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GLORIAS DEPORTIVAS

LUIS CUBILLA

Historia de un ganador (Parte I )

   
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Debe haber sido el último gran estratega que pisó canchas uruguayas. Por esa razón y por lo que su sola presencia significó siempre en ellas, fu que elegimos a Luis Alberto Cubilla como tema para este segundo fascículo de una serie que El Diario ha creado en favor de sus lectores. Su carrera deportiva, plena de aspectos salientes, merecía el sitial que le conferimos. Y en la pluma de Néstor Pallares, un periodista joven pero sagaz que ha vivido paso a paso la carrera de tan excelso futbolista, brindamos hoy , al lector el “racconto” de su vida y milagros. Y lo hacemos – tenemos especial interés en puntualizarlo – convencidos de que es justicia. Porque Luis Alberto Cubilla, auténtico ganador – su historia lo dice y lo prueba – se fue de las canchas como futbolista ( en ellas sigue aún como técnico) dejando tras de sí una estela de muy gratos recuerdos. Recuerdos capaces , por sí solos, de explicar esta distinción que EL DIARIO ha querido hacerle y que sabemos será compartida por el lector, que hizo de él un ídolo. Sin reparar – lo que resulta más sugestivo – en la blusa que, cada cual a su debido tiempo, ciñera su pecho varonil a lo largo de una tan dilatada como brillante carrera ( Carlos A. Cocchi)

CAMPEÓN CON TRES CASACAS

Las hazañas deportivas en la vida de Cubilla son moneda corriente. Pero hay una que reviste una significación muy especial, por no tener parangón y ser muy difícil que se repita en la historia de nuestro fúbol : es el único jugador que salió Campeón Uruguayo con tres equipos diferentes. ¿Qué representa eso para Luis?

Quizas porque éramos muy pobres y buscábamos sobresalir en algo que escapaba a nuestras posibilidades por otros medios, yo siempre jugué porque me gustó el triunfo. Esa fue siempre mi meta, ganar de cualquier manera. De ahí que esas conquistas revistan una significación muy especial. Pero mire que los campeonatos los disfrutan más los que rodean a una institución que los propios jugadores. Para ellos es el inicio. Para nosotros, la culminación de algo que nos hemos propuesto. Los tres títulos que logré aquí, no se pueden comparar, pues los alcancé en distintas etapas de mi vida, con distintos enfoques de las cosas, precisamente a raíz de eso. Pero sobre lo de Defensor, además de lo que ya le dije, hay algo muy importante. Aquí se empeñaron en sacar del medio a todos los jugadores mayores y hasta que no lo consiguieron no pararon. Lo nuestro en Defensor fue una lucha para demostrar el error y después la consagración, ahora se habla de promedios de edad mayor ideales y todo lo demás. De ahí la importancia de un título, que abrió una fuente de trabajo durante unos años más para un montón de muchachos”.

Se habló mucho sobre su negativa a dar la vuelta olímpica en oportunidad de alcanzar el título con Nacional, lo que tomó nuevo vuelo cuando si la dio con Defensor. Los hombres que llegan lejos son los agradecidos. Y yo lo soy y además, reconocido también. A la hinchada de Peñarol le debo un respeto muy especial, como también a la de Nacional, de la que tengo el mejor de los recuerdos. Por eso , si hubiera salido campeón con Defensor ante Nacional, tampoco hubiera dado la vuelta. Eso ya lo he dejado bien aclarado”.

Fuente ESTRELLAS DEPORTIVAS N° 2 – 28 setiembre de 1977 (Carlos A. Cocchi)

 

Historia de un ganador (Parte II )

LA INFANCIA EN PAYSANDÚ

¿Fue el último de una estirpe en la que el fútbol uruguayo basó sus más grandes conquistas?. Eso el tiempo lo dirá. El mismo tiempo qué, inexorablemente, irá metiendo en la historia a Luis Alberto Cubilla, hasta darle el sitial de preferencia que en ella se merece. Que se ganó a ley de juego. Porque Cubilla representa, el símbolo de un fútbol que nos encumbró en el mundo. El de la habilidad, la inteligencia, la intuición y la hombría, mezclado todo en la proporción exacta. Pero además de lo estrictamente futbolístico su imagen como hombre también responde a la característica de los elegidos. Firme en sus convicciones equivocado o no, dispuesto a defenderlas siempre y a jugarse por los demás, desechando el riesgo propio, cada vez que lo consideró necesario.

Yo nací en el fútbol. En Paysandú, mi ciudad natal, mi familia vivía a tres cuadras de la cancha de la Liga Sanducera, lo que para mí era como vivir en la misma cancha. Tan es así que a los tres años me perdí por ir a ver un partido y me tuvo que traer la policía a mi casa” , comienza diciéndonos Luis, mientras el humo del café y el cigarrillo se confunden y la vista del mar desde el ventanal da ese tono especial que se necesita para charlar de cosas que se sienten. Invirtiendo la letra tanguera, se puede decir que Luis “de chiquilín lo miraba de adentro” , pues a los 11 años ya jugó su primer partido oficial. “Teníamos una barra brava de como 40 chiquilines, que le dábamos a la pelota todo el día. En el barrio se fundó un cuadro, Colón, que se afilió en la segunda División de Ascenso en Paysandú. Esa fue la primera camiseta que vestí en mi vida. Yo tenía 11 años, era en 1951, cuando debuté…porque había faltado uno”

¿Ya en ese tiempo de puntero?

No me acuerdo. Pero supongo que sí, porque siempre que falta uno y entra alguien de relleno lo mandan a la punta . Y ahí seguí, a pesar de ser un pibe y jugar contra hombres grandes, hasta que cuando tenía 14 años pasé a Misiones que estaba en Primera División. Ahí sí estaba definido como N° 8 y jugué dos temporadas, hasta que en el 57 fui a River Plate, que estaba en la “B” y dispuesto a subir. Ese fue el primer gran equipo que integré en mi vida. Jugaban Martinelli, Fabiano Pereira, Fleitas, un N° 5 que se había ido para allá de Sud América de Montevideo. En fin, un equipo brillante, que ganó el torneo como por 15 puntos.”

¿Por qué Cubilla no jugó nunca en la selección de su departamento?

Esa es una historia aparte. Yo fui citado a la selección cuando tenía 14 años. En una práctica yo estaba jugando con los suplentes y andaba haciendo gambetas por ahí, como me gustó siempre. Entonces resultó que el back titular no le gustó y me quiso pelear. Entonces el técnico paró la práctica y me echó a mi solo, cuando el que había iniciado todo había sido el otro. En ese momento dije que no jugaba nunca más en la selección , y así lo hice. Es que siempre tuve genio” . Si no nos lo dice él, nunca lo hubiéramos imaginado. Es que Cubilla significa fútbol y ¿a alguien se le pudo ocurrir alguna vez pensar que hubiera jugado al básquetbol? Sin embargo lo hizo

Fui titular de la selección juvenil de Paysandú. A mí me tiraba más el fútbol, pero como le decía, en el barrio éramos muy unidos y cuando Colón se afilió en básquetbol, allá marchamos todos. Claro que éramos muy pobres. El club cuando podía nos compraba zapatillas, pero muchas veces íbamos a jugar en alpargatas”.

En el 57 vino el gran salto. El fútbol capitalino lo reclamó. Y allí comienza la otra historia. Atrás quedaba el Paysandú natal, la pobreza del hogar materno, la barra brava del Colón. Adelante se abría la perspectiva del sueño de ser crack. La que Luis, como tantos otros, había acunado en las interminables tardes de potrero, en los momentos angustiosos que crea la pobreza. “Cierta vez pensé en escribir un libro. Pero un libro serio. Contando todo. Tratando de que sirviera de ejemplo a los jóvenes de hoy, que creen que todo es muy fácil. Que las comodidades de que disfruta un crack , le llegan solas. Para que se detengan a pensar en todo lo demás. A lo mejor algún día lo hago”

Queridos lectores de RAICES, todo lo que pasó en la llegada de Cubilla a Montevideo y su recorrido en el fútbol grande lo estaremos desarrollando en el próximo número.

Fuente ESTRELLAS DEPORTIVAS N° 2 – 28 setiembre de 1977 (Carlos A. Cocchi)

 

LUIS ALBERTO CUBILLA
Historia de un ganador (Parte III )

ME AGARRARON DE PINTA”

“En la selección siempre me agarraron de pinta. Nunca me dejaron tranquilo. No sé porqué no ayudaron al fútbol uruguayo dejándome jugar en paz y desarrollar para brindar todo lo que podía. Jamás se me dio el sitial que creo me había ganado en ella. Los años siempre demuestran los hechos. Quizás a mí, con el tiempo, se me reconozca todo ello”. Lamentablemente es una generalidad en los últimos tiempos, que nuestros futbolistas tengan un mal recuerdo de la selección. Cubilla no es la excepción. Su convocatoria para defender la celeste, siempre estuvo rodeada de circunstancias muy especiales. Y sin entrar a juzgar si con razón o no , lo cierto es que la afirmación de Luis tiene un elevado porcentaje de razón, en el aspecto de que nunca pudo hacer lo suyo tranquilo y sin interferencias extra-deportivas.

“A mí me hubiera gustado muchísimo ser campeón del mundo con Uruguay. Y en México se presentó la oportunidad pero…” Ese pero tiene una explicación:”En el fútbol de los últimos años, a nivel mundial, no sólo se gana dentro de la cancha, sino también en organización y en ese aspecto hemos dejado mucho que desear. Jamás se han dirigido las cosas en la forma debida”.

-¿Su satisfacción más grande con la celeste?.

“El partido en México ante Rusia. Esa fue mi más grande alegría. Por la presión que estábamos soportando los jugadores y porque mi ilusión era ganarle siempre a los rusos y hasta ese momento en las veces que había jugado no lo había conseguido”.

-¿La decepción más profunda?

“Lo de Alemania. Yo no digo que Uruguay estuviera para ser campeón, pero si para terminar entre los de arriba. En cambio pasamos vergüenza , porque nunca se hicieron las cosas tan mal”.

“ME SALVÓ LA QUINIELA”

Fue en 1957. Como contaba, me habían considerado resaca y me mandaron a la Cuarta que no le ganaba a nadie. Estaba por terminar el torneo y no teníamos ninguna chance de salir campeones, pero había posibilidades de obtener el premio a la corrección deportiva. El último partido del campeonato, allá por el 20 de diciembre jugamos con Sud América y … me echaron. Peñarol perdió la corrección y a mi me querían matar. Cuando fui a cobrar a la sede no tuve ninguna suerte. Salí desesperado porque quería pasar las fiestas con mi familia y estaba sin un peso. No sabía ni por dónde caminaba y en eso veo enfrente mío un pizarrón de quiniela. Me acordé que había jugado, miro …y la salvación. Saqué los pesitos justos para el pasaje y llevar algo a mi casa. La verdad que me salvó la quiniela…”

Los años bravos de Cubilla, pintados en una anécdota que pocos conocen, “porque si la contaba, iban a decir que me estaba tirando contra Peñarol”

Queridos lectores de RAICES, todo lo que pasó en la llegada de Cubilla a Montevideo y su recorrido en el fútbol grande lo estaremos desarrollando en el próximo número.

 

Fuente ESTRELLAS DEPORTIVAS N° 2 – 28 setiembre de 1977 (Carlos A. Cocchi)



CAMINO A LA GLORIA - (Parte IV )

El sueño de jugar en Montevideo. De ser un profesional. De ganar dinero y ser aclamado por las multitudes. Pero para ello no basta sólo bajar a jugar a la Capital. Ni siquiera cuando se es un “elegido”, un tocado por la varita mágica del virtuosismo, como lo fue sin duda Cubilla.

En el 57 vine a practicar a Wanderers. Anduve bien, pero cuando llegó el momento de arreglar el pase surgieron los problemas, porque Wanderers no estaba en condiciones de pagarme. En ese momento me avisaron que volviera a Paysandú que me habían ido a buscar de Peñarol. Se trataba de un señor Camacho, que era agente viajero y se dedicaba a buscar jugadores en el interior para Peñarol. Vine anduve bien y el pase se hizo”.

Y allí comenzaron los problemas de la etapa más dura en la vida de Cubilla futbolista. Porque no fue el Centenario el que lo recibió con expectativa de muchedumbres.

Debuté en la 5ta en la cancha de Rampla. Yo andaba enojado, es cierto, porque entendía que estaba para jugar arriba y no en 5ta. Que si había venido de Paysandú no era para estar jugando los domingos de mañana donde no me viera nadie. Para colmo, en aquella época la 5ta aurinegra hacía un montón de años que era campeona y le ganaba siempre a Nacional, en 4ta sucedía exactamente lo contrario. Entonces a la 4ta iba a parar toda la resaca y …allá fui yo porque decían que no servía.”

La posibilidad de fracaso apareció con toda su crudeza ante los ojos jóvenes y esperanzados de un muchacho que había llegado con el sueño de conquistar la Capital.

Empecé a estudiar , porque estaba seguro de que iba a tener que dejar el fútbol, y así conseguí mi título de técnico en electrotecnia”

Pero allí surge un hombre a la postre fundamental en su futuro: el trágicamente desaparecido “Nato” Jaureche. El supo ver en Luis al gran jugador y lo defendió a capa y espada.

Yo le debo mucho a ese hombre, que fue un peñarolense sin dobleces. Es que me iban a mandar de vuelta y él se jugó por mí. Ofreció incluso pagarme de su bolsillo si el club no lo quería hacer. Tengo la íntima satisfacción de haberle respondido luego a su ilimitada confianza”.

En el 58 llegó la gran oportunidad. El debut en Primera. Pero solo fue un atisbo de esperanza ya que al poco tiempo…otra vez a la 4ta.

Ese año vino Hugo Bagnulo como técnico. Yo andaba bie en las inferiores, hacía goles y él me dio la oportunidad. Debuté en primera contra Defensor en un partido que empatamos dos a dos. Pero enseguida comencé a subir y bajar. Hasta ese momento seguía jugando de N° 8 y no quería ni hablar de hacerlo en otro lado. Recién conseguí la titularidad al año siguiente y justo, pocos días antes de aquella recordada final que le ganamos a Nacional 2 a 1 con gol del “Gato” García, me tuvieron que operar de apéndice y no pude jugar. Después, al año siguiente, el técnico me convenció de jugar en la punta y allí me quedé, con ese N° 7 , con el que terminé de encariñarme.”

El ciclo de las grandes conquistas. El inicio del quinquenio en el Uruguayo, la Copa “Libertadores de América”, la Intercontinental, el comienzo de la leyenda del imbatible Peñarol que recorrió el mundo:

Si a alguien le debo mi triunfo es la hinchada de Peñarol. En aquel momento su calor era formidable y me respaldaron siempre, a pesar de los errores que cometí, propios de mi inmadurez. Nunca me faltó la voz de aliento, el sentirme respaldado y eso par un jugador es fundamental. Claro que yo tuve la suerte de , en las bravas, decir siempre presente y eso para la hinchada es muy importante. En todos los partidos trascendentes que jugué hice goles o anduve muy bien, lo que siempre trae implícito ganarse la tribuna. Además en Peñarol tuve la oportunidad de iniciarme junto a verdaderos maestros como lo fueron sin duda Migues, Hohberg y algunos más. En lo demás, allí encontré gente muy buena, regular y muy mala. Como en todos lados. Pero soy un hombre agradecido y a la hinchada de Peñarol no puedo dejar de reconocerle todo lo que hizo por mí.”

Fuente : “ESTRELLAS DEPORTIVAS” N° 2 autor Néstor Pallares.






 

 

 

 





   
 


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