PÁGINAS AMIGAS
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CAFÉ MONTEVIDEO Por. Juan Antonio Varese |
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El Café MONTEVIDEO, a principios del siglo XX, ubicado en un modesto local era propiedad de un tal Manuel Corviño. En la década de 1920 se mudó a su nueva ubicación, la planta baja de un edificio recién inaugurado, en la esquina de 18 de Julio y Yaguarón, donde hoy funciona la galería comercial San Felipe y Santiago. Se trata de un hermoso edificio de 6 pisos, coronado por una cúpula que todavía hoy impone su presencia señorial. Frente estaba la sede del diario El Día y haciendo cruz, desde enero de 1941 , abría su puertas el cine Trocadero. El café fue adquirido en 1936 por la firma Gómez, Lamarque y Rossi, tres socios con experiencia en el mundo del espectáculo, que le infundieron nueva vida y lo volvieron uno de los más concurridos y elegantes de la ciudad. Por entonces Montevideo se encontraba en pleno auge de su vida nocturna y desarrollo de sus inquietudes artísticas. El centro, entre la Plaza Independencia y la calle Ejido, aglomeraba un incesante ir y venir de peatones y vehículos en perpetuo movimiento. El tango había ganado la aceptación social como confiterías , a veces por una orquesta acompañada de un cantor y otras veces por un músico y de gran versatilidad, que interpretaba una sucesión interminable de temas. Por entonces se turnaban los conjuntos argentinos y uruguayos en la cartelera de espectáculos. La orquesta típica de Juan Esteban Martínez, “Pirincho”, actuó durante muchos años en el MONTEVIDEO mientras que la orquesta de Pellejero actuaba en el PALACE y la de Laurenz y Casella era fija en el ATENEO. Por entonces en el piano del MONTEVIDEO comenzó a ejecutar tangos el hijo de uno de los dueños, el joven Jaurés Lamarque Pons, salteño de nacimiento, con poco más de 20 años de edad, -había nacido el 6 de mayo de 1917 - , que resutaría uno de los músicos mejor dotados y acaso el compositor más creativo de su generación. Obra de madurez y coronación de decenas de piezas musicales, fue autor de la Opera Marta Gruni, la única uruguaya. Se presentaba como artista de varieté, expresión francesa que condensaba la ejecución de un variado número de piezas de corte popular a pedido y en convivencia con el público. Años después escribió el inolvidable “El varieté y yo” , con personajes famosos y sus veladas en La Mezquita, un centro nocturno de la calle San José donde actuó durante muchos años. El café MONTEVIDEO fue vendido en 1945 a la firma Facal y Cía , según informa Aníbal Barrios Píntos en su documentado libro “Pulperías y Cafés. Instituciones substanciales del vivir oriental” , que le fuera encargado por Cambadu y aparecido en 1973. En 1945 todavía se vivía el pleno auge de un Uruguay próspero y de un Montevideo que tenía tiempo que dedicar a la tertulia del café. Comenzaban los planteos literarios de la que luego sería conocida como generación del 45. La firma Facal y Cía. Lo mantuvo con singular éxito por 20 años más, hasta 1965 en que cerró definitivamente sus puertas. En un principio realizó importantes reformas en el interior, modernizando la decoración, pero manteniendo igual la del sótano donde funcionaban los 14 billares, que tenía su clientela fija e incluso su propia puerta de entrada. Lo único que compartía con el local del piso superior eran los mozos y el café que se servía. Pero abajo el humo era impenetrable y reinaba la oscuridad salvo los focos de luz potente facilitar la concentración de los jugadores que se movían diestramente palo en mano, rodeados de público espectador desde las sombras. He recogido el testimonio de viejos parroquianos que entonces eran jóvenes admiradores de los diestros del billar. El mostrador arrinconado de la época de Lamarque, con adornos art deco y espacio para selectos adornos, fue extendido a lo largo del fondo y modernizado con varios estantes de vidrio para ostentosa exhibición de botellas y etiquetas de todas las formas y colores. La diferencia estaba, también, en que se priorizaba la consumición antes que el espectáculo. Sabido era que el MONTEVIDEO tenía de clientes a los directivos y personal de confianza de El Día y de la cercana Radio Ariel. En cambio los periodistas, los redactores y los fotógrafos iban a la otra esquina, a 18 y Yaguarón , a compartir sus peñas en las bulliciosas mesas del bar AÑÓN, al que nos referiremos en otro artículo. El MONTEVIDEO era el centro de reunión de los batllistas netos y, como dice Barrios Píntos, en sus mesas se gestaron las listas 14 y la 15. En unas y otras se sentaron, por un lado Lorenzo y César Batlle con sus amigos políticos y por otro Luis Batlle con los suyos. El autor Alfredo Lepro refiere que después del año 1942 el café MONTEVIDEO fue asiento de los “Caras Viejas” , una organización informal del batllismo. Al igual que miembros de una orden lo constituían quienes tenían el mérito de haberse opuesto abiertamente el febrero de 1933 bajo el precio del destierro, cárcel o pérdida de cargos políticos o administrativos. Personalmente no me acuerdo del interior del visitado en la década del 60 con mis amigos durante alguna recorrida por 18 de Julio. Y tal vez haya recalado después de terminadas las clases de Preparatorio en el cercano Seminario. De cualquier manera todo ha cambiado desde entonces. La hermosa sede del café es hoy una galería comercial, la sede del diario El Día , que varias veces frecuente llevando mis primeros artículos al Suplemento cultural de color sepia, se maquinas tragamonedas y el hermoso cine Trocadero representa la sede de la iglesia DIOS ES AMOR. Pero claro , tampoco nosotros somos los mismos…
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Acuarela de Alvaro Saralegui Rosé |
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