PÁGINAS AMIGAS
|
LOS CAMOATIES Y MACACHINES Por Antonino Cabana |
|
![]() |
|||
---|---|---|---|---|---|---|
![]() |
![]() |
|||||
Parecería insignificante la historia de estas dos maravillas rurales. Para quienes las vivimos, las disfrutamos y en algunas horas de un apresurado ocio, significaron momentos inolvidables, ansiamos rescatar por un instante, su hoy desparecida presencia en los montes nativos y las chacras recién roturadas. A medida que crecían por el suelo oriental, miles de chacras, granjas, familias de labriegos y humildes ranchitos, en los montes de los arroyos, cañadas y ríos, también se reproducían los camoatíes de avispas y lechiguanas. La afinidad los insectos, al igual que de la mayoría de los animales, no tiene limites cuando hay respeto entre sus hogares con el de los humanos. La multiplicidad y variedad creciente de siembras, hacia necesaria la presencia masiva de esos entomófilos, para lograr una eficaz polinización. Esa asistencia nos demostraba la capacidad de la naturaleza creativa y orgánica, que jamás desampara al que la cultiva con responsabilidad y amor. En los montes indígenas, los chilcales y en los que el hombre plantaba , aparecían cientos de colmenas de avisperos, donde construían con sabia maestrías, sus hogares camoatíes en los fustes secos de los cardos, carquejas y cañas, se reproducían los mangangaes. Las chacras recién labradas y de suelos arenosos, se cubrían de suculentos macachines, dulces y suaves al paladar, regalo maravilloso del suelo y festín de los chiquilines y los cerdos. Los potreros , las barrancas de cañadas y arroyos y las tierras de cultivos, se cubrían de un manto verde de hojas arreboladas y flores rosadas, comunión de avispas, abejas, mangangaes y epilogo de de los sabrosos macachines. La descomposición y reciclaje orgánico que el laboratorio natural de la biodiversidad de suelo y aire , sustentaba , permitía con creces las cosechas sembradas, las pasturas de estación y la fauna y flora asistida por una comunidad eficiente y solidaria. Todo ese mundo verde, alfombrado de los matices indescriptibles de las flores, abastecía las colmenas , y camoatíes (en Guaraní ; Camuatí) ; espontánea industria de plenizacion y de las mieles mas finas e insuperables por la mas enjundiosa química, con el tiempo , la comunidad del hombre chacarero, insectos y producción del suelo, forjo una asistencia mutua, asegurando el equilibrio alimentario, el respeto de los hábitat, la valoración y el amor despertados por los maravillosos ejemplos de la naturaleza original. Las familias humanas se parecían a las demás de la tierra, amparándose y protegiéndose entre si, valorando y respetando las razones de cada existencias. Al compás de las funciones de cada especie, la generosidad de la tierra sostenía la vida abasteciendo las necesidades. En esa eclosión de producción generosa, las tierras vírgenes cultivadas por el hombre, en sus descansos se cubrían de una alfombra de flores y crecían bajo el perfumado suelo, millones de insectos y micro-organismos junto a los dulces macachines. La fronda florecida y el refugio de los montes, se poblaba de miles de camoatíes, los fustes de cardos secos, carquejas y cañas, eran hábitat de las diversas especies de mangangaes. Ese mundo que tal vez el ignorante no comprenda su presencia, plenizaba los cultivos y nos regalaba su exquisita miel. La tecnología trajo la modificación de semillas, cuyas existencias dependían de cócteles de pesticidas, cuya acción letal destruyo hierbas, plantas, insectos y anulo la cadena biodegradante de la materia orgánica en su ciclo de las transformaciones, desaparecieron las avispas, lechiguanas, camoatíes y macachines. El equilibrio natural del control de las especies, se rompió amparadas algunas resistentes a los químicos y la mutaciones junto al mundo artificial creado por el hombre, avanzo contaminando suelo, aire y agua. Los intentos para recobrar el equilibrio dañado, sembrando nuevos y milagrosos compuestos de laboratorios, solo han conseguido acentuar el caos. No obstante, en el impotente recuerdo de algún abuelo, seguirán floreciendo los dulces y desaparecidos macachines y los cónicos y ovalados camoatíes, colgaran en las imaginarias ramas del también desaparecido monte indígena.
|
||||||
|
||||||
OTROS ARTÍCULOS DE
|
||||||
|
||||||