PÁGINAS AMIGAS
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LAS CARRETAS Por Antonino Cabana |
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Para este humilde articulista, nacido en plenas chacras y creciendo junto a los arados y carretas, poder rendirle el verdadero reconocimiento a esa legendaria herramienta, se hace casi imposible. Junto con el buey , imprimieron en nuestro suelo rural, un modelo de vida donde el sacrificio, la humildad y el amor a la tierra y toda su vida , fue predica constante en cada hogar, escuela y en todos los rincones criollos. Fue fundamental para la producción nacional y la riqueza patrimonial de un modelo de vida muy difícil de emular. Las carretas, al igual que el buey y el caballo, sin ser un animal, también ingresaron a las páginas mas sagradas del corazón y la gratitud de una humildad sana y sin egoísmos. La carreta ingresa a las patriadas históricas en la forja de la Independencia, con su presencia libertaria del éxodo del Pueblo Oriental. En nuestro territorio , su lenta y pesada imagen, fue transporte de faenas , herramientas materiales de construcción y otros insumos a los puertos y desde allí, a la dispersas viviendas, lograda nuestra Independencia, creció en modelos adaptados para la producción de las crecientes chacras. Dentro de esos verdaderos emporios primitivos, acarreó semillas para las siembras , herramientas para la diversidad de labores , cosechas desde los rastrojos a las ciudades , pueblos, molinos y puertos y fue en el territorio oriental , modelo practico y eficiente para las maquinas trilladoras. Muchos amaneceres de un nostálgico y olvidado pasado, apareció por trillos y caminos incipientes, formando columnas números de un lento avanzar, de sonoro chirriar y el monótono azuzar de bueyes por los carreros. Durante varios días de viaje, siempre cargada , siempre transportando los frutos que la nobleza de la tierra ofrecía en compensación al esfuerzo y sacrificio , unió pueblos y ciudades, sin contaminar y llevando la vital fuente de recursos para la alimentación natural. El alba ; campana luminosa de cada día de ardua zafra, recorrió la caravana de siluetas de cientos de carreros , cantos de gallos, ladrar de perros y su incansable chirriar. El inmortal traductor de la música de nuestro campo ; Félix Eduardo Fabini, llevó al pentagrama , su vos onomatopéyica en su obra “La visión de las carretas” . Hoy en algún lejano rincón de las chacras abandonadas, podemos verlas semi-hundidas , despedazados sus restos y con el pértigo hacia el cielo, como orando o reclamando un lugar honorable en la historia. Tal ves junto a alguna tapera o algún insólito ranchito , acompañada por algún viejo “testarudo” que no escucha el progreso y rememora cada día junto al mate , su inmortal epopeya. La llamada “evolución científica” , robotiza al humano, lo hace insensible y materialista y no tiene tiempo ni lugar para esas pequeñas cosas que muchas veces le molestan recordarlas. Del millón de antaño productores chacareros afincados en el campo, apenas sobreviven un diez pro ciento , encontrándose la gran mayoría , marginados en los pueblos y ciudades , quebrados , resentidos y empobrecidos con la consecuencia funesta de las violencias, la drogadicción y las rebeldías. ( Huellas 2008)
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