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GALERÍAS DEPORTIVAS


HUGO BAGNULO


   
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Víctor Hugo Bagnulo Fernández nació en Montevideo, en el barrio Palermo, en la calle Domingo Petrarca 910 , el 23 de julio de 1915 . Hijo de don Juan Bagnulo  y María Fernández , es el primero de cuatro hermanos (Juan, Ruben y Ofelia son los otros tres) . Se casó con Efigenia Toleda el 19 de setiembre de 1942 y tuvo dos hijas : María Cristina, casada , quien le dio dos nietos llamados Manuel y Hugo. La otra hija , soltera , se llama Ivonne Rita. Pese a su larga trayectoria en el fútbol siempre trabajó en otras actividades. Inicialmente fue zapatero, oficio que aprendió de su padre y éste de su abuelo, ya que pertenece a una familia tradicional en nuestro país en este aspecto. Es primo de Homero y Elbio Bagnulo, propietarios de “Bagnulo  Hnos”

. También fue herrero, hasta que en 1930 ingresó a la administración pública en el Servicio Oficial de Semillas, dependiente por entonces del desaparecido Ministerio de Ganadería y Agricultura. Comenzó allí como corredor de bolsas y realizó una dilatada carrera de funcionario, ocupando en aquel momento el cargo de Director de SEGRA. Practicó boxeo en la Academia “El Soviet” , luego denominado el  Boxing Club Palermo. Hizo natación en la costa de Palermo al que llama “mejor barrio del mundo” y desde muy chico se entreveró en cuanto picado de fútbol existía. Oficialmente se inició como jugador en las inferiores de Central , en 1936 , defendiendo a ese club hasta 1938. Jugando por Central intervino con el club de su barrio “La Cumparsita” , en varios Campeonatos de Ligas de Barrio. En 1939 pasó a Defensor, defendiendo los colores violetas hasta 1946.

Circunstancialmente, en una gira que realizó Defensor por Chile en 1946, ante la imposibilidad del técnico Athuel Velázquez de concurrir, Hugo Bagnulo se hizo cargo del equipo que tuvo gran actuación , venciendo a Colo-Colo nada menos que 6 a 0. En esa época, siendo jugador del primero de Defensor entrenaba al equipo de tercera división del club. En 1947 pasa como jugador a Danubio y ante la dimisión del técnico del equipo se hace cargo de la conducción de los planteles albinegros. Danubio estaba en la B y ese año logró el ascenso. Estuvo en Danubio como técnico desde 1948 hasta 1952 dirigiendo en este lapso durante unos meses a Mar de Fondo en una gira que realizó esta institución por Chile. En 1952 retorna a Defensor, esta vez como entrenador. Allí permaneció hasta 1957, pasando luego a Peñarol con quién obtuvo el primer Campeonato Uruguayo. El de 1958. En los aurinegros culminó su primera actuación en 1959. En 1960 y 1961 asumió la conducción de Defensor, en 1962 estuvo en Nacional, en 1963 y 1964 dirigió a Rampla Jrs. Obteniendo este último año el título de vice campeón del torneo  uruguayo. En 1965 fue a Rosario Central de Argentina y retornó para dirigir a Wanderers. En 1967 volvió a Rampla Jrs. , tuvo un pasaje por Central y en 1969 volvió a emigrar dirigiendo al Alianza de Lima. Retornó al país y en 1971 dirigió a Bella Vista, pasando al año siguiente a Huracán Buceo. En 1973 se incorpora nuevamente a Peñarol en donde permanece hasta mediados de 1975, con un breve paréntesis en los meses iniciales de 1974. Con Peñarol  logra clasificarse campeón en los tres años consecutivos del torneo Uruguayo. En 1976 dirige a Liverpool. En la selección uruguaya, como jugador , actuó una sola vez.

Fue el 25/5/1942, ante Argentina, por la XXII Copa Newton, perdiendo Uruguay 4 a 1. Como técnico, dirigió a la selección en el Campeonato Sudamericano de 1956 logrando el título al vencer en la final a Argentina por 1 a 0 en Montevideo. Luego condujo el equipo celeste que se clasificó para el Mundial de 1974 derrotando en las eliminatorias de 1973 a Colombia y Ecuador. Posteriormente dirigió a los uruguayos en tres partidos ante la Selección Argentina y un encuentro frente a España, cotejos disputados en 1978.
(Querido amigo lector, este fue solo un plumazo sobre la trayectoria del gran Hugo Bagnulo, con Raíces de enero 2024 seguiremos repasando su historia)

 

EL HUGO”  SU VIDA ES EL FUTBOL


En 1835 se celebró el acto de consagración del Cementerio Central. Por entonces una estrecha calle de tierra unía el camposanto con la ciudad de Montevideo. Pero los años fueron pasando y ya en la mitad del siglo pasado comenzaron a brotar como hongos, pegadas al cementerio, unas casitas humildes ocupadas por inmigrantes italianos que venían a hacerse “la América” y que recalaban en las orillas pueblerinas iniciando la ruda hermandad con los criollos. Una de esas casitas tenía un rudimentario letrero en donde se leía : “Almacén de Comestibles de la Nueva Ciudad de Palermo”. No se estaba en Sicilia , sino en Montevideo, pero en el plano editado por Mege y Williams en 1862 , ese caserío contiguo al Cementerio Central figura inscripto con el pomposo nombre de Nueva Ciudad de Palermo , adoptando el nombre de aquel  viejo almacén al que aludíamos. Uno de aquellos italianos al que imaginamos con sus bigotes espesos y retorcidos como el manillar de una bicicleta, su faja negra en la cintura su camisa blanca y remangada y su cara colorada y gorda, era don Antonio Bagnulo , zapatero de profesión , que tuvo once hijos, como lo marcaba la tradición de la época , en donde había que llenarse de pibes porque venían “con un pan abajo del brazo” …. Y entre los once, uno se llamó juan. Años más tarde se produce en la zona un saldo edilicio hacia el progreso , especialmente cuando el caserío se vio invadido por la población negra que buscaba los centros urbanos, agrupándose entre los suyos , viviendo a veces una miseria y estrechez colectiva que , de todas maneras , tenía sabor a libertad. Era una reacción lógica a un pasado de explotación y humillaciones. Y así se formaron verdaderos barrios de negros que fueron extendiendo sobre las zonas costeras en las inmediaciones de la ciudad vieja. Hubo necesidad de dar albergue a esa población negra, y así fue como en la Nueva Ciudad de Palermo pronto se levantaron casas de inquilinato compuesta por numerosas piezas, casi siempre con un amplio patio, en cuyo centro hallábase las piletas para el lavado de la ropa de su habitación. Eran lo conventillo, y entre ellos dos adquirieron renombre: “El Candombe” , en Ibicuy y Durazno , y “El Medio Mundo” , en Cuareim hacia la bajadita de Isla de Flores. Tal vez porque el pomposo nombre de Nueva Ciudad de Palermo no se justificaba,, o era muy largo para enunciarlo, la jerga popular le comió palabra y pasó a ser , simplemente , Barrio Palermo, en el cual perduraron la viejas tradiciones de los negros que llegaron al río de la Plata como esclavos.



CUANDO JUGO EN LA SELECCIÓN


En una sola ocasión Hugo Bagnulo, como jugador, actuó en la selección uruguaya. Y fue nada menos que en un partido contra Argentina, correspondiente a la XXII Copa Newton. El cotejo se jugó en Buenos Aires, en la cancha de River Plate y ganó Argentina por 4 a 1. Arbitró Ubaldo Ruiz y Uruguay formó con Aníbal Paz ; Joaquín Bermúdez y Arrascaeta ; Gambetta , Obdulio Varela y Raúl Rodríguez ; Volpi , Vázquez , Chirimini , Porta y Zapiráin . El entrenador uruguayo era  Pedro Cea, y en el segundo tiempo ingresaron en Uruguay Hugo Bagnulo por Arrascaeta y José Ma. Correa por Chirimini. Por su parte Argentina  formó con Sebastián Gualco; Salomón y Alberti; Arnaldo , Perucca e Iacono ; Muñoz , Moreno , Pontoni , Martino y Enrique García. El técnico argentino era Guillermo Stábile y realizó sólo un cambio: Ignacio Díaz ingresó por Alberti. Los Goles fueron convertidos para Argentina por René Pontoni en dos ocasiones, Alberti y Martino, descontando Bibiano Zapirain para Uruguay. En este cotejo Hugo Bagnulo recuerda lo siguiente : “Fue un partido que en el primer tiempo pudimos ganar con comodidad, pero erramos muchos goles y al final nos ganaron bien. Si Argentina tenía un gran equipo, Uruguay  también y para comprobar esto alcanza con mirar las integraciones. Lo que aún tengo grabada en la memoria es la reacción del público argentino cuando entró Zapirain a la cancha y lo anunciaron los altavoces. Lo recibieron con una silbatina espantosa que duró varios minutos. ¿ Por qué ? Porqué Zapirain había convertido el gol con que Uruguay , unos meses antes, había ganado en Montevideo el Sudamericano de 1942, venciendo en la final a Argentina. Este partido para mi queda en la memoria como un recuerdo muy grato , porque fue la primera y única vez que pude defender los colores de Uruguay y de esto no me olvido más.”


(Fuente ESTRELLAS DEPORTIVAS – Fascículo 111 – Escribe  ATILIO GARRIDO- Dibujo H. Mancini)

 

 





   
 


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