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EL JEFE CHARRÚA VAIMACA PIRÚ
Por. Danilo Antón

   
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Los charrúas fueron una primera Nación uruguaya numerosa, de extracción pampa, que originalmente vivía en las costas del Río de la Plata, y se dedicaba sobre todo a la pesca y en menor grado a la agricultura, a la recolección y a la caza. Las primeras Naciones uruguayas incluían otros pueblos pampas (además de los charrúas : los minuanes, los guenoas, los yaros y los bohanes), las Naciones chanáes (arawaks del sur) y los pueblos guaraníes. Cuando se produjo la invasión europea los charrúas se debieron replegar a las praderas transformándose en jinetes y “cazadores” de ganado. Durante tres siglos defendieron su libertad en forma aguerrida hasta que fueron masacrados en el Arroyo Salsipuedes por las fuerzas de Fructuoso Rivera. Algunas familias charrúas sobrevivieron, se mezclaron con la población rural del Uruguay, y otras se refugiaron entre sus hermanos tobas del Chaco donde aún se mantienen.

Vaimaca Pirú, también llamado Perú o Perú Sirá, fue uno de los últimos líderes de la Nación Charrúa, y el único aborigen uruguayo cuyos restos se conservan y están claramente identificados. Había nacido al norte del Río Negro en el año 1778. Creció en las tolderías charrúas que en ese momento eran atacadas por las patrullas españolas participando en la defensa de su tierra contra el invasor , y llegó , con el tiempo , a ser un valiente guerrero. Como sus otros compatriotas charrúas era un excelente jinete, y manejaba muy bien las boleadoras, el arco y la flecha , la lanza y el lazo. Era además políglota, pues además del idioma charrúa, hablaba el guaraní y el español (más tarde aprendería también el francés).

A partir de 1811 se incorporó a la lucha artiguista participando en numerosos combates contra los españoles, portugueses y porteños. Como jefe de toldería se mantuvo alzado durante todo el período de la dominación portuguesa y brasilera, y se plegó a la rebelión de los orientales acaudillada por Juan Antonio Lavalleja, que habría de terminar con la retirada de las fuerzas imperiales de la Banda Oriental. El 11 de abril de 1831, luego de constituida la República Oriental del Uruguay, concurrió junto con otros jefes a la reunión en el Arroyo Salsipuedes que había sido convocada por el entonces presidente, Fructuoso Rivera, con el supuesto fin de decidir  planes comunes. La reunión era en realidad una emboscada traicionera en la que los soldados de Rivera atacaron a los charrúas desarmados y desmontados, matando numerosos guerreros y aprisionando varios cientos de mujeres y niños. Vaimaca fue hecho prisionero y llevado a Montevideo.

Poco tiempo después el gobierno lo entregó a un empresario francés llamado Francisco de Curel quien lo trasladó a Francia el 25 de febrero de 1833, junto con otros tres charrúas (Guyunusa, Senaqué, Tacuabé) para ser exhibidos públicamente en París cobrando entrada. Luego de permanecer encerrado y expuesto a los visitantes en forma humillante por seis meses, Vaimaca Pirú falleció el 13 de setiembre de 1833 , a los 55 años de edad. Su esqueleto fue conservado en el Museo del Hombre de París. 169 años después de su muerte, luego de prolongadas gestiones por parte de organizaciones y ciudadanos uruguayos y franceses, los restos del gran jefe charrúa fueron finalmente devueltos, llegando al Uruguay el 17 de julio del 2002. Dos días después , el 19 de julio , el féretro conteniendo el cuerpo de Vaimaca fue inhumado en el Panteón Nacional del Cementerio Central de Montevideo. Algunas personas manifestaron su deseo de que su morada final fuera en el seno de la tierra del norte del país, en los lugares por donde había transcurrido su existencia. Existe una estatua del jefe charrúa esculpida por el escultor Edmundo Prati que fue incluida en el grupo escultórico en homenaje a los charrúas del Prado de Montevideo.

Deseamos que a través del ejemplo de Vaimaca Pirú y de otros valientes guerreros aborígenes que nos precedieron en esta tierra, puedan las futuras generaciones uruguayas inspirarse para recuperar las antiguas tradiciones de libertad, respeto al pasado y amor a la naturaleza, que tanto estamos necesitando en el presente.

 

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