OCTAVIO SANTANA SUÁREZ
Mi actividad literaria:
Octavio Santana Suárez colaboró semanalmente, en la década de los 90, con una página en el Suplemento del "Diario de Las Palmas". Ha firmado artículos de reflexión y de viajes por extremo y medio oriente, las tierras de la orilla mediterránea, los países de centro y sudamérica y los reencuentros con sus predios canarios; estos ensayos recogen las propias experiencias del viaje y la interiorización de lo aprendido, favoreciendo la andadura del autor por un camino de auténtica maduración personal.
En Junio de 1993 fue invitado a impartir una conferencia sobre literatura de viajes en el curso de postgrado "Literatura de Viajes Británica Contemporánea" organizado por el Departamento de Filología Moderna de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
Entrelazó lejanías, gentes nuevas y vientos conocidos y se aventuró a destapar la vasija común en la que hierven todas las gentes del mundo con los artículos de prensa sobre India, América Latina y Canarias que acabaron por formar los capítulos de su primer libro "Viajes hacia afuera y por adentro" publicado en la Editorial Benchomo y que fue presentado en el Club Prensa Canaria el 23 de Marzo de 1995 y en la Librería Tierra de Fuego de Madrid el 15 de Diciembre del mismo año. Desde mayo de 1997 colabora con artículos en la revista de los escritores hispanoamericanos en Internet Letralia, Tierra de Letras.
Publicó también en prensa una serie de ensayos filosóficos en los que investigaba terrenos resbaladizos de la dignidad humana, y que recibieron el nombre genérico de "El poder, triste ropaje de la criatura". Después continuó narrando sus viajes por las tierras de la orilla mediterránea, extremo y medio oriente, África y Asia en piezas cada vez más compactas, más llenas de energía que dieron lugar a su libro "Por tierras del Corán", publicado en 2001.
Los reencuentros con sus predios canarios lo conducen a ensayos que recogen las experiencias de la mirada viajera proyectada sobre una distancia extremadamente familiar. Tal actividad reflexiva llevó al autor a una incesante interiorización de lo aprendido favoreciendo su andadura por un camino de auténtico enriquecimiento personal que manifiesta en su segundo libro "Sucedió al Suroeste de la Columnas de Hércules", publicado en 1997. Esta obra fue presentada en el Gabinete Literario de Las Palmas de Gran Canaria el 27 de Noviembre de 1997; en el acto intervinieron Alfonso O’Shanahan escritor y periodista, Santiago Betancort Brito Director del períodico "Diario de Las Palmas", Maria Teresa Bertelloni Catedrática de Filosofía y Literatura Comparada de la Universidad de Puerto Rico y el propio autor.
Invitado por la Fundación "Nicolás Guillén" y la Unión Nacional de Escritores y Artistas Cubanos (UNEAC), el 27 de Abril de 1998, el autor presenta su obra sobre Canarias en la sala Martínez Villena de la UNEAC en La Habana (Cuba); intervinieron el Presidente de la Fundación "Nicolás Guillén" y el Presidente de la Asociación de Escritores de la UNEAC, además del propio autor.
Con un anuncio especial en su número 117, la editorial Letralia, Tierra de Letras publica en Internet en Noviembre de 2004 un avance de su libro Hablemos... que contiene una serie de ensayos que van desde la filosofía a la teología pasando por el lenguaje, la experiencia, la libertad, la razón, la ciencia, la moral, el bien, el mal,... El libro está ilustrado por el artista ecuatoriano Nicolás Herrera.
En 2003 y 2004 publicó ensayos en el periódico "Canarias 7" y desde mayo de 2004 continúa con sus artículos semanales en "La gaceta de Canarias (El Mundo)". Por fin recoge todos esos artículos y otros más que constaban en su escritorio y publica la versión definitiva de "Hablemos" en la Editorial Baile del Sol en 2018… su última obra.
…………………………………………..
Agoniza el milenio en el alba de otro descubrimiento. En la quinta centuria ("Centurias astrológicas", 1555: Nostradamus) del Nuevo Mundo. Que rompe, como antaño, sobre la orilla Atlántida. Donde amanece, mítico, el ocaso del funeral milagro del lenguaje. "Hacia afuera y por adentro". En el silencio impuesto en la vigilia, con el oído en el agua o en la arena, indagando en el magma del subsuelo. Su creciente hervidero. Como Guañameñe, y su augurio a Bencomo en la conquista (que en "La mano entre líneas" -Grupo Libro, 1995: "Guacimara", Sabas Martín revive mágica, orquestalmente). La profecía del descubrimiento del bosque de la luz, su desocultación, que es sólo ciencia anímica tras infalible búsqueda, rigor de Anunciación. Del fin de la agonía de las sombras. Actos de fe escolástica, indagación de signos, empirismo, resplandor que ciega a un mundo que ¿se mueve? ajeno a las orillas del veril y a su claraboya. Que el profeta, en su oficio de luz, no de tinieblas, ausculta desprovisto de túnicas gloriosas. Pues lo excepcional, para él, no es su oficio, sino esos seres nacidos a no ver, sólo a ser contemplados. De ahí -"Nostradamus"- la fe, por lo ya visto, de lo que se verá. Cómo fija, esplendece en el "libro de libros" quien: "por señales o cálculos, conjetura y predice hechos futuros".
¿Qué interés posee todo esto?, a una mente que quiere saber quién es en realidad le atañe comprender sus verdaderas señas de identidad: locales y universales. Creer que Cosmos convocó a Cronos y que juntos resolvieron custodiar en estas islas las siete joyas más preciadas de la Vía Láctea supone una maldad de la peor ralea, y en el mejor de los casos una ingenuidad ajena al plan general y fuera de la eternidad, ¡que nadie esgrima lindezas! ¿recuerdan aquella de que los veintiocho grados de latitud limitan por el Norte el Anillo de la Felicidad?, ninguno debe confundir a la opinión pública enfermando la sana intención de los antropólogos. Ustedes y yo en los demás rincones del globo también gozaríamos con unas delicias naturales dignas de los tiempos pretéritos y distintas en el espacio de ahora, ¿no parece raro que frente a una inteligencia saludable semejantes desemejanzas no admitan cuestiones de rango? A pesar de que la ciencia que trata del hombre no satisface el calibre de la física de Galileo y Newton, sí consideró que la unidad del espíritu humano resistía perfectamente el áspero embate de las dudas que blanden los siglos y la petulancia. Llegados a tal tesitura, el artesano de la palabra que les habla vota por traer a colación unos cuantos nombres de la filosofía: así, emplaza a Russell con lo de constituir series únicas; de la pasión inútil de Sartre va al dictum de Protágoras de que representamos la medida, y a la fórmula platoniana de que Dios es la medida; sitúa el Punto Omega de Teilhard de Chardin en una esquina del archipiélago; con Marcelino de Cisneros escudriña en las fronteras de lo inerte -el poder-ser-hecho- y lo animado -el poder-hacer-; acompaña a Henry Bergson en lo de la aspiración del proceso total a la conciencia; con el conde Keyserling probó a contemplar en la materia la expresión divina -quizá con el esfuerzo del lector el salto decisivo que
explique el porqué esencial quede definitivamente asumido. Disculpen que en un descuido de la racionalidad dejara escapar el grito del náufrago, "Tengo la impresión de que en este solar mis antiguos reconocieron el paso prometido a nuestros primeros padres, por donde el alma de cada uno alcanzaría a retornar al alma".
Este libro titulado El poder, triste ropaje de la criatura, refleja el espíritu buscador, universal y extremadamente humano de su autor: “La sabiduría resulta ser la definición que encierra la maduración de la bondad”, “El mundo es un auténtico océano humano del que singularmente emerge un puñado de sabios, pero... ¿dónde cojones se esconden intimidados?”, “¿Y qué?, de venir la liberación, vendrá del brazo de un conocimiento con cimientos en los ideales de caridad y fraternidad. No importa demasiado el producto, ¿lo útil no supone lo verdadero y el ámbito de lo verdadero no mide siempre más que lo útil?”, “Tu biografía entera —me parece eterna— no confiere la oportunidad de entenderla, ¿cabría acaso que yo, que la conozco muy de cerca, alcanzara a imaginarla?; en realidad, opto por olvidar antes de tu ocaso el recorrido penoso que engendraste”. La frase final resume la obra:
“¿Verdaderamente creaste al hombre? Debió de ser en tus comienzos —apenas un dios menor— y por esa circunstancia atenuante, no me rebelo contra ti, sencillamente denuncio el fracaso de la obra inacabada”.
Esta vez Octavio Santana va de Túnez a la India, pausada pero incansablemente. Habla de los lujos de los sentidos, de oro y la púrpura, del café y del té, de gentes viejas y nuevas, vivas y muertas: de montañas, desiertos, mares, minaretes y torres. En este libro se ve su memoria férrea, empeñada en registrarlo y despedazarlo todo, capaz incluso de reconstruir espectáculos perdidos, sal disuelta en el agua de la historia. Porque han pasado milenios, han cambiado los hombres, las ideas y los dioses, Octavio salta de un tiempo a otro, enhebrándolos todos en su cabeza y escribiendo luego su traducción particular de la realidad.
La secuencia inteligente de ensayos toca muchos temas interesantes y generales desde la filosofía a la teología. Se trata de un análisis compilatorio de lo dicho por los filósofos de todos los tiempos en muchos temas. Empieza tratando el tema de una filosofía que es considerada la reina de las ciencias, y su intención es la de entablar un diálogo y actualizar o adaptar en el presente las concepciones de los filósofos del pasado, puesto que somos “una fuerza natural en expansión”. El autor está convencido que el ser humano está compuesto de una materia y un espíritu, y que en un análisis de lo que la materia es, no se debiera decir que la Naturaleza es una manifestación de Dios, y todo porque al fin y al cabo “la lengua repite lo que el corazón piensa”. Habla también de la vida, la experiencia y la muerte, y asegura que de esta última no se puede comprender, pero es necesaria para probar que existe un orden en la vida. El autor sabe darle el toque estilístico necesario para que no se trate de algo pesado de leer, e intenta por todos los medios el abrir un diálogo con el lector basado en un raciocinio histórico y dialéctico. Todos los posibles temas que la filosofía siempre ha tocado están presentes, y la respuesta a sus puntos de vista, quedan en la imaginación del lector. Trata de una preciosa joya de lectura esencial al intelecto.
|
|