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Gestiones para traer al General Artigas al Uruguay.

 


 
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Gestiones para traer al General Artigas al Uruguay

artigas a uruguay


Con la muerte de Francia se expandió la noticia de que Artigas aun seguía con vida. El diario "El Nacional" de Montevideo (22 de setiembre de 1841), presentaba la siguiente nota: "La magnanimidad de un pueblo quiere que él no olvide jamás los servicios que se le prestaron: ¿Y habrá quién ponga en duda lo que el Pueblo Oriental debe a Artigas?" Varias fueron las gestiones realizadas para que Artigas volviera al Uruguay, entre ellas la del presidente Fructuoso Rivera que a esos efectos forma una comisión integrada por D. Federico Albin y D. Bernabé Plá, quienes viajaron al Paraguay con una carta fechada el 21 de junio de 1841 dirigida a los Cónsules, y dos pliegos para Artigas.
La respuesta de los Cónsules a Rivera (9 de agosto de 1841), es la siguiente: "Es honroso a este gobierno significar a V. S. que su mediación a favor de los orientales que existen en esta República a fin de que se les permita regresar a su patria, ha sido prevenida por providencia acordada a todos los que quieran volver al seno de sus familias. Don José Artigas vive en la villa de San Isidro de Curuguaty, y es el único a quien el gobierno del Paraguay ha hecho proponer en particular, por medio del comandante ciudadano Juan Manuel Gauto, que cuando guste volver a su patria cuente con los auxilios necesarios". El rechazo de Artigas al ofrecimiento de Rivera fue transmitido el 10 de diciembre; aparentemente Artigas había devuelto los pliegos sin abrirlos. El 11 de diciembre, los Cónsules envían una nota al comandante a cargo de Artigas, Gauto, en la que se decía que Artigas tenía plena libertad para mantener correspondencia. Queda la duda de si recibió Artigas efectivamente estos pliegos; y si los recibió la pregunta de por qué no los abrió. ¿Quizás por qué rechazaba a Rivera? ¿Quizás por qué el proyecto socio político de su autoría no coincidía con la novel República Oriental del Uruguay?
Por otra parte, los enviados de Rivera nunca vieron a Artigas: los pliegos fueron enviados por intermedio de un servidor de los Cónsules que habría recibido unos obsequios de Artigas, todo lo cual resultaba muy improbable pues Artigas vivía en extrema humildad. Existe la posibilidad, por tanto, de que Artigas jamás llegara a saber de ese ofrecimiento. En la Guerra Grande , hacia el año 1845, Artigas es nuevamente invitado a volver por el Gobierno de Montevideo. Pero nuevamente el rechazo a la propuesta: ¿sería por no ver a los Orientales en guerra o el territorio ocupado por potencias extranjeras? Para ese entonces, el gobierno de la Restauración , presidido por Manuel Oribe le tributa varios homenajes al punto tal de decretar en 1849 que la calle de la Restauración pasara a llamarse “Calle del General Artigas”.

Muerte del General Artigas


Artigas murió repentinamente, el 23 de setiembre de 1850, a los 86 años de edad y a treinta años de entrar al Paraguay. No se confirma la historia de que quisieran trasladarlo a la casa de López pero delirando gritaba que le trajeran el "morito" (su caballo), dando órdenes a sus antiguos oficiales, y que luego al otro día Ansina, lo encontró muerto. Sus restos, seguidos de tres o cuatro vecinos, recibieron silenciosa sepultura en el Cementerio de la Recoleta , situado a corta distancia de la quinta, y allí quedaron en la fosa 26 del sector denominado "Campo Santo de los Insolventes", pues nadie donó los dos pesos del derecho que cobraban los curas. El cura del pueblo escribió esta acta: “En esta parroquia de la Recoleta de la Capital , a 23 de setiembre de 1850, yo, el cura interino de ella  enterré en sepultura ordinaria el cadáver de un adulto llamado José de Artiga, extranjero, de esta feligresía. Doy fe. Cornelio Conteras.” Enterado poco después de quién se trataba, el cura enmendó el acta y le puso “general Artigas”.
La primera noticia necrológica respondió a “El Paraguayo Independiente” de Asunción, del 28 de setiembre de 1850, cinco días después de la muerte del prócer. En Uruguay, “El Porvenir” del 5 de febrero de 1851 recogía la noticia del “Jornal de Comercio” de Río de Janeiro de 13 de enero, fue el primer diario uruguayo que informa sobre la muerte de Artigas:
“ La Historia del general Artigas es muy conocida en nuestro país y aún existen compañeros de armas, hombres que lo conocieron y observaron. La historia imparcial juzgará algún día esa época, porque es una propiedad suya. La revolución, las pasiones, todavía no han acabado, están en pie y difícilmente podríamos ocuparnos hoy de trazar los pasos, la vida del general Artigas, porque sería un trabajo incompleto y hasta extemporáneo. Recordémosle en la mansión del silencio y la tierra extranjera que ha recibido sus restos mortales, le sea leve: mientras tanto que ellos no queden olvidados, y que la República , cuando asegure la paz, pueda transportarlos para que reposen en el suelo de su nacimiento y en el lugar destinado a eternizar la memoria de los hombres que, como él llegaron a presidir los destinos de un país, al que consagró su vida peleando por su independencia y libertad como su primer guerrero”.
En febrero de 1851, se presentó ante las autoridades, doña Josefa De María de Artigas expresando que “siendo de notoriedad pública la muerte de su desgraciado suegro el general D. José Gervasio Artigas”, se le auxiliara para poder llevar “el luto correspondiente” y para “mandar hacer algunos sufragios por su alma”, con el deseo de cumplir un “deber de religión como de honor a su memoria” (Pivel Devoto, Juan; “De la leyenda negra al culto artiguista”).
Años más tarde, en 1854 durante el gobierno del General Flores, el Gobierno uruguayo recibe autorización para repatriar el cuerpo de Artigas, quien llega a Montevideo el 19 de setiembre de 1854. La urna que contenía sus restos fue primeramente depositada en la Rotonda del cementerio Central, hasta ser finalmente ubicada en el Mausoleo construido en su honor en el año 1977, debajo de la estatua del prócer en la Plaza Independencia.