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Por. Mary Abad

 

   
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TEATRO EN LA CARCEL
Por Mary Abad

  La cárcel vecina a la ciudad de Libertad, en sus comienzos era una Escuela
Correctiva.
Tenía un número reducido de presos bajo un régimen muy especial. Eran atendidos
en sus necesidades básicas. Tenían un maestro y un médico. Les enseñaban a
trabajar la tierra y a la vez hacían una huerta de la que cosechaban toda clase
de verduras con las que abastecían las Escuelas y el Hospital.
   Tenían todo su tiempo ocupado, cuando no estaban trabajando jugaban al
fútbol y se realizaban campeonatos con los equipos de Libertad para lo cual se
hacía un intercambio muy interesante.
   Fuimos con el Grupo de Teatro en dos oportunidades con obras distintas las
que fueron recibidas con gran entusiasmo. Las representábamos en el comedor que era
un amplio ambiente que servía perfectamente. Los vestuarios eran celdas lo que
nos daba un poco de miedo. Una vez terminada las obras nos llevaban cada uno a su celda
con el fin de mostrarnos lo que hacían como si fuera su casa. Allí tenían manualidades muy hermosas, algunos tocaban la guitarra, otros contaban anécdotas. Eran momentos muy buenos pero a la vez muy tristes. En aquel momento todos los presos eran  homicidas y algunos contaban qué los había llevado a ello. Salíamos de allí muy conmovidos y pensando que es imposible llegar al fondo del alma humana y que todos podemos ser víctimas o victimarios alguna vez…
    Esa experiencia fue increíble y creo que fue lo más importante que hicimos en nuestros treinta años de teatro y agradezco a la vida por darnos la oportunidad de dar y sembrar una esperanza.

 

TEATRO INFANTIL
por. Mary Abad

    El alcance del teatro es tan vasto que puede llegar a rincones inesperados
y como docente no puedo dejar de contar la tarea a que nos abocamos varios
maestros.
    Iniciamos un trabajo experimental haciendo teatro con niños que presentaban
problemas de timidez y de conducta. Luego se anexaron otros a los que les
gustaba la actividad. Los resultados fueron excelentes. Los niños venían
totalmente ajenos a la tarea, les leíamos un cuento y ellos proponían cómo lo
representarían en. el Escenario y  con su gran imaginación, daban ideas,
incluso cómo hacer la escenografía y elementos de utilería. Todo eso se
libretaba, se pulía y se iniciaban los ensayos. La condición era mostrar buena
conducta en clase y vaya si se lograba en el afán de no perder los ensayos.
Cuando se afianzó el grupo se hicieron obras ya escritas para ello como
“Perdidos en el bosque”, “La rebelión de los juguetes” de Aroldo López, “Las
aventuras de Naricita” de Monteiro Lobato, “El gato con botas” etc.
    Como no es común trabajar con niños, las noticias corren y nos invitaron
del Club Juventus de la Capital para inaugurar una Sala de Actos .  Los niños
espectadores, regalaban  caramelos a los actores y los invitaron a jugar.
También hicimos una función en el Teatro Macció para el fin  de cursos de los
Jardines de Infantes de San José. A teatro lleno se hizo la obra y los
chiquitos subían al escenario a besar a los actores cuando terminó la obra. Fue
algo tan hermoso que no es fácil de describir. Pero el broche de oro lo dio la
invitación de una  Escuela Rural en  un lugar llamado Alonzo
Montaño, perdida en medio del campo, con un maestro solo. No había luz
eléctrica sólo faroles. El elenco jamás había trabajado con ese tipo de luz y
los alumnos de la Escuela
nunca habían visto teatro, de manera que era un solo asombro. El salón estaba
lleno y
por las ventanas los vecinos presenciaban la obra.. Cuando terminó, las mamás
de los espectadores habían preparado una abundante merienda. Para terminar la
jornada,
los escolares habían hecho un Judas al que quemaron entre vivas y aplausos.
Habíamos ido en  un camión y gran parte del camino era de tierra. Volvimos como
milanesas pero con una felicidad indescriptible por lo dado y lo recibido.¡Con
cuán poco se puede hacer
tanto!

 

-MI PRIMER DESAFIO

por. Mary Abad

   Acá comencé el trabajo en una Escuela Rural. Maestra única, cinco clases con
cinco programas, por suerte para 29 alumnos. Para llegar,  tenía que recorrer
cinco kilómetros de camino de tierra que cuando llovía se ponía intransitable. Comencé pagando un taxímetro que me costaba el sueldo. Ante esto resolvimos sacar un préstamo y
comprar un vehículo que resultó ser una Ford T 27 que me llevaba bárbaro pero cuando
llovía me llevaba el panadero en el carro. Si no podía volver me quedaba  ya que la
escuela tenía casa habitación y me sentía acompañada por la cocinera y su esposo que los había llevado a vivir allí. Esa escuela está ubicada en uno de los caminos que conducen  al balneario Kiyú. Ahora hay carretera.

   Esos autos antiguos o forchela, tienen un problema en el arranque, más cuando hace frío y otro tema es el freno para lo cual usaba la marcha atrás y en mi casa frenaba en una planta grande. Como yo no podía hacerla marchar cuando terminaba mi tarea, venía un vecino con el caballo, le ataba el lazo del paragolpes y de un  tirón la hacía arrancar.

   Fue muy gracioso el choque que tuve con una vaca. Yo venía mirando varias que estaban sueltas, iba despacio, y la forchela se frenaba y sucede que una de ellas iba delante y chocaba con ella hasta que vino el dueño y la sacó de la calle.
Unos chicos que iban conmigo no paraban de reírse igual que yo.

   En el programa tenía que trabajar la  tierra con los  niños haciendo huerta y jardín entonces dividí el trabajo: con las niñas haría jardín y con los varones la huerta.

   Esto merece un capítulo aparte. Tenía un chico de doce años, Juan que tenía problemas de aprendizaje y molestaba en clase. Se me ocurrió pedirle que dirigiera el trabajo de la huerta y quedó feliz porque sabía hacerlo y se sentía útil.

 Fuimos con Juan a marcar el lugar donde iría la huerta, buscamos las herramientas que la  Escuela tenía y él quedó en buscar el grupo de varones que lo ayudaría. ¡Cuán no sería mi sorpresa cuando al otro día veo por la ventana del salón, a la hora del recreo, a cuatro niños tirando con cadenas al arado que Juan timoneaba y araban el predio de la huerta. Siempre lamenté no haber tenido nada para registrar aquel hecho porque una cosa es decirlo y otra verlo. En días sucesivos fueron haciendo los almácigos con una prolijidad increíble.
Plantaron de todo mucho de lo cual se aprovechaba en la comida. ¡Qué orgullo era
para ellos esa tarea cumplida! Cuando vino el Inspector y los felicitó estaban
radiantes. Una vez más comprobé que dando confianza y respaldo donde los niños se sientan a gusto no se sabe todo  lo que se puede lograr. Ni que decir el cambio que tuvo Juan que pasó de ser  un niño molesto a un amigo incondicional.
    Otro hecho a destacar fue una tarea que hicimos con ex_alumnas. Les enseñé lo que yo había aprendido de manualidades y algo de corte y confección. Unas hermanas querían aprender ñandutí que requiere una almohadilla . Estas chicas se pasaron la tarde serrando leña para obtener el serrín necesario. ¡Esas son ganas de aprender cueste lo que cueste! Y es  un hecho a considerar cuando decimos “no puedo” .  A fin  de año hicieron una exposición hermosa con toda clase de trabajos.     La escuela tiene un  terreno grande y se le pagaba a un  vecino para que lo cultivara y así se lograba, con la venta de la cosecha, pagar cuentas y guardar algún dinero  para el año siguiente.

    Fue un año muy productivo, de mucho trabajo. Los fines de semana  o sábado
o domingo se hacían campeonatos de fútbol y carreras de caballos. A esos
eventos venía mucha gente y así se cumplía con una actividad social que tanta
falta hace en el medio  del campo. Tengo los más lindos recuerdos de allí.

 

UNA META CUMPLIDA

En el año 1958 recibimos el título tan anhelado: Maestra. Después de
concursar y enfrentar la realidad de la Escuela común, trabajé tres meses en
la Escuela Nº 49 de Libertad. Entre un grupo de alumnos de Segundo Año, había
un chico con serios problemas de conducta que me lo anticipó el Director ni
bien me hice cargo de la clase.
No aceptaba las penitencias y se escapaba del aula ni bien podía y además no
trabajaba.
Cuando empecé a trabajar con el grupo mi atención estaba puesta en este
niño: Rubén Me acercaba a él durante la tarea indicada a la clase, me sentaba
con él y sin muchas ganas, trabajaba algo. En una ocasión se iba a realizar una
fiesta y nos pidieron que designáramos a dos alumnos por clase para ensayar un
número. Uno de los que nombré fue Rubén. Hablé con él y le comuniqué lo que
había resuelto pero le puse condiciones: En adelante debía guardar buena
conducta y trabajar igual que los demás compañeros.
Cuando el director se enteró no quería aceptarlo de ningún modo pero logré
convencerlo.Todo ocurrió normalmente y Rubén estuvo muy bien. A partir de ese
momento tuve un alumno correcto, trabajador y amigo. Lo recuerdo como algo muy
importante porque era mi primer trabajo como maestra y como todo comienzo es
difícil.
Este episodio me enseñó que el afecto y la confianza hacen más que mil
penitencias
y amonestaciones. Rubén mejoró pero yo también aprendí. Siempre se aprende de
los alumnos, es como si hubiese una escuela dentro de otra.





Mary Abad



DE UN SUEÑO NACE UN PROYECTO
Por. Mary Abad


  Y así ocurrió en Libertad. Tal vez soñamos y un deseo fuerte nos puso en
marcha y decidimos formar un grupo  de teatro entre amigos. El 8 de agosto de
1957 nos reunimos para dar forma a esa idea y comenzar por el nombre. Decidimos
llamarlo María Búa Arnábal de Viera que fue una gran maestra ,precursora de un
movimiento teatral que funcionó bastante tiempo atrás. Allí se firmó el Acta de
fundación.
  Era tan grande el entusiasmo por ese nuevo emprendimiento que prontamente
estábamos ensayando la primera obra, en el Club Social por supuesto sin costo.,
ya que no teníamos nada más que  el  deseo. Luego buscamos un director y una
obra liviana para empezar sobre bases más o menos firmes. Y así llegamos al
primer estreno:”Los Maridos engañan de siete a nueve”.¡Qué emoción, qué
nervios, qué miedo!. Pero qué alegría cuando bajó el telón y las cosas habían
salido como lo planeado y aquel primer aplauso del público fue el mejor premio.
Tuvimos buen apoyo de la gente hecho que nos permitió seguir trabajando. Se nos
dio la oportunidad de comprar un pequeño local que a nosotros nos servía y con
algunos arreglos nos trasladamos
allí. Tiempo después el Ministerio de Obras Públicas nos donó un dinero con el
que              compramos la casa aledaña, un edificio que nos daba muchas
posibilidades
Formamos una Biblioteca y un Museo con piezas que formaban  parte de la
historia del medio. Cuando logramos eso más la sala de teatro pasó a ser La
Casa de Cultura que fue anexando otras actividades como taller de pintura,
lugar de reunión de distintas comisiones y se convirtió en un lugar de gran
valor, incluso para los estudiantes.
  Todo esto atraía público y fundamentalmente jóvenes que ingresaban al grupo
con la idea de hacer teatro y se evitaban perder el tiempo en lugares no
aconsejables.
    Tuvimos la suerte de participar en un  Congreso de Teatros del  interior en
Treinta y Tres donde se intercambiaron ideas y experiencias con otros grupos..
En 1961 obtuvimos el premio al mejor Teatro del Interior que fuera entregado en
un acto en  el Teatro Solís.Nos parecía imposible que aquel sueño de un
principio tuviese tantos logros en tan poco tiempo.
   También hicimos funciones benéficas para distintas instituciones,trabajamos
con niños, adolescentes y en especial un trabajo en el Penal de Libertad pero
esto merece un capítulo aparte.
En treinta años en el que participé dimos más de veinte obras no sólo en
nuestro teatro
sino en varios teatros del Interior y de la Capital.
   Fueron hermosos años de dar mucho a cambio de aplausos y que ocuparon gran
parte de nuestras vidas y que siguen vigentes los lazos de amistad y el
sentimiento del deber cumplido.
    Queremos recordar a quienes nos dirigieron siempre en forma honoraria:
Miguel Mutarelli, Raúl Bogliaccini, Jorge Musto, Juan Gentile, Juan C.Carrasco,
PabloLagarde Wilson,Hugo Blandamuro y compañeron de la Institución  como Hugo
Gambetta y Aroldo López. Gracias por darnos tanto.


EN EL DEVENIR DEL TIEMPO
Por. Mary Abad

Si hacemos un análisis del siglo XX, es increíble todo lo que aconteció.
Podríamos llamarlo Siglo de Oro otra vez o siglo de Grandes Acontecimientos,
desde lo social, cultural político, económico, tecnológico y deportivo. No
quedó nada que no haya estallado en el buen sentido de la palabra. Fue el siglo
de los grandes cambios, rápidos y profundos como una revolución de aconteceres.
Comenzó el siglo con algunos choques desde el punto de vista político,
asperezas que se fueron puliendo en el correr del tiempo. En los gobiernos de
Batlle y Ordóñez  surgieron grandes cambios en lo social, como horarios de
trabajo, sueldos, valoración de la mujer entre otros que trajeron aparejados
los económicos.
Aparecen  los medios de transporte de lo más novedosos: el automóvil que
asustó en un principio hasta que fue aceptado con beneplácito después. El tren
que acortaba distancias y como consecuencia acercaba a la gente. El avión que
redujo  el mundo y lo que antes era una odisea de días y días hacer un viaje al
exterior se logró realizar en horas.
Surge el teléfono con mejoras permanentes, la computadora dotada de un
alcance infinito, los teléfonos celulares, el satélite que abrió un camino
gigante donde se pudo y puede llegar al hecho en el momento que ocurre en
cualquier lugar del mundo. Los que tuvimos la suerte de verlo no podemos
olvidar la llegada del hombre a la luna, un hecho sin par.
En lo cultural, se forma la Comedia Nacional y la escuela de Arte Dramático
que tuvieron como pilar a Margarita Xirgú. También nació el Teatro
Independiente en Montevideo y se extendió al interior del país. Se crean nuevas
escuelas entre ellas las que donó el Sr.Roger Valet  en agradecimiento al
pueblo uruguayo. Se erigieron Liceos, Escuelas Técnicas y otros centros de
capacitación que hicieron que la cultura se profundizara.
En la salud se construye el Hospital de Clínicas que en su momento era lo
más moderno en todos los aspectos.
El turismo tomó un auge que se convirtió en uno de los rubros económicos
más importantes.
En lo deportivo, Uruguay fue ganador en fútbol durante los Juegos Olímpicos
en 1924 y 1928 y Campeón .Mundial en 1930 inaugurando el Estadio Centenario y
en 1950 en Maracaná  que fue hasta la fecha el broche de oro.
Hubo hechos negativos como Golpes de Estado que no los nombramos a fondo
para no empañar un siglo fantástico. Si ponemos en la balanza los positivos y
los negativos  ésta se va a inclinar hacia los primeros.

Todo esto nos lleva a una reflexión final: Nada hubiese ocurrido si no
fuese que los hombres que dirigían nuestros destinos no estuviesen bien
inspirados a pesar de algunos errores. Y fundamentalmente el país gozó de paz y
libertad en la mayor parte del siglo.

 

DE UNA SUMA DE VOLUNTADES NACIO UN LICEO

Por. Mary  Abad



En el año 1950 comenzó a funcionar el Liceo de Libertad con la colaboración de vecinos y el liderazgo del Ing. Agr. Octavio Pérez  Monichón con otros
profesionales que tuvieron una importante participación. Comenzamos quince
alumnos en primer año en un local que prestaba un vecino.  Los profesores eran honorarios ya que era movimiento popular y Enseñanza Secundaria demoró cuatro años para hacerlo oficial. Fue una hermosa época a la vez complicada porque no se sabía si las autoridades permitirían que continuara funcionando.
La primera importante tarea que desempeñamos ese año fue ir a desfilar en los
actos realizados con motivo de la repatriación de los restos de nuestro prócer.
Me honraron con el porte de la Bandera Nacional.
En el transcurso de los siguientes años formamos ADEL que se encargaba de
distintas tareas y entre ellas reunir fondos para comprar una bandera y que la
entregamos el día de la oficialización en el año 1953.
     También iniciamos el periódico liceal “Antorcha” en el que se plasmaban
distintas inquietudes, por ejemplo realizábamos una tarea social que consistía
en buscar donaciones de golosinas las que se entregaban en unas funciones de cine que les ofrecíamos a los escolares una vez al año. Para  ello
solicitábamos el cine en préstamo, el operador Señor Mario Bauzá  nos prestaba su trabajo de pasar las películas que nos  conseguía  el dueño del cine, el Señor Amado Larre. Era un evento precioso.
    A fin de cada año nos reuníamos con los profesores y sus  familias, también
algunos padres y nos íbamos a algún lugar abierto, arroyo, playa  a comer asado de cordero que también lo conseguíamos donado.
   Fueron cuatro inolvidables años  en los que éramos una gran familia. Algunos
compañeros se fueron a otros lugares y quedamos sólo diez, aprobábamos casi el cien por ciento porque había que estudiar sí o sí.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 







   
 


PÁGINAS AMIGAS