linea horiz
LA REVISTA - PUBLICACIONES ANTERIORES - ARTÍCULOS DEL MES - MANDA UN ARTÍCULO - VÍNCULOS - DESTACADOS - CONTACTO - APOYAN

 

articulos

 

 

 

 


   

RINCÓN POETICO

Por. Ignacio Pereyra Gastellú

   
     

Cicatrices del alma

He trepado los caminos sinuosos de las palabras.
Despeñándome entre rimas casi me quedé sin alma…
Anduve entre sol y luna (caricias de tierra y agua)
senderos de luz y sombra por tiempos de bronca y calma.

Capricho de soledades hicieron callo en el alma,
despertándome en los versos un aroma de nostalgias…
Los sauces adolescentes que maduraron mi infancia
me enseñaron la humildad de naturaleza mansa.
Y aquel ombú solitario (Quijote de la campaña)
me enseñó a pelearle al viento:
el nido que hay en mis ramas.

Me acostumbré a andar conmigo,
pero un día las palabras me trajeron otras voces
y comprendí mi ignorancia..
Hoy, ando con El y contigo,
con ellos y los que faltan.
Sin dejar de andar con todos: ¡soy tan libre como el agua!
No llevo culpas ajenas, ni cargo a nadie mis faltas.
Los quiero tal como son y no busco que me aplaudan.

Llevo el amor como escudo y la verdad como espada,
me he cortado muchas veces
y han sangrado mis palabras.
Los ríos de la ternura lavan la herida y la sana;
pero quedan cicatrices,
mismo en el rostro del alma.
Más quiero morirme antes de verla desfigurada.

 

ASÍ SEA: CULPABLE

Anduve trastocando las verdades, en los adolescentes años de la prisa, de la revolución social, de los miguelitos radicales, del todo por el todo ¡hasta la vida!
Sí, claro que anduve equivocado también por el andén de las caricias y tomé el tren que me llevó hasta ningún lado, y el volverme caminando me hizo trizas…
Por ahí, me olvidaron los amigos que no supe tener toda la vida, pero sigo queriendo aquel pasado de tanta amistad bien entendida.
Es la vida, compañera en mil andanzas, que nos muestra: ilusiones, llanto, risas y nosotros acomodamos la balanza, creyendo que sólo Dios nos mira.
El destino se hace el tonto (pero a ultranza), permitiéndonos un par de “pillerías”, más cuando acomodamos la balanza impunemente, Él pone la pesa que nosotros escondíamos. Y a veces sólo Dios entiende:
Porque se quiebra la vida de una balanza pequeñita…

Yo que anduve trastocando las verdades sin saber o sabiendo lo que hacía ¡no quiero volver a equivocarme o dejar de equivocarme todavía!
Pero nunca más poner en la balanza: una pesa ajena o de mentira; que los bienes o los males de mi alma sean sean mi peso en la más justa medida.
Que el amor que a veces me desangra, compense los defectos que agonizan y si acaso los amores no me bastan, aún tengo amistades muy queridas.
Ya no ando equivocando las verdades y a pesar de equivocarme todavía, acepto el veredicto del destino y ¡ doy gracias a Dios por tanta Vida!.

Si tras cruzar el desierto llegaras primero al río, no te olvides de avisar a los que venían contigo; que es entre el agua y la sed donde se ven los AMIGOS.

 

MUJER CAMPESINA

Hoy, quiero escribir por ti mujer humilde de mi pueblo.
Forjadora de la patria campesina y estoica luchadora del silencio.
Quizás jamás te enteres de que existo, pero al pintar tu imagen con mis versos:
brindo por ti dejando una semblanza por la historia fecunda de tus hechos.
Desde el horizonte universal del sacrificio, surge tu figura vital despuntando el alba.
Eres la eterna compañera del trabajo, sin feriados ni domingos y amante irrenunciable
de la maternidad temprana.
Entrañable amiga en los momentos difíciles. Esposa fiel en la trilla del amor o en las cosechas amargas.
Educadora sin par frente a todos tus pichones, con tu aula de cocina, de cariño y de labranza.
Brindo por ti, mujer campesina curtida de madrugadas: en el tambo o la “fajina”, en el telar o la chacra;
Pues tras regar de sudor las diez horas cotidianas, encuentras fuerza y razón para engalanar tu casa.
Y a pesar de la rutina, igual despiertas pasión para sembrar la esperanza…
Cómo no escribir por ti, madre paloma sin alas, que por emplumar tus hijos te desnudas hasta el alma y
Te vuelves leona herida cuando alguien los ataca!!
Brindo por ti heroína anónima de mi pueblo, que has llevado en soledad el llanto de tu cansancio para no estropear los sueños. Que juntas noches y días, penurias, renunciamientos y en el surco del amor igual
Florecen tus besos; mientras guardas un cofre de ternura (crecido en las mieles de tu pecho).
Por ti, elevo una copa-corazón, en el alma rebelde de mis versos; brindando por la heroica campesina
¡eterna luchadora del silencio!

Si la vida te premia con ternura, no permitas ¡jamás! : que te roben las caricias.

(Del libro VIVENCIAS La rebelión de la ternura)

 

TIEMPO MADURO

Es hora de andar amigo mío
con la piel erizada de justicia.
Es hora de vivir amiga mía
con las manos sedientas de caricias.
Es tiempo ya, buen compañero,
de crispar los puños sin demora.
Buscando una vida justa y digna
procurando que la luz no se haga sombra.

Por el indeciso pretil y en los andamio
resbalan: vida y sudor de los obreros,
y respira junto al horno-chimenea
la fatiga empapada de hombres-negros.

Son iguales días, (tal vez todos los años)
que te ven mujer trabajadora:
empinar de un sorbo madrugadas
para beber jornadas de diez horas.
Ya cansada, cuando vuelves a tu casa,
tu misión de madre siempre aflora,
obligándote a trasnochar de nuevo
y el reloj, no entiende ni perdona…

Por eso, es hora ya joven amigo
de estudiar, trabajar, luchar sin pausas.
Unir: la mente , el sudor y la conciencia,
por una sociedad libre y sin parias.
¡ Libre de pobreza de hombres libres!
Libres de la droga y la metralla,
solidarios con la pena de los pobres,
y también con el que siembra desde el alma.

 (Del libro VIVENCIAS La rebelión de la ternura)

 

CICATRICES DEL ALMA

He trepado los caminos sinuosos de las palabras.
Despeñándome entre rimas casi me quedé sin alma..
Anduve entre sol y luna (caricias de tierra y agua)
senderos de luz y sombra por tiempos de bronca y calma.

Capricho de soledades hicieron callo en el alma,
despertándome en los versos un aroma de nostalgias…
Los sauces adolescentes que maduraron mi infancia
me enseñaron la humildad de naturaleza mansa.
Y aquel ombú solitario (Quijote de la campaña)
me enseñó a pelearle al viento:
el nido que hay en mis ramas.

Me acostumbré a andar conmigo,
pero un día las palabras me trajeron otras voces
y comprendí mi ignorancia…
Hoy , ando con El y contigo,
con ellos y los que faltan.
Sin dejar de andar con todos: ¡soy tan libre como el agua!
No llevo culpas ajenas ni cargo a nadie mis faltas.
Los quiero tal como son y no busco que me aplaudan.

Llevo el amor como escudo y la verdad como espada,
me he cortado muchas veces
y han sangrado mis palabras.
Los ríos de la ternura lavan la herida y la sanan;
pero quedan cicatrices,
mismo en el rostro del alma.
Mas quiero morirme antes de verla desfigurada.
(Del libro VIVENCIAS La rebelión de la ternura)


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

   
 


PÁGINAS AMIGAS