gracias al derecho que emanaba de su función coordinadora y de la preponderancia que adquirían por despositarios de la estimulante simpatía popular, hecha fanatismo sobre el borde mismo de canchas desamparadas de barreras.
ANECDOTARIO
Entre las muchas anécdotas que se suelen relatar cuando los recuerdos vienen a la rueda de los nostálgicos parece tener una cierta preferencia la que se refiere a la única vez que Leandro fue expulsado de una cancha de básquetbol , por supuesto que injustamente , por un conocido juez chileno casualmente amigo de Leandro. El protagonista d esta expulsión fue Pérez Correa de quien se tiene el recuerdo de haber actuado en el Primer Campeonato Sudamericano de Básquetbol , en el que Leandro fue el capitán del equipo uruguayo campeón invicto. Fue durante un partido internacional (contra Argentina y en Buenos Aires) , en que con el cordobés Yanuzzi tuvo un entredicho tan injusto como grosero y que el juez liquidó con la expulsión de Leandro, probablemente porque la expulsión de Yanuzzi , como correspondía , no resolvía ahí mismo el problema y en cambio la expulsión de Leandro era el camino más cómodo para salvar el trance. Por supuesto que Leandro quedó más apenado por la injusticia que por el incidente y que por la expulsión, tan reñida con el sentido común que fue motivo para que dos jugadores argentinos, Alberto Orri y Olindo Onetto, fundieran en una las dos medallas que había ganado en ese partido de la insólita expulsión de Leandro y se la regalaran al veterano capitán de los uruguayos a manera de desagravio. Leandro le concedió al gesto y a su símbolo , la medalla, tal trascendencia que desde entonces sólo usó esa medalla. (C.G.)
SOLO UNA VEZ FUE LESIONADO
Leandro se inició en Stockolmo en la segunda década del siglo, época en que no era habitual cambiar de club. De Stockomo pasó a militar en la Unión Atlética cuya insignia llevó a la conquista por única vez en la historia del Campeonato de Primera División. Pero también se fue de Unión Atlética , para vestir la camiseta del Club Nacional de Regatas Institución que defendió también en remo. En una incidencia bajo el tablero, Leandro resultó herido en el arco superciliar derecho. Fue , por supuesto una casualidad, pero marcada porque el causante era precisamente su ex compañero y permanente admirador y amigo, Celso García incapaz de una violencia, ni en su propia defensa (C.G)
(Fuente ESTRELLAS DEPORTIVAS – Fascículo 109 – Escribe HECTOR LOPEZ REBOLEDO)
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HUGO BAGNULO
Víctor Hugo Bagnulo Fernández nació en Montevideo, en el barrio Palermo, en la calle Domingo Petrarca 910 , el 23 de julio de 1915 . Hijo de don Juan Bagnulo y María Fernández , es el primero de cuatro hermanos (Juan, Ruben y Ofelia son los otros tres) . Se casó con Efigenia Toleda el 19 de setiembre de 1942 y tuvo dos hijas : María Cristina, casada , quien le dio dos nietos llamados Manuel y Hugo. La otra hija , soltera , se llama Ivonne Rita. Pese a su larga trayectoria en el fútbol siempre trabajó en otras actividades. Inicialmente fue zapatero, oficio que aprendió de su padre y éste de su abuelo, ya que pertenece a una familia tradicional en nuestro país en este aspecto. Es primo de Homero y Elbio Bagnulo, propietarios de “Bagnulo Hnos” . También fue herrero, hasta que en 1930 ingresó a la administración pública en el Servicio Oficial de Semillas, dependiente por entonces del desaparecido Ministerio de Ganadería y Agricultura. Comenzó allí como corredor de bolsas y realizó una dilatada carrera de funcionario, ocupando en aquel momento el cargo de Director de SEGRA. Practicó boxeo en la Academia “El Soviet” , luego denominado el Boxing Club Palermo. Hizo natación en la costa de Palermo al que llama “mejor barrio del mundo” y desde muy chico se entreveró en cuanto picado de fútbol existía. Oficialmente se inició como jugador en las inferiores de Central , en 1936 , defendiendo a ese club hasta 1938. Jugando por Central intervino con el club de su barrio “La Cumparsita” , en varios Campeonatos de Ligas de Barrio. En 1939 pasó a Defensor, defendiendo los colores violetas hasta 1946. Circunstancialmente, en una gira que realizó Defensor por Chile en 1946, ante la imposibilidad del técnica Athuel Velázquez de concurrir, Hugo Bagnulo se hizo cargo del equipo que tuvo gran actuación , venciendo a Colo-Colo nada menos que 6 a 0. En esa época, siendo jugador del primero de Defensor entrenaba al equipo de tercera división del club. En 1947 pasa como jugador a Danubio y ante la dimisión del técnico del equipo se hace cargo de la conducción de los planteles albinegros. Danubio estaba en la B y ese año logró el ascenso. Estuvo en Danubio como técnico desde 1948 hasta 1952 dirigiendo en este lapso durante unos meses a Mar de Fondo en una gira que realizó esta institución por Chile. En 1952 retorna a Defensor, esta vez como entrenador. Allí permaneció hasta 1957, pasando luego a Peñarol con quién obtuvo el primer Campeonato Uruguayo. El de 1958. En los aurinegros culminó su primera actuación en 1959. En 1960 y 1961 asumió la conducción de Defensor, en 1962 estuvo en Nacional, en 1963 y 1964 dirigió a Rampla Jrs. Obteniendo este último año el título de vice campeón del torneo uruguayo. En 1965 fue a Rosario Central de Argentina y retornó para dirigir a Wanderers. En 1967 volvió a Rampla Jrs. , tuvo un pasaje por Central y en 1969 volvió a emigrar dirigiendo al Alianza de Lima. Retornó al país y en 1971 dirigió a Bella Vista, pasando al año siguiente a Huracán Buceo. En 1973 se incorpora nuevamente a Peñarol en donde permanece hasta mediados de 1975, con un breve paréntesis en los meses iniciales de 1974. Con Peñarol logra clasificarse campeón en los tres años consecutivos del torneo Uruguayo. En 1976 dirige a Liverpool. En la selección uruguaya, como jugador , actuó una sola vez. Fue el 25/5/1942, ante Argentina, por la XXII Copa Newton, perdiendo Uruguay 4 a 1. Como técnico, dirigió a la selección en el Campeonato Sudamericano de 1956 logrando el título al vencer en la final a Argentina por 1 a 0 en Montevideo. Luego condujo el equipo celeste que se clasificó para el Mundial de 1974 derrotando en las eliminatorias de 1973 a Colombia y Ecuador. Posteriormente dirigió a los uruguayos en tres partidos ante la Selección Argentina y un encuentro frente a España, cotejos disputados en 1978.
“EL HUGO” SU VIDA ES EL FUTBOL
En 1835 se celebró el acto de consagración del Cementerio Central. Por entonces una estrecha calle de tierra unía el camposanto con la ciudad de Montevideo. Pero los años fueron pasando y ya en la mitad del siglo pasado comenzaron a brotar como hongos, pegadas al cementerio, unas casitas humildes ocupadas por inmigrantes italianos que venían a hacerse “la América” y que recalaban en las orillas pueblerinas iniciando la ruda hermandad con los criollos. Una de esas casitas tenía un rudimentario letrero en donde se leía : “Almacén de Comestibles de la Nueva Ciudad de Palermo”. No se estaba en Sicilia , sino en Montevideo, pero en el plano editado por Mege y Williams en 1862 , ese caserío contiguo al Cementerio Central figura inscripto con el pomposo nombre de Nueva Ciudad de Palermo , adoptando el nombre de aquel viejo almacén al que aludíamos. Uno de aquellos italianos al que imaginamos con sus bigotes espesos y retorcidos como el manillar de una bicicleta, su faja negra en la cintura su camisa blanca y remangada y su cara colorada y gorda, era don Antonio Bagnulo , zapatero de profesión , que tuvo once hijos, como lo marcaba la tradición de la época , en donde había que llenarse de pibes porque venían “con un pan abajo del brazo” …. Y entre los once, uno se llamó juan. Años más tarde se produce en la zona un saldo edilicio hacia el progreso , especialmente cuando el caserío se vio invadido por la población negra que buscaba los centros urbanos, agrupándose entre los suyos , viviendo a veces una miseria y estrechez colectiva que , de todas maneras , tenía sabor a libertad. Era una reacción lógica a un pasado de explotación y humillaciones. Y así se formaron verdaderos barrios de negros que fueron extendiendo sobre las zonas costeras en las inmediaciones de la ciudad vieja. Hubo necesidad de dar albergue a esa población negra, y así fue como en la Nueva Ciudad de Palermo pronto se levantaron casas de inquilinato compuesta por numerosas piezas, casi siempre con un amplio patio, en cuyo centro hallábanse las piletas para el lavado de la ropa de su habitación. Eran lo conventillo, y entre ellos dos adquirieron renombre: “El Candombe” , en Ibicuy y Durazno , y “El Medio Mundo” , en Cuareim hacia la bajadita de Isla de Flores. Tal vez porque el pomposo nombre de Nueva Ciudad de Palermo no se justificaba,, o era muy largo para enunciarlo, la jerga popular le comió palabra y pasó a ser , simplemente , Barrio Palermo, en el cual perduraron la viejas tradiciones de los negros que llegaron al río de la Plata como esclavos.
CUANDO JUGO EN LA SELECCIÓN
En una sola ocasión Hugo Bagnulo, como jugador, actuó en la selección uruguaya. Y fue nada menos que en un partido contra Argentina, correspondiente a la XXII Copa Newton. El cotejo se jugó en Buenos Aires, en la cancha de River Plate y ganó Argentina por 4 a 1. Arbitró Ubaldo Ruiz y Uruguay formó con Aníbal Paz ; Joaquín Bermúdez y Arrascaeta ; Gambetta , Obdulio Varela y Raúl Rodríguez ; Volpi , Vázquez , Chirimini , Porta y Zapiráin . El entrenador uruguayo era Pedro Cea, y en el segundo tiempo ingresaron en Uruguay Hugo Bagnulo por Arrascaeta y José Ma. Correa por Chirimini. Por su parte Argentina formó con Sebastián Gualco; Salomón y Alberti; Arnaldo , Perucca e Iacono ; Muñoz , Moreno , Pontoni , Martino y Enrique García. El técnico argentino era Guillermo Stábile y realizó sólo un cambio: Ignacio Díaz ingresó por Alberti. Los Goles fueron convertidos para Argentina por René Pontoni en dos ocasiones, Alberti y Martino, descontando Bibiano Zapirain para Uruguay. En este cotejo Hugo Bagnulo recuerda lo siguiente : “Fue un partido que en el primer tiempo pudimos ganar con comodidad, pero erramos muchos goles y al final nos ganaron bien. Si Argentina tenía un gran equipo, Uruguay también y para comprobar esto alcanza con mirar las integraciones. Lo que aún tengo grabada en la memoria es la reacción del público argentino cuando entró Zapirain a la cancha y lo anunciaron los altavoces. Lo recibieron con una silbatina espantosa que duró varios minutos. ¿ Por qué ? Porqué Zapirain había convertido el gol con que Uruguay , unos meses antes, había ganado en Montevideo el Sudamericano de 1942, venciendo en la final a Argentina. Este partido para mi queda en la memoria como un recuerdo muy grato , porque fue la primera y única vez que pude defender los colores de Uruguay y de esto no me olvido más.”
(Fuente ESTRELLAS DEPORTIVAS – Fascículo 111 – Escribe ATILIO GARRIDO- Dibujo H. Mancini)
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PEDRO CEA “El Empatador Olímpico”
El “LITO” Y LA GLORIA CERCANA
Si Líber Falco – el entrañable poeta que le cantó a los “ranchos de lata por fuera y por adentro madera” , de su querido Jacinto Vera – hubiese conocido en profundidad el barrio del Vasquito Cea en las dos primeras décadas de este siglo, también habría exclamado con alborozo, sin duda alguna : ¡ qué barrio el Arroyo Seco…! Porque había que bancar a ese rincón querido de Montevideo, así llamado, según la opinión de la mayoría de los estudiosos, por el escaso caudal de agua en épocas de estío. El Arroyo Seco … ¡cuánta historia junta , y cuántas vivencias en tropel !! Allí, hacia 1814, se firmaron las condiciones mediante las cuales , se rindió la Plaza de Montevideo , instancia que marcó el fin del dominio español en el Plata. Y mientras por 1867 estuvieron instalados los corrales de abasto de la capital, en el verano de 1913 , en el predio de la Quinta de Iglesias (actual calle Gral. Palleja, entre San Fructuoso y Entre Ríos) el gallardo y audaz aeronauta argentino Eduardo Bradley, acompañado del Teniente uruguayo Arturo Vázquez Lezama, inició una emocionante travesía en el globo “Cóndor” , que culminó con feliz descenso, en las inmediaciones del Cerro. El Arroyo Seco, que todavía estaba sin entubar , y como en un daguerrotipo melancólico , como una postal romántica del Montevideo de ayer , el palacio de los Muñoz del Campo, los potreros bravíos y bulliciosos , los boliches mistongos donde se tomaba caña de La Habana y se pitaba tabaco negro del fuerte , la famosa cantina “ II Campidoglio” , con su cancha de bochas – reñidero de laburantes, de curdas y de cafañas – y la Quinta de Iglesias legendaria , donde el piberío soñaba con jugar en la 1ra. Del Lito , el famoso club del barrio, y tocar así el cielo con las manos. Y entre esos chiquilines, había uno al que le decían “El Vasquito” , simpático , audaz , dicharachero, zumbón , que si por él fuera , se pasaba el día jugando al fútbol , aunque debió colaborar a parar el buyón de la olla familiar, trabando como repartidor de hielo, a las órdenes de un hombre bueno y servicial : Don Benito Trigo. Ese mismo gallego que después fue dueño del archifamoso café “Lito” , de Santa Fe y Agraciada, corazón sensible del Arroyo Seco , donde la muchachada aprendía a conocer la vía , a chamuyar en lunfa, a hablarle a una pebeta , y a mandarse sus buenos cortes y quebradas tangueros, en la rueda imborrable de la barra garufera. Ese pibe Pedro Cea , a quien llamaban “El Vasquito” , había nacido el 1° de setiembre de 1900 , o sea que “iba con el siglo” , y era hijo de Don José y Doña María, los laburantes de temple de acero y corazón de miel , que habían tenido siete hijos : cuatro varones y tres mujeres . Dos de ellos – Pedro y Enrique – tenían pasión por el fútbol , y este último llegó a brillar como crack en Wanderers , aunque interrumpió voluntariamente una carrera que pudo haber culminado en el estrellato , ya que jugaba como un crack. Pero quedaba el vasquito Pedro para defender los prestigios futboleros de la familia, y por cierto que lo haría en tuteo constante ininterrumpido, con la gloria a nivel mundial. El “yelerito” , el pibe que se ganaba la vida repartiendo “agua apretada” como decía con una sonrisa a flor de labios, fue uno de los purretes que se hizo en la famosísima Quinta de Iglesias, donde a los ocho años de edad colaboró a formar un cuadro que ahora – con la perspectiva del tiempo – aparece rodeado por un halo de leyenda el “Sportman”. Todos los purretes tenían ocho años al fundarlo y entre otros además del vasquito – había un chiquilín morocho y fortachón, que ya pintaba como gran jugador , se llamaba Héctor Castro , y con los años se haría famoso en todo el mundo por el apodo de “El Manco”. Al vasquito Cea le gustaba jugar de entreala izquierdo, y en ese puesto seguiría toda su vida, haciendo un magisterio que sería el asombro de todos. Es que en ese barrio del Arroyo Seco todos los muchachos tenían una novia en común: la pelota de fútbol. Por eso , el corazón se estremece sólo de pensar que de esa misma zona , como un manojo de estrellas, hayan surgido en el fútbol nacional , para proyectarse al mundo , figuras de la talla de José Nasazzi , de Perico Zignone , de Tito Uriarte , del “Mago” Héctor Scarone, de Héctor Castro, de Pedrito Cea , de Pelegrín Anselmo.
COLOMBES : EL ASOMBRO MUNDIAL
Para el vasquito Cea , como para el resto de la muchachada celeste que había ganado los dos Sudamericanos, el tuteo con el triunfo tenía muchos significados, pero ninguno como el genuino orgullo de ver el pabellón patrio por dos veces, en forma consecutiva, en el mástil más alto. Y lateralmente – aunque la mayoría dudaba que en realidad se concretase – la promesa de los hombres que manejaban el fútbol en el sentido de que irían a los Juegos Olímpicos que habrían de celebrarse en 1924 en París , en el estadio de Colombes. La cruzada a Europa, ese viaje a lo desconocido, a parajes de leyenda, resultaba inimaginable, exótico , para el puñado de muchachos orientales, humildes y laburantes, que sin embargo se vieron una tarde embarcados en el vapor “Desirade” – luego una leyenda de nuestro deporte – rumbo al Viejo Mundo. El “Desirade” , la gira preolímpica por canchas españolas – Vigo, Bilbao , La Coruña, Madrid – el vaticinio histórico del periodista vigués , cuando luego de ver en acción a los uruguayos escribió en su diario la frase legendaria “Por los campos de Coya pasó una ráfaga Olímpica…” La llegada a París , y un asombro hondo, profundo : la Concordia los Campos Eliseos, el Arco de Triunfo y la decepción de la Villa Olímpica un conjunto de casuchas indignas de albergar atletas, que Cea definiría después como “un campo de concentración”.
EN LA LEJANA HOLANDA VOLVIERON A SONAR
Que tiempo heroico, qué fibra inigualable, qué ejemplo emocionante el de la gloriosa generación olímpica. La gesta de Colombes había quedado atrás , y de vuelta al pago- mientras el mundo seguía hablando de ellos en todos los tonos admirativos imaginables – la muchachada retornó a lo suyo con la misma humildad con que un mes antes había partido a la conquista de Europa. Y en el caso particular del “Vasco” Cesa , volvió a su “Lito” querido, a su barra indeclinable de Agraciada y Santa Fe , pero también al yugo – porque con la gloria no se alimenta la busarda – del reparto de hielo. Así no más , como se lee : el campeón mundial , el empatador olímpico, el insider que había asombrado al mundo con sus recursos de notable futboler, retornaba – y era el caso de casi todos sus compañeros – al trabajo diario , duro y sacrificado.
Ámsterdam: el histórico doblete
La gloria volvía a abrazarse con el muchacho del Arroyo Seco , que no obstante esas giras triunfales con Nacional – club que siempre llevó en el alma - , siguió fiel al “Lito” , al barrio, a la muchachada noble que lo tenía como a uno de sus auténticos ídolos. Aunque ya era cuestión de meses su incorporación a los albos, donde en 1928 jugó algunos partidos en Reserva, y como titular en un match internacional, en el que Nacional le ganara a Racing en Buenos Aires por 3 a 1 . Y haciendo historia, cabe recordar que su debut oficial como titular fue en un partido frente a Liverpool, convirtiendo su primer gol por la Copa Uruguaya en la Primera División alba , frente a Bella Vista , el 23 de setiembre de ese mismo año, siendo - ¡cuándo no! – el tanto de la victoria. En su pase definitivo a Nacional , jugó rol decisivo el siempre cordial “Gallego” José Pedroza, que también hiciera lo propio con “El Manco” Castro y “Perucho” Petrone…
(Fuente ESTRELLAS DEPORTIVAS – Fascículo 55– Escribe NELSON DOMÍNGUEZ)
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ROBERTO PORTA
CRACK EN DOS MUNDOS
Deslumbró en todas partes. Fue ídolo en Independiente cuando todavía era casi un niño. “El Grafico” del 24 de junio de 1933 publicó en su carátula una foto en colores en la que aparece junto a Chividini, con esta leyenda : Porta y Chividini winger de Independiente y halt de San Lorenzo , que se destacaban el uno por su juego diabólico y el otro por su técnica eficaz. Tenía entonces 20 años recién cumplidos. En Italia brilló en el Ambrosiana (hoy Internazionale) y tuvo el honor de jugar en la selección “azzurra” junto a varios campeones mundiales. Y culminó su excepcional carreta futbolística en Nacional, el club en el que diera los primeros pasos y el último que defendió antes de su retiro definitivo de las canchas, allá pro 1947. Sensacional estratega, se desempeñó en todos los puestos de la delantera. Formó un ala derecha notable con Sastre en filas de los rojos de Avellaneda, actuando como puntero. Y no menos notable fue al ala izquierda que integró con Zapiraían , jugando Porta como insider, en la inolvidable época del Quinquenio de Oro tricolor. Fue el inglés Williams Reaside al que sostuvo que él tenía que ser interior izquierdo y desde 1939 en que lo impuso en ese puesto, hasta 1947 en que se retiró, Porta me abandonó jamás esa posición en la cancha. Quienes tuvimos la suerte de verlo jugar podemos asegurarle a las nuevas generaciones que “El Gráfico” no exageraba nada cuando lo calificaba de futbolista diabólico. Porque eran realmente endiablados sus desplazamientos en la cancha. ¡ Pobres sus marcadores! Se enloquecían con sus pisadas, sus toques , sus pases metidos entre los zagueros adversarios, sus “apiladas” , sus voleas y sus goles. Así fue Roberto Porta. Un jugador completo. Un hombre que a la de cuero la gastaba hasta dejarla chiquita. Los veteranos saben que no mentimos. Por eso esta presentación va dirigida a los más jóvenes.
A PRACTICAR A CABALLO
Tres horas largas estuvimos charlando con Porta, tres horas y pico en las que desfilaron por su increíble memoria fechas exactas, formaciones de equipos dichas sin ningún titubeo o duda , hechos históricos acontecimientos importantes en su larga campaña. Y también de talles curiosos seguramente ignorados por la gran mayoría de los aficionados. Como este que pasamos a narrar.
“¿ Sabe una cosa? Cuando yo vivía en Juan Paullier 2935 casi Sitio Grande ( que después se llamó Junta Económico Administrativa y hoy es Gustavo Gallinal) me iba a las prácticas a caballo”
¿ Y eso porqué?
“Bueno lo hacía más que nada por hobby , fue durante los años 1937 y 38 y en aquella época era común andar a caballo por las calles de Montevideo. Nosotros teníamos muchos animales y había uno que había corrido pencas cuadreras y después lo teníamos como caballo de paseo. Se llamaba “ y en él me iba yo a las prácticas”. “Agarraba por Juan Paullier hasta Garibaldi y después tomaba Monte Caseros y llegaba al Parque Central por atrás , por la calle Azambuya. Otras veces seguía por Garibaldi hasta 8 de Octubre y entonces entraba al Parque por la puerta principal” Pensar que ahora la mayoría de los jugadores de Nacional y Peñarol tienen auto propio para desplazarse.
NACIONAL – INDEPENDIENTE – ITALIA
El mío debe ser uno de los pocos casos en la historia en que nací como futbolista en el mismo club. Es que en mi familia, Nacional fue y es un culto tradicional. Siempre fuimos partidarios del viejo y glorioso club. Pero en lo que a mi respecta, mi fe partidaria se robusteció hasta el infinito cuando todavía era muy niño. Fue cuando el 5 de marzo de 1918 el primer romántico del futbol, mi tío Abdón Porte, “El Indio” , se mató en el centro de la cancha del parque Central. Aclaro que el apellido Porte se debió a que fue mal inscripto. Porta era su verdadero apellido. Su muerte tuvo para mi un hondo significado. Pero , como le decía , toda mi raza fue nacionalófica. Decir el nombre de Nacional era para mí como mencionar un pedazo de los míos. Por eso con cuanta emoción llegué en 1925 al viejo campo para enrolarme en los menores. Nunca me olvido que me acercó hasta allí un señor don Lorenzo Barrientos, que había sido motorman de tranvía y que después vendía caramelos en el Cine Colonial. El me decía” tenés que ir , tenés que ir”. Y tanto insistió que allá fui . Por entonces había en Nacional varios equipos de menores , cada uno denominado con el nombre de un dirigente , como Numa Pesquera, Dr. José María Delgado etc. El mío era el Generoso Otero y tenía de compañeros a Dante Ceschi que después jugó en Sud América , a Gobba que más tarde pasó a River , a Moreno , Lamanna , al vasquito Sotés y a tantos otros de los que nunca me olvidaré.
Mi debut oficial en la Tercera División de Nacional se produjo el 15 de julio de 1928. Puedo decir que en esta fecha comencé realmente mi carrera como futbolista. En el 29 , con poco más de 16 años, integraba el plantel de Segunda División y pellizcaba alguna suplencia en Primera. Una de esas suplencias fue nada menos que en sustitución del “Mago” Héctor Scarone y mire con qué nenes integré la delantera: Santos Urdinarán, Héctor Castro, Perucho Petrone y Zoilo Saldombide. En 1930 debuté en Primera División en el Campeonato “José Serrato” , ya que no se jugó el Uruguayo porque la selección celeste se estaba preparando para la primera Copa del Mundo. Recuerdo perfectamente que mi debut fue bastante sorpresivo en un partido contra Olimpia. Yo estaba jugando de back en compañía de Genta en el cuadro de Segunda, que era el preliminarista frente a Defensor . Teníamos el partido prácticamente ganado – vencíamos por tres a cero – cuando se me indicó que abandonara la cancha para integrar el conjunto superior que poco después se enfrentaría a Olimpia. Sucedía que Héctor Scarone se había enfermado y se me hizo el honor de elegirme para sustituirlo.
CON LA “AZZURRA”
En la temporada de 1935 , Porta , que había salido vice campeón Italiano con el Ambrosiana, conquistó otro honroso lauro al clasificarse con la selección italiana campeón de Europa Central. El crack uruguayo fue elegido para integrar la “scuadra azzurra” que enfrentó al seleccionado húngaro por la Copa Centroeuropea. En ese partido Ricardo Faccio debió haber sido el centro half del elenco peninsular, pero como un homenaje al argentino Luis Monti por todo lo que había representado para el fútbol italiano y con motivo de su retiro de la actividad se le designó a él para ocupar el mencionado puesto. En consecuencia, la alineación itálica fue con Ceresoli , Monzeglio y Alemandy ; Pitto, Monti y Bertolini ; Porta , De María , Meazza , Ferrari y Colaucci. Fue un partido memorable en el que Italia se impuso a los magiares por dos a uno, consagrándose campeón de la Copa de Europa Central. Tras ese encuentro terminaron las actividades oficiales de la temporada, pese a lo cual las autoridades del Ambrosiana quisieron retener a Porta en sus planteles para una gira que el club milanés estaba a punto de iniciar. Pero el astro oriental deseaba fervientemente retornar al Uruguay , máxime cuando todos los jugadores rioplatenses del club tuvo un gesto muy hidalgo para con Porta, por cuanto a pesar de que podía retenerlo según el contrato suscrito oportunamente y a pesar también de que su concurso se consideraba imprescindible para el equipo, no opuso reparos para su regreso a Montevideo. Así todo se arregló y en julio de 1936 Porta emprendió el retorno hacia nuestro país.
((Fuente ESTRELLAS DEPORTIVAS – Fascículo 03 Escribe ELBIO NADALES)
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JOSE F. SASIA
“guerreo” de mil batallas.
EL “PEPE” Y SUS SEIS EQUIPOS
Un para de días después de la Navidad de 1933, Delfín Sasía, comerciante y peluquero, y María Lugo festejaban el nacimiento de José Francisco, sexto de los nueve hijos que tuvieron. El acontecimiento sucedía en plena ciudad de Treinta y Tres. De chico, José Francisco – el Pepe – mostró su amor por el fútbol. Su vocación por la de trapo. Entre él y su abuela, fabricaban pelotas de trapo de aquellas que picaban. En 1940 , todos los Sasía – Lugo se vinieron a la capital. Se instalaron en el Barrio Aires Puros, donde Delfín Sasía atendía una peluquería. “En la puerta de mi casa había dos árboles, que servían como arco. Ahí , nos pasábamos las horas, tirando centros y cabeceándo.Si no , jugábamos ”a recha” en tres paños, o a marear en dos paños. Ahí aprendías la famosa “pared” contra el cordón. Es una lástima que los botijas actuales no hagan eso”.
Recién en Montevideo comenzó sus estudios escolares. Desde primero a tercero fue a la escuela de Burgues y desde cuarto a sexto a la escuela Alemania. Fue solo unos días al liceo. Decididamente no le gustaba.
“Estudié música, y mi maestro fue Donato Raciatti. Me gustaba el fuelle como loco, pero tampoco llegué a nada con eso. Apenas aprendí solfeo. ¿Sabes lo que pasaba? Que casi al lado de lo de Donato había un campito. Entonces yo nunca, o casi nunca llegaba a la casa de él. ¡Pobres viejos! Las veces que me hice la “rata” a las clases de música…”.
¿Cómo fue tu niñez?
“Linda, estupenda. Tengo que estar muy agradecido a mis padres. Con enorme sacrificio, nos hicieron estudiar a nueve. Además por suerte, nunca faltó nada en mi casa”.
13 AÑOS: A DEFENSOR
“Jugué en equipos de barrio , que generalmente se formaban en la peluquería “Chiquito” , la del viejo. Integré el Aires Puros, el Olimpia y actué algunos partidos en el Ipiriranga”.
¿Líos?
“Montones. Mi madre trabajaba en la Cajade Jubilaciones , y por intermedio de ella llegué a Defensor. Don Pedro Gil y Enrique Duhagón fueron quienes me llevaron. Tenía trece años, y sólo después de los quince se podía jugar en Cuarta. De todas maneras, iba siempre. Juan Emilio Píriz fue quien me guío en mis primeros pasos. A los quince debuté en Cuarta y en 1949 salimos campeones invictos”.
¿Cuándo fuiste a Primera?
“A los 16, debuté contra Rampla. No me olvido más. Tenía un miedo tremendo. ¿sabes cual erala defensa de Rampla : Perico Rodríguez, William y Brazzionis, Sabatel, Durán y Luján. Y todavía era en la cancha de ellos. Me acuerdo que fui como siempre a jugar a la Cuarta, contra Central, en el “Palermo”. Hicieron el cuadro y no me pusieron. Te podes imaginar la bronca que me agarré. Los dirigentes del Primero no se despegaban de al lado mío por miedo a que me fuera. Yo tenía una furia infernal hasta que me dijeron, lo que pasa es que esta tarde jugás en el primero…”
Después estuve dos años sin jugar, por una serie de accidentes.”En el 54 volví a Defensor, en el que estuve hasta el59. Tengo grandes recuerdos de esa época”
EN BOCA Y PEÑAROL
Después fui a Boca. Los primeros tres meses me fue bárbaro incluso me regalaron una plaqueta , por haber sido el goleador del mes. Pero ,la verdades que no supe aprovechar el momento. Hice algunas locuras, como la de venírmela corso de Aires Puros. En diciembre de ese mismo año, Cataldi, Zeni y Parrabere me fueron a buscar para Peñarol. Allí,una de las épocas más destacadasde mi carrera. Obtuvimos nada menos que el primer título intercontinental para el Uruguay y para América. De los partidos que más me quedaron grabados en mi pasaje por Peñarol, fueron con el Palmeiras en San Pablo y con el Santos en Buenos Aires. En los dos , hice un gol definitorio. Me acuerdo que una revista argentina ponía la foto mía y la de Pelé, los dos de espaldas y titulaba :”Fuimos a ver a un 10 y vimos al otro”
“Mi ultimo partido en Peñarol fue contra Independiente en Santiago, donde perdimos cuatro a uno. No entré de titular, porque estando yo suspendido , Reznik había sido un fenómeno. De ahí, fui a Rosario Central , donde económicamente me fue muy bien, pero se venía el Mundial y yo quería estar de cualquier manera. Ya había estado en el 62, pero nos había ido mal , y yo quería revancha. Era el único título que me faltaba- y me falta- campeón mundial de selecciones.
A LOS TRICOLORES
Volví a Defensor, donde estuve hasta el 68. En ese año, del Dr. Pons Etcheverry me llevó a Nacional, donde pienso que no defraudé. De allí salí con el pase en blanco, y arreglé con Racing, equipo al que defendí durante 1969. Terminé mi carrera de jugadores el 70, con la violeta de los “tuertos” sobre el pecho”
NO PREGUNTO CUANTOS ERAN …
Le puso el pecho y la nariz al viento. Al temporal. A la turbonada. Aguantó a pie firme el chaparrón que viniera. Más que bravura, tal vez “locura”. Más que guapeza, acaso “anormalidad”. No le importó el lugar, ni la hora, ni el ambiente, ni el clima, ni el que dirán, ni cuantos eran .
Fue siempre fuerte al choque personal. Con la cabeza alta, o los tapones altos . Jugándose todo. Las piernas en cada trancad. La vida en cada “piñata”. Desde muy joven – debutó en Primera a los 16 años-asombró por su fiereza, aunada a su particularisimo tipo de juego. Hábil , intuitivo, dribleador talentoso, y uno de los hombres que mejor cubría la pelota en el duelo personal. A veces , utilizó un “zoñapi” de garrón ,en uno de esos líos que hay que pegar y salir. Que no hay que dejare blanco fijo. De esos lios que te pueden dejar un diente torcido, o una bronca infernal, por la impotencia de no alcanzaral “enemigo”. De que la pelea no siga. De que surja algún “estupido” con el afán de separar. Vos no me conocías, Pepe. Pero yo te vi en el viejo Parque Rodó , correr a un jugador contrario . Francamente, me impresioné cuando en el trayecto que va de la cancha al vestuario, pasó el rival y a unos cinco metros, pasaste vos. Quisiste cortar camino, saltando por la verja y allí trataron de calmarte. El jugador rival terminó en “El Látigo”, junto a los autitos chocadores y un enjambre de niños. Le faltó únicamente sacar boleto para dar una vuelta. ¿Cuántas veces pensaste en cosas como éstas? ¿Cuántas veces pasó por tu mente aquello de que los giles se tienen que borrar. No por este caso, sino por la pila que viviste. Porque hay rebeldes sin causa, a los que no entiendo, a los que no puedo entender. Y hay algunos con causa, a los que, aunque me cueste, a veces justifico. No voy a hablar ahora de tu rebeldía. No sé cómo fue tu niñez aunque en esta misma nota vamos a hablar de ella. Lo que sé, lo que conozco, lo que vi, lo que viví ,lo que averigüe ,lo que contaste, es que vos fuiste un hombre, Pepe. Entendeme bien, un hombre de esos con letras grandes. ¿Sabés lo que significa para tus hijos, Daniel (21) y Marta (17), saber que al “viejo” lo respetó todo el mundo?
Si, ahora andá frente al espejo mirate con una de esas sonrisas que pocas veces publicitaste, y decite para vos y lo tuyos- con ese mechón blanco que te cubre media frente - : “Si , tiene razón, realmente fui un personaje”.
Yo se que no lo dijiste. Se también que serías incapaz de decirlo.
¿Por qué esa rebeldía ,Pepe)
“¿Qué rebeldía?”
La tuya, la de pegar, la de estar siempre en líos. Por qué te reís cuando te pregunto lo de las piñas, y Laventure, mi compañero fotógrafo, no puede enfocar, por su propia carcajada. Está, está macanudo, fueron tantos que te olvidaste. Pero, ¿por qué eras un rebelde?
“Yo no era un rebelde”
Pero vos te peleabas vuelta a vuelta.
“Yo me rebelaba y peleaba siempre contra la injusticia, contra la infamia”
Vos peleabas contra cualquiera.
“Claro, pero por un motivo”
Lo mismo le pegabas a una pared.
“Si la pared había cometido una injusticia”
Escuchame Pepe, ¿vos no habrás tenido algún problema de chico?
“No , Julio, no.Mi niñez fue divina. Yo a mis viejos los adoraba, a mis viejos les debo todo. Nunca nos faltó nada.¡Y mirá que había que criar nueve hijos! Con mi abuela hacíamos las pelotas de trapo. De aquellas que picaban, ¿Te acordás?
¿Cómo se llenaba la olla para el matrimonio Sasía y sus nueve hijos allá en Treinta y Tres?
“Yo no sé las “piruetas” que hacía la vieja. No sé, porque yo era un chiquilín. Lo que sé es que nunca nos faltó el “morfe”. Y que mis viejos me dieron estudio a mí y a mis ocho hermanos”
Pará , Pepe, prá, porque estoy medio aturdido. Además,no te digo nada,melo guardo para mí solo, pero ¡qué cosa linda ese eterno agradecimiento a los viejos! Ahora si, ahora voya seguir con la capa roja, para que te vengas encima. Muchas veces fuiste un irresponsable.
“Sí”
Y ahora pregonás disciplina.
“Pará. Porque, la vida enseña. Porque medi cuenta de mis errores, y así como no quiero que los cometan mis hijos, tampoco quiero que los cometan mis jugadores”
Ahora me venís a hablar de disciplina, de conducta, cuando a los dos meses que te contratara Boca Juniors – el de Armando – te viniste a un corso de Aires Puros. Porque el Carnaval te tiraba, te atrapaba.
Andá, Pepe, andá …
“Y estuve mal, que querés que te diga. Por eso trato de inculcárselo a mis muchachos. Por una cosa de esas, puede quedar trunca una carrera”.
¡No haber sido yo el presidente de Boca!
“¿Qué hubieras hecho?
Te hubiera echado…
“Mirá, creo que tuve una suerte tremenda ene. Fútbol. Que en determinado momento , seguí jugando, sólo por casualidad. Porque fueron varias las “macanas” que hice”
¿Te cuento el OUT,o me para en los 8” de protección?
“Hacé lo que quieras”.
Te voy a dejar respirar, Pepe.
“Escuchame, yo fui irresponsable, fui inconsciente, pero hubo muchas veces que fui muy responsable y muy consciente. Yo fui a jugar a Puerto Sajonia porque me impuse . Porque…”
Pará…
“No, dejame hablar. Porque no me querían dejar ir, cuidando mi “existencia” . Y me opuse”
Querías morir con las ropas del guerrero…
“Quería jugar, a pesar de todo lo que se había dicho. No podía quedarme en mi casa cuando la” batalla” estaba a mil kilómetros.
Pero escuchá…
“No.Ahora habloyo. Todo el mundo se acuerdadela final con el Real, pero son pocos los que valoran lo del Benfica”.
En la que…
“Sí, hice los dos goles, y metimos al Uruguay ahí arriba , otra vez en la cúspide del mundo”
Pero Pepe…
“Pepe, nada. Había que ganar y ganamos”
Te entiendo, te entiendo.
Si. Seguro, te entiendo, te entiendo. Pero en Núñez, después del descomunal lío con los brasileños en el que participamos todos, el único separado del plantel fue Sasía. Y la prensa dio su manito para eso. Nunca me olvidaré de varios de tus colegas que se escondían cuando me veían venir”
Tenía la pelea dominada. Absolutamente dominada. Pero en un descuido se me vino arriba. Me metió ganchos, jabss, upercuts, me dio algún cabezazo que otro, y antes de esperar el fallo, con la poca lucidez que me quedaba, sólo atiné a pensar:¡Qué justo es que tenga su lugar en la galería de los grandes!
Yahora sí, medio aturdido por la andanada final, ya en las duchas, alcancé a preguntarme:¿Yo le dije irresponsable? ¿Yo le dije inconsciente? Y una última interrogante, ¿quién soy yo para hablar en contra del Pepe Sasía?
“NO VOY A ANDAR COMO LOS CUERVOS”
COMO director técnico comencéen el 71, dirigiendo a RamplaJrs. Luego pasé a Racing en el 72 y después fui a Venezuela, donde estuve tres años- con mucho éxito-en el Deportivo Galicia. De allí vine a Cerro – en el 76 – y a mediadosde ese mismo año me fui al Aucas de Ecuador, en el que apenas estuve unos meses. Del Aucas vine para Liverpool.
¿Fracasaste en Liverpool?
“No, pienso que no. Lo agarré en la cola, sabiendo que estaba en la cola .Salimos terceros en la Liga Mayor del 76 y cuartos en el 77, lo que prácticamente te asegura un lugar en la Liguilla.
¿Por qué te fuiste, entonces?
“Quiero que aclares bien que me fui por motivos particulares, personales, entre ellos un problema de salud. Esto no es verso. Acá tenés las recetas. Acá tenés los análisis que me tengo que hacer, la fecha para el electrocardiograma, todo. Y esto
¿sabés a consecuencia de qué es? Del desgaste psíquico. De los nervios que viví”
Puedo asegurarte que hasta abril de este año yo trabajé comodísimo en Liverpool. Conté con la colaboración de todos, se hizo una excelente pretemporada. Es decir , todo fue normal hasta abril. De ahí en adelante, empezaron los problemas. Problemas que existen no sólo en Liverpool , sino en el fútbol todo del Uruguay. Tal vez , por esos mismos problemas, no se haya puesto la dedicación de principios de año, se haya ido deteriorando la convicción del fútbol que tratábamos de imponer.
¿Si otro equipo te ofrece la dirección técnica, agarrás?
“Si las condiciones se dan como yo pretendo, por supuesto que agarro. Pero eso sí, y esto ponelo , no te vayas a olvidar : no voy a andar como los cuervos…”
PUERTO SAJONIA, PELIGRO
PEPE, me voy a ubicar como el más fanático hincha de Olimpia en la popular de Puerto Sajonia. Voy a tratar de vivir ese momento. Y no voy a encontrar otra salida que tirarte un naranjazo. O un botellazo, si puedo. Porque estás lejos. ¿sabés? Y la única manera de “cazarte” es con un proyectil. Tengo que demostrar que yo soy hincha de mi club. O por lo menos tengo el deber de auto convencerme que desde allá arriba lo di todo por defender a mi equipo.
Pero ¿qué hago? ¿qué hago? Me está matando la impotencia. Explicarme rápido qué hago ,porque la Copase nos va y vos y el ”Negro” Cubilla son los grandes responsables . Decímelo ahora, Pepe, porque me queda una naranja y no puedo errarte…
“A ese partido me llevaron con custodia. Sucedió que acá el choque había sido bastante violento, y yo había hecho expulsar a Echagüe. En Asunción había una bronca tremenda. Decían – entre otras cosas- que me iban a matar y los diarios daban una manija impresionante. A tanto llegó el asunto, que dos días antes del viaje,los dirigentes de Peñarol me llamaron para comunicarme que no me llevaban, tratando de evitar cualquier inconveniente”.
¿Cómo reaccionaste?
¿Cómo querés que reaccionara?
Les dije lisa y llanamente, si no me llevan , no juego nunca más en Peñarol. Y ponele la firma que mi palabra era y es sagrada . Creo que viajé medio de prepo”
¿Qué pasó allá?
“Me cuidaban como a un Presidente de la República. Para llegar a mi había que pasar varios “filtros” . ¡Y qué “filtros”! Acá , mi agradecimiento,mi reconocimiento para toda aquella muchachada que nos seguía a todos lados, como el Pocho González, el Turco Kalik , el Tito Blanco , etc”
“No . Del Hotel a la práctica o al partido. Nada más”.
“Duro, durísimo. Finalmente , logramos imponernos. Lo bravo vino al final. No nos podíamos arrimar al túnel, porque era una lluvia de proyectiles. Estuvimos como dos horas en el círculo central, donde los naranjazos y las pedradas, llegaban muertas. Lo bravo fue en el vestuario , ya de noche , cuando trataron de forzar la puerta. Ahí si, si llegan a entrar , creo que esta nota no se hacía…”
ANECDOTAS –RECUERDOS –PENSAMIENTOS
LA palabra amigo hay que usarla con mucha cautela. Hay poca sinceridad, mucha falsedad, un montón que se aprovechan cuando vos sos alguien. Te explotan el nombre ¿entendés?. Estoy seguro que cuando lean esto, a mas de uno le va a remorder la conciencia. Eso si, el fútbol no me dejó ningún enemigo.
PARA mis hijos, Daniel de 21 años, y Marta de 17, compré tres apartamentos y dos casas , que están a nombre de ellos. Yo tengo este apartamento-Guayaqui y Chucarro – y un auto Fiat. Sería ingrato si me quejara de lo que me dio el fútbol.
PARA que tengas una idea de lo que era y significaba el “Loco” Ferreira, te voy a decir que cuando las cosas no le salían en la cancha, lloraba. Si , lloraba, mientras jugaba. Ahora, si bien hay muchachos que meten ,es muy difícil encontrar gente con ese amor propio.
ES imprescindible haber jugado al fútbol para ser director Técnico. Tenés que tener vestuario. Tenés que haber tirado un chanfle para después enseñar a tirarlo. Tenés que haber cabeceado miles de pelotas, para después enseñar a cabecear. Tenés que haber metido el cuerpo cubriendo una pelota, para después explicarlo.
CON el Santos nos encontrábamos en todos los hoteles. Éramos bastante amigos, pero de todos modos, el día antes que jugaran ellos , nosotros nos pasábamos la noche con discos de murga, a todos volumen. En cambio en la víspera de los partidos nuestros no nos dejaban dormir con las Scolas Do Samba.
BELA Gutman veía muy bien el fútbol. La dificultad que tuvo , la gran dificultad, fue el idioma. Pero te puedo asegurar que conocía una enormidad. Pienso que en esa época debe haber estado uno de mis mejores pasajes como futbolista.
ME siento satisfecho por lo que hice. Tengo que sentirme conforme, con el cariño de mis hijos, de Sheila, mi señora, con el aprecio de la gente. En el fondo, todos somos vanidosos, y a mi me gusta que me reconozcan. Que se acuerden de mí.
YO nunca me sentí estrella. Pero sé que hubo momentos en que fui “importante”. En esos momentos, especialmente en Peñarol, me preocupé siempre de que le pagaran primero a los jugadores de inferiores y a los empleados , que a mi.
ME cuento entre los pocos jugadores que hicieron tres goles en un clásico. Yo los hice en un partido que ganamos 4-1. Creo que junto a mi están Atilio, Hohberg , Martino, Ciengramos, Jiménez y alguno que se me puede escapar.
(Fuente ESTRELLAS DEPORTIVAS – Fascículo Nº 7 EL DIARIO – Autor de la nota JULIO DECAUX)
NO PREGUNTO CUANTOS ERAN… (parte II)
Pará…
“No, déjame hablar. Porque no me querían dejar ir, cuidando mi “existencia”. Y me opuse”.
Querías morir con las ropas de guerrero…
“Quería jugar, a pesar de todo lo que se había dicho. No podía quedarme en mi casa cuando la “batalla” estaba a mil kilómetros”.
Pero escuchá…
“No. Ahora hablo yo. Todo el mundo se acuerda de la final con el Real, pero son pocos los que valoran lo del Benfica”.
En la que …
“Si, hice los dos goles, y metimos al Uruguay ahí arriba, otra vez en la cúspide del mundo”.
Pero, Pepe…
“Pepe nada. Había que ganar y ganamos”
Te entiendo, te entiendo.
Si, seguro, te entiendo, te entiendo. Pero en Núñez, después del descomunal lío con los brasileños en el que participamos todos, el único separado el plantel fue Sasía. Y la prensa dio su manito para eso. Nunca me olvidaré de varios de tus colegas que se escondían cuando me veían venir”.
LA GRAN “TRIFULCA” DEL 59
Que lío, Pepe! ¡Qué lío tremendo!
He visto fútbol desde gurí y te puedo asegurar que jamás vi una cosa igual. Porque, ¡mirá que duró! ¡mirá que te dieron! No sé si te acordás, porque vos pegabas y salías de las rosca. Ibas al borbollón, metías un roscazo y seguías corriendo diez metros. Claro, vos sabías que en una trifulca de esas, no podés dar ventaja de quedarte parado. Ese es el momento que te “cazan”.
¿Es cierto que fuiste “amablemente” a saludar a Bellini? ¿Es verdad que el brasileño venía con la mano estirada, cuando lo “tomaste” con un gancho de zurda?
Yo lo recuerdo bastante bien, pero contalo vos, Pepe.
“El lío lo empezó Almir, el centroforward de ellos. Cada vez que entraba, ponía la suela. En una de esas, el “Cacho” Silveira lo trajo a tierra. Me acuerdo bien que yo estaba allá adelante y muy cerca de mí estaba el “Chongo” Escalada. Le dije, no vayas “Chongo”, no vayas que se agranda. Me decía que no , pero seguía caminando, hasta que de repente entró a correr. Ahí te podés imaginar, no pensé más y entré a correr yo también”.
“El negro, Mario Américo, masajista de ellos, le hizo una llave a William y lo tiró al suelo. Ahí le dieron hasta cansarse. Pelé le pateó la cabeza”.
¿Pelé?
“Sí, Pelé. ¿O pensaste que Pelé separaba?
No , no sabía quién había sido. Además, te aseguro que no debe haber sido sólo Pelé, porque fueron varios los que “acariciaron” con sus botines el cuerpo de William.
“Ellos habían venido preparados. Tenían varios negros con vendas y todo. La mitad de los “fotógrafos” eran boxeadores. Ahora nosotros, entre titulares y suplentes, teníamos un buen “plantel”.
Me acuerdo que el “Chueco” se llevó a uno de los negros vendados, a piñazo limpio, desde el borde del área hasta el medio de la cancha. La verdad, es que no terminaba nunca”.
“Cuando después de varios minutos de batalla, logró hacerse la “calma” , Robles nos reunió en el medio, frente a frente a los dos equipos. Ellos decían, uruguayos filos da…, y nosotros brasileños hijos de …
Y ahí la juramos. Yo por lo menos, le dije a Bellini qu era el que estaba frente a mi , cuando termine la seguimos.
¿ Es cierto que te vino a saludar?
“Yo no sé si me vino a saludar. Yo no estaba para saludar a nadie. Lo que sé es que yo lo fi a pelear – tal como habíamos quedado – y después se armó otra vez la gran bronca. Me acuerdo que yo le pegué y el “Cholo” Demarco lo “remató”.
¿Qué pasó, después?
Llegamos a los vestuarios – te podes imaginar en qué estado de ánimo – y el Pipo Rossi ¡que “baraja”! , arriba nos da púa. Me dice, Pepe, Pepe, ¿quieren ir al vestuario de ellos? Hay una puerta que comunica los vestuarios. Yo te la indico. No lo pensé más, le dije que sí enseguida”.
Pero vos sos loco. Te ibas a meter al vestuario de ellos, en el que no debía haber menos de 300 brasileños, entre ellos los negros vendados que vos decís.
¡Cómo no iba a ir! La bronca fue que un dirigente escuchó el vozarrón de “Pipo” y metió custodia en la puerta. No pude ir, pero te aseguro que si no ponen la policía ahí, yo la seguía”.
¿Guapo, inconsciente? “Anormal” diría yo.
¿Qué pasó después
“Que los dirigentes, resolvieron separarme del plantel y enviarme a Montevideo”.
Pero si pelearon todos. ¿Fue para vos solo esa decisión?
“Sí, para mí solo, para Sasía.
Los muchachos dijeron que si me mandaban a Montevideo se venían todos. De todas maneras quedé separado del plantel. No sólo los dirigentes fueron los responsables de esa decisión.
¿Quién más?
“Varios colegas tuyos. Los mismos que cuando veían venir se escondían, se metían en la primera puerta abierta que hubiera…”
NO PREGUNTO CUANTOS ERAN… (parte III)
EL INFORME DE MENDIVIL
En aquella oportunidad luego del Sudamericano, salió a luz un polémico y terminante informe del entonces Capitán Humberto Mendivil, responsable de la parte física del equipo. La revista uruguaya Sport Ilustrado nos lo recordó, ahora , en marzo de este año. Esta era la opinión de Mendivil, sobre José Sasía:
“De buen físico, fuerte y sano. Resistente a la fatiga, aunque no veloz. Falto de flexibilidad de cadera y mejor faja de músculos abdominales. Con muy buena contracción al trabajo. Mejoró en sus posibilidades físicas, aunque no todo lo que es capaz, por falta de tiempo. De moral elevada y buena conducta. Callado, buen compañero, gusta de las reuniones y el canto. De temperamento irascible en la cancha. Pierde el control y llega a excesos, poniendo siempre en peligro la integración del equipo. Provocó los incidentes al terminar el partido con Brasil y conceptuó justa su reacción, no admitiendo posteriormente su culpabilidad”.
LA TIERRA A LOS GOLEROS
Hace unos años, hice una nota polémica. Allí expresaba mi fastidio, mi desacuerdo, mi incontenible bronca por un hecho determinado. Dije que los mismos que te habían erigido en héroe, en “vivo”, en ganador, en “listo”, en pícaro, en el momento de permitir a Spencer meter el cabezazo, un segundo después de que vos le llenaras los ojos de tierra a Gilmar, te incendiaron en Avellaneda por la misma actitud. Conste, Pepe, conste, lector, que ni yo ni nadie que quiera al deporte, puede estar conforme con esto. Eso, estuvo mal y chau. Y así lo decía aquella vez. Pero estuvo tan mal en la “cueva” de Villa Belmiro, como en el estadio de los rojos. Eso sí, allá en Brasil, como el juez no te vio, fuiste un “listo”. Un “héroe”, diría. Pero en Avellaneda te tildaron como “el gran responsable”. Porque Santoro se avivó. O porque tal vez demoraste mucho en juntar la tierra. Y te marcaron como uno de los perdedores de esa Copa. Los mismos que habían encerado el pedestal con el mejor producto, para ponerte allá arriba, en el lugar destinado a los grandes. Yo lo que pedí en aquella nota fue coherencia. Nada más que eso. Nunca defendí lo que habías hecho en Villa Belmiro, en aquella caldera incandescente en la que el Santos no podía perder. Pero tampoco te di con la fusta por lo de Avellaneda.
“No “debuté” en Villa Belmiro con el asunto de la tierra a los goleros. Empecé en Guayaquil, en el Sudamericano del 59, contra el paraguayo Riquelme”.
Parodi nos había hecho un gol de tiro libre, el único que recibimos en todo el campeonato. De repente, el “Chongo” iba a tirar un córner y se me ocurrió la idea. Agarré un puñado de tierra y ¡zas!. Riquelme empezó a gritar como un loco: estoy ciego, estoy ciego, y tuvo que salir, para no entrar en el resto del partido. La cosa vino después, porque en esa jugada, a pesar de la tierra no hicimos el gol.”
“Pasaron unos minutos, y me llevé una pelota medio de pesado, logrando entrar con ella hasta el fondo de la red. El asunto fue salir de adentro del arco. Me dieron tanta piña, tanta piña, que no me olvido más. Claro, todos menos el juez, me habían visto”.
“Contra Santos en Villa Belmiro” en aquella caldera el “truco” salió bien, y cuando Gilmar iba en el aire, lo “ejecuté”. Alberto la mandó al fondo con un frentazo”
Y en Avellaneda, ¿te “dormiste” Pepe?
“No. Sucedió que el juez era Yamasaki, uno de mis mejores “marcadores” de América. Me tenía superjunado, y además yo estaba cebado con lo de la tierra”
Pero, la culpa la debe haber tenido Joya?
No. Esto no te lo tolero. Esto es el colmo. ¿Ahora vas a hacer cargar con el fardo a Juan?
“¿Vos te acordás lo que hacía Juan, a veces, cuando iba a tirar un corner?
Si, a veces, primero amagaba
Bueno , justo. Yo me comí el amague. Juan llegó hasta la pelota, y dio marcha atrás. Y en eso, yo le meto la tierra a Santoro. Además, me hice de delito, porque instintivamente busqué a Yamasaki, mi gran “marcador”. Y estaba con la vista clavada en mis ojos, y el índice levantado, señalando el túnel. Perdí, qué voy a hacer. Perdí por muerte. Y lo peor que no tenía derecho a nada”.
(Fuente ESTRELLAS DEPORTIVAS Nº 7 Montevideo 01 de noviembre de 1977, autor Julio Decaux)
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ELIAS FIGUEROA
La misma cara de pibe
El “Paseo Ahumada” , en pleno centro de Santiago de Chile. Una calle cerrada al paso de los automóviles, donde casi puede tomársele el pulso el pulso a la capital trasandina. Algo así como la calle Florida porteña, tan familiar para nosotros los uruguayos, con su gente apresurada, sus comercios, sus bares que se estiran hasta la vereda y la muchedumbre incesante que transita día a día. Allí nos encontramos. Un alto y moderno edificio. Escritorios, alfombras procurando hacerse cómplices del silencio. Sinceramente, esperábamos encontrar otra persona. Por lo menos no habíamos hecho, de antemano, esa idea. Desde la conversación telefónica del día anterior hasta su casa, allà en Las Condes, ese barrio “copero” , casi aristocrático, tan parecido a nuestro Carrasco. Porque nosotros, en realidad, nos habíamos quedado detenidos hace ocho o diez años, a quién Montevideo, en aquella llegada tímida y en los comienzos.
Es cierto que después, con el paso de los años, fueron a veces llegando a nuestras manos notas, fotografías, cables hablando de éxitos, de triunfos y de derrotas. Pero más allà de eso, cuando se pronunciaba su nombre, cuando hablábamos de él, nos volvía a la mente aquella imagen primera, aquel recuerdo, y ése fuimos a buscar en la tardecita de Santiago, cuando la capital chilena se recuesta al fondo contra un decoradote postales, de afiches y uno quisiera tener una máquina fotográfica en cada ojo para llevarse ese instante hasta la eternidad. Y nos encontramos con otro Elías Figueroa. No con aquel de pelo cortito, introvertido, que recién pisaba el umbral de los veinte años y que llegó un día a Carrasco lleno de titubeos, vergüenzas, de temores. Este era otro. Instalado en una oficina de ejecutivo, con tres secretarias mecánicas pulidas, propias también de un ejecutivo. Sentado, haciendo girar un sillón con algo respaldo, prisionero de un intercomunicador que a cada instante interrumpía nuestra conversación para anunciar la llegada o la llamada de tal o cual personaje. Tanto que, llegado determinado momento de nuestra charla, optamos por cambiar de despacho, por “escondernos”, casi puede decirse, en uno más pequeño, lejos de las secretarias, del intercomunicador, de los implacables teléfonos. Por eso nos chocó en principio el lugar, este nuevo y extravertido Figueroa, con “pinta” de ejecutivo, que ha “crecido” tanto en los últimos diez años, aunque en el fondo, en la charla mano a mano, siga siendo el mismo muchacho sencillo, con la misma cara de pibe, con la misma franqueza y la misma simpatía. Claro que hubiéramos deseado conversar más, pero esa tardecita el tiempo nos jugaba de contrario y cuando quisimos acordar, cuando se nos ocurrió mirar la hora, ya nos había “caminado por arriba” y él tenía un montón de cosas por hacer antes de que llegara la noche, y nosotros, una valija, algunas compras y un avión esperando para traernos de vuelta a casa. Chile ha dado, a través de toda su historia deportiva, varios jugadores que se han destacado a nivel mundial. No sabemos si Elías Figueroa ha sido el más grande, el futbolista cuyo nombre resonó más alto en las carteleras del mundo del fútbol. Si tenemos la más absoluta seguridad de que su nombre está por lo menos a la misma altura de los grandes jugadores de Chile y del Continente. Por eso nuestra preocupación, por eso esta intención de dialogar nuevamente con él y devolverle al público que seguramente lo admira, la visión de toda su historia, dentro y fuera de nuestras fronteras, hasta llegara hoy , a su vida como deportista, que aún mantiene las excelentes condiciones de otrora, y a esas otras actividades que , como hombre de negocios, nos mostraron ese otro Elìas Figueroa, que la tribuna y el aficionado no conocen y que nosotros, luego del asombro, pudimos conocer en su propio medio, en su tierra natal, a donde ha regresado como un triunfador.
URUGUAY ME ENSEÑO A JUGAR
Es cierto. Tiene cara de pibe bueno. Pero el asunto no se queda ahí, simplemente en la cara. Porque Figueroa es y ha sido, en su vida de jugador, y en la otra, lo que dice esa cara, o sea, simplemente un “buen tipo” , en el mejor sentido de la palabra. Desde el comienzo , cuando allà en ese balcón que se abre al mar, en la lejana Valparaíso, soñaba con ser médico, y el destino quiso después que cambiara la túnica y el estetoscopio por una camiseta y una pelota de fútbol. Después debutó en la Primera División del fútbol trasandino, suplantado a uno de los grandes del fútbol chileno, a Raúl Sánchez, en el Wanderers de Valparaíso. “Es cierto, a ese equipo le debo todo en mis comienzos. Allí empecé a los 15 años con mi primer contrato. Siempre me dispensaron confianza y me dieron oportunidades a pesar de que en mi puesto jugaba nada menos que Raúl Sánchez, titular de ese puesto en la selección de mi país”. No pudo iniciarse a esa edad jugado en Primera División porque en Chile eso está prohibido hasta los 17 años. “¿Te das cuenta?. Yo era ya un hombre casado y no podía jugar en la Primera porque no tenía los 17 años cumplidos”. Ese argumento, allà por los años sesenta, dio motivo a una larga polémica en el fútbol chileno y finalmente se logró una autorización para que Elìas Figueroa pudiera jugar algunos partidos en el primer equipo. “después Raúl fue vendido al Colo Colo y yo me afirmé como titular”. “Cuando nos casamos, yo tenía 16 años y Marcela, mi esposa, solamente15.Y puedo adelantarte que hemos sido felices. Tengo cuatro hijos… dos más que cuando me fui del Uruguay … y mi esposa siempre ha sido compañera. “Mira, recuerdo un hecho que ya lo he contado en otras oportunidades, que me sucedió en el Uruguay, donde mi esposa tuvo una intervención fundamental. A poco de mi llegada a Peñarol, en 1967, fuimos eliminados por Nacional de la Copa Libertadores en un partido que empatamos dos a dos. Me acuerdo como si fuera ahora el gol del argentino Ruben Sosa en el arco de la Colombes. En el ataque de Nacional jugaron en aquel partido, Celio y el argentino Ruben Sosa, y nosotros atrás , Errea, Lescano y yo, tuvimos algunos problemas en la marcación y al final lograron empatarnos. “Al finalizar el partido, en esa desazón lógica de cualquier vestuario después de no haber alcanzado el triunfo, entró un dirigente y gritó que todo el triángulo final – en el que ocasionalmente no había uruguayos- nos habíamos vendido y que de inmediato nos daba el pasaporte. “Entonces yo tenía diecinueve años y el hecho me afectó muchísimo. Volví a casa y le dije a mi esposa que nos volvíamos para Chile, que iba a dejar de jugar al fútbol y un montón de cosas más. “Esa noche conversamos mucho, miramos el futuro y finalmente me quedé en Montevideo y pude concretar una buena campaña en Peñarol. En esa y en otras oportunidades, mi esposa me ayudó mucho y su presencia y estímulo resultaron fundamentales para mí”
LONDRES Y EL SUDAMERICANO DE 1967
A nivel internacional, compitió por primera vez en el Campeonato Mundial de Fútbol de 1966 en Londres y posteriormente integró también la selección de su país en el torneo Sudamericano de 1967. Sobre este último equipo, que tuvo una destacada actuación, nos decía Figueroa que “fue la mejor selección que haya tenido Chile en muchos años”. “Del equipo que fue a Londres el año anterior solamente quedábamos Prieto, Araya, Marcos y yo, fundamentalmente porque el nuevo técnico que nos dirigió en aquel Sudamericano, el argentino Scopelli, prefirió formar una selección con jugadores jóvenes, dejando un poco de lado otros valores, muchos de los cuales habían sido destacados jugadores en el Mundial de1962 en Chile, pero que ya no estaban en su mejor forma. “Ese era un conjunto con un medio campo cerebral, que creo brindó buenos espectáculos. Lo fundamental fue entonces el cambio de mentalidad. Recuerdo un hecho curioso: cuando discutíamos los premios antes de viajar y nosotros reclamábamos doble recompensa por eventuales triunfos ante Brasil, Uruguay o Argentina, él nos contestó que si pensáramos así, lo mejor era que nos quedáramos en casa. Nos hizo comprender que no era posible salir de Santiago pensando de antemano que había por lo menos dos o tres rivales que nos quedaban grandes”
LA LLEGADA A PEÑAROL
“A ese gran equipo que es Peñarol le debo la culminación de mi carrera deportiva y el haber podido ocupar en algún momento un sitial de importancia en el fútbol del Continente. “Cuando llegué a Peñarol, en 1967, el entonces Director Técnico del equipo, Roque Màspoli, no me había visto jugar en el Sudamericano de 1967 porque por esa misma época Peñarol realizaba una gira. Creo, entonces, que fue Cataldi quien resolvió mi compra. Me fue a buscar a Buenos Aires, donde yo estaba jugando con mi equipo, el Wanderers. “Cuando llegamos a la capital argentina le comenté al presidente del equipo de Valparaíso, mirando unos pequeños aviones, que yo ni loco estaba dispuesto a subir a uno de esos aparatos. Quiso el destino que después, para firmar mi transferencia en tiempo, tuviera que viajar precisamente en un avión taxi junto a Cataldi. Recuerdo también que cuando me fueron a buscar también estaban muy avanzadas las gestiones de mi posible pase a Independiente de Buenos Aires
LOS TITULOS CON PEÑAROL
“Con Peñarol fui Campeón varios años en el Uruguay, también Vicecampeón de América y Campeón de la Supercopa. Peñarol, dada su importancia y su conocida trayectoria de gran institución a nivel mundial, me sirvió para situarme en un sitio especial en el ámbito internacional. Y económicamente además, me dio una posición y me posibilitó importantes transferencias, lo que no podría haber logrado en ningún otro equipo de América. “Además, el Uruguay me enseñó a jugar al fútbol como se debe hacer. Sobre todo sin la blandura que imperaba en el fútbol chileno en mis comienzos. Cuando llegué al Uruguay, no sabía lo que era jugar con canilleras y acá tuve que aprender rápidamente a hacerlo.Tampoco sabía emplear el físico y muchas veces, cuando recién empezaba jugar en Peñarol, me quedaba mirando cómo un “taponcito” veinte centímetros más bajo que yo, me dejaba por el camino sacándome con un hombro. “Después , gracias a lo que aprendí en el Uruguay, pude usar el cuerpo y creo en definitiva, que el fútbol tal como se juega en Montevideo, escomo se debe jugar. Mi experiencia internacional actual no hace sino afirmar lo contrario”
SIEMPRE CAPITAN
“Es curioso, verdad, pero en todos los equipos que actué, por lo menos al poco tiempo de estar jugando, tuve el honor de ser el capitán. “Primero lo fui en Wanderers de Valparaíso, después en la selección chilena, luego en Peñarol, más tarde en Internacional y ahora continuo siéndolo en el equipo que defiendo actualmente.”También tuve el honor de ser el capitán del equipo “Resto del Mundo” que enfrentó a la Universidad de Chile. Con respecto a este equipo, tengo uno de los malos recuerdos de mi carrera como jugador de fútbol. Por la disputa de la Copa Libertadores de América, Peñarol eliminó a Universidad de Chile. Ellos entonces hicieron denuncias diciendo que yo era un mal chileno y que me había pasado insultándolos en la cancha. Pero lo que no dijeron, fue que ellos desde el comienzo me provocaban gritándome que iba a terminar muerto de hambre en Chile manejando un taxi, y prácticamente me reclamaban que fuera a menos. “Incluso cuando me hablaron de mis familiares allá en Chile, tuve un momento de angustia, que gracias a Dios pasó de inmediato. “Siempre creeré que estuvieron equivocados al llamarme, como lo hicieron despectivamente “el uruguayo Figueroa” . Si yo jugaba en Peñarol me debía a él y estaba dispuesto a dar lo mejor para defenderlo, en el campo de juego. Por eso, creo haber sido un buen chileno defendiendo mi valor como profesional.”Creo que lo que más los confundió fue cómo yo conversaba en la cancha; eso , la “boquilla”, es algo que aprendí jugando precisamente en el Uruguay.”
REGALOS A LOS CHICOS
“Otra cosa no podré olvidar nunca del Uruguay : a los pibes que alcanzaban la pelota en el Estadio. Yo tenía la costumbre de regalarles todo y el utilero de Peñarol muchas veces se enojaba conmigo.”Ocurría y ocurre también ahora, que cuando yo era chico , solamente el poder tocar a uno de mis ídolos del Wanderers, allá en Valparaíso, me hacia vivir en la gloria. “¿Te imaginas lo que es poder quedarse con una canillera o una camiseta de un jugador al que vos admiras, con esa enorme dimensión con la que miran los chicos a los jugadores de su equipo? “Costaba tan poco darles esa felicidad, y es realmente tanta la que sienten, que te juro era casi una obligación que me había impuesto para no defraudara ese sentimiento que les hace brillar los ojosa los pibes; creeme que esa satisfacción no hay nada que te la pague”
“SIEMPRE ME GUSTO HACER GOLES”
“No sé por qué finalmente mi puesto dentro del fútbol fue como zaguero central. Al principio, cuando recién me inicié como jugador de fútbol, en Chile, jugué muchos partidos como número 5 , en el medio de la cancha y logré convertir algunos goles. Después, cuando me afirmé como número dos en Wanderers y en la selección nacional, quedó definitivamente dispuesto que jugaría para siempre defendiendo las últimas líneas. “Y sin embargo, siempre me gustó hacer goles, más que evitarlos. Se siente algo muy especial, esa sensación imponente de hacer levantar la tribuna en un único grito: es un placer especial. “Por eso, cuando lo recuerdo cuando me preguntan, siempre contestó: me hubiera gustado ser goleador, aunque en definitiva, en mi historia de jugador, haya tenido que quedarme siempre en la chacrita”
NACHO PRIETO, UN AMIGO
“Algo que me ayudó mucho a aclimatarme en el Uruguay, pese a mi juventud, fue la presencia en Montevideo, conjuntamente con la mía, de mi compatriota Ignacio Prieto.”Siempre fuimos muy amigos, a pesar de que el destino quiso siempre que estuviéramos en equipos rivales, tanto en Chile como en el Uruguay. “Una vez en Chile en nuestros comienzos protagonizamos una jugada fuerte, y yo lo hice expulsar. Se puso furioso y quería arrancarme la cabeza. “Después, ya en el Uruguay y siendo muy amigos, durante la disputa de un clásico, lo volvieron a echar y yo justamente estaba parado al lado del juez. Entonces él, creyendo que yo había vuelto a repetir la jugada de años atrás, nuevamente se puso furioso y me dijo de todo. “Pero más allá de esas circunstancias que hoy cuento como anécdotas, risueñas, puedo decirte que siempre fue un amigo de verdad.”
ADMIRACION POR CUBILLA
“Debe haber sido uno de los jugadores más endemoniados que vi en mi vida. Cómo olvidarme de Luís Cubilla. Muchas veces lo he dicho ante los periodistas. Era un experto en esconder la pelota y usar el físico. “Además, tenía otra virtud fundamental: siendo un jugador entreverado, endemoniado , era difícil que alguien pudiera “darle” una en serio. “Alguna vez , cuando jugaba contra mí y no tenía más remedio que faulearlo porque se me iba , me le tiraba con todo y en una fracción de segundo me veía venir y acompañaba con un habilísimo movimiento de su cuerpo mi propio impulso, amortiguando de esa manera el golpe. “Claro que caía y perdía la pelota, pero lo más importante, lo increíble , era que no sufría ningún daño y además, por lo espectacular de su caída, todo el mundo salía pidiendo mi cabeza, creyendo que lo había quebrado, cuando casi no llegaba a tocarlo. Qué gran jugador. Difícil poder olvidarlo.”
LA ETAPA EN BRASIL
Sin duda el punto culminante de la carrera futbolística de Elías Figueroa llegó a partir de1972, con su pase para el Internacional de Porto Alegre, equipo en el cual descolló durante varios años. Solamente mencionando un solo hecho, podemos ubicar con precisión la dimensión que alcanzó el zaguero chileno defendiendo los colores de este equipo, uno de los grandes del fútbol gaucho. Para Brasil, Nilton Santos ha sido el mejor zaguero de toda su historia. Esta afirmación la hacen sin duda la gran mayoría de los brasileños cuando llega el momento de comparar valores de ayer y de hoy. En su oportunidad, mucha gente allegada al fútbol – incluidos representantes de la prensa deportiva del Brasil – llegaron a comparar al zaguero chileno con el otrora defensor de las grandes selecciones norteñas. “De aquella gente del Internacional no recibí mas que atenciones. Me trataron siempre maravillosamente bien y no recibí más que atenciones. Al principio, cuando recién llegué a jugar al fútbol brasileño, sentí un poco el cambio de ritmo, pero luego lentamente me fui adaptando y logré encajar sin dificultades en la dinámica del equipo.”
(Fuente ESTRELLAS DEPORTIVAS No.60 EL
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JUAN MARTIN MUJICA
UNA HISTORIA LLENA DE MARCA Y DE GOLES
Veinte años de fútbol han hecho de este Juan Martín Mujica un hombre muy proclive a no poner en tela de juicio el concepto de que cuando no se pertenece al circulo de los jugadores excelsos, hay que jugarse por la disciplina y la perseverancia como apoyos de todas las horas : es la tabla de salvación. Quien sigue las declaraciones de las personas que están en el azaroso ámbito de los deportes conoce bien su actitud : “Soy un obrero del fútbol” , sostiene sin especificar , claro , si debe decirlo porque no el queda otra opción o porque sabe que hay que cultivar una imagen grata a todos los aficionados: la del individuo que sobrevive a sus propias cortedades técnicas con el empeño que guía con mano firme , hacia un éxito de otra manera improbable. En realidad el punto no necesita respuesta : Juan Martín goza de un presente pleno de bienestar y consideración . Y mas ahora que se ha visto orlado de brillanteces impensadas hace dos años, cuando piso Montevideo para quedarse : elimino a Peñarol de la Copa Libertadores en el “celebre” clásico de 4 febrero – con lo que obligo a algunos fanáticos tricolores a elevar el hecho a la categoría de un “trece de setiembre” – y llevo a un nacional sin alma ni vida a una expresión de combatividad mas bien falta de antecedentes. Esta en eso, sin darle mucho a torcer al futuro porque sabe que la suerte tiene veleidades propias de dama casquivana : se limita sin estridencias mayores a persistir en la misma línea de tozudez y trabajo que le cambio radicalmente la vida desde que “emigro” de Paysandú para iniciar el camino bajo la luz de los tubos de neon.
MIS RECUERDOS DE CASABLANCA
Sus padres debe haber festejado el nacimiento como un regalo de Navidad, porque nació un 22 de diciembre . En 1943 , la familia estaba demasiado contenta con la “ultima adquisición” para prestar atención a un mundo en el ue la guerra iba cambiando de rectores en Montevideo, recién había terminado un campeonato que represento , para Nacional, la conquista de su quinquenio famoso. Todo el pueblo de Casablanca se alegro, por supuesto : a quince quilómetros de Paysandú , todos se conocían y festejaban como propias esas intrascendentes novedades cotidianas , patrimonio de los hijos de vecinos. Juan Martín hizo la de todos los chiquilines : jugar en el patio de la escuela como si fuera en el mas sofisticado de los estadios. Las paredes del instituto, para una imaginación generosa, fácilmente se convertían en tribunas colmadas de publico ferviente y el alumno era sin mas tramite el “fenómeno” del momento : nadie mas rápido que los muchachos para darse nombres que aparecen en los diarios como si fueran los de ministros o presidentes. “Jugué también en la selección de liceo, al que concurrí hasta al tercer año” El “segundo hogar” era un compromiso casi tan insolasyable como el de los estudios mismos. Y, como siempre , estaban los que gustaban mas del uno que de los otros : se perfilaban futuros doctores y las estrellas por venir.
¿ Quienes son en realidad los doctores , y quienes las estrellas ?
“La gran anécdota de mi vida en el liceo es la de que , en sustancia, el fútbol siempre me gusto mas que los estudios. Así se lo hice ver a mi madre, que no hizo la mas mínima objeción. Quizás hecha la idea de que “el nivel” lo daban los libros –por una tradición que venia desde mucho tiempo atrás- íntimamente sintió aquello como un golpe. Pero me dejo el camino abierto. Siempre estaré agradecido a su esfuerzo. Mi origen es humilde, usted sabe. Mi madre , lo he dicho siempre que me lo han preguntado, cosía pantalones para posibilitar mi concurrencia al liceo”. Parece muy simple y normal que una persona acepte su precedencia sin rubor alguno. Pero todavía hay quienes “olvidan” : Juan Martín, que cree en la amistad, opto por quedar fuera de esa discutible categoría.
EL RAMPLA QUE YO QUISE
En 1961, en Rampla se vivía un furor especial porque el año anterior se había dado algo que no se daba desde hacia casi cuarenta años, cuando en la época amateur de nuestro fútbol, el club de la villa había salido campeón. De no haber tenido Peñarol, ese año, una formación de real fuste, Cerro podía haberse consagrado: se clasifico, sin embargo, vicecampeón. La idea, entonces, era emular esa conquista con una presencia de jerarquía para ese año: había que reforzar el equipo, hacer mas contrataciones, depurar parte de los planteles, robustecerse. Guillermo Veiga, un señor hoy fallecido que en esos momentos era dirigente rojiverde, se había fijado en un back izquierdo bien flaco, pleno de vitalidad e impulsos, quizás bastante desordenado en sus patriadas hacia sectores medios de la cancha y algo flojo para quitar la pelota, pero propietario de una zurda que despedía continuamente un bienvenido olor a pólvora. “Por entonces estaba jugando en el cuadro de juveniles de Casablanca que estaba integrado por operarios del Frigorífico” . En la línea de cuatro zagueros se sintió siempre mas cómodo al centro, quizás su verdadero puesto. Guillermo Veiga , que era gerente del frigorífico, intuyo que ese poderoso disparo podía rendir frutos mas vastos en un medio de mayores posibilidades, y se lo llevo con una facilidad asombrosa, mas explicable que hoy en un ámbito donde las contrataciones de jugadores seguían siendo una inversión muy sustanciosa, mas sustanciosa que hoy. “En octubre de 1961 llegue a Rampla con todas las esperanzas de rigor” . Jugaba, como ya he dicho al centro, sobre la izquierda, y en esa posición acompaño a Rampla en la gira que realizo por Centroamérica. La institución venia muy prestigiada por haber salido vicecampeón del Uruguayo, delante de Nacional y Wanderers : las ofertas de partidos llovieron porque los títulos traen la abundancia. Y en esa gira se lastimo Origoni, el marcador lateral izquierdo: el destino determinaba para Juan Martín un cambio de puesto que seria pauta inalterada de su campaña posterior en el Uruguay. Un año después, cuando paso a Nacional tendría palabras de recuerdo para las amistades que había forjado en Rampla. Algunas de ellas venían de antes, como Domingo Pérez, por ejemplo, quien le había acompañado en su peregrinaje desde Casablanca hasta Montevideo. Otras las vertebro después, en el contacto cotidiano con jugadores, técnicos y dirigentes: nunca dejo de cultivarlas, por supuesto, porque el calor de la relación humana no se atenuaba con el cambio de casacas. Así, en la entidad de la Villa estuvo hasta fines de 1965 : “No quiero dar nombres de esa época. Me puedo olvidar de alguno y no seria justo”. Difícil seria, creemos: Juan Martín tiene excelente memoria para las fechas.
EL DRAMATICO PASAJE A NACIONAL
Por aquellos años, todavía iban al estadio, promedialmente, unas veinte mil personas por cada etapa de las competencia local, aunque comenzaba la lenta declinación que hizo crisis hace dos años con niveles que apenas sobrepasaban las siete u ocho mil. El 18 de febrero de 1966, la prensa anunciaba, en apenas tres líneas perdidas, que “Nacional tiene interés por Juan Martín Mujica. Rampla Juniors solicito tres millones de pesos o un millón en la mano y el resto sobre la base de jugadores albos que pasarían a vestir la rojiverde. Trascendió , sin embargo, que los tricolores no estaría dispuestos a desprenderse de ninguna figura, lo cual dificulta las gestiones”.
La verdad es que no importa precisar si Juan Martín se entero de este interés por la prensa o si ya alguien había hablado oficialmente con el. En realidad, lo que interesaba es que con esa noticia se le estaba dando el primer impulso hacia el gran compromiso desupervivencia ante esos veinte mil aficionados que irían a esperarlo a el y a los otros diez de la integración titular. Aun después de treinta años de fútbol profesional – en cuyo marco los pases a Nacional o a Peñarol eran moneda corriente – ningún jugador de club menor dejaba de sentir un ramalazo de alegría cuando se hablaba de su posible ingreso a una institución “tradicional”. Juan Martín no tenía motivos para ser la excepción, aunque creía en las inevitabilidad de la historia y en los procesos naturales que se cumplen en la realidad de los individuos sometidos al juicio de sectores compactos de opinión. El pase quedo frío en apariencia al menos, hasta el 27 de febrero, fecha en que tiene lugar un hecho “crucial” Mario Méndez ligado a un lapso tricolor donde las derrotas abundaron por sobre las victorias , es transferido al Vasco Da Gama. Entonces Nacional insiste por JMM . En cuatro días vencía el plazo de presentación de las listas de retención de jugadores y comenzaba con ello, una dramática carrera contra el tiempo que culminaría como en las películas rosadas de los años cuarenta : el “heroe” Juan Martín llegaría a las oficinas de la Asociación cuando el tiempo expiraba y se saldría con la suya. “Lo que pasa es que Rampla insistía en que quería jugadores de Nacional y Nacional no quería darlos. El presidente nuestro era el Dr. Justino Carrere Sapriza y el de Nacional, el Dr. Eduardo Pons Etcheverry. Recién a ultimo momento se pusieron de acuerdo”. El 3 de marzo casi imperceptible apareció el empujón final : se publico que también lo quería Peñarol. ¿Un bulo o realidad? El hecho es que esa misma noche se hizo el pase. Juan Martín esperaba en la casa de otro jugador de Nacional mordiéndose las uñas. El libro de registros de la Asociación se cerraba a las seis de la tarde y allá en la sede seguía como una mini-Yalta, el conciliábulo entre los dos titulares, en patético tira y afloje como que iba a decidirle su destino. Este periodista estaba en el local de la AUF , la vieja casona de 18 y Vázquez, cuando se le vio llegar del brazo de los responsables , los tres con sonrisas de oreja a oreja. Carrere Sapriza estaba feliz con sus dos millones de pesos, uno de ellos al contado : Pons con su flamante adquisición y Juan Martín con su pase y las perspectivas de un porvenir mas amplio. La entidad oficial del fubol había abierto sus puertas expresamente para el . ¿ Para el solamente? En realidad no tanto : también firmo Victor Esparrago esa noche, en tanto que Walter Taibo paso a Peñarol , Rafael Leites a Sud America y Miguel Reznik a Racing. “Esto me ha tomado de sorpresa – le dijo a los cronistas – Siempre fui de Nacional. Además , quería vestir la celeste. ¿Ondino Viera? Todo se lo resumo en dos palabras:Algo sensacional” . El Mundial de Londres se aproximaba y esas declaraciones podían dar lugar a pensa que le interesaba quedar bien con Ondino que comenzaba a “trabajarse” un puesto en la selección. Luego sin embargo, quedaría demostrado que no era asi: Andino “o echo” del grupo preseleccionado ,lo mando de vuelta , diez días antes del encuentro con Inglaterra , ene. Grupo de “los cuatro malditos” y ni una palabra de resentimiento salio de sus labios.
UN DESAFORTUNADO DEBUT
Por marzo de 1966 Nacional estaba disputando la Copa Libertadores de América. La euforia inicial de 30 de enero, noche en que los chiquilines traviesos golearon por cuatro a cero a un aguerrido sapiente equipo aurinegro de veteranos, se habia diluido bastante porque veinte días después los “viejos” se recompusieron reabrieron el libro y la situación retomo un equilibrio conflictual que debía ser forzosamente roto en las semifinales, etapa a la que pasaban los dos primeros de la ronda preliminar. Había un tercero en discordia, la Universidad Católica de Chile, contra la que nuestros clubes tuvieron suerte diversa. En el clásico, Juan Martín jugo al final con la del bolsillo : era el 10 de abril de 66 y Pedro Virgilio se despacho con tres goles que quitaron el resuello al Estadio, poniendo un definitivo tono de Calle Maldonado a la competencia. Sin embargo no quedo mal parado en el juicio de la prensa : “En el primer tiempo, Mujica domino bien a Abadie, pero en el segundo no pudo con la velocidad de Spencer”. Parecía que iba perdiendo ritmo a medida que los partidos progresaban en su tramite , porque con Universidad Católica , al encuentro siguiente le paso lo mismo : “Mujica anduvo bien al principio, pero luego el puntero Betta le complico la vida”
Y era un concepto benévolo . Opiniones similares a estas se multiplicaron luego como conejos : revelan a la luz del tiempo transcurrido desde entonces – catorce años – que el nivel de Juan Martín era ese, precisamente. Era una modalidad que el mismo confirmaría luego en una actitud de legimitima defensa pero a la vez de plena conciencia de sus relativos recursos : “Soy un obrero del fútbol. En el equipo del 71 estaban los dos Luís, que eran fenómenos y nosotros, los restantes que éramos obreros y acompañábamos”.
Nadie puede por lo tanto decir que Juan Martín se engaña a si mismo o pretende engañar a alguien , porque ha jugado para el que ha querido pagar su entrada. Su sinceridad queda a salvo aun por sobre la sospecha de que se califica como “obrero” en un subconsciente pedido de pendón por no haber sido nunca un fenómeno pero , si no lo fue, no tiene la culpa de ello. La calidad de obrero marca, en fútbol la mediana diferencia entre el que acostumbra “echar para adelante” y el que entra a la cancha con galera, bastón, capa y hasta monóculo de conde Drácula : el publico adora a estos últimos y “tolera” a los primeros porque sabe que son necesarios para conformar el caudal anímico de un equipo, hasta para forjar las leyendas de integraciones con agallas, muchas veces salvadoras.
“Por eso no quiero entrar a analizar si en el fútbol, como en todos los ordenes de la vida, hay ganadores y perdedores. No me interesa. En el fútbol están los que se portan como auténticos profesionales y los indisciplinados, los que saben que . a pesar de que en la prudencia les va la vida, igual se desafían contra todos los consejos sabios. Estoy oyendo hablar de los “milagros” de Espárrago y Morales, y yo digo que no hay ningún milagro. Que se trata de hombres que se cuidan con un sentido de la profesionalidad insuperable. En cuanto a lo de Cubilla, no se si hay mito, leyenda o buena estrella. Pero si se que siempre fue un hombre al que le gustaron las difíciles y las enfrento mano a mano , sin apoyos, con su propio caudal humano. Ahí esta la presencia del verdadero ganador”.
LA “PREGIRA” DEL MUNDIAL
El 15 de junio de 1966 fue un día feliz para los aficionados uruguayos. La selección cumplió su primer compromiso en la gira que las autoridades del fútbol habían vertebrado con el objeto de hacerla llegar a Londres con el máximo de sus alcances. En Tel Aviv, los muchachos derrotaron a los israelíes por dos a uno y se generalizo la impresión de que, pese a los vacíos que quedaron al descubierto, estábamos en condiciones de jugar un papel bastante digno. Juan Martín no jugo, sin embargo , porque formaba parte del sector que , aunque nadie los llamara por ese nombre en el circulo técnico de la selección era el de los suplentes. Tampoco jugo el 19, día en que los rumanos nos vencieron en Bucarest por uno a cero – y la prensa dijo que nos habían robado un penal – sumiéndonos en el mar de dudas que persistirían aun después del empate con España , uno a uno , el día 23. En Madrid, Mujica tampoco jugo pero si lo hizo , los noventa minutos en Lisboa : Andino, ese día 26, puso a todos los suplentes y la formación que un mes después se clasificaría tercera en la justa mundial al perder por dos a uno con los anfitriones, nos hizo tres goles. El ambiente no estaba para bollos, en efecto. Y Juan Martín fue uno de los castigados: “Jugo” desorientado todo el partido – incineraron los enviados especiales- y dio ventajas excesivas a José Augusto, permitiéndole maniobrar con comodidad, exigiendo salidas a Emilio Álvarez. Desarticulo el sistema defensivo e ignoro cubrir a sus compañeros. Hacia el final del primer tiempo tuvo quites oportunos, pero careció de audacia para aprovechar terreno que en varios pasajes tuvo a su disposición” .Ondino no leyó estos juicios por supuesto, pero estaba mirando con ojo de Catón el encuentro y quizás allí tomo “la determinación fatal” . El 29 de junio elimino a Julio Cesar Abbadie, Carlos Martínez, Vladas Douksas y Juan Martín Mujica del núcleo de jugadores que apenas doce días después bajo los sones de las marchas marciales y el griterío de miles de ingleses recibirían el saludo de Su Majestad Isabel II.
EL “MISTERIO” DE LOS PENALES
Por años, Juan Martín le resolvió a Nacional la cuestión de los penales. Las cambiantes épocas donde se exigía estar al tanto de innovaciones que treinta años antes a nadie se le hubiera ocurrido calibrar, imponían también la existencia de un ejecutor experto de la pena capital. Para los tricolores no era una carencia crónica, claro porque hasta ese momento Mario Méndez lo había hecho con la sobria eficacia que siempre caracterizo su persona. Pero no estaba de mas mantenerse a tono con esos requerimientos: el botín izquierdo de Juan era como un rifle de repetición que liquidaba arqueros en un rito de fusilamiento donde la orden verbal de fuego era apenas reemplazada por el silbato del juez. “El secreto estaba simplemente en el carácter del remate. Tenia que ser seco, limpio y fuerte. Así, siete metros y pico de arco dan espacio suficiente para colocarla siempre adentro – explico – pero además, por las dudas, yo no hacia concesión ninguna. Era parte del oficio, usted sabe”
Con eso de que no hacia concesión alguna se refería a que también era un estudioso. Así como algunos guardavallas se devanaban los sesos tratando de descubrir la receta para detenerle el disparo, el también estudiaba a cada uno de los porteros de primera división, sus carteristicas técnicas, sus desplazamientos, sus intuiciones. Por eso, a pesar de que ejecutaba siempre con su pierna izquierda, la pelota llevaba una trayectoria impredecible, imposible de visualizar por anticipado mediante el cálculo mental de su inminente trayectoria. Y sin embargo los erró.
“Es verdad. El mas notorio fue en un partido contra Racing, que arbitro Pablo Víctor Vaga. Había llovido que se las pelo y el piso del estadio era un barrial. Fue un penal importante porque íbamos cero a cero y si lo embocaba ganábamos. Pero lo erré y terminamos empatados. Pero ese día me resbale en el barro y ya no podía volver atrás. Le pegue demasiado abajo y la pelota salio por sobre el horizontal”.
DOBLANDO EL CODO
El 28 de diciembre de 1971 Nacional derrotaba al Pnathinaikos bajo un calor que derretía las piedras y se consagraba Campeón Intercontinental. Juan Martín no estaba allí, para tocar el cielo con las manos, la noche en que Luís Ubiñas elevo la copa y se la mostró a los cincuenta mil pañuelos blancos que convertían al Estadio en una montaña nevada. Algún resorte estaba fallando en la estructura que el club había montado para conseguir el viejo sueño de oro de la triple coronación. Ese año, el querido proyecto se convertía en realidad pero al precio de fisuras que propiciaron el desborde. En otras palabras : organización de ese cuadro de los Luís y los obreros había exigido un esfuerzo económico que tarde o temprano había que pagar….vendiendo precisamente a quienes estaban ya en la gran vidriera del mundo como “los campeones”. En este contexto debe incluirse sin duda la transferencia de Juan Martín al exterior junto a los demás “tigres” hasta generar un derrumbe que entronco con la llegada de Fernando Morena a Peñarol y la correlativa solución por este club de su irrespirable ausencia de gol. “Acá, quiero insistir que en el equipo los fenómenos eran Artime y Cubilla. Los demás reitero éramos obrero que acompañábamos”. Dos Luís como si fueran reyes de Francia. Que no por ser decisivos debían dejar de cuidarse como los demás : “Hoy a estos muchachos de Nacional le inculco la dedicación a la profesión por sobre todas las cosas”
LOS AÑOS DE FRANCIA
A veces se pierde noción el tiempo. Por allí daba la impresión de que Juan Martín había estado en Francia algo así como tres años solamente. Pero no , fueron casi siete. Los evalúa con un tono de satisfacción, resumiendo la experiencia en la simple frase de “me fue bien”. Allí era “Yan Marten” y al principio , por supuesto debió luchar con las diferencias idiomáticas porque había llegado con el francés del liceo. Pero tenia dos colaboradores de calidad : Ignacio Prieto , que lo hablaba bien, y Roberto Fouilloux , otro chileno que había ido a dar con sus reales en la primera división de aquel país.
“Jugué en el Lille primero y en el Lens después. En los dos tuve buena actuación, porque el fútbol francés tiene un nivel medio en el ámbito europeo. Había varios uruguayos , poco conocidos en nuestro país, como Nogues y Resola, que también actuaban”
Era imposible hacerse conocer al nivel de ídolo popular. Había que ser un fenómeno entre fenómenos a pesas de la rapidez de las comunicaciones actuales para estar en labios de cincuenta y dos millones de habitantes. Pero pese a ello, Juan Martín, quien para entonces también tenia otra hija Laura y una tercera , francesa, que se llamo Marie Christine, gozo de tanta consideración como para que le fuera ofrecida la dirección técnica de planteles inferiores de Lille . “Entonces fue que quise prepararme bien. Hice el curso de entrenador regional en el año 1975 y el Nacional en Paris dos años después,. Hasta que en el año 1978 se termino el contrato y me ofrecieron otro por cinco años mas” Había llegado el momento de jugar su estadía en Francia quizás para toda la vida o volver sin mirar atrás. Como siempre, la esposa no puede dejar de ser consultada en la medida en que cualquier decisión también incide sobre ella. Y ella le hizo ver, entre otras cosas , que sus hijos se estaban olvidando de hablar el castellano, en tanto se integraban al medio en el que vivían. El 7 de junio de 1978 , su avión aterrizo en Carrasco y allá los atentos cronistas deportivos lo fueron a buscar. Juan Martín ratificaría lo mismo que converso con su esposa en Francia: “Regrese con mi familia para no volver mas a Francia. No fue distinto a lo que esperaba. Por el contrario, me fue mejor. Pero mis hijos solo estaban hablando francés y eso no lo podía permitir. Ellos son uruguayos y deben vivir en el Uruguay. Además se extraña mucho cuando se juega afuera. Creo que aun puedo jugar aquí. He llevado una vida muy correcta y mantengo buen estado físico. Confió, pues, en no defraudar”
Por intermedio de Luís Cubilla, obtuvo la posibilidad de jugar unos meses en Liverpool y luego en Defensor. Mas que nada a efectos de conservar el ritmo deportivo, preservar su línea física. Hasta que Nacional volvió a llamarlo : el diploma de “la Sorbona” lo habilitaba como entrenador y aquí se hizo valer. Los tricolores no querían olvidarse de alguien que en su momento le había dado grandes satisfacciones y que el 4 de febrero de este mismo año, como culminación de una crisis en la que quedaron envueltas la renuncia de Pedro Dellacha y la situación policial que abrazo a la anterior Comisión Directiva, se encerró con los jugadores a corregir con urgencia varios defectos tácticos. De allí emergió, insólitamente , un planteo que derrumbo la leyenda de la “garra” aurinegra y aseguro la presencia de Nacional en la Copa Libertadores.
“Ahora trabajo con realidades. Instruyo a los jugadores y les reitero hasta el cansancio de que lo fundamental es comportarse como auténticos profesionales. Lo demás lo hacen ellos en la cancha, como trate de hacerlo yo y lo hicieron, antes que yo, quienes alimentaron la convicción de que en este mundo nadie regala nada y que lo que se tiene hay que ganarlo en buena ley.”
( Fuente ESTRELLAS DEPORTIVAS – EL DIARIO Nº 144 Autor de la nota Horacio Silva Oneglia)
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HECTOR COSTA
Justamente admirado en todos los escenarios del mundo en que le toco actuar defendiendo a Sporting o al Uruguay, Héctor Costa fue, como basquetbolista, digno de la mejor época del baloncesto nacional, deporte en que alcanzo las más altas distinciones. Se inicio en su carrera deportiva de una manera vulgar, casi tímida. Se hizo en mucho por si mismo, es decir por sus propias determinaciones. Triunfo cabalmente y un día emprendió el retiro para irse hacia un olvido que no podrá lograr, por mas radical que sea su determinación tan irrenunciable como todas sus actitudes. Fue un capitán con alma de caudillo, porque jugo constantemente rodeado de amistades que lo comprometían a ser cada vez mejor y porque sus compañeros de cada equipo en que fue líder lo tomaron como un ejemplo de lealtad y de sobreesfuerzo, este estado que se valora como calidad, clase, aptitud de ser siempre mas y , sobre todo, cuando las tensiones y las contrariedades son adversas hasta la inminente derrota. Este capitán campeón de campeones, un “campeonazo” , que hoy solo habla de básquetbol y sus mentores, muy seriamente en broma, -porque su retiro es radical- fue protagonista cierta vez de un episodio que lo pinta de cuerpo entero. Se jugaba el Campeonato de Campeones Sudamericanos en Quito. El enemigo era el tean argentino de San Lorenzo, arriba en el store por dos puntos contra Sporting capitaneado por Costa, cuando el partido tocaba a su fin. Reconquista la pelota Sporting. Faltan siete segundos. Se pide tiempo. La extrema ansiedad popular esta de pie. Se ordena nerviosamente la ultima jugada. El tiro sobre cabeza de Costa o su gancho eran las dos armas decisivas que aun no había podido neutralizar los rivales. El caudillo, se anticipo a tomar toda la responsabilidad, ante el riesgo sin opciones, allí en el mismo ambiente en que la polémica sobre la calidad, -esa definición- , situaba al capitán Héctor Costa como el mejor jugador uruguayo de todos los tiempos. Cualquier otro jugador perdía mucho en ese ultimo tiro del partido, como definición de una jugada capital. Pero Costa perdia o por lo menos comprometía mas que nadie su imagen, la de su equipo y en mucho la del básquetbol oriental. Su alma de caudillo quedo traducida a este de desafió : - ¡Yo nunca erré , faltando cinco segundos!, grito . Y así fue. El contador José Pedro Damián, presidente de aquella delegación tiene en este episodio una de las anécdotas preferidas cuando se trata rememorar tantos episodios de que ha sido actor ese capitán con alma de caudillo, afecto a esas actitudes en trances que en el deporte constituyen la única forma de medir la calidad. Costa contempla la actividad deportiva de manera muy personal desde siempre. Discrepa con la critica pero la respeta y la asimila, se entreno sin lucimiento pero puso en practica con lucidez y empeño máximo todo lo que importo al equipo.
FICHA PERSONAL
Héctor José Costa Massironi
Nació en Montevideo el 30 de julio de 1929
Hijo de José Costa , comerciante y de Margarita Massironi.
Concurrió a la escuela Artigas, en Canelones y Municipio. Casado
Tiene cinco hijos : Daniela-Mónica-Alejandro –Helena y Ana Inés.
Debuto en Sporting a los 10 años de edad , en 1939.
Jugo 4 años en Menores, 1 en Juveniles y 15 años en primera.
Se retiro en el año 1961
De la Escuela Artigas paso al Seminario en cuyo equipo jugo.
Fue campeón de Menores en Sporting en 1945 y de Juveniles en 1946.
Su primer partido oficial de primera fue contra Atenas.
Su último partido oficial de primera fue contra Olimpia.
Perdió en el debut e insistió en perder en el último.
En su primer Campeonato Federal de primera debuto contra Trouville.
Tiene la medalla de bronce de los Juegos de Helsinki.
Fue capitán en los Juegos de Melbourne, también bronce.
Fue honrado con la Medalla al Merito por la Comisión Nacional de Educación Física como distinguido defensor del deporte uruguayo.
UN CAPITAL DE CLASE
Héctor “Coco” Costa una autentica estrella deportiva dentro y fuera de los limites territoriales de nuestro país , es hombre desafecto al universalmente admitido sistema periodístico de la entrevista a pesar de que el es un extrovertido. Probablemente nunca antes el lector intuyo que este hombre vertical bajara de su arrogancia triunfadora para dialogar una entrevista, conversar un reportaje o discutir una opinión para la publicidad. En toda la escala social y especialmente en el ámbito del espectáculo deportivo, este tipo de sistemática evasión se da muy rara vez. Sus representantes mas conspicuos pertenecen a una especie casi extinguida o radicalmente puesta fuera de circulación por la avidez popular de nuevas figuras o de nuevas victimas para la despiadada crueldad de los críticos , sin excluir a los espontáneos que el fanatismo distribuye en cada cancha. Este desencuentro con el señor Héctor Costa nos hace felices porque constituye un desafió profesional, tan fascinante que podemos considerarlo un hecho suficientemente risueño como para considerarlo “fuera de serie”. Los asiduos lectores de “Estrellas Deportivas” no han dado seguramente con muchos ejemplares de esta infrecuencia filosófica. Hubo alguna vez hombres públicos que se negaron a una entrevista biográfica, por su parentesco inmejorable con lanota neurológica. También hubo la razonable argumentación de que la negativa solamente consigue que el biógrafo se sacrifique en recorrer unas cuantas oficinas para obtener de los amigos y parientes del elusivo candidato, aportes no solo para una biografía sino que para lanzar el “best seller” de la adulonería.
PRIMEROS TIROS
Si recurrimos a seguir un orden inicial cronológico, detestable sistema , será fácil memorizar que lo conocimos de botija, cuando una mañana vino al Juventud viejo de la Avenida 8 de Octubre, acompañado de un amigo que aparentaba su misma edad, para invocar su carácter de competidor de un torneo intercolegial católico y así lograr algún contacto , nada importante, con la organización. Nos impresiono su carácter. Estaba ansioso por la competencia y al mismo tiempo se veía reprimido por su conducta. Precozmente estaba ya moldeando el dominio de carácter que le permitiría mas adelante aspirar a lo mejor en el deporte , dentro de la especialidad mas adecuada a su conformación física. Desde ese día seguimos su trayectoria con interés distante hasta que llego un día en que tuvimos que hablar de hombre a hombre. Esa vez habremos cruzado cuatro frases cortantes y fundamentales en el ambiente de una sala de recepción de “EL DIARIO” , cuando estábamos en la calle Sarandi entre Bartolomé Mitre y Juan Carlos Gómez. Con la crudeza con que se puede hablarle mano a mano le dijimos lo que pensábamos de el. Costa a su vez, nos dijo lo suyo y seguimos nuestra vieja amistad de silencios con nuestro consejos, con nuestras ordenes, con nuestro reproches, todo eso envuelto como para regalo… …y todo eso con la contrapartida de sus ironías filosóficas, intelectuales, cuando menos , y su franqueza ancestralmente italo-española sin envolturas de retórica a veces tan brutal que rebotaba en la piedra facial de nuestra determinación y le dejaba ardiendo la cara.
CONCENTRACIONES ¡NO!
Rápidamente nos fuimos entendiendo. De acuerdo al tono que gritábamos su nombre o su apodo, Costa adivinaba la orden y la retransmitía con el mayor énfasis, con la convicción mas honda. Porque aunque no estuviera convencido, sentía la satisfacción de enfrentar un desafió y hacia el milagro, hijo del desacierto compartido. Y en el básquetbol como en cualquier deporte de equipo estas unidos hasta en el error, produce victorias milagrosas, siempre y cuando sepa elegir el error al que nos vamos a jugar. Lo creíamos díscolo, pero solo era razonador. Lo creíamos individualista, pero solo era exuberante . Y como razonado y como exuberante le ofrecimos ocasiones propicias a sus posibilidades. Suele decir frases como que “una cosa es jugar al básquetbol y otra cosa es ser jugador de básquetbol” o “el jugador responsable sabe que debe mantenerse permanentemente entrenado, sin necesidad de que lo convoquen para entrenarse o le fijen una determinada hora para hacerlo” o “Soy contrario a las concentraciones porque creo que debemos permanecer en nuestro ambiente habitual” o “El entrenamiento no debe ser “largo” , debe ser permanente”. Los padres de Costa vivían en la zona del parque Rodó . A nadie le puede resultar extraño que juegue básquetbol y que lo haya hecho por Sporting como para que se pueda decir de el que siempre jugo oficialmente solo con la camiseta del Sporting y con la camiseta celeste de los seleccionados. Pero la verdad es que según cuentan las comadres del barrio, Costa hizo sus primeros tiritos en la cancha de Neptuno y sus segundos tiritos en la cancha de Bohemios y sus terceros tiritos en el Seminario. Cabe decir entonces que no entro de repente en Sporting sino que tuvo opciones previas. En Neptuno porque en la niñez de Costa los del tridente estuvieron primero sobre la plaza Ramírez y luego sobre la calle Duvimioso Terra donde nació y vivió Costa. Fue seguramente en esta ultima cancha que Costa hizo sus primeras armas como los hermanos Reybaud, aprovechando pelotas perdidas o las horas de tregua. Con un amigo fue también a la cancha de Bohemios, pero como no lo había captado Neptuno, tampoco lo capto como jugador oficialmente considerado el club Bohemios y así termino por comenzar oficialmente en Sporting. Tuvo la felicidad de que los menores “buenos” ya estaban alineados para el torneo oficial de la categoría y por consecuencia tuviera que jugar en los menores “malos” del extenso plantel de semillero decano. Malo entre los malos aprendió el primero de los fundamentos del básquetbol : el banco, ese lugar apto para que los peores estén ganando con la imaginación y por goleada. No obstante, como mas vale llegar a tiempo que ser convidado, Coco paso un día a alternar con los buenos por el procedimiento de adaptarse a las condiciones requeridas para no presenciar el partido, sino jugarlo y , mejor ganarlo. Y por fin dejo de ser “bancario” y gano campeonatos de menores. A la campaña larga de menores se le agrego la de juveniles, le siguió la de reservas, antesala de la primera división o división de privilegio, ahora superpoblada de invasores extraños de habilidad inimitable.
BUCK CANEL Y COSTA
Aquel legendario locutor que supo emocionarnos con sus relatos sobre los importantes matches de boxeo por el campeonato mundial de todos los pesos. Back Canel, era un gran admirador de Costa cuyas aptitudes deportivas propalo por todos los rotativos del mundo a los que servia su agencia desde Melbourne. Ambos se conocieron en Melbourne y volvieron a encontrarse en Roma , durante los juegos Olímpicos siguientes. Back Canel entro en la rueda de sus compatriotas puesto que es uruguayo aunque no les parezca y después de la breve narración de un pintoresco episodio del que había sido testigo imaginario en la Luna, cuando se disponía Canel a seguir la serie, Costa le advirtió : Antes que hagas otro cuento te advierto que te falta la gracia que tenias en Melbourne… Precisamente , anoto Canel , acaba de enviar un despacho en el que arriesgo la opinión de que Costa tampoco salta como en Melbourne…Las dos afirmaciones eran axiomáticas, como que no tenían ni necesitaban demostración y todo lo que paso fue que cada cual no hizo mas que decir que todo tiempo pasado fue mejor.
“ DE AQUÍ NO SE VA NADIE”
Todo esto que de apreciable tenia el jugador que defendio solo dos camisetas no se llevaba dentro de una maleta, sino que iba en una humanidad de respetable estatura, de lucido criterio de rapidez mental para captar las dificultades que hay para llevar a cada victoria y de serena determinación para ubicarse en todos los imprevistos para jugarse definitivamente. Cabria relatar ahora una incidencia fundamental de la que Costa fuera protagonista espontáneo y decisivo, cuando en una ciudad capital de este continente que no era precisamente la ciudad de Montevideo enfrentaba en carácter de capitán visitante un match internacional definitorio. No habia antecedentes propicios a lo que se dice un partido de guante blanco, sino mas bien que se esperaba un partido picado, aspero, friccionado en que los celestes enfrentaban una gran sed de revancha adversaria. Previsto lo peor, se procedió a impartir instrucciones sencillas, pero muy concretas , solo minutos antes de emprender el viaje hacia la cancha en la que prácticamente el partido empezaba a partir de la entrada del Uruguay al estadio supuestamente hostil. Cuando se iniciaba el precalentamiento se presento un compromiso extradeportivo en presencia de la cupula de autoridadesy se lo rechazo en forma cortes pero muy firme :”No permitiremos que alguien influya en el equipo uruguayo después de recibidas las instrucciones tecnicas, que ya fueron dadas ene. Hotel”
Hay partidos que se empiezan a jugar desde el ingreso a la cancha. Los jugadores que escucharon el dialogo que hemos sintetizado captaron como venia la mano. El juego se desarrollaba en forma favorable al equipo uruguayo que se adueñado de la cancha y del store, con evidente superioridad moral. Fue entonces que una inicial hostilidad verbal adquirio repentinamente agresividad peligrosa con el lanzamiento de botellas que se hacia añicos en el piso de la cancha. Hubo los cabildeos de siempre, las interrupciones necesarias y el capital Costa que intuyo la posibilidad de suspender el juego que escucho a alguien diciendo “aquí no se puede jugar” , grito con toda la garganta :
¡DE AQUÍ NO SE VA NADIE!
Y mientras enarbolaba el buzo celeste le agrego a la frase el matiz macabro ya para cantar todos los puntos en un solo desafio :
¡SOLO MUERTOS , NOS VAN A SACAR!
Se gano el partido. Se postergo el festejo final. La manifestación iba por dentro. Se acepto una fuerte custodia armada y una locomoción especial hasta el hotel en cuyos alrededores la hostilidad se fue durmiendo hasta la madrugada siguiente. Montevideo seguramente festejaba..Queremos suponer que quienes convivieron con Costa otras jornadas deportivas de la frecuencia de campeonatos locales habrán tenido repetidas muestras de su carácter, de esa calidad que solo puede medirse en momentos críticos, en situaciones extremas. Otro tanto debe de haber ocurrido – suponemos – con sus hinchas. Porque Costa fue de los jugadores que por su carácter de protagonistas principal tuvo su barra de hinchas y de amigos, numerosa consecuente, como uno de los mejores premios al sacrificado curso de básquetbol y de deportista que tuvo que seguir desde su eleccion de club y su indigestión de “percha” en los menores “malos” de Sporting , los que hay en casi todos los clubes y a los que se tiene generalmente en menos. Con la humildad de su escaso armamento para “pelear” un puesto entre compañeros y amigos, cada oportunidad que le brindo algun entrenador, la aprovecho sin ir mas alla de lo que le ofrecieron a sus aptitudes pero sin dar un solo paso atrás y sin defraudar a alguien. Asi como hizo distingos definitorios y definitivos entre “jugar” y “ser un jugador” hacia expresamente o no – un distingo radical entre el amigo y el hincha.
YO VENGO A PASEAR
En la Villa Olímpica de Roma, Dante Cocito fue a acompañar a Héctor Costa al centro medico de la villa a los efectos de que se procediera a una curación por parte de uno de los especialistas encargados de la repartición. Tras haberle informado de que se trataba, Cocito paso a ocuparse de otra diligencia que lo mantuvo alejado por breve lapso de Costa. Cuando regreso, el encargado de la curación de Costa , con el asombro consiguiente había advertido que el paciente lucia cuatro costuras , dos en cada rodilla, correspondientes a otras tantas extirpaciones de meniscos.
-Dígame, le expreso a Cocito, ¿Qué tipo de deporte practica este hombre que parece que hubiera ido a la guerra?
-Básquetbol ¿El no se lo dijo?
-No; el me dijo que venia a los Juegos a pasear, nomás.
DOS MEDALLAS DEL MISMO NIÑO
Dos veces subió al podio de los vencedores olímpicos a reclamar su medalla de bronce; lo hizo en Helsinki en 1952 y volvió a cometer la misma osadía en Melbourne en 1956, esta vez en carácter de capitán. Pero en las dos ocasiones la medalla pudo ser de plata. Hubiera sido en Helsinki si no ocurre su forzosa exclusión del partido contra los rusos, donde se dice que el soviético Korkila le hizo una llave de judo y le fracturo un brazo lo que lo radio del dramático partido con Argentina. Pero no hubo llave sino que según se aclaro Costa y Korkila saltaron juntos a un rebote Costa cayo sobre Korkila que eludiéndolo le precipito la caída de forma que Costa se luxo el brazo izquierdo a la altura del codo. También en Melbourne donde Costa se había ya recibido de capitán , la medalla pudo ser de plata si el equipo uruguayo hubiera llegado a la final directamente con los Estados Unidos. En Roma volvió a ser capitán pero ya estaba enfrentando un problema generacional y solo le quedo un octavo lugar el consuelo de entregar la posta con la calificación para ingresar directamente al torneo Olímpico de Tokio, privilegio ue también se perdería posteriormente. El partido contra los Globertroters fue en 1951. Anteriormente todos habian enfrentado al equipo profesional norteamericano con timidez y con un sentido de cooperación inadecuado para un cotejo en serio. Con rebote y velocidad, Sporting les cambio el panorama a los visitantes que finalmente fueron silbados por el publico de la tribuna Olímpica del estadio Centenario, donde se jugo el match. Entonces se descalificaba con el cuarto foul. Costa y Rosello fueron eliminados por limite de faltas. Luego se realizo con ese equipo la gira por Brasil , donde se disputaron quince partidos sin una sola derrota en B. Horizonte, Bahía, Recife, Petrópolis y finalmente Rio de Janeiro. En la capital carioca debieron enfrentar en accidentado encuentro a Flamenco, virtualmente el combinado brasileño de la época, partido que quedo trunco por incidentes. También de Chile volvieron invictos los capitaneados por Héctor Costa en otra gira memorable. Tampoco conocieron la derrota en el Campeonato Sudamericano de Campeonato Sudamericano de Campeones en Ecuador, con los consabidos problemas de la altura en Quito. Entre sus mejores recuerdos figura también la gira de Sporting en Chile en el año 1950 que en rigor de verdad comenzó en Mendoza y se continuo en Santiago y Valparaíso. Sucesivamente cayeron todos los rivales ante un Sporting en que militaban, ademas de Costa , Rosello, Baliño, Fava, Barone, Antunez, Varangot, Bazzano y Cencio. Pero su consagración hubiera sido ganar aquel famoso choque contra los Harlem Globetrotters de Srpestein en el Centenario. Seguramente que ahora todavía y con actualizada razón, estaría cantando el “Que me van a hablar de amores”
(Fuente ESTRELLAS DEPORTIVAS Nº 115 -28/11/1979 autor Héctor López Reboledo)
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JOSE E. SANTAMARIA
HOMBRE RECORD
José Emilio Santamaría nació en Montevideo el 31 de julio de 1929. Se inicio futbolísticamente en las inferiores de Nacional y debuto en Primera División en 1949. Fue campeón uruguayo con Nacional en 1950, 1952, 1955, y 1956, siendo transferido a España en 1957. Precisamente defendiendo al Real Madrid cosecho mas títulos y se consagro campeón de la Liga de España en seis ocasiones (temporada 1957-58; 1960-61; 1961-62; 1962-63; 1963-64 ; y 1964-65).
También logro clasificarse Campeón de la “Copa del Generalísimo” en 1962. En el plano continental logro cuatro títulos de campeón de Europa de Clubes con el Real Madrid , obteniendo los torneos en 57-58; 1958-59 ; 1959-60 y 1965-66 , sumando en este plano la Copa Intercontinental en 1960 cuando el Real venció a Peñarol por 5 a 1 en Madrid Lugo de empatar 0 a 0 en Montevideo. Tuvo la particularidad casi exclusiva y compartida con muy pocos jugadores en el mundo , de vestir la camiseta de dos selecciones nacionales. En efecto, fue internacional celeste por Uruguay desde 1952 y llego a jugar 42 partidos. Pero además se vistió de rojo con la Selección de España en 18 ocasiones. Y para sumar lustre a su foja de servicios futbolísticos, puede citarse que jugo dos mundiales : en 1954 en Suiza, con Uruguay clasificándose en cuatro lugar y en 1962 en Chile , con España, quedando eliminado en la serie que compartió con Brasil, Checoslovaquia y México.
Se caso el 23 de marzo de 1955 con Nora Le Pera y tiene siete hijos ; Nelson , Nora, Beatriz , Susana , José , Silvia y Javier , y curiosamente , los dos primeros son orientales, mientras que los restantes nacieron en España, con la particularidad de que Javier es catalán – vio la luz en Barcelona – mientras los otros son madrileños. Santamaría también ha triunfado ampliamente en su vida privada y al dejar el fútbol activo encaro varios negocios particulares en los cuales la fortuna también le sonrió, al extremo de que es propietario de una cadena de panaderías en Madrid, que según se afirma le dejan una renta anual muy importante y que le permitiría vivir fácilmente sin tener necesidad de dirigir equipos de fútbol. Actualmente ocupa el cargo de Director de la Escuela de Entrenadores de Fútbol de España, cargo que es honorario y al cual accedió recientemente , luego del mundial ( nota hecha en el año 1978 por Atilio Garrido)
JOSE SANTAMARIA – UNA TRAYECTORIA EJEMPLAR
Sin dificultades puedo imaginar la escena. Un día cualquiera de comienzos de siglo, un puerto cualquiera de España., de aquella España bajo el reinado del joven Alfonso XII que apenas contaba con 18 años y daba que hablar por sus amoríos con la princesa Ena de Battenberg quien pasaba en el palacio de “El Pardo” las jornadas anteriores a su boda , mientras el monarca la visitaba a diario y los novios asistían a toda clase de festejos, como por ejemplo , la celebración de una representación escénica que se llevo a cabo en su honor en uno de los mejores teatros de Madrid y en donde para acompañar un minué que bailaron los prometidos toco el piano un músico famoso, Tomas Breton, que unos años antes había obtenido un resonante éxito con el estreno de “La verbena de la Paloma”. Era aquella una España convulsionada en donde no había lugar a porvenir para los humildes. Y mientras Frascuelo cautivaba con sus pases de muleta y verónicas en la Plaza de Toros y Consuelo Portela , “La Chelito” se transformaba en la mejor actriz cantando “La Goya” y bailando “Pastora Imperio” , los que no se resignaban al oscuro destino de trabajar para los que mandan, continuaban la corriente de emigración hacia el Nuevo Mundo. Había que “hacer la América”. Había que abandonarlo todo y jugarse el destino a una carta en esa gran timba que es la aventura de vivir…
En aquellos años partían de los puertos de España legiones de trabajadores que emigraban rumbo a la esperanza. Y el derrotero lo marcaba, ya el hecho de tener parientes que se les habían adelantado, o ya una circunstancia fortuita o una corazonada. Salían por centenares, por miles, y la Rosa de los Vientos le marcaba derroteros distintos. Unos marchaban hacia la América del Norte ; otros partían hacia el Sur. Pero todos formaron parte de la legión de “gallegos” que contribuyeron con su trabajo, su espíritu de orden, su concepto de comunidad y familia, a la grandeza y riqueza de América. La moneda de esta zona era mas fuerte que el dólar y tal vez por esa circunstancia, don José, colocado frente a la opción de elegir rumbo norte o rumbo sur, eligió el sur. Llego a Montevideo sin otros bienes que los invalorables de su juventud, su férrea voluntad de trabajar y salir adelante y su “profesión” de enfermero, cuando en aquella época ser enfermero equivalía a ser considerado con cierto respeto, porque muy pocos sabían dar una inyección o recetar unas píldoras para bajar la fiebre. Don José se afinco. Formo familia. Se asentó en la tierra donde echo raíces profundas y aquí se quedo. Inicio su peregrinaje difícil en las por entonces descampadas zonas adyacentes al viejo Hospital “Fermín Ferreira” donde se amontonaban los enfermos pulmonares de tuberculosis, sin cura posible en aquella época , y “contra el mar” , como decían los montevideanos, estaban, en otra repartición del Hospital, los leprosos. Aquel Fermín Ferreira era una llaga que la ciudad tenia al costado. Y en aquel ambiente de vida dura y un poco primitiva, don José paso los primeros años como enfermero, constituyendo su primer domicilio en Rivera casi Larrañaga. Y contrariamente a los dictados de la época que marcaban “llenarse de hijos” , por esas circunstancias del destino, el joven matrimonio tuvo uno solo. Y así , un 31 de julio de 1929, en Montevideo, nació José Emilio Santamaría…. Ya tenemos al personaje en escena. Hoy lo tengo frente a mi en esta ciudad de Buenos Aires, convulsionada por el Mundial “78” . Lo invito a repasar su historia, a que me cuente su vida, a que abra el cofre del recuerdo, desempolve su pasado y nos traiga frescas las remembranzas de un tiempo que paso, de una juventud que se fue, de un pasado que voló pero fue cincelado, modelando, su fina personalidad. Porque Santamaría, hijo único, criado en un hogar que a fuerza de las inyecciones y los vendajes que colocaba el viejo se fue haciendo prospero, con esa prosperidad característica de los inmigrantes que tienen grabado en la mente aquello de la Biblia : “siete años de vacas gordas y siete años de vacas flacas….” , empezó de cero, se hizo medio niño bien y el tiempo , la gloria, la fama y el dinero lo transformaron en señor… Y el “Pepe” acepta el desafió, y mientras los ojos celestes se pierden en una mirada sin final que colorea los recuerdos de su juventud, el fino ambiente del hotel bonaerense se puebla de imágenes montevideanas que traen el sabor romántico de un pasado mejor….
“Mis padres eran muy unidos. Yo fui hijo único y nunca se los perdonare, porque ellos siempre estaban pendientes de mi. Me sobreprotegieron y si bien eso no me creo problemas en la vida, reconozco que fue difícil acostumbrarme a depender de mi mismo. Mis viejos me dieron todo, pero siempre pensaban en mi. Si algún día llegaba tarde, mi madre nunca se dormía hasta que me sintiera en la casa y esas cosas siempre quedaron grabadas en mi memoria. Incluso por aquel entonces le decía a mi madre: si algún día tengo prosperidad, tendré muchos hijos para que no pase por lo que yo debí sentir en carne propia. Y así fue como cumpliendo aquello, hoy tengo siete hijos (dos uruguayos y cinco españoles) y uno vive en Madrid mientras todos nosotros estamos en Barcelona.
SIEMPRE FUI DE NACIONAL
Santamaría ya esta metido en el tema. Se recuesta perezosamente en el mullido sillón, acomoda su fino traje a rayas que tiene pinta de una buena “medida” de algún sastre español con casimir que se muestra en vidriera sin poner el precio para no espantar clientes y mansamente, sin levantar la voz sin agregar un tono de vibración nos va dejando el relato de aquellos años de infancia.
“Después de vivir en Rivera y Larrañaga nos mudamos para el barrio “La Mondiola” y en muy poco tiempo nos afincamos en la calle Lambí casi Ricaldoni, en el Parque de los Aliados. Aquí pase los mejores años. Los de mi infancia. Los de mi juventud. La familia tenía una posición bastante desahogada, éramos una típica familia de clase media y los viejos me daban todos los gustos. No faltaba dinero en el bolsillo, estudiaba y el fútbol era nuestra diversión. Es que los chavales de antes – el “Pepe” dice “Chaval” porque el castellano se le ha metido hasta los huesos y ya no le quedan ni rastros del acento criollo que ha perdido totalmente – éramos mas simples que los de ahora. Antes llegaba el fin de semana y solo se pensaba en el fútbol. En jugar en los cuadros de barrio y divertirse con los muchachos. Y así fue como empecé. Siempre de centrojas porque me gustaba ese puesto y quería jugar en la mitad de la cancha”.
Y así es como aquel pibe rubiecito que parecía ingles, de tez bien blanca a quien la picardía de algún humilde de la barriada podía identificar con aquellos famosos “pan de leche” que el panadero vendía a “un medio” , se fue haciendo grande mientras dividía su tiempo para distribuirlo en cuatro sectores : el estudio, los amigos, el fútbol y la “novia de la vuelta” como decíamos antiguamente para señalar que la primera ilusión juvenil había despertado con el primer flechazo de Cupido y los ojos alegres de la pebeta de la “otra cuadra” que lo miraban a uno con un cachito mas de sentimiento….Y tal vez para definir aun mas al personaje, para caracterizarlo, para ponerle la marca en el orillo y definirlo como un verdadero señor , “la primera novia” fue la única y la hija de don Nelson la de la calle 14 de Julio “con la que nos criamos juntos”, pronto se convirtió en la Sra. Nora Le Pera de Santamaría.
DE LA CUARTA AL PRIMERO
El fútbol y los amigos iban juntos Carlos Cocchi nuestro jefe de Deportes el “Morocho” Gutiérrez, el futuro cuñado y otros , despuntaban los fines de semana la pasión del tamango y la redonda. Hasta que un día aquel rubiecito de la tez muy blanca que jugaba al fútbol con la dulzura de los Ángeles , si es que estos mueven la redonda recibió el convite de ponerse sobre el pecho la blusa alba de sus amores con el bolsillo grandote sobre el corazón. El “Pepe” fue uno de los miles de botijas de barrio que eran buscados por los descubridores de crack en los almácigos de los muchos campos que tenia la ciudad y que diariamente se poblaban de purretes que mientras jugaban también , soñaban con la ilusión de convertirse en futuros Atilio u Obdulio. “A probarse” iban miles pero quedaban unos pocos…
“Y yo tuve suerte. No se si porque era físicamente distinto , porque tenia cinta y los impresionaba o porque realmente jugaba bien. Pero lo cierto es que rápidamente logre afianzarme en Nacional y empecé a jugar en Cuarta División como centrojas. Son inolvidables aquellos domingos de mañana. Madrugaba y me iba a poner la camiseta de Nacional sobre el pecho. Con eso solo alcanzaba pero yo siempre me propuse iniciar una cosa y culminarla. Triunfar en lo que encaraba. Y así fue como siempre, desde aquellos tiempos de Cuarta División en donde no ganábamos ningún dinero, encare el fútbol con verdadero sentido profesional. Se muy bien que para la época resultaba un tipo extraño y mas jugando en Cuarta División. Pero siempre pensé que la única manera de llegar, de triunfar, era cuidándome. Y mientras otros salían de noche y se iban a la cancha sin dormir, yo me acostaba temprano y al otro día bien descansado me iba al partido. Tal vez por eso todo se me hizo fácil y después de dos años en la Cuarta, sin pasar por la Tercera y la Reserva, logre debutar en el Primero. Fue en 1949 y ahí se inicio mi campaña profesional. Me sentía orgulloso. Siempre había sido hincha de Nacional, me gustaba el fútbol de Rodolfo Pini, y ahora era nada menos que titular del equipo…”
BANCARIO Y FUTBOLISTA
¡Caso raro el de Santamaría! Le pregunto si tuvo algún problema en sus comienzos , si alguna vez pensó en dejar el fútbol , si aflojo espiritualmente ante la primera frustración , y siempre con ese tono de voz pasado, cansino , señorial diría yo , me contesta ufano:
“Nunca me ha pasado nada. Todo fue en ascenso desde el primer momento. Me afiance en la primera división, cada día ganaba mas prestigio y como bancario mi carrera era excelente…”
Y ahí es cuando mi asombro no tiene límites. Porque si algo pudo faltarle para definirlo como seño. Si no alcanzo lo de la primera novia, lo de su infancia sin sobresaltos económicos, lo de su profesionalidad desde la Cuarta División, el “Pepe” me tira sobre la mesa su condición de jugador de fútbol y bancario, cuando ser bancario equivalía a tener la chapa de “dotor” en la puerta; cuando las madres le decían a la vecina sacando pecho muy orgullosas: “El nene es bancario…” Y entonces no me cuesta imaginar a Santamaría bancario. Con solo cerrar los ojos y ponerle un saco de lustrina negro alcanza para “verlo” detrás de la ventanilla metiendo sellos, revisando cheques y dando créditos a los humildes. Si, no hay duda, el “Pepe” fue señor desde que nació
“Siempre trabaje. Jugaba al fútbol pero no descuidaba mi trabajo. Por aquellos años, 1949, 1950, 1951, el fútbol para mi era importante, ya ganaba dinero, pero no sabia cuanto podía durar. El profesionalismo no era tan grande como ahora, el dinero no era tanto y entonces se hacia muy difícil vivir exclusivamente del fútbol. Yo se que era un caso atípico, porque todos mis compañeros se dedicaban solo al fútbol y no hacían otra cosa. Pero yo siempre pensé en el futuro, en el mañana, en lo que podía ocurrir si el fútbol se terminaba abruptamente. Por eso fue cuando tuve la edad suficiente, me prepare para banco, di el examen y lo gane. Y hasta el momento de marcharme hacia España, con una breve interrupción cuando cambie de Banco, seguí trabajando y jugando y solo me dedique por completo al fútbol cuando llegue al Real Madrid y entre en un medio súper profesional en donde el fútbol daba para todo. Para vivir bien y para guardar lo suficiente como para que el futuro quedara asegurado. Pero en Montevideo siempre trabaje como bancario. Primero en el Banco Francés e Italiano al cual renuncie para ir al Mundial de Suiza en 1954 y luego, como yo tenia experiencia, cuando se empezó a formar el Banco de Galicia me hablaron y acepte. Recuerdo que recorrimos Montevideo conversando con los emigrantes españoles que estaban en Uruguay y habían hecho ahorros, para convertirlos en accionistas del Banco. Y así fue como después de un año de trabajar en el Banco de Galicia, se inauguro justo un día en que yo estaba en Paraguay con la Selección Uruguaya. En este Banco estaba bien conceptuado, me daban muchas facilidades para que pudiera atender el fútbol y entonces todo se hizo mas fácil. Tan fácil que recién presente renuncia cuando embarque para España para jugar en el Real”.
EN1950 PUDO SER CAMPEON DEL MUNDO
Santamaría parece un apóstol. Y después de abrir el libro de su doctrina me propongo meterlo otra vez en el mundo de la cancha en ese mundo demarcado por cuatro rayas de cal en donde nacen y mueren las ilusiones de millones. Y lo llevo otra vez a los orígenes, el comienzo para seguir fiel a la rigurosidad cronológica del relato. Y como estábamos en 1949 , le pregunto si pudo estar en la selección de 1950 . Y entonces llega mi sorpresa …
“Pude haber estado en el plantel. Recuerdo que como había tenido un gran año en 1949, cuando se hizo la preselección para el mundial yo estaba en ella. Y tuve chance de integrar la delegación hasta la ultima practica en donde por una decisión mía, quede afuera. Llegue al Estadio para el entrenamiento y faltaba por ser designado el suplente del centrojas. Para ese puesto estaba Ortuño y yo , pero como a mi me habían comenzado a poner de zaguero derecho en Nacional, dije que yo de centro medio no aceptaba jugar. Y entonces fue Ortuño y me quede sin ser Campeón del Mundo. El jueves fue la practica y el viernes salio el equipo rumbo a Brasil”
¿Aquel fútbol era distinto al de ahora?
“Creo que la forma de juego que teníamos en aquel tiempo se hubiera adaptado perfectamente al que se juega hoy en día. Se habla de fútbol-total , yo no creo que el de los uruguayos fuera total porque no se corría los noventa minutos con la misma intensidad, pero se desarrollaban jugadas en las cuales se notaba un avance muy grande del dominio de la técnica. Los pases de 40 metros, los punteros que arrancaban desde la mitad de la cancha y se iban hasta la línea de corner con la pelota en los pies para luego tirar el centro, unos goleadores fenomenales que remataban desde fuera del área con una potencia enorme, todo lo cual nos revela que aquellos futbolistas no hubieran tenido ningún problema para actuar en el fútbol de hoy, lógicamente que adaptados y habituados al trabajo físico que hoy se despliega y la rigurosidad de los entrenamientos”
LOS CLASICOS Y UN GOL EN CONTRA
La década del 50 se abre para Santamaría con todo esplendor. El fútbol del país recorría su ultimo momento de euforia colectiva, el triunfo de Maracaná ponía laureles de victoria sobre la cabeza de los ídolos y vueltos a la actividad casera Nacional con Santamaría se clasifica Campeón Uruguayo de ese año. Apenas habían pasado 365 días de su debut oficial en primera y ya comenzaba a familiarizarse con una pebeta que lo acompañaría del brazo, inseparable, durante toda su trayectoria por las canchas : la gloria. Y llegan los primeros “clásicos” . La vieja rivalidad de las camisetas que forjaron la historia de nuestro fútbol…
“Como nuestro Nacional-Peñarol no hay otro en el mundo. Nuestra rivalidad es insuperable. Vivimos todo el año pensando exclusivamente en esos partidos y ello provoca un estado tan especial, que el jugador necesita mucha frialdad para superar con éxito ese compromiso. Y en cierto modo, con el paso del tiempo, actuando en Europa, he llegado a comprender perfectamente nuestros clásicos. En España, o en cualquier otro país, existe la rivalidad local, la puja entre el Real y el Atlético de Madrid, entre el Barcelona y el Español, entre el Sevilla y el Betis. Pero además de ese duelo, están los clásicos regionales que son esos partidos en donde el club representa a toda la ciudad, contra otra ciudad. Y entonces los aficionados piensan en el clásico local solamente una o dos veces al año. Después están con la mente en los otros partidos. En cambio los uruguayos, desde que nacemos, los de Nacional queremos ganarle a los de Peñarol y estos a los otros. Y así la tensión es cruel. El jugador llega a mortificarse y hay que estar realmente muy bien templado para superar ese ambiente”
Me acuerdo que una vez en un clásico el “Pepe” le puso la cabeza a un centro y se la coloco en el ángulo a su propio arquero; creo que algunos me hablaron de que el “Pepe” aflojaba en las bravas, que sentía las difíciles. Y entonces le pregunto si a el lo abrumaba la responsabilidad . Santamaría no cambia su tono de voz, no se irrita y responde…
“Creo que he triunfado ampliamente en mi país y en el exterior. Eso da un poco la pauta de lo que he sido y esencialmente puede responder a los que piensan que yo de pronto jugaba distinto contra Peñarol. En Uruguay gane cuatro campeonatos uruguayos, en España salí seis veces Campeón de Liga una vez Campeón de Copa y fui nada menos que cuatro veces Campeón de Europa con el Real. ¡Así que mire si habré jugado partidos clásicos! Lo que ocurre es que yo era muy tranquilo. Tenia , como ya lo he dicho antes, una gran frialdad y eso le hacia pensar a la tribuna que de pronto yo era un jugador que no vibraba , que no luchaba. Y toda esa historia se agrando cuando tuve la desgracia de hacerme un gol en contra. Me acuerdo como si fuera hoy. Había mucho viento, vino un centro y yo estaba sobre la línea del área grande. Salte, la pelota se elevo demasiado y en lugar de darle con la frente le pegue con la coronilla. La pelota hizo un extraño trayecto y se metió adentro. Los momentos que siguieron al partido fueron difíciles porque perdimos, pero había que superarlos. Y así lo hice”
CUANDO LA BLANCA SE HACE CELESTE
Vamos “Pepe” recuerde. Piense en aquel momento en que la intimidad de un vestuario fue toda suya para apretar en sus manos la camiseta celeste que le llego a UD. Todavía perfumada con el encantador y suave aroma de la gloria. Porque la hazaña de Maracaná estaba muy cerca, tan cerca que casi se podía tocar con las manos. Y el desafió era grande, tan grande que Suiza abría sus puertas para recibir a los “Uruguayos Campeones del Mundo” que llegaban a defender su titulo. Vamos “Pepe” que lo escucho…
“Debute con la Selección en 1952, en el Panamericano de ese año que se jugo en Chile. Éramos Campeones del Mundo y teníamos mucha responsabilidad. Los jóvenes que llegábamos a la celeste – al menos en mi caso – teníamos plena conciencia de lo que debíamos defender dentro de la cancha. Y si bien es cierto que en el Panamericano las cosas no anduvieron, en Suiza estuvimos a tono con nuestro anterior prestigio”
“Nosotros salimos de aquí con una buena preparación. Jugamos en Perú y Paraguay encuentros amistosos ue nunca olvidare, porque justamente no me daban licencia en el Banco y tuve que renunciar, aunque al retorno de Suiza ingrese, como ya se lo dije , en el Banco de Galicia. Después fuimos a Europa y antes del Mundial jugamos en Madrid y Sarrebruck , para luego ir a Suiza y terminar la preparación. Luego jugamos el torneo y lo hicimos muy bien. Protagonizamos grandes encuentros y la mayor satisfacción es que aun hoy, en Europa, se recuerda aquel encuentro contra Hungría, que para muchos que lo vieron ha sido de los mejores de la historia de los mundiales. Perdimos , pero pudimos ganar. Porque aun hoy muchos se olvidan que después de haber empatado, en el minuto 44 y medio del segundo tiempo Schiaffino agarro una pelota, dribleo a tres tíos, tiro a puerta y el esférico se freno en el barro en la misma línea del gol. Llovía que era una barbaridad y la suerte estuvo del lado de los húngaros, porque el defensa izquierdo saco la pelota de la línea y despejo. Allí hubiera estado el tercer gol nuestro y la victoria para Uruguay. Sin embargo en el alargue los húngaros nos ganaron y en nuestro favor debemos decir que terminamos con 10 hombres porque Rodríguez Andrade se lesiono. Por eso le digo que a veces se habla según el resultado. Si hubiéramos vencido, cosa que pudo ser, los que después hablaron de problemas y demás cosas no hubieran podido abrir la boca”
Pero ¿es cierto lo que se dice de Miguez? ¿Había problemas con los dirigentes? ¿Juan López mandaba o le hacían el cuadro los dirigentes?
“De eso no le puedo decir nada porque yo siempre estuve al margen de todo tipo de follones. Primero porque era muy joven y segundo porque solo pensaba en jugar y ganar. Los demás problemas no me interesaban porque yo no los creaba. Siempre me adapte a las circunstancias y colaboraba con la gente que mandaba, porque para algo son los responsables. En aquel entonces Juan López era el Director Técnico y era un hombre tan prudente y de tanta capacidad , que era imposible que el hiciera algo que pudiera perjudicar al equipo. Por eso le digo que nunca origine un problema…”
OBDULIO ERA UN TIO FENOMENAL
Cuando Santamaría habla del partido Uruguay-Hungría su rostro adquiere un brillo muy significativo. Es como si recordara el nacimiento del primer hijo, el casamiento, el debut en el Real. Por eso insisto para que siga con el tema …
“Es que de aquel encuentro no me podré olvidar nunca. Es uno de los mejores que jugué en mi vida, o de los mas emocionantes. El otro, el que puede igualarlo, fu el que jugué con el Real Madrid en Glasgow ante el equipo alemán del Eintracht Francfort por la final de la Copa de Europa de 1959-60. Recuerdo que el Eintracht le había ganado al campeón de Escocia, al Rangers por 12 a 4 y los escoceses estaban maravillados con los germanos. Pero llegamos nosotros y aquella tarde fuimos un ballet. Arrancamos en desventaja en el marcador, pero después tomamos un ritmo de maquina y ganamos 7 a 3 , con cuatro goles de Puskas y tres de Distefano. Pero volviendo al mundial de Suiza estoy convencido que lo pudimos ganar. Nos falto suerte, porque Obdulio se lesiono contra Hungría y porque ya en el jugo , los húngaros tuvieron la suerte que a nosotros nos falto. Y aunque huela medio a excusa, no hay duda que ese factor vale mucho. Y si no lo cree, vea que Kocsis, que fue el que nos hizo los dos goles de cabeza en el alargue, después en la final contra Alemania Federal y cuando Hungría ganaba 2 a 0, metió dos formidables cabezazos que pegaron en los palos. Si entraban hubiera sido 4 a 0 y esa diferencia era indescontable”.
Y ahora que el “Pepe” me vuelve a nombrar a Obdulio me acuerdo que Dalton Rosas Riolfo me comento una vez , para ejemplarizarme la viveza fenomenal del “Negro Jefe” , que cuando fueron a Suiza y llego el momento de distribuir los compañeros en las habitaciones , Jacinto pidió a Santamaría , porque era la única forma que tenia para cuidarse y llevar una vida ordenada…
“Es cierto , yo fui el compañero de habitación de Obdulio en Suiza. Pero es mas, siempre que integrábamos la Selección compartíamos el dormitorio. La primera vez fue en el Panamericano de 1952 y realmente nos hicimos buenos amigos. Obdulio era un tio extraordinario y debo de reconocer que de el aprendí muchísimo. Era fenomenal. Siempre se hablo tanto de el que cuando llegue por primera vez a la Selección tenia cierto miedo. Pero cuando lo conocí, me di cuenta de su valor. Era una persona totalmente entregada a lo que hacia y siempre se preocupo de darme consejos, por encaminarme. Y lo cierto que me dijo cosas estupendas Obdulio siempre hacia hincapié en la frialdad. Antes de cada partido pedía tranquilidad . Nada de perder la cabeza y eso lo tome al extremo de que lo pues en mi carrera, como uno de los elementos principales para triunfar”
EL REAL MADRID ABRE LOS BRAZOS…
El tiempo transcurre consumiendo apresudaramente las horas. Colmegna aprieta permanentemente el obturador de su “Cannon” , aunque lo preocupado porque es difícil registrar alguna mueca o algún gesto de la cara que llame atención. Todo en Santamaría es igual . Con un tono monocorde que carece de matices. Para el nada es importante, nada merece un énfasis especial, todo parecería haber transcurrido así, de esa forma, porque ineludiblemente tenia que pasar. Y así seguimos avanzando…
“Al retornar de Suiza llego Ondino Viera a Nacional como director técnico. Como yo corría mucho, tenia gran cantidad de energías y especialmente un gran estado físico porque me cuidaba al extremo, Ondino me puso de Zaguero izquierdo al viejo estilo, o sea con la misión de apuntalar al centrojas en la mitad de la cancha, puesto que ocupaba Carballo. Y así, mezclando juventud con algunos veteranos, logro armar un gran equipo que salio campeón uruguayo tres años seguidos a partir de 1955. Ondino era una persona estupenda. Veía y analizaba el fútbol de aquella época realmente bien. Estudiaba a los rivales y luego lograba anular los meritos de los equipos adversarios. Fue el primer gran táctico de nuestro fútbol y me sorprendió por las oportunidades que les daba a los jóvenes, al extremo que le dejo a Nacional un equipo casi nuevo de cara al futuro”.
Se acerca el gran salto. El sacrificio, la honestidad profesional, pero especialmente su forma tan particular de encarar la profesión del jugador de fútbol en un medio donde el futbolista estaba asociado a las noches de copas y tango , de mujeres y ruleta, iban a dar su resultado. Pero antes, necesitaba otro examen en el campo internacional. Y este llegaría otra vez con la celeste.
“Fue aquel Sudamericano de 1957 en Lima. Tuvimos problemas para armar el equipo porque Peñarol no dio los jugadores, pero igualmente se hizo un conjunto estupendo con los futbolistas que podían viajar. Incluso hicimos grandes encuentros, y uno fue ante aquella Selección Argentina que tenía nada menos que a Sivori, Maschio y Angelillo, más el talento de Corbatta. En el encuentro que jugamos ante ellos, hicimos una media hora inicial colosal y estuvimos tres veces a punto de convertir. No lo hicimos y al final ganaron los argentinos que también luego se coronaron campeones”
Y al regreso la gran gloria. La fama y la guita grande que abre los brazos para recibir querendona al rubiecito de la tez muy blanca que parecia ingles…
“Al retornar de Lima, cuando llegue a Montevideo, tenia en mi casa una carta de Santiago Bernabeu, invitándome a viajar a España para enrolarme en el Real Madrid. Bernabeu – y de esto me entere después en Madrid – me había visto jugar en el Mundial de Suiza y le había quedado grabada en la mente mi figura y mi forma de actuar. Pero antes de iniciar cualquier negociación comenzó a averiguar ¿Qué clase de vida hacia yo en Uruguay? , ¿Cómo era como persona? Y entonces le dijeron que yo trabajaba en un Banco, que tenia gran responsabilidad y , en fin , le contaron mi manera de ser. Fue ahí cuando don Santiago se decidió por mi contratación. Creo que la primera referencia sobre mi persona se las dio Héctor Rial que había jugado conmigo en Nacional. Un buen día me llamaron por teléfono, hable con Bernabeu y pronto nos pusimos de acuerdo. Ese mismo día fui al Estadio porque practicaba la Selección que se preparaba para jugar un partido amistoso ante Argentina y le comunique a Juancito López que me marchaba a España y me fui”
(Fuente ESTRELLAS DEPORTIVAS Fascículo 45 “EL DIARIO” Nota efectuada por Atilio Garrido)
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RINALDO MARTINO
FICHA PERSONAL
NOMBRE: Rinaldo Martino
NACIDO: El 11 de agosto de 1921, en Rosario (Republica Argentina) . Casado con Nilda Barragán; dos hijas: Marcela y Paula.
CLUBES QUE DEFENDIO: Belgrano, en Rosario. San Lorenzo de Almagro, de 1941 al 49. Juventud, de la Federación Italiana, durante la temporada 1949-50. Nacional, de Montevideo, desde 1950 a 1952. Cerro, de Montevideo, durante 1953.
CAMPEON: Con San Lorenzo, en 1946. Con Juventud, en 1949-50. Con Nacional en 1950.
TITULOS CON LA SELECCIÓN: Campeón sudamericano en 1945, en Santiago de Chile y en 1946, en Buenos Aires.
Lo encontré noches atrás en su reducto tanguero , en ese Caño 14 que reúne mística y que es inevitable punto de reunión para quienes profesan un culto por la música que ha captado a casi todo el mundo. Allí, mientras Osvaldo Piro daba una “mortal” demostración con un bandoneón que parecía mágico, al emitir notas en una forma increíble, Rinaldo Martino me salio al paso, apoyado en un bastón que le ayuda a superar una molestia de los últimos años. Pero a no ser por ese bastón, nada ha cambiado en Martino. La misma pinta, la misma sobriedad, la misma seriedad, su educación inalterable, su franqueza a toda prueba, su aguda critica , sus juicios severos pero ajustados, su rectitud de proceder, su inclinación inamovible por el tango, su pasión por el fútbol aunque confiese que ahora va poco, solo cuando el espectáculo valga. Dejo correr el recuerdo y me voy a casi treinta años atrás, cuando en 1950 este mismo Martino, con la blusa alba, corto aquel ciclo aurinegro que parecía inacabable; aun mas atrás, cuando con la albiceleste de Argentina destrozaba a una formidable alineación uruguaya, con una goleada en el mismo Centenario, por aquel entonces, bastión inexpugnable para los visitantes. Y recuerdo su elegancia, su capacidad, su valentía, su calidad entregada sin cuotas, en un pasaje que dejo para la parcialidad de Nacional y para la afición uruguaya en general, el sabor agradable de una presencia futbolística cargada de habilidad, de calida, de buen gusto. Por aquella época, había un montón de jugadores con rotulo merecido de crack. Entre ellos, se entrevero sin problemas y sin que le concedieran nada este argentino que supo responder y dar razón a una pleyade de futbolistas trasplatinos que escribieron la historia mas rica del deporte de su país. Porque entre jugadores de la estirpe de Pedernera, Pontoni, Cabruna, Lazzatti, Perucca, Salomón y muchos otros, Martino estuvo siempre en los planos de mayor privilegio, entre los mejores sin discusión y sin que nadie pudiese dudar de su enorme gravitación, de su excelsa capacidad. Fue crack y campeón en todos lados, en cuanto país fue a jugar, con la azulgrana de San Lorenzo de Almagro, o la Blanquinegra de la “Juve” de Turín, o la alba de nuestro Nacional. Con la casaca nacional argentina en dos sudamericanos, contribuyendo a muchas victorias internacionales en lides amistosas. Fue además de crack, un hombre integro, dispuesto a decir todo como fuera, sin buscarle la vuelta amable o el quedar bien ; por eso, aun tiene viejos amigos a los que se han agregado los nuevos, los que aun sin verlo jugar, le reconocen esas virtudes en su forma de ser. Ese ha sido , es y será Rinaldo Martino.
San Lorenzo , El Viejo Amor.
Martino tiene 58 años; (la nota fue hecha en 1979) – nació el 11 de agosto de 1921 en Rosario, cuna de infinidad de cracks. Los rosarinos formaron su escuela propia, con una capacidad mayor aun que la generalidad del fútbol argentino. A esa escuela responde Martino, que tuvo el comienzo similar a muchos ases. El picado de barrio, el primer club hasta comenzar a defender los clubes del lugar de mayor proyección. “Fui un niño como todos y un adolescente igual. Me gustaba el fútbol, porque revivía jugando. Tuve habilidad innata y supe aprovechar. Cuando comencé a dar los primeros pasos en el deporte, entre la pelota y yo nació un dialogo que mantuve de por vida. Me gustaba jugar pero siempre pensando en hacerlo bien ; no por eso me cuidaba, porque los entreveros fuertes, de esos donde hay que recibir sin decir nada y seguir yendo de frente, para mi fueron frecuentes y nunca les saque el cuerpo. Si creían que me podían parar con eso se equivocaban, porque siempre esa actitud me dio mayor fuerza, mayor incentivo, como para demostrarles que con golpes, me agrandaban aun mas. Mire, que nunca pose de matón, ni quise serlo. Yo sentía el fútbol de otra manera, como un deporte para disfrutarlo, para gozarlo, para demostrar que con habilidad podía llegar a lo que quería, para que la tribuna quedara conforme, para que eso se trasmitiera allí, a esa tribuna donde se ubicaba el hombre que disfrutaba ese rato luego de una semana de intenso trabajo. Mis primeras armas las hice en Belgrano, pero dure poco, porque de inmediato me tentaron para ir a San Lorenzo de Almagro. Era el pase a la capital y me agradaba, porque era jugar en el fútbol grande digamos. No tenia ambición desmedida, pero si una lógica ambición, la de superarme y la de poder llegar en aquello que me apasionaba. Si lo que se decía de mi era cierto, sabia que no podía fracasar. Porque aun reconociendo que el fútbol de Buenos Aires iba a ser distinto, con otras exigencias y obligaciones que hasta ese entonces tenia pero no en forma tan estricta, me consideraba capacitado para hacer frente a ellas y salir adelante.”
Lo miro de frente y le observo satisfecho, alegre de poder revivir aquel pasado, de congratularse íntimamente con lo que fue y resulto base para este presente de éxito. Mientras tanto , la voz de Gloria Díaz va dando fondo a una entrevista que tiene ya característica de una charla amistosa, como si entre Martino y yo hubiese una amistad de años y recorriéramos juntos su historia; es que la franqueza y la simpatía de Rinaldo han superado las barreras iniciales de la inhibición , como aquel “¿Una nota a mi? ¿Y de El Diario de Montevideo dice? ¿Y usted vino hasta aquí a verme? Me parece mentira y creo que no merezco esta distinción. No se, ustedes tienen tantas grandes figuras antes de pensar en mi. No se, le repito, estoy muy agradecido porque se han acordado y me han brindado una gran satisfacción”
¿Qué fue San Lorenzo, para usted?
“Y todo le podría decir. Todo en aquel momento y analizando lo que después fue mi carrera deportiva. Porque no puedo olvidarme que por empezar a jugar en los de Boedo, llegue a donde llegue. Tuve que pasar lógicamente por la adaptación normal de todo jugador. Empecé a jugar en San Lorenzo cuando tenia 20 años y ya por ese entonces, en 1941, había jugadores de algo nivel en el equipo. Pero fui cumpliendo las etapas sin apuros, pasando de divisional en divisional en las inferiores. Hasta que en 1944 ya estaba en primera. Con todo, me costo ser campeón en ese comienzo. Lo logre por fin en 1946, cuando San Lorenzo gana el campeonato argentino en una actuación extraordinaria. Fue cuando se formo la delantera famosa que todo argentino recuerda : Imbelloni, Farro, Pontoni , yo y De la Mata, con intervenciones de algunos otros, entre ellos Silva como puntero derecho. ¿Sabe que por ese entonces San Lorenzo venia de una serie de frustraciones importantes, que no podía quebrar una racha adversa? Hacia 13 años que no salía campeón , porque la ultima vez había llegado al titulo en 1933. Por eso en el 46, cuando empezaba la temporada , fue como un compromiso de honor entre todos : había que salir campeones ese año y terminar con la “mufa”. Claro ue por ese entonces era muy difícil llegar a la consagración, porque los demás equipos tenían unas alineaciones formidables. River, Boca, Racing, nuestro rival eterno Huracán, Independiente y los rosarinos que rivales fuertes lo fueron siempre. Pero nosotros formamos un equipo bien equilibrado, con grandes individuales, temperamento y fútbol de alto nivel. En el medio de la línea teníamos a Pontoni, un jugador espectacular, de los que ahora no aparecen ; atrás habíamos conformado una defensa tan pareja como fuerte y a todos nos unía aquella consigna de salir campeones. Lo logramos, tras largo trajinar porque fue difícil el compromiso pero lo superamos. Después seguí en los azulgranas durante dos temporadas y media mas, hasta que llego el momento de dar el gran paso: mi ingreso al fútbol italiano”
¿Qué le dejo San Lorenzo?
“Lo que ya le exprese, la posibilidad de llegar donde pude llegar, de conseguir una seguridad económica que fue base sólida para mi futuro, para mi vida actual incluso. Y un cariño por una enseña que mantengo inalterable, porque me hice hincha de San Lorenzo y hasta ahora lo soy, aunque lo vea solo en ocasiones. Pero no pude, ni deseo, apartarme de mi interés y mi adhesión por esos colores que fueron todo para mí. Además, caí en una época justa en el club. Una época justa en el club. Una época de grandes jugadores, pero más que nada de grandes hombres. Y eso impulsa y hace tener confianza. Ambienta una amistad que luego se hace sólida, firme, que no corroe el paso de los años. No había vanidad, no había inquina y en cambio, existía una entrega absoluta por llegar a la meta trazada, que era en beneficio de todos. Nosotros, por aquel entonces, no pregonamos lo de “la familia” ,porque sentíamos ese sentimiento muy arraigado, muy profundo y no había necesidad de hacer hincapié en ello; es mas, creo que hasta nos hubiésemos molestado si alguno de nosotros lo hubiera establecido públicamente. Éramos “familia” pero sin tener que comentarlo, porque entendíamos que manteniéndolo en la intimidad, era una cosa mas nuestra y la valorábamos mas. Por eso, nunca me voy a olvidar de San Lorenzo, ni de sus hombres. Ni voy a sentirme ajeno a lo que le ocurra en el presente, ni en el futuro. No estaré muy allegado a el como algunos otros, pero me siento muy consustanciado con el club, al punto de considerarme parte de el. Disfruto con sus triunfos y siento íntimamente sus derrotas. Es que San Lorenzo es una parte importante de mi vida”.
JUVENTUS
Juventud, de Turín, fue su próximo paso. Por aquella década, el fútbol italiano estaba abierto para los extranjeros y los jugadores rioplatenses eran presa codiciada para las grandes empresas que comenzaban a respaldar a los clubes de la península. Rinaldo Martino fue un adelantado en la introducción de sudamericanos en el fútbol italiano, porque pocos años mas tarde, llovieron cracks para las distintas instituciones. Con dos títulos sudamericanos a cuestas, Martino fue elemento requerido desde Italia y allí marcho en los primeros meses de 1949, para defender la casaca blanquinegra de la “Juve” , un equipo con tremendo arraigo y con una legión de “tiffosi” que alcanza a ser una de las mayores , sino la mayor. “Italia fue la gran aventura y el gran paso. Tampoco puedo olvidar aquel momento. Tuvo una tremenda significación, porque fui de los pocos elegidos para comenzar el éxodo hacia aquellas latitudes. Para mi significo una aventura, porque poco sabia de lo que me esperaba. Tenia conocimiento que luego de la guerra, el fútbol en Europa intentaba retomar prevalecía en el mundo, y como había quedado muy lejos del sudamericano, procuraba con la presencia de futbolistas de nuestro continente asimilar técnicas y obtener buenos resultados para el futuro. El gran impulso económico que las instituciones recibieron por ese entonces, resulto primordial para elevar al deporte y principalmente, al deportista. Comenzó a renacer una pasión que los acontecimientos bélicos habían acallado durante cinco años y que ahora, un lustro después, no había podido consolidarse aun. Los injertos sudamericanos fueron fundamentales. No me fue fácil jugar en Italia, por que hubo que pasar el inevitable proceso de adaptación, pero además, por aquella época, con pocos antecedentes como para alentar un triunfo a corto o mediano plazo. Claro que tuve la fortuna de caer en una gran institución , y además fue fundamental ser argentino, como lo hubiera sido ser uruguayo, por que había un respeto enorme por el futbolista de estas latitudes y por que poseedores como éramos de una característica futbolística que se admiraba en Europa, se me allano el camino. Sin embargo , no crea que todo fue color de rosa , porque había una exigencia mayor para el extranjero y a ella había que responder sin tener vacilaciones y errores. Juventud había conformado un gran equipo y el campeonato duro como pocos, se nos fue dando hasta que conseguimos el titulo, el “scudetto” como se dice en Italia. De nuevo la satisfacción me invadió porque era una nueva consagración de tono mayor para mi y principalmente por que la había conseguido en primer año en un fútbol extremadamente riguroso, en un ambiente distinta, lejos de mi patria y tener con quien dialogar en lo deportivo, sin que muchos de mis compañeros se pudieran adaptar al ritmo y característica de mi juego. Pero la alegría fue inmensa y la guardo como uno de mis mejores recuerdos.
EL CICLO EN NACIONAL
Después de aquella incursión por Italia viene Nacional, un equipo tricolor que soportaba la frustración de un auge espectacular del rival de siempre, con una campaña de excepción , que le llevara a obtener invicto, los tres torneos que se disputaran en 1949. Por ese entonces, Maracaná ya había quedado atrás, pero un fresco recuerdo, como que hacia pocos meses que se había plasmado la ultima gran hazaña del fútbol celeste. Martino decide volver a Argentina porque Boca Juniors requiere sus servicios. Su destino sigue apegado a los grandes clubes y apegado a los grandes clubes y luego de muchos cabildeos, se concreta su pase. Pero ocurre que en AFA el libro de pases para esa temporada de 1950 se encuentra cerrado, es decir se puede solicitar transferencia para cualquiera entidad pero no defenderla de inmediato, debiéndose aguardar hasta la próxima temporada para quedar habilitado. No obstante, Boca Juniors desea contar con los servicios de “El Negro” y consigue su pase , aun a riesgo de no poder utilizarlo de inmediato. No obstante, medio año parado no resulta conveniente ni para el jugador, ni para la institución. La gran amistad existente de años entre Boca y Nacional hace posible la cesión temporaria de Martino para los tricolores ; de nuevo se reactiva aquel destino de estar en los grandes clubes. Y así llega Martino a mediados del año 50, el año de los campeones de Maracaná, cuando Peñarol apuntaba hacia otra consagración, al amparo de la presencia de nueve campeones mundiales en sus filas. Su indiscutible bagaje de conocimientos y capacidad, su gran personalidad, su notable calidad, su don de gentes, todo eso hace que Rinaldo Martino caiga en Nacional en gran forma y al amparo de sus excepcionales dotes y la de sus compañeros de plantel, el torneo Uruguayo marcha para el Parque Central. Martino recuerda aquel momento.
“Cuando llegue me dijeron que la parada era difícil, porque Peñarol tenia un equipo excepcional. Pero creo que la base de aquella escuadra era la conjunción de voluntades y de deseos que todos aportamos. Estaba José García (Miseria) , quien recién había venido de Argentina también, había surgido Ambrois, Rosello, el “Mono” Gambetta, El “Gato” Peñalva (otro compatriota mío que había tenido pleno éxito en Nacional) , Aníbal Paz (un señor golero) , Washington Gómez, en fin , un gran equipo con una consigna : salir campeones, demostrar que podíamos porque estábamos capacitados para llegar al titulo. Fue un campeonato notable, porque hubo que luchar hasta el final para doblegar a Peñarol y por eso la consagración adquirió una mayor trascendencia, un relieve superior. Quiero dejar bien establecido que no soy proclive a los elogios desmedidos, ni a las caídas emocionales. No lo fui nunca, ni aun cuando tenia mucho menos edad. Pero no vacilo en afirmar que aquel 1950 fue para mi inolvidable y expongo mis razones : en primer lugar, porque vine a jugar al país campeón del mundo, que recientemente había forjado una hazaña tal vez nunca igualada, porque además defendí a una de las dos instituciones mayores del medio, porque tuve la satisfacción de verme rodeado de grandes jugadores y mejores personas, porque logramos salir campeones ante un rival formidable, con elementos excepcionales, de esos que de vez en cuando aparecen en el fútbol, en fin, todo eso que solo se puede valorar en su real dimensión cuando uno lo ha vivido y sabe comprender lo que tiene entre manos o lo que ha permitido ser parte activa”.
¿Qué vino después, Martino ¿
“Bueno, termine la temporada y como estaba en préstamo en Nacional, debía volver a Boca Juniors. Mire, yo quería y quiero mucho a mi país, pero fue la única vez que no tenia mayor entusiasmo por regresar. Porque me sentía muy a gusto en el Uruguay y principalmente en Nacional. Pero retorne por muy poco tiempo, porque Nacional convencido de que le servia y alentado por la consagración obtenida, procuro mi pase en definitiva. Hubo transacciones, porque no fue fácil , ya que Boca Juniors me había repatriado y deseaba utilizarme, pero finalmente por 300.000 nacionales de la época, los tricolores se hicieron de mi transferencia. Yo ya estaba adaptado a todo, al medio , al club, a mis compañeros , al fútbol que en Montevideo se jugaba. Trate siempre de mantener lo que había sido mi condición primordial de toda la vida : ser gente y rodearme de buena gente; lamentablemente, muchas veces uno se lleva sorpresas desagradables, pero de todas maneras las satisfacciones son mayores a las frustraciones; tengo amigos y los valoro mucho, porque esa debe ser la condición fundamentalmente para afirmar un sentimiento de esa especie. En Nacional logre muchos amigos y creo que hice nacer el mismo sentimiento en ellos. Jugué en el club durante todo el año 1951 y 1952 , con suerte variada, ganando y perdiendo clásicos, algo fundamental para el fútbol uruguayo, pero considero que nunca fracase y tengo gratísimos recuerdos de mi pasaje por Nacional. Llegue a formar en el mismo equipo con valores de la talla de Julito Pérez , un fuera de serie como hombre y jugador, con Ambrois, con Héctor Rial que llego en 1952 cuando de nuevo procurábamos la obtención del torneo Uruguayo y previo a marchar al Real Madrid. Contando siempre con la presencia llena de temple y coraje de Gambetta, de Carballo, la Calidad de Santamaría, todo un señor fuera y dentro de la cancha. Con muchos otros mas a quienes nunca olvido. Créame que fueron muy gratos los momentos en Nacional, en aquella calida Montevideo, donde la amistad se recibe y se retribuye con lealtad, dándole el verdadero valor. La sola enunciación de los nombres de quienes fueron compañeros de Martino avala la capacidad de aquel plantel de Nacional, capaz de crear cualquier proeza, de hacer fácil lo mas difícil, la de surgir como imbatible en base a fútbol y tesón, la de ganar la consideración de toda la afición en base a demostraciones que valoraban su enorme caudal de calidad. Martino recuerda y lo hace con sentimiento, viviendo ahora a casi treinta años, los momentos vividos, las alegrías , los sinsabores, las alternativas diversasde un medio futbolístico rico humana y deportivamente. El cigarrillo se va consumiendo entre sus dedos, mientras la mirada fija le lleva hacia el pasado, aquel de las tardes que culminaban con la explosión de una parcialidad que le hizo su ídolo, que gozaba con sus hamaques incontenibles, creados en medios de carreras que arrancaban de allá, desde el centro del terreno, para culminar en la red contraria o la cesión de un pase notable para un compañero. Aquella parcialidad que aplaudía la presencia recia de “El Negro” , su inalterable ir de frente, sin sacarle el cuerpo las mas bravas, que enronquecía con sus goles que en su mayoría lucia el estandarte del sello inigualado de su calidad. Si hasta su modestia fue ejemplo por aquella época, porque aun siendo crack, siendo estrella indiscutible, Martino jamás se desapego de su condición de hombre sobrio, que daba buen uso a su hombría y entregaba su amistad. Se lo comento y solo atina a decir :
“Mire , yo no podía cambiar en ese entonces como tampoco podría hacerlo ahora. Siempre fui igual y lo seguiré siendo. Créame que ahora a veces me asombro con lo que veo en el medio futbolístico . Yo no podría ser así y por eso no iba a cambiar. Ahora , me enorgullezco de eso, porque gane muchos amigos en Nacional y en el Uruguay, amigos con quienes pese al paso del tiempo, sigo manteniéndolos , con una entera satisfacción”.
¿Y después de Nacional, Rinaldo?
“Vino Cerro, como punto final. Fue en el 53, cuando a principios de ese año, Nacional decidió dejarme en libertad para que pudiera seguir mi carrera; creo que allí tuve el único malentendido o problema con los directivos. Soy hombre de una sola palabra y no me gusta, además, ser punto discordante. La polémica para mi es inconducente y nada iba a variar discutiendo o perdiendo el tiempo en el mantenimiento de posiciciones tan distantes. Yo entendía una cosa y ellos otra. Por eso me fui a Cerro, otro club, con el sabor del club de barrio, con los rasgos aun del amateurismo, para algunas cosas, pero que por eso mismo llevaba uno a ofrecer hasta el último esfuerzo por salir adelante. Y fue una experiencia y la considero también valiosa, porque me sirvió para vivir muy de cerca cual es la vida interna de una institución de recursos, pero que debía disponer de ellos mediante una atinada administración, porque no era cuestión de hacerse el millonario cuando no se era. Fue el final de mi carrera, jugué apenas ese año y ya por entonces , la rodilla me traía mal; me costaba recuperarme y pese a que aun era joven – tenia 32 años- decidí que había llegado el momento de decir adiós. Lo resolví luego de mucho pensar, pero teniendo en cuenta que había logrado futbolísticamente mucho mas de lo que muchos hubieran deseado y por que además, por fortuna económicamente no tenia inconvenientes y podía afrontar con tranquilidad el futuro”
¿Es un agradecido del fútbol, entonces?
“Yo nunca me voy a olvidar de lo que me dio el fútbol, ni de los clubes que me permitieron llegar a eso. Claro que yo aporte mi trabajo podríamos decir así, pero entiendo que fue una entrega equitativa: yo ofrecí mi capacidad para el deporte y el profesionalismo me redituó por ello, como para pensar con tranquilidad, sin vivir apremios el resto de mi vida. Pero además yo aporte a eso el buen uso de lo que económicamente logre. Porque también allí esta afincado el éxito y la vida misma de cada uno. Y a esta altura, cuando me analizo, me siento conforme , por lo que tengo y porque recuerdo como lo conseguí, con grandes sacrificios, con trabajo como para que lo que se lograse tuviera el sabor mas lindo, ese que ofrece lo que se obtiene de esta forma, luchando de frente con la vida”.
(Fuente ESTRELLAS DEPORTIVAS Fascículo 110 “EL DIARIO” Nota hecha por el Sr. AMERICO MONTAUTTI.)
JUAN EDUARDO HOBBERG
Los gustos de HOHBERG . El significado de las cosas. Las explicaciones . Los recuerdos. Los goles . Todo aquí.
PEÑAROL : “Todo mi amor y respeto. Me lanzo a la popularidad, me dio futuro. Encontré grandes compañeros y mejores personas. Es ni mas ni menos que un pedazo de mi vida”
LA SELECCIÓN URUGUAYA : “La culminación de una esperanza. Una gran ambición cumplida. Yo quería retribuirle a este país todo cuanto me dio y creo que pude hacerlo”.
EL MUNDIAL DEL 54 : “Un recuerdo imborrable. Un sueño hecho realidad. Felicidad por estar. Tristeza por perder ante Hungría”
EL MEJOR FUTBOLISTA : “Obdulio Jacinto Varela. Un señor fuera de serie. Incomparable. Un ser humano extraordinario. Un consejero. Un padre”
EL IDOLO : “Vicente De La Matta, aquel brillantísimo jugador de Independiente y de las selecciones argentinas. Un verdadero fenómeno.
EL JUGADOR DE AHORA : “No hay valores sobresalientes. El mejor, para mi , Franck Beckembauer”
PELE : “No lo discuto. Seria ridículo. Pero creo que mas allá de su excepcionalidad, es un producto de las circunstancias. Apareció cuando el fútbol decaía en su país y en el mundo.Brasil tuvo a Julinho, Zizinho, Danilo, Adherir, Fair, grandes también, muy grandes…”
EL SELECCIONADO : “Por lejos , elijo a la selección de Hungría del 54. La defino en una palabra : notable”
EL DEBUT EN PEÑAROL : “Fue en reserva contra Nacional y perdimos 2-3”
EL PARTIDO : “El mejor que jugué fue por Rosario Central frente a “La Maquina” de River Plate , empatamos 3-3 y yo hice dos goles”
EL GOL : “Todos. Yo los vivía por igual. Por su importancia, los dos que anote defendiendo a Uruguay frente a Hungría”
ARQUEROS : “Es difícil responder. Roque Gastón Maspoli , el argentino Julio Cozzi , Mazurkiewiez, Aníbal Paz”
SU MEJOR MARCADOR : “Eusebio Ramón “Cato” Tejera y Ladislao Brazionis”
LA FAMILIA : “Lo es todo para mi. Vivo para ella. Es mi vida”
EL HOBBY: “ Mi casa, el hogar”
EL FUTBOL ACTUAL : “En Sud América entramos en la equivocación de querer imitar lo europeo, sin medir las consecuencias.Queremos ser veloces y perdemos técnica. Hace años que estamos a mitad de camino. No somos lo que fuimos ni somos lo que queremos”
EL MUNDIAL DE ARGENTINA : “Habrá supremacía de los europeos. Si se disputara ahora, chance primerisima tendría Alemania Federal , Holanda, si recupera sus jugadores también. Y Polonia que viene a mas , son mis candidatos”.
EL CIGARRILLO: “Un compañero inseparable, pero dañino. Me aconsejaron que lo fuera dejando. Hoy , fumo dos cajillas por día”.
LOS PAISES QUE VISITO : “Todos en Sud América. En Norte América, me falta Canadá y Alaska. En Centro América, todos. En Europa casi todos, menos Rusia y algún otro. Estuve en África y me faltan Japón y China. No pierdo las esperanzas.
DE CORDOBA AL MUNDO
Allá por 1890, quizás un poco antes, un alemán llamado Rodolfo Hohberg , hizo sus valijas y decidió descubrir “su” América. Así fue como llego a la Argentina, donde se instalo. Casado , construyo su futuro y acumulo fortuna. Su hogar se vio alegrado con el nacimiento de cuatro hijos. Cuando estos ya eran grandes y habiéndoles dado la mejor educación de entonces, resolvió adquirir cuatro estancias. A cada uno de sus hijos le correspondió administrar una Pablo Hohberg, era uno de ellos. La estancia se llamaba “La Martineta” y estaba ubicada en un pueblo llamado Alejo Ledesma, situado a unos 40 kilómetros de Córdoba. Pablo se caso con Ángela Roca. Tuvieron un hijo. Le llamaron Juan Eduardo. Aquel 8 de octubre del 27 , el hogar de los Hohberg, se vio iluminado. Fueron tres años de dicha, amor , paz y felicidad…Tres años ….Juan Eduardo, recuerda …
“Aquella vida era muy linda. Mi padre, en los días de lluvia, me sentaba en sus rodillas y me explicaba las cosas. Se pasaba horas conmigo y mi madre. En los días de actividad normal, el trabajo era mucho. Había que atender la estancia. Yo mas que nada, me acuerdo de las yerras que se organizaban. Eran grandes fiestas, donde se tomaba mucho. Mi padre era muy amigo de los peones. Los trataba como a uno mas de la familia. Les daba premios. Y, juro, que pese a mis tres años me acuerdo de esto. También que mi padre era presidente del club Gulense, que aglutinaba a varios jugadores de pueblos cercanos. Le gustaba el fútbol. Lo apoyaba, ponía todo cuanto tenia por el cuadro…después …después..
Una pausa. El mal recuerdo. La memoria que llega a su limite. Desaparece en el sub-consciente aquella imagen y …brota la otra…la amarga…
“Tenia esos tres años solamente , cuando mi padre murió. El, si apenas llegaba a 3. No creía en los médicos. Es mas, se jactaba de ellos. Almorzábamos. Mi mama y el en las cabeceras de la larga mesa. Un tío, Roberto, a la derecha y , yo , a la izquierda. En eso, mi padre le dijo a mi mama:
“Negra” , así le llamaba , alcanzame una aspirina que me duele el pecho”. Cuando ella se levanto para ir al dormitorio a buscarlo, mi padre se desplomo. Mi tío logro tomarlo antes que golpeara la cabeza contra el suelo. No hubo nada por hacer. Murió instantáneamente de un ataque cardiaco…Yo estaba ahí no se que hice…llore. Si llore…no se mas…no se….”
De pronto se acabo la felicidad. La vida loca cambio. Ya no estaba el papa. Había que emprender una nueva etapa. La estancia paso a sucesión…
DE CORDOBA A ROSARIO
“A raíz de estos desgraciados acontecimientos , mi madre decidió, a los pocos meses, que nos instaláramos en Rosario. Ella, aprendió el oficio de peinadora y después, puso una peluquería. Allí, se puede afirmar, comenzó mi infancia. Cuando tuve la edad suficiente, comencé a ir a la escuela “Hogar del Niño” , que solo quedaba a media cuadra de mi casa. Yo era como todo botija. Inquieto y hasta diría algo despreocupado. No obstante, fui buen alumno. En 6 años , hice 5 y siempre saque buenas notas, salvo en una ocasión. Fue entonces, cuando mi madre me explico los sacrificios que debía hacer. La entendí. Había sacado un rojo, en Lenguaje y , al mes siguiente ,me saque un cuatro en la escala de cinco. Tenia amigos. Compañeros. Muchos. Como Eduardo Martín, con quien nos entreverábamos en la calle asfaltada tras la pelota. No importaba si era de trapo, de goma o de cuero. Nosotros queríamos jugar. Siempre lo hacíamos. Donde fuera, incluida, naturalmente, la propia escuela. Después de cada recreo me quedaban las marcas de la “batalla”. Mi madre, nunca protesto mas allá de lo normal. Si, alguna vez , me quede sin ir a jugar nuevamente, ya que las mangas descosidas o arrancadas, la túnica negra o las zapatillas rotas…, merecían una reprimenda, pero jamás me pego”.
La pelota. El fútbol. La prosecución de una pasión heredada. Los primeros comienzos en la cancha. Los aspectos diferentes, desconocidos que fluyen en las frases del hoy cincuentón Juan Eduardo (la nota fue hecha en el año 1977)
“Cuando comencé a entreverarme, jugaba de…¡arquero! . Si , yo era arquero. Y actué en ese puesto en el Argentino, un cuadro de barrio al cual nunca olvidare. Un día, allá por el año 40, cuando ya había terminado primaria, Central Córdoba de Rosario, organizo un campeonato de menores. Argentino entro segundo y seis jugadores fuimos fichados. Como arquero era titular en las practicas de mi nuevo club, pero apareció Lencina y me desplazo. Comparado conmigo, era un fenómeno. Así que, quede de suplente. Nos toco jugar frente al Sparta por el campeonato de Sexta División. La cancha quedaba en las afueras de Rosario y de los 16 convocados, solo fuimos 11. Resultado , me pusieron de centrodelantero. Hice dos goles y quede de titular…”
FUTBOL , GOLES Y ESTUDIO
Nace el goleador. El jugador en potencia. Empero , no todo era fútbol.
“Por entonces iba a la escuela secundaria, “Artes y Oficios”. Seguí en ambas cosas, pero el fútbol siempre fue mi pasión. Tanto que actuaba, a la vez, en Central Córdoba y en Argentino. Recogí muchas satisfacciones. En los tres años que jugué en 5ª salimos campeones y yo, siempre, goleador. La Primera iba a ir de gira al Paraguay. De pronto, me avisaron , que estaba incluido. No como jugador, sino como una especie de “mascota” y como premio a lo que le venia rindiendo al club. Tenia 16 años. En Asunción, al debutar , se fracturo el centrodelantero, González. En el segundo partido, el técnico Fernández, me puso de titular. Empatamos 2 a 2 con Cerro Porteño y yo hice un gol. Desde ahí comencé a alternar en Primera”.
Por allí ya se pensó que Juan Eduardo daría que hablar. Era grandote. Le pegaba bien a la pelota y tenia habilidad. No le temía a los golpes. Se cuidaba y empezaba a vivir exclusivamente para el fútbol…
“A los pocos meses, se me da la titularidad como numero diez. Me afirme. Progrese. Todo iba bien. Corría el año 46. Varios equipos se interesaron por mi. Boca, Huracán, Newell´ s , Rosario Central. Conjuntamente con el puntero Gregorio Pin, fuimos a Boca, donde había dejado de actuar Severino Varela. Hicimos una prueba en un partido con Banfield y me lesione : esguince de tobillo. El medico dijo que temía no podría volver a jugar al fútbol . No le hice mucho caso. Regrese a Rosario. Al fin de la semana siguiente jugué contra Unión de Santa Fe. Un diario titulo : “Hohberg no servia en Boca , pero resulto un crack en Central Córdoba” Se insistió con que pasaría a Newell s o Rosario Central. Pedían por mi pase una cantidad determinada y jugadores. El club acepto y acordó condiciones con Newell s. Sin embargo, ese mismo día y a la misma hora , separadamente, yo arreglaba con Rosario, porque , económicamente , me convenía mas. Se armo flor de escándalo : Finalmente los dirigentes comprendieron y pase al club que quería. Tenia 19 años y firme por cuatrocientos pesos por mes. El doble de lo que ganaba cualquier persona. Me fue bien. En seguida alcance la titularidad y debute frente a San Lorenzo. Tenia un susto bárbaro. El estadio estaba repleto. Al partido siguiente, con Vélez, me lesione y quede al margen. Alterne después, hasta que “Torito” Aguirre fue traspasado a Racing. La plaza quedo a mi disposición. Junto a Pérez , Santos, Geronis y Villariño, dimos que hablar. Entramos quintos en el Campeonato Argentino del 47. Al fin de ese año vinimos a Montevideo a jugar un hexagonal. Peñarol, Nacional, Boca, River, Newell s y Rosario Central. Con un brazo entablillado, me toco jugar con Nacional . Ganamos 4 a 2 y anote dos tantos. Salimos campeones, pero el contrato había llegado a su fin …no hubo acuerdo para renovación”
Asomaron los primeros problemas en el fútbol. No fue solo el. Los demás titulares estaban en igual situación. Hohberg, lo sintió , pero decidió aguantarse. Pasaron nueve meses y nada , hasta que…
LO QUERIA NACIONAL – VINO A PEÑAROL
“Me llamo el presidente de Rosario Central, Adolfo Boglione y me pregunto si me gustaría jugar en Montevideo. Nacional se interesaba por mi concurso. Respondí que si y espere. Pasaron varios días y nada. De pronto, un señor golpeo a mi casa. Mi madre lo atendió y pregunto por mi. Su nombre : Humberto Dorsa. Hablamos. Nos pusimos de acuerdo y cuando el ya se retiraba , le pregunte: ¿Por supuesto que Ud. es de Nacional? ¡Avise! Exclamo y agrego : “Yo soy de los contrarios” Vine a Peñarol en trueque por Mario Lorenzo, un back. Debute contra Nacional en Reservas y perdimos 3 a 2. Al domingo siguiente le ganamos a Rampla 2 a 0 , con ambos goles míos. Al poco tiempo, llego la huelga de jugadores que comenzó en el 48 y termino en el 49. Después de hallarse la solución, el húngaro Hirsch se hizo cargo de la dirección técnica aurinegra. El dio el visto bueno y pase a ser definitivamente , jugador del Club”
Otra pausa. Otro cigarrillo. Ojea un álbum. Mira atentamente las fotos y exclama:
“Aquí esta ..! Cuenta
“Esta es la famosa delantera de 49. Arrasamos con todos los campeonatos. Triplete e invictos. Fue la locura , pero ¡que jugadores! Ghiggia, yo, Miguez, Schiaffino y Vidal. Ese años fue de grandes realizaciones. Me consideraron para la selección uruguaya. La AUF realizo gestiones ante FIFA en procura de mi habilitación, pero aun no tenia el tiempo para sacar la carta de ciudadanía y debí permanecer al margen. Me quede aquí mientras Uruguay se clasificaba ¡CAMPEON DEL MUNDO! . Acá , continuo la actividad. Peñarol, sin nueve titulares , igual siguió ganando. Vueltos los mundialistas, llego el clásico. Recuerdo que ni los nuestros , ni los de Nacional, querían enfrentarse. Tuvieron que hacerlo. Ganamos 3 a 0 y anote los tres goles. Después hasta el 54 no creo que haya aspectos interesantes para resaltar en mi vida futbolística con excepción que me fue siempre bien”
Punto. Llega otra etapa. Una muy particular para el . Si su participación con la celeste…
“Podía defender a Uruguay. Me convocaron. Fuimos al Mundial de Suiza. Salimos cuartos. Yo solo jugué los dos últimos partidos. Contra Hungría y Austria. Antes , había estado lesionado. Con los húngaros perdimos 4 a 2 y me toco convertir los dos goles uruguayos. Hungría fue el mejor equipo que vi. en mi vida. Era una maquina infernal. Caímos también con Austria, pero ya fue distinto…Para mi , igualmente , fue la culminación de una gran aspiración…defender a Uruguay y a vestir la camiseta celeste…
LO QUERIAN EN EUROPA
“Ininterrumpidamente seguí actuando en Peñarol, mientras aparecieron equipos europeos interesados por mi concurso. Especialmente los italianos, Roma y Juventud. Peñarol me declaro intransferible. En el 56 , el emisario que quería llevarme al viejo mundo insistió y me mando a mi a negociar el pase, porque el , ya había fracasado. Lo hice, pues podía ir al Reims de Paris. Nada paso, por la cotización de la transferencia. Al terminar la temporada firme un nuevo contrato y un contrapase para que en caso de surgir un interesado, podría irme. Llego el 58. Enrique Fernández , que dirigía al Sporting de Lisboa, me mando a buscar. Fui , practique, jugué y guste, pero no me contrataron. Podían actuar tres extranjeros por club y conmigo, éramos cinco. Regresamos y tuvimos el accidente de aviación.
Al regreso pedí un empleo. Tenia ya 31 años y lo había perdido todo en el accidente. Conseguí un puesto de cobrador de la UTE y decidí no seguir jugando. Fue ahí cuando tuve otra gran muestra de cariño del pueblo uruguayo, de Peñarol todo. Los socios llenaron de firma un libro “Por la recuperación de Hohberg” , que hoy guardo en mi poder. Volví. Empecé en Reserva. Hacia mucho que estaba parado. Al tiempo , otra vez en primera. Era el 58 y Peñarol formo una delantera que integrábamos : Coccinello, Hein , yo , Roberto García y Borges. Estábamos muy atrás de Nacional, pero descontamos ventajas y salimos campeones. En el 59 y 60 , repetimos. Precisamente , también en el 60 , salimos campeones de América y , perdimos la Intercontinental ante el Real Madrid . Fue mi ultimo partido en Peñarol, septiembre del 60…”
SUS COMIENZOS COMO TECNICO
“Seguía trabajando como cobrador de UTE. Me hablo el Cúcuta de Colombia. Era una oferta muy buena y no pude desecharla. Le saque el polvo a los botines y volví a las canchas. Al promediar el campeonato colombiano, renuncio el técnico. Era “Pepe” Etchegoyen. Me ofrecieron el cargo. Lo rechace. Me pidieron los jugadores que aceptara. Me convencieron. Jugaba y dirigía. Así, hasta junio del 64 , que el club cambio de dirección y yo renuncie por incompatibilidad de caracteres con los que asumieron. De inmediato me vincule al Atlético Nacional de Medellín, como técnico, aunque a veces me debía entreverar como jugador, tras la de cuero. Estuve allí hasta fines del 66. Regrese entonces, a Montevideo y tuve la ocasión de dirigir a Racing. El club andaba mal, económica y futbolísticamente. Tanto que me pidieron jugara. Con una ficha medica preventiva, actué contra Fénix. Empatamos 0 a 0 y eso si, fue mi ultimo partido oficial en Primera División como jugador de Fútbol. La CNEF me negó, justicieramente , la ficha por una lesión al corazón. Tenia 40 años.
El peregrinar fue incesante. Generalmente ocurre así para los técnicos d este país. Pero , tuve una gran oportunidad y …
“No podía dejar pasar la oferta que me hizo el Panathinaikos de Grecia, estando en Racing. Allá fui, como un Cristóbal Colon a la inversa. Fui el primero en abrir aquel mercado para los sudamericanos. Año y medio de éxito. Estaba muy solo. Extrañaba una enormidad a mi señora (aunque me acompaño un tiempito) y a mis hijas. Volvi. Me hablaron de Rampla Jrs. Arreglamos. Repito el éxito. Recibo halagos. Salimos campeones del Torneo de Copa. Le ganamos a Peñarol 3 a 1 en la semifinal y a Nacional 5 a 3 en la final, tras un alargue. Después, con Rampla salimos de gira por Chile. Estábamos en Santiago, cuando el gerente de la AUF, Raúl Lastra, me llamo y me dijo que me ofrecían la dirección técnica de la selección. Me vine y empecé a trabajar..”
CUARTOS EN MEXICO
La selección. Ahora como técnico. El fútbol le sonreía. Parecía adecuarse a el. Y gana
“Superamos en las eliminatorias para el Mundial de México, a Ecuador y Chile. Sobre ocho puntos posibles, hicimos siete. Fuimos a México y alcanzamos un honrosísimo cuarto puesto, cuando nadie creía en nosotros y si hubiéramos tenido un goleador, no se que hubiera pasado…Al terminar el 70 trabaje unos meses en Bella Vista, hasta que a la mitad del campeonato del 71, asumí en Peñarol. Sin poder contar con Figueroa, Matosas, Mazurziewiez, Castronovo, salimos vicecampeones a un punto de Nacional. Pero eso, acá no sirve. Volví a hace las valijas. Me enrole en el Sport Boys de Perú. En seguida seguí hacia México, al San Luís de Potosí, donde con suerte variada estuve un año. Otra vez regrese a mi parada oficial, Montevideo. Me hablo el Universitario de Perú y acepte. Nos clasificamos campeones locales por muerte y llegamos a las finales de la “Libertadores”. Los dirigentes que me habían contratado renunciaron y yo me solidarice. Dando vueltas otra vez llegue a México. Al Atlético Español. No me fue bien. Regrese. Poco después, comencé a dirigir a Nacional, donde también quede conforme con mi labor. Creo que también el club. Y , finalmente , la selección. La ultima etapa. Ya le contare. Fallamos. Me quebrante la salud. Pasaron los meses. Algunos me hablaron. De aquí, Brasil , Argentina, Perú. No arregle. La profesión hay que dignificarla. No me sobra la plata, pero no me regalo. Mas tarde, con siete meses y ocho días transcurridos, arregle con Alianza de Lima”
Fuente ESTRELLA DEPORTIVAS Nº 4 “EL DIARIO” – Nota efectuada por HEBERT MAYANS el 11 de octubre de 1977
ATILIO GARCIA
EL GOL, ESA META DE SIEMPRE
Juancito Kirschberg – mago de los Kinesiólogos – decía siempre, aludiendo a Atilio, que nunca en su vida profesional había visto piernas mas golpeadas. Es que “Bigote” iba a todas, a lo guapo y por algo fue el mas grande goleador de toda la historia del fútbol uruguayo. Algunos datos estadísticos no están de mas y cabe recordar así – complementariamente a lo que brindamos en las notas centrales del fascículo – que la mayor cantidad de goles en una temporada, la obtuvo en 1938 – su debut con la alba – anotando 52. Por el Uruguayo, en cambio , la mayor cantidad de goles fue en la celebre campaña de 1941, con 23. Su arquero mas vencido fue Maspoli (jugando este en Liverpool y Peñarol) , con 26 goles, siguiéndole Carvidon (Cerro y Wanderers ) con 20. El equipo mas goleado por el implacable artillero fue Liverpool (54) siguiéndole Central (41) , Wanderers (39) , Defensor (37) y Peñarol (34) . El menos vencido fue Danubio, con solo siete goles, cosa realmente insólita tratándose de Atilio. ¿Sus goles mas famosos? El tema es polémico, pero podríamos señalar cinco ejemplos : a Boca, por la Copa Río de la Plata, el 28 de diciembre de 1940 ; a Independiente, por el Rioplatense nocturno , el 23 de enero de 1938 ; cuatro a Sud América, todos de cabeza, el 4 de noviembre de 1944 ; también cuatro a “Caimán” Sánchez , de San Lorenzo de Almagro, el 28 de marzo de 1948 y los cuatro a Peñarol, por el Uruguayo , el 8 de diciembre de 1940.
NO SE SALVO NI NACIONAL
La sed goleadora – insaciable, podría decirse – del formidable Atilio García, gravito para que , en su largo peregrinar por las canchas uruguayas, no respetara ninguna portería. Y a tanto llego ella, que ni siquiera Nacional – ese mismo Nacional por el que todo lo diera a través de casi tres lustros – logro salvarse de su codicia goleadora. ¿Cómo y cuando aconteció ello? Muy fácil, durante el brevísimo pasaje que el formidable piloto de Junín cumpliera por Liverpool, ya en el ocaso de su carrera – temporadas de los años 1951 y 1952 – la tarde de un 7 de junio y frente a 15 mil aficionados. Se jugaba ese día por la Copa “Arturo Michel” (Torneo de Competencia) de la temporada del 52 y Nacional , bajo el arbitraje de Juan Lorenzo Castaldi, venció por 6 a 1 a los negriazules. Y ese “uno” (ironía del destino) habría de llevar ese día “el sello inconfundible” de Atilio García, que había concretado así la hazaña que le faltaba : la de haber superado, también, la portería de quien como el formidable Aníbal Paz, había sido su compañero en tantas gestas de gloria. Antes, el 7 de octubre y el 30 de diciembre de 1951 “Bigote” ya había jugado, en Liverpool y contra Nacional ( 1 a 1 y 1 a 3 , respectivamente por la Copa Uruguaya) sin conseguir anotar. Pero estaba visto que, para el , no había portería vedada. Y la de aquel Nacional al que había defendido , no podía ser, para el , la excepción a la regla.
ATILIO : EL GOL Y SU SINONIMO
“La única que faltaba : ¡nos mandaron un mudo! Si este es jugador , me hago cura…” “El GALLEGO” Iglesias – picaresca chispeante de la calle , amasada en muchos años de servir copas , y algunos mas de tomárselas – midió de arriba abajo al forastero, como quien juna la pizarra de la quiniela, y sin dudar un solo instante dejo caer aquella frase, que muy poco después se convertiría en el gras chasco de su vida . El propio cantinero de la vieja sede del Club Nacional de Football , fue el primero en reconocer el error y entre bromas y chanzas, entre autorreproches y palmoteos al “mudo” paso a ser uno de los mejores amigos que tendría en Montevideo ese muchacho argentino de 22 años, estatura mediana, complexión fuerte , grandes bigotes, de pocas palabras y mirada tímida que llegaba de Buenos Aires – aunque había nacido en los pagos provincianos de Junín – para probarse con la gloriosa casaquilla del club de los Céspedes. -“¿Cómo dijo que se llamaba?” , había preguntado algo irónico “El Gallego” Iglesias, aquella calurosa mañana del 11 de enero de 1938 y la respuesta del provincianito – que llegaba casi con lo puesto, y una pequeña valija que parecía rescatada de alguna milonga terminada a castañazos – llego breve y respetuosa : -“Me llamo Atilio…Atilio García , y vengo recomendado al Dr. Narancio, que fue a buscarme a Boca Juniors …” Apenas cuatro días después – en medio del escepticismo de todos y no solo del cantinero – el muchacho de Junín debutaba con la casaquilla alba, en un partido nocturno, en el Estadio, frente al Chacarita porteño, y todas las dudas , todas las interrogantes daban paso al asombro, a la jubilosa expectativa y el ondear de blancos pañuelos, en son de victoria y de estallido popular en la tribunas. Nacional 3 a 2 y Atilio goleador, con dos tantos – uno de ellos el de la victoria – en una prueba indiscutible , contundente de su tuteo con la red de su sed insaciable de enronquecer a las tribunas con el grito de gol haciendo la gimnasia del arrebato, del fervor por el fútbol , el espectáculo colectivo mas grande y popular de nuestro tiempo. Tres letras y una sola mística : ¡GOL! No puede haber lugar en el mundo donde no se conozca esa clave mágica, que es deseo, esperanza , ganas acumuladas; ni mas ni menos que los ojos del hincha siguiendo al jugador , casi acompañando el raudo desplazarse de la pelota hasta culminar en la red. 15 de enero de 1938 : fecha inolvidable no solo para la hinchada de Nacional , sino para todo el fútbol uruguayo, pues esa noche debutaba el mayor goleador de todos los tiempos , en la historia de nuestro balompié. Un jugador para el asombro , que iba a todas ; siempre con el gesto manso y sin hacerle ascos al riesgo. Hombre neto de gol, guapo , decidido, oportuno, simple en su juego – en una época en que predominaban los habilidosos y los exquisitos – y dueño y señor del área, donde era asedio, ariete y terror de los arqueros. Nadie puede predecir lo que vendrá , aunque en este caso pensamos que muy difícilmente puede surgir algún jugador de la talla de ese muchacho que llego de Junín, con escaso equipaje y mucha timidez para convertirse en el ídolo de toda la afición, pues con Atilio no hubo términos medios. Hasta los propios hinchas del tradicional adversario del club de los Céspedes, lo enaltecieron siempre y valorizaron su juego, reconociendo en el a un personaje para el asombro, a una figura sin duplicado, para el que ningún arco contrario resulto invulnerable. Fue tal vez – o sin tal vez – el jugador mas golpeado de todos los tiempos, y sin embargo emergió siempre de cada refriega de cada choque, muchas veces de una acción alevosa, con el mismo gesto de mansedumbre, sin alharacas ni quejas. Simplemente jugándosela a lo macho, callado y taciturno. Así fue Atilio toda la vida, y así se nos fue silenciosamente hace cuatro años para seguir desparramando su magisterio en alguna cancha ignota, donde no existe el tiempo reglamentario(esta nota fue hecha 23/11/1977). Por eso en su vida hubo mucho de poesía. De poesía, si, pero de lirismo auténticamente de tanto, de canción ciudadana, de arrullo errante bordeando la esquinita del barrio para el eterno regreso. Ese momento sublime y elegido – como decía el bardo de la alta noche – “cuando le metemos un verdadero gol a la existencia, sin faulear a nadie, y por fin llegamos a la vejez contentos de haber corrido por la cancha como locos, para meter el gol limpio y humano de la vida”.
¿COMO SE LO PERDIERON LOS PORTEÑOS?
Los recuerdos acuden en tropilla, incontenibles, y la trayectoria luminosa de Atilio, de ese “Bigote” entrañable y legendario asoma en toda su plenitud, como un capitulo único del fútbol rioplatense y - ¿Por qué no? – mundial. Aquella noche del 15 de enero de 1938, los dados estaban echados, y no había “barraca” posible sino un “aire venturoso” : la certidumbre real de que la casaquilla alba se había asegurado el goleador que tanto buscaba, para suplantar a aquel gran jugador brasileño que fue Cardeal. Esa misma noche – que cuarenta años no es nada - , Peñarol sufría un serio traspie en Buenos Aires al perder 5 a 2 frente a River, que de esa manera obtenía la Copa “Rio de la Plata”. Otro duelo de titanes, ya que mientras en los aurinegros tallaban jugadores de la valia de Barrios , Glulow , Barradas, Zunino, el gran Gestido Rodríguez, Lauri, Matta, Lago, Severino y Camaiti. En los “millonarios” de la capital porteña lo hacia nada menos que una delantera integrada por Peucelle, Vascheto, “Nolo” Ferreira, Moreno y Pedernera, apuntalados por un “centrojas” de la categoría de Minilla. Tiempo viejo , de grata evocación, y una jornada que deparaba muchos atractivos populares. Como, a via de ejemplo, la presentación- en los bailes del Hotel Carrasco – de la orquesta tipica “Los indios” , del maestro Tanturi , y de la jazz “Santa Paula Serenaders” , mientras se anunciaba para el día siguiente la actuación de Francisco Canaro en el Solis.Luis Arata triunfaba en el “Artigas” con “Los chicos crecen” , de Darthes y Darnei, y mientras en la pantalla del “Radio City” los amantes al cine se solazaban con la notable actuación de Paul Muni en “Escuadrillas 37” , el escenario del Teatro Mitre presentaba a la compañía de espectáculos populares “Rataplán” , a cargo de ese genuino impulsor de todo lo callejero, que continua siendo el infatigable Agustín Pucciano. Atilio había debutado con todo – venciendo dudas y escepticismos – aquella noche del sábado 15 de enero de 1938, y sus dos goles permitieron una victoria frente a Chacarita Juniors, que mucho implicaba , pese a que era un amistoso. La hinchada de Nacional vibraba de jubilo con su flamante artillero , festejando sobre todo su tercer gol, el de la victoria, que logro con furibundo remate, desde treinta metros , sorprendiendo a rivales y compañeros. Esa misma noche, los brazos del club de los Céspedes se abrieron generosos para el muchacho que había nacido en Junín, donde despunto sus primeros pininos de futbolista, en los clásicos potreros de la época, que ya casi no quedan. De origen humilde –muy humilde – había conocido desde pibe el rostro de la pobreza, sufriendo en carne propia lo que son las noches con hambre y el despertar con la incertidumbre de lo que vendrá. Al fútbol lo llevaba en la sangre, y por eso su vocación pudo mas que todo, y Junín entero lo ungió ídolo , tallando en distintos cuadros de Liga y en el seleccionado de la provincia. Una tarde , alguien le hablo de Buenos Aires, de la gran ciudad, de la Corrientes que nunca dormía, de los palcos tangueros, pletóricos del rezongo de los fuelles y del lamento de los violines, y de esas tardes de fútbol, con estadios colmados, y un profesionalismo que empezaba a cobrar notable auge. El provincianito – acostumbrado a la vida tranquila del pueblo, a las tardecitas y las noches con la rueda de amigos, en la serenata rea del boliche – dudo al principio, pero al fin pudo mas la tentación , y “bajo” a la gran ciudad, a la fabulosa urbe, a esa gigantesca “cabeza de Goliat” , de que nos hablaba Martínez Estrada. Y allí las cosas no le rodaron bien al principio , por esas cosas del destino, que siempre resultan imponderables. Los “calamares” de Platense fueron su primer recalada, y allí mostró sus condiciones de goleador , de jugador simple en recursos técnicos, pero tremendamente efectivo, con el olfato por la red siempre al firme. Atilio tenia por entonces 17 años , y estuvo en Platense tres años, jugando en inferiores – con algún partido ocasional en Reserva – tanto de “centrofobal” – como sigue diciendo el hincha – como de entreala izquierdo.
LA HISTORICA CORAZONADA DE NARANCIO
El ciclo con los “calamares” – que nunca tuvo el éxito que merecían las condiciones del muchacho de Junín – culmino – cuando después de un partido se le apersono un dirigente de Boca y le dijo si estaba dispuesto a defender los colores del clásico cuadro de la ribera del Riachuelo, que late no solo en la mística futbolera sino en los tangos de Fliberto y en las telas de Quinquela Martín. La lógica respuesta fue un si profundo , y la transferencia se hizo sin mayores problemas aunque la mala suerte seguiría persiguiendo al provinciano. En filas “xeneizes” todavía alternaban cracks de la talla de Cherro y “El Cañoncito” Varallo y Atilio debió conformarse con “reservear” durante un año , en que se produciría el acontecimiento clave de su vida. A fines del 37 , nuestro Nacional emergía con renovados bríos de una etapa negativa y aquel inolvidable pionero que fue el doctor Atilio Narancio – justamente llamado “El Padre de la Victoria” por el papel decisivo que le cupo en el envío de la delegación celeste que gano la primera olimpiada en Colombes – viajo a Buenos Aires para conseguir un goleador ; un hombre que diera al ataque albo el poderío y la contundencia que la hinchada ansiaba y exigía. Y otra vez el destino se cruzo en el camino de Atilio por entonces a préstamo en Tigre y de donde vino para Nacional , un hombre que siempre estuvo signado, ese sentido, por la cosa fortuita por la casualidad. Porque en la realidad de las cosas Narancio tenia como punto de mira al boquense Providente , pero este ya estaba apalabrado desde Brasil y la transferencia no se hizo. Por entonces, Nacional tenia como director técnico – en actitud que marco toda una renovación en el medio – a un ingles, el famoso William Reaside , a cuyo lado “El Manco” Castro asimilaría enormes enseñanzas en la orientación de los planteles. Al fracasar lo de Providente los dirigentes de Boca le exhibieron a Narancio una lista de jugadores transferibles , entre los que figuraba el gran “Junín” . Increíblemente relegado por el fútbol argentino. Narancio tuvo una expresión que fue mezcla de humor y corazonada, aunque mas de esto ultimo. Leyendo la lista dijo sonriente : “A ver …a ver… este se llama Atilio , o sea que es tocayo mío … bueno, si se llama Atilio debe ser bueno…” Y la cosa cuajo, nomás, aunque con un cachito de dudas aleteando en ambas partes Narancio retorno a Montevideo y dijo a Reaside y al “Manco” Castro que lo de Providente no caminaba , pero que de cualquier manera iba a presentarse un muchacho de Junín, del que le habían hablado muy bien los dirigentes de Boca. Nadie podía predecir en verdad la magnitud del acontecimiento histórico que se estaba produciendo en el mundo del fútbol, y entre ellos – obviamente – se contaba el propio Atilio. Porque “Junín” no vino muy entusiasmado a Montevideo, y mejor aun – como lo dijera en tantas oportunidades – lo hizo con timidez y recelo, temiendo un fracaso. La despedida en Buenos Aires no había sido muy alentadora y menos aun el vaticinio de un dirigente de Boca, que conversara antes con Narancio : “ ..Mira , pibe….vos vas a Montevideo, te probas , y a otra cosa ; en ultimo caso, conoces la ciudad y haces un poco de playa, que te vendrá bien…” ¡ Que equivocado estaba el “xeneise” …¡ El viaje era solo de ida, por los tiempos de los tiempos, y mientras el futbol uruguayo conquistaba al mas grande goleador de su historia, los argentinos veían esfumarse para siempre a lo que sin duda pudo ser una leyenda de sus canchas.
PORTA: “CRACK TAMBIEN EN LO HUMANO”
Roberto Porta fue un inseparable amigo de Atilio. Y a el acudimos para que lo describiera, recordara anécdotas, “viviera” otra vez junta al gran Junín. Con mucho placer y mostrando un respeto tremendo hacia el compañero desaparecido, Roberto nos dijo: “Fue una excepcional persona, de una condición humana incomparable. El que no lo trato, o lo trato poco , no tiene la mínima idea de lo que era Junín”. “Llego un 14 de enero del 38. Estaba visiblemente agotado por el viaje vía Colonia y el barman del club Iglesias – le dijo que se acostara un par de horas”. “Mi cuñado Ricardo Faccio le dijo de entrada, mire Nacional tiene un centro forward sensacional – Cardeal – pero esta muy golpeado. Atilio le contesto enseguida : por eso no se aflija . Si hay que poner las piernas las voy a poner” “Debuto en un nocturno amistoso contra Chacarita y realmente en el primero tiempo no anduvo. Tanto, que casi lo sacan. Hubiera sido como darle el certificado de defunción. Me acuerdo que iba a entrar Héctor Castro y yo le pedí al Dr. Narancio que lo dejara. Yo tenía mucho que agradecer a los argentinos. Tenia que compensar de algún modo , todo el apoyo que me habían dado” “En el segundo tiempo de ese partido- contra Chacarita – fue un fenómeno y se gano la hinchada para siempre. Para definirlo como jugador y persona, le diría que fue un superdotado en todos los sentidos”. No era un tiempo triste como la gente piensa. Su carácter era alegre, aunque callado. Jugando a las cartas, por ejemplo, era muy dicharachero, utilizando una terminología muy especial” “Tuvo dos partidos señados por la historia. Uno , el que le hizo cuatro goles a Peñarol . El otro , el que jugo contra Boca , empatando con un golazo sobre el final” “Con la celeste, realmente no anduvo, pero hubo un motivo. Fuimos por tren desde Retiro a Mendoza. Y en cada estación los provincianos – que en ese sentido son peores que los capitalinos – decían ahí esta el traidor, el vende-patria. Eso influyo mucho en su animo” “Puedo asegurar, porque yo estaba al lado de la jugada, que en la Incidencia en que quebró a Queijo no hubo mala intención por parte de Atilio. El asumió una actitud de defensa, al ver venir a Queijo. En toda la semana estuvo “muerto”. “Para que tenga una idea de que no era tan serio, le voy a contar una..Nos concentrábamos en el hotel “Oceaníc. Alejandro Morales y Luz le tenia terror a las víboras y de común acuerdo con Junín resolvimos ir a unos chircales que había por Gral. Paz”. “Cazamos una víbora y la trajimos. A luz, no lo pudimos agarrar. Había que correrlo con helicóptero. Pero a Morales lo cercamos, hasta que se nos escapo colgado en la culata de un camión de hielo. Entonces Atilio tomo otra decisión. Ponerle la víbora dentro de la cama. No se imagina lo que fue aquello”
ASI LO VIERON
ROBERTO “CHUECO” FIGUEROA (Campeón olímpico del 28)
“Fue un jugador sencillamente extraordinario, cuya máxima virtud fue el cabezazo. Cuando Atilio saltaba, prácticamente era numero puesto. Por otra parte, nunca daba el partido por perdido y hay que tener en cuenta que jugo contra rivales de tremenda jerarquía. Le diría mas, jugo contra cracks. Por eso me río cuando se hacen comparaciones. Morena no tiene nada que hacer al lado de Atilio. Me atrevería a decirle, que , en nuestro medio, fue único en su puesto. Tal vez “Perucho” Petrone haya sido lo mas parecido”.
FRANCISCO MATEUCCI (arbitro internacional) “Tal vez técnicamente no sobresaliera. Pero adentro del área era inmarcable. Cuando saltaba abría los brazo y había que aguantarlo. Debo haber arbitrado en no menos de veinte partidos en los que jugaba Atilio. Nunca dijo una palabra adentro de la cancha. No me olvido de la final del 44. Peñarol ganaba 2-1 y casi sobre la hora cobre un foul que fue ejecutado por General Viana. No se como pero se adelanto a toda la defensa y metió el empate. Quiero decirle , además , que fuera de la cancha fue un gran señor”
GUIDO BAZTARRICA “Cuando yo estaba en Boca Jrs. Jugué junto a el en practicas y amistosos. Le puedo asegurar que una de las cosas que mas me asombro en Atilio, fue su desmarque. Yo levantaba la cabeza y lo veía siempre solo. Sin ninguna duda, fue un fuera de serie. En Buenos Aires – afortunadamente para Nacional – no tuvo suerte. Sucedió que cuando el llego a Boca Juniors habían dos “monstruos sagrados” , ídolos indiscutibles. Me refiero a Benítez Cáceres y Varallo. Para definir a “Bigote” , le diría solo una cosa : tenia un arco en la frente”.
MARCELINO PEREZ “Fue un excepcional jugador, con una tremenda facilidad para definir. Además, jugo en una zona en la que hay que meter. En la que hay que jugarse. Y lo hizo sin miramientos. Tal vez no se constituyera en un deleite para el publico, pero con sus entradas agresivas y sus dotes de hombre-gol provocaba la eclosión de las tribunas. Se trataba de un ser adusto, que prácticamente se transformaba en una fiera dentro de una cancha. Un excepcional jugador, que llego en el anonimato y con sus goles hizo vibrar a la mitad del país” .
(Fuente : ESTRELLAS DEPORTIVAS – EL DIARIO Nota hecha por :. Nelson Domínguez y Julio Decaux)
JOSE NASAZZI
José Nassazzi, nació en Montevideo el 24 de mayo de 1901, en la Villa Peñarol y murió también en la ciudad que había conquistado, el 17 de junio de 1968. Su padre, Giuseppe Nasazzi, italiano, nacido en Lombardia, falleció cuando el pequeño José no tenia aun 10 años y su madre, Jacinta Yarza, uruguaya, hija de Vascos, tuvo que hacerse cargo de la crianza de sus hijos. Los comienzos en el fútbol oficial del pequeño José, se registraron en 1918 en el Club “Lito” en donde actuó hasta 1920, año en que pasa al “Roland Moor” de la Liga Nacional y en donde jugo durante 1921 ,para cumplir la “cuarentena” que imponía el reglamento de la Asociación que determinaba que un jugador quedaba en condición de libre si no jugaba durante un año en su institución. El ya cada vez mas famoso Nasazzi quería la libertad porque el 4 de octubre de 1920 se había fundado en su barrio el club Bella Vista , y quería defender sus colores. “Roland Moor” le negó el pase y José busco la condición de libre amparándose en el reglamento. Por fin llega a “Bella Vista” en 1922 y juega en el club de sus amores hasta 1932, cubriendo de gloria a su equipo y a su barrio. En 1925 jugo a préstamo en Nacional durante la gira de los tricolores por Europa que abarco 16 partidos y finalmente, en forma definitiva llego a los tricolores en 1933 jugando hasta 1937 fecha en que puso punto final a su gloriosa trayectoria de casi dos décadas de futbolista. En Bella Vista totalizo 250 partidos y en nacional llego a jugar 90. Pero su gloria mayor la obtuvo luciendo sobre su pecho la camiseta celeste de la Selección Uruguaya. Jugo nada menos que 59 partidos con “la celeste” y fue derrotado nada mas que en 7 ocasiones . Empato 6 encuentros y salio victorioso , triunfante, con la frente en alto en nada menos que 46 partidos. En su brillante carrera no conoció prácticamente la derrota. Esa palabra no se incluía en su diccionario. José jugaba y ganaba y así fue como se consagro campeón de intermedia con Bella Vista /1922) ; Campeón Sudamericano en 1923 y 24 ; Campeón Olímpico en 1924; Campeón Uruguayo con Bella Vista en el torneo Laudo Serrato en 1926 ; Campeón Sudamericano en 1926 ; ganador de la Copa “Lipton” en 1927 ; Campeón Olímpico otra vez en 1928 ; ganador de la Copa “Newton” en 1929 ; Campeón Mundial en 1930 de lo que luego seria la Copa “Jules Rimet” ; Campeón Profesional del fútbol uruguayo con Nacional en 1933 y 1934 ; y Campeón Sudamericano en 1935. Se despidió del fútbol el 2 de mayo de 1937 y fugazmente fue asesor técnico de la Selección Uruguay. Pero ese lugar no se hizo para el . José tenia que estar en la lucha, de afuera le era imposible participar. Se convirtió en periodista deportivo y finalmente trabajo en los Casinos del Estado, llegando a ocupar el destacado cargo de Gerente.
EL CAPITAN MÁS GRANDE DE LA HISTORIA
De el puede decirse lo que dijo Napoleón de Alejandro : fue el mas grande Capitán de la historia. Si el fútbol es el deporte mas difícil y mas hermoso que ha inventado el hombre y el que arrastra, conmueve y apasiona mas multitudes sobre la Tierra desde que el mundo es mundo ; si el fútbol es el deporte primero porque, entre otros , es el que lo practica la mayor cantidad de barbetas en todo el orbe, que las chicas que quieren hacerlo no corren en las estadísticas ; si el fútbol es el jugo mas armonioso y complejo en sus mil fases siempre cambiantes hermano de la ola que es siempre diferente, ya que jamás un gol será igual a otro y una gambeta nunca será calco de otra parecida ; si el fútbol es el deporte máximo JOSE NASAZZI ha sido el mas grande capitán de toda la historia del deporte en el mundo conocido. Su figura , como la de los héroes, se agranda en el tiempo : sus hazañas cobran cada día y cada etapa, mayor relieve ; su nombre ya pasa a ocupar el sitio de los mitos. Fue un “condottiero”. Fue un piloto de tormentas. Fue un mosquetero sin miedo y sin tacha. Fue un combatiente. Fue un montonero de la guerra gaucha. Fue un varón que a la hora de la lucha , nunca dio un paso atrás ni supo de un recule en la pelea. Fue un compañero fraternal y entrañable y un adversario caballeresco ; fue leal consigo mismo y con los demás ; fue un señor. Fue , en el fútbol, tal lo que dijo Napoleón de Alejandro : “el mas grande capitán de la historia”.
EL COMIENZO DE ESTA HISTORIA.
El pueblo que en el mapa suburbano aparece señalado con el nombre de Peñarol – nombre que al parecer le viene porque sus primitivos pobladores fueron unos italianos oriundos de un lugar llamado Pinarolo – era , al comienzo de esta historia un pueblito chiquito como un nido de ratonera. Tenia sus callecitas en curva del lado donde residían los yonis, que eran los mandamases del ferrocarril, y sus callecitas derechas, donde vivían los obreros criollos de la gran empresa. Las diferencias eran notables entre las mansiones de las calles en curva y las casitas de las callecitas derechas ; aquellas tenían los frentes de ladrillo descubierto, tapados con “la enamorada del muro” , esa enredadera que les recordaba los castillos con fantasmas de las Islas Británicas ; las casitas proletarias asomaban a la calle el cerco todo de campanillas azules, esa enredadera humilde y hermosa que decoraba las casillas de los guardabarreras. Por entre ese mundo diferente, las vías del ferrocarril – varias cintas lustrosas como un tajo de acero – trazaban la frontera por donde pasaban , piafantes y pitando, las locomotoras de hornallas a carbón. A carbón ingles.
El pueblito de Peñarol era una comunidad ingenua , que tenia algo de los pueblitos donde hay grandes fabricas ; un taller enorme, muchos botijas sucios y mucho humo y hollín ennegreciendo el cielo. Era lindo cuando llegaban las maquinas de un viaje largo; las locomotoras venia muertas de sed y les daban de beber con una enorme manguera ; o cuando venia de “Central” camino al interior y se alimentaban de carbón en Peñarol . Muchas veces , mientras el “maquinista” consultaba su reloj “Rotskoff” sujeto con una trenza de piolines , el foguista, ese que saca la cabeza de la maquina al paso por las estaciones y aparece negro de carbón y reluciente de sudor frente al fuego, pasaba de la maquina al boliche y mataba su cansancio negro con las puñaladas de la caña rubia.
Así era – mas o menos – Peñarol cuando paso el pequeño episodio que le da base a esta historia. Para que no le faltara nada al pueblito de carácter tan pintoresco y extraño, se produjo un día el lío de bautizar a las callecitas del pueblo ; a las trazadas en curva de las casas de los yonis mandamases del ferrocarril , y a las calles derechitas de las casitas lisas de los obreros criollos. Y aparecieron las distintas tendencias, gustos, inclinaciones y cultura de los que mandaban la parada en Peñarol ; un ingles quiso ponerle a una calle el nombre de Fulton y le hicieron el gusto. Y proliferaron las calles con nombres de inventores , nombres que a los botijas les costaba pronunciar : Watt , Volta , Morse , Newton , Stephenson. Pero aquel tiempo era tiempo de los airosos jopos románticos , los sombreros aludos y las corbatas voladoras ; tiempo en que los versos todavía eran algo en la vida y los suspiros jugaban un rol importante en las relaciones humanas. Y entonces, en el pueblito de Peñarol, frente al ingles que bautizaba las calles con el nombre de los inventores, apareció otro gringo que propuso el de los poetas, como para que el ruido febril de los talleres y el hollín de la estación y la fatigada tristeza de los laburantes, encontraran en ellos algo así como un sedante. Y ahí aparecieron Lord Byron haciendo esquina con Marconi ; Tetrarca encontrándose con Morse ; Heine formando ángulo esquinero con Stephenson… Claro que no podía faltar un nombre como para nosotros en esa talla y como entre el ingles y el otro gringo se eligieron las calles y las denominaciones a su gusto, cuando le dieron la bolada a un criollo para elegir uno, allí mismo , entre los reconcentrados inventores y los lánguidos poetas de Peñarol, le pusieron a una callecita un nombre que tiene algo de titulo de comparsa y algo de esas cosas lindas de los gauchos : se llama “Estrella del Sur” y esta mismo en el centro del pueblo y al costado de la vía. Así era Peñarol cuando paso esto de lo que hacemos historia. Un día cualquiera, en una de las casitas del pueblo del lado del barrio espeso de los obreros nació un ciudadano oriental. No hubo comidas, ni festejo, ni aspaviento ni nada. Esos son líos de casa rica. Cuando nace un crío en casa de pobre nace no mas, nace sencillamente, derecho viejo, sin fiesta, de todas maneras nacen tantos…Generalmente , el padre de ese botija que nace en el barrio pobre, esta laborándola, porque en el taller no dan mediodía de premio por cosa tan insignificante. Producido el alumbramiento, va una vecina a avisarle al padre : una vecina que se va sacando el delantal por la calle como en un rasgo de coquetería y al llegar a la puerta del taller, hace llamar al capataz y cuando viene el capataz, con voz un poco sofocada , le dice : “Dígale a don Pancho, por favor, que dice, de parte de la señora, que es una chancleta”. Y don Pancho, que como todos saben ahí es papa de nueve hijos, no demuestra ninguna impaciencia por ver a la nueva cachorrita que se incorpora al batallón como una boca mas que pide pan. Y a la salida, cuando toca el pito de las 11, se va al boliche y se toma un par de virundelas de esas contundentes. En acto afirmativo. Y para darse coraje. Aquel niño que nació un día cualquiera de los principios de siglo en una casita de Peñarol, tenia dos extrañas particularidades que se fueron revelando a medida que iba creciendo : los ojos saltones y los pies grandes. Por los ojos relampagueantes , mas tarde le pusieron de apodo “El terrible”, y por los pies, que parecían dos planchuelas, le pusieron de apodo “El Paton” . Lo bautizaron con un José lisito no mas, porque la cosa no era para hacerse complicaciones con nombres que no están en el almanaque y sus primeros años estuvieron señalados por dos episodios muy fuertes, que en la localidad ferrocarrilera de Peñarol tuvieron una gran importancia y reportaron no pocas amarguras : la revolución de 1904 y la huelga del ferrocarril de 1907. Entre todo eso, Posesito crecía con la fortaleza con que crecen los niños criados a campo, morfando sopa, polenta y ¿Cuándo no? , puchero, en aquel tiempo lejano y añorado en que en casa de pobres, en la piñata de cada día, triunfaba una comida hoy casi mitológica, que se llama Puchero y pertenece al recuerdo de los viejos “gourmets” que hablan de el con el mismo regusto que si se tratara de caviar. Estaba en el foco peñarolense; el club de las once estrellas que giraba con el nombre ferrocarrilero de las C.U.R.C.C. , la cancha adosada entre los callejones de los inventores y de los poetas, que contagiaba con su fama a los muchachos de barrio y tras el arrastre sordo de la pelota de trapo sobre el lomo pelado de los campitos, corrían algunos que estaban señalados como predestinados. Uno de ellos era José Nasazzi , “El Terrible”. Cuando don Giuseppe Nasazzi , el lombardo , no quiso mas y se fue de este mundo , doña Jacinta su viuda, la mama de José, se vino para la capital y se instalo en Bella Vista. Para ese entonces “El Terrible” ya era un robusto reito de unos siete años, con los ojos saltones y unos basamentos tan formidables que no había alpargata que le viniera bien. Porque descalzo no se podía ir al colegio, y para pobres no había mas que dos soluciones : o unos tarros llamados “polonesas! , que te rompían los nísperos, o la noble alpargata que era como calzarse un guante. En Bella Vista anclaron en la calle San Carlos, angosta y no menos pintoresca que los callejones de Peñarol ; y con esa facilidad que tienen los botijas para enraizar en los barrios nuevos cuando se mudan, José empezó a enchufar en los cuadritos de su nueva residencia. Era en el tiempo que el barrio Bella Vista estaba lleno de campeones y pesando todavía el recuerdo de los grandes ausentes, Carlitos y Bolivar Céspedes, en los descampados que se abrían de un lado a otro de la calle Agraciada – ya para la estación del ferrocarril o ya para la Cabaña de Wilson, de Cuaro a Suárez , donde se cuidaban toros de alto pedigree – jugaban casi todos los días los Carbone, Perucho Zibechi , Mañanita, los Manito y a veces hasta el ingles Leonardo Crosley, que era un bacán que llegaba porque cerca de la estación venia a practicar todo el “Peñarol”. Posesito Nasazzi, que desde chico revelo su pasta de caudillo encontró su escenario para ensayar su irresistible autoridad natural y ese escenario fue la canchita de la Capilla de los Padres Salesianos de la calle Maturana, frente a la casa patricia de los Silva Valdes. Allí , bajo la tutela del Padre Guerra , el que junto la plata para hacer levantar ese enorme establecimiento escolar de los Salesianos, en la Avenida Agraciada y Bulevar (precisamente donde estuvo hasta 1930 y algo la cancha de Bella Vista) se armaban unos partidos furibundos. Y ahí , la revelación : el niño Nasazzi era uno de esos botijas que se ponen la pelota bajo el brazo y si no se hace el partido a su gusto, si no le dan el penal que reclama, o si no le dan valido el gol que no fue porque paso por arriba la ropa…entonces arma un batifondo de la madona. Por eso empezaron a llamarlo “El Terrible” , por los ojos de tigre y por el genio que conste que el apodo no lo trajo de Peñarol : se lo aplicaron en Bella Vista.
Pasa el tiempo. Ya había cumplido la Primaria con notas mas o menos , porque si en los exámenes escolares se hubieran contabilizado las hazañas con la globa, en fija que el niño José Nasazzi hubiera sacado una carrada de “Sobresalientes” . Y como era buen hijo y en la casa había necesidades, un día , como “el albañilito” de los cuentos de Edmundo D Amici, fue a pedir trabajo en la “fabrica de mármol” , como le llamábamos en el barrio a los talleres de la Compañía de Materiales de Construcción, donde se trabajaba el mármol que llegaba por tren de las canteras de Bargueño en Minas, para revestir el Palacio Legislativo. ¡Que día de alegría para doña Jacinta fue aquel! La vieja ya veía a su Posesito convertido en un “marmolista” , oficio destacado, ganando tres pesos por día haciendo casi vida de rico , y las muchachas del barrio se lo disputarían y ella diría toda orgullosa hablando con las vecinas : “es marmolista…!
Y entre el enorme taller de la “fabrica de mármol” que daba frente a la calle Uruguayaza, entre el repiquetear de los martillos, todo a maza y punta, como uno mas entre los centenares de muchachos que se ganaban el bullon a golpes de maza, estaba José Nasazzi , el predestinado. Era partidario del viejo River, todos éramos partidarios de River cuando en el Parque Lugano, que estaba casi en el barrio (Suárez y Lucas Obes) , vimos jugar el cuadro de los Benincasa desde la misma rama crujiente de los perales del contorno. Empezó a jugar en el “Lito” , en Tercera Extra, cuando peleaba el ascenso y su mayo orgullo era salir del barrio con los botines de fútbol puestos y llevando la ropa en una preciosa cajita de madera lustrada.
SE FUNDA EL “BELLA VISTA”
Viene entonces que “Bella Vista” / viejo barrio futbolista / diste tres blasones / tres Céspedes, tres Zibechi, tres Carbone / y a mas de cuatro Melognos . / Como si mucho no fuera / para tu vientre fecundo / fue de tu obra y afán / Nasazzi el Gran Capitan / de los Campeones del Mundo”.
Vicente Zibechi , uno de los mayores de la larga familia, barbero dueño, de la peluquería “El Japón” , en calle Agraciada cerca de por donde hoy pasa el Bulevar Artigas, encabeza el movimiento para fundar el club que se llamara Bella Vista, para entrar en la Liga. Es el año 1920 ; viejos jugadores del barrio , veteranos de fama que han colgado los fatorusos hace un tiempo, sienten reverdecer sus entusiasmos y se aprestan a jugar por el club recién fundado en las ásperas luchas de la Tercera Extra, cada domingo una batalla. Luisito Quaglia : los hermanos Echinope; el frances Pajean, hijo de los panaderos de la panadería “La Media Luna”, el ingles Graves, todos veteranos , vuelven a las canchas a vestir de corto. Y Nasazzi, que vive la ilusión de jugar por el club del barrio, pide el pase. Los del “Lito” se lo niegan. Se arma una larga bronca. Pero el “Lito” no afloja ; quiere retener al gran jugador en potencia que hay en aquel muchacho fornido y animoso de los ojos saltones. Nasazzi rompe con su club. Y como el reglamento de transferencias impone que el jugador que quiere pasar de club – si no tiene el consentimiento del que lo cuenta en sus filas – esta obligado a hacer “un año de cuarentena” sin jugar en club afiliado en partidos oficiales, Nasazzi entonces decide enrolarse en un club de la liga Nacional, donde jugara todo el año 1921. La Liga Nacional era una institución autónoma, pero afiliada a la A.U. de F. , compuesta de clubes de aficionados que presidía don Luís Castagnino Gardone, un dirigente de los que ya no quedan. En sus clubes, que disputaban un campeonato apasionante, se refugiaban para cumplir el año de “cuarentena” los jugadores “en pase”. Y José Nasazzi va para el pueblo de Peñarol a enrolarse en el “Roland Moor F.C” a la vuelta de muchos años y como en el tango , “otra vez volviste al barrio / que te vio nacer” . Y el “Roland Moor” le da la primera oportunidad, así en grande, para la revelación. Se forma un “combinado” de la Liga Nacional para jugar en Buenos Aires con la 2da de Ascenso de la Asociación Argentina en la preliminar del partido entre orientales y argentinos , Campeonato Sudamericano de 1921 . Y José Nasazzi , aquella tarde en Sportivo Barracas, con su gorrito blanco de punto tejido casero , con su figura elástica, su estampa dominante y sus patones 47 fue en la cancha y ante el gran publico, un jugador que asombro y nadie conocía. Ni los uruguayos que estaban allí. De ahí para adelante , todo es historia conocida Bella Vista gana el torneo de 3 Extra sin Nasazzi. Asciende a Intermedia. Ya esta “El Terrible” enrolado en el club de su barrio y de sus amores. Se produce el cisma del fútbol uruguayo. Y Bella Vista pasa a Primera División. Se va a armar el equipo para defender la casaca celeste en el Sudamericano de 1923 , ya con el fútbol dividido. Y Nasazzi es titular y capitán obligado. Ganan el titulo y el premio, la promesa del premio, es ir a jugar a Europa por las Medallas Olímpicas en Paris en 1924.
Cuando José Nasazzi, una tarde de verano recién comenzado de 1924, recibió la noticia de que el viaje a Europa estaba resuelto y ya se había fijado fecha para la partida…en ese momento estaba- maceta en mano – dale que dale, meta golpe y meta punta de acero en la carne durísima del mármol. Era verano y el enorme galpón era un horno de calor y un infierno de ruidos y de golpes y de lascas de mármol que estaban atacando a los ojos. Cuando se lo dijeron al capitán de Bella Vista y de la Selección , tiro la maceta con ese desaliento y con esa especie de oído que a veces le toma el hombre a la noble herramienta que lo ayuda, y dijo al arrojarla : “Al fin te largo y no te agarrare mas…” José Nasazzi , el predestinado había jugado en ese instante con su destino. Una persona recogió la herramienta y la guardo. Pasaron muchos años y pasaron muchas cosas. La maceta del marmolista se convirtió casi en una reliquia, en un símbolo. Años después llego a mis manos. Hice grabar una pequeña placa de plata con las fechas y se la entregamos a José Nasazzi en un ceremonia muy emotiva, una noche rodeado por algunos de sus viejos compañeros de luchas y de glorias , ante los micrófonos de “El Espectador” , en la vieja casa de la calle Olimar, frente al boliche de Barrucci donde paraba Enrique Rodríguez Fabregat y otros puntos altos de las letras , el fútbol y la política.
EL SALTO DEL TRAPECISTA
De la Liga Nacional ha pasado , en un salto como el de un funambulesco trapecista, a ser Campeón Sudamericano, iniciando su carrera sin par de Capitán de la Gloria. En 1924 sella con su equipo la hazaña de Colombes, clavando el hijo del Descubrimiento de Europa por el fútbol de America. Es este el capitulo mas conocido de la historia de su vida de futbolista y por repetidos , sus pormenores deportivos y anecdóticos después de cumplir la escala técnica de mencionarlo, lo sobrevolaremos para detenernos en los hechos mas salientes de la existencia de este jugador prodigioso.
Al volver de Europa coronada la frente con el laurel olímpico, Nasazzi capitanea la escuadra victoriosa que repite la conquista del Campeonato Sudamericano de 1924, organizado por Paraguay y jugado en el Parque Central de Montevideo. En 1926 marcha con su legión a Chile , a defender el titulo de Campeón de América , porque la gloria no da reposo a quienes la poseen. Al finalizar una practica previa a la partida , al fin del ensayo Nasazzi dice a los seleccionadores : “De centrojas hay que llevar al “gallego” Lorenzo Fernández”.
Lo impone . Y Lorenzo desde entonces será insustituible en la selección celeste, por mas fuerte y por mejor. En Chile, otra vez campeones. Y la calle cantara : “…las dianas que sonaron gloriosa en Colombes / en campos de Muñoa volvieron a sonar…”. En 1927 va a Buenos Aires a jugar la Copa “Lipton” con un cuadro improvisado. “Ya al dar el hurra nomás, sabia que ganábamos” , dijo después de la victoria , que fue otra verdadera hazaña, por lo desparejo de las fuerzas. El gol lo marco Héctor Scarone en una fulgurante travesura de las suyas “Ya , al dar el hurra…” , así era la fe de aquel Gran Capitán . Además cabe decir que en un equipo donde estuvieran Pepe Nasazzi y “Rasquetita” , ellos dos solos emparejaban las fuerzas con cualquier equipo. Transcurre un año. Se prepara de nuevo la legión, ahora para viajar a Holanda. La convocatoria es en Ámsterdam, donde se disputaran los Juegos Olímpicos en el verano europeo de 1928.
LA HORA CENITAL DEL FUTBOL RIOPLATENSE
Argentina también estará presente en los Juegos de Holanda y va con todo. Ha ganado el Sudamericano de Lima (1927) y se apresta a irrumpir en el Olímpico de Ámsterdam a paso de vencedor. Es la hora cenital del fútbol del Río de la Plata , y Europa vive el asombro , repetido y aumentado, de lo que había visto y vivido en Paris cuatro años antes y por los campos de los países de las viejas culturas, cuando las giras de Nacional y de Boca Juniors en el año 1925. Con aquellos recuerdos vivos ante los ojos , los aficionados del Viejo Mundo se preparaban para gozar , por anticipado , la promesa de los espectáculos que iban a ofrecer los futbolistas de América del Sur en las disputas del torneo olímpico. Que no quede sin mención que José Nasazzi integro en aquel año 1925 antes citado , la delegación de Nacional que cumplió un periplo triunfal por las canchas del Viejo Mundo. Jugaron en países considerados como grandes potencias futbolísticas, como Austria y Checoslovaquia , y en todos ellos , el juego rioplatense había abierto picada de admiración en las multitudes que se habían congregado para verlos. José Nasazzi jugo durante la fatigante excursión , 16 partidos en los mas diversos puestos y lo hizo con la eficacia de siempre. A propósito de la diversidad de puestos que cubrió durante su larga carrera, merece hacer capitulo de lo que le ocurría en el “Bella Vista” . Al regresar de Colombes el back derecho y capitán del Campeon Olimpico , no tenia puesto en la zaga de su club. Primero , la pareja compuesta por Floro Romero y el “ingles” Graves , no le permitió entrar. Cuando dejo de jugar Floro el hermano mayor del “bebe” Romero , centrojas y del “Cabezón” Romero , que fue gallardo defensor de Nacional , entro al equipo Quico Canavesi y como siempre , Nasazzi sin puesto en su lugar favorito de la zaga de Bella Vista. Se la tenia que rebuscar jugando , a veces de centrojas , a veces de centrodelantero. La presencia del equipo argentino en Ámsterdam le dio al torneo de fútbol de los Juegos la jerarquía total , el nivel nunca antes alcanzado. Y la final entre uruguayos y argentinos – Nasazzi y Nolo Ferreira en el capitanato – fue esperada en Europa como un acontecimiento deportivo trascendente. Fueron aquelos dos partidos el enfrentamiento combinado de la gracia y de la fuerza. Los críticos, los hinchas , los que sabían y los que no sabían nada de fútbol , quedaron por igual embrujados por el espectáculo que ofrecieron aquellos varones, mezcla espectacular de ballet y de batalla. Fueron 210 minutos los que se llevaron las dos partidas. Tres horas de tensión para gente resistente. José Nasazzi fue una vez mas el Capitán de la Victoria y suyo fue le honor de elevar el pabellón nacional en el mástil mas alto, entre el agitar multicolor de todas las banderas del mundo.
EL MUNDIAL PRIMERO
Montevideo inaugura el torneo de la Copa del Mundo de Fútbol. José Nasazzi conduce a los celestes a la victoria suprema. “Nunca tan pocos hicieron tanto para tantos” y el Gran Capitán clausura así el ciclo inigualado de ser tres veces consecutivas el conductor de su legión a la conquista total. Nunca la historia del mundo conocido ha registrado hazaña igual. Y nunca se repetirá, nos atrevemos a vaticinarlo. En 1933 , José Nasazzi se incorporo al Club Nacional. Cumplió una gran campaña y merece recuerdo de su juego haciendo pareja con el famoso brasileño Domingos da Guía, un jugador que hizo historia. Nasazzi por gravitación natural , asumió el capitanato de Nacional y se titulo Campeón Uruguayo de los años 1933 y 34. Se acercaba el ocaso . Ya tenia 34 años y una campaña muy intensa , porque la gloria también fatiga. De aquellos veteranos de Colombes y de Ámsterdam que volvieron a poner la chapa en Montevideo , dijo el ingeniero Fischer Vicepresidente de la FIFA : “Mientras estos once de José Nasazzi puedan caminar , seguirán siendo Campeones del Mundo”
SANTA BEATRIZ – EL ULTIMO LAMPO
El Campeonato Sur Americano de 1935, organizado con carácter de “extraordinario” como festejo del IV Centenario de la fundación de Lima , fue el ultimo lampo de gloria en la vida de José Nasazzi, el Gran Capitán que, a semejanza del “Gran Capitán Don Gonzalo de Córdoba” Nasazzi pudo muy bien adoptar la divisa de guerrero español cuando dijo a sus legiones : “Si avanzo seguidme ; si me detengo , impulsadme; si retrocedo , matadme”. Porque la conducta y el ejemplo de Nasazzi en las canchas de fútbol se ajusto como si fueran suyas , a las consignas de aquella divisa inmortal. No fue fácil formar el plantel de jugadores que debían representar al fútbol uruguayo en aquella ocasión en que iba a dejar de utilizarse la casaca celeste , ya convertiría en símbolo, para sustituirla por una roja con mangas y puños blancos, que no paso de ser una casaca de emergencia. En realidad, la intención era no exponer nunca mas la famosa casaca, a las contingencias de un resultado deportivo ; fue un error. Las viejas glorias nunca sufrirán mengua . Y así , la representación de Uruguay los celestes, jugaron con camiseta roja. Pero para todos , siempre fueron los “celestes”. Así los llamaban y aclamaban los aficionados peruanos. No fue fácil formar un plantel que respondiera cabalmente al prestigio del balompié oriental. Los grandes ya estaban viejos : Nasazzi, Bllestrero, “El Manco” Castro. Los buenos no tenia fogueo internacional : Ciocca, Enrique Fernández, Marcelino Pérez, Braulio Castro. Los nuevos eran esplendidos jugadores pero todavía muy verdes : Agenor Muñiz, el marinero Tabeada, Denis, Olivera, Machiavelo. Y había puestos en el posible equipo que estaban en banda ; uno clave, el de centrojas , confiado al incierto desempeño del “Chino” Olivera , de River, buen jugador y gran muchacho pero sin ningún fogueo en lances difíciles de grandes jugadores, lejos del terruño, en ambientes extraños . Lorenzo Fernández ya estaba para pedir el jubileo. Mas que por otra cosa , por razones afectivas y sentimentales, sus viejos compañeros pidieron que fuera llevado como suplente de back como quien dice , “de relleno”.
LA FE DE “EL QUE TE DIJE”
Pero Nasazzi se tenia tanta e y tenia tanta fe en sus compañeros, era tanto lo que era capaz de infundir en el animo de sus jugadores que la noche cuando embarcaron para Buenos Aires en el “vapor de la carrera” – la “Noche Buena” de 1934 - , al pie de la planchada del barco, en momentos de entregar el boleto del pasaje, declaro por radio : “En esta Noche Buena, es buena para hacer el anuncio de que volveremos Campeones”
Al otro día, en la estación Retiro de Buenos Aires, tomaron el Trasandino. Antes de la salida del tren, los periodistas argentinos le pidieron declaraciones a Nasazzi. El Capitán, discreto como siempre, en tierra extraña. Mas bien en actitud de achique, que de sacar pecho dijo : “Lucharemos . Llevamos muchos muchachos nuevos. Esperamos tener suerte…” Mas que una táctica preconcebida, siempre fue ese el espíritu de los futbolistas orientales; nunca una palabra mas que otra que pudiera sonar fanfarrona o soberbia o sobradora. Siempre “veremos, lucharemos…en la cancha somos once contra once…”
EL OCASO DE LOS DIOSES
Se retiro de las canchas en 1937. En el momento justo, cuando el ocaso todavía tiene fulgores de oro y antes que llegue la noche. Ensayo el comentario deportivo por radio en una audición que alentaba el entusiasmo de su amigo “Chapita” Schapapietra. Su carrera de funcionario de los Casinos regenteados por el Municipio de Montevideo fue en ascenso. Y cuando alcanzo la Gerencia General, una estrilada del destino, uno de aquellos trancazos que nunca habían conseguido frenar su vigor en las canchas, atropello traidoramente contra aquel físico de titán y se lo fue devorando. José Nasazzi y Nolo Ferreira, los capitanes rivales durante un largo periodo de aquellas batallas deportivas sin par libradas en las orillas del Plata por los mas diestros y brillantes jugadores del fubtol del mundo y , concretamente en las dos jornadas cumbres de Ámsterdam 1928 y Montevideo 1930 , eran fuera de la cancha , amigos entrañables. No hubo acontecimiento grato que no le festejaran juntos : cumplía años Nolo y Nassazzi, encabezando el grupo que integraban el querido vasquito José Pedro Cea, el Manco Castro, Carlitos Riolfo, el infaltable Roquito Santucci y otros , se largaban a La Plata a juntar los corazones y participar del largo festejo, sin que faltara el lance de algun dividendo de esos de empacar billetes gruesos con un dato que nunca faltaba para jugarle a un tungo en el Hipódromo de “Los Ocalitos”. Cumplía años José y de La Plata llegaba a Montevideo la caravana de los amigos viejos encabezados por el escribano publico don Manuel Ferreira, en la que formaban Miguel Ángel Lauri , Alberto Zozava, a veces Roberto Sbarra y otros , a correrla días y noches celebrando el encuentro. Casi siempre la primera morfada con vinacho a torrentes, se cumplía en la cantina de Roquito, para después ir alternando en los sitios señalados y elegidos al efecto. La ultima vez que se vieron, tuvo un dramatismo de esos contenidos, de esos cuando se hace el nudo en la garganta y hay que tener aguante para soportarlo…
(Fuente ESTRELLAS DEPORTIVAS – EL DIARIO – Escribe DIEGO LUCERO)
MARIO BERGARA (Parte I )
El fútbol fue la pasión irrefrenable que llevo a Mario Bergara a corretear por cuanto baldío tuvo a mano desde los lejanos tiempos de aquella niñez rochense, preñada de recuerdos. Nació en Montevideo el 1º de diciembre de 1937. Según suele repetir “un día antes que Artime, del que no se me pego nada”. Tal vez la combinación de un jugador de su talento y de la efectividad del nacido en Junín habrían materializado al futbolista perfecto. Apenas a los tres años marcho a Rocha donde transcurrió su niñez. “Quizás por ello la mayoría ha creído que soy oriundo del interior, aunque en realidad nací capitalino y crecí en tierra adentro”. Sus padres dedicados a las tareas agropecuarias, no descuidaron jamás su formación. Perdió a su progenitor en 1949. Ya era un muchacho en pleno desarrollo y el impacto calo hondo en el grupo familiar. Inicio los estudios en el liceo de Rocha mientras distraía la mayor parte de las horas libres corriendo detrás de una pelota. Se ficho por un club local y en 1955, trasladados a la metrópolis en instalados en la zona de Colon y Sayazo, concurrió a una practica de Racing. Traía una especie de carne de presentación representado por sus actuaciones en el Colegio Pío, formador de interminables crack a través de las celebres competencias salesianas de aquellos tiempos. Al primer pase y al segundo dribling Lorenzo Fernández quiso ficharlo. Una especie de compromiso contraído de palabra impulsado por las maniobras de aquel chico de piernas cortas y fuertes que parecía imantar la pelota. “Creo que la tuve buena parte del entrenamiento y don Lorenzo me comprometió de palabra.” Fue cuando sobrevino el accidente del que salio de milagro. Todo quedo postergado. Solo sobrevivieron sus ilusiones porque no se resignaba a dejar lo que había soñado desde los primeros balbuceos en una cancha de fútbol. Hubo que aguardar por varios meses, al cabo de los cuales viajo a Rocha para recuperarse, lográndolo plenamente, al punto que una mañana de 1956, un año después del intento inicial , apareció por el parque Roberto. Lorenzo Fernández no tuvo dudas. No se había equivocado con una practica. Mucho menos con dos. El debut se registro en 1956, en la reserva albiverde y contra Nacional, con quien perdieron apenas por 2 a 1. Llego a Primera en un partido contra Peñarol. En el equipo estuvieron Julio y Eladio Benítez que actuaron en la delantera y como Nº 4 lo hizo “Nacho” , su hermano inmediatamente menor. Ganaron 3 a 2. Corresponde una referencia para el pase. Hubo que obtenerlo en Rocha para que lo de Racing fuese real y no quedo sino una solución, adquirirlo, pero el dinero no lo proporciono el club sino su señora madre, doña Maria Elena de Medina.
Estuvo en Racing hasta 1961. En el ínterin quedan un titulo uruguayo en 1958 e infinidad de partidos memorables, especialmente uno contra Nacional en el que estuvieron ganando cómodamente por 3 a 0 para finalizar angustiados en un 3 a 2 de amplia emotividad, con una sensacional atajada de Vignola sobre la hora. En esa oportunidad Bergara, Vega y Benítez, los celebres mosqueteros del avance racinguista deleitaron a un Estadio que les observo con asombro. Hacia fines de 1959 y después de la debacle en Buenos Aires integro el gran equipo que gano invicto el Sudamericano de Guayaquil. En 1961 cuando parecía un hecho su pase a River Plate de Buenos Aires se produjo el ingreso a Nacional. El debut , rodeado de una expectativa desusada tuvo lugar en un amistoso contra Argentinos Juniors en el Parque Central. Lleno total y victoria por 4 a 3. “Creo que mojaron todos menos yo”. Ese mismo año fue convocado a la selección que obtuvo la clasificación para el mundial realizado en Chile en 1962 , siendo confirmado para participar de la Jules Rimet donde integró una gran delantera en la que actuaron Rocha, Bergara, Cabrera, Sasía y Escalada.
(Fuente ESTRELLAS DEPORTIVAS Fascículo 71 autor Eduardo J. Ternandez)
JUAN BURGUEÑO (PARTE I)
“Repiquen los tamboriles que la magia va a empezar el Congo Humilde que canta el Congo Humilde que baila sabe hacerse respetar…”
¿Qué magia hechizante, que embrujo maravilloso – mezcla del ancestro de la lejana selva, del ritual del antepasado, y de la chispa traviesa de estas tierras de promisión – tenia en la cintura aquel morenito elegante, cuando en los potreros bravíos del Buceo, parecía que jugaba al futbol, que manejaba la “guinda” a lo crack, bailando un candombe de lujo?
Habia algo fuera de serie, que lo emparentaba con la mistica de los Gradin, del “Escobero” Delgado, en ese purrete callado, humilde, que cada vez que movia sus labios era para una salida ingeniosa, de esas que se amasan junto a la de trapo, la de goma, o la de cuero, en la esquinita del barrio, asimilando en profundidad , con vocación de caminador incansable – ojos y oídos alertas, para captar la cosa popular – las sabias enseñanzas de esas aulas siempre abiertas de la “universidad de la calle”. Porque cada vez que Juan Burgueño- el muchacho nacido en Comodoro Coe, entre Larrañaga y Alicante, agarraba la pelota, se sentía obligado a mandarse un dique para la admiración de las tribunas, revoleando las gambas como un brujo, luciéndose – como si lo acompañara el repique del tamboril – en un quiebre de cintura , tal cual si se preparara para tirar la escobita… Era digno de ver al pibe, claro esta, y desde el pique, no mas, se supo que lo suyo estaba signado para el éxito como años después lo diría en Buenos Aires el talentoso Julian Centeya, ese lirico de las calles rioplatenses, que imantado por su juego, le canto en la legendaria “CRITICA” porteña, del oriental Botana, en un polirritmo a la manera de Parra del Riego:
“Al entrar en el potrero, no sos busca ni bartola , sos el metro…¿queres mas?
Te lanfias media docena de contreras
la llevas como en la olla, gatillas como metralla
y revienta en un esparo de colores
cuando estas frente a la valla
con el pucho, con el cuore, con el pie
“y es el tiro que en la tarde
azul estalla”
como un plomo que quisiera
descolgar la misma red”
Asi, en su chamuyo rante, le cantaba Julian – alma y nervio de la calle, “caracu” mismo del sentimiento popular – al morenito que nacido en el Buceo montevideano, había “cruzado el charco” , para lucir a lo crack la casaquilla de los bohemios de Atlanta, en el bravio Villa Crespo de tradición canyengue, en una delantera que comandaba, nada mas ni nada menos que el maravilloso Adolfo Pedernera. Futbol de lujo, con vibración de candombe,con baile a la buena, y traviesa escobita, con el embrujo mismo del ¡borocoto chas chas! , tdal cual si una mulata de sangre caliente moviera sus caderas, como convocando a todos los duendes del ancestro…
Fuente ESTRELLAS DEPORTIVAS Mayo 1979 – autor NELSON DOMINGUEZ
(Querido amigo lector tal vez se halla quedado con ganas de mas …con el próximo numero de RAICES seguiremos viajando por la historia de este enorme jugador de futbol …nos vemos)
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