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Por Daniel Gorosito

Curriculum de Daniel Gorosito - Descargar

   
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3er Premio Categoría Poesía
Certamen Literario
130 Aniversario de la Fundación
del Departamento de Rivera.
Dirección de Cultura IMR
Diciembre 2014

 

EMILIO FRUGONI: POETA DE LAS PLAYAS MONTEVIDEANAS
                                                               Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez


Una de las más hermosas tradiciones de la capital de la República Oriental del Uruguay, la hermosa Montevideo, año a año se vive el 8 de diciembre, día que marca en el calendario oriental el inicio de la temporada playera. El “Día de las playas” se celebra desde 1919 cuando se produjo la separación Estado e Iglesia y se cambiaron muchas fechas de orden católico por nombres laicos. De ahí que el día que se conmemoraba a la Virgen de la Inmaculada Concepción de María se transformó en el Día de las playas.
Montevideo tiene un aire de pereza.
Tendida cabe el río, sobre colinas gayas,
aburrida bosteza
hacia el espacio, por sus cinco playas.
¡Oh las graciosas playas de Montevideo!
Abren sus blancos brazos, como con el deseo
de estrechar todo el aire en sus arenas,
y el río les regala el cabrilleo
de sus aguas serenas.
Emilio Frugoni Queirolo en 1902, en “De lo más hondo”, elogia a la rivera montevideana, en uno de sus primeros poemarios impresos. El poeta Frugoni, nacido el 30 de marzo de 1880 será desdibujado injustamente debido a su brillante personalidad política. En 1910 será el primer Secretario General del Partido Socialista del Uruguay y también el primer diputado del mismo.
El también escritor y político uruguayo José Enrique Rodó, autor de Ariel (1900), obra con la que tuvo gran influencia entre los jóvenes intelectuales e idealistas latinoamericanos hasta 1940, comentó sobre el joven poeta Frugoni:
“Verdad de sentimiento, elegancia y delicadeza de expresión, manejo hábil es espontáneo del ritmo: tales son las condiciones que singularizan y realzan el talento de este nuevo poeta que es, en ese y otros conceptos, uno de los espíritus mejor dotados de su generación”.
Ramírez y Pocitos, y Carrasco y Malvín,
y Capurro, hospitales que curan el esplín.
En ellas tiende el Río de la Plata
sus sábanas de espuma para la conjunción
de sus aguas azules con la arena de plata
en que lento se acuesta el río, como un león.
El Profesor, el Decano de la Facultad de Derecho, el Abogado, el Sociólogo, el político, el diplomático, el hombre, el montevideano que supo interpretar con palabras a la ciudad que se rendía ante las aguas del río grande como mar.
Playas deliciosas que adoro y envidio,
sobre vuestro seno aventan su fastidio
voluptuosamente divinas ondinas,
¡oh playas divinas!
En 1966 se presentó a las elecciones nacionales, el poeta tenía 86 años. Escribió una carta titulada: “Carta sin sobre a los socialistas”. En ella entre otros comentarios escribió: “Me doy cuenta que afrontar una campaña electoral es además una aventura económica. Para contribuir a los gastos entregaré el único bien que puedo disponer, mi biblioteca, a fin de que sea vendida en la forma que se considere más conveniente, si es necesario en subasta pública”
Emilio Frugoni,  pasó de su juventud a la muerte, un 28 de agosto de 1969. El poeta no tuvo ancianidad: “Mi vejez es como el horizonte: se mantiene lejos de mí, retrocediendo a cada paso que doy en el camino de la vida”. 
El filósofo uruguayo e historiador de las ideas Arturo Ardao dijo que Frugoni resultó ser, a la vez y con profunda unidad, hombre de ciencia, hombre de arte y hombre de acción”.
¡Playas, playas, playas! bocas sonrientes.
¡Playas, playas, playas! Brazos en que veo
meterse confiadas mil formas vivientes
que adivino o deseo
¡Playas, playas, playas de Montevideo…!

 

 

LA POETISA URUGUAYA IDA VITALE GANA EN ESPAÑA
             EL PREMIO INTERNACIONAL FEDERICO GARCÍA LORCA
                                                                      Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez


El mismo día que Bob Dylan era galardonado por la Academia Sueca con el premio Nobel de Literatura, la poeta uruguaya Ida Vitale era elegida por unanimidad como ganadora de la XIII edición del Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca.
María de Leyva, concejal de Cultura de Granada, dio a conocer el veredicto del jurado y expresó algunas de las razones que hicieron que Vitale fuera la elegida entre 43 candidatos que aspiraban al galardón. La uruguaya de 92 años, que cumplirá 93 el 2 de noviembre resultó victoriosa por:
“Su lenguaje sensorial e implicación por el cambio que ha experimentado la poesía en los últimos tiempos”. “Es una gran renovadora de las letras, así como una de las más vanguardistas de la poesía en español”. Carlos Pardo portavoz del jurado dijo que Ida Vitale: “Es muy exigente con su lenguaje y quiere que cada palabra lleve más de lo que dice. Su lenguaje es sensorial porque no solo es conductor de ideas, sino también de percepciones”.
El premio le será entregado en mayo de 2017, en el centro Histórico de Granada, específicamente en el Centro García Lorca de reciente inauguración. Ida Vitale ya ha sido reconocida en España, el año pasado recibió el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. En su pasaje por México donde residió una década (1974- 1984) invitada por Octavio Paz fue asesora de la revista Vuelta e impartió seminarios en el Colegio de México.
Años después en ese país recibiría el Premio Octavio Paz en el 2009 y el Premio Alfonso Reyes en el 2014. Para Ida Vitale México, país que la recibiera como exiliada debido a que los militares la obligaron a abandonar Uruguay donde impartía clases de literatura, tiene un significado muy especial. En un reportaje que le hiciera Roberto Mascaró para el País Cultural, publicado en noviembre de 1993, Vitale dice sobre vida en México:
“Los años mexicanos fueron riquísimos de experiencias de todo tipo. La del exilio sólo puedo compararla con la creciente del Nilo, que parece una catástrofe que todo lo arrasa, pero que al retirarse deja más fértil el terreno. Junto al desgarramiento descubrimos la apertura, la generosidad del mundo cultural mexicano”. Comparto con ustedes el poema “Exilios” de Ida Vitale incluido en el libro “De procura de lo imposible” de 1998:

 

                                                   

“EXILIOS”


…tras tanto acá y allá yendo y viniendo
Francisco de Aldana
Están aquí y allá: de paso,
en ningún lado.
Cada horizonte: donde un ascua atrae.
Podrían ir hacia cualquier fisura.
No hay brújula ni voces.

Cruzan desiertos que el bravo sol
o que la helada queman
y campos infinitos sin el límite
que los vuelve reales,
que los haría solidez y pasto.

La mirada se acuesta como un perro,
sin siquiera el recurso de mover una cola.
La mirada se acuesta o retrocede,
se pulveriza por el aire
si nadie la devuelve.
No regresa a la sangre ni alcanza
a quien debiera.

Se disuelve tan solo.

Ida Vitale que nació en Montevideo el 2 de noviembre de 1923, pertenece a la denominada Generación del 45 uruguaya, integrada entre otros “monstruos” literarios por Mario Benedetti, Idea Vilariño, Juan Carlos Maggi, Juan Carlos Onetti. Fue alumna de José Bergamín en su ciudad natal y siendo muy joven su poesía integró la Antología de Poesía Hispanoamericana que seleccionó Juan Ramón Jiménez. En el 2010 fue nombrada Doctora Honoris Causa por la Universidad de la República Oriental del Uruguay.
Al ser cuestionada en una entrevista sobre ¿Qué sentido tiene la poesía en el mundo actual? “Si en el mundo de las universidades se desvirtúa, haciéndola pasto de papers, se refugia en sitios más seguros, otra vez en lectores desinteresados. Pese a la siniestra aceleración de la Historia, confío, quizás injustificadamente, en que la poesía, como la música serán siempre irremplazables para alguien”.
Desde 1989 Vitale reside en Austin, Texas, donde entre otras actividades es docente universitaria. La notificación de su galardón la recibe en el otoño del hemisferio norte, de su libro “Reducción del infinito” del 2002, comparto el poema “Otoño”:

OTOÑO


Otoño, perro
de cariñosa pata impertinente,
mueve las hojas de los libros.
Reclama que se atienda
las fascinantes suyas,
que en vano pasan del verde
al oro al rojo al púrpura.

Como en la distracción,                                                         
la palabra precisa
que pierdes para siempre.

 

SUBMARINO DE LA MARINA IMPERIAL ALEMANA U-93

HUNDIÓ BARCO URUGUAYO EN LA 1ª GUERRA MUNDIAL

Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez

El submarino U-93 perteneciente a la Marina Imperial Alemana (Kaiserliche Marine), comandado por Helmut Gerlach, atacó y hundió al velero de bandera uruguaya La Época en aguas francesas el 29 de octubre de 1917.

Según datos de Alberto Moroy, este buque era el antiguo velero Corunna que fue construido en Gran Bretaña en 1893 y sus medidas eran, 90 metros de eslora, 13.10 de manga y 7.41 de puntal, con un registro de 2400 toneladas.

El velero Corunna sufrió un accidente al tratar de cruzar el Océano Pacífico por el Estrecho de Magallanes, portando una carga de cemento en sus bodegas. Había zarpado del puerto de Amberes en Bélgica, siendo su destino final Pager Sound en la costa Oeste de la Unión Americana.

En las primeras horas del 31 de agosto de 1904, arrecia la tormenta de Santa Rosa y el Corunna varó en Miramar, República Argentina. Una flotilla de distintos tipos de navíos le auxiliaron en tan grave crisis, entre ellos estaban los remolcadores Ebro y Malvinas y Gladiador, el aviso Tehuelche, la lancha Necochea y varias más de salvataje.

El panorama era bastante desalentador, el mal tiempo arreciaba y uno de los compartimientos de la fragata estaba inundado, se debía alijar la mitad de su carga para que pudiera flotar. La tripulación fue rescatada con éxito, exceptuando al marino noruego de apellido Hamsen, quien presa del nerviosismo ante la situación, saltó al agua y se ahogó. La situación era de tal gravedad que se tomó la decisión de abandonar el buque.

Posteriormente el Corunna fue zafado y se le traslado al Puerto de Montevideo, donde cumplió funciones de bodega.En el transcurso de la Primera Guerra Mundial (1914- 1918), fue adquirido por la empresa francesa Boillart de Boisguilbert. Posteriormente fue rebautizado con el nombre de “La Época” enarboló el pabellón uruguayo y fue fletado a Europa. “La Época” fue el velero de mayor tamaño que portara dicha bandera dada su impresionante figura con cuatro mástiles.

Por otra parte la Marina Imperial Alemana debido a las exitosas campañas de sus sumergibles durante la 1ª Guerra Mundial fue la responsable del impacto de estos por primera vez en la historia de los combates navales, como por ejemplo en la Batalla del Atlántico, los denominados U-Boot tuvieron un gran protagonismo en dicha acción. Recordemos que el término U- Boot, corresponde a la abreviatura de la palabra alemana Unterseebool, cuyo significado es: “nave submarina”. El U-93 se introdujo en la Armada Alemana en 1915.

El 30 de abril de 1917 el U-93 fue dañado severamente por el HMS “Proze” al ser atacado con los cañones de 12 libras del buque comandado por el Lt Cdr William E. Sanders, neozelandés, quien debido a esta acción recibiría la Cruz de la Victoria. Aunque el U- 93 pareció hundirse, logró escapar y llegar a puerto.

Transcurría el 29 de octubre de 1917 y el velero “La Época” se encontraba navegando de Nueva York al puerto francés de Burdeos, su destino final en el Viejo Continente; en sus bodegas llevaba bobinas de papel periódico, clavos, acero, aceite lubricante y tabaco.

Recordemos que en junio el Poder Ejecutivo había solicitado al Parlamento la autorización para romper relaciones diplomáticas y comerciales con Alemania. Una visión americanista en la geopolítica mundial y el combate a los sistemas autoritarios representados por los regímenes imperiales de Alemania y Austria- Hungría llevaron al gobierno uruguayo a tomar una acción decidida en apoyo a los Estados Unidos y los países de la “Triple Entente” (Inglaterra, Francia y Rusia), durante la Primera Guerra Mundial. El 7 de octubre de ese año La República Oriental del Uruguay rompió las relaciones con Alemania.

A unas 30 millas náuticas al suroeste de Gironde, Isla de Olerón, fue interceptado por el sumergible U-93 que le disparo 11 cañonazos sin lograr hundirlo. Tengamos presente que una de las desventajas de los U-Boot era que su capacidad de almacenaje de torpedos era mínima. El comandante Helmut Gerlach dio la orden de abordar la nave de la marina mercante uruguaya, una vez ejecutado el mismo se colocaron cargas explosivas en el navío para posteriormente hundirlo. La tripulación de “La Época” fue rescatada en la noche por barcos balleneros.

Tres meses después de hundir al velero uruguayo “La Época”, el U-93 de la Marina Imperial Alemana, desapareció en enero de 1918, en el Canal de la Mancha.


- CONSTANCIA Y CERTIFICACIÓN

- DIPLOMA

 

 

 

CODI, CODI, GUAHIF GOMÁLAT*

(TRAIDOR, TRAIDOR, HAY QUE ACOGOTARTE)**

Recordando la masacre de Salsipuedes

11 de abril de 1831 Genocidio Charrúa


Por. Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez

Mayúscula tragedia

que enlutó a mi nación

hace ya más de un siglo

recuerdo con gran dolor.


Salsipuedes no se olvida

en la épica Oriental

resistencia al exterminio

y vergüenza nacional.


Tantas leguas devoradas

entreveros y batallas

luchas por la libertad.


El ejército Oriental

supo de tú heroicidad,

de tú valía y lealtad

así lo narran los partes

fuiste un soldado ejemplar.


Sarandíes, ñandubáis,

burucuyás y pitangueros

los peinaste al pasar

al galope como el viento

vincha o penacho al volar.


Con la cabeza erguida

sin imaginar siquiera

con que te ibas a encontrar

marcha el pueblo charrúa

a las puntas del Queguay.


La invitación de Rivera

ayer un hermano más

no era más que una traición

la excusa inseguridad

en la campaña oriental

se culpaba a los charrúas

que había que castigar.


Al fragor de la masacre

mezcla de furia y dolor

sentimientos encontrados

Vaimaca se lo espetó

mirando firme a los ojos

de Rivera el gran traidor:


“Mira Frutos, tus soldados matando amigos”.




Salsipuedes no se olvida una tragedia Oriental

se cantaba en los fogones

hoy se enseña en los salones, es historia nacional.


No fuiste exterminado

en tú tierra siempre estás

sos nuestra identidad

en el ceibal florido

y en el churrinche al volar.

Perdona por la traición

dice este poeta Oriental.




*Lengua Charrúa- Dr. Teodoro Vilardebó (1803-1856)

Fuente: “Código Vilardebó”.

**Traducción- Seguro Vaimaca lo pensó ante el

General Fructuoso Rivera,

de ahí el título del poema.

(Lo anterior es elucubración del autor).



 

        “LA TREGUA” Y EL CUMPLEAÑOS 95 DE MARIO BENEDETTI
Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez
No sé si fue casualidad o la programaron dado que era el día del cumpleaños 95 de Mario Benedetti, autor de la novela “La Tregua” en la que se basó la película del mismo nombre que proyectaron en un canal de televisión mexicano. La película actuada en los papeles principales de Emilio Santomé y Laura Avellaneda (Gonzalo Vega y Adriana Fonseca) estrenada en 1976 me pareció muy pobre. Filmada en Veracruz, puerto al que conozco, simulando ser Montevideo, ciudad en que nací, me hizo incluso sentir cierta “incomodidad”.
Si la comparo con “La Tregua”, de Sergio Renán, estrenada en 1974 y en la que entre otros monstruos de la actuación trabajan Héctor Alterio, Luis Brandoni, Ana María Pichio, Norma Aleandro (que años después recibiría el Óscar por la película “La historia oficial”, la mexicana pierde por goleada, futbolísticamente hablando. Volviendo al tema del Óscar, la película tuvo tal calidad que la Argentina fue nominada por primera vez al premio de la Academia en la categoría de mejor filme extranjero por La tregua.
Ya que estoy en mente con estos filmes basados en la novela, recuerdo que en una entrevista que le hiciera Enzia Verduchi al escritor uruguayo, publicada el sábado 6 de marzo del 2004 en el periódico “El Independiente” de ciudad de México, al ser consultado por los personajes de su obra, Benedetti dijo:

  • Personajes de Poemas en la Oficina, Montevideanos, La tregua, en realidad en todos mis libros los personajes son montevideanos, aún los que pasan en el extranjero. Yo soy un montevideano cien por ciento, montevideano de la clase media, o sea, que tampoco me ocupo prácticamente nada de la clase alta y tampoco de los obreros porque yo la que conozco es la clase media.
  • Laura Avellaneda-  Es la versión deformada de un personaje que era real. Lo mismo Santomé, fue un personaje real. Lo conocí en una oficina en la que yo trabajaba como auxiliar, él era mi jefe. Se llevaba bien conmigo y me acuerdo que un día le dije: “pero fulano, lo veo hace unos días con una cara muy alegre, venga lo voy a convidar a tomar un café, y en el café me confiesa: “lo que pasa es que tengo novia, pero ¿sabe cuál es el problema? Que tiene la mitad de años que yo”. Le dije: “bueno, pero qué tiene, usted la quiere, ella lo quiere”. Al poco  tiempo de que se casaron, ella murió mucho antes que él, como pasa en La tregua.

Y hablando de muerte física, el 14 de septiembre Mario Benedetti cumpliría 95 años si viviera. Se realizaron varios actos en su Uruguay natal y en el mundo, recordando al poeta, ensayista, crítico, novelista y periodista.

 

Aunque él siempre se definió como poeta:

Cuando tengo preocupaciones,
miedos o una historia de amor,
tengo la suerte de ser capaz
de transformarlo en un poema.

El acto central en su amada Montevideo, a pesar de haber nacido en Paso               de los Toros, Departamento de Tacuarembó en 1920, fue en la sede de la Asociación General de Autores del Uruguay.
En el mismo varios integrantes de fundación que lleva su nombre, creada  con el objetivo de promover su obra, recordaron a Mario. Uno de sus grandes amigos, el cantautor Daniel Viglietti, insistió en la necesidad de que la obra del creador de clásicos como “La tregua” llegue a nuevas generaciones y que haya “nuevas miradas” y “nuevos ojos” sobre la misma. “Y eso nos parece fundamental en alguien como él que se caracterizó siempre por ser un optimista a toda prueba. Alguna vez dijo que contra el optimismo no hay vacunas.
Quizás recordaba Daniel, aquellas letras de Mario:

“De eso se trata, de
coincidir con gente
que te haga ver cosas
que tú no ves. Que te
enseñen a mirar con
otros ojos”.

 

 

O en su obra Rincón de Haikus cuando nos regala:

“Un pesimista
es un optimista
bien informado”

Lo dijo claramente:

     Mi pesadilla es siempre el optimismo:
me duermo débil, sueño que soy fuerte,
pero el futuro aguarda. Es un abismo.
No me lo digan cuando me despierte.

El mismo Daniel Viglietti, el día de su funeral en Montevideo, 19 de mayo del 2009 decía: “Mario, representaba una unidad dialéctica difícil de encontrar”, por su valor tanto ético como estético, y afirmó que aunque Benedetti no tuvo hijos, “deja una gran descendencia, porque escribió 80 libros, y dedicó su vida a denunciar la injusticia”.
Escribió alguna vez Mario Benedetti:

“Si habito en
tú memoria
no estaré solo”.

Sin dudas habitas en mi memoria y en este cumpleaños te obsequio un poema de mi autoría a esa hermosa ciudad que ambos amamos.

 

MONTEVIDEO
“Montevideo es mi ciudad, fui allí para vivir con 4 años,
y cuando estoy fuera, siento nostalgia”.
Mario Benedetti
Montevideo,
vistes tú cuerpo de siglos,
silenciosa y gris.

Ciudad oxidada
el pasado es polvo.

En tus muros,
el pueblo hace poesía.

 

Anónimas angustias de desplazan,
miradas distraídas y lejanas,
la memoria germinando
recuperando historias que nos pertenecen.

Perpetua tristeza.

Puerto y tango llorón.

 

 

   MURIÓ “TACO” LARRETA EL ÚLTIMO INTELECTUAL RENACENTISTA
DEL URUGUAY, AUTOR DE “VOLAVERÚNT”
Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez


Gualberto José Antonio Rodríguez Larreta Ferreira, conocido como “Taco”, nació en Montevideo el 14 de diciembre de 1922, falleció en su misma amada ciudad el 20 de agosto a los 92 años. Un hombre multifacético en el ámbito cultural, destacado director teatral, dirigió la Comedia Nacional de Uruguay en dos oportunidades, actor, crítico de teatro, cine y literario, como escritor obtuvo el Premio Planeta en 1980, que se otorga desde 1952 por la editorial de mayor prestigio de habla hispana.
En el periódico El País de Montevideo, inició su labor como crítico de cine y teatro, labor que se extendería de 1948 a 1959. Interpretó como actor y director teatral obras de Chejov, pasando por Shakespeare o Federico García Lorca entre otros grandes de la literatura universal. En 1949 fundó el Club de Teatro Local y en 1960 el Teatro de la Ciudad de Montevideo.
La actual Directora de la Comedia Nacional de Uruguay, Margarita Mosto, al enterarse de la triste noticia externó: “Era una persona muy querida y generosa. Además de su enorme talento como artista, era un ser humano increíble, comprometido con todo lo que pasó en este país. Fue una de las figuras más importantes del siglo XX a nivel cultural. Trascendió el teatro para convertirse en una figura de la cultura del país”.
Recordemos que “Taco” en 1955 inició sus viajes a España, Francia e Italia por razones laborales. En Italia obtuvo una beca como ayudante de Giorgo Strehler en el Piccolo Teatro de Milán en 1955. A inicios de los 60´concertó una temporada teatral en España, presentando la obra de Lope de Vega: “Porfiar hasta morir”. La misma obtuvo el Premio Larra por su extraordinaria puesta en escena. Fue también el creador de la serie de televisión el Curro Giménez, que actuara Sancho Gracia quien vivió su niñez en Montevideo y fue desarrollada con más de 40 episodios.
En 1972 se exilia en España, previo al golpe de Estado de 1973. Durante la dictadura cívico- militar estuvo fuera del país (1973- 1985) En ese periodo se desarrolló como director de cine y televisión, labor que ejercería hasta su regreso a Montevideo. También en su exilio español escribiría los guiones de las películas “Los Santos Inocentes” y “La Casa de Bernarda Alba”, de Mario Camus y “Las Cosas del querer” de Jaime Chávarri. También fue autor de libretos de películas de Antonio Giménez Rico, Pilar Miró o Antonio del Real.
Con la “oleada de a democracia”, retornó a su Montevideo en 1985, dirigiría por segunda vez la Comedia Nacional y fundará el Teatro Sur. En su regreso, como director de cine realizó, “Nunca estuve en Viena”, protagonizada por su gran amiga China Zorrilla, con quien también actúo en “Cartas de amor”. Fue protagonista de la película “La Ventana”, del argentino Carlos Sorín en el 2008. Taco, recibió el Premio Planeta en 1980 por su novela “Volavérunt”. Esta obra está basada en el pintor español Francisco de Goya y en 1992 obtuvo el Premio Goya al mejor guión adaptado por “El maestro de esgrima” que escribió junto a Francisco Prada y Pedro Olea, basado en una novela de Arturo Pérez Reverte.
El nombre de la novela “Volavérunt” es tomado de una de las obras pictóricas de Goya. Esta novela bien podría ser calificada de intriga histórica. Pasado casi medio siglo que ocurrieran los hechos narrados y Godoy en su memoria breve y secreta trata de resolver el caso. Asombra la capacidad de “Taco” Larreta para combinar diferentes estilos a la hora de presentar las distintas partes del relato.
Desde la narración en primera persona, hasta el interrogatorio o pasando por las notas al pie aclaratorias, más propias de una obra histórica, la trama mantiene el interés hasta su desenlace y en la historia se entrecruzan personajes reales tales como la Duquesa de Alba, Godoy o el mismísimo Goya. Bonito juego de narradores en el que Godoy es el principal, luego está Goya, muy interesante.
¿Quién reclama justicia? ¿Quién es la víctima; a fin de cuentas en esta historia, de un solo crimen y muchos culpables? Como un espectro, la memoria surge del pasado y envuelve a un grupo de personas que pertenecen al periodo de la historia española que se desarrolló entre los siglos XVIII y XIX. Esa trama que como nadie captó y eternizó don Francisco de Goya y Lucientes, uno de los personajes más relevantes de este sobrecogedor relato.
“Una luz que viene no se sabe de dónde se concentra en un personaje inundando de sombras el resto”. Tal era el caso de Cayetana, la decimotercera Duquesa de Alba: acaparaba toda la luz del claroscuro, allí donde estuviese. Al menos así le pareció a Goya, que durante muchos años la consideraría con ojos de amante.
La pasión amorosa despechada se inclina menos al perdón que la enemistad política, los celos y la envidia son más constantes que el amor, y cuando esa luz la iluminaba es una maja de la casa de Alba, en el espacio de sombra de la tela prospera una numerosa asamblea de asesinos.
En 1848 don Manuel de Godoy, Príncipe de la Paz, escribe sobre las extrañas circunstancias que rodearon la muerte, acaecida cuarenta y seis años antes, de María del Pilar Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo, Duquesa de Alba. Añade a su interpretación de los hechos el sorprendente testimonio de don Francisco de Goya y la carta póstuma de otro alto personaje indirectamente involucrado en los sucesos que arroja nueva luz sobre ellos.
Si bien, esta novela  es la más conocida de “Taco” Larreta, le siguieron, El guante (2002); Ningún Max (2004); El sombrero chino (2005); y Hola Che (2007). Siguió escribiendo casi hasta sus últimos días. La Comedia Nacional de Uruguay, lo homenajeará con la puesta en escena de su obra “Las Maravillosas”, cuya temática se centra en la vida de las mujeres uruguayas y que ya se venía ensayando.
Con Taco Larreta…Se fue uno de los sobrevivientes de la tan extraordinaria Generación del 45, un referente teatral, cinematográfico y de las letras…Se fue el último intelectual renacentista que diera a luz, la República Oriental del Uruguay.

“ANDRESITO” ARTIGAS   (Héroe Nacional de la República Argentina)
Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez

“Mi caciquillo” tiernamente lo llamaba el General
me refiero a José Artigas padre del pueblo Oriental,
quien le diera su apellido a este guaraní sin par
que defenderá sus principios en la Liga Federal.       

El Comandante “Andresito” por Misiones luchará
con la tricolor en alto, Corrientes gobernará
en  los Cabildos de indios, reparto de tierras y más
acciones con las que muestra la justicia e igualdad
aplicando el ideario de su padre el General
privilegios para nadie a los pobres felicidad.

El invasor portugués, Apóstoles destruirá
no contaban que Andresito a su pueblo guiará
de la mano a la victoria con su genio militar.

Indios y gauchos criollos, mujeres viejos y más…
se levantaron en armas, Das Chagas debió temblar
Andresito Guacurarí derrochará heroicidad.

2 de julio no se olvida en la historia nacional,
lanzas, sables y facones defienden la libertad
a lo lejos como un trueno se oye fuerte el Sapucay
los lanceros de Andresito la victoria lograrán.

 

El cielo es celeste y blanco,
hoy el sol alumbra más
a Andresito Guacurarí
Comandante General.

2 de julio no se olvida
no es una batalla más
en la victoria de Apóstoles
nació un “héroe nacional”.

 

                                JUAN CARLOS ONETTI NOS REGALÓ SU…        
 
                DECÁLOGO MÁS UNO PARA ESCRITORES PRINCIPIANTES

onetti

 

“El viejo tiene su cuerpo huesudo lleno de demonios que lo acosan y le revuelven las tripas y le hunden puñales […] dormir, tal vez soñar es una tregua […] Escribir también es una tregua, quizás, el único triunfo que le está permitido. Entonces, cuando escribe, él se alza y convierte en oro su mugre y su ruina, y es rey”.

Así fue descrito Juan Carlos Onetti por otro escritor uruguayo recientemente fallecido, me refiero a Eduardo Galeano, “amigo, confidente y, a veces arcángel” del creador de Santa María.

Cuando Onetti recibió el Premio Cervantes en 1980, fue cuestionado por la creación de ésta y expresó: “Santa María está marcada por mi exilio de Uruguay”.

“La experiencia de Buenos Aires está presente en todas mis obras, de alguna manera; pero mucho más que Buenos Aires está presente Montevideo, la melancolía de Montevideo”.

“Por eso fabriqué a Santa María, el pueblito que aparece en El Astillero fruto de la nostalgia de mi ciudad”.

De esta forma, Santa María aparece como un refugio para Onetti que se sentía fuera de Buenos Aires y a la vez tampoco estaba en Montevideo.

En uno de sus cuentos “Bienvenido Bob” (1944) se dan los primeros indicios de la gestación de Santa María donde Onetti describe al “que planeaba ennoblecer la vida de los hombres construyendo una ciudad de enceguecedora belleza, para cinco millones de habitantes, a lo largo de la costa del río”.

El Onetti cuentista además de sus extraordinarias creaciones nos obsequió el decálogo más uno que comparto gustosamente comparto con ustedes:

 

I- No busquen ser originales. El ser distinto es inevitable cuando uno no se preocupa de   serlo.

II- No intenten deslumbrar al burgués. Ya no resulta. Este sólo se asusta cuando le amenazan el bolsillo.

III-No traten de complicar al lector, ni buscar ni reclamar su ayuda.

IV- No escriban jamás pensando en la crítica, en los amigos o parientes, en la dulce novia o esposa. Ni siquiera en el lector hipotético.

V- No sacrifiquen la sinceridad literaria a nada. Ni a la política ni al triunfo. Escriban siempre para ese otro, silencioso e implacable, que llevamos dentro y no es posible engañar.

VI-No sigan modas, abjuren del maestro sagrado antes del tercer canto del gallo.

VII- No se limiten a leer los libros ya consagrados. Proust y Joyce fueron despreciados cuando asomaron la nariz, hoy son genios.

VIII- No olviden la frase, justamente famosa: 2 más dos son cuatro; pero ¿y si fueran cinco?

IX- No desdeñen temas con extraña narrativa, cualquiera sea su origen. Roben si es necesario.

X- Mientan siempre.

XI- No olviden que Hemingway escribió: “Incluso di lecturas de los trozos ya listos de mi novela, que viene a ser lo más bajo en que un escritor puede caer”.

                                             Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez

 

             LA POETISA URUGUAYA IDA VITALE OBTUVO EN MÉXICO
                      EL PREMIO INTERNACIONAL ALFONSO REYES
                                                                     Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez


Ida Vitale, poeta, ensayista, traductora, profesora, formó parte de la  denominada   Generación del 45 de autores uruguayos junto a Mario Benedetti, Juan Carlos Onetti, Ángel Rama, Emir Rodríguez Monegal, Idea Vilariño y Carlos Maggi entre otros.
La escritora es considerada un referente no sólo para la literatura latinoamericana, sino para la gran tradición de la poesía moderna del siglo XX. Su obra lírica, caracterizada por una honda emoción expresada de manera lúcida y privada de patetismos, la convierten en una de las principales exponentes de la Generación del 45. Ida es dueña de una poesía precisa e inteligente.
En alguna de las múltiples entrevistas que se le han realizado a lo largo de su carrera dijo: “Soy poeta por pereza y por irresponsabilidad”
Dos poetas uruguayas del siglo XIX, María Eugenia Vaz Ferreira y Delmira Agustini, determinaron dicho por Ida, su tradición (“me siento más cerca de María Eugenia, era diferente, despojada. Era la escéptica la feminista, la que sintió la necesidad de imponerse”. Pero sin lugar a dudas sus dos grandes referentes fueron españoles: su profesor José Bergamín y Juan Ramón Jiménez.
Para Ida: “En el primer plano de la poesía debe estar el lenguaje, ese es el tema. Lo que me mueve a escribir es él, la búsqueda de lo que ya no se va a dar”.
También desarrolla actividades como traductora del francés e italiano, ha traducido entre otros a Simone de Beauvier, Gastón Bachelard, Jacques Lafaye, Luigi Pirandello y Jean Lacouture. Ha dicho que traducir le ha enseñado a mantener la atención aunque “la traducción conspira contra la poesía porque es un trabajo muy absorbente”.
Ida nació en Montevideo el 2 de noviembre de 1923. En una entrevista de Javier Rodríguez Marcos para Babelia del periódico español El País, le cuenta que se marchó a México en 1974 con su marido, el también poeta Enrique Fierro. La dictadura militar empezó persiguiendo a los tupamaros y luego a todos los que parecieran remotamente izquierdistas: “Nosotros no estábamos en eso, pero andábamos entre libros, algo que siempre inquieta a los militares”.
Adiós a un Uruguay que según la poeta, fue durante décadas “la democracia perfecta”: laico, con una gran educación pública gratuita, sin grandes desigualdades sociales y sin nacionalismo alguno. “¿Qué nacionalismo iba a haber si éramos la mitad italianos y la mitad españoles?”
Ida vivió de 1974 a 1984 en México, donde fue invitada por Octavio Paz como asesora editorial de la revista Vuelta. Desempeñó una importante labor docente en varias universidades, fue fundadora del periódico Uno más uno y traductora en el Fondo de Cultura Económica. En 1989 viaja a los Estados Unidos para radicar en Texas, donde actualmente reside y ejerce la docencia en la Universidad de Austin
En el año 2010 recibió el Doctorado Honoris causa por la Universidad de la República Oriental del Uruguay.(UDELAR). La poetisa agradeció el título recibido, distinción nacional “situada en aquella categoría de lo irrazonable, porque mi paso por la Universidad fue breve e irregular”.
De una entrevista de Juan Carlos Talavera para el periódico Excélsior de México, publicada en octubre del año pasado quiero compartir algunas respuestas de la escritora sobre temas claves en su vida y vocación:
México- “Cuando llegué a México lo primero que me impresionó fue la apertura de este país al extranjero, su amabilidad y la idea de que no tuviese fronteras espirituales”.
Poesía- “La poesía es como una Mariposa…con alas de Libertad” “La poesía complica mucho al poeta si no tiene un poco de conciencia sobre lo que escribe. Creo que el poeta tiene que sentirse responsable de lo que hace. A mí no me duele la poesía, pero me absorbe. Aunque luego el tiempo te dice que no valió la pena tanto trabajo, pero de alguna manera nos ayuda a sacar algo de adentro”.
Escribir- “Escribir es una obligación conmigo misma, es un hábito…Aunque si fuera un verdadero hábito lo haría con más normalidad, pero ya son muchos años. Pero dejar de escribir sería como si alguien me dijera que debo cambiar de nombre, de familia, de casa o trabajo”.
Lectura- “Las personas se han llenado de aparatitos que son una excusa para alejarse de la poesía y de la naturaleza que es mucho más importante, así que hoy la ley de Malthus ya no parece un disparate”.
Idioma Español- “Me preocupan los cambios del idioma, como esos neologismos del diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Pienso que podemos agregar palabras con tino, pero no por eso deben ponerse en circulación palabras que no tienen nobleza; una palabra tiene que ser bien nacida y no una improvisación”.
El Premio Internacional Alfonso Reyes fue creado por Francisco Zendejas (1917- 1985) con la finalidad de hacer un reconocimiento a la obra del escritor regiomontano Alfonso Reyes (1889- 1959). Distingue a aquellas personalidades que cuentan con amplia trayectoria en el campo de las humanidades. Ida Vitale es distinguida en su emisión 2014 con el galardón reconociendo su amplia trayectoria internacional.
Transcurren los primeros días de Mayo 2015 cuando a la poetisa se le hace saber de su merecida distinción. Comparto el poema titulado  Mes de Mayo, de Ida Vitale que forma parte del libro “Oidor andante-1972:

MES DE MAYO
Escribo, escribo, escribo
y no conduzco a nada, a nadie.
Las palabras se espantan de mí
como palomas, sordamente crepitan,
arraigan en su terrón oscuro,
se prevalecen con escrúpulo fino
del innegable escándalo:
por sobre la imprecisa escrita sombra
me importa más amarte.

 

EL POETA FERNÁN SILVA VALDÉS CON SU ROMANCE NEGRO CRIOLLO
HOMENAJEA  AL AFRODESCENDIENTE URUGUAYO
                                                                Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez


Fernán Silva Valdés, poeta, letrista y dramaturgo nació en Montevideo el 15 de octubre de 1887 y muere en esta ciudad el 9 de enero de 1975.
“Hubiera querido ser un gaucho y no un hombre de la ciudad. Tengo en mis venas sangre criolla. Soy autóctono puro. Martín Fierro y Fausto fueron los primeros libros que leí. Los llevaba en el recado o en el cinto si es que montaba en pelo. A los 14 años escribía versos. Versos o lo que fueran. Luego ya hombre, concurría a las estancias atraído por el espectáculo de los trabajos de campo. Allí me sentía en mi medio”, expresó para un reportaje.
Entre las obras destacadas de Fernán Silva Valdés, están sus romances, “Romancero del Sur” y “Romances chúcaros”, en ellos en forma similar a los antiguos relatos versificados del romancero castellano, relata circunstancias de la vida criolla y en algunos casos presenta la estampa de sus caudillos. Uno de esos romances es Negro criollo.
Curiosamente en una entrevista que le hiciera Rafael Heliodoro Valle para la Revista Diálogo de la Universidad Autónoma de México, ante la pregunta: ¿Cuántos habitantes tendrá el Uruguay?, el poeta responde: Le diré que hay tres millones de habitantes blancos. De ellos sólo serán dos mil los negros. Digo curiosamente ya que la población afrodescendiente del país era muy superior al número a que se refería el escritor.
De acuerdo con una investigación publicada por el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) y la UNESCO, titulada Esclavitud y afrodescendientes en Uruguay. Una mirada desde la Antropología, la presencia africana en el territorio de lo que hoy es la República Oriental del Uruguay se remonta al año 1608 cuando en la expedición de Hernandarias viene con “treinta piezas de esclavos negros y negras”. En 1680 los portugueses fundan Colonia del Sacramento, convirtiéndose en un importante centro de introducción.
Al fundarse Montevideo por Bruno Mauricio de Zabala en 1726, sólo participaron 131 españoles, sin esclavos ni siervos. Años después el Cabildo ante la falta de mano de obra en la nueva ciudad- puerto, solicitó a las autoridades coloniales competentes, la importación de esclavos negros. Coinciden los historiadores que desde 1743 se inicia la introducción regular de esclavos a Montevideo. Los primeros fueron traídos por el asentista Tomás Navarro.
En nuestro territorio los esclavos fueron utilizados como trabajadores y como integrantes del ejército durante las guerras de revolución, independencia y la Guerra Grande. Sirvieron en el medio urbano, particularmente en el servicio doméstico, como en los establecimientos rurales, participando en el arreo de ganado, la yerra y las cuereadas. Realizaron también tareas de labranza y cuidado de las quintas; otras veces en la fabricación de cal, en la molienda de granos o en los saladeros.
El explorador francés  Augusto de Saint Hilaire, en 1827, en su libro: Voyage a Rio Grande do Sur escribió: “Los negros huidos luchaban en las tropas de Artigas contra los portugueses, y en eso se empeñaban, pues era una lucha por su propia libertad… Es voz general que los más valientes soldados de Artigas son negros huidos, lo que es natural porque ellos se batían por su libertad”.
El 12 de diciembre de 1842 el Gobierno del General Fructuoso Rivera declara abolida la esclavitud, los hombres y mujeres africanos o afrodescendientes debieron abrirse nuevos caminos. El afrodescendiente junto al indio asimilado y al inmigrante pobre, paso a ser parte del proletariado urbano y rural menos calificado. En Romance del Negro Criollo, encontramos descripción, labores, sufrimiento, injusticias, heroísmo, valores, patriotismo, cultura, vivencias del afrodescendiente de Uruguay.

ROMANCE DEL NEGRO CRIOLLO

(Antología poética 1920- 1940)     

 

Negro criollo, negro criollo,                  
el que yo nunca canté
te estoy debiendo un romance
desde el fondo del ayer.
Negro criollo, patizambo,
sin derecho ni revés,
como la bota de potro
que se calza en cualquier pie.
Negro con risas de choclo,
tu risa es como un cartel
para que escriban los hombres
blancos, la palabra fiel.

¡Ay lo que el blanco te debe,
ay lo que hiciste por él.
Por uno que te fue justo
los injustos fueron cien,
vos sí que pagaste siempre
bien por mal y bien por bien.

Negro “pa todo trabajo”,
como subrayaba aquel
documento que en el fondo
de un mueble viejo encontré.
Fuiste bueno para todo
sin capital ni interés,
“pa´un fregao o pa` un barrido”,
sin protestas y sin hiel.

Negro “pa todo trabajo”
como un reyuno de ley
en vos se paró la Patria,
como quien dice en un pie.
¡Ay, lo que el blanco te debe
ay, lo que hiciste por él!

Negro criollo fuiste infante
casi a la fuerza porque
el gaucho quería caballo,
no sabía pelear de a pie;
y fuiste la infantería
para morir a granel;
nuevamente las espinas
te tocaron otra vez.

Negro de poncho canela
y ala echada para atrás,
dos luceros de fierro
sujetos al calcañar.
Negro para enviar un chasque
y con la luna viajar
uniendo noche con noche
las dos juntas en un haz.
La noche se hacía día,
quedabas viudo, ¡velay!
hasta que a las pocas horas
la volvías a encontrar.

Negro para bien mandado
porque en vos todo era igual:
tanto cebar un amargo,
o cortar un temporal,
como velar un enfermo,
como domar un bagual,
como tocar a degüello
en llamando a degollar;
como dejarse vender
para el dinero aportar
al tirador del caudillo
y con él armas comprar
para defender la Patria
en tiempos de adversidad,
que así lo hizo el Pardo Luna
con Rivera el General;
( ¡ah negro: llamarse Luna,
como esperando blanquear!)

Negro criollo,  sin derecho,
sin izquierdo y sin revés;
sirviente por todo el año
pero el 6 de enero: ¡Rey!
rey de galera y levita,    
rey “para servir a usted…”

Siempre estuviste “a las verdes”;
las maduras, ya sabés:
fueron todas para el blanco
que “ansina había de ser”.

Aquella “ley del embudo”
la conociste muy bien
y aunque Moisés no la dijo          
es más vieja que Moisés:
ancha arriba, angosta abajo,
cual tu tamboril, porque
¡por más lindo que tocaras
tu tamboril fué tu ley!

    

 

 

JAULA  POÉTICA

 

La poesía debe ser hecha por todos.
Lautréamont

Los boliches están vacíos;
sólo una sombra camina por los pasillos.

Se cierra el día inexorable,
el borrador de las conciencias nocturnas
huye por las cornisas,
techos mudos y mojados.

En la tarde, llovió a baldes,
es decir,
a montones.

Por la calle del tiempo
vuela el polvo del olvido,
azotado por el látigo
lento y doloroso de las horas.

Todo seguirá en su lugar,
los libros ahogados en sus tintas,
ríos de letras oxidadas
de cobrizos colores.

Las palabras son testigos,
poesía eficaz eternamente,
verbos conjugados a sol y luna,
metáforas,
imágenes ciegas,
escritas sobre mesas chuecas,
dócil, frágil, volátil,
como una hoja seca
retando al viento.

 

Estás encerrado en tu jaula de papel,
viviendo la soledad del pétalo
como un grano
en un reloj de arena.

 

Washington Daniel Gorosito Pérez

SE FUE HORACIO FERRER EL POETA DEL 2 X 4
Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez


Se nos adelantó como se dice coloquialmente en tierras mexicanas, el gran poeta uruguayo- argentino del Tango. Me refiero a Horacio Ferrer. Al enterarse del fallecimiento, el Ministro de Cultura de Argentina, Milton Lombardi en su cuenta de Twitter escribió: “Hoy se nos fue Horacio Ferrer, el gran poeta del Tango de todos los tiempos. Todo el Río de la Plata te despide”.
Ferrer que había obtenido la ciudadanía argentina por naturalización, radicaba en Buenos Aires desde hacía cuatro décadas. Había nacido en la capital del Uruguay, Montevideo el 2 de junio de 1933, en el seno de una familia en la que la cultura era un elemento fundamental en la convivencia diaria.
Su padre un profesor de Historia y su madre era sobrina bisnieta de Juan Manuel de Rosas. Por su hogar montevideano pasaron personalidades de las letras como el mexicano Amado Nervo, el nicaragüense Rubén Darío y el español Federico García Lorca entre otros enormes talentos de las letras.
Meses antes de morir, Ferrer en la ciudad que lo vio nacer declaraba al periódico El Observador: “Me apasiona escribir, es algo que vive en mí y que es una ilusión siempre, una esperanza de hacer algo contundente”
Estudiaba Arquitectura en la Universidad de la República, cuando dejó sus estudios guiado por su pasión por el Tango que lo llevará a escribir en los diarios El País y El Día, para posteriormente pasar a la radio y conducir el programa,: “Selección de Tangos” que se transformaría en El Club de la Guardia Nueva.
En este proyecto se promovían actuaciones de los músicos de avanzada en locales de Montevideo y sus alrededores. Así conoció a Astor Piazzolla con quien forjará una gran amistad que marcará la vida de ambos.
También condujo programas en el Sodre, fue fundador de la revista Tangueando y al comenzar la  década de los 60` realizó un programa en la televisión oficial que anticipaba lo que haría posteriormente en Buenos Aires. El poeta presenta su primer libro, recitándolo acompañado por el guitarrista oriental Agustín Carlevaro.
Su título: “Romancero Canyengue”, corría el año de 1967, había en la obra influencia de Paul Verlaine y otros franceses, herencia de las pautas maternas; luego se lanzó con referencias a Menecucho, un poeta popular montevideano que vendía sus versos en los Carnavales y pregonaba: “Mis versos serán malos, pero son míos”.
Su obra tuvo un éxito inusitado en ambas márgenes del Plata, recibió las más honorables críticas de las más célebres plumas del Tango y motivó que Astor Piazzolla musicalizara el poema de su autoría, “la última grela”, que en un principio iba a tener acordes de Aníbal Troilo el también inmortal “Pichuco”. Ese fue el detonante para que el poeta convocado por Piazzolla en 1967, cruzara el “charco” para radicarse en Buenos Aires.
Autor muy prolífico, más de 200 temas musicales, también de varios libros de poesía y Tango. Puso letras a temas tan importantes del género del 2 X 4 como “Chiquilín de Bachín” “Balada para un loco” y la operita Tango “María de Buenos Aires” con música de Piazzolla.
Un libro clave de su cosecha es “El libro del Tango” Arte Popular de Buenos Aires (ensayo, que vio la luz en 1970 conformado por tres tomos y en 1980 se publicó una edición ampliada).
Para Horacio Ferrer, Buenos Aires y Montevideo serán siempre “una misma París con un Sena un poco más ancho”.
Fue creador en 1990 de la Academia Nacional del Tango de Argentina, con el objetivo de difundir el Tango en el mundo, al momento de fallecer era presidente de ésta.
Ante la insistencia de un periodista, cuestionado sobre su nacionalidad respondió: “Yo no entiendo que haya dos países, a mí me tocó nacer en el justo medio del Río de la Plata”.
A continuación mi sencillo y sincero homenaje al poeta del dos por cuatro, Horacio Ferrer  con el poema de mi autoría que fuera galardonado con el 2º Premio en el Concurso “Alberto Pocho Domínguez” de Poesía Ciudadana convocado por la Academia del Tango de la República Oriental del Uruguay en el año 2007.

ESCOLLERA SARANDÍ


Un domingo de julio
llueve.
El viento iracundo y helado
rompe el silencio inaudito.
Montevideo
ciudad mágica
entre el mar y el cielo.
La calle está sola
una cafetera la cruza
es del tiempo del ñaupa.
Un canillita parado
en la puerta del boliche
con su grito
invade el empedrado.
Surgen pedacitos de nostalgia
nada queda del ayer.
Quizás el viento recuerde algo
atrás quedaron voces…
El diluvio persiste.
Agua terca.
Lenta tristeza
penetra en los poros
de la cotidianeidad.
A lo lejos un linyera
deambula extraviado por la escollera
cargando su imagen encorvada
que ya escuché en un Tango.
De pronto,
lanza una piedra al agua
que despierta la brisa marina,
de aromas salobres.
En el horizonte,
designios del destino            .
Los mástiles del “Calpean Star”
siguen devorando almanaques
y rasgan el gris impertinente
de la tarde.

 

 

LA 2ª INVASIÓN INGLESA Y EL ORIGEN DE LA PRENSA EN URUGUAY
Por Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez

Durante la segunda invasión inglesa al Virreinato del Río de la Plata, luego de la caída de Montevideo el  3 de febrero de 1807, el  General inglés Samuel Auchmuty ordenó la creación de The Southern Star o la Estrella del Sur en el que se publicarán proclamas, bandos, edictos, órdenes generales emanadas de las autoridades, junto a documentos nacionales y extranjeros, opiniones y avisos.
Por lo tanto bajo la protección de las tropas inglesas se estableció la primera imprenta en Montevideo. El 9 de mayo de 1807 verá la luz el “Prospecto” para posteriormente el 23 del mismo mes salir el número 1 de “La Estrella del Sur”, por lo que la Banda Oriental, tendrá su primer periódico editado por los invasores ingleses, aquí encontramos el “embrión” de la prensa de la futura República Oriental del Uruguay.
Se publicaron siete números, un Prospectus y un Extraordinary, entre los meses de mayo y julio de 1807. Obvio es decir que era bilingüe, a pesar que el contenido en inglés no era exactamente el mismo que en español, difería por ejemplo en los avisos de remate o los dirigidos a las viudas de los soldados británicos caídos en combate.
El General Auchmuty más que para la trasmisión de noticias, crea al “The Southern Star” como un medio para comunicar propaganda en favor de Inglaterra. Como ejemplo trascribo lo que dice en su primer número:
“Vienen los ingleses no como conquistadores sino como defensores. Quieren emanciparos de la servidumbre y entregaros a vuestra justa libertad. Volved por un momento hacia el otro hemisferio y mirad el estado de la monarquía española degradada al imperio francés… ¿Cuál es la situación de sus provincias? No hay otro refugio que tomar sino acogeros a los brazos de Inglaterra”.
A pesar de la propaganda antiespañola y el elogio del sistema político del invasor, la defensa del liberalismo inglés en oposición del absolutismo español y que en sus ejemplares mostró la existencia de una pluralidad de formas de considerar las cuestiones políticas, además de promover el libre comercio y alabar la lealtad a la Corona Británica como alternativa para promover la independencia de la Corona Española, los ingleses serán derrotados en Buenos Aires y expulsados de Montevideo.
Luego de ser vencidos los británicos se retiraron de Montevideo en setiembre de 1807, la Estrella del Sur fue cerrada y las máquinas que la imprimían fueron trasladadas a Buenos Aires, la capital virreinal. Considero importante transcribir síntesis de opiniones de historiadores clásicos sobre la trascendencia de prédica que tuvo la “Estrella del Sur” entre los habitantes de la antigua Banda Oriental:
Bauzá consideró: “La influencia moral que ejercieron en el espíritu de los habitantes del Uruguay estas, cosas, dichas en voz alta y por órgano de circulación pública, fue grande. Sin que ellas hicieran más simpáticos a los ingleses en el concepto general, empezaron a enfriar el sentimiento de amor al gobierno español por el conocimiento de sus faltas y errores”.
“Se comprendió que tenía razón La Estrella, y bien que nadie sintiese deseo de cambiar de soberano, eligiendo por suyo al inglés, cuando menos pensó alguien que podía pasarse el país sin ninguno”.
Mitre externó: “Reveló a los americanos la decadencia de España, presentándoles en perspectiva una felicidad que no habían conocido jamás. La Audiencia, que prohibía la circulación de los papeles ingleses bajo las más severas penas, reconocía la eficacia de esos ataques… “Y más adelante:”… depositando en ellos los gérmenes fecundos de la independencia y la libertad”.
Carranza en primera instancia dijo que habían generalizado “entre nosotros pobres colonos, las ideas salvadoras de libre comercio y mejora de condición social”, y además: “nuestro país no hubiera llegado jamás a su virilidad ni la América Latina habría despertado de su profundo letargo”.

 

 

 

CUENTO                            2º Premio-Categoría: Narrativa Internacional
Conmemorando en Centenario del nacimiento
de Armonía Somers- Pando- Canelones
Septiembre 2014

                                    EL JAZMÍN DEL POETA 

                                                     Autor: Washington Daniel Gorosito Pérez

          A  la memoria de Amado Nervo (México 1870-Uruguay 1919)

Aquella tarde, al igual que otras, Don Giusseppe cargaba su canasta de

jazmines en el brazo izquierdo. La rambla montevideana se extendía hasta

perder su serpentear en el horizonte
.
Era domingo, ese día tan especial añorado durante toda la semana. No con el

objetivo de las parejitas jóvenes que veía pasear alegremente de la mano y

 lanzarse miraditas provocativas y susurros al oído. Pero, ¿Qué hacía él ahí?

Su pregón con acento siciliano,”jazmine, jazmine, jazmine, jazmine”; no sonaba

extraño en un joven país que había abierto de par en par sus puertas a la

inmigración. Por momentos la ciudad, se comparaba con la Torre de Babel.

Chispazos llegaban a su mente de la pobre infancia insular, una adolescencia

en los olivares trabajando a brazo partido. Luego, la gran decisión: ir a hacer “la

 América”.

Los comentarios vertidos en las cartas por los ya idos, se hacían gigantes en

 las repeticiones de las madres del pueblo.

El viaje, él y Antonieta solitos con su amor y sus sueños hacia tierras extrañas,

al poco tiempo, el accidente en la fábrica. Su saldo: la pérdida de la mano

 izquierda.

Adiós al trabajo, bienvenidas las necesidades. Y como si fuera poco,

 inmediatamente la enfermedad de Antonieta. Los pocos ahorros se fueron en

 medicinas, doctores,  y para colmo de males, un desenlace trágico.

Sólo le quedaba el consuelo de haberla amado como a nadie. La soledad se

 hacía insoportable, los recuerdos más…

Al ver esas parejas de jóvenes no se  le despertaba envidia; era un hombre

 bueno; pero el pensamiento era “que no fueran a sufrir como él”.El domingo

significaba buenas ventas y el recuerdo de las caminatas por la rambla con

 Antonieta.

Sin importar clases sociales, la sociedad montevideana se encontraba allí en

 pleno las tardes de domingo. Los galanes obsequiaban blancos jazmines a sus

 amores.

Había decidido cambiar de sitio; la inauguración de la mole blanca, bautizada

con el nombre de”Parque Hotel”, llamaba a los curiosos hasta formar multitudes

 que observaban el coloso de color blanco.

 

Pasaban dos paseantes a su lado y comentaban lo maravilloso de la obra, oyó

 decir a uno de ellos que ”era de estilo ecléctico y afrancesado”.

Corría el mes de abril de 1919, en Uruguay se vivían años de bonanza,

 exportando materias primas al viejo continente.

La clase alta a través de frecuentes viajes a Europa, adquiría un modelo de

vida, a imagen y semejanza del parisino de la época, conocido como ”Belle

Époque”.

Montevideo, su capital, se erguía junto a su hermana Buenos Aires de allende

 el Plata, en centro económico y cultural del momento. Y Giusseppe aportaba

jazmines…

Una tardecita otoñal, vio llegar a un hombre delgado, enjuto, de ojos tristes,

 calva pronunciada sobre la frente; traje gris impecable, y un caminar lento,

 pausado.

Éste, se inclinó sobre la canasta, le entregó un peso oro, tomó un jazmín y lo

 colocó en la solapa derecha del saco.

Giusseppe al querer darle su cambio, recibe como respuesta un leve ademán

con la mano derecha y la palabra”gracias”.

El caballero se retiró lentamente, cruzó la avenida seguido por la mirada del

vendedor. Su pago correspondía a la venta de media canasta; sólo quiso una

para el ojal.

Y entró en el Parque Hotel.

Giusseppe sonrió, tomó su canasta; la llegada del misterioso cliente coincidía

 con las últimas luces del día; un sol carmesí, moribundo, se reflejaba en el

agua.

Se fue caminando lentamente con el peso de los años a cuestas.Al día

siguiente, decidió caminar por la rambla, la brisa se sentía fría, pronóstico de un

 invierno crudo y tempranero. Esta era la peor época del año para las ventas.

Su amigo Mario, el florista,  después del accidente lo había metido en el

negocio “Venda jazmines, es como la flor nacional, a todos les encanta”
.
Había tomado la canasta que estaba arrumbada en un  rincón del dormitorio;

bueno era un decir, era la única habitación multifuncional, exceptuando el baño.

Esa canasta era la que Antonia usaba para vender “Pannetone” casero, que

amasaba con sus propias manos.  ¡Cómo extrañaba aquellos olores!

Con esos recuerdos en su mente y sin darse cuenta llegó frente al Parque

Hotel. Se sentó en el muro de cemento frío, la canasta a su lado parecía estar

rebosante de copos de nieve.

A lo lejos se divisaba la Isla de las Flores. Según le contaron, llevaba el nombre

 por un ex-presidente que hizo construir una cárcel en la misma para sus

opositores.

El vuelo de una gaviota, casi suspendida en el aire, parecía marcar el sendero

por el que venía aquel hombre caminando.

Se le veía encorvado, con su mirada en el suelo. Al llegar donde Giusseppe,

metió su mano en un bolsillo del saco, extrajo un peso de oro y tomó el jazmín;

repitiendo el ademán de días anteriores, lo llevó hacia la solapa, colocando la

flor.

 

Con voz varonil agradeció y cruzó lentamente la calle, luego de dejar pasar un

 Ford T con su acostumbrado ruido, y se metió en el Parque Hotel.

Don Giusseppe apenas alcanzó a contestar el saludo; nuevamente declinó

recibir el cambio cortésmente .Al extraer la flor de la canasta; el caballero fue

 observado minuciosamente por el vendedor.

Éste miró atentamente una bandera en la solapa izquierda del hombre. Tenía

los mismos colores que los de su lejana Italia, se diferenciaban por lo que

parecía ser un águila en el centro.

No se atrevió a preguntar.

Mueren los días, la brisa se convierte en frío, la acompañan lloviznas. El agua

corre raudamente por los cristales de la ventana.

Giusseppe decide visitar a Gianni, un Paisano que vende periódicos.

Con él practica el trueque. Después de platicar sobre sueños no realizados, le

deja un ramo de jazmines para su esposa y trae periódicos viejos con los que

envolverá su mercancía.

Ha pasado el mediodía, sube al tranvía y regresa a casa. No ha parado de

llover, otro día perdido. Deja los periódicos sobre la mesa, se prepara un té y se

 sienta a ojearlos.

Toma al azar un ejemplar del diario “El Día”, el del Partido Colorado. Al ver la

 primera página, sus brazos se ponen tensos, la respiración se entrecorta,

 aprieta el periódico.

Ve la foto del hombre de mirada triste, el caballero misterioso; el titular a varias

 columnas rezaba:”Al amanecer de este día, los médicos rodeaban su lecho”.

  Entre ellos no había consuelo: lo inevitable era inminente.

La dolorosa noticia circuló inmediatamente por toda la ciudad de Montevideo, el

 poeta Amado Nervo había fallecido en Uruguay. Se conoció la triste noticia en

su patria lejana, México y en el mundo.

Nubes oscuras epilogaban la jornada. Continúa lloviendo muy penosamente.

Levantó los ojos del periódico en los que tenía lágrimas de verdad.

Era él. El caballero del jazmín en la solapa.

 ¡Estaba muerto!

 

 

 

 

 

OCTAVIO PAZ Y SU PREFERENCIA POR EL POETA URUGUAYO
JULIO HERRERA Y REISSIG


A 100 Años del nacimiento de Octavio Paz
Ciudad de México 1914- 1998
El Escritor uruguayo Julio Herrera y Reissig (1875- 1910)  perteneció a la denominada Generación del 900, la cual más allá de lo literario tuvo como curiosidad el trágico fallecimiento de algunos de sus integrantes muy jóvenes, el primero de ellos fue tristemente Julio.
Según el crítico uruguayo Emir Rodríguez Monegal esta generación de actuación intensa y transformadora se desarrolló entre 1895 y 1925. Julio era sobrino del Presidente Julio Herrera y Obes y nació en una hermosa mansión del barrio del Prado de la capital uruguaya,  Montevideo.

 


Sus primeros trabajos estuvieron vinculados con el  que hace público, hasta que posteriormente decidiera dedicarse de tiempo completo a la creación poética. Publicó en 1898 su primer poema, que recibió elogios del crítico Samuel Blixen, quien descubrió en este “poeta de veinte años” “muchas y valiosas condiciones: frescura de inspiración, espontaneidad admirable, novedad en las ideas”, e “imágenes que sorprenden por lo felices”.
Fue tal la calidad de la obra creada por Herrera y Reissig, exótica y de gran refinamiento, que ha sido equiparado a los grandes del Modernismo americano como Leopoldo Lugones y Rubén Darío.
Según el crítico argentino Enrique Anderson Imbert, experto en la historia literaria hispanoamericana, el estupendo uso de la metáfora que hace el poeta le llevó a descubrir en sí mismo “una prodigiosa fuente de metáforas” y que “no hay en nuestra poesía otro ejemplo así de ametralladora metafórica” destacando especialmente, la calidad de las mismas, el exotismo que abarca paisajes, épocas, costumbres, etc.
Las particulares vivencias de Herrera para acoger las influencias legítimas de los grandes poetas, sobre todo franceses, del siglo XIX, y “una cierta oscuridad de las significaciones (…) una manifestación del derecho del poeta a la más absoluta libertad”, son los rasgos con los que caracteriza en su estudio sobre Herrera y Reissig, Magda Olivieri.
Octavio Paz, ese mexicano universal que obtuviera el Premio Nobel de Literatura en 1990, en su estudio sobre la poesía moderna, Los hijos del limo (1974) no menciona a Julio Herrera y Reissig. Resulta difícil justificar la omisión en un poeta y crítico tan extraordinario. La única explicación es que precisamente lo que constituye según Emir Rodríguez Monegal uno de los mecanismos básicos de Herrera, la ironía, es lo que más puede incomodar a Paz. De acuerdo con sus teorías, la ironía disuelve la analogía, mina el mundo por su base al negar con su doble perspectiva simultánea, la correspondencia de un sistema único.
El ritmo del mundo en que se basa la analogía de Paz resulta subvertido por una poesía que opone la lucidez al éxtasis, la fractura a la coherencia, la discontinuidad al continuo. Como Paz, en su poesía, busca la preservación de la analogía universal, no tiene otro remedio que rechazar, e incluso ignorar una operación tan radical como la de Herrera.
Incluso Octavio Paz confesó que aún en aquellos poemas de Herrera en que algunos ven “una prefiguración de la vanguardia”, e él le parecen “una amplificación caricaturesca de las delicuescencias del modernismo”. Incluso consideraba a la obra “Los éxtasis de la montaña” como una de las más felices de nuestra lengua.
Reproduzco a continuación el diálogo mantenido en Montevideo, entre Octavio Paz y el escritor y periodista uruguayo, Rubén Loza Aguerrebere.

  • ¿Montevideo, qué es para usted?
  • Para mí Montevideo fue primero un nombre, una geografía y una literatura.
  •  ¿Puede decirme por qué?
  •  Desde muy joven leía a Herrera y Reissig. Entonces había una disputa entre quienes preferían a Leopoldo Lugones y Herrera y Reissig.
  •  ¿A cuál prefería?
  •  Yo era partidario de Herrera y Reissig.
  •  ¿Por qué motivos?
  •  Era un poeta muy interesante: introdujo su imaginación de manera muy importante en América Latina.

                      Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez

                                 

 

 

 

QUERIDO PINTOR SOLAR          
“Un día decidí partir por el camino del sol
Artista del Sol.                                                    en busca del arte”                           
Poeta del Sol.                                                    Carlos Paéz Vilaró 
Montevideo 1923- Punta Ballena 2014                        Pintor del Sol.                                                                 Uruguay
Hijo del Sol.
Escultor del Sol.

Chaú Sol…te queremos mucho.

El polvo de la nostalgia
cubre tu tamboril
“Mediomundo” lo mira triste
nadie lo tocará
Borocotó, chas, chas.
en el cielo eterno se oirá.

El polvo de la nostalgia
cubre tu tamboril
ahora es una escultura
transformada por tus manos
como con vieja  chatarra
generaste arte universal.

Mientras que del otro lado
llega del país hermano
un tango amargo
cruzando el río
desde el Tigre
con melodías muy grises
doloridas por tú partida.

Los arcoíris
de Casapueblo
nacidos de  tu paleta
no brillarán nunca igual
pintor, escultor y poeta.

Al ver volar a su hornero
esta vez sin un regreso
Casapueblo
ahora es silencio
en medio de tantas palmas y aleteos.

A su vez la luna
desprende un aroma a paz
que anuncia el encendido
de una nueva estrella torcaz
acariciada por un viento
que no la despeinará.

 

En Punta Ballena
nada enamora más que el mar
con sus olas rotas
el monólogo del agua
lo interrumpe un  pez de piedra
multicolor.           

 

Lujuria crepuscular,
se descorre el velo de la aurora
moneda flamígera en el horizonte
rojo que explota dolorido.

Estampas de los dioses africanos
raíces de la humanidad
que con tu pincel les regalaste
abrazos de mil colores
y volviste a iluminar
lo que era oscuridad
vos sos candil
artista del sol.

Sos churrinche,           
flor aérea,
de plumaje carmesí

 

mudaste de ser estrella
a nuestra ave nacional
en tu vuelo retarás
a los vientos que esclavizan
hombres, ideas y sueños.

A tu paso pintarás
con atrevidos brochazos
dos murales celestiales
con árboles gigantescos
para pájaros alegres
los que sabrán habitar
entre caleidoscopios enormes
de colores y tambores.

Al toque del Candombe
nuestro ritmo nacional
te decimos hasta luego
en la próxima “Llamada”
seguro sin anunciarte
nos vendrás a visitar
esperamos tú presencia
en un sencillo collage
de los retazos del alma
querido pintor solar.
Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez

 

 

HACE 20 AÑOS: “SE NOS FUE ONETTI”
Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez

 

Se gastaba el año 1994 y en uno de los múltiples viajes que realizábamos entre México DF e Irapuato en el estado de Guanajuato,  nuestro lugar de residencia, leo en voz alta la noticia que traía destacada el periódico La Jornada: “En España murió el escritor uruguayo Juan Carlos Onetti”, segundos después escucho la vocecita de nuestra hija María Camila, con sus tres añitos a cuestas diciendo: “Se nos fue Onetti”.
Ese gigante de la literatura que viera el mundo muy sur del continente americano, en Montevideo el 1º de julio de 1909, se había dormido para siempre en Madrid el 30 de mayo de 1994, donde residía en su exilio  con Dorothea (Dolly)  Muhr su esposa; quien le regaló con motivo de ese aniversario a la agencia española EFE para la que Onetti escribió durante años artículos mensuales una serie de comentarios sobre el padre de Santa María.
Como lo veía: “Humanista, curioso, tierno a veces, mal educado y obsesionado por la vida humana y por el sufrimiento que pueden causar los hombres”. “vivía para escribir. Su obra necesita el esfuerzo del lector, sus temas son duros e intensos, pero yo veo que los lectores crecen, sobre todo los jóvenes. Aunque Juan en el fondo es un humanista, y eso no lo entiende mucha gente”.
“Él nos dejó un párrafo maravilloso sobre la desgracia que dice que la desgracia hay que dejarla que se desgaste sola. Creo que da lecciones de vivir y de aceptar las reglas del juego”.
Si tomamos según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua que desgracia es un “suceso adverso o funesto”, recordemos que en 1967 perdería el  premio Rómulo Gallegos ante Mario Vargas Llosa, el jurado eligió la obra del peruano, La casa verde, sobre Juntacadáveres del uruguayo. En su momento Onetti, atribuyó el hecho a que ambas novelas trataban de burdeles, pero el de Vargas Llosa tenía orquesta.
El mismo Mario Vargas Llosa que posteriormente, en el 2010, recibiera el Premio Nobel de Literatura y que hace unos días fuera entrevistado en Lima- Perú por Gabriel Gargurevich dijo sobre el escritor oriental:
-¿Qué recuerda de Onetti?
-Ah creo que es uno de los grandes escritores de nuestra lengua. Uno de los grandes escritores modernos.
-¿Fue su amigo?
-Bueno, era difícil ser amigo de él… Sonríe como si recordara una travesura. Era tímido muy retraído, se aislaba inmediatamente detrás de ironías y sarcasmos. Pero cuando llegaba a atravesar ese exterior defensivo, era una persona muy tierna, muy débil, insegura. La vida breve me parece su obra maestra absoluta. Hombre, su mundo era más bien un mundo pesimista, negro… Quizá por eso nunca llegará a ser un escritor popular, pero creo que siempre será leído; es un escritor que creó un mundo propio, muy rico, muy original, con una espléndida prosa, con gran sutileza constructiva de historias. Creo que es un novelista que siempre tendrá lectores.
Aunque Onetti, le cuestionaba a su esposa lo contrario. “¿Quién va a leer a Onetti dentro de 20 años? ¿A quién le va a importar?, se preguntaba el autor que una vez explicó que cuando se ponía a escribir, “a  veces del tema más bonito, más simpático, más fantástico, siempre se le escapaba una veta de pesimismo. Como si me desmintiera a mí mismo. Como diciendo la vida no es así. Le sirve a un tipo que está dentro de mí”.
Y tenía en su historia de vida historias para cargar con ese pesimismo maldito; el 9 de febrero de 1974, Juan Carlos Onetti fue encarcelado por haber sido jurado del Premio Anual de Narrativa convocado por la revista Marcha, que premió el relato “El Guardaespaldas”, de Nelson Marra, posteriormente censurado por la dictadura. Onetti pasó parte de su detención en un psiquiátrico durante su detención. Tres meses después fue liberado y en 1975 decide residir en Madrid invitado por el Instituto de Cultura Hispánica.
Cinco años después en 1980 recibiría el Premio Cervantes de Literatura, la distinción más importante que se otorga en las letras hispanoamericanas. En ese entonces las autoridades del gobierno militar uruguayo le ignoraron, a tal grado que quien ocupaba la cartera de Cultura, el Dr. Daniel Darracq, dijo desconocer la obra de Onetti, aunque sí había oído hablar de él.
Sus últimos años de vida los vivió en la cama: “el lugar desde dónde se puede hacer lo mejor”, como hacer el amor, leer, o beber, le decía a Dolly el escritor. Cuando los medios dan la noticia de su muerte en la capital española dicen: “Fallece en la ciudad en que pasó los últimos 19 años, cinco de ellos sin salir de su cama”. Este año el del 20º aniversario luctuoso del escritor ha sido proclamado en España como el “Año Onetti”.
Una vez más en su país natal, la República Oriental del Uruguay, el “inventor de la novela latinoamericana moderna” pasó desapercibido ya que el ahora gobierno progresista no tenía previsto ningún acto oficial por esta efeméride. El Director General de Cultura, Hugo Achugar, al ser consultado argumentó que “Uruguay tiene tantos y tan buenos artistas que no es posible conmemorar todos los aniversarios redondos, con cero”. “El Estado no puede hacerse cargo porque si no nos la pasaríamos de conmemoración en conmemoración”.
Vaya mi homenaje con este poema al padre de Santa María, el territorio imaginario, localizado en algún lugar del Río de la Plata a donde ambos pertenecemos y donde solía situar sus obras.

SANTA MARÍA de ONETTI
“Por eso fabriqué Santa María
fruto de la nostalgia de mi ciudad”
Juan Carlos Onetti
Ficción dentro de la ficción.

Un sauce se arquea
para beber en el río de aguas café.

Santa María,
inmune al desgaste
de las horas y los elementos.

Santa María,
inventario del olvido
a lo largo de la costa.

Santa María,
intrincado mundo interior
cubierto de tinieblas
blanquicientas como espuma.

Santa María,
mirada fija y circular
el cuerpo ante un espejo
reflejando vergüenzas
e infamias olvidadas
que son gotas de vida.

Santa María,
el silencio sobrevive a las palabras
la muerte de la noche te hace dormir,
adiós al insomnio.

Santa María,
riachuelos de estrellas
caen sobre el astillero
y el “Dios Brausen”
desde su ventana ve difuminarse la ciudad.

 

 

 

CON LA MUERTE DE BENEDETTI “HEMOS PERDIDO Y HEMOS GANADO”
Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez

Uno se va acostumbrando a la idea de que la muerte es obligatoria,
que se va a hacer, a mí no me gusta morir, pero tengo que aceptarlo.

Mario Benedetti

 

El título de este escrito es una parte del pensamiento que externara el escritor portugués José Saramago, galardonado con el premio Nobel de Literatura en 1998 al enterarse el fallecimiento del escritor uruguayo el 17 de mayo del 2009; aunque la frase seguía: “porque ahí están sus libros, que afortunadamente nos sobreviven”.
En efecto como dijo Saramago, nos quedan sus libros, y en ellos, tanto los de su autoría como algunos de los leídos por el poeta oriental y que forman parte de su biblioteca personal en la ciudad de Madrid, con más de 6000 volúmenes, se encuentra un importante objeto de estudio: las anotaciones que escribió el escritor en las márgenes de sus libros.
Las mismas nos muestran a un poeta comprometido con su tiempo y sumamente perfeccionista con su obra. Muchos de esos apuntes nos llevan a decodificar que aún después de haber sido editados, Benedetti sometía nuevamente a correcciones sus obras, como si fuera un corrector de pruebas de sí mismo.
Conceptos vertidos por la directora del Centro de Estudios Iberoamericanos de Mario Benedetti (Cemab), Eva Valero, institución cultural ubicada en la Universidad de Alicante (Universitat d´Alacant). Recordemos que el escritor uruguayo vivió parte de su exilio en la capital española y donó a dicha institución de Educación Superior en el 2006, su biblioteca personal madrileña.
Sus fondos contienen, al escritor comprometido con su obra, al escritor del compromiso social, al escritor amigo de los escritores contemporáneos y al estudioso”, resumió Eva Valero.
El abundante material de la biblioteca personal de Mario Benedetti en Madrid, se divide en tres secciones: literatura (que cuenta con ediciones con la dedicatoria a Benedetti de sus autores y libros comprados por el propio literato).
Revistas (sobre todo de temas latinoamericanos) y un apartado denominado general (antropología, cine, sociología, economía, e incluso futbol, entre otras áreas del conocimiento). En esta última sección se encuentran ejemplares que fueron subrayados por el autor con rotulador de color amarillo y tiene anotaciones del poeta, que dan según Valero, “la medida y la dimensión de su preocupación social, histórica y política”.
Curioso, estudioso y preocupado por todo lo que sucedía a su alrededor, tenía también en su biblioteca del exilio en Madrid, obras de escritores coetáneos, muchos de ellos amigos suyos: Juan Gelman, Roberto Fernández Retamar, Ángel González, José Luis Sampedro, Maruja Torres, Juan Madrid, Luis García Montero, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa o Julio Cortázar, entre muchos otros.
De la lectura de esos y otros autores, Benedetti extraía frases e ideas que le llamaban la atención y las escribía como tesoros en folios que los dejaba entre las páginas de los ejemplares una vez leídos.
Como dato curioso, se han hallado dentro de sus libros “pequeños papeles donde anotaba algunos poemas suyos que iba a leer en un recital, lo que delata que era lo que le gustaba al escritor de su propia obra.
“La derrota es una acción. El exilio es una acción. Sueños de acción (…) la literatura es un producto social”; reflexiona Mario Benedetti en uno de sus apuntes.
Comprende uno que Benedetti, el poeta de la acción y de los sueños, que clama para que no nos rindamos ni claudiquemos, está detrás de esas líneas.
No hay dudas que estos recientes hallazgos en la biblioteca del escritor uruguayo Mario Benedetti, ayudarán a hacer “arqueología literaria” para reconstruir parte de su vida y obra. Acertadas las palabras María Simón la Ministro de Educación y Cultura de la República Oriental del Uruguay, posteriores al fallecimiento del poeta: la obra de Benedetti “es muy nacional pero de proyección internacional”.

 

CORRESPONDENCIA JUAN CARLOS ONETTI- OCTAVIO PAZ
BUCEANDO EN LA HISTORIA- FEBRERO- MARZO- 1982
Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez


Las cartas o antiguamente denominadas epístolas, son un elemento muy importante para los investigadores. A continuación la transcripción de dos de ellas que intercambiaron el escritor uruguayo Juan Carlos Onetti (1909- 1994) ganador del Premio Cervantes de Literatura en 1980 y el mexicano Octavio Paz (1914- 1998) quien obtuviera ese galardón en 1981 siendo integrante del jurado que se lo otorgara, el propio Onetti. El contenido de las mismas se transforma en un muy valioso documento histórico- sociológico,  máxime teniendo en cuenta que ambos literatos representan a las mentes más lúcidas, más críticas y certeras cada uno con su estilo e ideología, que generó América Latina en el siglo XX. Vaya también como parte del homenaje  a Octavio Paz al conmemorarse el 31 de marzo, 100 años de su nacimiento.

Madrid, 15 de febrero de 1982
Querido O. Paz.
Mucho te agradezco el envío de la fotocopia de parte de un libro tuyo en que se me nombra y se hace la crítica de la reiterada intervención de los dictadores de nuestra pobre América en asuntos culturales y su libre expresión. También agradezco la versión de tú Número 185 Abril con referencia radial y los muchos elogios que ella contiene y que, sinceramente, no sé si los merezco.
Personalmente considero un poco absurdo que se haya fraguado una fricción Paz- Onetti. Ignoro que versiones te llegaron de mi intervención en el jurado para el Premio Cervantes del año 1981. Quiero decirte algunas verdades que son definitivas porque las escribo bajo palabra de honor.
Cuando integré el jurado en el último Premio Cervantes supe de inmediato que ya te estaba adjudicado. Luego del fallo asistí a una conferencia de prensa en que me extendí elogiosamente sobre tú intento, siempre vano, de explicar que es México y los esfuerzos que tú habías hecho mediante tus libros para también decir a nosotros, hispanoamericanos, y tal vez resolver, el problema llamado México. Acaso pasados algunos siglos esa actual gigantesca confusión pueda alcanzar límites respetables de claridad.
En esa conversación con periodistas, quiero asegurarte y reiterar que expresé con admiración la calidad de tu obra. Luego de la conferencia un grupo de aprendices de periodistas, siempre jóvenes y simpáticos, me acorralaron asegurando que se veía en mis ojos que había votado por Alberti.
Un año atrás, los mismos periodistas me preguntaron que si yo hubiera sido miembro del jurado, por quien habría votado. Les contesté, y espero que también de esto te hayas enterado, que hubiera votado por Octavio Paz. Considero y consideré que tu obra era más importante que la mía porque tú te habías dedicado, con extraordinaria inteligencia y voluntad de comprender, a los problemas de esa tan diversa América en que nacimos.
Lo mío no era, y espero que lo siga siendo, nada más que un conjunto de obras de ficción en que lo único que me interesaba era mi yo enfrentado y tal vez unido a las peripecias de muchos personajes que la vida me impuso o que acaso yo haya imaginado creo que con esto queda disuelto todo mal entendido que haya llegado a tú país.
Ratifico, sí, que cuando los chicos aludidos me rodearon y acribillaron con preguntas, les dije que mucho lamentaba tu actual inclinación hacia la derecha y tu saludo radial a un buey paranoico y esquizofrénico que se ha metido en una tienda de porcelana. Bien sabes a que me refiero; y les expresé a los muchachos que mucho temía que Octavio Paz elogiara algún día al sargento Haig. Eso y exclusivamente eso es lo que ha motivado sin duda tu reacción que sigo considerando amistosa.
Comprendo, tal como lo comprendí en su tiempo, que te haya dolido la incautación que realizaron sub- intelectuales comunistas de tu revista Plural que fue durante muchos años la mejor publicación literaria que se haya hecho en nuestros países y hoy es un pasquín dirigido por los comisarios del partido comunista.
Esto explicaría, tal vez, ese cambio, para mí triste y sorprendente, de varios importantes escritores americanos que un día fueron jóvenes- la apasionada juventud de los veinte años- y que ahora no tienen reparo en escribir y confesar su acomodo, su deseo de acomodo bajo las alas, desgraciadamente siempre poderosas y llenas de cariño, del imperialismo contra el cual, en un tiempo pasado, tanto tú como yo hemos luchado sin lograr buen éxito.
Nunca hubo amnesia: sólo ignorancia de lo que habías escrito y dicho sobre el abajo firmado. Queda otro aspecto. Recuerdo haber dicho a los jóvenes periodistas que consideraba tú poesía admirable y tan emparejada con la de Borges pero, para mi pobre sentido crítico, era, como la otra, en exceso hermética y cerebral.
Querido Octavio, los tiempos cambian y los años pasan. Como tú sabes, ya estoy viejo y mucho le temo al frío. De todas maneras haré lo posible para abrazarte con motivo de tú consagración el próximo jueves 23 de abril.
Juan C. Onetti

10 de Marzo de 1982
Querido Juan Carlos:
Gracias por tus líneas. Sabía que contestarías: eres un hombre generoso. Me has conmovido. Lo que escribí sobre ti es más bien insignificante y no tienes nada que agradecerme. Comprendo tus juicios sobre mis versos y mi prosa aunque, claro, no los comparto. Pero no fueron tus opiniones literarias sino las políticas las que me irritaron un poco y me entristecieron otro poco. ¿Cuándo y dónde he defendido a Reagan? En un artículo de una serie, publicado en El País y en otros diarios, después de lamentar la mediocridad de los dos candidatos (Carter y Reagan), intenté explicar las razones de la elección de este último.
Escribí que entre los grandes electores de Reagan- además del mal estado de la economía, la incoherencia de Carter y los reveses internacionales de los Estados Unidos- se encontraban aquellos que, como Brejnev y Castro, con sus actos y sus palabras, unos y otras agresivas fortalecen a los conservadores en todo el mundo. Sigo pensando lo mismo.
Como mexicano comprendo muy bien tus sentimientos frente a los Estados Unidos. Esos sentimientos fueron los míos y en buena parte lo siguen siendo. Pero me parece que tus ideas políticas pertenecen a otra época. Tu caso no es excepcional: la petrificación ideológica es un mal generalizado entre los escritores y los intelectuales latinoamericanos.
Acusar a los “gringos” por la existencia de dictaduras en la mayoría de nuestros países es un recurso fácil. En el siglo XIX echábamos la culpa a los “godos” y a los “gachupines”. Los chivos expiatorios cumplen una función psicológica pero no sustituyen a las explicaciones. Los yanquis se han aprovechado de la inestabilidad política de nuestros pueblos, la han fomentado y han apoyado a los Somoza y los Trujillo.
Pero no han sido los inventores de la anarquía y el militarismo: América Latina ha vivido entre la demagogia y la tiranía porque esos males están inscritos en nuestra historia. Para extirparlos hay que hacer antes, un examen de conciencia: pensar en nuestra historia. Apenas si necesito aclararte que no pretendo disculpar al imperialismo yanqui ni negar su funesta influencia.
Por otra parte, incluso si fuese cierto que el imperialismo norteamericano es el único o principal responsable de esa catástrofe histórica que se llama América Latina, la situación ha cambiado radicalmente desde que Castro entregó la revolución cubana a los rusos. Desde entonces la dictadura burocrática que ha usurpado el nombre del socialismo- y que es el régimen más reaccionario y obscurantista de este final de siglo- tienen algo que no tuvieron antes ni Napoleón III, la Reina Victoria, Guillermo II y los antiguos imperialismos europeos: una base política y militar en América.
Seguir la prédica en contra de los gringos y no ver la aparición en nuestras tierras de otro y más feroz imperialismo, como hacen tantos escritores e intelectuales latinoamericanos, es enterrar la cabeza no en la arena, como los avestruces, sino en el polvo de la propaganda y los lugares comunes. Esta actitud revela cansancio moral y frivolidad política.
Un abrazo de tú lector que te admira.

Octavio Paz

 

 

       JAULA POÉTICA

 

                                                  Mención Especial
Concurso Literario “Armonía Somers”
Asociación de Escritores de Pando- Canelones- Uruguay
225 Años de Fundación de la Ciudad de Pando
Noviembre- 2013

La poesía debe ser hecha por todos.
Lautréamont

                                            Los boliches están vacíos;
sólo una sombra camina por los pasillos.

                                             Se cierra el día inexorable,
el borrador de las conciencias nocturnas
huye por las cornisas,
techos mudos y mojados.

                                             En la tarde, llovió a baldes,
es decir,
a montones.

                                             Por la calle del tiempo
vuela el polvo del olvido,
azotado por el látigo
lento y doloroso de las horas.

                                             Todo seguirá en su lugar,
los libros ahogados en sus tintas,
ríos de letras oxidadas
de cobrizos colores.

                                             Las palabras son testigos,
poesía eficaz eternamente,
verbos conjugados a sol y luna,
metáforas,
imágenes ciegas,
escritas sobre mesas chuecas,
dócil, frágil, volátil,
como una hoja seca
retando al viento.

 

                                             Estás encerrado en tu jaula de papel,
viviendo la soledad del pétalo
como un grano
en un reloj de arena.

                                      Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez

 

 

SERPENTINA DEL TIEMPO

2º Premio Poesía sin Rima
Setiembre 2013
6º Concurso Literario Internacional
Club de Leones de Rocha-Uruguay

En el ruinoso zaguán de los exilios
cincelo fonemas,
atrapo imágenes,
acuño palabras.

Rodeado de cerros verdiazules,
se juntan los vientos que mueven
mil molinos,
y
las hojas entonan
su danza circular
elevándose al cielo gris.

Voy andando,
¡no! cojeando,
por los caminos del hombre
y de Dios.

Mientras,
las campanas de la Catedral
cincelan la tarde
que quiere dormir
a pesar del eco de los pasos
del rebaño que marcha silencioso
y
de las bocinas malhumoradas.

Enciendo la parafina
de un poema triste,
una ecuación de amor
sin resolverse,
que parece atesorar
algunas de las múltiples historias de amor o desamor
que atesoran los bancos de la plaza del pueblo.

 

En la serpentina del tiempo
las palabras marcan un camino
de fuegos interiores
donde toda la genealogía
de los colores
es puesta en discusión
como la clausura ambigua
de un tratado de paz.

Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez

 

 

LOS CHARRÚAS SEGÚN UN GEÓGRAFO ESPAÑOL EN 1751
Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez

Francisco José Millau, fue designado miembro de una de las comisiones demarcadoras de límites con Portugal, que bajo el mando del Marqués de Valdelirios se dirigieron en 1751 hacia el Río de la Plata. El entonces Alférez Francisco Millau realizó importantes trabajos y levantamientos de planos y mapas que acrecentaron su renombre de geógrafo y cartógrafo meticuloso y exacto.
A su regreso definitivo a España y como ampliación a su labor cartográfica, Millau escribió la Descripción de la Provincia del Río de la Plata. Allí informa noticias del Puerto de Montevideo y de las luchas contra el indio. Comparto el siguiente fragmento de dicha obra que contribuye notablemente al estudio y esclarecimiento  del pasado de la Banda Oriental o Banda de los Charrúas como la llamaban a principios del siglo XVII los habitantes de Asunción del Paraguay.
“Entre la costa del Norte del Río de la Plata y al Este del Uruguay hasta las tierras de los Guaranís habitaban antes tres naciones infieles que se han consumido en la mayor parte, y su número hoy no pasa de trescientos a cuatrocientos hombres de armas conocidos por el nombre de Minuanes.
Éstos mantienen lo más del tiempo paz con la ciudad de Montevideo, en la que hay más apariencia que realidad, pues al mismo tiempo que algunos de ellos vienen con frecuencia a esa Ciudad con pretexto de manifestar su buena voluntad.
Y es más bien con el fin de embriagarse con las bebidas que procuran y llevarse lo que pueden bien o mal adquirido, están otros compañeros suyos ejecutando daños en las haciendas, en cuyas vecindades viven, o por lo regular ayudan para sus robos a los Portugueses y otros vagamundos disculpándose, se les reconviene de sus hechos, que han obrado algunos malos que hay entre ellos contra la voluntad de los demás, y prometiendo castigarlos.
Es cierto que su vecindad hace mucho daño y es de gran perjuicio a todos los establecimientos que hay por aquella parte, y que convendría mucho, cuando no se pudiesen esos indios reducir por bien a vivir en parajes determinados, donde estuviesen a la vista sus familias, intentarlo conseguir por fuerza, lo que si fuere preciso ejecutar en adelante, costará mucho más dificultad, si se les deja aumentar el corto número que hay de ellos al presente.
La nación Charrúa ocupa el terreno que corre entre los Ríos Paraná y Uruguay hasta las tierras de los Guaranís. Su número no dejar de ser grande, aunque muy disminuido del que existía en tiempos pasados, en los que acometían con frecuencia los pueblos recién fundados de los Guaranís por aquella parte, que se vieron precisados a amurallar los más inmediatos a ellos por sus continuos insultos.
Padeció igualmente en sus principios de la persecución de éstos la población de Sa Fee, hasta que pudo, ya más fomentada, rechazarlos y destruir en gran parte. Al presente se hallan dos pueblos de indios reducidos de esa nación, uno en las cercanías de esa Ciudad y el otro es el pueblo de Santo Domingo Soriano, de que se ha hablado.
En éste se han agregado a ellos otros indios únicos de una nación que llamaban Chanas, y alguna gente de mezcla, formando bastante vecindario. Los demás Charrúas que habitan en aquel gran terreno solos, se mantienen pacíficos, sin que intenten de mucho tiempo a esta parte alguna hostilidad contra los Españoles, ni con los Guaranís, y tampoco inquietan en ninguna manera las navegaciones de las embarcaciones que trafican continuamente por los Ríos Paraná y Uruguay, desde las que se ven siempre muchos de ellos campear a caballo por esas tierras y acercarse a las orillas”.

      

EL ESCRITOR URUGUAYO HORACIO QUIROGA NOS LEGÓ
EL DECÁLOGO DEL PERFECTO CUENTISTA


En el apogeo de su excelencia como narrador, Horacio Quiroga sintetiza magistralmente el arte perfecto del cuentista: posee originalidad, fuerza dramática, precisión, realismo, objetividad, y muchas otras virtudes que enriquecen su prosa narrativa.
Quiroga, es por sus características, el arquetipo del cuentista; es un restaurador y dignificador de ese difícil género. Difícil por ciertos rasgos que le son propios, pues el cuento presenta sólo un momento, un trozo, un lapso, en tanto que la novela pretende de forma más ambiciosa darnos la totalidad de un destino. Por lo que para alcanzar su perfección, el cuento debe apresar en sus escuetos límites lo esencial, sin desarrollos superfluos.
Desde el punto de vista de su técnica de escritor, es interesante señalar un pequeño canon estético, muy meditado por Quiroga, en el que recomienda a los aprendices de narrador una serie de observaciones técnicas recogidas durante los años del difícil aprendizaje.
El Decálogo del perfecto cuentista de Quiroga tiene la precisión rotunda, segura y reflexiva de un verdadero tratado de estética literaria, donde va a resumir en diez reglas los principios técnicos fundamentales para llevar a cabo el arte del cuento.
Horacio Quiroga lo escribió imperativamente, en él utiliza sentencias breves y absolutas que revelan  las principales etapas  de su experiencia artística. En estas sentencias se nota que los principales sentimientos animadores de su arte literario son la voluntad y el amor. Voluntad para sobreponerse a las decepciones, para tener paciencia, para no soñar demasiado con la gloria.
Y amor abundante para dedicarse enteramente a la vocación que se ha adueñado de él con todas las fuerzas del espíritu y del corazón. Con esto dos sentimientos claves como núcleo de la creación, Horacio Quiroga se “aventura” a dar consejos técnicos que hoy en el siglo XXI, permanecen más vigentes que nunca para cultivar ese maravilloso género que es el cuento:

  • Necesidad de tener un maestro al comienzo de la carrera (sentencia primera).
  • Confianza en las propias fuerzas y aptitudes evolutivas (sentencia segunda).
  • Desarrollo de la paciencia para crecer literariamente (sentencia tercera).
  • Desarrollo de la tenacidad, perseverancia y amor para el cultivo de la vocación (sentencia cuarta).
  • Necesidad de tener un plan determinado desde el comienzo de la narración (sentencia quinta).
  • Necesidad de despojar al lenguaje de adornos fútiles (regla sexta).
  • Eliminación de adjetivos innecesarios (regla séptima).
  • Dominio absoluto y conocimiento pleno de los personajes (regla octava).
  • Rechazo de la pluma cuando se vive aún la emoción, y depuración de ésta a través del tiempo antes de verterla en palabras (regla novena).
  • Consustanciación plena del autor, valentía con sus personajes- no con los amigos ni con el posible lector- por el logro de la vida en el cuento (regla décima).

Un cuento es una novela depurada de ripios, escribió también Horacio Quiroga en la sentencia octava de su Decálogo. Cierto es que a continuación, rectifica y agrega: Ten esto por una verdad absoluta, aunque no lo sea.

Y desde luego no lo es, pues cada género tiene sus reglas, y el cuento tiene las suyas en grado no menor que otros, que por cierto son por completo distintas de las que caracterizan a la novela.

El Decálogo encierra puntos de vista muy positivos y valiosos que corresponden a la técnica narrativa cultivada por el autor. Entre las reglas se destaca, por ejemplo, la que aconseja que todo debe obedecer a un fin previsto y deliberado, sin dejar margen alguno para lo improvisado u ocasional. Dice Horacio Quiroga:

No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra adónde vas. En un cuento bien logrado, las tres primeras líneas tienen casi la importancia de las tres últimas.

Este principio quinto parece inspirado en Poe,  trazando sus cuentos con rigor geométrico, concibiéndolos como un mecanismo de relojería donde ni el más pequeño engranaje puede sentirse independiente del conjunto de la maquinaria; recordemos que ningún narrador de habla hispana ha expresado tan vivamente el espíritu de los cuentos de Edgar Allan Poe como Horacio Quiroga.

Sin embargo, algunos críticos han señalado que Horacio Quiroga exageró en sus convicciones de apresar sólo lo esencial, despreocupándose hasta de la corrección gramatical. En la sentencia sexta se lee:

Una vez dueño de tus palabras, no te preocupes de observar si son entre sí consonantes o asonantes.

Desde luego, el espíritu que animó a Quiroga al escribir lo anterior está lleno de buena fe en cuanto a ir a la médula de lenguaje; pero le han censurado que llevó demasiado lejos tal indiferencia retórica. Algunos críticos no han podido menos que reconocer como un defecto la arbitrariedad de la prosa de Horacio Quiroga.

Considero esas opiniones demasiado ligeras dado que Quiroga subordinó la literatura a la acción, sin que por esa razón desdeñara o menospreciara el “arte de escribir bien”.

 Según el crítico uruguayo Emir Rodríguez Monegal, (Las raíces de Horacio Quiroga) uno de los más importantes estudiosos de la obra de Quiroga, este dice: “Conviene aclarar, ante todo, qué se entiende por escribir bien de acuerdo con las reglas de la Academia Española y con la autoridad de su Gramática y su Diccionario, desde ya se puede empezar a decir que no hay problema: Quiroga no escribía bien. No sólo porque cometía errores de sintaxis, anfibologías, y otros horribles pecados, sino porque empezaba por cometer el máximo: no importarle la Academia Española de la Lengua”.

Quienes apliquen a su prosa un examen externo, quienes utilicen cánones y reglas impuestos por una norma de buen decir nos e cansarán de encontrar en Quiroga materia suficiente para sus excomuniones. En este sentido es evidente que Quiroga no buscaba la perfección de la lengua (concepto elusivo que hace preferir cualquier gramatiquero a Cervantes, cualquier rimador neutro a Quevedo).

Si por escribir bien se entiende escribir de la manera más eficaz, comunicar con la mayor fuerza lo que se quiere decir; si por escribir bien se quiere hablar de lo que cada escritor quiere escribir, entonces Quiroga lo hacía. No porque siempre escribiera bien, sino porque en sus mejores cuentos ha conseguido lo que buscaba. Este examen interno es el único válido para determinar, estilísticamente, el valor de un escritor. Y es esto lo que no parecen haber advertido quienes nuevamente replantean el problema del estilo de Quiroga.

Quiroga, podría agregarse, era un cuentista; no era un orfebre, no utilizaba la materia idiomática como fin en sí, sino como un vehículo de su narración. Y la trabajaba intensamente y de una manera personal.

Es cierto que en su prosa suelen encontrarse algunos momentos confusos, incluso en ocasiones, cierto lenguaje desaliñado o algunos términos viciados, es imposible pensar que Quiroga no sentía la materia idiomática, que no tenía el menor escrúpulo o sentido de pureza verbal.

Ese supuesto desinterés por lo puramente gramatical, se compensa en Quiroga por su atención a lo expresado. La sustancia temática, en este caso intensidad vital, es notable en sus cuentos. El escritor oriental poseía la facultad de despertar el interés, urdiendo sencillas tramas en escenarios interesantes, con seres en constante tensión.

De ahí que los cuentos de Horacio Quiroga siguen siendo admirables piezas narrativas. Su sinceridad y su preocupación fundamental quedan expresadas en la siguiente declaración aparecida al ser atacado por los ultraístas del grupo “Martín Fierro”, Quiroga se defendió y a su escrito lo tituló:  “Ante el Tribunal” (1930). Aquí el escritor fingió estar ante el Tribunal de las nuevas generaciones ante las que debía explicar su manera de escribir y expresó:

“Luché porque el cuento tuviera una sola línea, trazada por una mano sin temblor desde el principio al fin. Ningún obstáculo, ningún adorno o digresión debía acudir a aflojar la tensión de su hilo. El cuento era, para el fin que le es intrínseco, una flecha que, cuidadosamente apuntada, parte del arco para ir a dar directamente en el blanco. Cuantas mariposas trataran de posarse sobre ella para adornar su vuelo, no conseguirían sino entorpecerlo. Esto es lo que me empeñé en demostrar, dando al cuento lo que es el cuento, y al verso su virtud esencial”.

Sin duda Horacio Quiroga hoy es un clásico de la literatura Hispanoamericana, además de su excelente obra, como buen Maestro nos legó su Decálogo del Perfecto Cuentista, quién sino él.

                           Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez

MARIO BENEDETTI ENCONTRÓ EL PARAISO EN CELAYA


Celaya, hermosa ciudad del Bajío mexicano, ubicada en la meseta central del país. Su nombre viene del momento de su fundación en que se le denominó “Villa de la Purísima Concepción de Zalaya”.
Este nombre en vasco significa “Tierra llana”. Nacida por mandamiento virreinal expedido en una fecha emblemática, un 12 de octubre de 1570, ha sido parte importante de la historia de México.
Durante la lucha por la independencia, sus calles vieron marchar encabezadas por el líder Miguel Hidalgo el 21 de septiembre de 1810, a las tropas insurgentes.
Posteriormente durante la Revolución Mexicana, del 13 al 15 de abril de 1915, esta tierra vio librarse la denominada Batalla de Celaya, en la que el general Álvaro Obregón triunfó sobre las tropas comandadas por el “Centauro del Norte”, me refiero a Pancho Villa.
En las últimas cuatro décadas del pasado Siglo XX, empieza a desarrollarse ocupando un lugar destacado en el área industrial, ganadera, agrícola y artesanal, además se transforma en un centro universitario de importancia en la región.
Ciudad donde nace un dulce típico del Estado de Guanajuato, la “cajeta”, esta palabra será el centro de nuestra historia. Se elabora con la mezcla de leche de vaca y cabra, y se puede degustar de diferentes sabores como, vainilla, nuez, coco o quemada.
En el Río de la Plata, región del continente americano de donde provienen los protagonistas de esta anécdota, a este dulce se le conoce como dulce de leche y la paternidad del mismo es una discusión permanente entre los pueblos hermanos de Uruguay y Argentina.
Corría el año 1967, cuando Mario Benedetti y Juan Carlos Onetti, viajan a tierras mexicanas a participar en el II Congreso Latinoamericano de Escritores.
Según el periodista Enrique R. Soriano Valencia, quien escribe en el periódico El Correo de Guanajuato la columna “Chispitas del lenguaje” dio a conocer una anécdota sobre la estancia de Benedetti y Onetti en México y la cajeta de Celaya.
La misma se la trasmitió don Gregorio Salvador en una entrevista, quien en ese momento era vicedirector de la Real Academia Española de la Lengua.
Comentaba el lingüista que el idioma unía a más de 400 millones de hispanohablantes y precisaba, que salvo pequeñas diferencias, casi siempre caen en lo gracioso, prácticamente no variaba el idioma español de país a país.

Ahí tiene el caso de la palabra cajeta, dulce típico de una ciudad de Guanajuato en México. Le voy a comentar una anécdota.  Cajeta es una palabra absolutamente impronunciable en Uruguay, Argentina y otros países de esa zona.
Cajeta en esos sitios es el órgano sexual femenino, pero dicho con la mayor crudeza. Pues bien, viajando por México (…) llegaron a Celaya, Mario Benedetti y Juan Carlos Onetti.
Ahí se toparon con grandes rótulos que anunciaban las más ricas cajetas, las más deliciosas cajetas del mundo, las más dulces cajetas. Admirados los dos escritores uruguayos, boquiabiertos contemplaban el desenfado para anunciar tan libremente una palabra censurada en su tierra.
Benedetti entonces tomó la iniciativa y se acercó discretamente a su compatriota y en voz baja le dijo:
“Yo aquí me quedo a vivir para siempre, ¡esto es el paraíso!”
Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez

 

MARIO BENEDETTI ENCONTRÓ EL PARAISO EN CELAYA


Celaya, hermosa ciudad del Bajío mexicano, ubicada en la meseta central del país. Su nombre viene del momento de su fundación en que se le denominó “Villa de la Purísima Concepción de Zalaya”.
Este nombre en vasco significa “Tierra llana”. Nacida por mandamiento virreinal expedido en una fecha emblemática, un 12 de octubre de 1570, ha sido parte importante de la historia de México.
Durante la lucha por la independencia, sus calles vieron marchar encabezadas por el líder Miguel Hidalgo el 21 de septiembre de 1810, a las tropas insurgentes.
Posteriormente durante la Revolución Mexicana, del 13 al 15 de abril de 1915, esta tierra vio librarse la denominada Batalla de Celaya, en la que el general Álvaro Obregón triunfó sobre las tropas comandadas por el “Centauro del Norte”, me refiero a Pancho Villa.
En las últimas cuatro décadas del pasado Siglo XX, empieza a desarrollarse ocupando un lugar destacado en el área industrial, ganadera, agrícola y artesanal, además se transforma en un centro universitario de importancia en la región.
Ciudad donde nace un dulce típico del Estado de Guanajuato, la “cajeta”, esta palabra será el centro de nuestra historia. Se elabora con la mezcla de leche de vaca y cabra, y se puede degustar de diferentes sabores como, vainilla, nuez, coco o quemada.
En el Río de la Plata, región del continente americano de donde provienen los protagonistas de esta anécdota, a este dulce se le conoce como dulce de leche y la paternidad del mismo es una discusión permanente entre los pueblos hermanos de Uruguay y Argentina.
Corría el año 1967, cuando Mario Benedetti y Juan Carlos Onetti, viajan a tierras mexicanas a participar en el II Congreso Latinoamericano de Escritores.
Según el periodista Enrique R. Soriano Valencia, quien escribe en el periódico El Correo de Guanajuato la columna “Chispitas del lenguaje” dio a conocer una anécdota sobre la estancia de Benedetti y Onetti en México y la cajeta de Celaya.
La misma se la trasmitió don Gregorio Salvador en una entrevista, quien en ese momento era vicedirector de la Real Academia Española de la Lengua.
Comentaba el lingüista que el idioma unía a más de 400 millones de hispanohablantes y precisaba, que salvo pequeñas diferencias, casi siempre caen en lo gracioso, prácticamente no variaba el idioma español de país a país.

Ahí tiene el caso de la palabra cajeta, dulce típico de una ciudad de Guanajuato en México. Le voy a comentar una anécdota.  Cajeta es una palabra absolutamente impronunciable en Uruguay, Argentina y otros países de esa zona.
Cajeta en esos sitios es el órgano sexual femenino, pero dicho con la mayor crudeza. Pues bien, viajando por México (…) llegaron a Celaya, Mario Benedetti y Juan Carlos Onetti.
Ahí se toparon con grandes rótulos que anunciaban las más ricas cajetas, las más deliciosas cajetas del mundo, las más dulces cajetas. Admirados los dos escritores uruguayos, boquiabiertos contemplaban el desenfado para anunciar tan libremente una palabra censurada en su tierra.
Benedetti entonces tomó la iniciativa y se acercó discretamente a su compatriota y en voz baja le dijo:
“Yo aquí me quedo a vivir para siempre, ¡esto es el paraíso!”
Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez

 

LA TRAGEDIA CORTEJÓ LA  VIDA DE HORACIO QUIROGA


Horacio Quiroga el mayor cuentista latinoamericano nacido un lejano 31 de diciembre de 1878, en el departamento de Salto en la República Oriental del Uruguay. Sin lugar a dudas, vivió una vida trágica, marcada desde el inicio por la muerte y el abandono de sus seres queridos razón que lo fue hundiendo en una atmósfera dramática, rodeada de alucinaciones, crímenes, locura y estados delirantes, sentimientos que marcarán sus obras literarias.
Hijo de un vicecónsul argentino, Horacio Silvestre Quiroga Forteza, fue testigo de su muerte, cuando su escopeta se disparó accidentalmente. Luego de la tragedia, su madre, la uruguaya Francisca Forteza lo llevó a Córdoba junto con sus hermanos.
En 1891, contraería sus segundas nupcias con Ascencio Barcos, quien fue un buen padrastro para Horacio y sus hermanos; una vez más la tragedia se hizo presente ya que éste sufre un derrame cerebral, lo que le impidió hablar y posteriormente se suicida disparándose con una pistola.
El escritor en su juventud fue un buen deportista, pero también un gran lector. Sus primeras referencias literarias fueron Leopoldo Lugones y Edgar Allan Poe, quienes posteriormente marcarían sus escritos. Colaboró en las publicaciones “La Revista” y “La Reforma”.
Su primer gran amor fue María Esther Jurkovski, quien fuera la inspiradora de “Las Sacrificadas” y “Una estación de amor”, que posteriormente compusiera Quiroga. Debido a sus colaboraciones en el semanario “Gil Blas de Salto” puede conocer a Leopoldo Lugones con quien inició una amistad.
Quiroga había estudiado en Montevideo y en 1899 fundó en su tierra natal la “Revista de Salto”, empresa que fue un fracaso, a raíz de este partió a Europa, viaje que narrará en su obra “Diario de un viaje a París” (1900).
A su regreso a Montevideo, fundó el consistorio del “Gay Saber” y pese a su juventud logró presidir  la vida literaria de la capital del Uruguay y las polémicas con el grupo de J. Herrera y Reissig. En 1901 publica su primera obra del género poético: “Los arrecifes de coral”, en esa época fallecieron dos hermanos a causa de la fiebre tifoidea, a esas se le sumará otra tragedia, al ayudar a limpiar su arma, mata por accidente a su gran amigo Federico Ferrando.
El escritor se sintió desolado y parte hacia Argentina a vivir con su hermana María, donde su cuñado le enseña pedagogía, posteriormente se desempeñaría como profesor de castellano en el Colegio Británico de Buenos Aires en 1903.
Tiempo después partirá junto a su amigo Leopoldo Lugones a una expedición financiada por el Ministerio de Educación a Misiones, con el objetivo de documentar las ruinas de las misiones jesuitas, en la cual participó como fotógrafo, a tal grado fue marcado por esta experiencia que decidió invertir su herencia en unos campos de algodón.
Una vez más un proyecto del escritor fracasaba, aunque fue el detonante para que se decidiera a cultivar la narración breve y desarrollar su estilo. En Buenos Aires trabaja en el Consulado de Uruguay, en 1904; publica “El crimen del otro” y una novela breve “Los perseguidos” (1905) que surgió del viaje realizado con Leopoldo Lugones y en 1908 una extensa obra denominada “Historia de amor turbio”.
Pasan los años y en 1917 escribe “Cuentos de amor, de locura y de muerte”, sus relatos para niños “Cuentos de la selva” (1918), “Anaconda” (1921), “El desierto” (1924), “La gallina degollada y otros cuentos”,  (1925).
Colaboró para publicaciones como “Caras y Caretas”, “Fray Mocho”, “La Novela Semanal”, “La Nación”, entre otros. En 1927, se casó con una amiga de su hija Eglé, con quien fue padre de una niña, también publicará el libro “Pasado amor”, el cuál prácticamente pasó desapercibido.
Una vez más el escritor se sintió rechazado y retornó a Misiones para dedicarse a la floricultura. En 1935, publicó su último libro de cuentos “Más allá”. Quiroga empezó a sufrir una prostatitis, y su esposa lo abandonará. Será hospitalizado en Buenos Aires donde se le diagnostica un cáncer gástrico.
El 19 de febrero de 1937, Horacio Quiroga bebió un vaso de cianuro que terminó con su vida. Aunque la tragedia después de su muerte seguiría marcando la familia y amigos del escritor salteño. Su hija mayor Eglé Quiroga, se suicidó, al igual que su viejo amigo el escritor Leopoldo Lugones con una mescla de Whisky y cianuro y por último, su hijo varón, Darío, que era guionista cinematográfico se suicidó en un arranque de desesperación en 1951.
Sobre la muerte, Horacio Quiroga había confesado por carta a uno de sus amigos:
“Cuando consideré que había cumplido mi obra, es decir, que había dado ya de mí todo lo más fuerte, comencé a ver la muerte de otro modo. Algunos dolores, ingratitudes, desengaños acentuaron esa visión y hoy no temo a la muerte, amigo, porque ella significa descanso. That is the question. Esperanza de olvidar dolores, aplacar ingratitudes, purificarse de engaños. Borrar las heces de la vida ya demasiado vivida, infantilizarse de nuevo; más todavía: retornar al no ser primitivo, antes de la gestación y de toda existencia: todo esto es lo que nos ofrece la muerte con su descanso sin pesadillas”.
Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez

EL CACIQUE CHARRÚA SEPÉ

Según el Profesor Omar Ernesto Michoelsson, no fueron los últimos charrúas aquellos que sobrevivieron a la masacre de Salsipuedes y posteriormente en 1833 fueron llevados por Curel a Francia, de nombres Vaimaca, Senaqué, Tacuabé y Guyunusa, inmortalizados en bronce en un monumento ubicado en el Prado de Montevideo, capital de la República Oriental del Uruguay. Los verdaderos últimos charrúas fueron una veintena de hombres, mujeres y niños que vivieron bajo el cuidado del caique Sepé en la zona de Batoví, en campos de quien fuera su protector, don José de la Paz Nadal. Disfrutemos esta nota de Pablo Lavalleja Valdez publicada en el año 1941 en el diario El Pueblo de Tacuarembó:
“…En el corazón de esta comarca propicia para cobijar el sueño eterno de una raza, se esconde el cementerio de los últimos charrúas, que habitaron el suelo patrio; probablemente ellos fueron los que en 1831 escaparon a la masacre del Queguay. El cacique (Sepé) así lo aseguraba.
La tribu, que reunía una veintena de individuos, levantaba sus toldos de pieles de yegua sobre la falda del Cerro de los Charrúas, alrededor del cual gambeteaban las tormentas. Tenían el color de nuestras antiguas monedas de cobre; bajos, musculosos, casi cuadrados;  parados, parecían una estatua de granito; pero en movimiento eran elásticos, su agilidad asombrosa.. El cacique, casi centenario, al retirarse borracho de la pulpería, por alarde, sin esfuerzo, saltaba en pelo, rozando apenas el lomo de su cabalgadura.
Amigos de la holganza, sólo se movían para adquirir yerba, caña y tabaco, que comerciaban por caballos, cueros  y juegos de bolas retobadas con piel de lagarto.
…Les molestaban las bombachas y no hubo medio de conseguir que las usaran; un “chepe” o cuero de guazú ceñido a la cintura, les era suficiente para no avergonzarse de su sexo; el “quiapí” de yaguareté o de ciervo era lujo para jefes.
Don Manuel Oribe se interesó por la tribu y obtuvo de un pariente de mi madre, varios objetos fabricados por los indios, seguramente destinados al Museo Nacional. En casa conservo algunas piezas de guerra, de la misma procedencia.
Las mujeres, enseñadas por las indias misioneras –algunas de las que vinieron con Rivera de las Misiones Orientales, se mezclaron con los habitantes del Norte (año 1829) –tejían fibras de caraguatá, cocían el barro, fabricaban burdos útiles domésticos y adornaban las flechas con plumas de ñacurutú, que sujetaban con cerda y fibras vegetales al extremo rasurado de cañas tacuaras.
Las madres adiestraban a los pequeños en la caza de  perdices y mulitas.
Con retoños de jacarandá o de guayabo, cuyas puntas endurecían al fuego, solían hacer arpones flexibles para atravesar la tararira dormida en el remanso o flechar la pava, disimulada sobre la horqueta de troncos corpulentos.
Volvían de esas excursiones costeando arroyos donde recogían cuarzos, pedernales y huesos para confeccionar los útiles del hogar y las armas de los hombres, que dedicados a la caza mayor; de un certero golpe de bola en la cabeza tumbaban al carpincho o inmovilizaban al bagual. Alcanzar un ñandú en campo abierto, era juego de niños para ellos.
Jinetes excelentes, todo su apero consistía en un tiento de cuero de potro a cuyos extremos sujetaban dos huesos de canilla de aguará o de guazú, que usaban para estribar entre los dedos índice y pulgar del pie, dando así completa estabilidad al cuerpo.
Cuando salían al pillaje, apenas descansaban para dar resuello y agua a la tropilla, y si pernoctaban, maneaban solamente al caballo favorito, valiéndose de la estribera, porque no usaban bozal ni cabestro. Capaces de sostenerse días enteros sobre el caballo, su resistencia era superior a la del bruto.
Considerábanse dueños de la hacienda baguala que pastaba en campos que les pertenecieron, las trataban como suyas arreando cuanto podían; eso no constituía un delito para ellos porque desconocían el derecho a la propiedad. Exceptuando las armas, el caballo y la mujer, todo lo compartían en común.
Eran rastreadores por instinto y tenían el olfato muy desarrollado; siempre daban con el bicho que buscaban.
En la toldería se entretenían golpeando una contra otra dos piedras hasta redondearlas; cuando reunían muchas, las enterraban en hoyos de toros para tenerlas de reserva en caso de pelea.
Preferían a todas, la carne de equino, que apenas calentaban para comer, en fogones cuya lumbre conservaban las ancianas.
 
                                       Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez     

    

 

 

EL PARAÍSO DE RAFAEL y AITANA ALBERTI EN PUNTA DEL ESTE


El escritor español Rafael Alberti, Puerto de Santa María, Cádiz (1902- 1994), quien posterior a la Guerra Civil Española,  tuvo que exiliarse (1940- 1963 en Uruguay y Argentina) disfrutó  una casa durante 20 años en Punta del Este- República Oriental del Uruguay, donde encontró, como el mismo definió: “El hogar en el exilio”.
En uno de sus poemarios titulado justamente “Poemas de Punta del Este”, está presente la obsesión por la patria y sus amarguras de exiliado. Mario Benedetti uno de los grandes escritores uruguayos externó sobre Alberti: “Tenía la poesía en el alma. Ha sido uno de los grandes poetas españoles, no sólo por la calidad de su obra sino por la capacidad que demostró, para llegar al pueblo, a los lectores”.
El escritor que volvió a su tierra en 1977 después de muerto Francisco Franco y que se había transformado en un ícono del exilio español, en sólo una frase nos pintó su grandeza humana: “Me fui con el puño cerrado y vuelvo con la mano abierta”.
La escritora uruguaya residente en España,  Cristina Peri Rossi, ganó el Premio de Poesía “Rafael Alberti” en el 2002 con la obra titulada “Estado de Exilio”. En la misma estableció un paralelismo entre su vida y la del poeta español, dada su condición de exiliados y rememoró como Alberti paso parte de su exilio en Uruguay, en la “Península dorada” de Punta del Este.
Diez años después en el 2012, Peri Rossi brindará una conferencia en Sevilla como parte de los festejos del centenario del nacimiento del escritor (marinero en verso- cien años de travesía).
En la misma dijo que en Uruguay Alberti encontró, la solidaridad, compró un chalé, al que llamó “La Gallarda”, donde vivió una etapa relativamente gozosa, ya que fue un periodo de contacto con los artistas e intelectuales uruguayos que le recibieron como un hermano porque el gobierno había tomado posición belicosa durante la guerra de España, alineándose al lado de La República.
Para la escritora “Alberti se reencontró en Punta del Este con el paisaje del Puerto de Santa María”,  donde nació y donde murió. “Muchos años después, cuando yo me exilio, la primera vez que fui al Puerto lo pude comprobar, efectivamente se parecen mucho”.


A continuación un poema sobre el viento de su libro “ Poemas de Punta del Este”:


Viento estás loco. Hoy te has escapado
del mar y te has metido,
todas tus poderosas furias desesperadas,
dentro del bosque. Allí te veo, escucho
tus fuertes cabezazos encendidos,
tu rencorosa cólera, esa ira
que se alza en ti de cuando en cuando, como
si quisieras decirnos, inculcarnos
que eres tú el Dios, el único elemento
estoy dentro de ti, marcho en tú ciega
cerrazón, impelido, golpeado,
tratado igual que si no fuese ese
que se atreve, aun sabiéndote
tan salido de ti mismo, a cantarte.
Falto estás, viento, de razón, debieras,
por lo menos conmigo, ser más blando.
Pero, no, que estás loco, poseído,
y hoy no sabes ya adónde
arrastrarme con todo en tu arrebato.

En una entrevista que le realizara Pedro Guerrero Ruíz publicada en La Habana el 21 de diciembre del 2001 a Aitana Alberti, hija de Rafael nacida en el exilio en Buenos Aires dijo:
“En 1944 descubrimos un paraíso en la otra orilla del río. Punta del Este y la casa que allí diseñó para nosotros el gran arquitecto catalán Antoni Bonet, las playas sin fin, los pinares solitarios y La Gallarda eran todo lo que una niña de temperamento retraído y novelesco podría desear.
En un pequeño libro: Poemas de Punta del Este, Rafael atrapó el aroma imborrable de los veranos transcurridos en La Gallarda. En 1997 luego de casi cuarenta años de ausencia, regresé a Punta del Este. Y allí estaba La Gallarda, perfecta en su blancura, como si jamás la hubiésemos  abandonado en manos extrañas en el remotísimo 1953. Y me enteré que desde entonces jamás ha cambiado de dueño, manteniéndose así gracias a la sensibilidad del abogado montevideano que nos la compró entonces.
Si el Puerto de Santa María, simbolizado en su arboleda perdida, fue el paraíso de Rafael Alberti, también La Gallarda y Punta del Este lo fueron y el paraíso perdido de Aitana Alberti”.
En octubre del 2012 la escritora y poetisa Aitana Alberti fue homenajeada en el pleno de la Junta Departamental de Montevideo, la hija de Rafael Alberti expreso que: “Uruguay y Punta del Este siguen siendo para mí un lugar mágico y misterioso, con aquellos pinares y el silencio cargado de pájaros; el lugar de aquellos paseos de la mano de mis padres y de tantos amigos que los visitaban; un lugar que me sigue emocionando”.


 Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez

 

EL HAIKU “LATINOAMERICANO” DE MARIO BENEDETTI


Mario Benedetti sin lugar a dudas junto a su compatriota Juan Carlos Onetti, conformaron  el “dúo” de escritores más importantes que ha dado el Uruguay en la segunda mitad del siglo pasado. Integrante de la llamada Generación del 45, escribió más de 80 libros que fueron traducidos a 30 idiomas.
Cuentista, novelista, dramaturgo, muy acertado crítico literario, supo incursionar en el género poético con gran destaque. Justamente lo de este escrito rescata la experiencia del escritor oriental con el haiku.
El propio Mario Benedetti dijo en su momento no considerarse un “Haijin” (esta es la denominación en japonés que recibe quien escribe haikus) rioplatense.
Recordemos que el haiku, tiene a su máximo expositor en el poeta japonés Matsuo Bashoo (1644- 1694) remontándose su origen el siglo XVI. La definición que Bashoo dejara para la posteridad:
“Haiku es simplemente lo que está sucediendo en este lugar, en este momento”. Aunque en cuanto a estilo decía: “No sigas la huella de los antiguos busca lo que ellos buscaron”.
El haiku tiene como temática la naturaleza, en castellano deben ser de 17 sílabas distribuidas en tres versos de 5, 7 y 5 sílabas respectivamente, no llevan título y a pesar de su brevedad son poemas completos, contienen el universo entero.
Asumiendo el “perdón” de Bashoo, Mario Benedetti consideró al haiku como un envase propio, aunque el contenido de los que gestara es inocultablemente latinoamericano.
Lo único japonés es la fidelidad a la estructura de lo que el llamó su “modesto trabajo latinoamericano”, en un tipo de poesía muy poco practicada en América Latina.
Una muestra de que Benedetti se introdujo en la pauta lírica apelando a sus propios vaivenes, inquietudes, paisajes, reflexiones y sentimientos la encontramos en los siguientes haikus de su creación:

Pasan misiles                                                  El exiliado
ahítos de barbarie                                           se fue adaptando al tedio
globalizados.                                                   de la nostalgia.

La vida es breve                                               No me seduce
lo afirmaron a una                                            el burdel del poder
Falla y Onetti.                                                   prefiero el otro.

La mujer pública                                              Patrias de nailon
me inspira más respeto                                   no me gustan los himnos
que el hombre público.                                    ni las banderas.

Reveló el Papa                                                Un pesimista
que no hay cielo ni infierno                              es sólo un optimista
vaya noticia.                                                     bien informado.

Si me torturan                                                  Al sur, al sur
no diré nada nunca                                         está quieta esperando
dijo el cadáver.                                                Montevideo.

Cuando Mario falleció a los 88 años de edad en su entrañable Montevideo el 17 de mayo del 2009, cientos de bolígrafos llovieron sobre su ataúd en el momento del entierro lo cuál no era más que la respuesta que le daba el pueblo uruguayo a uno de sus haikus:

Cuando me entierren
por favor no se olviden
de mi bolígrafo.

 

                                 Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez

 

 

CARTA DE RODÓ A UNAMUNO
Por. Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez

 

rodo

El Denominado género epistolar podríamos decir coloquialmente “pasó a la historia”, lo mató el  e-mail o correo electrónico. No obstante durante siglos ha sido un elemento de comunicación fundamental en la vida de los seres humanos. Cartas de todo tipo, con los pedidos más insólitos, algunas por su estilo verdaderas obras literarias, incluso no escritas por su emisor, sobre todo las de “amor” hoy sustituidas por como dijera Mario Benedetti, por un simple: “te quiero.com” y que al decir del escritor, revelan un “déficit” de comunicación personal. Obvio es decir que entre los escritores la carta fue el medio de comunicación por excelencia. De ahí que compartiré con los lectores de REVISTA RAICES , una carta escrita en el mítico año 1900, la envía un “titán” a otro “titán” de las letras, me refiero a José Enrique Rodó, escritor uruguayo, considerado después del nicaragüense Rubén Darío la figura más importante del Modernismo. Su obra principal, “Ariel” apareció en el 1900 y de ella se refiere a Unamuno en dicha carta. Una obra dirigida a exaltar la herencia cultural humanista de origen griego, que el autor opone a lo que considera excesivo materialismo de la civilización anglosajona y de manera particular en los Estados Unidos, en una época pujante de esa nación marcada por el gran desarrollo económico. Rodó, opone entonces, la riqueza económica y el ordenamiento político a las virtudes espirituales de la que considera la cultura verdadera de tradición humanista. El autor que dijera: “La tolerancia terminó y coronamiento de toda la labor de reflexión; cumbre donde se aclara y engrandece el sentido de la vida”. Mientras que el receptor, Miguel de Unamuno, fue la figura más compleja de la generación del 98 español, y su principal exponente, en el 1900 había publicado su primera novela, “Paz en la guerra”. Fue considerado el escritor más culto de su generación y un intelectual inconformista que hizo de la polémica su forma de búsqueda. De ahí que sostenía: “El escritor sólo puede interesar a la humanidad cuando en sus obras se interesa por la humanidad”. También Unamuno dijo: “Hay que sentir el pensamiento y pensar el sentimiento”. Trasladémonos al 1900 y leamos la carta que José Enrique Rodó escribe en una fecha emblemática para ambos continentes, un 12 de octubre, y que cruzará el Atlántico para llegar a manos de su destinatario, Miguel de Unamuno.
Montevideo, 12 de octubre de1900
Sr. Miguel de Unamuno
Muy distinguido amigo: Aunque con gran tardanza, quiero contestar a su interesante carta sobre mi última obrita: carta en la que no solo obliga usted a mi gratitud por lo benévolo de sus apreciaciones y la sinceridad de sus reparos, sino que me ofrece la agradable oportunidad de conocer su modo de pensar y su criterio en cuestiones que me interesan y preocupan tanto como a usted.
Y no menos que la carta a que contesto, fue grata para mí la lectura provechosísima de sus Tres Ensayos, obra que por su originalidad, su arranque personal y propio, la profundidad y virtud sugestiva de sus ideas y la fuerza varonil de su estilo, es de las que se encuentran solo por rarísima excepción en la literatura española contemporánea. Usted es, dentro de ella, una personalidad aislada que a nadie se parece, ni por su manera de pensar, ni por su manera de escribir. Cierto es que, como usted me dice en su carta, nos separan, y aun alejan, ideas muy importantes y tendencias, muy características del gusto. Yo me reconozco muy latino, muy meridional; por lo menos como manifestación predominante de mi espíritu; pues una de mis condiciones psicológicas es la flexibilidad con que me adapto a diversos modos de ver; y hay veces que mi latinismo se eclipsa y me siento vibrar al unísono con un Carlyle o un Heine o un Amiel. Mi aspiración sería equilibrar mi espíritu hasta el punto de poder contemplar y concebir la vida con la serenidad de un griego o de un hombre del Renacimiento. Me seduce lo francés por su espiritualidad, la gracia, la fineza del gusto y la generosa amplitud y liberalismo del sentimiento. Lo que más se me resiste en cuanto usted se manifiesta en su antipatía al espíritu francés. Claro está que, al decir esto, no me propongo defender el prurito infantil y vano de imitación que domina en nuestra juventud americana y española; imitación inconsulta y pedantesca de lo peor, que solo conduce a una abominable escuela de frivolidad y snobismo literarios. Usted, que es tan benévolo conmigo, querrá hacerme la justicia de no confundirme con esas falsificaciones de la literatura de “La Plume” o la “Reveu Blanche”. Mis dioses son otros. Mis dioses son Renán, Taine, Guyau, los pensadores, los removedores de ideas, y para el estilo, Saint- Víctor, Flaubert, el citado Renán. Con esta afición a lo francés concilio perfectamente mi amor a todo lo que puedo comprender dentro de lo septentrional, pues creo tener cierta amplitud de gusto y de criterio. Lo español me merece sincera y viva simpatía. Nadie màs que yo admira a los representantes de verdadero mérito que quedan a la intelectualidad española. Nadie admiró más a Castelar, ni tiene más alta consideración por Menendez Pelayo, Leopoldo Alas, Valera, Galdós, Echegaray, Pereda y tantos otros. Tengo los ojos fijos en la juventud de esa España para ver si algo brota de su seno. Si pudiéramos trabajar de acuerdo aquí y allá, y llegar a una gran armonía espiritual de la raza española, ¿qué más agradable y fecundo para todo? Por muchas que sean las ideas en que usted y yo no concordamos, me complazco en entender que son más y más fundamentales aquellas en que estamos de acuerdo. Así, por ejemplo, en espíritu amplio y generoso, su odio a las limitaciones y formulismos de cualquier género, su varonil anhelo de originalidad y sinceridad en cuanto se piense y diga, su profunda espiritualidad (claro que no va esta palabra en el sentido de ingenio ameno chispeante), son otros tantos motivos de simpatía que hacen singularmente grata la lectura de las obras de usted y que me inspiran el vehemente deseo de no dejar interrumpidas nuestras relaciones literarias. Aparte de lo que usted, por su valer propio, tiene que enseñarme y aconsejarme, como hermano mayor a quien se escucha con respetuoso afecto, las mismas diferencias de criterio y orientación que usted nota entre ambos son, como usted mismo lo dice, una conveniencia más para el cambio de ideas y sentimientos que hemos establecido.
Mi aspiración inmediata es despertar con mi prédica, y si puedo con mi ejemplo, un movimiento literario realmente serio correspondiente a cierta tendencia ideal, no limitado a vanos juegos de forma,  en la juventud de mi querida América. Tengo en mucho el aspecto artístico y formal de la literatura; creo que sin estilo no hay obra realmente literaria; y en la medida de mis fuerzas procuro practicar esa creencia mía. Pero también estoy convencido de que sin una ancha base de ideas y sin un objetivo humano, capaz de interesar profundamente, las escuelas literarias son cosa leve y fugaz. Mi propósito es difícil; usted lo sabe bien. Nuestros pueblos (España por anciana, América por infantil) son perezosos para todo lo que significa pensar o sentir de manera profunda y con un objetivo desinteresado.
No importa; trabajaremos mientras nos quede un poco de entusiasmo, estimulándonos recíprocamente los que formamos la minoría más o menos pensadora. Otros vendrán después que harán lo que no nos sea concedido a nosotros. Mi Ariel es punto de partida de ese programa que me fijo a mi mismo para el porvenir. Me satisface que, hasta donde sea sensato esperarlo, el éxito del libro ha sido bueno, en España y América. Valera, Clarín, Altamira, Rueda, Benot, Blanco García, Gómez de Baquero, Rubió y Luch, han tenido muy cariñosos juicios para Ariel. Creo que va a hacerse de él una tercera edición en España. En América, ya se han agotado dos. Preparo para dentro de poco un nuevo opúsculo sobre una cuestión psicológica que me interesa mucho.
Pero basta de hablar de lo mío. Envíeme, en lo posible, lo que usted crea que pueda interesarme más de aquello que usted escribe, o indíqueme a lo menos dónde puedo leerlo. Los Tres Ensayos los tengo bajo el pisapapeles de mi mesa de estudio, para releerlos siempre.
Lamento que la forma escrita no consienta la extensión y la prolijidad de las confidencias verbales, pues me agradaría infinito conversar con usted sobre muchos temas que para ambos tienen interés. Pero no hay más remedio que poner punto, después de renovar mis protestas de estimación y de afecto sinceros.
                        Ordene usted a su affmo. amigo.
José Enrique Rodó

                           

 

 

JUANA DE AMÉRICA: “NO VIVÍMOS EN UN MUNDO DE POETAS”

juana


Juana Fernández Morales, llegó al mundo en la ciudad de Melo, capital del Departamento de Cerro Largo en la República Oriental del Uruguay un 8 de marzo de 1892, aunque ella decía que de 1895. Desde su infancia comenzó a mostrar sus dotes poéticas y una profunda inquietud literaria.
Para desarrollar la misma, ignorando las influencias negativas del medio, adoptó el apellido de su esposo Lucas de Ibarbourou y se transformó en Juana de Ibarbourou; más tarde los críticos y estudiosos de su obra, empapada en fresca armonía, la bautizarán como “Juana de América”.
Las obras de su autoría en las que presenta mayor fuerza, musicalidad y contenido son sin lugar a dudas, “Raíz Salvaje”, “Las Lenguas de Diamante”, “La Rosa de los Vientos” y  “El Cántaro Fresco”, que es un extraordinario poema en prosa, con el que obtendría la consagración continental. Sin olvidar los 17 relatos incluidos en “Chico Carlo” editado en 1944 en los cuales la autora evoca su infancia y juventud.
En sus páginas se desliza con armonioso ritmo un naturalismo trasparente, exento de todo desgarramiento angustial; su suave erotismo sin sombrías tintas la muestra con una ingenuidad pasmosa; sólo una inquietud la embarga: el permanente temor a desaparecer, a morir… su prolongación, siempre etérea, buscará ir glosándola en sus poemas, proyección que, sin duda, ha obtenido plenamente.
Al acercarse el otoño de su vida, su voz poética adquiere leves tonalidades grises. El estilo de “La Rosa de los Vientos” en 1930, es una etapa distinta en el camino, hasta ayer, ilusionado…
En 1950, año mítico para Uruguay debido al “Maracanazo”, asumirá la presidencia de la Sociedad Uruguaya de Escritores. En 1955 será galardonada por el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid. Al otorgarse por vez primera el Gran Premio Nacional de Literatura de Uruguay en 1959, Juana es la justa receptora del mismo.
El siglo literario se presentaba en Latinoamérica con una evidente influencia europea, adquiere nuevas dimensiones pasando sustantivamente de la estética modernista, impuesta en América por Rubén Darío, al creacionismo y el surrealismo surgentes.
Esta influencia transmutadora en concepciones, marca esta etapa final de su creación poética. Con ella no pierde en belleza, por el contrario; la composición madura en armonía y en síntesis conceptual logrando un estilo realmente perdurable.
A continuación transcribiré textualmente parte de una extensa entrevista que le realizara en 1974 Antonio Mercader para la revista Siete Días donde disfrutaremos la calidad de sus respuestas:

-¿Está escribiendo actualmente?
- Siempre escribo algo. Trabajo todos los días, sin horarios, me pongo a escribir cuando quiero y siento que debo hacerlo. Estoy escribiendo otro libro, tengo más de 30 poesías terminadas. No me pregunte el nombre del libro porque no lo sé; siempre fui mala para elegir nombres.
-¿Qué técnica usa para escribir?
- Los poetas no se hacen, nacen. Es una verdad. Escribo espontáneamente, sin preparativos artificiales. Cuando siento una idea, una palabra, un paisaje, como una obsesión aquí, en la cabeza. No entiendo a los poetas que piensan que para escribir versos, hay que encender velas o escuchar música. Lo mío es sencillo, natural y así debe de ser porque la poesía no se fabrica, no se provoca; se siente o no.
- Hoy se lee poca poesía, ¿cuál es la razón?
- Se lee poca poesía y lo comprendo. No vivimos en un mundo de poetas. Este es un mundo loco, loco, que no da tiempo a leer ni a serenarse. Pero siempre habrá poetas maravillosos y se volverá más a la poesía. Estoy segura.
- ¿Cuál fue la alegría más grande de su vida?
- El día que recibí el título de Juana de América. Estaban Juan Zorrilla de San Martín, Alfonso Reyes y otros grandes de la literatura. ¡Había tanta gente en el Palacio Legislativo!
Juana de Ibarbourou recordaba aquél 10 de agosto de 1929, día en que fuera proclamada a los cuatro puntos cardinales, Juana de América. La iniciativa del peruano José Santos Chocano prosperó obteniendo gran apoyo entre escritores uruguayos y extranjeros.
El objetivo era darle a Juana un título honorario, simbólico, para honrarla en todo el territorio americano. Ese día más de diez mil personas la acompañaron en la sede del parlamento uruguayo.
Fue una especie de glorificación en vida, prematura quizá para una joven emotiva y sencilla que nunca habría soñado con tamaño homenaje. Visto a la distancia el fasto puede resultar hoy desprovisto de sentido; pero bien analizado, se insertaba en una época feliz, pródiga con sus ídolos, donde uno de los grandes fenómenos que se vivía era el ascenso y la participación de la mujer en todas las áreas de la sociedad.
Como un signo de ese tiempo, la jovencita originaria del interior del Uruguay, fue coronada Juana de América y el título prendió en la gente debido a que sus poesías gustaban: eran frescas, liberadas, hablaban de amor y belleza, en contraste con el modernismo decadente y amanerado que moría de asfixia en los salones.
Lo terrible como escritora es que Juana fue “ninguneada” como se dice en México por “la intelectualidad del Uruguay, la llamada Generación del 45 que integraron entre otros, Juan Carlos Onetti, Mario Benedetti y Ángel Rama” porque “le atribuyeron el mote de ser la poeta del gobierno de turno” cosa que es “absolutamente falsa” según Diego Fischer, quien  es autor de Al Encuentro con las Tres Marías, la primera biografía novelada de la poeta presentada en el 2009 a 30 años de su muerte acaecida en Montevideo el 15 de julio de 1979.
Hablando de su muerte, recordemos que en el poema “Rebelde” desafía al famoso “barquero de la muerte” Caronte, y le dice: “Caronte yo seré un escándalo en tú arca”.
Washington Daniel Gorosito Pérez

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 







   
 


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