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HISTORIA DE COLÓN Y VILLA COLON
Por. Julio C. Romero

 


 
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TESTIMONIOS LITERARIOS Y PERIODISTICOS

EL DEPORTE (marzo 2009)

LA BANDA POPULAR (febrero 2009)

LA TABLADA NACIONAL (enero 2009)

LA COLONIA DE CONVALECIENTES "GUSTAVO SAINT BOIS" (diciembre 2008)
 

 

SOCIEDAD LEZICA – LANUS Y FYNN

VILLA COLON CAMBIA DE DUEÑOS.

El 16 de Enero de 1873 se firmo un Contrato de Compra-Venta en el cual rezaba : que, “todos los terrenos y mejoras de la propiedad que fue de la Sociedad Cornelio Guerra, y después Villa Colon, existentes en ellos, pasaban al dominio  de otra Sociedad Anónima, llamada : “Lezica, Lanas y Fynn” , sociedad bonaerense, que tenia intereses en el Uruguay , como ser la Compañía de Aguas Corrientes de Montevideo, con la que ellos también ya tenían negocios pendientes, por instalación de cañerías cuyo costo fueron de $ 24.650 y que no habían sido satisfechas, debido a un convenio mutuo de crédito a largo plazo, viéndose precisados a esa transferencia. La Sociedad Lezica, Lanas y Fynn, era una Compañía compuesta por los señores : don Ambrosio Placido Lezica, don Anacarsis Lanas , y don Enrique Fynn , que tomaron el compromiso de continuar las obras pre establecidas , y hacer otras nuevas.

SURGE LA PRIMERA ESCUELA

Previendo la necesidad de educar a los niños del lugar, trataron de fundar una Escuela , y los nuevos dueños de la Villa convinieron con el Sr. Presidente de la Comisión de Instrucción Publica de aquella época , Dr. Don Placido Ellauri, cederles un predio con su correspondiente edificio, situado en la Avenida Lezica próximo al portón de entrada al Camino Nacional. Hacemos notar que, esto ocurría en la época de la Reforma Escolar, por el eminente ciudadano don José Pedro Varela. Esa Escuela fue inaugurada el primero de marzo de año 1873, siendo por lo tanto el primer centro de enseñanza en Villa Colon, y llevando como distintivo el numero 13 en el Registro General de Escuelas Publicas de aquella época, y se le llamaba Escuela de Bonilla. Su primer director fue el Sr. Don Ignacio Ifran , quien la dirigió con dedicación y amor, desde el año 1873 hasta el año 1878. Hoy , esta Escuela es de segundo grado y lleva el numero 50, cuenta con un moderno y amplio edificio, que esta ubicado a unos cien metros de la primera, a mano derecha del que entra por la Avenida Lezica Nº 5722 , en un amplio predio que fue propiedad de la Sucesión del Sr. Franz Fielitz, y que se inauguro el 26 de Abril de 1947. Esta Escuela esta dirigida en la actualidad por el maestro Sr. Don Nicolás Portugal desde hace 18 años, siendo un magnifico Director que le ha dado gran impulso al establecimiento ampliándolo en distintos sentidos, ya aumentando de 11 salones que tenia a 20 aulas, con una sala para actos culturales, y canchas para ejercicios físicos, una clínica dental asistida por la dentista Dra. Iglesias , y una biblioteca escolar. Hoy , esta Escuela tiene 700 alumnos inscriptos, de ambos sexos. Luego , la nueva Sociedad, se dedico a efectuar otras mejoras, como ser la pavimentación con macadam de las calles, y otras que describiremos sucesivamente. En Mayo de 1873 con el Sr. Don Juan Leaniz y sus hijos, don Raimundo , y don Manuel Leaniz contrataron la macadamizacion de sus calles y la construcción sólida, con sillares de piedra, los edificios que hoy ocupan el Colegio Pío y el Santuario de Maria Auxiliadora. La situación económica, era critica también en Buenos Aires, por los años de 1874 y 1875 , la cual puso en trance muy difícil  los capitales de la Sociedad mencionada, que le fue imposible continuar su empresa, dando quiebra, viéndose forzada – por lo tanto – a liquidar sus haberes, dejando aquí en el Uruguay encargado para continuar la liquidación total, con la venta particular de los terrenos que les quedaban, uno de aquellos miembros de la Sociedad en liquidación, el Sr. Don Enrique Fynn (ciudadano uruguayo) . Los señores : Lezica y Lanas eran argentinos y tenían su residencia en Buenos Aires. El Sr. Enrique Fynn que tenia su residencia en Colon en la calle que lleva su nombre, en colaboración con el Sr. Escribano Sicardi, escrituraron todos los terrenos que quedaban, hasta las ultimas parcelas. Desde entonces, vinieron a poblar Villa Colon una corriente de colonos italianos, que con sus escasos recursos pecuniarios, pero con buena voluntad y excelente salud se pusieron a trabajar de lleno, y fueron adquiriendo con el producto de sus ahorros de una labor tesonera, nuevas parcelas con las que ampliaban sus quintas, cultivando en ellas la vid, y también toda suerte de árboles frutales; contribuyendo con ello, no solamente a su manutención, sino que, a formar una nueva industria, como lo es , la vitivinicultura.

(Fuente 100 AÑOS DE VIDA (reseña histórica de Villa Colon) – COLON Y MELILLA  Autor Dr. Cesar de Alava

LA PLAZA DE TOROS

Villa Colon, siguiendo los vaivenes de las costumbres y dando con el gusto de las gentes de la época, tenia que presentar también su plaza de toros, para entretenimiento de los aficionados al arte del toreo o Tauromaquia. Fue entonces que, la colonia vasca de dentro y de fuera de la Villa, la que tomo la iniciativa. A principios del año 1894 , los hermanos :don Manuel, don Raymundo, y don Pedro Leaniz, apoyados por los  otros compatriotas, se propusieron fundar una Sociedad Taurina, y como buenos vascos que eran, no se quedaron con la intención sino que, en seguida, llevaron a buen termino sus deseos, fundando una sociedad llamada “Curro Cuchares” , en memora del gran torero del mismo nombre. La plaza fue instalada en una propiedad del Sr. Don Manuel Leaniz, ubicada en la esquina Este, de las cuatro que al cruzarse forman las calles Santa Maria y Gioia. El ruedo fue construido con materiales livianos a base de madera y chapas de zinc ; pero no por ello dejo de ser cómodo y confortable, puesto que , además del sembrado de arena, con su correspondiente barrera y burladeros, su entoldada cubierta, y graderías y tendido para el publico en general, presentaba un palco oficial reservado para las autoridades oficiales y los convidados especiales. Esta Sociedad Recreativa, netamente taurofila , se proponía hacer escuela de aficionados a la “fiesta brava” , es decir, formar un plantel de “diestros” para aquellas demostraciones de valentía, y además, programar también corridas especiales con toreros de fama mundial para atraer al publico amante al arte de Manolete, que en aquella época los había, no solo entre la gente modesta del pueblo, sino que los habían tambien en la gente adinerada y hasta en algunos gobernantes del país. Todos los domingos, había corridas de toros en la plaza, y no creáis que solo se lidiaban con becerros o novillos de abasto, sino que se empleaban toros especiales de lidia, los Miuras de “pedigree”que los proporcionaba el Sr. Don Carlos Reyles, que los criaba en su cabaña “El Paraíso” ubicada en Melilla. Alli se formaron buenos “lidiadores” entre los cuales estaban los Balparda , los Ligurina, los Rodero , y otros. Parece que los señores organizadores de aquellas fiestas taurinas eran hombres prudentes y humanitarios, porque los toros – por orden superior – desde que salían a la arena, durante todo el tiempo que durase la faena, debían tener sus cuernos “embolados” , evitando con ello los riesgos de vida humana, que de lo contrario, producirían los agudos pitones de sus guampas. Estas fiestas eran para los vascos su “jai ALAI” (alegre fiesta) , por eso los domingos de tarde, habian corridas en dicha plaza, y ya desde temprano empezaban a aparecer carruajes de toda laya, desde el mas sencillo Tilbury hasta la mas lujosa Carroza, y allí, en la calle Santa Maria, se iban estacionando, en doble fila , que ocupaban el espacio comprendido entre el cierre con el Campo de la Caridad, de la mencionada calle, hasta la Avenida Lezica; y allí, se veía una abigarrada cantidad de coches de todo tipo y condición, como ser : Volantas, Victorias, Break, Americanas, Landos, Calesas, Berlinas , Charrets , Dockard, etc. Que aquello parecía estar viendo una verdadera fiesta de la Locomoción, según el decir de los vecinos. Mientras duraba la fiesta, los cocheros, aurigas, y lacayos, se “refugiaban” en un despacho de bebidas que habia en la esquina de Lezica y Santa Maria, que lo atendían los hermanos Enrique y Teodoro Labarrere, que con toda gentileza, - aquellos vasquitos –franceses – les servían el Suize (ajenjo) , bebida fresca y aromática, muy en boga en aquel tiempo y que gustaba mucho a los trabajadores de las riendas y los látigos. Los vecinos contaban, que de varias cuadras de distancia de la Plaza de Toros oían el sonido agudo del clarín, cuando daban la orden de la salida de los toros al combate, y alegres acordes de los Pasodobles y Marchas toreras, ejecutadas por la banda de músicos. Al finalizar la fiesta de oía el bullicio que hacia el publico de ambos sexos con sus comentarios, los vivas y los ¡ ole!  de los hinchas , los gritos de los cocheros a sus bestias , el restallido de los látigos, y la música de los cascabeles que pendían de los arneses de las caballerías; todo ese rumor daba vida y calor al ambiente, que pocos minutos después, volvía a la calma y silencio, de un bosque umbrío y solitario. Las corridas de toros en Villa Colon, terminaron a fines del año 1898 , cuando una Ley Nacional prohibió las corridas en el territorio uruguayo, y la Sociedad “Curro Cuchares” se disolvió, por tal imperativo…

(Fuente 100 AÑOS DE VIDA (reseña histórica de Villa Colon) – COLON Y MELILLA  Autor Dr. Cesar de Alava

 

 

ESTAMPAS DE LA AVENIDA LEZICA

Amigo lector, tu que has leído una porción de paginas de la historia de Villa Colon escritas en este texto, os invito ahora, a que me acompañéis con vuestra imaginación a dar un “paseo recordatorio” por la Avenida Lezica, como nosotros lo hacíamos en los hechos, en otros tiempos, y en grata compañía de aquellos buenos amigos, que a muchos de ellos, ya el destino los ha llevado a mejor vida, pero que nos han dejado el sublime recuerdo de aquella buena y leal amistad que perdurara en nuestra mente hasta el fin de nuestra existencia. Pues bien , seguiremos así caminando en una radiante tarde de verano de uno de aquellos años que precedieron al de 1912 – en cualquiera de ellos – y al llegar a la Plaza 12 de Octubre, nos sentaremos en uno de los bancos, tan cómodos , que habían a ambos bordes de las aceras, frente a la Avenida, y allí nos encontraríamos muy felices a la sombra de aquella especie de techo, espeso de ramas y hojas verdes, que interceptaban los rayos del Sol, y recibiendo la fresca brisa perfumada por las fragancias desprendidas de los eucaliptos y de las esencias de los aromos, y pinos, mezcladas a los perfumes de las glicinas, magnolias, y jazmines, que venían de los jardines vecinos. Allí, en ese encantador lugar, halagaban nuestros oídos el concierto del cantar de las chicharras, que posadas sobre las ramitas mas altas, en la cumbre de los árboles, y expuestas a los rayos directos del sol, parecían ensayar sus monótonos cantos, que alternaban unas con otras, como jugando a una puja a la cual cantaba mejor. En el otro plano mas abajo, y posadas en otras ramas, hacían coro también con su canto arrullador y quejumbroso, las palomitas torcazas que nos indicaban con el fragor de sus cantos que allá arriba el calor era bochornoso. Y entre lo mas intrincado del ramaje, el jolgorio de los gorriones, que , con no muy buenos modales, se atracaban en una encarnizada riña, y algunos de ellos persiguiéndole en precipitada corrida caían trenzados al suelo, a veces junto a nuestros pies, peleándose en ruidosa lucha, que luego tomaban precipitada fuga, al notar nuestra presencia. De pronto , se oye un estridente canto, que se parece a una prolongada carcajada, acompañado de un temblor de su cuerpo y alas, que mas que a un canto de alegría, se parece a un ataque de histerismo; es el canto “ a todo pulmón” del hornero que posado sobre el techo de su casita de barro- construida por el mismo , en forma de horno campero – festejaba el triunfo de la vida, mientras su compañera dentro del hogar , en la única pieza-habitación incuba, con mucho amor y paciencia, los jebecillos propios, y a veces también los de algún Tordo atrevido y desamorado, que abusando del amor de padres hacendosos, ponen en nido ajeno para que les críen su prole mientras ellos continúan su execrable vida parasita y errante. Y allá, enfrente, en lo alto de una rama de otro eucalipto, junto a un inmenso nido, hecho a base de pasto seco, tiras de trapo de varios colores que flamean con el viento, y algunos copos de algodones, recogidos en algún basural; tranquilo y satisfecho , posado sobre un tronquito seco, lanza intermitentemente su canto atrevido y burlón, un Benteveo que, vestido con su traje natural, compuesto de una “camisa” con pechera amarilla, un “ponchito” marrón sobre sus alas y cola, y una negra “boina de vasco” terciada sobre la cabeza ; lanza su incisivo y agudo canto, diciendo : “¡bien te veo, bicho feo!”  Luego se oye un cantito fino, suave, y sentimental, que si no lo conociéramos de antemano, no sabríamos de quien es, puesto que la avecilla que lo pronuncia se halla muy escondida entre el matorral de ramas espesas, y que con toda delicadeza en su cantar, dice : “chivichi-vichi-vichivi” , es el característico y familiar canto del Chingolo, que según el decir del vulgo, con su canto nos anuncia buen tiempo. Y si esto fuera verdad , bendigamos al chingolo que fue, entonces, el primer Meteorólogo, que pronostica el estado del tiempo, desde los principios de la Creación. Entretenidos estábamos oyendo este matizado e interesante concierto, en aquel ambiente fresco y saludable de aquella tarde de verano, cuando de pronto se oye venir por la Avenida un trotar de caballerías, que viene aproximándose velozmente, y que muy pronto alcanzamos verlos pasar frente a nosotros, se trataba de un hermoso conjunto, compuesta de un coche de cuatro ruedas, cerrado de vidrieras, con finas cortinillas interiores, pintado exteriormente de amarillo y rosado, tirado por una yunta de alazanes de raza árabe, de esbelta presencia, fogosos corceles que , mas que trotar galopaban, “pidiendo rienda” a su cochero, que los sofrenaba de continuo no dejándolos galopar, y que bien enjaezados, con lustrosos arreos, iban sonando los cascabeles de sus pecheras y cabezadas, a la manera de España. En seguida los conocimos, son los coches de don Carlos Reyles nos dijimos, que iban desde la Estación del Ferrocarril hacia su cabaña, llamada : “El Paraíso” ubicada en Melilla , y viceversa, todos los días de mañana y de tarde, acarreando gente, a las horas de los trenes. Aquellos hermosos carruajes,y no menos preciosos caballos andaluces, fueron importados de Sevilla- su embrujo – por don Carlos Reyles, que gustaba mucho de los “lujos camperos” y de los otros. Mas tarde , con otra característica, oiase otro andar de caballerías que , con  trote lento y pesado venia del mismo lugar, es decir , de la Estación Colon hacia su destino que era el Colegio Pío …

 (Fuente 100 AÑOS DE VIDA (reseña histórica de Villa Colon) – COLON Y MELILLA  Autor Dr. Cesar de Alava

 

ESTACION PANTANOSO

Así se llamo durante siete años la Estación Colon, desde el año 1867 a 1874. La primera línea ferroviaria del país se inauguro el primero de enero de 1867, y estaba tendida desde la Estación Bella Vista hasta la Estación Las Piedras, pasando por 6 estaciones intermedias : Miguelete , Gómez , Yatay , Sayago, Pantanoso, y Zorrilla ; y as primeras tarifas, fueron :

PRIMERAS TARIFAS

De Bella Vista                 Para. Clase                  Sda. Clase

A Miguelete                          15 cents.                    10 cents.
A Yatay                                 20 cents.                    15 cents.
A Gomez                               35 cents.                    25 cents.
A Sayago                               45 cents.                    35 cents.
A Pantanoso                          60 cents.                    45 cents.
A Zorrilla                              90 cents.                    60 cents.
A Piedras                           1.20 cents.                     90 cents.

El primer Directorio del Ferrocarril le puso el nombre de Estación Pantanoso, porque en ese entonces, no había en la zona otro punto de referencia importante, solo había campos de pastoreo llamados del Pantanoso, y la cuenca de dicho arroyo llegaba hasta allí. La estación mencionada fue hecha de construcción liviana, a base de madera y zinc ; en uno y otro de sus extremos ostentaba el nombre : Estación Pantanoso. En el año 1872, con el remate de los 20 lotes, Villa Colon empezó a nombrarse en la prensa, y a ser visitado por los nuevos vecinos, paseantes , y turistas , que venían atraídos por la novedad y también para hacerse un “viajecito” en el flamante ferrocarril, aumentando con eso el numero – cada vez mas creciente – de pasajeros ,y por ellos, la Compañía ferroviaria tuvo que ponerse a tono con las circunstancias ; entonces en el año 1874 – siete años después – la Estación Pantanoso cambia de nombre, tomando el de Estación Colon y también el edificio que fue reemplazado en mejores condiciones y mas amplio, hecho a base de sillares de piedras ( como la Iglesia del Colegio Pío)  con techo de zinc a doble aguas , que terminaban sus bordes en los pórticos de los andenes, con bonitos festones de madera labrada ; estando  ubicada frente a lo que ahora es plaza de deportes, y tenia dos andenes, uno que daba frente a la plaza Vidiella, y el otro en el lado opuesto frente al Pueblo Ferrocarril ; estando circundado por vías ; por un lado las paralelas de paso, y por el otro lado las vías de maniobras. Este edificio tenia una amplia Sala de Espera , y dentro de ella había una confitería que era atendida por su dueño el Sr. Don Bartolomé Laguzzi, y fue famosa por los exquisitos dulces y riquísimas masitas que allí se despachaban. El Pueblo Ferrocarril, fue fundado por la propia Compañía Ferroviaria, y lindaba con la Estación por el lado Este de la misma, en un terreno dividido en 18 manzanas, subdivididas en solares, que se fueron poblando paulatinamente. Mas tarde, en el año 1912 , después de la entrada del Tranvía eléctrico a Villa Colon, la Estación Colon vuelve a reformarse y cambiar de sitio, poniéndose siempre a tono con el progreso de la zona, y es trasladada al sitio que hoy ocupa, acercándose mas a la Plaza Vidiella.

 

 

(Fuente 100 AÑOS DE VIDA (reseña histórica de Villa Colon) – COLON Y MELILLA  Autor Dr. Cesar de Alava

 


COLON

Del vecino pueblo Colon, diremos que – para nosotros – hablar o escribir algo de este simpático y querido pueblo, es como si dijéramos que nos invitan a escribir acerca de algo tan próximo y conocido , como si se tratase de hablar o escribir de nuestra casa o de nuestra familia, tal es nuestra posición al respecto.
¿ Acaso, no hemos compartido nuestros propios sentimientos de alegría o de tristeza? ¿No pasamos las distintas etapas de nuestras vidas, ya participando juntos, en la madura, los mismos episodios ocurridos en los mismos ambientes?
Si cuando niños, estudiábamos en las mismas aulas, jugábamos en los mismos patios, íbamos a los mismos paseos, frecuentábamos las mismas canchas de fútbol y frontones de pelota vasca ; y , cuando adolescentes , en nuestra edad feliz, hacíamos excursiones cinegéticas por los campos vecinos, o ya de pesca en los arroyos : el Pantanoso, el Melilla , o el de Las Piedras?
Y ya , cuando nos sentíamos mas galanos, íbamos a las mismas salas de Cine, al Cinema Colon ; al Salón del Circo ; o al Cine Lezica ; o ya paseábamos como buenos amigos, por las mismas calles y plazas, o nos divertíamos en los mismos salones de fiestas y bailes, donde pasábamos momentos agradables de amena sociabilidad , en las Kermeses y Veladas artístico-musicales, organizadas por damas y señoritas de ambas localidades ;  y jugábamos con serpentinas, confetti y flores , durante los carnavales, en los corsos de Garzón y de la Avenida Lezica ; y , en verano, los domingos por la noche con el pretexto de oír los acordes musicales de la Banda de Colon, en la Plaza Vidiella nos reuníamos accidentalmente en amables y joviales charlas, en algún banco de la plaza, que a veces convertiase en un verdadero corro de acaloradas discusiones, sobre temas de fútbol o de asuntos del momento ; otras veces se formaban análogas peñas en el Bar de los Hermanos Seré , o en la Confitería del Sr. Caricaburo. Colon, por su situación central, viene a ser como un vértice, al cual convergen las distintas vías de comunicación, que lo unen a las poblaciones que le rodean. Allí se reunían las alegres y vibrantes juventudes que venían de La Paz, de Peñarol Viejo , de Sayago, y de Villa Colon, en amable y perfecta armonía ; por eso fue que allí, era un lugar atrayente e interesante, donde encontrábamos siempre buenos amigos con quien alternar, y dialogar afablemente y con altura. Ahora , para considerar algunas de las principales características que distinguen al Colon de estos tiempos que corren, vamos a tomar tres temas, que nos parecen los mas sobresalientes y que mucho lo dignifican. El primero de la serie, que lo consideramos de primera magnitud, es el de la Biblioteca Popular Artigas. Esta Institución cultural, sugiere a nuestra imaginación la idea de ser algo así como un faro de radiante fulgor, que esparce sus rayos luminosos a todas aquellas personas estudiosas que deseen beber en esa fuente luminosa las luces del saber humano, que se encuentran escritas en las paginas de los millares de libros del riquísimo acervo cultural, que guardan sus anaqueles , y están al alcance de todos los habitantes de Colon y sus adyacencias, que quieran enriquecer sus conocimientos científicos, artisticos, filosóficos, históricos o literarios, para la superación de su propia personalidad. Este Centro cultural, fue fundado el 22 de noviembre de 1920 , y tuvieron el timbre honorífico de la iniciativa, los señores : don Máximo López Piñeiro y don Arturo Viera, que tomaron la determinación de llevar a cabo tan luminosa idea. Estos señores transmitieron  su ideal a varios otros vecinos, los cuales a su vez la recogieron con entusiasmo , y con ello convocaron a una asamblea popular, que se realizo el 22 de noviembre de 1920 en el Cinema Colon, propiedad de los señores Jorge Buzio y Humberto Scarcela (actual Colegio San José) en la cual se eligió y se voto por mayoría de votos, la primera Comisión Directiva, que quedo constituida de la siguiente manera : Presidente : Máximo López Piñeiro, Vicepresidente : Jaime Torres, Secretario de actas : Arturo Viera, Secretario general : Zapican Calzada, Pro Secretario : Bonificacio Arellano, Bibliotecario: Feliciano Calzada, Pro bibliotecario : Jose Maria Martinez (hijo) , Tesorero : Ramón Lenz, Pro Tesorero : Romeo S. Pérez , Vocales : Enrique Britos (hijo) , Andrés Pastorino, Alejandro Gleis y Federico Peinado (hijo). Quedando así constituido el Club Social y Biblioteca Popular Artigas, que tantos beneficios espirituales y culturales ha prestado al vecindario. Mas tarde, a fines del año 1931 , paso esta Institución a ocupar otro local , en una sala de la Sociedad Cosmopolitita Liberal, en el Pueblo Ferrocarril ; y , por ultimo , fue trasladada al local que ocupa en la actualidad, casa que fue propiedad de don Miguel Peirano, frente a la Plaza Vidiella. La Biblioteca Artigas de Colon, tiene como órgano publicitario oficial, el prestigioso e interesante periódico “Artigas” que alienta a los estudiosos de la zona, con la promoción cultural de la juventud presente, que es la promesa de un futuro mejor en nuestro país. En la actualidad, dicho periódico esta dirigido por el Sr. Enrique Erro, alma mater de la Dirección de la Biblioteca, y que la ha defendido “a capa y espada” podríamos decir - , con calor y energía, en un momento difícil para ella, cuando mezquinos y egoístas deseos, quisieron desalojarla del edificio que ocupaba arrojando el precioso tesoro de sus libros, a la vía publica, en una acto vandálico, propio de seres inconcientes, hecho que exacerbo el animo de su digno protector el Sr. Erro, que con palabra fácil e incisiva, poniendo hasta su pecho como escudo, defendió heroicamente , en momentos que querían efectuar el lanzamiento, no permitiendo así que su querido baluarte, lleno de preciosas y fulgentes gemas de cultura, fuesen arrojadas , como objetos despreciables, a la vida publica. Pocas veces hemos visto una actitud tan decidida, acompaña de un gesto tan valiente como aquel del señor Erro.
(Fuente 100 AÑOS DE VIDA (reseña histórica de Villa Colon) – COLON Y MELILLA  Autor Dr. Cesar de Alava

 

EDIFICANTE Y FECUNDO EJEMPLO

 

En medio de la plaza que lleva su nombre, yerguese triunfadora, la vera imagen – fornida y serena – de don Francisco Vidiella. Precursor de la industria vitivinícola en gran escala, en el sur de nuestro país. La posteridad ha querido que allí en ese lugar apropiado, quedase como símbolo del triunfo de una voluntad fuerte y constante, de un modesto y sencillo agricultor, que supo conquistar los laureles de victoria, utilizando dos potencias naturales que todo hombre posee, pero que , son pocos los que las saben utilizar : su inteligencia y la fuerza muscular, como lo hizo aquel modelo de labrador. “Labor Improbus Omnia Vincit” , es la locución latina que grabaron en el pedestal que sustenta la estatua, sentencia virgiliana que nos enseña que el trabajo obstinado e inteligente vence toda dificultad. Y, la estatua de Vidiella, en actitud magnifica, con un racimo de uvas en la mano derecha y un libro ( que representa la ciencia) en su izquierda, nos enseña todo lo que los artistas, que la construyeron – los hermanos Juan Luís, y Nicolás Blanes – en el año 1889 , quisieron expresar de la personalidad y la obra de don Francisco Vidiella ; y , estos mismos artistas, fueron los que eligieron la plaza Colon para su ubicación ; perpetuando así la memoria de aquel esforzado inmigrante que nos trajo de su país de origen España, esa preciosa planta – la vid – que con sus exuberantes pámpanos, producen los riquísimos racimos de oro, que con su néctar sabroso, se elabora el licor, tan preciado por nuestros paladares, que vivifica el animo y da fuerzas  al hombre, para continuar satisfecho y reconfortado, su diaria labor. Hoy, el triunfo de Vidiella se manifiesta en nuestra campaña, por todos lados vemos hermosos viñedos, que cual madre cariñosa, parecen cubrir celosamente, como guardando y protegiendo en su seno, el fruto riquísimo de sus entrañas. En el año 1874 , el Sr. Francisco Vidiella fundo el primer viñedo que existió en el Uruguay, y que todavía se mantiene en plena producción, gracias a su laboriosa estirpe , que a través de cinco generaciones mantienen incólume su noble prestigio. Esta granja, modelo en su genero, esta situada a unas doce cuadras al Este de la Estación Colon, en el paraje llamado Peñarol Viejo. Allí, el Sr. Vidiella – hace cien años – estuvo experimentando con cepas de varias especies de parras , traídas de Europa, hasta que hallo una – la que hoy lleva su nombre – que es muy resistente a nuestro clima, y de buen rendimiento y fue con la que logro el éxito, que con tanta paciencia y trabajo, anhelaba obtener. El 25 de febrero de 1883 se festejo , en la granja Vidiella, la primera fiesta de la vendimia en el Uruguay, y tal fue su éxito en aquella fiesta del trabajo, que el gobierno de aquel tiempo , el general don Maximo Santos le otorgo un premio honorífico para que lo compartiese con su colega y amigo el Sr. Don Pascual Arriague , que simultáneamente cultivaba la vid en el Dpto. de Salto. Desde la fundación de su monumento, a esta plaza se la denomino Plaza Vidiella, y , aunque el Sr. Francisco Vidiella no nació ni vivió en el Pueblo Colon, puesto que nació en Cataluña , España, los colonenses se honran y se enorgullecen – con toda justicia – de tener en su plaza principal la estatua que representa la gloria de un vecino bueno y trabajador, que llevo su nombre , por su meritorio trabajo , a la inmortalidad.

 

(Fuente 100 AÑOS DE VIDA (reseña histórica de Villa Colon) – COLON Y MELILLA  Autor Dr. Cesar de Alava

 

 

 

 

 

 

 

HISTORIA DE COLON Y VILLA COLON
VILLA COLON FUENTE DE SALUD

Que Villa Colon es un paraje saludable, es una verdad inconcusa, y los hechos ocurridos en su historia lo confirman. Vosotros, amigos lectores, sabéis que la tuberculosis pulmonar activa, es una enfermedad infecto-contagiosa, producida por un agente causal, llamado Bacilo de Kock, fue durante la primera mitad de esta centuria una enfermedad terrible por los estragos que hacia en los niños, los jóvenes, y hasta en los adultos y ancianos; no respetando edades, ni sexos, ni razas, “La Peste Blanca” o “Tisis galopante” – como se la llamaba – diezmada a nuestra sociedad. La medicina, era impotente para luchar contra ella, no contando en aquellos tiempos con medicamentos específicos que fueran eficaces para combatirla, solo se contaba con tres recursos físicos-terapéuticos, para su tratamiento mas eficaz, que eran : el reposo absoluto en cama, o el sillón; 1 buena y abundante alimentación (sobre alimentación) ; y el aire puro de oxigeno, con ventanas amplias abiertas en la habitación del enfermo, o sino al aire libre; pero, no expuestos a los rayos directos del sol (porque estos reavivan las lesiones congestivas), ni en localidades ubicadas próximas a las costas del mar, ( por los efectos perjudiciales de los aires marino) Fue por ello, que nuestros grandes y famosos clínicos, como lo fueron : los doctores : Soca, Ricaldoni, Escremini, Morelli , Murguía, Landeira, y otros, aconsejaban a sus pacientes pulmonares que se avecindasen a Villa Colon, para poder allí disfrutar de los beneficios de esos tres elementos terapéuticos, tan importantes y casi únicos en aquella época. Esto, dio lugar a que , toda familia que tenia algún familiar paciente de esa enfermedad, se trasladasen con sus enfermos a Villa Colon, y allí, las casas habitación disponibles eran muy requeridas , y no quedaban muchos días desalquiladas. Las casonas o casas grandes, de varias piezas, se transformaban en Sanatorios improvisados , dirigidos por médicos especialistas, y hasta el HOTEL PARK GIOT  - que ya no funcionaba como tal-se transformo en el conocido Sanatorio Montevideo, para la cura de bacilares. Y, todo esto ¿Por qué sucedía? La respuesta es obvia; porque la mayoría de los pacientes que iban a curarse a Villa Colon se recuperaban de su mal, y después de uno, dos, o mas años de tratamiento, volvían completamente curados o estabilizados de sus lesiones especificas, recuperándose y reintegrándose así, a sus tareas habituales. Y, hasta el propio Ministerio de Salud Publica, derivo –muy acertadamente – el destino del establecimiento de salud que debía ser – según su donante – el filántropo uruguayo Sr. Don Pedro Gustavo Saint Bois,quien había legado su fortuna para una Colonia de Convalecientes, en Sanatorio para el tratamiento curativo de la tuberculosis pulmonar, que tanta falta hacia; por el solo hecho de estar ubicado junto a Villa Colon. ¿Cuál seria el factor terapéutico de los aires de Villa Colon que tenían la maravillosa propiedad de curar, esa insidiosa y maligna enfermedad? No nos cabe duda al respecto, para contestar a esa interrogante. La riqueza de sus atmósfera en oxigeno, la debe a la acción analítica de la clorofila, que contienen las plantas verdes, que tienen la propiedad de poner en libertad el oxigeno del acido carbónico de la atmósfera – gas este toxico para el organismo- en oxigeno puro y libre, necesario e indispensable este para vivir, enriqueciendo así de ese vital elemento el aire que respiramos los sanos, y con mayor razón para el enfermo; también por las esencias aromáticas que exhalan los eucaliptos, pinos, y aromos, que también enriquecen el aire con esas preciosas substancias que tienen efectos tónicos y balsámicos para las mucosas de las vías respiratorias y alvéolos pulmonares, produciéndose así una perfecta hematosis; fortificando con ello las defensas naturales del organismo humano, pudiendo así este, luchar en mejores condiciones, contra el enemigo poderoso y maligno.

 

(Fuente 100 AÑOS DE VIDA (reseña histórica de Villa Colon) – COLON Y MELILLA  Autor Dr. Cesar de Alava

 

 

 

 

FIESTAS PATRONALES

 

Todos los años, con anticipación a la fecha 30 de Agosto, se formaba una Comisión Directiva de vecinos, patrocinada por el cura Párroco de la Capilla Santa Rosa de Lima, (patrona de América Latina) , y también patrona – en aquellos tiempos –de Villa Colon. Contaban los viejos vecinos, que allá por la ultima década del siglo XIX, en el día 30 de Agosto, y todos los años en esa fecha, ya desde muy temprano, se veían transitar por las calles, personas extrañas al pago, que venían a asociarse a la fiesta, y otros que venían a ganarse algunos pesos, demostrando sus habilidades artísticas, o vendiendo dulces y baratijas. Así, se solía presentar un hombre que acompañado de una mono y un arco, la hacia saltar y hacer otras monerías, haciéndola atravesar de un salto por aquel arco cada vez que el le ordenaba, otras veces la hacia bailar al son de sus silbidos, etc. Otro señor, portaba una especie de casilla en la cual llevaba una cotorrita con la que “aprobaba la suerte” de toda persona que por ella se interesase y pagase su tributo; cuando el le ordenaba, aquella avecilla salía de su escondite y sacaba al azar, con su piquito, de un casillero un cartoncillo en el cual estaba escrita la suerte que le había tocado a la persona interesada. Otro sujeto, había improvisado, en la plaza, una pequeña laguna artificial llena de agua en la que nadaban varios patos, y con unas arandelas apropiadas, se las vendía al publico que quisiera probar su puntería o destreza, para ensartarla, haciéndola pasar por la cabeza, en el pescuezo de una de aquellas aves que estaban en continuo movimiento , arrojándola de cierta distancia, así se ganaba un premio consistente en unos abalorios que traía de ex profeso. Y, como estos, habían muchos otros entretenimientos sencillos y casi pueriles, según recursos y costumbres de antaño, muchos de ellos ingenuos, y sin malabarismos.
¡Que tiempos aquellos, felices de nuestros abuelos. El día 30 de Agosto, a la salida del sol, estallaban las salvas de cohetes y bombas, que hacían despertar a los niños (chicos grandes) , que dejaban sus lechos para comenzar la jornada de fiesta y alegría. Desde la salida del sol, del 30 de agosto hasta la media noche, se prolongaba el jolgorio y regocijo para los habitantes de la Villa. Una banda de músicos amenizaba con su repertorio alegre y marcial, el ambiente de aquel bosque lleno de pájaros, que también se “contagiaban” asociándose con sus cantos a aquellas manifestaciones de alegría. Luego, se oficiaba una misa solemne, cantada a cuatro voces, con acompañamiento de orquesta, y se pronunciaba un panegírico referente a la vida y milagros de la Santa patrona del lugar. Al mediodía, almuerzo de la Comisión de vecinos y de todos los que quisieran adherirse a los homenajes. Por la tarde, procesión por las calles de la Villa, portando en andas la Imagen de Santa Rosa, estando la Avenida previamente adornada con gallardetes, y banderines de varios y vivos colores, que colgaban de los árboles de una a otra vereda, y por la noche iluminación “a giorno” con farolitos venecianos, que en forma de guirnaldas cruzaban la Avenida suspendidos en alto y separados cada 50 metros, desde la Iglesia hasta la calle Santa Maria. Encendianse por la noche, vistosos fuegos artificiales, y remontabanse globos de papel multicolor, que eran inflados con aire caliente. En la tarde, habían juegos para niños y mayores, como ser : carreras de embolsados, rompimiento de piñatas que contenían golosinas y sorpresas interesantes. Uno de los juegos que llamaba mucho la atención del publico, era, el de ascender gateando por un “palo enjabonado” , que consistía de un palo bastante alto, bien liso y también esmeradamente enjabonado, para hacer mas difícil su ascenso, y en la extremidad superior había un pequeño travesaño del cual pendía una bolsita que contenía varias libras esterlinas. Era digno de ver el empeño que hacían aquellos muchachos y hombres de hasta 40 años de edad, como se alternaban durante toda la tarde, y hasta de noche, no salían de junto a aquel palo- que ya ni jabón tendría de tanto intentar subirlo – así persistían aguardando su turno con paciencia, en su afán de poder llegar hasta la cumbre, para alcanzar aquellas tentadoras libras esterlinas… Estos y otros muchos juegos se hacían en aquellas Fiestas Patronales, que seria muy extensa su narración. ¡ Como se divertían y reían a mandíbula batiente, aquellos buenos y sencillos vecinos que contemplaban aquellas verdaderas proezas, que hacían los muchachos de aquel tiempo, hasta ver sus deseos alcanzados!
Algo curioso, era el decir, de algunos sobrevivientes que, -muchos años después – contaban con alegría y cierta emoción aquellos episodios, afirmando también, que Santa Rosa se portaba muy bien en aquellos tiempos, puesto que siempre reinaba buen tiempo durante su día, y nunca se producían los temibles temporales y ciclones que ahora soportamos con temor, y que por ellos, no nos olvidamos de Santa Rosa…

 

(Fuente 100 AÑOS DE VIDA (reseña histórica de Villa Colon) – COLON Y MELILLA  Autor Dr. Cesar de Alava)

 

 

 

 

TESTIMONIOS LITERARIOS Y PERIODISTICOS

Poetas, escritores y periodistas han recorrido, con el transcurso de los años, paso a pasa o raudamente, las calles arboladas de Villa Colon. Los frisos evocativos que dejaron en una época romántica en los diarios, periodísticos y revistas, en los que evocaron  aquella localidad de quintas señoriales, de costumbres sosegadas, de rincones de la clase alta montevideana , hoy pueden considerarse en su mayoría trasnochados y sus textos arcaicos y por momentos cursi. Para quienes intenten realizar una antología exhaustiva de los mismos, podrían iniciarla, quizá , con estrofas de Jacinto Albistur, en la que describe en verso su viaje en ferrocarril hasta la estación Colon, en 1879. Y proseguirla con el relato del viajero francés Ernest Michel, que visita la Villa en 1883. En su libro impreso en Paris cuatro años después, atestiguara , según le contara el P. Lasagna, que a la muerte de un niño se organizaba “un baile en regla”, con el pretexto de regocijarse porque un ángel había entrado en el cielo. Michel nos ha dejado un dibujo en el que documenta gráficamente esa costumbre de la epoca. Un prestigioso vecino de Villa Colon , Ángel Belinzon, describio el escenario de años anteriores y posteriores a 1892, tiempo inicial del Hotel Giot y a fines de siglo, en 1898, el autor de “Mi Montevideo”, Arturo Jiménez Pastor, profesor y escritor argentino, dejo también un nostálgico recuerdo de la localidad. Carlos D. Botinelli evocara casi medio siglo después en  1900 y un hombre de ciencia, Valentín Álvarez, brindara en 1948 referencias del proceso evolutivo de la zona, a la que llegara en 1907. Algunos de los autores citados escribieron remembranzas admirativas y nostálgicas , recogiendo las transformaciones lugareñas que se iban registrando. Dejaron también su testimonio sobre Villa Colon, Orestes Araujo y los poetas Abelardo Rondan , Eduardo Dufrechou y Cesar R. Rappalini. En este capitulo, seleccionamos por el régimen de muestreo algunos textos difundidos en este siglo. La reminiscencia de Villa Colon creemos cobra asi una vibración mas intima, mas familiar. En 1901, “La Alborada” proclama que Villa Colon era punto obligado de las fiestas y reuniones campestres montevideanas. Entre ellas, las organizadas por la Asociación Uruguaya de Propietarios de Sastrerías y la Congregación de San Estanislao de Kostka. Al conmemorar el décimo octavo aniversario de la fundación de esta ultima, mas de sesenta congregantes se habían dirigido a la plaza Colon , “en donde se hicieron regios honores a un suculento asado y a un puchero a la criolla”. En su edición de marzo de ese mismo año, decía un cronista de dicha revista montevideana :
“Los domingos, la población de la ciudad se desborda e invade los pintorescos alrededores, en busca de aire fresco, libre y fragante. Todos los pequeños pueblos de las cercanías reciben visitantes. Villa Colon acoge no pequeño número de alegres excursionistas bajo sus frondosas alamedas, que entrecruzan sus ramas enormes en la altura, sobre el verde y mullido tapiz que cubre el suelo. Allí las horas transcurren en la mayo alegría. Las familias llegan en masa, con provisión de víveres. Pronto llamea  el fuego, comienza el mate a circular, suenas los instrumentos, y mientras las brasas preparan el suculento asado criollo, el canto, el baile y la amena charla divierten a todo el mundo”. En ocasión de los festejos del centenario de la revolución de mayo argentina, en 1910, visita el Plata el pintor, escritor y dramaturgo catalán Santiago Rusiñol y Prats. Es típica su descripción de las arboledas de Villa Colon :
“Además, fuera (de la ciudad de Montevideo) , hay eucaliptos, pero no de esos árboles con plumerito llorando corteza y pelados de piernas que solemos ver en nuestra tierra, allí donde hay casos de fiebre, sino eucaliptos gigantescos , tan altos , tan frondosos, tan arqueados como naves inmensas de catedral, que el sol quiere penetrar y no puede, que el viento hincha como velas de barcos, y cuyas ramas van tan arriba que cuando llega la savia ya no tienen el sabor de la tierra. Los hay en filas, como gigantes con los brazos caídos y extendidos; los hay que se despliegan como nubes; delgados como columnas de humo; abiertos como quitasoles; despeinados como locos y todos juntos son grandes manchas de sombra que salpican toda la llanura. Y las hojas que van cayendo las queman a montones y aquel aroma se entra de tal modo en la memoria, que desde este día cada vez que sintamos olor a humo de eucaliptos, por lejos que estemos , recordaremos a Montevideo”.

La misma época es reflejada así por una periodista, la Sra. Delia Castellanos de Etchepare, directora de la sección “Charla Femenina” de “El Bien” : “No tenia entonces esta pintoresca Villa tranvías eléctricos, ni cruzaban sus calles los autos veloces, pero en cambio cuantas sanas diversiones, cuantas fiestas campestres cobijaron los viejos árboles de la plaza de Villa Colon! Los domingos , desde temprano, comenzaban a llegar los carros repletos de gente humilde y trabajadora, que se proponían desquitarse de los encierros de la semana, pasando un día de verdadero campo, dilatando sus pulmones con el aire saturado de esencia de eucaliptos, que era un verdadero regalo para el cuerpo. “La gente pudiente invadía el esplendido hotel del Parque Giot, y bajo sus frondosas arboledas (destruidas hoy en parte) se formaban grandes grupos que comentaban la belleza única del paisaje que ofrecía el lago, como una mancha azul allá a lo lejos, encuadrado artísticamente por una inmensa variedad de árboles. De cuando en cuando llegaba el pequeño tren repleto de pasajeros que conducía desde la estación hasta el hotel y esto ocasionaba un continuo e incesante ir y venir de paseantes, que daba una nota alegre al magnifico conjunto. La plaza del pueblo congregaba por las noches a todo cuanto de mas selecto contaba Montevideo , y recordamos perfectamente haber visto sentadas en los escalones de la estatua Vidiella a muchas de las que hoy son gala y ornato de nuestros salones y han formado su hogar. Entre aquellas bellezas acuden a los puntos de nuestra pluma los nombres de Carmen Blanca y Josefina Pérez, Sofía y Maria Angélica Platero, Florida Shaw, Maria Celia Garzón y muchísimas otras que constituían la créeme de nuestra Villa en la temporada veraniega. Y sin querer nuestro tiempo entristecido por la evocación, recuerdo a aquella dama Fanny C. de Cristophersen, que con su distinguida hija, la hoy condesa de Malherbe, sabia reunir en sus aristocrática mansión a un grupo numeroso de intelectuales y músicos, que brindaban a sus amistades noches de verdadero arte.

…”Muchos nombres humildes acuden a nuestra mente también al recordar los tiempos viejos de Colon ; muchas figuras clásicas del ambiente de aquellos días felices podríamos hacer desfilar, cada una interesante por su modalidad especial y porque eran, por decirlo así, algo peculiar de nuestra Villa ; tal es la figura ejemplar que fue don Primitivo Larrobla, fuerte en su ancianidad como el ombú en nuestros campos, ya quien rodeaba una aureola de gratitud y de aprecio, conquistada en los largos años de su actuación frente a la camisería de este pueblo. “Otro nombre también recordado cariñosamente, es el del que en vida se llamo Domingo Moro, el vecino progresista y propagandista de todas las hermosuras que encierra esta localidad…” Refiriéndose a Villa Colon de 1922, decía Delia Castellanos: “El Colon de ahora, con trenes eléctricos, luz eléctrica, arcos voltaicos y demás mejoras del progreso, no tiene el atractivo especial de los tiempos pasados, porque el adelanto de los años ha quitado el encanto peculiar de la paz del campo, de aquella dulce serenidad del espíritu que embargaba a los que acudían a buscar bajo sus gigantescos eucaliptos, junto a la hermosura de sus paisajes, la tranquilidad de un verdadero día de sano esparcimiento”. Ese mismo año , el religioso salesiano Arturo E. Mossman Gros, volcaba así, con inspiración lírica , sus sensibles impresiones :
“Mas de un millón de eucaliptos y otros árboles forestales bordean de perenne verdor estas calles (de Villa Colon). Palacetes de variados estilos, con sus rojizas aguas de tejas unos, con sus chinescas cúpulas de pizarras otros, emergen del mar de verdura, como islas y peñascos llenos de vida y de color. “Allí , como huyendo del rumor de la avenida, hacia la paz del bosque, el antiguo Hotel Giot esconde el silencio de sus salas, un día bullicioso, en lo mas apacible del viejo Parque. “Allá, asomando el arroyo Pantanoso, el Gran Monte Carlo, bajo su dosel de sauces llorones –como es una paradoja – tiende la alegria de sus trípodes veraniegas que , en las tardes festivas, hormigueantes de rostros jubilosos, resuenan como una asamblea de aves en un campo de mieses. “Mas allá, ceñido de su viejo muro de austeridad-también el casi paradojal – el Colegio Pío, estride a veces con la grita de sus cuatrocientos muchachos, o duerme silencioso sus horas clausúrales, mientras guarda – centinela sagrado – su sueño de ciencia, la torre del Observatorio. “ Y allá en el extremo noroeste, fuera ya de nuestro recinto, porque ella necesita la amplitud de los campos y de los espacios, la Escuela Nacional de Aviación Civil, ha venido , hace unos años, a tender la ligera carpa de sus hangares, el leve ruido de sus aves rumorosas.” “ (…) Este es plano “de relieve” de Villa Colon ; pero si le miráis desde la altura, de donde lo miran pájaros y aviadores , veréis que por doquiera, el fondo del paisaje es como una inmensa pagina que se corta con largo rayado de tinta tornadizo : borroso en los días invernales ; de ocre y bermellón en abril y mayo  ; verde-luz en octubre; esmeralda triunfante en todo el verdor que lo circunda, en los ardientes días de estío. Si descendéis a ellas en las primeras semanas de marzo, sentiréis que las líneas de aquella pagina vibran con rumor de trabajo, y que en ellas regresa un poema de dulzura y de fuerza.

Es la canción de las vides que augura alegría y riqueza ; es el viñedo esplendente de racimos , sangre y alma de la Villa, que inunda su entraña, que desborda en sus contornos, que la obsede por sus cuatro costados”. A principios de 1923, en un discurso que pronunciara el senador Román Freire, presidente de la Comisión de Fiestas del Cincuentenario de Villa Colon , dijo que deseaba presentar el lugar, porque era desconocido aun para quienes solían frecuentarlo. Seguidamente expreso : “Para eso quiero pedirles que además de la Avenida Lezica recorran los alrededores, las calles laterales, bordeadas de robles, de olmos, de acacias, de bayas cuyas bóvedas de verdura ocultan en algunos sitios los rayos del sol. Y mientras las transitan podrán valorar el esfuerzo que representa el haber planeado esta obra y el haberla realizado en aquella época con avenidas de treinta metros y con calles de diez y siete metros de ancho, macamadizadas por los mismos fundadores, con manzanas de treinta mil metros que prepararon el establecimiento de quintas espaciosas, y con una plaza de cuarenta y dos mil metros, la mas amplia, la mejor enclavada y la mas hermosa del Municipio, con arbolado suntuoso y raras esencias forestales”. Por esa época, Villa Colon era considerada como el paseo mas popular de Montevideo.”Así lo afirmaran con nosotros –decía el periódico “Don Cristóbal” -  todos aquellos que hayan presenciado el largo desfile de vehículos de todas clases que los domingos invaden nuestras avenidas y calles adyacentes cargadas de paseantes que se dispersan luego bajo las grandes arboledas pasando horas de franca alegría y llenándolas de bullicio y de vida. “Desde las primeras horas de la mañana, los tranvías , medio de transporte mas empleado, llegan repletos de pasajeros munidos de sus meriendas respectivas que solo cuando las sombras empiezan a difundirse deciden marcharse aprovechando hasta el ultimo rayo de luz, llevando la policroma dadiva de nuestros jardines, que transforma los tranvías en fragantes y enormes búcaros andantes” La critica vendra tambien por el camino de la cronica periodistica. Desde años atrás , la plaza “12 de Octubre” se fue deteriorando hasta encontrarse en estado deplorable en 1931.

 

Fuente Libro VILLA COLON Y SU ENTORNO Autor Aníbal Barrios Pintos.) CONTINUARA

 

 

 

 

CENTRO NACIONAL DE AVIACION CIVIL

El Campo de Aviación de Melilla - (Primera Parte)

En el año 1912 Francisco Bonilla, conjuntamente con Ricardo de Tomasi y Ángel Adami, quienes habían obtenido en la Argentina su preparación como pilotos, resuelven crear, bajo la dirección de don Joaquín Sánchez, el Centro Nacional de Aviación Civil, adquiriendo un Farman y arreglando una pista en Las Toscas. Tiempo después y a la muerte de Ricardo de Tomasi en un accidente, Bonilla se aleja del Centro, no así Adami, que con su indeclinable entusiasmo se constituye en el verdadero pionero de la aviación civil. En 1919 el Centro recibe una importante ayuda gubernamental, la que unida al aporte de muchos civiles, le permite comprar un predio de 45 hectáreas en Melilla, donde construye pistas, tres hangares, un taller mecánico, oficinas, puerto de sanidad, todo lo que lo habilita como puerto aéreo. Desde entonces, y como bien lo expresa Homero Martínez Montero en su obra “Villa Colón” : “El aeródromo civil de Melilla está ligado en largo trayecto de tiempo y de afección a la historia de Villa Colón. Caracterizó la región con un elemento novedoso, cuando el volar era una hazaña que admiraba; radicó actividades nuevas en su área ; convirtió a su Villa en un centro de visitas, de turismo interno cuando cientos de espectadores, en los días domingos y feriados, llegaban para admirar los Farman, Avros y Curtis suspendidos en el espacio”.
Al Centro Nacional de Aviación Civil le correspondió la organización de las primeras líneas aéreas de transporte de correspondencia y los primeros viajes de pasajeros entre Montevideo y Buenos Aires. A don Joaquín Sánchez le sucede en la presidencia, el Dr. César Miranda y , es en esta época que en el Centro, ya con categoría de Escuela y con la dirección de don Agenl Adami se inician los cursos con un biplano “Avro” de procedencia inglesa, considerado, entonces, como el aparato más adecuado para los cursos de instrucción. Allí aprendieron a volar distinguidos compatriotas : entre otros Daniel Artagaveytia, Carlos Pons, Carlos Zerbino, E. Lassernay, Carlos Brandes, Francisco Beramendi , los hermanos Alberto y Jorge Márquez Vaeza, quienes años más tarde (1935) fundaron la compañía Pluna (Primeras Líneas Uruguayas de Navegación Aérea) con la colaboración de otros pilotos surgidos de este Centro: José Polero, Fitz Herbert y los hermanos Rodríguez Escalada.

El Campo de Aviación de Melilla(Ultima Parte)

 Con el transcurso del tiempo (1938) , la aviación militar uruguaya, que se había iniciado en 1913 y contaba con un campo de operaciones en Los Cerrillos y la Escuela Militar de Aviación de Camino Mendoza, que se organizara hacia fines de 1915 , llegaron a encontrar sus sedes insuficientes para el progreso alcanzado por la aviación. Otro tanto sucedía con el Campo de Melilla y la aviación civil que venía necesitando pistas más amplias y aparatos de control, balizamiento, etc. A consecuencia de este estado de cosas, se inicia en el país una serie de investigaciones y estudios en vista de hallar un paraje adecuado para construir un aeropuerto internacional. Finalmente queda elegido el predio de Carrasco (el actual) donde se proyecta construir las instalaciones de los dos tipos de aviación militar y civil. Poco tiempo demoró en manifestarse el descontento de la Villa ante tal proyecto por el que la Escuela perdería su campo, y con él desaparecería una de las mayores atracciones del lugar. El vecindario elevó una solicitud a los Poderes Públicos por la permanencia de la Escuela de Melilla, donde, entre otras cosas manifestaba : “Las razones que nos mueven a demandar tal petitorio son que Villa Colón pierde, con la salida de la Aviación, uno de los pocos atractivos de que dispone la localidad para el turista, fuera de su natural hermosura por su arbolado, jardines, calles y plazas.
 La aviación civil ha conseguido después de muchos años de constantes sacrificios y luchas , abrirse camino, gracias a su propio esfuerzo perseverante, tenaza, de sus dirigentes y a la cordial protección del público, en quien se ha infiltrado poco a poco la costumbre de volar o simplemente presenciar los vuelos, siendo en la actualidad, el aeródromo de Melilla, lugar de cita para gran cantidad de público de la capital. Veinte y tantos años de existencia en la localidad, esta Escuela de Aviación ha creado en el ánimo del pueblo una certidumbre de que la Aviación Civil pertenece a Villa Colón por lo que su retiro significa una lamentable pérdida para la localidad…”
Aún cuando fue construido el Aeropuerto Internacional de Carrasco , el Campo de Melilla no desapareció , celebrándose allí, del 24 al 28 de octubre de 1940, un gran festival aeronáutico internacional con participación de Argentina y Brasil. El 22 de enero de 1942 el Aero Club del Uruguay festejó allí su 29º aniversario en un campo con amplias instalaciones y talleres, comodidades para socios y dotado de 12 máquinas modernas. En mayo de 1945 el Poder Ejecutivo designa con el nombre de “Ángel S. Adami” al aeródromo de Villa Colón y el 7 de diciembre de 1947 simultáneamente se inaugura el monumento a su memoria, obra del escultor maragato Dardo Salguero de la Hanty.

(Fuente Libro COLÓN Autores Fernando O. Assuncao – Iris Bombet Franco)

 

 

 

 

LOS AUTOBUSES

En abril de 1927 fue inaugurado un servicio de autobús entre Montevideo y Villa Colòn, que efectuaba el mismo recorrido que el tranvía 41 de “La Comercial”. El precio del pasaje era el mismo, pero ofrecía la ventaja de realizarlo en menos tiempo que el tranvía, que empleaba una hora y media en cumplir el trayecto entre Aduana y Villa Colòn. A este ómnibus se agregaron pronto otros más. Una crónica de agosto de ese mismo año, al referirse a la presencia en la época de los primeros autobuses en Villa Colòn, decía lo siguiente.”Entre los que vienen hay de todo; grandes, chicos, medianos, tipo jaula, perreras, etc. Pero los hay tan confortables, elegantes y bien presentados como para borrar la mala impresión que dejan los indignos de andar por nuestras avenidas.”También tenemos (tipo)”casero” , el que es de nosotros, podemos decir. “Se trata del “Villa Colòn” , autobús que hace honor al nombre, cuyo propietario, el señor Tubito, no ha omitido esfuerzo a fin de dotarlo de cualidades apreciables para el servicio a que está destinado. “En estos días se incorpora otro autobús más al plantel que está  en circulación, rivalizando en comodidad, elegancia y rapidez con los montevideanos.”Este se denominará “La Gloria” y son sus propietarios los conocidos y apreciados comerciantes señores Ultra Hnos. , quienes han confiado el volante a los competentes chauffeurs señores Oscar Chery y Enrique Ivaldi, toda una garantía. “A título de curiosidad damos una nòmina de los autobuses que llegan a nuestra localidad : “11 de Febrero” , “Carrasco” , “Yatay” , “Gram. Brothers” , “Hickorey” , “Audaz”, “Aceguà” , “Cidriz” , “C.C.U.” , “Re-vita” , “Charrùa” , “Renault”, “Espada”, “18 de Mayo” , “Rodò” , “Tabarè” , “Congreso”, “Villa Colòn” , “Pearce Arrouv” , “Millàn” , “Las Flores, etc”- Este breve comentario registra rápidamente el comienzo de una sostenida labor a través de los años, que ha cumplido una positiva obra de progreso.

 

LOS CAMINOS, EL PAVIMENTO LISO, LA LUZ ELÈCTRICA, EL SANEAMIENTO

En medio de un copioso torrente de información cabe subrayar algunas realizaciones de las obras públicas, que fueron muestra tangible de franco progreso regional en su época. En abril de 1915 se libró al servicio público el camino Colman, pavimentado con macadam en una extensión de dos kilómetros, vinculando Peñarol con Villa Colòn. Tres lustros después, más concretamente en junio de 1931 , quedaba inaugurado el tramo situado desde la avenida General Eugenio Garzón hasta el camino llamado de Melilla. En noviembre de 1926 fueron iniciadas las obras de alquitranado en la Avda. Lezica ; en junio de 1928 la empresa Goyret dio principio a los trabajos de pavimentación de las calles del pueblo Ferrocarril, comenzándolos en la calle Duràn ; en diciembre de 1929 ya habían finalizado las obras de pavimentación con hormigón armado de la calle Gutenberg, primer vía de tránsito de Villa Colòn que contó con dicha mejora y en agosto de 1930 , la empresa Stewart, Vargas, Cat y Cìa , empezó dichas obras en la calle Lanas y asimismo la construcción de un puente sobre el arroyo Pantanoso. En una década de progresos positivos de la región , hacia junio de 1924 , fueron inaugurados los servicios de luz eléctrica en la zona Este del pueblo Ferrocarril, antes alumbrada a queroseno ; pero en otras calles de dicho pueblo, tres años después , en noviembre de 1927 , se seguían utilizando faroles con lámparas de 32 bujías. Aún en julio de 1929 se continuaba ampliando su alumbrado, con la instalación de 30 faroles más, esta vez con lámparas de 50 bujías, hasta que en setiembre de ese mismo año llegó también la luz eléctrica a otros sectores del pueblo que habían permanecido siempre en tinieblas, pues no habían sido beneficiados ni con faroles de queroseno. En julio de 1928, la Usina Eléctrica de Montevideo dio comienzo a los trabajos de instalación de alumbrado público en las calles Matto Grosso, Yamandù , Carve, Margarita, Del Árbol y Carnot, entre otras. Desde su fundación Villa Colòn fue abastecida con aguas corrientes, procedentes de una caño que pasaba a la altura de las avenidas Garzòn y Lezica y se prolongaba por esta ùltima hasta llegar a la calle Peabody. Ante el aumento de la población fue insuficiente dicho servicio, por lo cual , hacia 1931, la mayor parte de los vecinos se proveía de agua por medio de pozos y aljibes. En febrero de 1947 , la Junta Departamental de Montevideo dispuso que la Dirección de Saneamiento procediera, cuando el estado de las expropiaciones lo permitiera, a licitar las obras de saneamiento para el desagüé de las pluviales en el sector bajo de este ùltimo pueblo. Dispuso , a tales efectos, una imputación preventiva de $ 1.052.000,oo en “Bonos Municipales de Saneamiento” , para atender el costo previsto de dichas obras.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LA LLEGADA DEL PRIMER TRANVÍA ELECTRICO

El domingo 23 de junio de 1912 Villa Colón “hormigueó de pueblo” al inaugurarse oficialmente el ramal eléctrico del tranvía de “La Comercial” por la avenida Lezica. Hubo lanzamiento de cohetes, reparto de comestibles a los pobres de la localidad y luego los vecinos más caracterizados, encabezados por el sacerdote Juan de Dios Moratorio, entregaron un pergamino al diputado y vecino de la villa Román Freire con el que testimoniaron así el agradecimiento de la población por haber hecho posible que las aspiraciones vecinales se hubieran concretado. Luego el propio diputado Freire y los demás vecinos se dirigieron al Colegio Pío, a fin de aguardar a la comitiva oficial, integrada , entre otros, por miembros de la Junta Económico Administrativa de Montevideo, el edecán de la presidencia de la República coronel Bartolomé Sanguinetti, el director gerente de “La Comercial” Juan Colt y el jardinero en jefe municipal Carlos Racine, quienes arribaron a Villa Colón en un tren de la empresa, engalanado con cortinados. En otro tren llegaron los integrantes de la Banda Municipal, que fue dirigida por el maestro Aquiles Guitosi. Luego de los discursos de práctica y de un almuerzo en el hotel “Tea Garden” , se realizaron festejos populares : un partido de fútbol entre los primeros equipos montevideanos de River Plate y Universal, carreras de sortija, ejercicios atléticos por los alumnos de la sociedad “L Avenir” , carreras a pie y en bicicleta, exhibiciones de “vistas cinematográficas” en la plaza de la villa y quema de fuegos artificiales frente al Colegio Pío. Finalizaron con un verdadero “corso” de automóviles y carruajes por la avenida Lezica, que se prolongó hasta ya entrada la noche. El pueblo quedó con el impulso esperanzado de nuevos acontecimientos, al ser vitalizado con la llegada del primer tren eléctrico a Villa Colón. Recién en diciembre de 1928 llegarían hasta la plaza Vidiella los coches de otra línea de tranvías de la empresa “La Comercial” , la N° 49.

 

 

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LAS ACTIVIDADES MULTIPLES DEL CLUB OLIMPIA
(continuación)

…En la tarea contó con dirigentes capaces tales como Oscar Pravia, Luid Alba, Albérico Passadore, Ricardo Almada, Federico César Mora Rivas, Guillermo Fernández Carrera, Carlos Lavoreiro, Alfredo L.García, Héctor Uslenghi, Hugo Ferrando, Hugo Grasso, Alfredo Lagomarsino, Juan C. Salaberry, Walter Mochi, Julio Novo, Juan Torrelli y otros. Y llegaron los triunfos : vicecampeones federales de primera división en 1941 y 1942 ; campeones nacionales en 1942 y campeones federales en 1946 con un plantel constituido por Bentancor, Irache, Ultra, Lovera, Machín, Cavila, Apulazza, Passadore, Ruiz , Moro, Da Silva, Ceriani, Burgueño , y J.Ceriani , Burgueño , y J.Ceriani. Luego , en Buenos Aires, en el Campeonato de campeones, Olimpia venció en la final al hasta entonces invencible Gimnasia y Esgrima de Villa del Parque. El domingo 19 de setiembre de 1948 se colocaba la piedra fundamental del estadio propio frente a la plaza Vidiella, en un predio de 5.479 metros cuadrados, con 54 m 70 de frente a la avenida General Eugenio Garzón, obra de los arquitectos Canale y Arbeleche. En 1962 se inauguró el gimnasio; en 1963 , la piscina. En convenio con la Comisión Nacional de Educación Física de financiar en común la obra, la contribución de la gran familia olimpista, el subsidio de medio millón de pesos del Consejo Departamental de Montevideo, en Bonos Fomento al Deporte, y de la Comisión Nacional para etapas posteriores, posibilitaron la terminación del monumental estadio. Luego de un largo período de 20 años, en 1965 , vuelve Olimpia a clasificarse campeón federal absoluto. Este fue el conjunto que obtuvo el codiciado lauro: Walter Morandi, Mauro Raviolo, José Perego, Angel Albornoz, Roberto Etchevarren , Sergio Pisano, Mario Enrich, Adelio Lavega , Juan Alonzo , Julio C. Daguer, Sergio Salaverry y Valentín Rodríguez. En 1970 , Olimpia obtiene el campeonato de los torneos de Honor, Invierno y Federal con el siguiente plantel : Angel Albornoz , Sergio Pisano, Valentín Rodríguez, José Perego, Milton Rivero , Sergio Salaverry y José Zanandrea. Director Técnico : Roberto Lovera. Con la misma dirección técnica se clasifica, en 1971 , campeón federal y en 1972 , vencedor del torneo Invierno y también fue campeón federal. Este plantel obtuvo dichos triunfos : Angel Albornoz, Sergio Pisano, Valentín Rodríguez, José Perego, Milton Rivero, Sergio Salaverry, José Zanandrea, Francisco Di Mateo, Enrique Rama, César González, Carlos Miraballes y Emilio Marino. A fines de 1991 , luego de un largo período de actuación en segunda de ascenso, Olimpia, reingresó a la primera división. En Colón , Olimpia se incorpora oficialmente al Ciclismo y una figura surge de sus filas, Horacio Campos Mariggi, que llega a clasificarse campeón nacional de medio fondo (25 Km) delante de Atilio Francois. A través de 10 años de actuación, Olimpia obtuvo en propiedad el trofeo máximo de la Vuelta Ciclista del Uruguay, el trofeo J.Iriarte, de casi dos mts. de altura. En esta competencia los corredores del club, se clasificaron primeros , por equipos, en 1955, 1957 y 1961 . En 1955 , con Sergio Frausin, Rodolfo Piotto, Jorge Camaño, Heber Silva, Rodolfo de León y Roque Villar ; en 1957 , con Virgilio Pereyra, Rodolfo Piotto, Jorge Camaño, Heber Silva, Heber Silva, y Fusari, Nelson Couto y en 1961 , con Sergio Frausin, Alfonso Porcal, Rodolfo Piotto, Nelson Couto, Rodolfo Villanueva y Juan José Timón.

EN ATLETISMO , la figura máxima que ha dado Olimpia ha sido Juan Gau, que fue campeón de 3.000 , 5.000 y 10.000 metros en la media maratón de 21 kilómetros . Venció en cuatro oportunidades en la Corrida de la Fogueira, prueba que se corría en Río de Janeiro y en la que había que sortear barreras de fuego, y en otra se clasificó segundo, se impuso en la disputa de la prueba denominada “15 de Noviembre” y logró un triunfo notable, en 1950, en la Marathon organizada por la revista “El Gráfico” de Buenos Aires, venciendo a Delfo Cabrera, entonces campeón olímpico.
EN BOCHAS , los hermanos Roberto y Luis Stratta, junto a Linares, obtuvieron a su vez el Campeonato Nacional de Tercetos, y en Natación, entre otros triunfos, Olimpia, en 1967 , resultó vencedor del torneo organizado por el Club Universitario de Buenos Aires, en esa Ciudad.
EN BILLAR  , ya en la sede de la Avda. Garzón , también representantes olimpistas lograron campeonatos nacionales de cada especialidad y representaron al Uruguay en jornadas internacionales. De su plantel se han destacado figuras como Pioli, Fonticiella, Pozzo, Chailan, Costa Prunell. Porteiro, Di Fabio, Berrondo y Pérez May. En la Actualidad, Olimpia practica básquetbol, atletismo, ciclismo, Vóleibol, tenis, billar, bochas, bowling , fútbol de salón , tenis de mesa, patín, pelota, judo , desde marzo de 1964 , karate y natación disponiendo para la práctica de este deporte de dos hermosas piscinas, medida 25 por 12,60 y 12,60 por 6 mts. En Karting , se lograron asimismo, honrosos desempeños en competecias nacionales e internacionales.
EN JUDO , el equipo de Olimpia se clasificó Campeón Nacional de Conjunto en los años 1970 , 1971 , 1972 y 1973. Finalmente , en VOLEIBOL femenino, en 1972 se clasificó campeón en el Torneo Preparación de la Federación Uruguaya de Voleibol Amateur. Su plantel fue el siguiente : Raquel Zorrilla, Alicia Fernández, Cristina Fernández , Celia Medina, Martha Medina, Anelim Kinder , Nélida Angeloni, Zulma Gabard, Diinorah Damonte , María E. Martini de Barreiro, Alicia Veira y Edith Riveiro. Director Técnico : Salvador Miquel. Con la dirección técnica de Ricardo Gallego, el equipo de Olimpia de Voleibol masculino se clasificó , en 1971, Campeón Federal de 2da. De Ascenso, ascendiendo a 1ra. División. Integraron su plantel : Guillermo Steiner , Aristeo Traverso, Pedro Morelli, Juan C. Iglesias, César Viana, Ernesto Silva, Mario Caorsi y Jorge Callorda.  Olimpia brinda una política de apoyo permanente en la zona a toda manifestación cultural. Ha tenido cabida en su sede monumental, la Asociación Pro Recuperación del Lisiado (APRI) , se han reunido en sus locales la Liga de Fútbol de Colón, los padres de alumnos del Instituto “Eduardo Acevedo”, se han desarrollado clases de inglés a cargo de la Alianza Uruguay-Estados Unidos…

(Material utilizado para esta nota Libro VILLA COLÓN Y SU ENTORNO –Autor Aníbal Barrios Píntos)

 

 

EL DEPORTE

 

FUTBOL

…en 1972 intervenían los siguientes equipos en la Liga de Villa Colón de Fútbol Amateur, dividida en dos agrupaciones: en una de ellas, Cine Club de Villa Colón, Club Conciliación, Club Sportivo Ferrocarril, Atlético La Cantina, Club Paratinaicos, C.A. La Chimenea y Club Atlético Beco; en la otra agrupación, Club Atlético Estrella del Norte, C.A. Huracán Lezica, Club Real de San Carlos , Navajas y Ganaderos (clubes de Conciliación) , C.A. Villa Colón, 12 de Octubre y Villa Teresa.
En la Liga Melilla , intervenían en esa época, entro otros, Ansina, Cuatro Esquinas (de La Tablada) , Juventud Melilla, Espartaco y Los Camalotes y en la Liga del Club Centro Cristóbal Colón, de ex alumnos del Colegio Pío : Washington, El Repecho, Juventud Melilla, C. Cristobal Colón, River Juniors, Oriental Capurro y C.A. Lucho.
La profusión de instituciones que practicaban fútbol, por esos años, se explica por la cantidad de espacios libres que existían en la región. Adhiriéndose al centenario de Villa Colón, el 19 de abril de 1972 quedó fundada la Liga Baby Fútbol de Villa Colón, en la cual participaron Centro Juventud Sayago , Club Barrio Unido, Club Defensores de Sayago, Club Atenas de Sayago, Club Aviación Lezica, Club Atlético Beco, Club Estrella del Norte, Club Colegio Pío, Club Atlético Yegros, Club Southampton, Club Atlético Brandi y Club Garzón City. En ese año, las instituciones que practicaban fútbol en la zona del Pueblo Ferrocarril y Colón , eran las siguientes: en Colón; Boca Juniors F.C. , “El Lucho” y “Juventud” Colón ; en Pueblo Ferrocarril : Sportivo Ferrocarril y Libertad Colón. Todos estos cuadros tenían cancha propia. El Club Sportivo Ferrocarril surgió a la vida deportiva el 23 de abril de 1948, a impulsos de Manito, el recordado jugador de Peñarol. Entre los jugadores que han actuado en equipos de la zona o han sido o son vecinos de ella, se han destacado en el plano nacional entre otros, además de los ya mencionados : los hermanos Vergara (Ernesto y Enrique jugaron en Racing, Mario en Racing y en Nacional) ; Luis Radiche, que actuara en River Plate y en Peñarol; Sosa y Enriques , que jugaron en Wanderers ; Baudilio Jauregui , de Defensor y de la selección uruguaya ; Alberto Carrasco , golero de Sud América y también de la selección; Antonio Alvarez , que actuara en Racing , Wanderers, Peñarol y en Chile; J.J. García, que vistiera los colores de Nacional y de Rampla Juniors; Mendilahrsu, , que jugara en Racing y Nacional; René Brasil y Juan Antonio Britos, ex jugadores de Nacional ; Ramón Silva, que actuara en Peñarol; Ricardo Caresani, en Defensor ; Islas, en Huracán Buceo; José Etcheverry, en Central Españo; José Luis Rodríguez, en Colón, Mario Elzaurdia , en Bella Vista. Cabe agregar que los jugadores olímpicos del año 1924 estuvieron concentrados en Villa Colón en momentos en que se entrenaban para intervenir en un campeonato sudamericano y que los integrantes del Club Atlético Peñarol se alojaron en el hotel del arroyo Pantanoso, días antes de su presentación frente al Deportivo Español.

Dedicamos todo este trabajo a todas aquellas personas que en años turbulentos aun tenían su empeño para sortear dificultades, guiando a cientos y cientos de niños que formaron parte de equipos que saldrían a defender los colores del barrio compitiendo en varios campeonatos…a todos los emprendedores y sostenedores de equipos que surgían al influjo de la alegría de todos los niños que daban los primeros pasos en el fútbol…

(Material utilizado Libro VILLA COLON Y SU ENTORNO – Autor Aníbal Barrios Píntos)

 

 

BASQUETBOL:

LAS ACTIVIDADES MULTIPLES DEL CLUB OLIMPIA

Antes de que llegara Olimpia a Colón, se había formado a principios de 1923 el Club Atlético Colón, que tenía su cancha de básquetbol ,con iluminación nocturna, en la calle Carve. En su primer encuentro, disputado con el Club Unión, venció por 26 a 13. Actuaron por el conjunto local : Hugo, Guzmán, y Walter Ponce de León, Passadore y M. Faotto. La historia del Club Atlético Olimpia comienza el 17 de setiembre de 1918, cuando reunidos en el local de la dirección de la plaza de deportes N° 1 , situada en el barrio Guruyú de Montevideo, en el predio ubicado en Sarandí y Juan Lindolfo Cuestas, Ricardo Levrero (h), Gilbert, Carlos Patiño, Julio C. Gorlero, José M. Dastes, José Amejeiras, Carlos Poncini, Noel Elizalde, Raúl Panizza, Hugo Ferrando, Adolfo Ricco , Ricardo Filloy,, Antonio Enseñat, Gerónimo Perret, Antonio Amejeiras, Carlos Rosell, Eduardo Giménez y Primo Gianotti (director de la plaza) y alumnos de la misma, resolvieron fundar un club atlético. Los atletas del Club Olimpia de Nueva York ostentaban por aquel entonces la mayoría de los “records” estadounidenses y por moción de Raúl Panizza se resolvió designar a la nueva institución con dicho nombre, pues significaba un augurio de futuros triunfos. Panizza también sugirió la idea de distinguir al equipo con la insignia de las alas rojas. Ese mismo año , los atletas olimpistas, con la dirección técnica de Primo Gianottí y la colaboración del ayudante Roberto Moresco, ganaron trofeos, medallas y diplomas y abatieron marcas. Gradín, Andrés Mazzali, luego golero olímpico, Gorlero , Patiño, Amejeiras, Filloy, Panigatti y Enseñat, fueron los más destacados. Al trasladarse la Plaza N° 1 a la Aguada, en 1920 , al predio donde funcionaba el Instituto femenino “José Batlle y Ordóñez” , en esta segunda etapa, surgieron nuevos atletas , entre ellos, Passadore, Chery, Stanley Bowles, Soto, Silveira, Fein, Olivera, Calamet, Pesce, Sgarbi, Pittamiglio, Duthilleul, Isasmendi, Correa, Vigliola, Mendi, Besck y Besouth. Desde allí, Olimpia abarcó otras ramas del deporte. En el ciclismo, se destacaron con las alas rojas, Núñez , Ferrando, Cerbasi, Caridad, Mesía y Victoria. Se practicó también patín. En 1921 se inician en la práctica del básquetbol, obteniendo ese mismo año el Campeonato Uruguayo de Novicios. Dos años después , en 1923 , el conjunto olimpista formado por Diego Spósito, César Spósito, Hugo Ferrando, Andrés Mazzali, León Acuña y Ulises Uslengui, se clasificó campeón nacional. Con la base de Gerardo y Gervasio Núñez , se incorpora el ciclismo , en 1924, a las actividades deportivas de la institución. En 1928 y 1929 , el equipo de básquetbol de Olimpia , que la prensa y la afición montevideana denominaron “La Máquina Blanca” , ganó todos los campeonatos en que intervino. Estaba integrado por Eduardo por Eduardo García, César Spósito, Luis Tambasco, Ulises Uslengui y Alberto Pesce y culminaron sus brillantes actuaciones con la obtención del Campeonato Rioplatense al vencer al Club Independiente de Buenos Aires, cinco años campeón argentino. La participación posterior de García y Uslengui en el fútbol , y la fusión de la sección de este deporte con el Club Capurro para constituir el C.A. River Plate, llevó a una situación crítica al equipo de básquetbol. Pero Hugo Ferrando , Albérico Passadore y Ricardo Almada se empeñaron en hacerlo resurgir y Olimpia fue trasladado en 1933 a la calle Carve, donde tenía su cancha de pelota de mano, el Dr. Andrés Pastorino. Albérico Passadore , en mayo de 1928 había obtenido el título de campeón nacional de salto con garrocha, batiendo su propio record, con 3 metros 55 centímetros. Recién en 1946 , otro olimpista, Helios Acosta, alcanzó la marca de 3m. 60. El peligro del descenso de primera división fue salvado por el esfuerzo cumplido por Ferrando , César Spósito, Parodi, Alfredo Pesce y Gaveta, junto a los arrestos juveniles de Passadore, F. Mendilazzo, los hermanos Carzoglio, Ferrari y Cordone.Surgió así un nuevo Olimpia, que lentamente fue consolidado con mucho esfuerzo y sacrificio…

(Dejamos esta primera parte , para reencontrarnos con Raíces de Abril-2009)

 

(Fuente  libro VILLA COLON Y SU ENTORNO – Autor Aníbal Barrios Píntos)

 

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LA BANDA POPULAR

LAS BANDAS de músicos cumplieron una función recreativa y cultural en pueblos y ciudades uruguayas, en el último tercio del siglo XIX y primero de XX , especialmente de difusión de la operística italiana. Por cierto que también fue gala de Villa Colón su Banda Popular, que hasta hace algo más de cuatro décadas, prolongando su acción por otros instrumentistas, continuaba su militancia cultural. Esta Banda Popular, trascendente factor de sociabilidad lugareña, fue organizada en el año 1890. Veamos como describe con nostalgia el escenario de la época, de calles arboladas de eucaliptos y plátanos, un vecino de la villa, Héctor Alvarez :
“…la vieja plaza se veía con su pequeño muro de piedra y revoque, engarzando las rejas verdes, que parecían encerrar el perfume y follaje, para que no huyeran por las noches, ansiosos de grandes avenidas o pletóricos de fuerza ascendente. He ahí los faroles de querosene, otrora de vela ; ahora es Mateo que ha dejado el coche elegante y va de uno a otro, poniendo envidiosas estrellitas cada cincuenta metros, para iluminar el amplio macadam lleno de baches , llamado entonces “Camino Nacional”
“ Y la plaza, con sus ocho faroles, tenía toda la gracia de una vieja plazoleta chinesca. “Cada llegada de tren es un acontecimiento bello para este pueblo; Marianas, Adelas, Marías, Rosas, Ferminas, allí estaban. “Y aparecían los galanes, y entre ellos, don Primitivo (el comisario Primitivo Larrobla) , elegante, no esperando el desorden que en Colón no existía, sino haciendo tangible la autoridad que de su persona emanaba, en la fiesta diaria que improvisaba el tren de 7 y media. “Avenida arriba marchaban los briosos corceles de Rodríguez , llevando las bellas matronas, de amplios abanicos emplumados, de elevados moños y graciosa sombrilla. O si no, Moro, cargando en su tren de caballos , lo que Central enviaba camino del hotel de Giot. “Y más allá, aquellos jóvenes que dieron a Colón el movimiento flexible de las ideas, y el poeta admirado por las niñas de entonces…” Fue así como a mediados de 1890 , en el local de la comisaría de la calle Horizonte e Iris, luego demolido, comenzó sus ensayos  una improvisada banda vecinal que el 25 de agosto de ese año actuaría haciendo escuchar las notas vibrantes del Himno Nacional, con la dirección de Javier Urquizú. El éxito que obtuvo, con relación al medio y al tiempo, hizo posible que se formara una comisión integrada , entre otros, por Bartolo Laguzzi, Juan Roba, Pablo Varzi, Tulio Freire, Juan Mazzoni, Primitivo Larrobla, Perfecto Giot y José María Castellanos. Se organizó de inmediato una colecta popular para la adquisición de instrumentos , atriles , uniformes y piezas musicales, colaborando generosamente el vecindario para el sostenimiento de la banda, en ese momento y con posterioridad.

 

(Fuente Los Barrios de Montevideo – Villa Colón y su entorno – autor ANÍBAL BARRIOS PÍNTOS)

 

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LA TABLADA NACIONAL

Contigua a Villa Colón se encontraba la Tablada Nacional , el mercado principal de ganado en pie existente en la república. Ocupaba una extensión de campo abierto en uno de los parajes más elevados del departamento de Montevideo – lomadas dependientes de la Cuchilla Pereyra - , rodeado de pastoreos para el estacionamiento provisorio de haciendas. Abarcaba un predio de 82 hectáreas, 51 áreas y 36 centiáreas de superficie, al cual se podía llega o salir por 8 calles o caminos principales. Fue adquirido por compra venta a Adolfo del Campo, en escritura de 16 de agosto de 1867 , ante el escribano Juan F. Aguiar , por el precio de 8.386 pesos con 875 milésimos. Anteriormente la Tablada Norte de Montevideo ocupaba el terreno donde hoy se encuentra la Facultad de Agronomía , en Sayago , pero dado que la vía de entrada de ganados se hacía inconveniente por el aumento de la población en la zona, se pensó trasladarla en el año citado al lugar donde se encontraba en sus últimos años.  La Oficina de despacho construida, fue destinada con posterioridad al asesinato del general Venancio Flores ( 19 de febrero de 1868) , para cuartel del Batallón Florida , 1° de Cazadores. El predio fue utilizado como campo de maniobras. Recién en 1876 la Tablada fue trasladada al Pantanoso, y medio siglo después , en los años 1925 y 1926 la Municipalidad construyó por su cuenta el edificio central, invirtiendo la cantidad de $ 75.388,oo , como así también obras complementarias por valor de $ 11.887,oo.

Por acuerdo de Gobierno del 25 de setiembre de 1860 , se ordenó que la administración de Corrales y Tabladas dependiese de la Junta Económica-Administrativa de Montevideo. El decreto ley N°  10.200 del 24 de julio de 1942 quitó a la Intendencia Departamental la Administración de la Tablada Nacional, que pasó a constituir una sección dentro de la Dirección de Ganadería del Ministerio de Ganadería y Agricultura. El 22 de diciembre de 1913  quedaron libradas al servicio de la Tablada, dos nuevas básculas procedentes de la casa W.V.T. Avery , de Londres , de 50.000 kilos de peso cada una, que permitieron pesa con rapidez , exactitud y ahorro considerable de tiempo, el ganado que llegaba hasta allí. A cada balanza, que abarcaba una superficie de 160 metros cuadrados (8 x 20) , correspondía un amplio brete con las respectivas compuertas, que facilitaba la entrada y salida de los lotes de ganado. Un periodista de un diario montevideano, se refirió en estos términos, poco antes de ser inaugurada, a la precisión de su funcionamiento:
“Cuando visitamos La Tablada con el deseo de conocer este nuevo adelanto, vimos pasar por vía de ensayo una tropa de 34 animales vacunos, mestizos, que acababa de ser vendida al Frigorífico Montevideo por los consignatarios señores Arosa, Brocking y Coll , procedente del establecimiento de don Orestes Díaz, de Cerro Largo. En Menos de cinco minutos quedó terminada la operación, acusando dicho lote de ganado un peso total de 16.970 kilos, que da un promedio de 499 kilos por cabeza. “Repetida la operación en la otra balanza , acusó el marcador un resultado igual”

El 4 de agosto de 1916 se inauguró oficialmente el ferrocarril a La Tablada, obra sumamente reclamada. La nueva línea, de cuatro kilómetros de extensión , trazada y ejecutada según planos del ingeniero Wilson, unió la estación Sayago y su punto terminal. La primera máquina que llegó a la Tablada – la locomotora número 25 – conducida por Pedro Irigoin, llevó como jefe del convoy a Luis Balbiani…


LOS MATARIFES DE MI BARRIO

En la década del 60 y 70 en mi barrio Colón , era normal sentir el comentario de los “matarifes”…
Este era oficio de carnicero pero mas bien clandestino , los animales llegaban luego de mucho traqueteo en los vagones del tren a LA TABLADA NACIONAL , esta, como Uds. han visto en el número anterior de RAICES se encontraba a pocas cuadras de Villa Colón y un poco más del centro de Colón…Estos animales que luego de recorrer cientos de kilómetros en tren y esperando su ultimo destino para ingresar a los frigoríficos del Cerro principalmente, muchos llegaban bastantes averiados con lesiones que no permitían que se mantuvieran en pie …Es ahí que como “agazapados” en la noche se acercaban los “matarifes” para hacer su tarea de faena “clandestina” , evitando la mirada de los guardias que solían recorrer las grandes extensiones de LA TABLADA…Como en un camino de hormigas , los trozos del botín faenado , llegaban a los barrios y luego comenzaba la venta … Más tarde antes de apagarse el día , los matarifes se reunían debajo de las enramadas a probar suerte con la taba , juego este creado en tiempos de la Colonia que se jugaba con una parte de la pata del animal. Era común en algún momento presenciar como se dirimían los pleitos a cuchilladas entre algunos matarifes “pesados”.

 

 

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LA COLONIA DE CONVALECIENTES
"GUSTAVO SAINT BOIS"
Por Julio C. Romero

 

Uno de los actos conmemorativos al festejarse el cincuentenario de Villa Colón, en diciembre de 1922 , consistió en la colocación de la piedra fundamental del proyectado establecimiento que sería construido de acuerdo a los planos de los arquitectos Quincke y Massa. El 18 de noviembre de 1928 tuvo lugar tuvo lugar la inauguración. La ceremonia contó con la presencia del Presidente de la República, Dr. Juan Campistegui , los Ministros de Industrias , Sr. Carlos Mandillo , y de Guerra y Marina , General Estanislao Mendoza y Durán, los doctores Martirené, Arias, Loriente – director del nuevo establecimiento- y otras altas personalidades. Ya en 1912 , el Consejo de Asistencia Pública Nacional , por iniciativa del Dr. José Scosería , había resuelto establecer una colonia de convalecientes en un terreno propiedad de la institución en Melilla, a 500 metros del Colegio Pío pero, la iniciativa no tuvo andamiento por no contar con los recursos necesarios. Ocupando la dirección de la institución , el Dr. José Martirené solicita fondos para realizar una obra a favor de los convalecientes de ambos sexos mayores de 7 años, coincidiendo, en esta oportunidad con un donativo que hacía a Salud Pública don Gustavo Saint Bois , uruguayo , fallecido en Francia , después de haber residido en la Colonia de Convalecientes Vesinet.  Y , como lo haría notar el Dr. Martirené en su discurso inaugural del establecimiento, fue posible la obra “la cual pudo iniciarse gracias a la generosidad de nuestro compatriota, el benefactor Gustavo Saint Bois, quien supo enriquecer al país con sus actividades en el alto comercio y en la ganadería, realizar fuertes economías, que le permitieron en el declive de la vida , refugiar su físico enfermizo en el dulce clima del mediodía de Francia, desde donde recordara siempre, hasta el día de su deceso , en el año 1918, a su patria e hiciera su heredera a la Asistencia Pública Nacional, legándole más de un millón de pesos para ser aplicados en obras que beneficiarán a los convalecientes pobres…” Ahora que la Asistencia Pública posee en Montevideo, este hermoso establecimiento , sus autoridades dirigentes tendrán que proclamar lo que hace un siglo resolvió el Consejo General de los Hospitales de París : “prohibir en absoluto que los convalecientes de los hospitales de Montevideo sean asistidos en las salas de los hospitales comunes.”
“Este nuevo organismo representa en la función vital de la Asistencia Pública Nacional , un progreso de tal magnitud , que puede decirse que recién ahora la asistencia de los enfermos con afecciones agudas comunes será completa.”

(Fuente COLON Autores Fernando O. Assuncao – Iris Bombet Franco.)

 

 

UNA OBRA MAESTRA EN EL PABELLÓN MARTIRENÉ

 

En la colonia “Gustavo Saint Bois”  fueron inaugurados en julio de 1944 cuarenta y tres metros cuadrados de decoración mural, firmada por el pintor JOAQUÍN TORRES GARCÍA y sus discípulos. El equipo de artistas que cooperó con el maestro, cada uno en una decoración diferente, fueron : Julio Apuy, Gonzalo Fonseca, Augusto Torres, Teresa Olascuaga, Luis San Vicente, Josefina Canel, Horacio Torres, Elsa Andrada, Daniel de los Santos, Héctor Ragni, Juan Pardo, María García Brunel, Luis A. Gentieu , María C. Rovira , Daymán Antúnez , Esther Barrios de Martín , Andrés Moscovich y Sergio de Castro.  Ante el progresivo deterioro del edificio, en 1972 , el restaurador uruguayo Carlos Giaudrone, para salvaguardar la gigantesca obra, realizó la tarea compleja de desprender la pintura mural y trasladarla al lienzo, para su conservación en el Museo Nacional de Artes Plásticas. El crítico argentino de arte Julio E. Payró, se ha expresado así de esta obra maestra de Torres García.
“Allí (en la colonia “Gustavo Saint Bois”) firmó composiciones pintadas al óleo que constituyen un testamento del gran decorador y son la realización más sensacional que se haya logrado en cualquier país americano en materia de aplicación a la pintura mural de los conceptos fundamentales del arte de nuestro tiempo. Supervisó, además , la concepción y ejecución de paneles de sus alumnos, que no son de su mano, pero que se espíritu preside, completando con ellos la decoración del Saint Bois” (…) encuadrada rigurosamente dentro de las normas del universalismo constructivo, con sus compartimentajes , sus signos alusivos al mundo y al hombre, y sus resplandecientes colores primarios – rojo, azul , amarillo – combinados con el no-color (el negro)  y la suma del color (el blanco). En síntesis gratísimas para el espíritu, los murales del Pabellópn Martirené describen la animación de las calles de la ciudad y el tráfago del puerto; evocan las tareas de la escuela y del taller, las maravillas del circo adorado por los niños y otros mil aspectos de la vida activa. Esas imágines van dirigidas fundamentalmente a los pacientes internados en el hospital y es su propósito estimularlos, aliviar su dolor y poner ante sus ojos visiones del mundo al cual desean volver. Pero no describen la vida cotidiana como algo palpable ni como una ficción de la realidad, que podría defraudar y desalentar al doliente, sino que la significan a través de esquemas y símbolos (el sol, la estrella, el varón, la mujer, la casa, el templo, la locomotora, la grúa) cuya misma viviente abstracción ayuda al enfermo en sus ensoñaciones acerca de los tiempos idos o los venturosos días que vendrán con la curación. PAX IN LUCEM, reza una inscripción en uno de estos murales, cuyo estilo y color responde a dicho lema. El colorido vibrante de las composiciones, en efecto , no deja resquicio a la depresión o la melancolía, y acentúa el carácter estimulante de esas obras, concebidas por un gran espíritu y un gran corazón, obras perfectas en que la ardiente charanga cromática resuena como marcha triunfal mientras la inquebrantable estructura plástica marca su ritmo grandioso.”

(Fuente Los Barrios de Montevideo – VILLA COLÓN Y SU ENTORNO Autor Aníbal Barrios Píntos)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ambrosio Lezica

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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El “velorio de un angelito” en Villa Colon (1883) , según el relato del viajero francés Ernest Michel.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

banda popular

Banda Popular, dirigida por el maestro Pavanello, de militancia cultural en Villa Colon durante la ultima década del pasado siglo y principios del presente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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