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GLORIAS DEPORTIVAS

JOSÉ ETCHEGOYEN Una vida para el fútbol

   
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(Parte I)

 

José Etchegoyen nació en Montevideo el 4 de abril de 1926, en la Aguada. Empezó, como todos, en cuadritos de barrio, pero apenas tenía catorce años de edad cuando se vinculó a Peñarol. Aníbal Gardone, una verdadera institución dentro de Aguada , lo presentó al entonces gerente de los aurinegros, Peri Mochó, éste le envío a Las Acacias, practicó, Juan Pedro Arremond, en aquel tiempo director técnico de la cuarta división peñarolense, recomendó que le fichasen y así se hizo. Quien lo fichó fue el “Ruso” Scavino. Era el año 1941. Debutó en la cuarta aurinegra contra Rampla , en el Cerro y estuvo ininterrumpidamente en Peñarol hasta 1952. Durante esos once años jugó en cuarta hasta el 43, después pasó a tercera división en la que fue titular de aquel famoso equipo que hacía seis y hasta más goles todos los domingos y que integraba Dimitrio, Schappapietra, Binaghi, Armúa, César Rodríguez, Etchegoyen, Britos, Agnesse, Martiarena, Schiaffino y Gontad Varela o Villamide. Más o menos en los años 45 o 46 pasó en la reserva, y allí alternó con figuras como Severino Varela, Pereyra Nattero, Spósito, el “Bita” Da Silva, Villadóniga, Lorenzo Pino, Chirimini, Raúl Schiaffino, Adhemar y Hosiris Romero, Mario Lorenzo, Agustín Prado, y varios otros notables jugadores de la época. Su anhelado debut en primera se produjo en 1947. Fue contra Central, que en esa época contaba en sus filas con valores de la talla de los hermanos Falero, “Cacharpa” Pérez, Perdigón, Dieguito Rodríguez, Barreto y Sabini. Esa tarde, Peñarol formó con Máspoli, Lorenzo, Possamai, Coulture, Obdulio, Etchegoyen, Britos, Piñeyro, Chirimini, Schiaffino y Vidal. El siguiente partido fue contra Defensor (ganaron los dos) y después el choque con el rival de toda la vida; el clásico contra Nacional. Los albos venían invictos. Peñarol formó con el equipo ya enunciado. En teoría, Nacional era el favorito. Pero en la cancha las cosas se dieron al revés. En determinado momento los aurinegros se pusieron en ventaja de cuatro a uno. El cuarto fue un golazo de Chirimini, que eludió a medio equipo rival y entró al arco con pelota y todo, cayendo contra las redes. Eusebio Tejera le aplicó un puntapié, Chirimini replicó con otro desde el suelo, el juez los expulsó a los dos y para sorpresa de las decenas de miles de aficionados que colmaban las tribunas, un oficial de policía expulsó por su cuenta a Obdulio, que no había tenido absolutamente nada que ver con las “hostilidades” como no sea oficiar de apartador. Quiere decir que Peñarol perdió dos hombres (¡ y qué dos hombres! Nada menos que Chirimini y Obdulio) y Nacional sólo uno. Pero de todos modos Peñarol ganó cuatro a tres, aunque ese año el Campeonato Uruguayo fue para Nacional.
A poco de iniciarse el  48 , estalló la famosa huelga de jugadores que habría de prolongarse casi hasta fines de ese año, por lo que no hubo prácticamente actividad futbolística oficial. En el 49 Peñarol contrató a Emérico Hhirschil, los jugadores que se habían distinguido por su activa militancia en filas huelguistas, por ejemplo Obdulio y Schiaffino, habían sido separados del plantel. Hirschl hizo fundamental hincapié, para aceptar la dirección técnica del equipo , que fueran rehabilitados. Y así surgió aquel sensacional equipo del 49 cuyas bases ya habían sido echadas por el inglés Galloway, que fue quien aconsejó las contrataciones de Miguez , Chiggia y Sacco, que vinieron de Sud América, y de Eduardo Hohberg.

 

JOSÉ ETCHEGOYEN  Una vida para el fútbol  (Parte II)

UNA HAZAÑA EN SANTA FE

En 1965, Colón de Santa Fe vino a buscar al “Pulpa” Etchamendi, que no aceptó y propuso a Etchegoyen. Colón lo contrató y allá marchó Pepe a Santa Fe. Cuando llegó, el equipo estaba en el décimo puesto del campeonato de la B y hacía treinta años que ninguna institución santafecina conseguía el ascenso a Primera A. Con la colaboración, por supuesto, de los dirigentes, se armó un notable plantel. De Huracán pasaron a Colón Oberti y Canevari, y desde Montevideo los hermanos Orlando y Gisleno Medina, Raúl Cardozo y Dumas Rodríguez. Ese mismo año, al cabo de un torneo de 44 partidos, Colón conquistó el soñado ascenso a la Primera División de la AFA. Al año siguiente , de común acuerdo con la institución, no renovó el contrato. Tuvo una oferta del otro grande del futbol santafecino, Unión, pero Pepe propuso a Etchamendi. Era como si el destino hubiese querido que los equipos de Santa Fe ascendiesen con uruguayos. El “Pulpa” , con el concurso de jugadores compatriotas como Saúco, Píriz, Julio César Fernández, Silva, Mansilla, Iglesias y alguno más, también condujo a Unión a la Primera A del fútbol argentino. A mediados de ese año de 1966, Colón, que mantenía una deuda con Etchegoyen y estaba en serio riesgo de descenso, requirió sus servicios. Fue sin resolver el aspecto económico, dirigió contra Argentino Juniors en la cancha de Argentinos y perdió. El segundo juego fue contra River , aquel River de Carrizo, Matosas, los hermanos Onega, Más, aquel River dirigido por el famoso Renato Cesarini, que ese mismo año perdió en Santiago la final de la Libertadores contra Peñarol.
Colón le ganó a River uno a cero, gol de Orlando Medina. Pepe regularizó con el club su situación económica, incluso lo que se le adeudaba, Colón se salvó del descenso. Con el correr de los años y el concurso de los dirigentes, Pepe armó un excelente equipo que andaba en los primeros puestos del torneo argentino. Pero su inexperiencia le impidió recoger el  fruto de lo que él había sembrado. Perdió tres o cuatro partidos y un equivocado sentido de responsabilidad le sugirió irse. Se pude haber quedado, porque los dirigentes no le hicieron ningún problema. Pero no quiso quedarse. Fue hacia fines de 1968. Renunció y regresó a Montevideo.
Colón, con jugadores como Lezcano, Areque, Beto Menéndez, Flores, Borgogno, Colman, Balbuena, Reznik, Ayre Moraes, Oberti y muchos otros, incorporados por consejo de Pepe Etchegoyen, peleó el Campeonato Argentino y finalizó tercero. Pero Pepe no estaba a la hora del festejo.

URUGUAY, ECUADOR , EUROPA , COSTA RICA.

Cuando regresó a Montevideo, Danubio estaba en situación comprometida. Le ofrecieron la dirección técnica. El sabía que no debía aceptar, pero sentía que tenía una deuda moral con Julio Oyenard, el presidente danubiano, y asumió una responsabilidad que de otro modo hubiera rechazado. Faltaban  sólo dos meses para la finalización del Uruguayo y sucedió lo que estaba escrito : Danubio descendió.
En 1969 se mantuvo apartado del fútbol. Instaló una industria de productos alimenticios y se dedicó exclusivamente a ella. A fines de 1970, tuvo un breve pasaje por Central y luego cruzó otra vez el Río de la Plata. Le propusieron la dirección técnica de Quilmes y en principio aceptó, pero solo estuvo quince días. La institución vivía un clima enrarecido por el profundo antagonismo reinante entre jugadores y dirigentes, y en esas condiciones Pepe comprendió que por mucho que se esforzase, su trabajo no daría resultado. De manera que volvió a Montevideo y en 1971 se vinculó a Huracán Buceo , presidido entonces por Hermes Figueredo. Huracán constituyó una muy importante etapa de su vida, que Pepe recuerda con especial cariño porque recogió muchos amigos y trabajó bien, con un plantel que entre otros formaban: Acosta, Alfano, Dalmao, Nelson Díaz, Nito de Lima, Zizinho, Mier, Peña, Barrios, pero los resultados no se dieron. Dejó el equipo con 18 puntos y Faccio le sucedió en la dirección técnica. Contratado por Emelec, viajó a Guayaquil y allá estuvo seis meses, y a fines de 1972, en octubre, viajó a Europa. Estuvo tres meses. Recorrió Francia e Italia y estuvo quince días observando entrenar al Bayern Munich del Kaiser Franz y Muller, y estableció contactos con técnicos argentinos radicados allá, entre otros, Bravo, fallecido hace años, que estaba en Mónaco. Sin haber hecho un curso, las observaciones que hizo en los ambientes futbolísticos europeos y la experiencia recogida constituyeron una especialización que Etchegoyen piensa que fue definitiva en su carrera. Volvió a Montevideo con las conexiones ya hechas para viajar a Costa Rica, y a principios de 1973 comenzó a trabajar simultáneamente en el equipo La Alhajuela y en la Universidad de Costa Rica, en la que ejerció además un profesorado de fútbol…

 

Fuente  ESTRELLAS DEPORTIVAS No.145  Autor José Nunes Vargas.

Queridos amigos lectores, con RAICES del mes de Agosto-15 , seguiremos repasando la carrera de Don “Pepe” Etchegoyen…nos encontramos en esta sección.

 

 

JOSÉ ETCHEGOYEN Una vida para el fútbol (Parte II)
SUS COMIENZOS COMO DIRECTOR TECNICO


Pocos meses después de haberse lesionado Pepe Etchegoyen, el técnico de Wanderers, “Churrinche” García, presentó renuncia porque el equipo andaba mal. A instancias de Santos Vera y los demás jugadores del plantel superior, el “Chato” Giménez, Enríquez, Pignanelli, Santiago Pino, Visiedo, Cabrera, Sosa, Tejera, Chelle y Bessuzzo entre otros, la directiva wanderista le ofreció a Etchegoyen la dirección técnica del equipo. Todavía estaba enyesado pero aceptó. Formó pareja con el Tte. Coll. Wanderers se salvó y lo dirigió el resto de esa temporada y toda la del 56, ascendiendo a primera división a Aude, Moscarelli, Andrada, Méndez, Guaglianone, Acevedo y Rial. Se incorporaron también al equipo , en ese período, Baksa y Vázquez. En 1957 fue contratado por Racing. Los albiverdes tenían un gran equipo, uno de los equipos que verdaderamente dio notables espectáculos futbolísticos. Cuando inició su trabajo con el plantel, habló con Máspoli, que estaba retirado del fútbol, sugiriéndole que volviese a la actividad para darles una mano. Pero Roque fue a una sola práctica y mantuvo su decisión de permanecer marginado. En ese plantel racinguista alternaban Wins, Vignola, Raúl Pini, Parada, Custodio, Verdes, Ruilópez, Julio Benítez (que fue ídolo en el Barcelona de España y falleció prematuramente) , Lentino, Olivera, Abelleira, Alejandro López, Mario Bergara, Olazza, Píriz, Eladio Benítez y Dibot, entre muchos otros. Pepe Etchegoyen fue quien ascendió a primera división a Julio Benítez, que tenía 14 o 15 años y jugaba en la quinta de centro delantero, y lo ubicó como marcador lateral izquierdo, posición en la que se consagró como uno de los más extraordinarios valores que ha producido el fútbol uruguayo. Pero por esas cosas que el fútbol tiene, ese año Racing, un equipo que había deslumbrado a los aficionados con notables performances, descendió a Primera “B” . Sumó 16 puntos pero le fueron insuficientes. La institución hizo una crisis de política interna y él prefirió irse, retirándose de la actividad. SU SEGUNDO CICLO EN EL CUCUTA COLOMBIANO En 1958 permaneció completamente al margen del fútbol. Se instaló con una carnicería en Canelones, pasando el puente de Avenida Italia, y se dedicó exclusivamente a su negocio. Pero al año siguiente, en 1959, recibió una propuesta de Colombia para dirigir en la ciudad de Cúcuta al equipo homónimo. Cúcuta era por entonces una plaza de uruguayos. Por las filas del equipo habían pasado Barios, Tejera, Luz, Juan Carlos Taibo, Zapirain, Juan Carlos Toja, Terra, Lauro Rodríguez, y muchos otros que habían dejado bien parados el temple y la técnica del futbolista uruguayo. Pepe aceptó la propuesta y emigró a Colombia. Cuando llegó, en el equipo había varios muchachos uruguayos: Giampietro, Cleto Castillo, Andrade y algún otro que ahora no recuerda. Pero futbolísticamente las cosas no andaban bien. Pepe vino a Montevideo a buscar jugadores. Volvió a Cúcuta con Tejera, De Sevo, Hohberg y Pignanelli. También habían arreglado con el equipo Zapirain y Britos. Apenas llegado a la ciudad colombiana, recibió un telegrama del “Pulpa” Etchamendi informándole de que Walter Gómez había quedado libre. Propuso su contratación y así se hizo. Integró una delantera con Britos, Hohberg, Walter Gómez, De Sevo y Zapirain que aun recuerdan los viejos aficionados colombianos (a nosotros hace tres años, en Manizales, nos la mencionaba el equipier del Cristal Caldas) y Cúcuta hizo una excelente campaña en el año 60. Posteriormente pasó al Nacional de Medellín accediendo Hohberg a la dirección técnica del Cúcuta Deportivo. Otra vez a Montevideo a buscar jugadores. Se llevó a Ferreira, González, Martínez, Labrucherie, Mosquera y Juan Barrios. Pero también llevó a Julio Tonney, desaparecido, que había sido campeón nacional de waterpolo y que en Colombia se desempeñó como profesor de natación. Fuente ESTRELLAS DEPORTIVAS No.145 Autor José Nunes Vargas. Queridos amigos lectores, con RAICES del mes de julio-15 , seguiremos repasando la carrera de Don “Pepe” Etchegoyen…nos encontramos en esta sección.

 

 





   
 


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