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GALERÍAS DEPORTIVAS


JAVIER AMBROIS


   
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De raza le venia el crack allá, en las callecitas ondulantes del Cerrito de la Victoria; con sus subidas y bajadas; portoncitos de madera y los más coquetos, como signo de distinción, de hierro; jardines al frente y el aire impregnado con el aroma de malvones y glicinas, crecieron los Ambrois. Y los Campaña. Todos fueron cracks. Quizás, algunos de ellos no trascendieron al mundo de la fama, siempre porque la mala suerte se cruzó en su camino y les impidió llegar a los titulares de los diarios. Pero en la zona, no quedó ninguno sin ser reconocido como una auténtica figura futbolera a la que había que ir a buscar porque “el domingo jugamos con los del otro barrio”. Precedido de esa fama, llegó al Parque Central el “Pingo” Ambrois . padre de Javier . Era un hombre excepcional. Pero no llegó a jugar nunca en Primera. Una práctica lo radió por completo de las actividades , debiendo dedicarse a su empleo en Aguas Corrientes – como se le llamaba entonces a la OSE -  . Su tío , Saturno Campaña, incursionó por distintos equipos argentinos y por los clubes de Primera División, entre ellos Defensor y Cerro. Su otro tío, pese a su físico pequeño y regordete, que conspiraba contra su mejor éxito, fue figura consular dentro de los cuadros del barrio. Los Ambrois y los Campaña jugaron siempre al fútbol. Y lo hacían bien. Todos ellos. Sin excepción. El hermano de Javier , Héctor , sufrió primero la amputación de una mano en un accidente de trabajo, cuando apuntaba para eclipsar a Javier , y el más chico de los tres, Andrés , jugó en la Primera de Sud América – luego de pasar por las inferiores de Nacional - , conformando uno de los más brillantes equipos “naranjas” , retirándose por propia voluntad para dedicarse a sus ocupaciones. 

GENIO Y TEMPERAMENTO

En esas callecitas del Cerrito crecieron los Ambrois y los Campaña. Así como poseían el maravilloso don de dominar todos los atributos del fútbol, así también eran de temperamentales. Todos eran conocidos. Por sus condiciones y por ser verdaderos “rasquetas” dentro de la cancha, aunque fuera de ella resultaran los amigos más leales, dueños de un buen humor permanente. Cuando vestían los atuendos deportivos, estaban siempre prontos para enojarse, para ponerse furiosos por la menor cosa. Ya sea porque no les daban la pelota cuando la pedían – y la pedían siempre – o porque un pase les salía mal. Javier Ambrois fue pronto una de las grandes estrellas del barrio. De pequeño juga en  La Jornada, un equipo de chiquilines que apenas levantaba una cuarta del suelo – algo así como los baby de ahora- A los quince años ya estaba jugando en la reserva del Rayo del Plata ; al poco tiempo pasó al primer equipo. Formó ala con el “Cara Vieja” Olivera, un puntero derecho que llegó a la primera de River y cuando ya estaba para el estrellato , lo quebró otro chico de su misma edad en un partido con Peñarol y nunca más volvió. “Mataban” la pelota. El nombre de los dos trascendió a los barrios cercanos. De los lugares más alejados venían a verlos jugar en las canchitas de Juan Acosta y Chimborazo. Quedaban maravillados de las genialidades de los dos pequeños. Más de uno les habló para llevarlos a jugar en un equipo de Primera División. A todos les dijeron que no. Y cuando recurrián al padre de Ambrois “El Pingo”  siempre replicaba lo mismo… Si el “nene” juega en algún club grande, tendrá que ser Nacional . En ningún otro va a jugar.
Fuente: Estrellas Deportivas “El Diario” Fascículo 51
 
(Queridos lectores los invitamos a seguir con esta historia, con Raíces de Febrero 2019)

 

 

JAVIER AMBROIS (Parte II)

EN EL VIEJO PARQUE CENTRAL

Una mañana cayó el “Pingo” por el Parque Central con sus dos hijos tomados de la mano , Javier y Andrés. Aún está vivo ese momento en el recuerdo de algunos dirigentes :

Les traigo a mis hijos para que los prueben. Allá en el Cerrito dicen que son buenos…
No hubo problemas con Javier, y poco más tarde, Andrés siguió el mismo camino.
Apenas Javier practicó lo llevaron a la Asociación. Y quedó fichado.
Para siempre. No pasó mucho tiempo sin que se convirtiera en el ídolo de la Cuarta Especial.
De allí pasó, casi inmediatamente a Tercera. Tenía apenas 16 años.
Al año siguiente ya estaba en el plantel superior – en ese entonces existían las Reservas – aunque seguía jugando en Tercera División. A principios de 1950 , como buen “rasqueta” lo expulsaron de la cancha en un encuentro de las inferiores y lo suspendieron.
Tuvo líos con los dirigentes, que le reprocharon su actitud y no volvió al Parque Central a practicar. Tuvieron que ir a buscarlo a su casa porque no quería volver. Y fue necesario que le hablaran al “Pingo” para que éste lo convenciera que siguiera el entrenamiento.

 

Señor Ambrois, usted tiene que convencer a su hijo para que vuelva a los planteles.
¿Por qué?  ¿Yo qué tengo que ver?
Usted sabe …Todavía es menor …Nosotros lo comprendemos, pero no hay quien lo convenza para que retorne. Tiene todas las posibilidades para triunfar.
Pero esa es una decisión que tomó por si mismo .. Yo no puedo hacerlo cambiar.
Basta que usted le hable. Fíjese que Enrique Fernández – el técnico por ese tiempo- tiene el propósito de incluirlo en la Primera. Y nosotros lo necesitamos.

El “Pingo” lo pensó un poco.
Está bien – replicó  - , sólo les pido que me den tiempo para ver lo que puedo hacer.
Padre e hijo conversaron como lo hacían siempre, en la mesa familiar, ante la atenta mirada de la madre. Y Javier fue convencido para que volviera al Parque Central.

UN DEBUT TRIUNFAL

Tenía exactamente 18 años. Era el 19 de noviembre de 1950. Jugaron en el Estadio, Nacional y Bella Vista. Los albos se encontraban cuatro puntos detrás en la tabla de posiciones del Campeonato Uruguayo. En el primer equipo tricolor apareció Javier Ambrois. El mechón de pelo rubio caído sobre la frente. No le impresionó la grandeza del Estadio, ni los gritos de la hinchada. A los cinco minutos se había metido dentro del partido . Ya se sentía como en las grandes trenzadas del barrio. Primero, la camiseta por afuera del pantalón ; después las medias caídas sobre los zapatos. Ponía en la cancha, en cada esfuerzo, toda la viveza del campito y la fuerza de su juventud; ponía el alma en cada jugada. Cerebral por un lado y temperamental por el otro. Todo ciencia en un momento y poco después todo fiereza.

 Sentía, vivía el partido. Intensamente. Y no era con la fuerza del que quiere ganarse el puesto, sino con el deseo simple y llano de ganar. Aquella tarde, Nacional se impuso por tres goles a cero e iniciaba una carrera detrás de Peñarol , que iba a culminar un mes más tarde, el 24 de diciembre, al clasificarse Campeón Uruguayo. A partir de entonces, Ambrois comenzó a vivir más intensamente la casaquilla de sus amores. Si hasta ese instante había sido hincha, ahora se convirtió en un apasionado fanático que sólo sabía de triunfos. No quería derrotas. El sólo quería ganar. Ganar siempre. A cualquier precio, a cualquier costo.

(Queridos amigos lectores, esto no termina aquí , con RAICES de marzo-19 , seguiremos conociendo parte de la historia de este excelente deportista…los esperamos).

 

JAVIER AMBROIS (Ultima Parte)
GENIO Y FIGURA

 


Su figura fue típica y se convirtió en clásica en todas las canchas donde pisara. Llevaba metido dentro de si al “reo” del Cerrito de la Victoria. Nada ni nadie podía hacerlo cambiar. Ni las glorias, ni la fama, ni la admiración de la hinchada que pronto lo tuvo por ídolo. Genio y figura , con su “ondita” de pelo rubio cayendo sobre la frente; su rostro de barbilla cuadrada y ojos claros donde brillaba la entereza y la decisión; la blusa alba fuera de los pantalones y las medias caídas sobre los zapatos; las piernas desnudas al aire, sin canilleras, corría y gritaba; gesticulaba y protestaba, convirtiéndose en dueño y señor de sus compañeros y del propio hincha que lo admiraba. Aunque parezca increíble, lo hacía todo bien. Todo alma y corazón; entrega y valentía ; ciencia y habilidad. Festejaba cada gol como si fuera el primero. Y no le importaba si era contra el rival de todas las épocas o el “chumbito”. Para él, era el gol la concreción de todos sus sueños, de todos sus afanes. La concreción de todo el trabajo suyo y de sus compañeros. De ahí que los gritara como si en el grito le fuera la propia vida . Aquel debut de Ambrois en Nacional le cambió la “cara” al equipo. Jugador talentoso y vehemente ; habilidoso  y de pierna fuerte; creador y luchador, amalgamó una serie de virtudes excepcionales. Dio confianza a sus compañeros; les inyectó fe, optimismo, porque él mismo era todo fe y optimismo. No quería perder nunca. Y siempre tenía la seguridad de que iba a ganar. De ahí que no sólo descontara los cuatro puntos que le llevaba el rival , sino que también lograran derrotarlo en la instancia decisiva, accediendo al primer puesto y al primer Campeonato Uruguayo de Javier Ambrois.
EL MUNDIAL DEL 54
Sus notables condiciones hicieron que fuera designado para integrar la embajada uruguaya que concurría al Campeonato Mundial del 54 realizado en Suiza. Iba como titular indiscutido y participó de casi todos los partidos del magno certamen. Muchos recuerdan la campaña celeste como la ultima que reflejara honor para el país, a pesar de la excelente clasificación lograda posteriormente en México. Uruguay llegó a las semifinales luego de partidos estupendos , donde mostrara toda la gama de recursos del futbol rioplatense y el tesón , el empeño y el coraje que caracterizó a nuestro futbol . Uruguay llegó a las semifinales luego de ganar su serie y dar fe a lo que decimos en un encuentro realmente inolvidable con Inglaterra. Los “inventores” del fútbol lo tuvieron todo para ganar. Al promediar el primer tiempo, Obdulio Varela quedó para siempre lesionado  en mitad del campo. En una sola pierna se mantuvo en pie, casi sin poder caminar, pero dando el ejemplo a sus compañeros. Ibamos perdiendo dos a uno. El Pepe Schiaffino pasó a ocupar la plaza del “Negro Jefe” y allí se gestó una victoria realmente impresionante, que dejó a todo el mundo con la boca abierta. Basado en una trilogía realmente incomparable: Schiaffino, Míguez, Ambrois. Uruguay no sólo logró remontar el score que le era adverso , sino que además logró otros tres goles que habrían de darle el triunfo por score olímpico de cuatro a do. Fue una tarde inolvidable. Una de esas tardes que se recuerdan con verdadero cariño y que el tiempo convierte en hazañas inolvidables, que jalona y jerarquizan un fútbol.
FUTBOL BRASILEÑO

La vida cambia. Los hombres también. Los temperamentales y vehementes, como lo fue Javier Ambrois, encuentran siempre resistencia entre quienes no los comprenden. Su genio , su personalidad, pueden más que ellos mismos. Las autoridades de los clubes se renuevan y aquellas figuras que están muy adentradas en el corazón de la hinchada, pero que son rebeldes por naturaleza, terminan molestando o pisándole los pies a alguien. Así pasó con Ambrois. Figura básica y consular del equipo, sus respuestas irónicas en ocasiones, fuertes en otras; su falta de tacto en el diálogo, incidieron para que Nacional decidiera desprenderse de él. Previamente, en un partido excepcional , se había constituido en el hombre de la cancha, frente a Palmeiras, al que Nacional batiera por un gol a cero, con un notable golazo de Ambrois. Una pelota que llegaba desde la izquierda luego de hacer un pase excepcional , le permitió con un formidable boleo, decretar la caída del arco brasileño, permitiendo así la imposición alba. Ese partido despertó la codicia de los brasileños y poco después un emisario de Fluminense iniciaba gestiones para incorporarlo a sus filas . Hubo acuerdo entre los dirigentes. Pero no la había con Ambrois, que quería seguir su campaña en Montevideo. Hubo cabildeos, entrevistas , ofrecimientos y finalmente quedó concretado su pase en préstamo para la entidad carioca. Nacional recibía a cambio , un golero , Velhudo y una cierta cantidad de dinero. Poco después, Ambrois se convertía también en estrella en la capital norteña, alternando su trabajo con otro insider de fama internacional : Didí . Fluminense se convirtió en atracción de la “torcida” , logrando el uruguayito despertar la admiración de todos.
(Queridos amigos de RAICES , los invitamos a seguir esta sección, en la próxima ofreceremos la vida futbolística de otro uruguayo)

 

 

 





   
 


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