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EL LIBRO DE JORGE
Por. Carlos Maggi

El pasado 15 de mayo, se nos fue con 92 años cargado de sabiduría Don Carlos Maggi, tómese este trabajo como un homenaje perpetuo en esta Revista, a quien tanto colaboró desde los inicios…
Con Raíces del mes de Julio-2015,  estaremos ofreciendo otro capítulo de este material, a quien agradecemos eternamente, por confiar en nosotros…nos vemos.

   
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TRADUCCIONES DEL ALEMAN
OBJETO: MOSCA

Hace tiempo quedó establecido que el anca de los caballos es lisa; una comba amable, redondeada y lisa; el escorzo de un seno de mujer visto con lupa. Sucede a veces, sin embargo, que se producen erupciones en esa piel tirante, las cuales erupciones adoptan la apariencia de porotos negros diseminados; y es a esta patología dermática que llama el doctor Lubbe, A.M. “acné caballeril”. Todo equino que padezca acne -escribe el profesor de Pretoria— tendrá escozores, molestias que se manifestarán de inmediato por la oscilación de péndulo invertido que adoptará la cola del animal, abandonando su lacia posición de reposo para erguirse de pronto y actuar a la manera de un limpia parabrisas que abanico la zona afectada refrescando la picazón” (Véase, South African Medical Journalt: “A comparative Study of Rural and Urban Venda Males”). Las pelotillas negras que el vigoroso colear yeguarizo desprende del cuarto trasero de la cabalgadura se conocen vulgarmente como “tábanos”; tales excrecencias no deben confundirse, pese a todo, con la cazcarria ovina que es una simple masa inerte. Por el contrario, los puntos negros nacidos en la grupa del rocín, al ser movidos por el cólico plumerazo, pueden remontarse asombrosamente, y echándose a volar, convertirse en criaturas del aire. El presente opúsculo, justamente, pretende ser una contribución al trazado de las primeras diferencias esenciales y existenciales entre los abrojos y las moscas. En un libro que no sabemos si llegó a publicar, el señor Osvaldo Spengler decía:
“Contemplad las flores en el atardecer, cuando al sol poniente se van cerrando unas tras otras. Una desazón, un sentimiento de misteriosa angustia invade el ánimo ante esa existencia ciega, somnolienta, adherida a la tierra. La selva muda, los prados silenciosos, aquel matorral y esta rama no pueden erguirse por sí solos. El viento es quien jugueteo con ellos. En cambio la mosca es libre: danza en la luz del ocaso: se mueve y vuela a donde quiere. Una planta no es por si misma nada. Constituye un fragmento del paisaje en donde el acaso la obligó a arraigar. El crepúsculo, la fresca brisa, la oclusión de las flores, nada de esto es causa y efecto, ni peligro que se advierte, ni resolución que se toma, sino un proceso uniforme de la naturaleza, un proceso que verifico junto a la planta, con la planta y en la planta. Por sí, la planta no es libre de esperar, de querer o de elegir.
En cambio, el animal puede elegir. El animal vive desprendido del resto del mundo. Ese enjambre de mosquitos, que siguen danzando sobre el camino, aquella ave solitaria que hiende el cielo crepuscular, la zorra que espía un nido -todos estos son pequeños mundos por sí, inclusos en otro mundo mayor. El infusorio invisible para los ojos humanos, el infusorio que vive en una gota de agua la breve vida de un segundo, en un minúsculo pliegue del líquido, el infusorio es libre e independiente frente al conjunto cósmico. El roble gigantesco, en una de cuyas hojas se estremece esa gota de agua, no lo es.” Partiendo de bases similares hemos sostenido que el abrojo es conservador y retrógrado, un peso muerto aferrado a su rutina mientras que la mosca improvisa, decide, elige. Sabiamente, escribe Klug, Ulrich en “Ensayos de Filosofía del Derecho”: “La mosca es una gota de libertad y poco importa que a veces salpique el estiércol. Puede ser un modo de preparase para volar más alto”.
La planta tiene existencia, pero la mosca tiene vigilia. No es un hecho banal en consecuencia, que la mosca mire por cientos de ojos: está vigilando, ansiosamente, se desbordo de precaución, está aprendiendo, enterándose del mundo; necesita saber qué pasa; va a resolver y en eso le va la vida. El abrojo, en cambio, vive fijo y en la oscuridad; su nombre está diciendo que abjuró de los ojos. Todo en la vida se clasifica según estos dos verbos; prenderse y desprenderse. Solo aquellos que estén ligeros de equipaje, asistidos por el espíritu joven podrán preguntarse: ¿dónde? Esta es la pregunta del que despierta. La planto vive y engendra vida; pero no nace, crece. La experiencia íntima de la profundidad es un potente disparo que parte de un contra luminoso y hiende el espacio hacia las lejanías invisibles. El yo es un concepto visual;” La planta no mira ni ve, ni tiene mundo sensible que se desplace, está incrustada, cree que sus relaciones con el pequeño lugar que la rodeo, son el universo. Es lo que se llama espíritu provinciano. Por eso cabe recomendar cierta prudencia en las tardes de verano. Esa mosca insistente que fastidia, está cuajada de ojos, averiguando, ejerciendo su libre arbitrio para preferir este o aquel camino; está procurando determinar de dónde vendrá el peligro y qué conviene hacer; está ejerciendo noblemente su vida, de modo muy superior a la modorra vulgar de aquel que, en medio de la siesta, lanza un manotón para espantarla. Los sabios tienen tendencia a compararse con los tábanos.

El pasado 15 de mayo, se nos fue con 92 años cargado de sabiduría Don Carlos Maggi, tómese este trabajo como un homenaje perpetuo en esta Revista, a quien tanto colaboró desde los inicios…
Con Raíces del mes de Octubre-2015,  estaremos ofreciendo otro capítulo de este material, a quien agradecemos eternamente, por confiar en nosotros…nos vemos.

 

TRADUCCIONES DEL ALEMAN
OBJETO: OMBLIGO

Ha podido observarse que el vaciado de una verruga donde se dibuja la enseña japonesa del sol naciente hunde el epicentro de la ancha bóveda abdominal que los seres humanos llaman vientre. Esta pequeña cicatriz de caverna, recibe a su vez el nombre de ombligo, derivación de “umbrigo” o más propiamente de “umbrío”, porque es lugar que casi siempre se tiene a la sombra. Pacientes investigaciones paleológicas han permitido descifrar el ombligo. Hasta hace muy poco se pensó, equivocadamente, que este frunce fuera la impresión digital del alfarero. El gran Hacedor, después de construir con barro el primer hombre habría firmado la obra apretando el pulgar contra el vientre de su criatura, como quien toca timbre. Pero sucede ahora que el avance de la paleografía permite leer al pie de la letra los cuneiformes estrellados del ombligo y las conclusiones son terminantes aún cuando satisfagan muy poco a los metafísicos de siempre que una vez más, ven fallidas sus especulaciones. En efecto, el ser humano no es una cerámica de sello que lleve sobre las tripas una marca prestigiosa y la consabida leyenda: made in Paradise. No. Las hipótesis fantasiosas han quedado reducidas a simple mitología pintoresca. Actualmente la ciencia exacta devela verdades. La naturaleza no hace poesía, es poesía. Las comprobaciones de Zimmern, H. (Véase: Assyrische chemishtechnische Rezepte, Bonn, 1975) no admiten réplica. En el criptograma del ombligo está escrito claramente una sola palabra: Hombre.

El descubrimiento nada banal, permite sacar valiosas conclusiones. El mundo debió estar muy entreverado, al aparecer la especie humana, puesto que el Creador, para evitarse confusiones, tuvo que ponernos una etiqueta. Esto explica por qué el ombligo cayó en desuso el día que el caos inicial fue ordenado. (Conforme: García, G. (1928- actualidad) ‘Hudert Jahven von Einsmkeit” pag. 47: “Con un hisopo entintado marcó cada cosa con su nombre: mesa, silla, reloj, puerta, pared, cama, cacerola. Fue al corral y marcó los animales y las plantas: vaca, chivo, puerco, gallina, yuca, malanga, guineo”). Pero de la espectacular lectura zimmerniana también fluyen conclusiones de carácter ético: diariamente hay que mirarse el ombligo y leer a conciencia su mensaje; no siempre recordarnos que el membrete redondo impreso en nuestro centro visceral, dice de manera imborrable: “hombre”; y no lobo, puñal, desprecio o poca cosa. En ese punto preciso cae sin pausa la gota de sustancia apacible que nos hace humanos, la gota que horada la piedra del hambre negra. Por eso, seguramente, cuesta tanto creer en la existencia del infierno. ¿Quién merecerá ser condenado por la eternidad si durante todos los días de su vida estuvo indeleblemente besado, marcado a fuego por la madre que lo engendró? No ha habido hombre suficientemente malvado como para borrar el ombligo de su cuerpo; es bueno recordarlo cuando aparecen los grandes, los tremendos, los que pretenden llevarse el mundo por delante: hay una taza de paredes blandas llena de tibieza detrás de la terrible hebilla del cinturón sobre la cual sostienen los pantalones de su machismo animal. Mientras se producen los crímenes del poder, del sexo o de la avaricia (AM ANFANG WAR DIE TAT) el ombligo inocente, boquita redonda, silbo y silbo en el medio de la barriga, su canción infantil.

 

El pasado 15 de mayo, se nos fue con 92 años cargado de sabiduría Don Carlos Maggi, tómese este trabajo como un homenaje perpetuo en esta Revista, a quien tanto colaboró desde los inicios…
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TRADUCCIONES DEL ALEMÁN
OBJETO: CAMA

El caminador y el parado se cansan de subir al mundo desde sus pies; entonces se pliegan por la cadera y apoyan provisoriamente la parte media posterior y se quedan con cara de pensar en otra cosa; pero yo sé, en la intimidad, esos mismos solemnes que se recuestan tan tiesos en el respaldo aún los escribanos, terratenientes y arzobispos  necesitan sentarse completamente, aplanando sillones todo alrededor y piden, en consecuencia, un cuadrilátero de uso interno donde soltarse del todo. Cualquier bicho necesita cada noche un zafarrancho general de anatomía en grado de despatarro. Entre los humanos esta inmersión en la inocencia se efectúa, invariablemente, en un baño de dormir de especiales características y tamaño constante, que se denomina cama.
Se trata de un aparato en forma de piano tendido, con lomo de gato manso acolchonado, vale decir: un ladrillo de grandes proporciones capaz de aplastar una persona, que prudentemente se coloca siempre debajo de ella, interponiendo entre su superficie rugosa y el durmiente, un jergón y sobre él, un lienzo del mismo tamaño, forma y color que uno pantalla de cine común. Lo extraordinario del mecanismo así concebido radico en un doble uso simultáneo que ofrece a sus consumidores.
Siendo de construcción tan elemental, la cama permite a sus tripulantes cuando se utiliza como plataforma de lanzamiento de dos plazas, la realización de variados ejercicios conjuntos, de carácter inexplicable y consecuencias no siempre previsibles (véase: Claro de luna, Reproducción, Divorcio).
Pero más allá de estos duplex gimnásticos bastante absurdos, cuando la máquina se aplica en forma individual, se presta a la realización de operaciones tan delicadas como la autosugestión hipnótica con variación del metabolismo y en consecuente afloramiento del subconciente, fenómeno este de la mayor importancia, al cual el lenguaje popular llama soñar, como si los sueños fueran cosas imaginarias y no la prensa diaria noticiando sobre la realidad que más importa: los bajos fondos de cada uno.
Scholtz, Helmut (1912—1973) publicó su “Dic Goldene Regel”, Tubingen, 1967, un penetrante ensayo donde traza el primer paralelo científico entre la cama y la bicicleta. Su tesis parte de la siguiente base: para asimilar la cama y la bicicleta dentro de una misma categoría, no basta definir ambos objetos como “vehículos silenciosos Y acto seguido observa sagazmente: “Se trata de máquinas para ir y volver. En consecuencia el cambio de lugar es lo que menos importa. En el Tour de France o en la Vuelta Ciclista del Uruguay, todos terminan donde empezaron y esto es, exactamente, lo que sucede después de una pesadilla: el dormido despierta en el lugar en que se durmió. Es claro pues, que ni el velocípedo ni el mueble de dormir imponen a sus usuarios una modificación en el espacio”.
Con todo, a nuestro juicio, la asimilación no puede ser tan absoluta. Pedalear trepando la cuesta de una montaña resulta siempre agotador, en cambio dormir en subida, descansa.
En el mismo orden de ideas, el capítulo dedicado a la almohada aparece como poco fundado, le falta funda.
A esto se suma la refutación de Wassen— Wassen, que es ilevantable “La bicicleta a vela es todavía un ideal inalcanzable, mientras que la noción de sábana es imprescindible para quien se acuesta”. Con todo, estas son críticas muy menores. El ensayo publicado en Tubingen hace casi diez años, sigue siendo aún hoy, el aporte más valioso en esta materia cuando se llega a lo que realmente importa.
Acierta Helmut Scholtz, cuando recomienda a las jovencitas alemanas que eviten indistintamente las caídas que pueden producirse en sus transportes ciclísticos o de alcoba y es de aplaudir, asimismo, su energía al exigirles un severo control antidoping, cada mañana, antes de largar de nuevo.
Por si esto fuera poco, las observaciones de Scholtz alcanzan resultados definitivos en la última parte de su espléndido paralelo, en el capítulo titulado: “Análisis postural”
“La posición en la bicicleta y durante el sueño es la misma —escribe el autor—: la columna vertebral levemente curvada, una pierna mas encogida que la otra y los brazos un poco hacia adelante. En algunos casos el durmiente pliega un brazo y lo coloca debajo de la almohada y sobre él recuesta la cabeza pero también un ciclista en plena marcha procura a veces oír si su reloj de pulsera sigue funcionando y con ese fin levanta una mano hasta la oreja, entonces las dos posturas corporales vuelven a ser idénticas. “Se ha objetado - continúa Scholtz— que se duerme tendido, siguiendo una línea horizontal, mientras que sólo se puede andar en bicicleta con la máquina derecha, en buen equilibrio y sobre ella, perpendicular al piso, el pasajero. Tal argumento parte de un sofisma de falsa posición, muy fácil de destruir; para ello bastará un ejemplo: la fotografía que está en su marco, colgada en la pared, deja de ser esa misma fotografía cuando se pego en un álbum y se guarda de plano en el estante del ropero? No, en modo alguno -se contesta el maestro— La asimilación que venimos desarrollando —concluye— es tan profunda que las diferencias entre una cama camera y un tandem no pueden establecerse en el estado actual de nuestras investigaciones: por eso más de un matrimonio se ha perdido por hacer rueda libre, creyendo dormir, en el momento de cruzar las esquinas peligrosas.


 

El pasado 15 de mayo, se nos fue con 92 años cargado de sabiduría Don Carlos Maggi, tómese este trabajo como un homenaje perpetuo en esta Revista, a quien tanto colaboró desde los inicios…
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TRADUCCIONES DEL ALEMAN
OBJETO: TORTUGA

Muchacha es un empuje de frescura en medio de risas, dientes y colores, pero puede detenerse y cavilar, decaer, enredarse y quedar sensata, curtirse, cuartearse en grietas y así, sucesivamente, empedernirse de sequía en sequía. Hacia el final de tanta ceniza, está la tortuga: una lenteja de mundo interior y cáscara pesada; un cargo de conciencia en forma de carozo; lo que se queda cuando todo corre, fluye y se va; un recuerdo embalsamado; el sombrero de la tía Eulalia; la estatua de un parpadeo. Piedra es todo galápago que consiguió ensimismarse completamente. La tortuga se hunde más hondo en la tortuga que en el mar; así aparecen ciertas playas cubiertas de guijarros; son tortugas que se bandearon de profundidad. Cuando uno de estos cantos rodados tiene la desgracia de oír algo y comete el error de desperezarse y volver un poco, aparecen cuatro patas lentas y una uña principal con ojos que se balancea. Entonces, comienza a manar en el corazón de los compasivos una lástima sin fondo; es demasiado enloquecido el esfuerzo que está haciendo ese pedernal tallado por imitar a los animales; es demasiado sufriente, es atroz esa pugna ovalada que se arrastra; ¿para que se martiriza tanto la roca por fingir que vive?
Se dice tortuga a la tortura de una piedra pretenciosa.

 

TRADUCCIONES DEL ALEMAN
VERBOS: CAERSE Y LEVANTARSE

Hay un hecho espiritual básico que consiste en caerse y que es también, naturalmente, el principio de nuestro fundamento. En realidad, como descubrió el filósofo alemán Franz von Baader (1765-1841), nos caemos cuando buscamos apoyo. Aunque no lo sepamos. Uno se cae y como consecuencia se da un porrazo, y el porrazo se lo da cuando encuentra, al fin, aunque quizá de manera demasiado brusca, algo en que apoyarse.
De ahí la importancia de caerse. Es lo que también estudió el sicólogo contemporáneo Ludwig Biswanger cuando analizo la expresión “caerse de las nubes”; es gracias a que nos caemos de las nubes que encontramos la tierra.
El mismo Franz von Baader ya había afirmado que precisamente el nombre de tierra, terra, provenía de la inversión del hecho que determinó nuestro fundamento, la detención, en francés, el arret —y al revés: terra—. La tierra es la detención, el arret, la aparición de un fundamento que detiene nuestra germinal caída.
Lo fundamental del hombre es caerse. Por suerte eso está siempre al alcance de todos. Lo dice bien nuestra popular canción: “un tropezón cualquiera da en la vida”. Casi se diría que con el tropezón nacemos a la tierra. Sólo que hay que cuidar un equilibrio básico de fuerzas: tropezar, está bien; caerse, también, pero para detenerse al fin en la superficie. No hoy que caerse con tanto entusiasmo que al final nos quedemos enterrados. Todos los movimientos hacia abajo deben tener por lo menos un límite y en todo caso compensarse con un movimiento hacia arriba. La importancia de caer se entiende mejor si se piensa en el peligro mayor que significa flotar. Siempre es mejor caerse de una vez, “caerse de las nubes” y terminar pisando tierra, que no andar flotando. El que anda flotando ni pisa ni vuela. Y además, por lo tanto, ni siquiera sube.
Por eso se dice también teológicamente que en el principio fue la caída.
Además, todo el que cayó quiere levantarse, y precisamente eso, esa voluntad de levantarse y de subir, es lo que hace hombre el hombre. Pero ¿cómo podría querer subir, si antes no se hubiera caído?

 

El pasado 15 de mayo, se nos fue con 92 años cargado de sabiduría Don Carlos Maggi, tómese este trabajo como un homenaje perpetuo en esta Revista, a quien tanto colaboró desde los inicios…
Con Raíces del mes de Agosto-2015,  estaremos ofreciendo otro capítulo de este material, a quien agradecemos eternamente, por confiar en nosotros…nos vemos.

 

TRADUCCIONES DEL ALEMAN
OBJETO: CIUDAD

Observar una ciudad a través del microscopio .escribe Zchwartz, W. en 1765— puede resultar bastante difícil debido a las dimensiones que habría de alcanzar el portaobjeto”. Treinta años más tarde, hacia fines del siglo XVIII, Georg Nernst dará vuelta el aparato y, sentándose en el lugar de la preparación, será el primero en enfocar lo totalidad de una ciudad (Wurzburg desde el monte Rhön).
El 5 de agosto de 1795, apunta Nernst en su “Diario de mis observaciones a microscopio invertido”: “En nada se diferencia de un cuero de chivo estirado con alfileres”. Y más adelante agrega; “Recurrí a un lente de mayor aumento y, consecuentemente, la ciudad se alejó cien veces hasta quedar como lo costra de una raspadura; un arrugado trapo de piso hecho jirones verdes era el Ingolstad entre montañas. Con el tercer lente vi la patria entera como una llaga sangrando en el medio de Europa”.
Schiller, supera en profundidad y también en romanticismo este examen puramente fenomenológico: “El monumento al espanto de quedarse solo, se llama ciudad. Las ciudades son las máquinas más grandes que haya construido el hombre y están destinadas a un fin preciso: fabricar compañía”.
Nietzche, Friedrich, completo la noción germánico del ser en sí urbano: “Dos son los destinos del hombre: pensar de modo cada vez más potente, hasta quedarse solo; o vivir de modo cada vez más profundo, hasta sentirse realmente acompañado. Y en cualquiera de estas dos actitudes existenciales es necesario emigrar; como dicen los versos de Dante Alighieri:
“Serva Firenze dell’ angoscia mia
Citta chi leva la solitudine
Senza offerire della compagnia”.

TRADUCCIONES DEL ALEMAN
OBJETO: ZAPATILLA

Si se observa la superficie terrestre con cierta atención, una mirada experta descubrirá caminos donde no hay camino, especialmente sobre tierra blanda, arena seca o pasto suave: son huellas de pisadas de seres humanos.Estos trazados libres conducen casi siempre a determinadas envolturas del tamaño de un pie, fáciles de atrapar durante la noche porque sin excepción, descansan junto a la cama. Las envolturas con lomo de lona y la cara de esparto trenzado se denominan zapatillas, alpargatas o más directamente: humildad. Como apuntara Benn, Gotfried en “Poemas estáticos”, 1948: “La humildad es una bolsa que contiene ir y venir y que al ser golpeada contra el piso ofrece la otra mejilla al paso siguiente”. Cabe agregar que toda vez que alguien toca el piano con los pies, digitando en la panza de un canguro pichón, el lenguaje popular afirma: está en chancletas. Según observa el mismo Benn: “el chancleteo es un zapateo que se hace sin bailar, así como los bailarines caminan sin ir a ningún lodo; pero al revés”. Es de principio que todo ser enchancletado sea un ser modesto: usa el globo terráqueo de tambor, pero lo golpeo apenas, con sordina como evitando que el mundo —que gira en el aire- se mueva o se machuque con su andar, como cuidando que pueda haber muchos que chancleteen sin interferir sus respectivos ritmos de percusión chanclatica: arrastre, talón y piso, arrastre, talón y piso, shhh, tac, toc, shh, tac, toc, shh tac toc.... en muchos direcciones y al mismo tiempo.El examen fenomenológico de un par de zapatillas rellenas permite sacar asimismo otras conclusiones biológicas.Escribe, por ejemplo, Darwin, Charles Robert (1809—1882) en su “Voyage of a naturalist round the world”: “Es muy común encontrar en esta zona meridional, dentro de un par de zapatillas normales dos manos subnormales y en tal caso puede afirmarse que ya no estamos en presencia de un chimpancé sino de una persona. Persona es todo mono mediano cuyas extremidades inferiores están atrofiadas y en consecuencia solo sirven para sostener porque se han hecho incapaces de agarrar, fenómeno inexplicable en la evolución de un animal tan codicioso como el ser humano”.Algunos autores franceses afirman que fue el afán de disimular esta inferioridad de base la que llevó al uso de forros o fundas que taparan los cinco muñones inservibles llamados alegremente dedos de los pies. Horkheimer, Max, en la “Dialéctica del iluminismo” afirma que fue un arrebato de humildad el que llevó a la creación del tercer zapato, destinado a cubrir equivocaciones (lease: cabeza). El gracioso nombre de sombrero que distingue a la zapatilla de arriba es particularmente significativo. En efecto, designar con el término sombrero —es decir, lugar de la sombra— a la tapa que apoya sobre la claridad del pensamiento, demuestra que también la etimología puede ser una disciplina irónica. ¿Hará alusión a este aparato la extrema expresión hallada en algunos diarios muy antiguos: saltarse la tapa de los sesos?
En una próxima comunicación nos abocaremos al estudio de la zapatilla crítica, o delantal de hoja de parra, que Adán chancleteó por el jardín del Edén como si las vides fueran maracas.

 

TRADUCCIONES DEL ALEMAN
VERBOS: MOVER Y CONMOVER

 Se ha observado que las relaciones de posición no son constantes entre los trozos de materia que ocupan el espacio.
Los cambios de distancia entre las cosas son llamados movimientos, y el tránsito de un lugar a otro: “mover”.
No es tarea sencilla precisar cuándo algo se mueve o se conmueve. Si una hormiga mantiene sus patas en posición determinada está quieta para el mundo, aunque gire vertiginosamente llevada por la rotación del planeta Tierra, por su traslación y otros movimientos cósmicos o subjetivos de alta velocidad. Decir pues que una hormiga está quieta es un hecho local, folklórico, una comprobación a nivel de provincia. Sucede también que una hormiga, en medio de su raudo vial sideral inmóvil sobre la corteza terrestre puede alternar sus extremidades venciendo en cada apoyo la fuerza de la gravedad y si su habilidad combinatoria es suficiente para tal gimnasia, el animal se desplaza mínimamente en cuyo caso el fenómeno se denomina ‘‘caminar’’. Todo camine implica pues la modificación del cuadro de relaciones situacionales con respecto a los elementos constantes del entorno, y así se dice, con ajustada precisión, refiriéndose a la hormiga: entra o sale del hoyo denominado hormiguero, trepa por la pared, avanza por la senda marcada en el césped, se agito en confusión (hormiga loca) corriendo desordenadamente entre la multitud de otras hormigas semejantes, según las reglas del caos ordenado; como si la población entera del hormiguero, en presencia del azúcar derramado, fuera gas de hormiga rebotando movimientos brownianos sobre las baldosas coloradas de la cocina. Los recorridos descritos por cada hormiga loca cuando se endulzo una superficie plano, repiten en su trazado conjunto el dibujo de los pétalos de uno rosa, de donde Hamelin, Albert (1782—1830) dedujo su teoría sobre las fuerzas magnéticas, demostrándola admirablemente con las limaduras de hierro y el imán, y con la conducta de los adulones que rodearon a Napoleón. Como es dable apreciar, los cambios en las relaciones de posición pueden ser más complejos que el simple camine y comprender el ascenso (véase: volar)o el desaliento (véase: Barranca abajo). Los movimientos, asimismo, pueden ser muy sutiles, como sucede con el aire que cuando entra en sí mismo, sin salir de ningún lado, se llama viento. En esta parte nuestro conocimiento sobre el mover es bastante dudoso y transeúnte (véase: Tiempo coma Pronóstico del). Los movimientos intrínsecos, por otra parte, constituyen una incógnita aún más imprevisible; escapan a toda medición, puesto que se trata de movimientos que no cambian de lugar el objeto movido. El más conocida de los movimientos intrínsecos es el llamado estremecimiento, y puede observarse en el tornasol del buche de la paloma, en el sabor del vinagre y en los violines y otros instrumentos de cuerda cuando se refieren a un bien perdido (véase: Albinoni, Tomaso contra el Adagio). Hay también formas referida al verbo mover aun más internas e independientes son las llamadas formas del estremecimiento constante que algunos autores radican en las inmediaciones del corazón.
Frente a un sujeto sometido a un temblor continuo de segundo grado, o por emoción, se hacen inútiles el teodolito que mide ángulos topográficos, el microscopio electrónico y las reacciones químicas del azul de metileno. Por esto, María Julia, pienso en los peligros de acechar inmóvil tras una puerta y mirar y ser vista ya lo mejor temblar en las horas de la madrugada, secretamente, como sucede con la rama de cerezo en flor cuando deja caer una gota del rocío acumulada y queda en el aire vibrando, estremecida, como esa larga nota de violín que dice y dice: “Oh dulces prendas por mi mal halladas”.

 

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TRADUCCIONES DEL ALEMAN
OBJETO: CASA

Si bien se hallan cavernas naturales donde el agua no puede caer desde el cielo, los verdaderos espacios impermeables son inventados y hechos a mano por el hombre. En tales artefactos water—proof (en inglés en el original) el líquido está preso, y sólo corre por un sistema circulatorio a la manera arterial, quedando el agua en libertad por chorros controlables a robinete y en sitios determinados con toda precisión, comúnmente embaldosados de blanco a efectos de que se vean más fácilmente. Los caparazones resistentes a la humedad no pueden definirse por el tamaño, ni por la forma, ni por el color. Las hay más altas que una montaña y a ras del suelo, piramidales, prismáticas, cúbicas, cónicas, rojas, amarillas, encaladas, duras como piedra o hechas de tela fina que tiembla con el viento y aún las hay de madera o de barro o de hielo, tapadas de metal, con tierra cocida o paja peinada con rayo al medio y en tobogán.
Sólo la interrupción total de la lluvia, llamada técnicamente al abrigo” o “a cubierto’’ permite definir estas concavidades: si apoyan en el mar se llaman “barco’’ o “barcazas” y si están ancladas en tierra, “casas” aunque tengan bar. En esta última hipótesis la cubierta superior se denomino sin excepción: “techo”.
Uno definición sicológica de la casa puede hallarse en la escuela de Marburgo. El muy negativo Weininger, Otto, al desarrollar su tesis antifeminista sostiene que la mujer actúa sobre el hombre mediante un sistema de cárceles superpuestas que van de la vivienda al útero y propone la demolición universal y la radicación masiva de las poblaciones en los desiertos y a la intemperie, a efectos de evitar toda arquitectura. “A pretexto de algo tan simple como no mojarse con la lluvia -dice este autor la mujer atrapa al hombre entre paredes, después lo cobija por segunda vez en un lecho y al sumergirlo y cubrirlo con si misma logra convertirse en la casa donde primero se domicilia cada uno; desde entonces todo hombre se sentirá ante una mujer como un inquilino mal pagador. Es a este malestar -concluye Weininger- que suele llamársele amor filial, o más simplemente: amor’’. Sin compartir la tesis anticonceptiva del pesimista citado, cabe apuntar su razón cuando destaca que todo en el ser humano es claustro, desde la gula de quitarse el hambre engullendo, hasta la sed metafísica de mojar la lapicero; que no hay sacar sin meter y que se sale a la vida para entrar a la muerte yendo de un hueco a otro en una loca carrera de refugios inútiles, porque se habrá de terminar completamente destapado, con la osamenta al aire, tirados en un hueco. Discutible o no por su formulación agresiva, la tesis de Weininger aporta al conocimiento del objeto casa un elemento esencial a la luz de los actuales planteamientos freudianos de la cuestión. Qué otra explicación que una raíz erótica puede hallarse al sueño absurdo de la hipoteca propia? (Véase: “Totem y Tabú” y ‘‘El significado de los sueños”).

TRADUCCIONES DEL ARABE
OBJETO: GOTA DE AGUA

La tierra se expresa por manantiales y hace memoria en los aljibes quietos; mientras tanto, el rocío está en todo; se trata, simplemente, de saber exprimir el licor de esa alegría naciente. Abundante, ofrecida, riquísima, la linfa del mundo fluye sin fondo llevando en su trama la embriaguez de vivir. Está prohibido nombrar dc golpe el agua, hay que decir primero la sed. Todo lo que toca el agua está bautizado y tiene que ver con el reino de Dios, porque en el dibujo de la mojadura se retrato la madre de todo lo que crece.Es tan importante el agua, que se ha inventada, religiosamente, una palabra para cada uno de sus movimientos; hay 1.200 verbos que dicen del modo más carnal: sale jugo, entra jugo; así, —si el cielo se humedece, se nubla; si aparecen trozos de agua en el aire, llueve; la tierra, se embarro; tas costas se inundan y los barcos naufragan; y cuando el líquido nace del propio sólido que se está mojando, se funde o se derrite; salvo que el sólido esté vivo, porque en tal coso transpira aunque también puede sangrar, llorar y otras variantes de menor elegancia que hablan de embeberse o desaguarse según sean las puertas y el sentido del tránsito, desde el primer trago, que se llama mamar, hasta el último secarse que es el morir; porque no en vano esqueleto quiso decir ‘seco” desde su origen griego. Siempre se engendra regando, siempre se muere en un desierto. El agua es tan suntuosa que ya no puede mojarse de tan empapada que está; por eso, en medio de la peor tormenta, el mar sigue tan campante, completamente impermeable. ¿Qué es para un millonario el vuelto de unos níqueles?  El agua tampoco se deshidrato; antes de padecer esa humillación, desaparece. El agua no se marchita, ni se apergamino, ni puede arrugarse; es la juventud; todo en ella se muestra fuente y esencia florida. El mundo entero la codicia y vive sediento de su compañía. Hasta las piedras se rajan sin ello y la arena deliro, absorbente y tomadora. Todo se calcino y agrieto bojo el sol y mendigo refrescarse. Mientras tanto, en el cutis pulido de una gota se refleja y tiembla la vibración nupcial de la materia. Cada gota es un camello que lleva a través de la sequía el principio de los jardines; basta un rayo de luz para ver los sietecolores. Quién que pueda sentir un cacho de agua entre las manos podrá descreer del milagro, silo está tocando? Deberían conservarse en algún lugar del sentimiento restos de inocencia que nos obligaran o rezar coda mañana agradeciendo el uso de semejante hermosura. ¿Qué es un diamante comparado con una gota de esa esencia con lo cual estamos hechos y que tiene la bondad increíble de ser la más abundante, siendo la más preciosa? Ni Alá alcanzó la virtud de una humildad tan perfecta.

Con Raíces del mes de Mayo-2015,  estaremos ofreciendo otro capítulo de este material de Carlos Maggi, a quien agradecemos por confiar en nuestra revista…nos vemos.

 

 

TRADUCCIONES DEL ALEMAN
OBJETO: GOMA DE BORRAR

goma

Para que en una determinada comarca habiten pueblos civilizados, debe haber rectángulos de papel; aunque cabe prevenir que no es fácil descubrirlos. Por lo regular se hallan hábilmente plegados y ordenados contra las paredes, y tan cubiertos de polvo y de cuero que pasan inadvertidos. Pero sacando un volumen, provocando su debida apertura y sometiendo las caras recién expuestas a una correcta observación, bajo lentes de aumento y abundante luz frontal resultará fácil descubrir las incrustaciones. Se trata, por lo regular, de una prótesis fija a ganchos negros de mínimo espesor, comparable a las formaciones de orugas planchadas con las cuales los antiguos pueblos germánicos decoraban sus mejillas por líneas paralelas, Y así como entre ellos los augures leían en las vísceras de los animales sacrificados los presagios del porvenir, del mismo modo los letrados de hoy en día hallan en esas hojas escritúrales los anuncios del pasado y las prevenciones de la sabiduría acumulada.
Todo en la vida de las comunidades contemporáneas termina convirtiéndose en spaghettis de tinta estampada; y aquello que no tenga destino gráfico, será polvo insignificante, cosa de nada, tierra que la tierra trague o el viento tome para sí. Resulta asombroso que, pese a ser estos hechos claros y notorios, nadie otorgue importancia al pequeño prisma blanco, de goma suave, que se restrega contra el papel y cuyo nombre es olvido; está modelando la historia cuyo acontecer más terrible es el silencio de que está rodeada.

 

TRADUCCIONES DEL ALEMAN
OBJETO: VASO DE AGUA

 Entre las altas torres y las pastillas de menta hay tamaños intermedios; los más comunes son el bidón o barril de petróleo y el dedal de coser; también tanque, pero de caber en una mano sin sobrar demasiado, es el vaso que cuando es de vidrio se llama de agua. No es difícil reconocer estos truncados conos invisibles: deben tener el agujero hacia arriba; si lo que les falta es el fondo y no la tapa, entonces su nombre es ventosa y están en desuso, seguramente porque el agua se derramo (Véase Newton)
Antes de todo empleo póngase el “Vaso de agua” (en adelante el aparato) a trasluz y obsérvese cuidadosamente a efectos de comprobar si presenta empañaduras, pegotes o manchas de cualquier tipo: tales aditamentos obstan el funcionamiento correcto del aparato. Hecha la revisación previa, derrámese el líquido suavemente, dejándolo caer de la canilla de modo tal que la fuerzo de la gravedad (véase Newton) haga pasar el líquido a través del anillo o borde del orificio superior del aparato (que necesariamente debe ser un orificio único); si la operación de llenado fue realizada correctamente, se verá formar sobre el fondo una delgada película como de celofán incoloro y después una y más monedas transparentes que irán engrosando su espesor hasta formar una pila o barra, a modo de milhoja de agua pero sin baño de azúcar, que debe caber exactamente en el aparato, para lo cual habrá de observarse la regla siguiente: apagar la canilla cuando la creciente pila o barra acuosa, en proceso de formación en el interior del aparato sea de altura menor que el aparato. Atención: En caso de derrames ponga el vaso de agua al sol o en una corriente de aire por el término de 30 minutos, antes de su uso, a efectos de lograr un perfecto secado exterior del vaso desbordado. Debe evitarse la evaporación de los excedentes exponiendo el aparato directamente al fuego; siguiendo esta práctica errónea se corre el riesgo de que el agua contenida llegue a hervir con lo cual se haría inservible para ser echada por la boca de los llamados seres humanos.

 

Con Raíces del mes de Abril-2015,  estaremos ofreciendo otro capítulo de este material de Carlos Maggi, a quien agradecemos por confiar en nuestra revista…nos vemos.

 

 

 

TRADUCCIONES DEL ALEMAN
OBJETO: CLAVO

La codicia y los clavos se usan con pudor, sin decir nada. Se meten dentro de algo y se tapan y no se vuelve a nombrarlos; no queda bien. Nadie se siente cómodo si le recuerdan las puntas que fueron martilladas en el alma de la madera para armar y sostener las estanterías del negocio.
En cada escalera y en cada andamio hay decenas de intenciones, hundidas a golpes, que yacen en la sombra, firmes, aguantando todo, pero secretamente. Clavar es un acto brutal, se cumple aplastando cabezas. Por eso nunca se dibujó una estampa del carpintero San José enarbolando el martillo; en cambio, el martirio de Jesús culmina según el relato de los evangelios al ser clavado en la cruz, como si la ingratitud de todos, no hubiera sido su peor herida. No; fue necesario recurrir a cuatro clavos para mostrar que sufría hasta morir de dolor. Todavía ahora, para vengarse del dios de las tormentas se levanta hacia el cielo un clavo sin vaina y no es de gente buena mirar los pararrayos, y menos señalarlos con el dedo; salen verrugas. Si de pronto, en una casa, la madera se hiciera transparente y se vieran los clavos, el espectáculo sería inaguantable, nos encontraríamos rodeados por una jaula de puñaladas yendo y viniendo, y terminaríamos sangrando antes de tocar ninguna de esas puntas afiladas.
Seguramente los espantosos prejuicios que rodean a todo lo sexual provienen del horror que causa la presencia de un clavo. (Véase: Delbrück en su obra “Geschichte DerKriegskunst, capítulo VI: Prolegómenos para una historia de la vestimenta).

 

OBJETO: CUCHARÁ

Procediendo por sucesivas eliminaciones, según el método pautado de Maizel, Johann L. (1793—1828) no es difícil, una vez que se logró localizar una casa, aislar dentro de ella el repartimiento usada como lugar de alimentación o abrevadero, y, ya instalados en ese espacio, identificar uno a uno los cajones del aparador y, cubiertos por esta cubierta, hallar los cubiertos. A esa altura de la investigación, usando un simple oftalmoscopio de Helmhaltz, se estará en situación de clasificar estos animales, en sus tres razas principales, a saber: el cuchillo doméstico, el tenedor o furcheta francesa y la variedad objeto del presente opúsculo: la cuchara maternalis, Linneo. A partir de “las comprobaciones lombardas” del español Gonzaga, Ferrante (1507—1557) buena parte de la historiografía de los países latinos sostiene que durante el Bajo Imperio y a raíz del relajamiento de las costumbres, el puñal sufrió un proceso de corrupción y afeminamiento que la llevó a redondearse y aseñorarse hasta el extremo de cambiar el filo de su hoja por un vuelo en forma de pollera. Al consolidarse este proceso orlandiano —sostienen los seguido– res de Gonzaga— el cuchillo se hace cuchara. Pero contra tales divagaciones teoréticas se levanta la obra de Samuel Harrison quien inventó en 1780 la pluma cucharita, la pluma de metal para escribir con lapiceras, inspirándose, según expresara el propio Harrison en las cucharas utilizadas en las pirámides de Giza (año 2.900 A.C.) para cubrir los ojos de las momias faraónicas. Cómo explicar sin ingredientes de Cleopotra esa forma almendrada que curva el cuenco de toda buena cuchara? Cómo explicar, sin una fuente de encanto, lo seducción que ejerce este aparato humilde sobre hombres y mujeres?
En la actualidad, los últimos relevamientos censales efectuados en las principales ciudades de Alemania Occidental, permiten afirmar que, en un 99 punto 6 por ciento de las viviendas familiares hay padre cuchillo, hermanos que pinchan y doméstica cuchara.
El etnólogo italiano Marcussi, Giusseppe (1903—      ) escribe:
“La cuchara es una pequeña tortuga de mango largo hecha a imagen y semejanza de una mano ofrecida, capaz de brindar, cada día, amorosamente, los caldos que necesita la voracidad sin fondo de los hambrientos que acuden a rodear lo mesa”. Liberada de su estilo meridional, la observación del etnólogo de Palermo aparece como válida, en principio: en efecto, todo cuchara es un cóncavo oferente. Pero aún así, reducida a los términos de la usualidad de máxima frecuencia, la afirmación exige algunas precisiones. La cuchara en edad preescolar, también denominada cucharita de café, no es de chupar sino de revolver; y asimismo, la cuchara final o de postre tampoco cumple, en lo fundamental, funnciones de asistencia alimenticia, razón por la cual fue descalificada por Savonarola, quien la declaró cómplice de la gula y por consiguiente, instrumento del diablo. Basta mirar en el armario de la cocina para conocer el destino de cada familia. “Aquellos que conviven con fáciles cucharas de placer—escribió Savonarola— tarde o temprano llevarán sobre sus sienes el capelo del martirio enrojecido por su propia sangre pagana”. Así habló el monje y todos se asustaron, y el jueves siguiente, un jueves gordo, se quemaron en la plaza de Florencia los libros de Petrarca y se tiraron al agua las cucharitas de postre.
No merecía este dulce párpado de plata ser destratado así; durante milenios navegó el aire su barquilla para traer al puerto de nuestros labios un sorbo de rico sabor, algo más parecido al sueño que a la sopa. Y qué? ¿Cómo no comprendió ese hombre tremendo que la hostia no es lo que es, sino lo que se piensa o se siente que es? Si lo cuchara honda es madre tierra, la esbelta cucharita de postre e; semilla de sensualidad. Un pétalo lleno de miel que se acerca a la boca hecha argolla es una clave capaz de explicar a Romeo y Julieta, a Tamerlán, a Santa Teresa de Jesús. La lengua es un animal incansable, es una lengua de fuego que nos quema adentro buscando sin pausa los azúcares del amor, del poder o del misterio y la iniciación de todo esto, el cero de esos caminos supremos está dibujado en el barde de la modesta cucharita. Nada es más ajeno a la inocencia que un bebé incendiado de apetitos; y nada mas genital que una cuchara que es macho o hembra según sea niña o niño quien la usa e imagina.

 

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TRADUCCIONES DEL ALEMAN
OBJETO: PELOTA

Contra lo que creen ellos mismos, los jugadores de fútbol que corren y luchan dentro del rectángulo marcado con cal sobre un campo de gramilla, no procuran obtener la victoria en esa pugna, sino exterminar los cachalotes. La especie humana se hizo dueña del planeta ganando por “walkover the struggle for life” (expresión imposible de traducir pero que quiere decir: caminarles por arriba en la final de la existencia) (Véase Huxley, Julian). Quebrar y quebrar los huevos del dinosauro, con el palo o la raqueta, con la piedra o el venablo, pero sobre todo a puntapiés, hizo que los adversarios antediluvianos se fueron de la cancha, dejando al hombre el triunfo de subsistir. Tomar carrera y ejecutar un tiro libre es pues un acto ritual cuya respuesta emocional mana del subconsciente colectivo. Así como el delirium tremens revive el terror cavernario de las arañas, las ratas y las víboras, así, del mismo modo, llega de la noche de los tiempos, flamante, el júbilo que hace estallar a las tribunas cuando su crack patea y convierte; la raza siente: hicimos tortilla el germen de los grandotes; hombre, uno; megaterio, cero.
Todo es huevo y está relleno de apetitos, por eso el fútbol es tan inexplicable puertas adentro, durante la vida matrimonial. Las mujeres miran y no ven la pelota, ven una cosa de cuero, esférica.
Ya se sonrieron, descreídamente, las mujeres del mundo, al enterarse de la historia de Friné, al saber que cambió la opinión de los jueces más justos exhibiendo la morbidez desnuda de sus dorados, pulidos senos. También allí las mujeres vieron simples esferas cubiertas de piel. La redondez no es apta para señoras, es el objeto que sueñan y persiguen los amadores, los guerreros, los deportistas, es decir: los que están antes de la utilidad y del buen sentido; los jóvenes, los dueños del lujo de vivir, los imantados, los perseguidores de la gloria, aquellos a quienes sobra fuerza y alegría y pueden dilapidarlas saludablemente, soñadoramente, fascinando, conquistando, venciendo; estos son los tres verbos que conjugan indistintamente el crack, el héroe y el Don Juan. La naturaleza es armónica, todo tiene que ver con todo. Así, la criatura suprema, el hombre, culmina en una bocha, solo afeada por la cara, que es la puerta de servicio de la cabeza. Cuanta correspondencia! La pelota está hecha a imagen y semejanza de la capital del hombre. Todo lo redondo es bueno, desde el globo terráqueo a la bola de billar. Desde mucho antes de Colón, la curva henchida atrajo al varón y le pidió rodearla y si es fruta, probar su consistencia, a veces cubrirla con un gesto especial (caricia) que encierra al mismo tiempo las ganas de proteger y de estrujar y clavar los dientes para sentir el jugo. La Biblia empieza con la tentación de morder la manzana; todo indica que en el principio fue pelota.

 

TRADUCCIONES DEL ALEMAN
OBJETO: AIRE

El aire envuelve todo, por eso es la única cosa del mundo que no tiene cáscara; es el envase de los envases. El aire tampoco tiene color horizontal, aunque si se mira desde el suelo hacia arriba, se ve azul intenso. También carece, esta tela asombrosa, de consistencia; y sin embargo empuja velas, frena balas, sube papeles y, en forma de huracán, se enrula y hace tales tirabuzones que destapa casas como si fueran botellas de champán, pero sin festejo. En el Caribe, por esos caracoles remontan las palmeras llevando cocos y monos. Desde un punto de vista bio-geológico puede afirmarse, sin lugar a dudas, que el aire es un océano desbordado en todas sus partes y que los terrestres son animales de fondo de mar, nadadores en agua ligera. Aún el cóndor más alto vuela sumergido, lejos de asomar a la superficie; tan soberbio y tan ingrávido y, pese a todo, aplastado desde arriba, como los demás, por la terrible opresión atmosférica. Este planeta gira, pues, enteramente desierto, como corresponde a los cuerpos silenciosos del espacio; pero, al igual que muchos otros, está minado por el susurro de seres subterráneos, subacuáticos y, sobre todo, sub aéreos. Quien lo observara a primera vista, inofensivo y pulcro, no imaginarla hasta donde esa pulida superficie blanca (esfera de espejos, pelota de tenis, bola de tul) está contaminada, enteramente infectada de vida en sus capas profundas. Una vez más se ratifica la afirmación de Johnson, William (1932 ): ‘‘Los mundos neumáticos resultan muy engañadores”. Y es lógico: se trata de un globo inflado al revés (por afuera) y que hierve adentro, relleno de fuegos volcánicos y orgánicos. Pero más allá de los detalles que apuntan las ciencias descriptivas, según la feliz expresión de Aristóteles, el aire es la sustancia insigne; todo cabe en él y él está en todas partes, y su carácter divino se prueba porque carece, en forma absoluta, de memoria. Puede quedar, infinitamente en blanco, sin cansarse nunca de su inocencia inicial. El aire es el molde de todas las estatuas, el estuche detallado del cuerpo de todos los que han sido: Supo cuajar amorosamente, con todo cuidado, la belleza y la fealdad de cada uno y más aún: acompañar los gestos y los caminos de bestias y señores, de esclavos y ángeles, sin distinguir entre soberbios y las alimañas más ínfimas. En el vaciado del aire se estampó toda la historia de todas las cosas, y ese trabajo incontable se realizó sin dejar huellas, mágicamente, como en el alma transparente de Dios, que nunca lleva cuentas.

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TRADUCCIONES DEL ALEMAN
OBJETO: TIERRA

El investigador queda perplejo: la gente camina pisando su ignorancia; y lo que es peor: ama esa falta de claridad sobre la cual marcha. Es para pensar, con el conde de Keyserling, que los hombres y los pueblos gustan de sus propios malos olores.
El polvo de los caminos es la multitud del mundo en confusión, el ser sin manera de ser, el desperdicio innominado; y sin embargo todo caminante endiosa esa derrota de su saber; dice: “esta es mi tierra” y se emociona. ¡Cómo si supiera qué es esa tierra! Una cantidad de cosas —sean las cosas que sean- toda vez que se juntan al azar y se rompen y desmenuzan y se hacen montón entreverado, suficientemente desprolijo, pasan o llamarse tierra.
Lo tierra no se define por lo que es sino por lo que no se sabe qué es: borra, barullo, cerote, mezcolanza, molienda de distracción y suciedad. Todo lo que cae se hace barro amasado.
La inteligencia separa, limita, discrimina, diferencia las estructuras. Después de las chambonadas soñadoras de los alquimistas, la química se sentó a desatar nuditos y le puso nombre y apellido a cada cuerpo, según su árbol genealógico y el ajedrez de los átomos; trazó líneas, formó un cuadro racional con todo eso, apuntó fórmulas que son como impresiones digitales, y expidió cédulas donde el azufre, el oxígeno o el carbono aparecen de frente y de perfil. Pero en su vida normal, la gente pierde esas pistas luminosas, regresa a su estado primitivo y piensa, arrugando la frente, este borrón de idea: tierra. ¡Qué penuria mental moverse en ese grado de imprecisión!
Es inquietante comprobar que un ser humano (actual y culto) percibe nociones tan tenebrosas como la expresada con el término “tierra”; se trata de una típica experiencia confusional correspondiente a la era antediluviana, a nivel de orangutanes: eso es.. .terra, . . .es polvo... .cosa negra que no se sabe... .eso es... “eso”; quienes se arrastran por esta penosa forma de cerebración debieran suprimir la T de Tierra y las tres vocales y pronunciar simplemente rrrrrrrr, que es como dicen los irracionales. Claro, rugir o rebuznar no es del todo elegante.
A nuestro juicio, pronunciar el fonema tierra en público, decirlo en altas y claras voces, es tan pornográfico como practicar el acto carnal en la vereda; se trata de gestos ancestrales,  correspondientes a una etapa cuadrúpeda en la evolución de las especies.
Lo digno, en sociedad, lo decoroso, consiste en aparecer como impotente al hablar con las señoritas y como profesor de química al referirse al suelo.
No dudamos que en un futuro no demasiado lejano un hombre refinado, al nombrar la materia donde crecen las lechugas, dirá sin afectación: gramidicina triamicinolona, dihidrometil antranilico- y agregará si quiere ser preciso- más excipiente.

TRADUCCIONES DEL ALEMAN
OBJETO: ESCOBA

Cerca de la cocina está el balde y junto a él,  unos barrotes de madera con la conciencia intranquila. Es el parking de las brujas, el estacionamiento de los palos con cola de paja que se denominan escobas. Hacia fines de la Edad Media dejaron de ser caballitos voladores al servicio del diablo y aceptaron su castigo: dejarse arrastrar por el piso barriendo basura.
Dentro de poco habrán cumplido su pena y podrán usarse como guitarras de cuatro hilos.
Horkheimer, Max, en su “Crítica de la razón instrumental” sostiene que el estadio intermedio de la redención de las escobas, se inicia cuando sus ansias de volar santamente, les hace crecer alas de ángel; es que elevan sus miras y se llaman plumeros.

 

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TRADUCCIONES DEL ALEMAN
OBJETO: FARMACIA

En las ciudades modernas es fácil reconocer los lugares donde se otorga la gracia: huelen a desinfectante. Para la magia negra el templo era la choza del brujo, para la magia blanca- túnica almidonada, vitrinas de cristal y metal cromado- el centro de la fe está en la farmacia.
Al caballito del diablo, el boticario le dice: hipoclorito; pensar que es un neuróptero, puede curar el dolor de cabeza, si no se sabe qué quiere decir neuróptero. Así actúa la aspirina.

TRADUCCIONES DEL ALEMAN
OBJETO: CIGARRILLO

Por tratarse de algo inestable y huidizo, que a las primeras de cambio se hace humo, no es fácil tarea aprehender un cigarrillo. (El lunfardo carcelario dice: prender un cigarrillo, como si se tratara de un delincuente). Sólo el método de la película de cine pasada al revés permite aislar científicamente este objeto, recuperándolo del aire. Proyectada en sentido inverso, una toma panorámica que baja desde lo atmósfera, muestra cómo el azul difundido por el cielo se agrupa lentamente, afelpándose en torno a una determinada persona (que en adelante llamaremos bomba aspirante-expelente), hasta que el aire se condenso en hilos de humo, los cuales hilos entran por los orificios de la nariz de la bomba, pasando de inmediato a esponjarse en los respectivos pulmones. Allí, la nube respirada retira nicotina y carbón de los alvéolos pulmonares de la bomba aspirante y vuelve a subir por la tráquea, atraviesa la cavidad bucal, sale del sujeto bomba, pasa a través de un tubito de papel concentrándose sobre la brasa hacia la cual sube volando la ceniza antes derramada por el piso, que ahora se transforma, químicamente, en hojilla y tabaco, formándose así, a cada sopladura de la bomba expelente, un pequeño cilindro blanco, cada vez más largo, que si se utiliza para escribir en el pizarrón se llama tiza y si se mete en la boca, cigarrillo.
Achtung: el pucho encendido es la única cosa del mundo que se coloca entre el índice y el mayor; esa pinza perfecta existió inútilmente, sin uso posible, durante miles de milenios antes de pasar a sostener la antorcha sutil de los fumadores. Escribe Junger, Friedrich Georg en “Perfección y fracaso de la técnica”: “Solo la entrepierna de los dedos índice y mayor sirve para mantener en equilibrio ese guión que mejora la puntuación de la elegancia, subraya la palabra soledad y ofrece una barra fija a la timidez, cuando las manos empiezan a sobrar y naufragan en el aire y corren a aferrarse a ese clavo ardiendo”.
En “Pombo’, obra anónima del español Ramón Gómez, se lee: “No se conoce un colibrí más confiado que el cigarrillo; suele consumir su vida efímera volando bajo, sostenido en el aire a ras de la mesa, merodeando la tacita blanca del café como si fuera su nido, siempre quieto en la horqueta de la mano, sin espantarse jamás, picoteando, cuando mucho, el borde de los ceniceros. ‘‘Heine lo llamó, con razón, “pequeño espantapájaros del adormecer y llamador de los sueños, ahito de hojarasca dorada”. Y Bécquer, Gustavo Adolfo, repitió la imagen del humo y del sueño en su Rima XVI, según lo que pone de manifiesto el erudito celtibero José Pedro Díaz:
“Barre el jardinero y el alma imita
El frotar de las hojas contra el suelo
Luego el otoño fumará su pipa
En esa hoguera con olor a sueños
(En español en el original).
Glotz -abstemio del alcohol y del tabaco- ofrece una visión menos romántica en su “Historia de la civilización occidental”, cuando afirma: ‘‘Fue necesario el descubrimiento de América para que Europa se humillara a sí misma por tercera vez. Hasta entonces, Sodoma, Gomorra y la decadencia del imperio Romano organizaron sus pecados sin prostituir el fuego. Hasta la aparición del cristianismo y su horror al desnudo, los incorregibles habían infamado el agua con baños lujuriosos, pero la llama era cosa votiva, digna únicamente de los templos. A partir del Renacimiento es que se inicia el uso del fuego como elemento de vicio, hasta llegar a los extremos de la edad moderna, donde se gastan brasas en las aflojadas de la voluntad, durante todo el día, y cada uno vive, como ferrocarril enfermo, a pitadas intermitentes y echando humo. En la época clásica, cuando alguien recurrió al fuego para obtener diversión, el mundo quedó horrorizado. Pero ¿qué importancia pudo tener el incendio de Roma comparado a la humareda universal de nuestros días? Nerón se moriría de vergüenza frente al señor Phillip Morris. Nerón no pasó de ser un malvado local”. Partiendo de la sólida base científica que ofrecen los estudios de Glotz, es que Geffcken en Der Ausg. Des Griech-Röm. Heident” improvisa su tesis sobre “Los orígenes morales del smog’’.
Por nuestra parte seguimos sosteniendo, en ese mismo plano de lo ético, que es menos grave fumar que darse humos. Es por allí que debe buscarse la primera causa del smog de vanidad que enveneno el aire d las universidades alemanas. A toda, luces, merece más perdón el encendimiento de un cigarrillo de buena marca que el último artículo del señor Geffcken en ‘Ostasiat Ztschr”. (Revista del Asia Oriental)

 

 

TRADUCCIONES DEL HEBREO
VERBOS: SUBIR Y BAJAR

Aisladamente, ingenuamente, subir es muy fácil: es lo contrario de bajar. Y más fácil resulta si se piensa en el juego de los contrapesos o en los movimientos pendulares. Pero no siempre basta conocer aisladamente un hecho para tener en la  conciencia: el sentido de lo que sucede. Más allá de las distancias con respecto al nivel del mar y a las respuestas numéricas del altímetro -a las cuales son tan afectos los choferes del espacio- también se puede hablar con palabra exacta de alturas y precipicios, de arriba y abajo, sin preocuparse de las ronchas del planeta que estudio la orografía y que se enseño en la escuela con dibujos de color marrón. Una cosa es la urticaria montañosa y otra, más importante, es el alpinismo. Se puede trepar con sacrificio y con gorro de lana y una soga; y también se puede exaltar el misterio y sus nieves eternas, como en el caso de los creyentes, que escalan sin acantilado y sin cavidad donde poner el pie, y sin embargo van más allá de las nubes que navegan por los aires.
Todo subir tiene que ver con la euforia y está en el aire, sostenido. Realmente, hay subires que son cosa de contener el aliento. La montaña rusa y las pesadillas son episodios modestos de esa lucidez terrible. La vida entera es una balanza de nada que oscila sobre el abismo y en ese subibaja se hamaca cada día nuestra existencia en permanente peligro de santidad o vergüenza. Todo lo que atrae, encarcela. La rosa es perfecta porque no sabe que habrá de morder el polvo mientras el mundo entierra y entierra sus ruinas bajo la marea continua del olvido. Dice verdad la Biblia: Ay, todo verdor perecerá.
Todo baja, y tres son las formas de ese bajar: descender, humillarse y morir. (Véase: Verbos: Caerse y Levantarse). El centro de la tierra es un enemigo, por eso ser joven impacienta.
Lo bueno vuela, la culpa es un reptil sin patas. La tanda de nuestra salvación se repite dos veces al día: la cumbre de las montañas está dorada de sol mientras abajo la hondonada acumula sombras llenándose de noche como un vaso se llena de vino tinto, pero luego sobrevienen otra vez el amanecer y se cubren los valles con su brillo entero; son los ángeles y el barro, la alegría desbordante y el bajón del desaliento. Por eso es la fiesta del alma llevar la cabeza erguida; la dignidad es columna altísima y solo hay tres formas de rebajar: descender, humillarse y morir, y las tres son la misma cosa: el veneno de la pureza.
Si un sauce entrega sus romas y se hacen cascada de amargura, es un sauce llorón. ¡Dios mío! Es tan imprescindible llevar la vida de estandarte, empinada como un pino joven! Por eso pienso, o mejor: por eso digo: hombre: levántate y anda. Arriba los corazones. El mar y la vida guardan siempre una ola más. Hombre: que la desazón no te lleve el alma a los pies. No te derrumbes; no te derrames; por bajo que estés, empieza de nuevo; no entregues un solo escalón de la esperanza. ¡Arriba!

 

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TRADUCCIONES DEL ALEMAN
OBJETO: JUEVES

Es fácil reconocer las personas que durante el día siguen en la oscuridad: están de luto.
Un tizne general, difundido en el aire, llovizna cada día y de pronto ese roce cuaja del todo y algo queda viudo. Hay casas de remate, objetos de segunda mano, basurales, chatarra, desilusiones. El manojo de llaves colgado de un clavo en el galpón de las herramientas, está viudo; y también el traje sin habitante, porque pasó de moda. El manco tiene un brazo viudo, y el malo, el alma. Los viejos enviudaron de sí mismos. Hay viudeces alegres y tricolores, como los semáforos del tránsito, encendiendo y apagando sus luces sobre las calles desiertas, y está el aguacero tratando dulcemente de endulzar el mar.
Pero hay jueves también, como hoy, que estoy solo en una casa grande y es invierno y recorro los últimos estantes de la despensa sin hallar motivos de esperanza.

 

TRADUCCIONES DEL ALEMAN
VERBO: BESAR

No en vano la fachada exterior de la boca se marca con un arco rojo: está indicando peligro. Nunca se sabe qué va a terminar haciendo este punto sensible, causante de tantas guerras. Se trata de un animal pequeño, que generalmente se radica a la sombra de la nariz haciendo cueva de apetitos en los zócalos de la calavera; pero a despecho de esa apariencia doméstica y bastante inofensiva, ninguna otra puerta del cuerpo humano, por inquietante que sea, puede resultar tan imprevisible como esta anémona carnívora. Cuando se espera que coma, bosteza. Va a respirar y tose. Está saboreando y escupe. En la oscuridad silba en vez de esconderse. Fuma y fuma en contra de toda decisión del súper-yo. Inspira, sorbe, bebe, muerde, masca, deglute. Si odia, se frunce malignamente o saca la lengua con burla; sonríe cuando simpatizo; y, lo que es peor: en cualquier instante forma dentro de sí una extraña marejadilla de aire que una vez emitida sonará a lenguaje con sentido, al golpear de modo calculado contra los tímpanos de un semejante. Mediante un aparato tan diversificado y fuera de control es que los humanos proceden a besar objetos o personas, y cuando el evento dañoso se produce de manera bipolar, boca a boca, se dice que ha nacido el amor y se marca el hecho, al fotografiarlo, con los términos “The end’’.
El amor es la única cosa que primero nace y después se hace. Y es justamente en medio de estos transportes amatorios que la boca se desboca y suele besar y decir por su cuenta, escapando a toda lógica y a la debida compostura de las personas serias. Quién firmaría un acta donde constara todo lo que dijo y todo lo que hizo su propia boca? No están escritas ni pueden escribirse las cosas que se han dicho con los labios cerca del lóbulo de una pequeña oreja femenina; bocas ilustres hay que se han echado a besar cabellos creyendo que mordían sueños.
Sir Praphulla Chandra Ray sostuvo que el beso de amor es el último caballero andante; que sale a los caminos del cuerpo amado a luchar con los gigantes que imagina, a escalar montañas y recorrer valles y enfrentar hechizos. Ramón Menéndez y Pelayo aplica con notable erudición, la tesis de Chandra Ray y localiza anatómicamente cada uno de los episodios de la obra de Cervantes en la cabeza, tronco y extremidades de España, a quien habría encarado el autor como una maja desnuda.
Con el respeto que merece la obra del crítico español, no aparece como totalmente probado, en su opúsculo, que el cuadro de Goya represente el Quijote de la Mancha. Para lograr una verdad indiscutible, para saber a ciencia cierta, si allí se ve una mujer en naturaleza o un hombre que sueña, correspondería someter el óleo de Goya a un prolijo examen mediante rayos x.

 

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LA CARTA DE JORGE

TRADUCCIONES DEL ALEMAN
OBJETO: TIEMPO

El tiempo es una vaca enferma y el desenlace de su dolencia preocupa realmente, porque si muere, ¿qué será de todo lo demás? Las cosas están en su sitio, pero el espacio es parásito del tiempo. Si el tiempo se queda sin tiempo, ¿qué será de quienes beben su rica leche de existir?
Debe ser por eso que los partes médicos informan continuamente sobre el estado del tiempo.
La gente se levanta de dormir y pregunta
-              ¿Cómo está el tiempo?
-              Malo
-              ¿Otra vez? ¡Qué desgracia!
-              Bajó la temperatura
-              Bueno. Eso indica que empieza a mejorar.
Como el tiempo transcurre en todos lados, lo más delicado es el problema cardiovascular (el corazón y su red de cañerías elásticas); siempre se teme un derrame.
Además de la temperatura se controla la presión; y no es para menos. ¿Qué sucedería en el mundo si un coágulo de duración provocara hemiplejía? ¡Qué espectáculo tan triste ver que el futuro se acerca renguiando!
Con el tiempo paralizado de un lado, solo pesarían las horas impares, y, entre una y otra, en el lugar de las 2, las 4, las 6, las 8, las 10 y las 12: eternidad. Pobre de quien entonces cayera en uno de esos intersticios; quedaría abstracto para siempre, como el número 5, que es intemporal y absolutamente aburrido. ¿Habrá calabozo más oscuro y diminuto?
¿A quién se le habrá ocurrido agregar algo tan casero como el fuego para empeorar el infierno? En cierto modo habría consuelo en cada llamarada. Vale más sentirse quemado que ennadecido. (En francés en el original: anéanti). ¿Cuál es el pronóstico del tiempo para mañana? Pero, antes, por favor, ¿habrá tiempo?

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TRADUCCIONES DEI ALEMAN
OBJETO: SILLA

Es muy frecuente la presencia de pequeñas extensiones a media altura en torno a las especies de animales que suelen sentarse. Estas superficies, moderadamente elevadas del sucio, pueden llevar diferentes nombres según sea el procedimiento, natural o mecánico, que lleva a su desprendimiento del suelo raso por donde caminan los antedichos seres sentadores.
Las elevaciones planas, a modo de mesetas pequeñas, cuando se sostienen sobre cuatro pilares se denominan sillas; expresión sinónima de cuadrúpedo, que se prefiere para las sillas de montar (veáse: caballo). Sí los pilares del aparato son tres, su nombre es banco, y si el pilar de sostén es único y central, entonces la silla es comida y no sentada, y cambia su denominación llamándose ‘‘hongo’’. No hay sillas venenosas y por consiguiente sería absolutamente inútil el uso del vinagre, bastando para su preparación frotarlas suavemente con un paño suave, de preferencia, franela amarilla. Así tratadas, las sillas son dóciles y se ve grandemente facilitada la operación del descanso. Debe calcularse cuidadosamente la posición previa a la operación conducente a tal descanso, por cuándo habrá de cumplirse indefectiblemente a ciegas, de espaldas al aparato y en un solo movimiento circular y descendente, similar a la masticación que lleva a cabo el maxilar inferior, pero en sentido inverso, -de arriba hacia abajo. Para una correcta operación de descanso bastará medir la distancia entre el borde delantero del aparato, y el punto inicial de las corvas, o reverso de las rodillas. Manteniendo tal distancia entre los 5 y 12 centímetros (aproximadamente cuatro dedos), el acercamiento se efectuará de manera perfecta toda vez que se vigile la velocidad promedio de bajada, para que el encuentro del llamado asiento de la silla con el sentador del que se sienta sea blando que no provoque ni ruido ni dolor ni estremecimiento o arrastre en los pilares que elevan la meseta. Atención: todo crujido exige la desocupación inmediata del aparato. En caso de accidente mantenga la calma, conserve al caído inmovilizado, abríguelo bien y llame al médico más próximo. (Referencia: Veáse: Cuna, caída de la).

Con Raíces del mes de Agosto,  estaremos ofreciendo otro capítulo de este material de Carlos Maggi, a quien agradecemos por confiar en nuestra revista…nos vemos.

 

TRADUCCIONES DEL ALEMAN
OBJETO: BOTON

Corno quedará demostrado en el presente opúsculo, el botón es un mal ejemplo que nuestros hijos no deben conocer.
El método más seguro para diferenciar un buen disco fonográfico de un botón, consiste en el recuento de agujeros. En principio, un long play tiene un solo orificio central, mientras que un botón presentará, por lo regular, dos o más perforaciones, hasta completar la cifra de cuatro, que es la más común. Los discos son recomendables para la juventud; los botones, no.
Felizmente, no se han inventado gramófonos que arranquen buen sonido de los botones, así se utilicen púas de diamante; en cambio, los estadísticas muestran que de cada diez mil discos, uno contiene música aceptable. Es una gran suerte que los muchachos quieran comprar discos, y no botones.
Problema mayor impone la separación entre los indeseables botones y las pacíficas pastillas de menta, las medallas conmemorativas y las tortas fritas.
En más de una ocasión el investigador se siente perplejo a punto de abrochar una golosina. No debe olvidarse, pues, la nota diferencial ya destacada: las obleas, las piezas numismáticas, y el consuelo de los días de lluvia, carecen de toda forma de perforación geométrica, como no sea la concéntrica (Veáse: Rosquitas, salvavidas, monedas africanas). Se justifica, en consecuencia, insistir con el método clásico del dos a cuatro: todo plato con cuatro agujeros reunidos en el centro, a la manera de los puntos del dado (pero más juntitos), puede afirmarse que es botón, salvo que se trate de una rueda de automóvil de cuatro tuercas. En esta última hipótesis, debe recurrirse a la reacción Bourdon; y a falta de un buen manómetro, al clavado de un alfiler sobre el borde exterior del aparato: si se produce un largo silbido, puede afirmarse que el objeto es de rodar y no de prender. Ahctung: sería muy peligroso cerrarse el saco con la auxiliar del coche, porque al vestirse así, la gente no sabría si uno está viniendo o se está yendo. Por eso no conviene abrigarse sin tener o mano un manómetro Bourdon o, por lo menos, una punta de acero, y probar, cada vez, antes de abrir el ojal, si los botones chiflan o no.
Debe ponerse especial atención en el caso de la rueda giratoria, o rueda gigante, que es dable encontrar en los parques de diversiones. En tal circunstancia, pinchar violentamente hundiendo la punta de un puñal en el borde exterior de la rueda puede arrancar intensos chillidos claramente diversos, del típico escape de un gas comprimido a presiones superiores a las 20 libras.
Pese a todo, corresponde tomar ambas respuestas coma equivalentes. Los ayes de dolor de los pasajeros heridos resultarán inconfundibles, a poco que se practique el método, porque es imposible asimilar el reventón de un neumático con el sonido sutil de un alma que sube al cielo; pero lo importante no es eso, sino confirmar el principio: si es sibilante, si expira de un modo u otro, habrá rueda y no botón.
En síntesis: el botón no tiene surco de sonido ni borde que se desinfle por una u otra razón; el botón es callado por naturaleza. Por esto, y porque siempre se confunde silencio con bondad, es que tan seguido se cantan loas al santo botón. Y sin embargo nada hay menos santo que él.
Silencioso y quieto, en la vereda de enfrente del ojal, el botón espera pacientemente, como si hubiera echado raíces en ese sitio; pero no es difícil adivinar sus intenciones: tiene una idea fija; está atado por hilos de concupiscencia. La buena gente tarda en descubrir propósitos detrás de una cara inconmovible como la suya.
Indigna, a veces, ver en el autobús un sujeto viajando tan campante, con el cuello de la camisa desprendido. ¡Qué provocación gratuita! Sin duda un lindo estímulo para muchos depravados seguramente lectores del señor Alberto Moravia, especialista en situaciones eróticas inquietantes.
¿Qué estará tramando el botón de ese cuello abierto para el momento en el cual el portador de la camisa decida ponerse corbata? Cualquier contestación ofendería el decoro.
Se hace tan increíble imaginar un sacerdote cerrándose el abrigo a la puerta de su propio templo o una santa madre abotonándose el delantal ante sus pequeños!
No es necesario ser cuáquero para rechazar indignado esta manera descaradamente sexual de sostener la ropa en su sitio.
Escribe el pastor Wilcox, Jeremiah: “Cada ojal es una semilla de prostíbulo, y cada botón, un capullo de lascivia. Huyamos a los campos nudistas para librarnos de los asedios de tanta lujuria”

 

Con Raíces del mes de Julio,  estaremos ofreciendo otro capítulo de este material de Carlos Maggi, a quien agradecemos por confiar en nuestra revista…nos vemos.

 

 

TRADUCCIONES DEL ALEMAN
OBJETO: REGADERA

Cuando la lluvia tiene forma de carretilla, se dice regadera (veáse: Pascal, Blas, (1623-1662).
Mediante este aparato meteorológico se obtienen fracciones de mal tiempo a domicilio, de modo tal que cualquier persona, después de un corto entrenamiento, puede situar miniclimas tormentosos sobre sus malvones, sea cual sea la presión atmosférica ambiente.
Es fácil distinguir las zonas del planeta desabastecidas de regaderas: están marcadas en todos los mapas con la expresión desierto.
De esta observación deduce Taine, Hipólito, (1828-1893) que el origen de la polis o ciudad antigua se basa en este sencillo mecanismo de hojalata que, por consiguiente, sería muy anterior a la invención de la hojalata. Escribe en su elegante estilo el autor francés: “La civilización florece a la sombra de las regaderas en flor”.
Sin adherir a la tesis de la imitación de los jardines, cabe reconocer que el colado del agua fue descubierto por los Dáctilos, sacerdotes de Cibeles (Grecia arcaica) quienes también descubrieron la fusión del hierro (Conforme: Eliade, Mircea, “Forgerons et alchimistes “Madrid, 1974, pág .93). Así como la repetida observación del rayo llevó a la invención del fuego, del mismo modo, mojarse y mojarse con los chaparrones condujo a la idea del picadillo de agua; de allí a la creación del aparato irrigante fue una pura cuestión de agujeros. No es difícil, pues, imaginar cómo el hombre primitivo fue pasando de la catarata al río y, de éste al chorro, y del chorro a las gotas en fila saliendo del pico; de la embriaguez de éste instante de genialidad, da idea el nombre del artefacto inventado: flor.
Es común que se festeje con grandes palabras la división del agua. Con fecha reciente se aprendió a pulverizar, y a esta regadera sutil también se le dio un nombre casi divino: aerosol.
Resabios del culto a la regadera se mantienen aún hoy en los ritos bautismales, que son, sin lugar a dudas, los más extendidos. Sobre blancos altares en forma de pila, los creyentes comulgan cada día con el agua partida derramando sobre su cabeza el frescor de la ducha.
Más allá del ocaso de los dioses, del agnosticismo científico y de las concepciones materialistas, pueda afirmarse que en cada instante hay en el mundo millones de canillas abiertas y que en el piso treinta del edificio más sofisticado, alguien está sintiendo erizarse la piel de la espalda desnuda, al ser tocada por el frío del agua, exactamente igual a como sucedió al caer las primeras gotas del diluvio universal.

 

Con Raíces del mes de Junio,  estaremos ofreciendo otro capítulo de este material de Carlos Maggi, a quien agradecemos por confiar en nuestra revista…nos vemos.

 

 

TRADUCCIONES DEI ALEMAN

OBJETO: FUEGO

Cuando el oxígeno se desacata se producen bomberos y campana y vehículo color sangre y esquinas sorprendidas con gente que corre formando un precipitado. Esta reacción química se llama incendio y viene acompañada de alboroto. Hay otros excesos en los cuales incurre el oxígeno pero son menos graves: ondulan por la vereda bajo el dulce nombre de rubias oxigenadas y si bien provocan cierto alboroto, rara vez son extinguidas en la vía pública. Cuando la hoguera es verde y de combustión muy lenta se está en presencia de animales indiferentes a quienes algunos autores insisten en llamar árboles. Sobre un fuste de columna o tronco principal apoya la copa a modo de pincel o antorcha. La copa de los árboles está llena de agua de mar, una marejadilla de lenguas verdes denominados hojas, que en vez de arder dan sombra y fresco y cuyos brasas exprimidas a veces producen jugo de naranja.
Puede afirmarse, a ciencia cierta, que en todo incendio hay fuego y está asimismo comprobado que donde hubo fuego, cenizas quedan; y aún más: bajo una apariencia de manto de ceniza apagado y sereno pueden hallarse ascuas ardiendo, llagas que siguen quemando silenciosamente, color y dolor, rubor, cangrejos de lumbre bajo la piedra gris de nuestros huesos. Achtung: El uso de los incendios requiere grandes precaucionas, porque el menor descuido provoca volcanes. En los bosques, se recomienda hacer picnics en puntas de pie, dado que un ruido cualquiera, de pronto un susurro, puede provocar la estampida y al huir la manada de llamas destruye cuanto encuentra a su paso, haciendo pizarrón del prado más bonito. Es muy dolorosa, después, la locura de los arroyos que quedan corriendo en carne viva. Nunca debe permitirse, pues, la vecindad de chispas y maderas. Cualquiera que sobre un viejo escritorio de roble burocrático pensara intensamente, provocaría una conflagración. Felizmente, no hay peligro. Klappendorf, Henrik (1882-1909) describe el caso de un violinista hamburgués al cual, en medio de su interpretación se le ocurrió algo chispeante (nunca se sabrá qué); se le incineró el Stradivarius contra la cara, siendo imposible, a posteriori, separar la identidad del occiso de la chatarra del violín. Con todo, hay pequeñas cuotas de riesgo que vale la pena correr. El fósforo es una gota de incendio que sirve a quienes se quedaron solos. Para fumar mirando el techo, con las manos en cruz detrás de la nuca, hay que empezar por el fulgor de esa cabecita roja que se raspo sin piedad contra el papel de lija, sublimando en ese acto la lástima por sí mismo al sentirse abandonado. La pequeña aclaración del fósforo y el humo consiguiente del tabaco iluminan poco a poco la cabeza del solitario, que está contra la almohada, y empiezan a proyectarse imágenes dentro de ella y van apareciendo ilustraciones a todo color y alguien se incorporo y va hasta la mesa y traduce; traduce para sentirse vivir, es decir: menos inútil en medio de la noche incendiada desde todo el universo por el resplandor de las estrellas. Alguien que está solo traduce porfiadamente, procurando alumbrar las cosas, juntándolas por primera vez, como quien choca dos piedras con la esperanza de producir un incendio mínimo, un punto de luz donde esté la presencia del hombre en medio de un planeta cubierto por las sombras. Atención, por favor: al usar la presente traducción léase “Cristina” donde dice “fuego”.
Alguien pensó Cristina y escribió fuego por no atreverse a usar su nombre.

Con Raíces del mes de Mayo, estaremos ofreciendo otro capítulo de este material de Carlos Maggi, a quien agradecemos por confiar en nuestra revista…nos vemos.

 

 

P.S. Por si alguien duda de que yo sea Jorge:

OBJETO: JORGE

Por estimaciones de inferencia reversal se ha detectado la presencia de artefactos escribientes en medio de los seres parlantes; son fáciles de identificar por un sexto sentido, colocado a modo de uña entre los cinco dedos de la mano derecha, que segrega tinta y rasca el papel. Los
Jorges y otros aparatos letrificantes de este tipo, resultan bastante inútiles y poco prácticos en el seno de una familia normal; son difíciles de llevar de un lado a otro, poco formales como candidatos de la nena y tan inestables –debido a sus bobinas de temor y temblor- que pueden componer ciertas cartas los sábados de tarde y reírse de semejante insolencia adolescente en la madrugada del domingo.
Es común encontrar estos bichos tibios y de pocas plumas, en grupos de a uno, perfectamente abandonados y dialogando consigo mismos; tales monólogos suelen ser de alto interés sicológico.
En su precioso estudio Tod, Auferstehung, Weltordnung (Zurich, 1976) Carl Entes transcribe uno de estos diálogos unipersonales en dialecto sudamericano puro. Escribe Hentze: “No te tomes en serio, pibe; no te vengas de muchacho de la película que pelea solo contra el malón de los indios. Te queda feísimo ¿o también vos trabajás para los bronces de Belloni?

Los especialistas afirman que de este punto, aún no totalmente elucidado, partirán las futuras investigaciones en torno al yo y al súper-yo del ego (Véase: ¿Quién es who?)
El orden del día de la próxima sesión indica: Primer punto: enterrar lo escrito y apuntar más arriba. Sólo se trata de estar despierto mientras la ciudad duerme; andar en la negrura de la noche, saltar al abismo y mientras se cae, agarrar al vuelo águilas y cóndores y echarlos al morral. Si el señor Alighieri pudo, ¿Ud, por qué no?
Atención: nadie que pretendo caza mayor se entretiene mandando cartas que explican. Se interna en la selva y vuelve con su presa. Y si no puede: que se lo coman los leones. Esta es la manera correcta de usar un Jorge.’’


INDICE


Objeto: Fuego
Objeto: Regadera
Objeto: Botón
Objeto: Silla
Objeto: Tiempo
Objeto: Jueves
Verbo: Besar
Verbos: Subir y bajar
Objeto: Farmacia
Objeto: Cigarrillo
Objeto: Tierra
Objeto: Escoba
Objeto: Pelota
Objeto: Aire
Objeto: Clavo
Objeto: Cuchara
Objeto: Goma de borrar
Objeto: Vaso de agua
Objeto: Casa
Objeto: Gota de agua
Verbos: Mover y conmover
Objeto: Ciudad
Objeto: Zapatilla
Verbos: Caerse y levantarse
Objeto: Tortuga
Objeto: Cama
Objeto: Ombligo
Objeto: Cuernos
Objeto: Mosca
Objeto: Tacho de basura
Objeto: Dios y su antónimo Diablo
Objeto: Galleta marina
Objeto: Ventana

 

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Febrero 2014

LA CARTA DE JORGE

* Cuando arreciaban las investigaciones encaminadas a descubrir su identidad y cuando se repetían las acusaciones de que estaba buscando atraer la atención y hacerse propaganda, Jorge hizo llegar esta carta que publicamos aquí como prólogo de su libro.

 Estimado, muy estimado Castillo: los almacenaras se preocupan por el mostrador y venden mercancía literaria y hay grandes globos que inflan de vanidad y así remontan un vuelo bajito sobre la provincia.
No tengo nada que ver con eso. Escribir es un oficio solitario y maravilloso que se parece a hacer el amor y cuando uno está jugándose la vida y la muerte en ese ejercicio serio, triste, profundamente gozoso, cuando uno está en la tarea de engendrar, no puede levantarse de ella y pasar el platito de recoger monedas o aplausos; por eso, irritables, inquisitivos y suspicaces, aquí me quedo, trabajando porfiadamente, y permítanme que no salga a hacer una reverencia ante el respetable público. Estoy ocupado. No, Castillo, no voy por la radio, no anuncio mi nombre, no me distraigo en salir a juntar lo que tengo escrito. A vos y a los que escucharon en vez de sospechar o agredir... Cómo me gustó oírlos! Pensaba: qué suerte que seas así!
Hay que tener un lindo corazón y no un buche do avestruz para aceptar que una galleta marina sea tratada como Dulcinea del Toboso.
El mundo está esponjado de grandes dimensiones, contiene poesía y misterio en todas partes, por eso la gloria de la palabra hace que el hombre sea algo diferente a todo el universo: el hombre vive para morir, pero puede repetirse y salvarse y tener consuelo en la comprensión humana porque habla y se da a entender. (preciosa frase hecha: se da a entender) Y qué más? Nada más. Aquí no hay segunda intención ni nadie está trampeando nada.
Alguien busca palabras, desesperadamente, para atenuar el dolor y otros consumen con alivio esas invenciones.
Tú, Castillo, disponé de mis cosas como quieras; están hechas para ser usadas y cuanto más usadas, mejor. Permitíme, eso sí, quedarme afuera; en ese lugar donde están los formidables muchachos que, sin necesidad de firmar, escribieron el poema del Cid o la Ilíada o el Lazarillo de Tormes o las
obras de Shakespeare, que bien se dudo de que haya existido. Las grandes coplas populares se dice que son de Nadie. No me arrepiento de haber confiado en mi amigo Castillo; arrimás a cada uno limpieza y calorcito y buena voluntad. Como además tenés talento, la sumo da: un gran tipo.
Una cosa te pido: no te dejes arrastrar (como alguna vez sucedió) por el malón de los indios; no maltrates a María Julia.
Digo a la manera de los notarios del reino: en el acto de abrazar la carrera de autor anónimo, nombro o María Julia mi heredera; en la casa de Pablo dejé mi librito de traducciones; usálo; para eso lo hice. Por supuesto, los perritos perdigueros pueden seguir corriendo sobre este rastro: yo soy María Julia; María Julia es el Papa y el Papa es la encarnación del Diablo. Todo con tal de que no exista la tentación de ver que la realidad es más de lo que parece, o la tentación de tener ternura por algo (una silla, un vaso de agua) o por alguien.
A ti, Ruben Castillo, te nombro, solemnemente, tutor literario de María Julia. Cuando la conozcas verás, como yo ví, que se muere de delicadeza. Fue delicioso oír su voz, comportándose seriamente como hace la gente grande cuando va a la televisión y aspira al codiciado título de Mis Uruguay. Ella no tiene nada que ver con semejantes caricaturas, por eso debe haber hecho todo magníficamente mal. Estaba forzándose para dar la cara por mí. Ni los dioses tuvieron un escudo más suave!
Chau, Castillo; gracias y un toquecito de luz para distinguirte y distinguir por la calle a los que me permiten estar menos sólo diría: gracias y cariño, Jorge.

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Enero 2014

NOTA DE LOS EDITORES

A principios de febrero cuando vivíamos bajo la dictadura, se leyeron por radio dos textos muy breves con el título genérico de ‘’Traducciones del alemán’’: ‘‘Objeto: silla’’ y ‘‘Objeto: vaso de agua’’.
Abarcaban poco más de una página cada uno y no traían firma, pero la respuesta inmediata del público fue asombrosa; sonaron los teléfonos durante una semana y hubo que repetir la lectura veintiocho veces en diez días. A mediados de mes, Ruben Castillo, director de Discodromo -un programa de Radio Sarandí que abarca la tarde entera- recibió carta de una escucha, “María Julia, donde se aportaban algunos datos:

“Tuve una gran alegría cuando escuché por Discodromo que Ud. hablaba de Jorge. Creo que Ud. no sabe el nombre, pero el que escribió “Traducciones del alemán” sé que es un amigo de mi hermano mayor y que se llama así. Estuvo dos veces y me dejó algunas cosas escritas por él. Conversaban con mi hermano hasta muy tarde y aunque no estaba con ellos, trataba de oír. La última vez que estuvo en casa fue que escribió lo que le mando. Y María Julia agregaba dos “traducciones” mas: ‘‘Verbo: Mover y sus derivados conmover y remover’’ y ‘‘Objeto: galleta marina.’’

Al conocerse estos textos, el interés del público se redobló y llovieron cartas y llamadas telefónicas tratando de localizar al autor desconocido o procurando explicar el origen de esa nueva manera del humor. Muchos pusieron en duda la originalidad de los textos (seguramente eran copiados o traducidos) y otros acusaron al autor de “hacer misterio para lograr así mayor publicidad. Pero lo mayor parte de las opiniones eran francamente favorables.

“He seguido paso a paso las vicisitudes del affaire Jorge” -escribió la maestra Sara F. Orlandi- y desde que oí las primeras “traducciones del alemán” identifiqué a Jorge como uno de mis alumnos de sexto grado de hace unos cinco o seis años’’. Y luego agrega: “Puedes imaginarte la alegría que experimenté al comprobar que las esperanzas que había depositado en Jorge no habían sida vanas”.

Una señorita se escudo tras el nombre de ‘‘Lilián’’ y dice: Puedo confesarte que estoy enamorada de Jorge. Pienso en él el día entero y, qué vergüenza! siento envidia de María Julia; nunca la vi, pero estoy segura de que es fea.”

En cambio, el señor Jaime Diez escribe:

“Hay en estos trabajos un innegable airecillo burlón que todos los que somos o hemos sido estudiantes alguna vez utilizamos para ridiculizar el lenguaje en que están escritos los textos que nos mortifican durante el estudio. Par tanto, no hay más que una expresión de ese tradicional humor estudiantil que aparece en los cuadernos, las páginas en blanco de los libros de las bibliotecas, y aún en las paredes y puertas de los baños de nuestras universidades. Francamente, yo no hallo originalidad ninguna en ellos’’. Y terminaba así su carta: “!Por favor, señor Castillo! Usted no puedo cometer el error de seguir adelante con estas ingenuidades.’’

Pero ni las criticas agresivas ni la impaciencia creciente pudieron contener el éxito explosivo de esta nueva manera de hacer humor “como serio, pero cómico, descacharrante y profundo a la vez”. Al mes de conocerse “la silla”, el boom de Jorge era tal que “El Diario”, dedicó el 5 de marzo, un largo artículo al asunto, bajo un título sensacional, a ocho columnas: “Toda la audiencia de Discodromo Show en búsqueda de “Jorge”, un autor genial”. El programa de Radio Sarandí y sus miles de oyentes se consagraron entonces a la labor detectivesca de revisar empecinadamente Montevideo intentando de todos modos localizar a Jorge y develar su identidad. No pudieron conseguirlo y la curiosidad insatisfecha empezó a hacerse cada vez más agresiva. El 20 de marzo llegaron las explicaciones y las réplicas del autor a sus acusadores; al leerse una y otra vez su carta, hubo escuchas que llamaron para excusarse y, en el mejor estilo de la radio-verdad, se oyó llorar realmente a algunos o velárseles la voz por la emoción a otros, todo a propósito de unas pocas páginas escritas y transmitidas por radio con la sola intención da hacer reír (y tal vez hacer pensar). La carta de Jorge venía acompañada de un texto que estaba encabezada por la indicación: “Por si alguien duda da que yo sea Jorge”, y cuyo título es ‘‘Traducciones del alemán’’. Objeto: Jorge”. Tanto la carta de Jorge que ese día se leyó ante el micrófono, como ese texto auto descriptivo, aparecen ahora encabezando esta edición.

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