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MILAGRO EN LOS ANDES
SERGIO CATALÁN “EL ARRIERO”

   
     


Representa el prototipo del huaso colchagüino auténtico, de raíces netamente hispanas, común de ver en estas tierras huasas de Colchagua y Cardenal Caro. Su tez blanquísima, ojos verde agua; nariz y labios finos y su contextura fuerte, lo hacen lucir en las pocas entrevistas que concede, dada su naturaleza de hombre de campo, afable y sencillo. A sus 79 años bien vividos, con una reciente y exitosa operación de caderas a cuestas, avalan a un hombre interesante, que siempre lo encontrará, donde Ud. Lo vea, con su vestimenta huasa, orgulloso de sus ancestros y de su tierra colchagüina. Valorado por sus nobles virtudes; una fe cristiana y sana hospitalidad, vive con su familia en forma tranquila y reposada, en una pequeña localidad llamada Roma, distante a 14 Kms. de San Fernando; lugar que “no cambiaría por nada del mundo”, según su decir. Nace el 02 de Marzo de 1928 en Isla de Briones, hijo primogénito de la Sra. María de la Cruz Martínez Duque y de don Francisco Ignacio Catalán Bustamante; este último oriundo del Quillay, cercano a Paredones; siendo bautizado con los nombres de Pablo Sergio. Sus estudios los realiza en la escuela de Tres Puentes, localidad de Tinguiririca, cursando hasta el tercer año básico; luego en los años siguientes de cuarto a sexta preparatoria , continúa en la escuela de Isla de Briones; actualmente desaparecida; pero su ubicación corresponde hoy en día a los terrenos que ocupa el Internado de Puente Negro. En aquel lugar, se desarrollaban las colonias escolares de San Fernando, un programa que favorecía a los niños de escuelas públicas. Sus compañeros (as) de estudio, lo recuerdan como un alumno vivaz, inteligente, de espíritu servicial y buena conducta.

Desde muy niño estuvo vinculado con los trabajos del campo, especialmente la ganadería, trabajando siempre con ganado propio, con un cariño y tesón admirado por sus pares. Para Sergio Catalán no hay una oveja igual a la otra, reconociendo de inmediato aquella oveja perdida, entre cientos de ellas diseminadas cordillera adentro. Si se le pregunta como las retiene en la memoria, él dice sencillamente “Cada oveja no tiene lo que tiene la otra “.

El año 1938, su padre don Francisco, arrienda la cordillera “la Duartina “ para pastoreo de su ganado, ubicada en el cajón del Tinguiririca; sector cordillerano actualmente intervenido por la empresa de Ingeniería Pacific Hydro, encargada de la construcción de la Hidroeléctrica La Higuera para la zona. Así la pureza de la Naturaleza que Catalán conoce como a la palma de su mano, comienza a contrastar con la tecnología invasora de fierro, cemento, ruido y maquinarias. Casado con doña Virginia H. Toro Aros, (doña Noyita), sus vivencias transcurren en Puente Negro y además en el desolado lugar de las Huertecillas, distante a unos 30 Kms. de Puente Negro, donde la familia fijaba su lugar en la temporada de primavera y verano; punto de partida para que don Sergio, trasladara sus animales cordillera adentro, buscando pastizales frescos; época de veranadas. Del matrimonio nacen nueve hijos: Cucho el mayor, y en orden sucesivo, Mili, Mabel, Checho, César; Gonzalo y las encantadoras mellizas Daniela y Paula. Todos ellos, incluyendo las cuatro mujeres, conocen el valor y dominio del caballo, el arreo y cariño por los animales; el manejo del perro ovejero; estando en condiciones de reemplazar a su padre en sus faenas de arriero si fuese necesario. Quiso el destino, que viviendo en Puente negro, le tocó un día 21 de Diciembre, mientras arriaba animales en el cajón del Azufre, el hecho fortuito de encontrarse a la “hora de la oración”, con dos desconocidos, separados por un río profundo y acantilados, imposible de atravesar.

Existían temores que estas personas dada la inestabilidad política del país en plena Unidad Popular, no fueran turistas extraviados, sino extremistas. Aún así, el arriero Catalán comprende su delicada situación, dándole esperanza de socorrerlos al día siguiente, lo cual cumple bajando primero a los Maitenes para dar aviso a Armandito Cerda y luego regresar río arriba al esperado encuentro con Parrado…En un accionar inteligente y meteórica carrera, salva a estos dos hombres y por con-siguiente al resto de los sobrevivientes, confinados a más no poder en el interior de los Andes. Al respecto en referencia a publicaciones que señalan que los méritos corresponden a otra persona, don Sergio no entra en controversias ya que para él, la verdad es una sola; avalada por su conciencia de hombre de bien y la de los propios uruguayos a quien salvó. Catalán sentencia “Solo cumplí con mi deber y como buen colchagüino y chileno que soy “

 

 

 

 

 

 

 

 

   
 


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