Compromiso Social de Revista Raíces

Olla Solidaria “Misericordia”
En octubre de 2022, a un mes de haberse recordado los treinta años de la pascua del
padre Isidro Rubén Alonso, el querido Padre Cacho, el espíritu de su obra volvió a
encender una chispa en el corazón de la comunidad. Fue entonces cuando el sacerdote
Luis “Lucho” Ferrés, párroco de los Sagrados Corazones de Jesús, se acercó al director
de Revista Raíces, Julio Romero, con una idea nacida del Evangelio y de la realidad:
fundar una olla solidaria que respondiera a la necesidad creciente de los vecinos de los
barrios Marconi, Las Acacias, Borro, Copola y zonas cercanas.
Julio asumió el desafío con el compromiso que caracteriza a quien siente que la
solidaridad también es una forma de fe. Primero buscó el apoyo de los comercios que
tradicionalmente colaboraban con la revista en lo cultural, pero pronto comprendió que la
ayuda debía tener continuidad. Tocó entonces las puertas del MIDES, donde fue recibido
por la directora de Desarrollo Social, Carolina Murphi. Allí supo que los convenios con
“Uruguay Adelante” habían finalizado, dejando sin sustento a muchas ollas comunitarias.
Esa noticia no detuvo el impulso solidario. La esperanza se trasladó hacia el Plan ABC de
la Intendencia de Montevideo, donde Matías, responsable del programa de apoyo a ollas,
escuchó el pedido y, tras algunas gestiones, logró concretar la entrega de alimentos. Así,
nació la Olla Misericordia.
Al principio, una sola olla de casi 100 litros alcanzaba para alimentar a unas 40 familias.
Los sábados, desde temprano, los vecinos se acercaban a la parroquia, y al mediodía se
llevaban su vianda caliente, preparada con cariño y fe. Ese día se eligió con intención: el
sábado era una jornada en la que otras ollas del barrio no funcionaban, y la necesidad
quedaba a la intemperie.
Con el tiempo, la olla creció, y también el corazón de quienes la sostienen. Hoy, después
de dos años, Misericordia continúa firme, brindando alimento los miércoles y viernes,
gracias al apoyo del Plan ABC, Redes Ollas y la ONG Redalco, que aporta verduras
frescas.
Pero la ayuda no se quedó solo en el plato. Se mejoraron las instalaciones: se techó el
espacio donde se cocinaba a fuego de leña, se sumaron tres ollas de 100 litros, y se
construyó un salón donde se instalaron 20 computadoras donadas por el Poder Judicial.
Con la colaboración de ANTEL, se logró contar con internet gratuito, permitiendo que los
niños de la parroquia puedan estudiar y participar en catequesis o actividades educativas.
De ese impulso surgió también la Escuelita de Fútbol “Padre Cacho”, donde niños y niñas
encuentran un lugar para el deporte, la lectura y la merienda, creciendo en comunidad y
valores.

“En lo personal —dice Julio Romero—, como director de Revista Raíces, me sentí
profundamente tocado por esta realidad. En estos dos años, junto con mi familia y otros
vecinos, hemos entregado nuestro tiempo, con alegría y compromiso, para aliviar la
necesidad de tantos hermanos.”

“Todos dependemos de todos.” — Padre Cacho