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EL PEREGRINAR DE ARTIGAS RUMBO AL PARAGUAY

 


 
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EL  PEREGRINAR DE  ARTIGAS  RUMBO  AL  PARAGUAY -
Capítulo (I)

Por, Rubens “Chopo” Rodríguez

 

Trataremos de reseñar y explicarnos desde nuestro particular enfoque, las circunstancias que condujeron a que José Artigas, tomara la decisión de acercarse al Paraguay, solicitando permiso para traspasar el Paraná,  hecho que aún motiva conjeturas de todo tipo, escudriñando  los reales propósitos que llevaron al Protector para internarse en un territorio, gobernado por un régimen unipersonal, que excluía todo contacto externo, vallando celosamente sus fronteras. Trataremos de ofrecer otra visión, de un tema que investigadores, historiadores, ya han ofrecido enriqueciendo la valoración de José Artigas, en esta etapa de su vida.
No habrá sido muy bien mirada la presencia del renombrado jefe oriental, con fama de “patrón” de varias provincias sureñas, Protector de una confederación de provincias llamada Liga Federal,  con mayoría de habitantes, en relación  al territorio manejado por la política unitaria de Buenos Aires, para Gaspar Rodríguez de Francia, el “Supremo” paraguayo, peticionando permiso para “adentrarse” en suelo guaraní.
El gobierno paraguayo, sabedor de la bien ganada fama del visitante, conocía las influencias y adhesiones de sus ideas en amplios sectores de la sociedad, su permanente lucha y defensa de la autonomía de los pueblos, con sus prácticas de Asambleas y Congresos, que contradecían el sistema de gobierno de Paraguay, valga la aclaración, muy de acuerdo a las costumbres desde sus orígenes, que siempre adoptó un régimen paternalista, desde la fundación de la “Madre de Ciudades”, Asunción, en 1537, bajo el gobierno de Domingo Martínez de Irala.
            No obstante, José Artigas, presentaba un buen legajo personal, limpio y claro, por la  inclaudicable y permanente oposición a la política expansionista de Portugal y a la pretendida sujeción provincial de Buenos Aires, que  peligrosamente rondaban las fronteras fluviales paraguayas, además del concepto elogioso, del Cap. Francisco Bartolomé Laguardia, portador de auxilios al campamento del Ayuí, comunicando a la Junta paraguaya, “El General (Artigas) es hombre de entera probidad, paraguayo en su sistema y pensamiento”.
Las cosas no le habían rodado bien al oriental, ya no le quedaba territorio para gobernar ni amparar, sus amigos y aliados del ayer, andaban ahora tras de él, para destruir su influencia, su vida, en momentos que se le derrumbaba su sueño de organizar las Provincias Unidas. Al final, todos jugaron contra él, los de Buenos Aires para “que dejara de molestar”, los portugueses, alentados por los porteños, levantaban las bazas de una partida ganada en la Banda Oriental, mientras muchos orientales la miraban de lejos y los guaraníes cicatrizaban sus heridas y lamentos de muerte.
            Que planes tendría el Protector, con sus 56 años, que se presentaba sin nada para ofrecer, en decadencia, vencido, como perdedor, ya no tenía ejército, las legiones de guaraníes se habían dispersado, las divisiones del “Supremo” entrerriano, pisaban sus huellas frescas, se le cerraban los caminos, al oriente están los portugueses, la mesopotamia en poder de las fuerzas de “Pancho” Ramírez, no podía acercarse a Santa Fe, situación que gráficamente comentaría Andrés Latorre, “Artigas pudo dentrar en Santa Fe respetao por el general López, pero quedó cruzao y dentró en el Paraguay”.
La interrogante histórica  trata de comprender los planes de  Artigas, sabedor que para el Supremo, José Gaspar Rodríguez de Francia, representaba un peligro ideológico para su gobierno, que sospechaba además, que su perseguidor, el Supremo Entrerriano “Pancho” Ramírez, tenía planes de invadir la tierra guaraní.
Una de las pocas versiones escritas de los probables motivos de Artigas de solicitar asilo, se puede extraer de una comunicación del Supremo paraguayo, por lo menos su versión, al Comandante Bernardo Velázquez, el 12 de mayo de 1821, “Artigas reducido a la última fatalidad vino fugitivo al Paso de Itapúa y me hizo decir que le permitiera pasar el resto de sus días en algún lugar de la República por verse perseguido aun de los suyos y si no le concedía ese refugio iría a meterse a los bosques. Es un acto no sólo de humanidad sino honroso para la República el conceder asilo a un jefe desgraciado que se entrega. Así mandé un oficial con 20 húsares para que lo trajeran…”  (Jorge Francisco Machón, “Misiones después de Andresito” – Archivo N. Asunción, Vol. 232, Nº 2) Se ha interpretado que es una versión acomodada a los intereses del gobernante paraguayo.

ARTIGAS  CRUZA  EL  PARANÄ

Entre otras consideraciones, el Protector de los Pueblos Libres, habrá sopesado la situación, pocos sus seguidores, presentar lucha sería sacrificar al puñado de guaraníes que aún lo seguían. Las fuerzas enemigas lo estaban acorralando contra el Paraná, con su pequeña división, acompañado de sus fieles oficiales, Andrés Latorre y Matías Abacú, hacen campamento en el cerro de Santa Ana, suelo y territorio de su patria soñada, a la espera de la respuesta del Supremo Gaspar Rodríguez de Francia, que le permitiera el  ingreso a suelo paraguayo, donde las especulaciones históricas sobre los motivos de Artigas de tal decisión no tienen término, pero siendo unánimes, que José Artigas, no se acercaba al Paraguay para pedir asilo o protección.
Es clara la orden que le comunica a Latorre, que se quede en la orilla oriental del Paraná a esperarlo, afirmación y concepto que no merece otra interpretación, que la voluntad de volver a su patria para proseguir sus planes libertarios junto a sus seguidores, con auxilio y apoyos para continuar la lucha.
 No pudo ser, a su destino de cabalgar y luchar contra los invasores, se interpuso el “Supremo” paraguayo. Artigas se encontró con una situación política interna alterada, una celda fue su habitación, ni pudo exponer personalmente sus ideas y planes al jefe absoluto de Paraguay, nunca lo recibió ni respondió a sus cartas.
En sus cavilaciones, en su pensamiento, tendría la esperanza de convencer al “Supremo Dictador”, Gaspar Rodríguez de Francia, de realizar una alianza defensiva-ofensiva, tanto contra los propósitos de “Pancho” Ramírez” y los inevitables futuros ataquesde los porteños y portugueses, donde quizás ya Artigas vislumbraba los acontecimientos que desatarían la Guerra de la Triple Alianza en 1865, que llenarían de muerte y miseria al pueblo paraguayo.
Esperaba encontrarse con sectores que dialogaban sobre bases federales entre las provincias, pero sus integrantes habían sido denunciados y arrestados, sospechados de estar actuando contra la autoridad del “Supremo” situación de tensión que indicaría que no era el mejor momento para Artigas, de solicitar permiso para entrar al país, máxime que el artiguismo y su figura principal, mantenían interés y entusiasmo entre vastos sectores de la población, lo que sin duda disgustaría al gobernante absoluto del Paraguay.
La conspiración  para derrocar a Gaspar Rodríguez de Francia, llegó a conocimiento del Gobernante, gracias a una infidencia religiosa, tomando medidas drásticas contra los complotados, todos  amigos y simpatizantes de Artigas, entre ellos Fulgencio Yegros, que compartió el poder en los primeros años de la independencia paraguaya, al instituirse el Consulado en Asunción, el 3 de octubre de 1813,  -será fusilado el 17 de julio de 1821- complot que no estaría en conocimiento de Artigas. 
El  poder lo ejercía absolutamente Rodríguez de Francia, designado “Dictador Perpetuo” en el Congreso Nacional del 30 de mayo de 1816, en un régimen político con luces y sombras en su desempeño. A decir verdad, ya desde la Asamblea citada por el gobernador español, Bernardo de Velazco, 24 de julio de 1810, el futuro gobernante del Paraguay, era partidario de aprobar la caducidad del poder español, posición lograda ante el movimiento de julio del 11, encabezado por Juan Pedro Caballero y Rodríguez de Francia.
Llega la orden, podrá ingresar con algunos de sus seguidores, doce de su escolta personal, vadeará el Paraná por Candelaria, Misiones, el martes 5 de setiembre de 1820, último día que pisa suelo de su Patria. Entre los que acompañaron al Jefe Oriental estaba el Jefe Guaraní, Matías Abacú, con algunos de sus hombres, y dos hombres que marcarán su vida al estar junto al Prócer como asistentes, Ansina (Joaquín Lenzina), de 60 años, payador y poeta, y Montevideo Martínez.
Antes de cruzar el Paraná, se produce un acto que dignifica su espíritu y de los hombres que acompañaban al Jefe Oriental, cuando decide enviar  el dinero que contenía en sus alforjas, para ser entregado a los prisioneros artiguistas que se encontraban en cárceles portuguesas, entre ellos Lavalleja, Andresito, Otorgués, Berdum. La suma era de cuatro mil patacones, que fueron entregadas en las manos de Francisco De los Santos, que se ofreció a llevar, montado en su caballo, el auxilio monetario a sus compatriotas, tarea que cumplió.
            En próximas notas trataremos de recapitular  las circunstancias que determinarían, la marcha de Artigas rumbo al Paraguay.

 

        EL  PEREGRINAR  DE  ARTIGAS  RUMBO  AL  PARAGUAY Capítulo (II)
Por, Rubens “Chopo” Rodríguez

            El infortunio de Artigas, que lo llevaría a su internación en la selva paraguaya por decisión del mandante, Gaspar Rodríguez de Francia, árbitro de almas y vidas de la nación guaraní, hasta su muerte en 1840, se presentó como una épica aventura de un gallardo personaje, trasladando de un lado para otro el peso de sus irrenunciables convicciones, de igualdad, libertad, representación de los pueblos, tratando de eludir el acoso de los contrarios a sus ideas, que contaban con auxilio de poderosos intereses.
            Estos poderosos intereses, se podrían ubicar como principio, en la firme determinación de las autoridades porteñas, de urdir planes para terminar con la presencia y accionar de Artigas, con sus ideas “anarquistas” de asegurar el respeto a los indígenas, defensa de las soberanías populares,  el bienestar de las naciones, del bien general, que alteraban las maquinaciones de afirmar un sistema que funcionara a favor  de los círculos sociales cercanos al poder.
La vida continuaba, la amenaza de conflictos se mezclaban con las constantes tratativas de paz, pese a las condiciones de enfrentamientos,  alentados por sectores porteños, que de alguna manera eran afectados por la inestabilidad de las relaciones con las provincias, principalmente del litoral, mientras que otros, criticaban que el manejo del asunto político por parte de los sectores gobernantes, estaba equivocado al tratar al Jefe Oriental  como enemigo, permitiendo que la presencia portuguesa se afincara en las riberas del Plata.
En una síntesis del engranaje que tomó a José Artigas, como el principal actor de este relato histórico, que terminará con su ingreso a tierra paraguaya, donde vivirá sus últimos años de vida, vale señalar las suma de contrariedades que debió padecer para mantener su ideal libertario, sufriendo muchas veces más los embates de compatriotas, que de los enemigos naturales. Estos serían frontales, aquellos solapadamente, con viles traiciones.

RONDEAU  EL  DIRECTOR  AUSENTE

El Cabildo de Buenos Aires, el jueves 20 de abril 1815, con sus doce electores presentes, designan para Director Supremo, al recién ascendido General, José Rondeau, Jefe del Ejército del Perú, figura que no despertaría demasiados recelos en las filas federales. En forma interina, ante la ausencia del recién nombrado, se nombró al Cnel. Alvarez Thomas, - asumió el mando el 6 de mayo- además el Cabildo, para evitar una situación como la “dictadura de Alvear”, constituye una “Junta de Observación”, que tendrá además la tarea de confeccionar un Estatuto de organización del país, integrada por cinco Miembros, Tomás Manuel Anchorena, Esteban Gascón, Pedro Medrano (nacido en Maldonado, 26/IV/1769), Antonio Sáenz y Mariano Serrano y como suplentes, Domingo Zapiola y Manuel Obligado.
 El 5 de mayo, la Junta sancionó el “Estatuto Provisional”, una especie de Constitución, de carácter unitario, que atendía las seguridades y sugerencias de Buenos Aires. El Estatuto establecía la realización de un Congreso Nacional, pero como lo reconoce el propio Bartolomé Mitre, “manifestaba una tendencia pronunciada al unitarismo, a la vez que se hacían ligeras concesiones al espíritu federalista de la época, pero era impracticable en todos sus detalles por la falta de adhesión y por las resistencias que debía encontrar en las provincias, así es, que éstas fueron autorizadas por el mismo Estatuto para sustituir el sistema electoral prescrito para la campaña por el que creyese más oportuno”.

LA  ARMONIA  DEL  GENERAL  RONDEAU

El Estatuto fue observado, oponiendo reparos varias provincias, no obstante, era una oportunidad esperanzada de lograr mediante un Congreso Nacional, la ansiada unión de las provincias, llegando incluso, las federales, otorgar un aval a las decisiones de las nuevas autoridades. Así el 2  de abril 1815, contestando a una comunicación de Buenos Aires, Artigas se satisface por el nombramiento de la “muy benemérita persona del brigadier General José Rondeau y en calidad de suplente, en la del General del Ejército Auxiliar, Alvarez Thomas”, como forma de lograr un cese en las hostilidades del interior contra la ciudad-puerto y formalizar  una vez por todas, la Gran Patria, que reuniese a todos los habitantes de éstas tierras, con el goce pleno de sus derechos, - que seguía respetando firmemente Artigas- comunicando a Buenos Aires, que ya salían circulares convocando a los pueblos bajo su mando y protección a un Congreso, a cuya decisión le correspondería la ratificación de las nuevas autoridades y sentar las bases de acuerdo para lograr la unión, en clara estima a las voluntades regionales y populares. (Congreso de Oriente, junio de 1815)

BUENOS AIRES  SE  ¡CONVIERTE  AL  FEDERALISM0!

Para el arranque del relato, habría que señalar que la derrota del Ejército del Norte, al mando de José Rondeau,  en la batalla de Sipe-Sipe (29/11/1815), ante las fuerzas del general español, Joaquín de la Pezuela, alarmó a las autoridades de Buenos Aires, donde el Director Interino, Álvarez Thomas, solicita al jefe federal, José Artigas,quinientos o seiscientos bravos orientales” (3/1/1816), pero los hechos traerían otras complicaciones. Debilitado el Ejército de Observación de Santa Fe, al mando de Juan José Viamonte, enviado para evitar que Artigas, se apoderada de la provincia, sucumbe ante el avance de las ideas federales, Estanislao López, se subleva en Añapiré, (3/3/1816), y Mariano Vera, Cosme Maciel y Ábalos, en Calchines y el Rincón, que recibieron auxilios del jefe artiguista, Eusebio Hereñú, los que logran vencer y rendir las fuerzas del general Viamonte.
Horror en las autoridades de Buenos Aires –no en el pueblo- las fuerzas artiguistas dominan los límites de la provincia, los ejércitos enviados para combatirlos se sublevan a las autoridades. Buscan revertir la situación, arman un ejército y entregan  el mando a Manuel Belgrano, recién llegado de Europa, -los federales conocen su idea de crear una monarquía- pero debe renunciar, sus oficiales mantienen,”buenas relaciones con los federales”, el coronel Díaz Vélez, enviado para convenir un pacto con los federales, al final acuerda con los delegados federales solicitar la renuncia del Director Álvarez Thomas, acusándolo de “despotismo y arbitrariedad, con el pacifico pueblo de Santa Fe”.
Estas consideraciones se firmarían en la capilla del Paso de Santo Tomé (9/4/1816), junto a los jefes artiguistas, José Francisco Rodríguez, Cosme Maciel, Mariano Ezpeleta, ajustando los “Tratados de paz y unión verdadera”, que deberían ser ratificados por José Artigas, y los gobiernos de Santa Fe y Buenos Aires, cuyo Cabildo (13/4/1816) aprueba lo actuado, plegándose a la causa federal!
En Cabildo Abierto, en la plaza de Santa Fe, es nombrado Mariano Vera, gobernador de la provincia, y Estanislao López, comandante de armas.

¡PAREN  A  LOS  FEDERALES!

Sectores de Buenos Aires no podían creer lo que estaba sucediendo, ellos que dominaban todo, ahora estaban sujetos a los “anarquistas artiguistas”, el aumento de la figura y preponderancia de Artigas, y el “desprestigio  de la clase gobernante de la ciudad”, con el terror diario que los caudillos salvajes se adueñaran de las calles. Para aguantar los ánimos, designan (18/4/1816) como Director Delegado, al brigadier general Antonio González Balcarce. Ante la sucesión de conflictos,  acentuado dominio de  Artigas, en Santa Fe, el Congreso Nacional que estaba en funciones en Tucumán (inicio 24/3/1816), en sesión del 13/4/1816, designa al diputado cordobés Miguel del Corro, para acordar tratativas de paz. Los acuerdos y conversaciones no satisfacen a José Artigas.
Siempre acontecerá que al ganador,  alguno le saldrá al paso para derrotarlo, máxime si su presencia y accionar crea innumerables problemas, que trastocan intereses y círculos de poder.
La presencia de Artigas, su accionar, su influencia cada vez más extendida por las provincias, sus ideas federales y republicanas, cuando en el Congreso de Tucumán se discutían la nacionalidad del Monarca a instituir en el gobierno de las Provincias Unidas, representaba una permanente preocupación en las Autoridades de Buenos Aires y por consiguiente del Congreso Nacional..
 “Si son practicables nuestros convenios, es oportuno que algunas tropas se acerquen a la frontera, para llamar la atención de los orientales e imponerles respeto”  (El Director Balcarce al delegado en Brasil, Dr. Manuel José García)
Esta comunicación del 7 de mayo de 1816, ratifica continuar con el plan de interesar a Portugal para intervenir al vecino, “Peligroso, sin fe y sin más responsabilidad política, un bandolero”, además que por ser una provincia independiente, los lusitanos pueden “cascar al soberano Artigas… sin reñir por eso con el gobierno de Buenos Aires”  (5/5/1816)

          

        EL  PEREGRINAR  DE  ARTIGAS  RUMBO  AL  PARAGUAY
Capítulo (III)  

Por, Rubens “Chopo” Rodríguez

 

Las intrigas y la entrega, ante los portugueses para que se apoderaran de la Banda Oriental, tenían como escenario las tertulias de Río de Janeiro, donde el reciente designado, Juan Martín de Pueyrredón, como Director Supremo de las Provincias Unidas (3 de mayo 1816) por el Congreso Nacional celebrado en Tucumán, comisionó a su embajador, Dr. Manuel José García,  que con su conocimiento y suficiencia, interesara a las autoridades portuguesas, en aceptar planes bélicos que le permitieran invadir y apoderarse de la Banda Oriental, reprimiendo el accionar de las fuerzas artiguistas, para satisfacer intereses de la burguesía porteña. Pareceres y facilidades que opiniones lusitanas apoyarían de muy buen agrado, la Banda Oriental ofrecía las mejores condiciones como campo de pastoreo para los miles de animales, que desde la época de Hernandarias se venían reproduciendo.
               
                  

 ARTIGAS  DEJARÁ DE MOLESTAR

 

En comunicación con el Director Supremo, González Balcarce (junio 1816) se refería García, “...Ha recibido todo y estamos perfectamente de acuerdo. Creo que en breve desaparecerá Artigas de esta provincia, y quizá de toda la Banda Oriental. La escuadra ya aparecerá sobre las costas de Maldonado, necesitamos la fuerza de un poder extraño no sólo para terminar nuestra contienda, sino para formarnos un centro común de autoridad, capaz de organizar el caos que están convertidas estas provincias... la extinción de ese poder ominoso (el de Artigas) es igualmente necesario... la escuadra está al ancla, esperando el viento, Artigas dejará de molestar... “
La invasión ya tenía un jefe, Carlos Federico Lecor, “Barón de la Laguna”, opinando el sagaz embajador, “He tratado muy de cerca al general Lecor, me parece de buen carácter, va bien instruido“, comandando un poderoso ejército, bien armados, proyectando las operaciones con divisiones divididas en varios frentes.
Una operación bélica de agresión y conquista, impulsada y alentada, por sectores porteños desde la época de Alvarez Thomas, que por los errores de conducción –no pudo vencer a José Artigas- las autoridades lo destituyeron (16 abril 1816),  designando como Director Interino el Gral. Antonio González Balcarce, línea política que continuaría aún bajo la conducción de Juan Martín de Pueyrredón.  Cambiaban las figuras, los jefes, pero todos tendrían un cometido de antemano prefijado, combatir y destruir el mal de José Artigas.
Los engranajes de la intriga,  se movían con eficacia en Río de Janeiro - hasta con la presencia del oriental Nicolás Herrera- impulsados por las maquinaciones y criterios del diplomático porteño, Dr. Manuel José García, para aniquilar y derrotar las ideas del “jefe de los anarquistas”, entregando como pago el territorio de la Banda Oriental, y si los portugueses insistían, el límite sería el Paraná.


            
ANTECEDENTES  DE  LA  INVASION

 

La hostilidad de  Buenos Aires se acentuó al tenerse noticias que la anunciada invasión española para reconquistar sus dominios no se llevaría a cabo. El pretendido acercamiento (mayo 1815) del gobierno central con “la benemérita persona del jefe de los orientales, Coronel don José Artigas, los términos de la apetecida unión, que debe estrechar a los individuos de ambos territorios”, tarea que intentarían cumplir el Cnel. Blas José de Pico y el Dr. Francisco Bruno de Rivarola, ya no tenía razón de ser, al confirmarse que  la escuadra española, no zarpaba para el Río de la Plata, las fuerzas artiguistas no hacían falta, al contrario, molestaban. No obstante esta situación, el caudillo oriental desconfiaba, estando seguro, que el final de la historia, era que Buenos Aires, se lo quería sacar de “encima”.
El acercamiento se produciría con Portugal, que con su Corte en Río de Janeiro, prestaría colaboración para combatir a los “anarquistas artiguenses”, ocasión que serviría al imperio portugués, para invadir y ocupar la siempre codiciada Banda Oriental, y apoderarse al fin de costas sobre el Río de la Plata.
Nunca falta una excusa y un pretexto, los invasores hasta tuvieron la “gentileza” de comunicar a Buenos Aires, que las operaciones militares, se realizaban para combatir la anarquía y los ataques de bandas artiguistas, que incursionaban en territorio de Río Grande, todo realizado dentro del tratado de paz firmado (26 mayo 1812) entre, Juan de Radamaker  y  Nicolás Herrera , el primero por Portugal, el segundo oriental, bajo las órdenes de Buenos Aires,  bajo la atenta mirada y opinión de lord Strangford.,donde se comprometían a notificar llegado el caso, la reanudación de hostilidades.
               
                

 PORTUGAL  CON  FRONTERAS  ABIERTAS   



Una paradoja, mientras el Congreso de Tucumán consagraba la declaración de Independencia, pobladores de regiones de las Provincias Unidas, debían prepararse para enfrentar a un invasor extranjero poderoso, con la incitación y complicidad del Directorio, que prohibió la venta de armas a las provincias en conflicto por la invasión, cumpliendo sugerencia del Congreso, de evitar actos que  implicaran confrontación con Portugal.
La invasión portuguesa penetra en tierra oriental, su avance es incontenible, Montevideo está irremediablemente perdido para las fuerzas artiguistas, mientras que el gobierno de las Provincias Unidas, su Director y el Congreso de Tucumán, están silenciosos. No hay reclamos, a lo sumo preocupación para evitar que el general Lecor, invada el Entre Ríos, como le manifiesta el coronel Pedro Andrés García, a su hijo embajador, Manuel José.
Buenos Aires para acallar los reclamos populares y de la prensa, desde el periódico “Crónica Argentina”, se solicitaba que se declarara la guerra a Portugal, “Nuestro deber es presentarnos armados en defensa de nuestros hermanos orientales, ya que tantas veces lo hemos hechos para ofenderlos. El Director el culpable de dejar que continúe en sus funciones ese señor García... “, el gobierno hace mención de efectuar entrega de armamento y apoyo del ejército mientras trata con Río de Janeiro, y el Congreso acepta la ocupación de la Banda Oriental, con la salvedad que no se traspase el río Uruguay, para invadir Entre Ríos.
            Ante las evidencias y noticias que los aprestos portugueses proseguían a todo ritmo-preparándose para invadir la Banda Oriental, Artigas, planifica una serie de medidas y disposiciones para enfrentar y entorpecer la marcha del ejército lusitano, con sus fuerzas y medios, ya que no debía esperar nada del Gobierno instalado en Buenos Aires.
            El jefe oriental apreciando como venía la mano con la organización del poderoso ejército portugués, dispuso una planificación adecuada para enfrentar al ejército invasor que lucía el estandarte publicitario de “Ejército Pacificador de la Banda Oriental”, lo que pretendía ser una buena excusa para efectuar la invasión, colaborando además con las autoridades de Buenos Aires.
                      

 

 

EL PEREGRINAR DE ARTIGAS RUMBO AL PARAGUAY  - Capítulo (IV)
Por, Rubens “Chopo” Rodríguez

            La hostilidad de Buenos Aires ante la conformación de la Liga Federal de los Pueblos Libres, a la acción de José Artigas, referente y promotor de la misma, llegó hasta incitar a una potencia extranjera para que invadiera la Banda Oriental y regiones del norte de la mesopotamia. Se entregaban territorios históricamente pertenecientes a España, que se sentían integrantes de las Provincias Unidas del Sur, al siempre poderoso y ambicioso Imperio Portugués, para conquistar y apoderarse vastas regiones siempre codiciadas, pero ahora con la complicidad y anuencia de Buenos Aires.
            Si el año 1815, marcaría la mayor gloria de un Jefe aglutinador de las voluntades y ansiedades de varias  provincias de las incipientes Provincias del Sud, también sería el comienzo de una campaña, llena de intrigas y traiciones, para desbaratar el movimiento liberador, no ya de España, sino no del mercantilista, político, hegemónico,  de  Buenos Aires.

                    EL  COMERCIO  COMO  ARMA  DE  BUENOS  AIRES

            Artigas, debió superar muchas contrariedades, a pesar de tener siempre, “el corazón mirando al sur”, no le vino nada mal la hospitalidad  y refugio que encontró en la tierra del “Taragüi”, donde pese a las luchas de conveniencias, intrigas, no lograron modificar  la lealtad con sus postulados federales.
            Epoca que la soberanía de los pueblos se jugaba en los ríos, el triunfo del Comandante José Eusebio Hereñú, 31 de enero 1816, sobre las fuerzas de Juan José Viamonte, permitía la libre navegación del Paraná, para beneficio de los puertos de Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, medidas militares-económicas que se armonizarían en el “Reglamento Provisorio de Puertos de la Confederación Oriental del Paraná”, el 25 de abril de 1816, que desde Purificación, lo haría saber el Protector de los Pueblos Libres. Resulta ilustrativo, para el reconocimiento de las ideas y acciones de Artigas, que similar reglamento se adoptaría en 1856 por la Confederación Argentina hacia el comercio de la separada provincia del Buenos Aires.
            Las mercaderías procedentes de Buenos Aires sufrirían un impuesto del 25%, mientras que el intercambio entre los puertos de la “Liga Federal” artiguista se consideraría libre.

               MEDIDAS CONYUNTURALES NO MODIFICAN PRINCIPIOS

              En comunicación desde Purificación, Artigas, indica al Cabildo de Corrientes, “Acompaño a V.S. el reglamento provisional de comercio calculado sobre los intereses de esa provincia y con arreglo a las demás, que rolan bajo los mismos principios.
El comercio inglés se ha admitido en todos nuestros puertos y aunque no dejo de penetrar la desventaja que resulta a los Americanos, las circunstancias nos tienen ligados a la dura ley de la necesidad mientras Buenos Aires no mejore su conducta y cese de impedir el comercio por mar con sus buques.
Por esta razón y no obstante estar más franco el paso por estos ríos, que en el Paraná, mientras mantienen allí su escuadrilla, los puertos han estado cerrados por razones políticas. Este ha sido un mal presente para los Americanos, pero de él se deben esperar en lo sucesivo muchos bienes. Por lo mismo fue preciso abrir los puertos a los ingleses que solamente podían con franqueza activar el comercio con las introducciones y exportaciones.
No crea V.S., que ésta será la forma precisa del comercio. El reglamento es puramente provisorio y en ésta razón se deja ver que no son recargados los impuestos, cuando yo estoy bien penetrado de todas las circunstancias.
Yo se muy bien el manejo de los ingleses y no hay motivo para que ellos reporten una utilidad tan excedente con perjuicio de nuestros fondos. Yo se que todo derecho lo paga el consumidor, pero también se que los efectos ingleses son llevados sin reexpedido, casimires y demás, que nunca debieron creerse para las tropas.
En consecuencia he resuelto que dichos efectos no solo no deben ser abonados sino que deben ser nuevamente pagadas las sumas que a esta cuenta fueron devengadas de los fondos de esa Provincia en el cobro de derechos. Es preciso que Vs. siguiendo el sendero de la justicia, procure obrar rectamente y no macular el honor de un Magistrado que debe velar más los intereses públicos que el de los particulares.         José Artigas
Purificación, 25 de abril de 1816” (Archivo General.Corrientes)

TRABAS  AL  COMERCIO  FLUVIAL  Y  MARITIMO

La hostilidad de la ciudad-puerto, se interpondría para romper la relación de los vínculos comerciales de las provincias del litoral con Buenos Aires, al mantener actividad y relaciones con los portugueses, que con su invasión y la permanente amenaza de ocupación, sobre la Banda Oriental y regiones de la “Liga Federal” artiguista, no hacía más que poner en evidencia la complicidad del Gobierno porteño, que en cierta forma alentaba la penetración lusitana en regiones de las Provincias Unidas, como forma de aplastar el foco libertario del artiguismo.  Ante tal situación, de acuerdo a directivas del Jefe Federal, el Cabildo de Corrientes, el 28/11/1816, ordena prohibir el comercio con Buenos Aires, incautando los barcos de su pertenencia.
Esta medida la comunicó Artigas (18 noviembre 1816, Archivo General Corrientes )   “Al recibo de esta supongo en mano de V.S. mi orden general de cerrar los puertos para Buenos Aires y cortar toda relación y tráfico con aquel pueblo... y continuar la guerra contra aquel Gobierno mientras no corra el velo de sus intenciones...“haciendo mención a los motivos, que con fecha 16 expuso en una circular, “A los pueblos de la Confederación. El giro de la revolución debe medirse por el de los sucesos… El Gobierno de Buenos Aires empeñado en nuestro aniquilamiento… En medio de nuestros empeños contra esta potencia (Portugal), Buenos Aires mantiene una conducta criminal, manteniendo su comercio y relaciones abiertas con Portugal... su más puntual cumplimiento, se transcribirá a todos los pueblos por el conducto del señor Comandante de Armas de la Purificación don Gorgonio Aguiar... “
Si por el río venían los comerciantes y ejércitos de Buenos Aires, por el mar, Río de la Plata, se acercaban las naves portuguesas como apoyo a la invasión que como “oruga todo terreno” penetraba por las amplias fronteras territoriales, procurando el dominio de la Banda Oriental, teniendo como punto de llegada la ciudad de Montevideo.
Para las costas platenses, los puertos cerrados para los barcos lusitanos, prohibiendo,  “extraer intereses de la Provincia para ningún otro puerto; ni menos dar licencia a ninguna familia ni a ninguno de los ciudadanos para marchar a otro destino que no sean los de la Provincia. Es preciso que todos se sacrifiquen para conseguir la gloria inevitable de un general esfuerzo.”
            Medidas de resguardo de las riquezas provinciales, control del comercio exterior para no beneficiar al enemigo, en si, un “corralito”, para evitar que huyan las monedas de oro y sus dueños.
           

 

 

         EL PEREGRINAR DE ARTIGAS RUMBO AL PARAGUAY  - Capítulo V

 

Los temores y sospechas de Artigas, que no era bien querido por sus compatriotas que ejercían el gobierno en Buenos Aires, se confirmarían, ya que serían  capaces de pedir ayuda extranjera para destruirlo, otorgando para ese fin, territorio de provincias al Imperio Portugués, circunstancialmente ausentes del Congreso de Tucumán, que el 9 de julio del año de la invasión,  proclamara la Independencia de las Provincias Unidas.

ARTIGAS  UNA  FUNESTA  CALAMIDAD

La política y relaciones exteriores eran manejadas, principalmente en Río de Janeiro, en los salones y tertulias de la Corte portuguesa, donde las voces y comentarios, llegarían sin mayor problema a los oídos ingleses, donde el diputado platense, Manuel J. García, se encontraba muy cómodo tratando alianzas para invadir la Banda Oriental y destruir a José Artigas.
En oficio dirigido al Director Antonio González Balcarce, (9 junio 1816) prosigue con su prédica favorable a considerar a Portugal como aliado, “La extinción de este poder ominoso (Artigas) es necesaria a la salvación del país… está decidido a empeñar todo su poder para extinguir para siempre… tan funesta calamidad
La población de Buenos Aires criticaría la pasividad del Directorio ante la invasión inglesa, con manifestaciones y artículos de prensa, siendo muy fuerte la oposición, donde el Gobierno de Pueyrredón trató de aislar a los principales voceros, con destinos militares alejados de Buenos Aires.  Como Manuel Dorrego no aceptó alejarse de su lucha en Buenos Aires, sería deportado en noviembre. “Nuestro deber es presentarnos armados en defensa de nuestros hermanos orientales, ya que tantas veces lo hemos hecho para ofenderlos…”
                                  
PREPARANDO  LAS  DEFENSAS

Artigas, desde su sede en Purificación, el 30 de junio 1816 comunica a su delegado en Montevideo, Miguel Barreiro, quien conjuntamente con Fructuoso Rivera, eran las máximas autoridades de la provincia (desde julio 1815, en sustitución de Fernando Otorgués), las sugerencias y órdenes para desarrollar las defensas de acuerdo con los jefes y delegados de otros puntos de la provincia.
Le comunica ya las medidas tomadas, a Fernando Otorgués, que apreste sus fuerzas por la zona del Cerro Largo, para reunir las tropas en Santa Tecla; que Rivera, se posesione en la zona este, para impedir el paso a Maldonado. Si los portugueses desembarcan en el Río Grande, y hacen la invasión por tierra, es preciso reforzar la zona este, para la cual confluirán milicias de otros departamentos.  Artigas pide urgencia en los preparativos, y que las comunicaciones con su cuartel general sean precisas y rápidas, además se ordenará liberar esclavos para que sirvan en el ejército oriental, de acuerdo a la cantidad que tenga cada propietario.
            Informa las disposiciones que transmitió al jefe guaraní, Andresito, para que con sus legiones cuide la zona norte, traspasando el río Uruguay, para hostigar las avanzadas portuguesas.
            Dispone la distribución de las armas para cada enclave defensivo, las medidas que deberán coordinar los jefes para auxiliar puntos que sean atacados y dominados por los invasores.
 

 

             
LA  INVASION  DE  LA  BANDA  ORIENTAL

En una síntesis de los acontecimientos bélicos, que determinarían el apoderamiento de la Banda Oriental por el ejército portugués, que inician la invasión en agosto de 1816, con su ejército denominado “Pacificador de la Banda Oriental”, con más de 10 mil soldados, bien pertrechados, transitando la frontera este, sin mayores problemas aduaneros y de oposición militar, y se vienen al ataque con tres puntas, por la derecha del mapa, al mando el Marqués de Alegrete, capitán general de Río Grande, que dividía sus fuerzas, por el norte divisiones al mando del Gral. Joaquín Curado, otras viajaría más al norte, hasta las Misiones, al mando del brigadier Chagas.
Por el este penetraba lo más selecto del ejército portugués, bajo el mando del General en Jefe de la Invasión, Carlos Federico Lecor, años después Barón de la Laguna, desviando un sectorpor Cerro Largo, al mando del mariscal Bernardo da Silveira, y por el Chuy, el general Pintos de Araújo. Sumándose al ataque, por afuera  la escuadra naval al mando del Conde de Vianna.
Ante tan importantes y poderosas fuerzas, presentarían batalla los valerosos orientales y guaraníes, carentes de armamentos, sabiendo que no recibirían ninguna ayuda, más bien, traiciones y obstáculos para enfrentar al poderoso invasor, que buscaría sentar base en una región donde consideraba que estaban sus límites naturales, el Río de la Plata.
Buenos Aires le entregaba la oportunidad, facilitando el trámite de la confrontación,  prohibiendo la venta de armas a las fuerzas federales, además de pactar con el invasor la continuidad de la guerra.
           
LAS FORTALEZAS SON  PORTUGUESAS

            De las fuerzas del general Lecor, se desprendió el destacamento al mando del Mariscal Sebastián Pinto de Araújo Correa, tomando las fortalezas de San Miguel y Santa Teresa (28 agosto), preparándose para continuar viaje y pasar por Maldonado, donde su población se alteraba, al presenciar como la bahía recibía la presencia de buques con diferentes banderas, principalmente portuguesas.
            Las Autoridades de Maldonado acuerdan con las fuerzas portuguesas, para que cesen las hostilidades, el 22 de noviembre de 1816, de acuerdo a las siguientes bases, “los funcionarios públicos conservarían sus empleos; los militares que desearan dejar el servicio podrían hacerlo; los habitantes “dispersos” podrían volver libremente a sus casas debiendo presentarse al nuevo comandante militar; serían respetadas sus propiedades; no se les impondrían contribuciones y se les otorgarían recibos por los ganados, carretas, etc. que hubiera utilizado el ejército lusitano a fin de que pudieran gestionar su cobro. Como contrapartida, debía enarbolarse la bandera portuguesa, los funcionarios públicos actuarían bajo el mando y en nombre del Rey de Portugal y debían entregarse todas las armas y municiones que hubiera en la ciudad

Este acuerdo era una prueba piloto de cómo reaccionarían sectores de la Banda Oriental, dejando de lado la adhesión a la lucha artiguista en pos de lograr la independencia política, por acuerdos y ventajas que se podría conseguir mediante la ocupación portuguesa, que brindaría tranquilidad y prosperidad económica. Los nuevos habitantes de la Banda Oriental, los portugueses, lo prometían en las proclamas,  protegerían a los pobladores de todos los pueblos, de “las atrocidades del tirano Artigas”.Producida la toma y ocupación de Montevideo (enero 1817), el ejército portugués se retira de la región, dejando una guarnición en la Isla Gorriti, que serviría para mantener un intercambio comercial muy beneficioso para ambas partes. Las ventajas económicas-financieras, y la tranquilidad obtenida al cesar los enfrentamientos bélicos, aceptando la presencia portuguesa, entusiasmó a las autoridades de Montevideo, lo que minaría la adhesión oriental al ideario artiguista, iniciando la pérdida de la Banda Oriental, mucho antes de la derrota militar de Tacuarembó en 1820.
           
EL PEREGRINAR DE ARTIGAS RUMBO AL PARAGUAY  Capítulo (VI)
Por, Rubens “Chopo” Rodríguez

            Comenzaron mal las cosas para las fuerzas artiguistas en el año 1817, al caer la capital de la Banda Oriental en poder de los invasores portugueses, que demostraban de acuerdo al despliegue de poderosos ejércitos regionales, que se acercaban a las costas del Río de la Plata, en pos del viejo sueño de extender sus límites, aprovechando el “changuí” que ofrecía la benevolencia de Buenos Aires, que en cierta forma auspiciaba la ocupación de la Banda Oriental, cegada por afirmar su  hegemonía en las Provincias Unidas del Sur,  no tolerando los cuestionamientos de las provincias del litoral, unidas para lograr la constitución de un Estado, soberano y republicano, con sentido federal, tras la figura de José Artigas,  “Protector de los Pueblos Libres”.
            En cierta forma, diversas contrariedades alterarían el  plan artiguista, elaborado en 1816, de oponerse y desalojar a los que cumpliendo la permanente constante histórica portuguesa, de invadir la Banda Oriental, además de apoderarse de las Misiones Orientales, ya desde 1801, motiva que Artigas evaluando la situación de fragilidad de las fronteras, concibiera un plan ofensivo, penetrando en territorio portugués, para afianzar bastiones de defensa en regiones orientales, que pertenecieron a España, a las estancias de la “Compañía de Jesús”, “hábitat” natural de los verdaderos dueños de la tierra, los guaraníes.
            Andresito que se encontraba en Candelaria, Artigas le notifica, el 11 de enero 1816,   “Los portugueses se mueven contra nosotros según las noticias privadas que tengo, y esa última carta que se ha recibido de Río de Janeiro. En consecuencia es preciso irnos preparando de a poco y ponernos en términos de contener refuerzos de esta potencia, a quien como vecina debemos suponerla más enemiga por la experiencia que tenemos de sus procedimientos inicuos y mayormente cuando sé que su plan es decidido a ocupar todo lo que divide la costa oriental del Paraná...” 
            Una visión geopolítica muy clara tenía Artigas del afán expansionista de Portugal, de sus reales propósitos de ganar territorios, donde la sucesión de hechos históricos demostrarán que sin la presencia y actuación de las legiones guaraníticas, Portugal hubiera conquistado las Misiones Occidentales, hasta llegar al Paraná.

PLANES  DEFENSIVOS

            Artigas le ordena a Andresito, planificando su estrategia, que se retire de Candelaria, para situarse en la costa del Uruguay, observando los pueblos de La Cruz y Yapeyú. Instalado Andresito en Santo Tomé, pueblo de su infancia, reitera Artigas, (26 de marzo) “Ya he dicho a usted anteriormente que mantenga mucha vigilancia sobre la costa del Uruguay, y así con el armamento que se le va mandando procure armar a los pueblos de la costa...”
            La presunción de Artigas sobre  presencia portuguesa, se la confirmaría Andresito, “Con esta fecha acabo de recibir un parte del pueblo de Yapeyú donde notician que habían observado portugueses con algunos naturales hacia el rumbo de Curuzú Cuatiá, con yeguas y materiales robados y que venían vaqueando y matando por las capillas del pueblo de Yapeyú y por otras capillas y mataron al capataz de la capilla de San Pedro. Campamento Icapitá, jurisdicción de Santo Thomé, 24 de abril de 1816. Andrés Artigas”                      A fines de junio, Artigas comunica a Corrientes y a Andresito, que la invasión portuguesa, ya preparada, “se venía nomás”. Al cacique guaraní, le expresa, “Acabo de recibir un extraordinario de Montevideo anunciándome que Portugal preparaba una expedición de cuatro mil hombres; debían salir en el presente mes de junio para venir a sojuzgarnos y tomar todo este territorio hasta el Paraná. En consecuencia de esta medida es preciso prepararse a la más vigorosa resistencia... es de necesidad que usted pase un exhorto a todos los cabildos de los pueblos para que estén alertas y prontos para reunirse y hacer un movimiento cuando se les ordene...
Es de considerar el tenor de la proclama del jefe guaraní, donde expone claramente, las maquinaciones y traiciones de España, la dominación portuguesa de los pueblos orientales y la apelación a sentimientos cristianos, de la protección de Dios para las armas guaraníes, apelando hasta fragmentos de la Biblia, de la lucha del pueblo de Israel para lograr su libertad del yugo del Faraón de Egipto, conceptos que se ofrecieron en el Nº  64, febrero 2006, con la clara influencia (según algunos autores) de fray José Acevedo.
Andresito comunica a los pueblos guaraníes, en julio de 1816, “Siendo constante que por un favor del Cielo he sido llamado al mando de las Misiones, como para el efecto, he tenido la dicha de quitar los pueblos gobernados por Buenos Aires y rescatando los otros que se hallaban en el año anterior bajo el yugo del Paraguay, colmándome el Dios de los ejércitos de todos aquell0os beneficios que son necesarios para la empeñosa empresa de rebatir todo enemigo de la justa causa que defiendo, por tanto atendiendo, inteligenciado que las mismas, o aún mayores razones concurren en mi para libertar los siete pueblos de esta banda del tiránico dominio del portugués bajo el cual han estado quince años los infelices indios gimiendo la dura esclavitud…
Diferentes comunicaciones de Artigas, de Cabildos, de jefes militares, se cursaron a los pueblos de la Liga Federal, a efectos que se prepararan para defenderse de la ocupación portuguesa, que lamentablemente con el transcurrir del año 16, con la incorporación de nuevas y poderosas divisiones de soldados y armamentos, que la mejor condición económica de Portugal, le permitía contar con un ejército muy poderoso.
Reitera Artigas comunicación para Andresito, (3 de julio 1816), con claras directivas de ejecución del plan ofensivo, era ya preciso entrar en acción, “Con el objeto de reforzar esos pueblos y prepararlos a una defensa vigorosa anticipo la remisión del armamento, municiones y demás pertrechos... Al efecto marcha el alférez Sotelo con cuatro soldados para reunir toda la gente que no se halle empleada, arreglarla y adiestrarla. Él va sujeto a las órdenes de usted y por lo mismo es preciso que ajusten con él todas las medidas que se crean oportunas...

                  VICTORIAS Y DUDAS DE ANDRESITO

La presencia portuguesa parecía imparable en su avance conquistador, una división correntina al mando de Aranda, que se había dirigido a las Misiones Orientales, en ayuda de Andresito, fueron derrotadas en San Carlos, al igual que otra división al mando de José Artigas, en los cerros de Carumbé (27/10/1816), sumándose otra derrota en los bañados de India Muerta, al ser vencido Fructuoso Rivera (19/11/1816). En agosto el general Pintos, se apoderaba de Santa Teresa, uniendo sus fuerzas con Silveira, dirigiendo sus ejércitos a Montevideo, para que el 20 de enero de 1817, Lecor entrara triunfante y dueño de la ciudad, mientras legiones de Rivera, Lavalleja,  Otorgués, Manuel Fco. Artigas y García de Zúñiga, impedían la unión de las vanguardias de los ejércitos portugueses. Se rehacen las legiones guaraníes, ya con el mando directo de Andresito, que en los primeros días de setiembre traspasó el Uruguay, con dos victorias, una en Rincón de la Cruz, para días después poner sitio a San Borja (21/9/1816)  por varios días, punto importante de las fuerzas portuguesas y cuartel general del Brigadier Francisco Dos Chagas Santos.
El día 25, Andresito por nota intima la rendición de la plaza, en el término de 48 horas, no se rinden los portugueses ni Andresito decide el ataque para ocupar el pueblo, lo que dará tiempo para recibir auxilio de una partida al mando del teniente coronel Abreu (3 de octubre), que logra desalojar la presencia  de los guaraníes, que repasarán el Uruguay, cuando los sitiados portugueses estaban a punto de rendirse,  lo que motivará una reprimenda de Artigas al jefe guaraní, de no atacar y tomar San Borja, sin lástima ni pérdida de tiempo y de las formas y tácticas de guerra, indicando, “Los buenos militares deben hacer la guerra sin ofender los derechos de la humanidad... que la clemencia debe comenzar recién cuando las armas enemigas sean vencidas y rendidas, no antes...”. Artigas le renueva su confianza, que busque reorganizar sus fuerzas que ya llegará el momento de utilizarlas, “... eleve el ánimo de los indios desparramados por los contornos de la laguna del Iberá...”

EL PEREGRINAR DE ARTIGAS RUMBO AL PARAGUAY- Capítulo VII
Por, Rubens “Chopo” Rodríguez

            Sin duda que la vacilación de Andresito, de no ocupar el pueblo de San Borjas, en las condiciones favorables que presentaba la oportunidad, de vencer a las fuerzas lusitanas acantonadas bajo el mando del Brigadier Francisco Dos Chagas Santos, alteraba el plan militar de Artigas, de introducir sus movimientos militares en regiones portuguesas, cortando las vías de apoyos de abastecimientos, dificultando por lo tanto, el desplazamiento de las fuerzas invasoras en la Banda Oriental. Por otra parte se van escalonando las contrariedades que sufrirá Artigas, ya sea por la acción militar de Portugal, pero lo que es peor, por las intrigas y traiciones de los sectores unitarios guarecidos en Buenos Aires, a los que se le sumarían, despacito y sin mayor ruido, sectores y personajes orientales, que se gratificaban con la presencia portuguesa, en las concurridas calles comerciales de Montevideo, Maldonado, entre otros centros poblados.

DEMORAS  FATALES

            En setiembre, Andresito cruza el río Uruguay, por Itaquí, logrando superar la guardia portuguesa. Al día siguiente en su marcha, los guaraníes vencen en San Juan, para lograr el día 16, gran victoria en Rincón de la Cruz, marchando en dirección a San Borja, donde estaba acantonado el Brigadier Francisco Dos Chagas Santos, acercándose al lugar el día 21.
            Un poco más al sur, el mismo día, el Jefe guaraní Pantaleón Sotelo pretende cruzar el río Uruguay, por el Ibicuy, siendo hostigado por fuerzas de José de Abreu. Recién el día 24 Sotelo logra trasponer el cauce de agua, acudiendo a San Borja, donde era esperado, para unir sus tropas con las de Andresito, donde resultaría, una explicación de la demora y vacilación de las fuerzas sitiadoras, de lanzar  la ofensiva para rendir la plaza de San Borja.   
            Las fuerzas de Abreu, en conocimiento de la situación del sitiado Chagas Santos, emprende marchas forzadas, a donde arriba sorpresivamente el 3 de octubre, día que Andresito planeaba dar el asalto al pueblo, junto con las fuerzas de Sotelo, ya en su campamento.
            El combate es desfavorable a las fuerzas guaraníes, dejando en el campo de batalla 400 muertos, debiendo trasladarse a la costa occidental del río Uruguay.

REPRIMENDA  AL  FIEL  ANDRESITO

El no cumplimiento de las órdenes que debían ejecutar las legiones de Andresito y Sotelo, impedía la unión, como había planificado Artigas, de sus fuerzas junto a las de José Antonio Berdún, con las guaraníes, que avanzarían sobre las regiones ocupadas por los portugueses, tratando de alejarlas de las cercanías de las Misiones Orientales y Banda Oriental. De ahí la contrariedad y malestar de Artigas con su fiel y noble lugarteniente, lo que motiva una dura pero sensible comunicación con Andresito, recriminando su accionar frente a una situación bélica, dentro del plan defensivo-ofensivo, de hacer la guerra a los lusitanos en el propio territorio de las Misiones Orientales.
            “Siendo Ud. alto objeto de mi estimación, con alto dolor mío dígole que Ud. no ha observado celosamente las repetidas y terminantes órdenes que le dirigí a Santo Tomé. Debió Ud. atacar y tomar San Borja, sin lástima, y sin pérdidas de tiempo… Aunque la suerte no se canse de desairarme, yo no me cansaré, pues me sobran los bríos para reiterar la protesta de no dejar las armas de la mano hasta no contemplar a nuestra patria libre de los tiranos que la oprimen… Redoble su entusiasmo y empeñe todos sus esfuerzos para el golpe que ha de quebrar el centro de hierro que ostenta el conquistador. No se preocupe por la caída de Montevideo… No protesto de que Ud. sea particularmente responsable de los irremediables contrastes sufridos; antes bien, hago un llamado a su corazón y espero que sabrá recuperar con valentía, cuando yo lo disponga y avise, la espada que perdió frente al pueblo de San Borja, su amada cuna y la de sus padres.”.

OFENSIVA PORTUGUESA

Prosiguieron los lusitanos su acción, trasponiendo el río Uruguay, ocupan el pueblo de La Cruz, (19/1/1817) debiendo Andresito replegarse al sur. Ante la reiteración de derrotas y afirmación de la presencia portuguesa, Artigas y el Gobernador Méndez, solicitaron al Cabildo que enviara refuerzos, que reunidas en Curuzú Cuatiá, a mediados de diciembre, bajo las órdenes del comandante Juan Bautista Fernández y del Capitán León Esquivel, se dirigieron a las puntas de Quaró.
 Nuevas fuerzas se concentran en Curuzú Cuatiá, al mando del comandante Manuel Antonio Ledesma, pero carentes de armas, mientras que los portugueses se internan en Misiones, el pueblo de  Corrientes presiente el peligro de la invasión a su territorio, ya con los invasores en la “Tranquera de Loreto”. El Cabildo y pueblo en general, le solicitan al Jefe Oriental Artigas que “haga regresar a la división correntina que mandaba Méndez para tener con que defenderse y el caudillo, en un noble gesto, que contrastaba con la cómplice neutralidad del Directorio con los portugueses, accedió al pedidoEl Gobierno Directorial no quiso ni siquiera vender armas a Corrientes y a los otros pueblos que luchaban contra la invasión portuguesa, siguiendo directivas expresas del Congreso de Tucumán que prescribían la prescindencia de todo acto que importara una declaración de guerra a Portugal. Por culpa de esta actitud mezquina perdimos la Provincia Oriental  (Antonio E. Castello, “Historia de Corrientes” Pag.181)
El Director Pueyrredón, como salvando las apariencias delegó en el Coronel Nicolás de Vedia ante el General Lecor, que lo visitó en Maldonado, para “intimarlo” para que desalojara la Banda Oriental y que volviera a las fronteras naturales, lo que fue comunicado a José Artigas y a Montevideo. Los resultados, Lecor lo habrá saludado al Coronel Vedia, deseándole buen regreso a Buenos Aires, para seguir con sus planes de conquista. El sutil Pueyrredón jugando con la necesidad de los orientales y litoraleños, prometía ayuda (?) para la defensa de sus territorios, pero debían subordinarse al mandato y acatamiento de la autoridad del Directorio.  El Jefe Oriental, responde con firmeza, el sentimiento general de los pueblos bajo su protección, “El jefe de los orientales ha manifestado en todo tiempo que ama demasiado a su patria para sacrificar este rico patrimonio al bajo precio de la necesidad”.
Los portugueses destruyen el pueblo de “Nuestra Señora de la Santa Cruz”, se salva de la tragedia, el “Cuadrante Solar” (Reloj de Sol) construido el 26/3/1730, ubicado en el antiguo patio del Convento. Una columna de piedra labrada, en su capitel están grabadas las letras IHS, que significan, “Jesús, Hombre, Salvador”, del otro lado un monograma de la “Virgen de los Dolores”, que por igual se encuentra en las ruinas de San Ignacio Miní, en Misiones, ya que era el distintivo de la “Compañía de Jesús”.
Se mueve y avanza la maquinaria bélica lusitana, ya llegando a las riberas orientales del Paraná superior, derrotando a las fuerzas guaraníes del comandante de Itatí, Ignacio Baybé,  defensores de Candelaria, en la batalla de “Guiratingay”. Al tener noticias de la novedad, Artigas se extrañó que el Comandante Esquivel, próximo en la región, no hubiera prestado auxilio a las fuerzas guaraníticas. Para el historiador y  estudioso de la problemática histórica de la región, Hernán Félix Gómez, cabría una explicación: “Una era que, los hombres de Corrientes eran desafectos a los pueblos guaraníes desde la época de la colonia, pues ellos representaban la usurpación jesuítica, heredada como procedimiento por las administraciones civiles que siguieron a la expulsión de la Compañía de Jesús y reafirmada por el caudillo Andrés Artigas, erigido en Gobernador de Misiones por el Protector. Otra que las fuerzas guaraníes eran indisciplinadas, destrozando en la derrota y en la victoria lo que encontraban en su camino”.
 Razona Hernán F. Gómez, otros factores y razones limitaban para Corrientes la posibilidad de resistir con éxito a la acción exclusiva de su milicia, “ los oficiales portugueses al frente de las partidas actuantes hicieron llegar a los comandantes militares de su frontera con Misiones las instrucciones oficiales de su Gobierno; luchaban no contra los pueblos regulares, disciplinados y constituidos, sino contra el desorden y la anarquía; el propósito decían, no era conquistar sino hacer respetable el orden en la frontera, y es obvio que bastaba que Corrientes se separase de la Confederación Oriental o adoptase una neutralidad en la guerra contra Artigas, para que su territorio fuese respetado”.

 

RECONQUISTA  DE  LA  CORRIENTES  FEDERAL

            Al tener novedades Artigas de los planes para alejar su influencia de la provincia correntina, por noticias enviadas por Escobar, ordena al Comandante General de las Misiones, Andresito, que se ocupe de sofocar la intentona golpista acaecida en la capital de la provincia de Corrientes, como “Pacificador y Reconquistador de Corrientes”. Además había llegado a poder de Artigas, comunicaciones de Vedoya con el ejército portugués al mando del general Chagas, donde especificaba que su accionar estaba ligado a directivas con Buenos Aires y Paraguay, y que la provincia de Corrientes, se someterá a las órdenes del gobierno portugués, “lo indicaba por haber protegido la huída del obispo Orellana. ¡Conducta criminal! Que solo por vengar sus particulares pasiones y por una desmedida ambición al mando, quisiere entregar la Patria a una extranjera y enemiga Nación”  (Diego Mantilla, “Memorias, de Fermín Félix Pampín”, Pag. 66)
 Andresito desde Santo Tomé se dirige a Candelaria, donde se habían asentado divisiones paraguayas, a las que logra desalojar del territorio misionero, logrando reunir  “mil indios de lanza” (autores mencionan el doble), concurriendo en los primeros días de julio de 1818, en la estancia de San Antonio de Itatí (hoy Berón de Astrada), posición que ya inquietaba a la población de la capital. El Cabildo reacciona enviando fuerzas al mando del Sargento Mayor Casado, que inicia sus acciones, remitiendo presos a la capital al cura párroco Juan Capistrano de Meza, al Juez Comisionado Juan F. Meza y a Lorenzo Amaro, “por ser partidarios de los invasores”, es decir de las huestes de Andresito, comandadas en primera instancia por Pantaleón Sotelo.
            Una formación de los guaraníes al mando de Lázaro Yaguacá, acampan en las “Lomas de Caá Catí”, iniciando escaramuzas, las partidas indígenas se escabullen entre los pastizales, esteros y lagunas, mientras las fuerzas de Casado malgastan municiones, hasta que se entabla una batalla directa.
            Las fuerzas del porteño, José Francisco Casado, más la división de artillería al mando del español, José Fernández Rueda, se componían de alrededor 700 efectivos. En la madrugada del 14 de julio, las tropas guaraníes, 400 efectivos (aún no se tenían los refuerzos de La Candelaria) debieron retirarse por el mejor fuego de las tropas correntinas, sufriendo estas ocho bajas, entre ellas el capitán Ambrosio Medina, mientras que los guaraníes, 32 muertos y varios prisioneros.
Pero el Sargento Mayor Casado calculó mal su enfoque de los combates y la guerra, comunicando el 20 de julio al Cabildo “que en las fronteras del norte no quedaba ninguno de los indios invasores” (Prof. Eduardo Rial Seijo).
            Con la idea que había “espantado” a los indios, Casado deja Caá Catí, con una guarnición reducida, la que  finalmente será vencida por las legiones de Andresito.

 

            EL PEREGRINAR DE ARTIGAS RUMBO AL PARAGUAY- Capítulo VIII
Por, Rubens “Chopo” Rodríguez

            El fracaso de la reconquista de las Misiones Orientales por las huestes guaraníticas comandadas por Andresito, alteraría toda la planificación de Artigas, no solamente confirmaría la posesión de los portugueses sobre el territorio misionero oriental, sino que además facilitaría el accionar de los ejércitos portugueses, que invadiendo regiones al oeste de sus dominios,  procuraban dominar las costas del Río de la Plata, del Uruguay, y hasta del Paraná, con sus excursiones de conquista.
            Además los acontecimientos bélicos desfavorables a las armas y pueblos comandados por Artigas, despertarían los intereses de hegemonía de los sectores gobernantes afincados en Buenos Aires, que llegaron incluso a coordinar con los portugueses las acciones bélicas contra regiones y pueblos que mantenían la enseña tricolor de los Pueblos Libres, la epopeya artiguista encontraría dificultades insalvables, lo que llevaría el desmoronamiento del ideario del Protector, que le haría perder el control de la situación, ya que todos al final, “jugarían” contra él.

LA  GUERRA  VIENE  DEL  SUR
    
La influencia de Buenos Aires en los manejos políticos-económicos en la provincia correntina, creaba bandos antagónicos dentro de la clase dominante, de acuerdo a las ventajas que pudieran obtener de prosperar las diversas tratativas de poder, ya sea inclinándose a los designios de la ciudad puerto o al ideario artiguista de sentido federal, igualitario y democrático.
La provincia de Corrientes constituía, por su ubicación geográfica, con riberas en los ríos Paraná y Uruguay, con enorme importancia económica, paso obligado para llegar al Paraguay, con importantes asentamientos y poblaciones de raíz guaranítica, un bastión importante para continuar la lucha en procura de afirmar el destino federal de los pueblos.
La invasión portuguesa, que contó con la complicidad del Directorio y fuertes sectores de Buenos Aires, ocupando la Banda Oriental, amenazando a Misiones y Corrientes, que sufrieron depredaciones múltiples, alteraron las metas de la integración de la “Liga de los Pueblos Libres”, al germinar la duda de la conveniencia o no, de la alianza del litoral con Artigas.
 Lo que si era claro, la mayoría aceptaba y respaldaba, la concepción federal en la integración de la nación. La tarea de Artigas, los escollos, trabas y traiciones que debió sufrir el caudillo oriental, el amplio territorio que debió atender ante la expansión portuguesa, mellaron y desgastaron su accionar, por consiguiente su influencia, ya que para la visión del caudillo, situado en una región, las soluciones no eran las que con ansiedad esperaban los lugareños de los diferentes lugares, cuyo mandato pese a todo, era respetado.
Ante la debilidad de la posición de Artigas, el Director Pueyrredón, creyó oportuno insistir en el derrocamiento del caudillo oriental. Militarmente, enviando tropas a Entre Ríos,  en primera instancia, al mando del General Marcos Balcarce, derrotadas por fuerzas correntinas  al mando del Capitán Carlos Pérez,  en la batalla de “Saucesito”, en 1818, para reiterar fuerzas porteñas, al mando del Coronel Luciano Montes de Oca.
Desde el punto de vista ideológico, representantes, que escondiendo sus reales propósitos, arriban a  Corrientes, con el pretexto de actividades económicas.

            En 1818, ya realizado el Congreso de Tucumán, donde Corrientes no participó, delineando provisoriamente una figura de mapa geográfico, con provincias y regiones afines a la política de Buenos Aires y otras con mayor dosis de espíritu de autodeterminación, aglutinadas bajo la dirección política-militar de Artigas, manteniendo siempre el caudillo, la visión de conformar realmente las Provincias Unidas, pero sin la sujeción a la política monopólica de Buenos Aires, cuya influencia comercial ahogaría las economías provinciales, con los dividendos del puerto únicamente para su beneficio, en Corrientes proseguían las acciones de socavar la conducción política del artiguismo, con permanente intriga y rumores alarmantes.

SOSPECHOSO  EMISARIO

            Como exponente de las actitudes que buscaban el deterioro del Gobierno local, arriba a Corrientes (28 de marzo 1818), para concertar operaciones comerciales (?) el ex - Tte. Gobernador Coronel Elías Galván (en realidad espía de Buenos Aires), ducho en intrigas políticas y otros menesteres, protegido en su tiempo por Carlos de Alvear.
            Según el historiador Hernán F. Gómez, Elías GalvánTraía la promesa de que la provincia de Corrientes sería respetada, y que su legítimo federalismo encontraría, con una oportuna representación en el Congreso de Tucumán, la personería institucional correspondiente”.
            Sutilmente las opiniones y mensajes de Galván, recorrían las tertulias sociales de las “clases decentes”, donde se prestaba mucha atención a las iniciativas que rindieran dividendos económicos y que políticamente alejaran la posibilidad de compartir poder y riquezas con los indios, raza útil para servir, para trabajar, pero nunca para competir en la explotación de los negocios.
            El Gobernador Méndez debió recibir la visita del “ilustre” funcionario correntino, que según el implacable historiador, Manuel Florencio Mantilla, Galván se aprovechó de la situación, “... maltrecho Artigas, Méndez se ablandó con dádivas, pues era tan venal como vicioso”. No tan cáustico con el Gobernador, en la opinión de Hernán F. Gómez, “...  Méndez se dio cuenta de la difícil situación de Corrientes, tal vez anticipó su prescindencia conforme a su criterio... a la situación de la provincia, con esa doblez característica de quien no sabía enfrentarse a las corrientes de opinión”
            Poco a poco se sumaban voluntades que terminarían derrocando al Gobernador Juan Bautista Méndez, civiles y militares. Se armó la asonada, por el norte se movilizó el capitán José F. Vedoya, tomando Caá Catí, apresando al Comandante Santiago “Tatú” Monzón, llegando por sorpresa el 25 de mayo de 1818 a Corrientes con 600 hombres, encarcelando a Méndez, instando a que el Cabildo lo nombrara Gobernador Interino.  “Atrabiliario y malo, ninguno lo quería; ambicioso e inepto, era un estorbo fatal; su pronunciamiento, además, desconcertó el plan trazado... “Breves historias de los correntinos y sus pueblos” Nº 6,  Prof. Eduardo Rial Seijo (El Diario de Corrientes) 1994

 

 

 

APOYO A  MENDEZ,  SALVAJADA CONTRA GUARANIES

            El Capitán Escobar, al tener noticias sobre los sucesos, marchó a San Roque, reuniendo las fuerzas de Curuzú Cuatiá, San Roque, Goya Yaguareté Corá, cambiando su confusa posición inicial, ya que apoyaba el gobierno de Méndez, y fidelidad federal, proponiendo al Cabildo, principios de julio, deponer las armas, si Vedoya hacía lo mismo y reponer a Méndez. Por separado, mientras en la capital deliberaban, los dos militares acordaron tregua en sus acciones, permanecer en sus campamentos, hasta la realización del Congreso.
            Reunido el Congreso, 23 de julio, se suceden varios hechos que cambiarían el curso de la historia, primero, que las fuerzas del Capitán Escobar, sufren el abandono de oficiales por estar descontentos de su proceder, además enemistados entre ellos, aprovechando la situación el Capitán Vedoya, que rompiendo el pacto de tregua entre ambos ejércitos, envía una legión contra Escobar, al que derrota en combate cerca del río Corriente, refugiándose el vencido en Curuzú Cuatiá acompañado por el irlandés Pedro Campbell.
            La decisión trágica de Vedoya,   “enviar al alférez José Mariano Torres, para castigar a los indios de Garzas, que habían auxiliado a Escobar, llevando a cabo una horrible matanza, sin tener en cuenta si eran hombres, mujeres o niños, incendiando el pueblo que ya no fue repoblado”, (Antonio E. Castello, Historia de Corrientes”). “... De sobre sesenta personas, solo tres obtuvieron  perdón de las vidas... cristaleras con el Santo óleo, aras consagradas, efigies de santos, todo es arrojado y profanado y en tal grado, que ni las bestias, cuyo instinto es cruel, no estaría apagado el enérgico sentidos de la piedad... Espanta la imaginación la pintura de esta carnicería; la que nunca se presentará a la memoria sin que gima la humanidad... “ (Diego Mantilla, “Memorias” de Fermín Félix Pampín).
            Enterado Artigas de los acontecimientos, decide que el mejor “carrilero” de su equipo militar, con su trajinar por las bandas del Paraná y Uruguay, se ocupe de sofocar la intentona golpista, marchando Andresito, a cumplir la tarea con éxito, como “Pacificador y Reconquistador de Corrientes”

 

 
EL PEREGRINAR DE ARTIGAS RUMBO AL PARAGUAY – Capítulo IX
Por, Rubens “Chopo” Rodríguez

            Si los territorios correntinos y misioneros, agitados por el accionar de los intereses de Buenos Aires, distraían la atención  de Artigas, con los problemas y urgencias que se presentaban en su Cuartel General, no menos eran los que se aparecían a sus espaldas, ya que el año 17, -nunca mejor la mala suerte-  despuntaba con negros nubarrones por el este, nubes cargadas de humaredas de guerra, olor a pólvora,  devastación, incendios y polvo de las numerosas y poderosas legiones militares portuguesas, que en pos de conquista se adentraban al territorio de la Banda Oriental, con clara determinación de conquista.

MONTEVIDEO  FALA  PORTUGUES

            Los montevideanos de la época, se mostraron simpáticos con los visitantes, que no tenían pasaporte de turistas ni viajeros de cruceros, sino que eran representantes del Imperio Portugués, que venían hacerse cargo de territorios que consideraban de su propiedad. Los partidarios de Artigas, en el gobierno de la ciudad, su principal, Miguel Barreiro, las fuerzas militares de la ciudad, comprendiendo que sería inútil presentar resistencia, deciden evacuar la ciudad, estableciéndose en el Paso de la Arena.
            La ciudad quedó bajo el mandato del Cabildo, que habrá preparado muy bien el recibimiento de los portugueses, con elementos y adornos que aportarían los porteños, al fin contentos de haber desalojado del Río de la Plata, la influencia del artiguismo, cuando el lunes 20 de enero 1817, se aplaudía y se vivaba la entrada de los “visitantes”, comandados por el general Lecor, “Barón de la Laguna”.  Las autoridades (las que quedaban) entregaron las Llaves de la Ciudad, acto realizado por Dámaso A. Larrañaga (el 19 de enero) quedando la misma bajo la protección del Imperio Portugués.
            Artigas, ya tenía dos contendientes, Buenos Aires y Portugal, un enorme territorio para defender su soberanía. No sería un futuro de paz y tranquilidad.

                       ARTIGAS  DOMINABA  EL  MEDIO CAMPO

            Las fuerzas artiguistas, desalojadas de Montevideo, se aglutinan  en el centro de la provincia, además de mantener bajo control, el importante territorio de Maldonado, con las fuerzas de Lavalleja, Rivera, Otorgués, Manuel F. Artigas, Paulino Pimienta, entre otros patriotas, como forma de hostilizar las excursiones portuguesas en busca de alimentos, además de entorpecer los vínculos que deseaban mantener con sus otras fuerzas invasoras en la Banda Oriental.
            Las argucias de amistad para atraerse a los principales lugartenientes de Artigas, son una de las primeras armas del conquistador, que en el persona del mariscal Sebastián Pinto de Araujo Correa, distribuía promesas de cargos y honores para los que abandonaran la lucha, y se pasaran al ejército invasor.
            Se suceden batallas, con suerte incierta para los artiguistas, que ya hemos mencionado en notas anteriores, pero son continuos los enfrentamientos, ya que sus principales capitanes, Lavalleja, Manuel Artigas, Oribe y Rivera, -este designado Jefe de las fuerzas sitiadoras de Montevideo- prosiguen coordinando acciones militares.
            Fructuoso Rivera, informa al Cabildo de Maldonado, “Una división enemiga se ha desprendido de su formación, avanzando aceleradamente por el terreno Oriental. – La fuerza que obra á las órdenes del Jefe Supremo es mas que suficiente para rechazarlos. Sin embargo, como nada debe aventurarse en la guerra, cuando se promete la seguridad del suelo, ha tenido por bien S.E. ordenarme marche inmediatamente con algunos escuadrones de caballería a concentrarme al ejercito principal dejando en este punto la tropa capaz de estrechar la línea, apoyada en los esfuerzos del as milicias cívicas de los 4 departamentos y por Jefe interino de la derecha hasta mi pronto regreso al sr. coronel ciudadano  Manuel F. Artigas, en quien quedan depositadas tanto las atenciones del enemigo como las relativas al orden y tranquilidad publica, que le son especialmente encomendados. [...]
Campo volante, 26-4-1818”
            Era la demostración que las fuerzas lusitanas, extendían sus líneas, se lanzaban al ataque, por todas las puntas de la región, por el norte traspasando el Uruguay, hasta refrescarse en el Paraná, los pueblos misioneros son despiadadamente avasallados, destrozados, sin perdón de vida, y en el sur, los caballos y las ruedas de los transportes invasores, se ponían en movimiento para lograr en los campos de batalla, la anexión de la Banda Oriental al reino de Portugal, que ya lo era en los hechos con la apropiación de las feraces tierras por los ganaderos y latifundistas riograndenses.

 

NO HAY MEJOR DEFENSA QUE UN BUEN ATAQUE

            Quizás Artigas, no haya pronunciado la famosa frase futbolística, pero está comprobado que tuvo la genial idea llevar la guerra al campo enemigo, hostilizar las vías de abastecimiento, ubicando sus defensas en zona, para trabar los desplazamientos de los portugueses, y tratar unir las vanguardias orientales, cerrando el constante avance invasor.          Lamentablemente, insuficientes medios bélicos, extenso territorio a cubrir, además del error de cálculo y vacilación de Andresito, en tomar San Borjas, llevaría a debilitar los embates artiguistas, que irían mermando con el tiempo, ya que la ofensiva portuguesa resultaba imparable.

ARTIGAS,  OJO  ATENTO  CON  LAS  MONEDAS

            La responsabilidad de Artigas, como Jefe Superior, de las fuerzas integrantes del Protectorado de los Pueblos Libres, no solamente incumbía en lo militar, en otros aspectos su opinión, control, y como se debía proceder con los intereses provinciales, marcaba y señalaba líneas de conducta, con puntualizaciones que ahuecadas en los techos de paja de un rancho, quizás tengan más fuerza engoladas salas de conferencia.
            Le comunica al Tesorero Ministro de Hacienda, Manuel Mantilla (Corrientes), “Soy recibido de los estados que presentan el cargo y data y las existencias de esa Caja. V.S. deberá presentarlas mensualmente a ese Gobierno. El debe remitírmelas con el visto bueno y le corresponde activar todas las providencias por el más escrupuloso  recaudo en los intereses de la Provincia.
Salud y Libertad. Purificación, 16 febrero de 1818
            Pero Artigas, además responsabiliza al Cabildo correntino, en la misma fecha, solicitando que las informaciones contables del Ministro de Hacienda, deben ser controladas por sus integrantes, para después ser elevadas a su consideración,  con los detalles y descargos especificados. Exigía responsabilidad, en el cumplimiento de los actos fiscalizadores.

GUERRA  A  BUENOS  AIRES

            Años complicados y engorrosos para el Protector, el panorama era de sucesivas confrontaciones con sus adversarios, aglutinando los intereses de Buenos Aires y Portugal, por lo que no queda otra alternativa de declararle la guerra a Buenos Aires,  cuestionando la política del director Pueyrredón, de invadir la Banda Oriental por las fuerzas portuguesas.
            Las fuerzas del Protector iban perdiendo territorio, las más cercanas a su terruño, apreciaban desilusionadas sus pocas y débiles fuerzas militares.
            Por otro lado, el invasor conquistaría adeptos, con tratamiento proclive a mantener el orden existente, asegurando el comercio, los cargos y galones militares. Se dificultaba mantener la pasión por la lucha contra el invasor, cuando los beneficios de la nueva situación, pasaban por las puertas de las casas y ranchos.
            Como reflejo que la situación no era la misma, algunas decisiones y órdenes  de Artigas, que sin perder autoridad, no eran acatadas al haberse constituido otras esferas de poder.
            El Cabildo de Maldonado, de acuerdo a la indicación de Artigas, debía proceder a la elección de un Jefe Militar, por lo cual hubo acuerdo en designar, en tan importante puesto, a don Juan Paulino Pimienta, el que responde el 2 de octubre 1818, que no hallándose suficiente para el cargo, sugiere una nueva elección. Además, Pimienta, hace notar que está a las órdenes, “del Sr. Comandante en Jefe don Frutos Rivera, desde agosto de 1816, sirviendo como un paisano amante de la Libertad de su Patria” 

           
EL  PEREGRINAR  DE  ARTIGAS  RUMBO  AL  PARAGUAY- Capítulo X
Por, Rubens “Chopo” Rodríguez

            Artigas, debió enfrentar a sus enemigos internos y externos, empleando una rígida conducta, cuyo norte era la libertad y felicidad de los pueblos, que lo habían elegido como Protector,  que a ellos debía su comportamiento, aunque debiera dictar normas, edictos, que afectaran parcialmente la vida de los mismos, por ejemplo la actividad comercial.
            Vale la pena transcribir, la nota del 4 de febrero de 1815, al Gobernador Intendente de Corrientes, José de Silva, donde Artigas, expone con una visión esclarecedora, las dificultades que deberá enfrentar, para mantener sus principios. Además en el oficio expone su concepto como ejercer la justicia, para resguardar el sacrificio de los pueblos que aman y veneran la libertad.
Se sorprende de los reclamos que hacen algunos sectores para mantener el comercio con los enemigos declarados de Buenos Aires, aduciendo penurias económicas. En la nota, Artigas  señala el diseño de la bandera de los Pueblos Libres.

YO  NO  FIRMÉ  SU  EXTERMINIO

(f. 090) “Por las comunicaciones oficiales que acaba de incluirme el Comandante General de Entre-Ríos don Blas Basualdo acabo de cerciorarme de los motivos que dieron mérito al arresto de Don Angel Fernández Blanco y de que Ud. por su comunicación de 16 de enero quedo satisfecho manteniendo siempre en clase de arresto. Ojala que nuestra generosidad no sea una barrera a su escarmiento y que no tenga en adelante un motivo de reprender su comportación. Pero es de indispensable necesidad que Ud. lo remita a este Cuartel General en la misma clase de arresto para que dé cuenta de su comportación. De lo contrario todos los días estaremos prodigando sacrificios y la sangre se derramará impunemente por 4 hombres de mala fe, y que su ambición los precipita al último grado de obstinación. Las consecuencias son fatales. Ud. mismo las ha palpado en las diversas ocasiones que nos hemos esforzado por salvarlos; en cuya virtud deberemos adoptar otras providencias, ya que nuestra moderación ha servido únicamente ………………………………..
(F. 090b) a mayores desafueros. Por la misma quiero se apersone don Angel Fernández Blanco en este Cuartel General para hacerle los cargos convenientes. Yo no firmaré su exterminio, pero tampoco consentiré que obstruya los pasos a realizar la libertad por la que tan dignamente se sacrifican los pueblos que la aman y veneran. Si en su concepto no son sanos estos principios, yo le franquearé el paso para que se una a los de su redil. Entre nosotros no queremos lobos vestidos de piel de oveja, por que asi nos hacen la guerra más furiosa. El que sea enemigo declárese y sabremos contrarrestar armas con armas y hombres con hombres, pero que a fuerza de intrigas e intereses quieran oscurecer nuestra virtud y hacer que triunfe la indignidad; crea es el dolor, que ha mucho tiempo traspasa mi alma, y por el cual me sacrifico hasta ver reinante la justicia. Esta exige el castigo de los delincuentes y el premio de los virtuosos. Sin estas dos bases ni tendremos Patria, ni se conseguirá la Libertad, sino que triunfará las voz ambiciosa del hombre tirano.

                 

 

LA POBREZA  NO  ES  UN  DELITO

La experiencia de la revolución me lo ha hecho entender, y por lo mismo he tocado los últimos extremos. Ud. ha visto el plan de……………………………….
(F. 091) terrorismo de Buenos Aires, y el no me ha dejado otro recurso que hacer entender a los hombres que la fuerza no debe presidir sus resoluciones, sino la razón y la justicia y que esta no anda desnuda de poder para hacerse respetable ante los delincuentes.
            Igualmente me ha sorprendido la solicitud de ese pueblo para sostener su comercio con Buenos Aires y que aleguen por pretexto su pobreza y caimiento. Bajo de estos coloridos encubren su ambición los mismos y con falsas apariencias del bien del país halagan el corazón de los incautos para el entable de su iniquidad. No se me oculta que el comercio es la base de la felicidad de los pueblos, pero tampoco ignoro que el comercio con un pueblo enemigo no acarrea sino desventajas, y por lo mismo me es muy extraño, que habiéndose declarado Buenos Aires contra todos los pueblos, quiera Corrientes continuar sus relaciones mercantiles. La Banda Oriental y los pueblos que le siguen están en esta privación y quizás con bastante verdad puedo asegurar, que hace 5 años, que tiene estancadas todas sus negociaciones, sin que esto haya bastado a sofocar su razón ni a ceder en sus derechos. La pobreza no es un delito y no obstante que yo, mis oficiales y soldados …………………………..
(F. 091b) acompañados de este benemérito vecindario andamos 5 años rodeados de la miseria, ello no ha bastado a sofocar sus sentimientos de honor sino a esforzarse por realizarlos y concluir la obra porque tan dignamente se sacrificaron. Si este ejemplo no sirve de lección a los demás pueblos, habremos concluido  que se acalló en ellos la virtud. No puedo creerlo de Corrientes después que ha prodigado varios sacrificios en su obsequio. Por lo mismo espero que convencidos los buenos Americanos de mis insinuaciones no entablaran una solicitud que los degrada. Antes por el contrario Ud. debe tomar la providencia de embargar todo buque de comercio, sea de quien fuera, que vengan de Buenos Aires y mantenerlos desarbolados en los puertos y sus intereses depositados dándome parte de todo para resolver lo conveniente.

                           LA  BANDERA  DE  LOS  PUEBLOS  LIBRES

Entre tanto que las cosas no se solidan, es precisa toda escrupulosidad y cuando a Ud. se le ha confiado el cuidado del pueblo, es con la esperanza de que cumpliera con su deber. Por lo mismo es necesario que su decisión sea tan declarada como la nuestra. Por lo mismo la bandera que se ha mandado levantar en los pueblos libres, debe ser uniforme a la nuestra, si es que somos uno en los sentimientos. Buenos Aires hasta aquí ha engañado al mundo entero, ……………………………………………………………………………………
(F. 092) con sus falsas políticas y dobladas intenciones. Estas han formado siempre la mayor parte de nuestras diferencias internas y no ha dejado de exitar nuestros temores la publicidad con que mantiene enarbolado el Pabellón español. Si para simular este defecto ha hallado el medio de levantar con secreto la bandera azul y blanca; yo he ordenado en todos los pueblos libres de aquella opresión que se levante una igual a la de mi Cuartel General: blanca en medio, azul en los dos extremos y en medio de estos unos listones colorados signo de la distinción de nuestra grandeza, de nuestra decisión por la República y de la sangre derramada para sostener nuestra Libertad e Independencia. Así lo han jurado estos beneméritos soldados en 3 de enero de este presente año después que se creyeron asegurados para ver respetables sus virtuosos esfuerzos.  Ellos subsisten y subsistirán mientras haya tiranos que superar. Nada les es mas difícil que sobrellevar esa ignominia y creo que los déspotas no se gloriarán sino sobre sus cadáveres. Tal ………………………
(F. 092b) ha sido la firmeza de nuestro carácter y ella debe empeñar a los demás como patriotas a mantenerse con dignidad, sino queremos, que la posteridad llore nuestra debilidad y retiro, como hoy debemos lamentarnos de la inacción de nuestros mayores. Los americanos son dignos por cierto de mayor suerte y los sacrificios de 5 años se habrían multiplicado inútilmente si al fin no se hallan dignos de mantener el esplendor de sus familias y conservar el gobierno económico de sus pueblos. Yo todo lo espero de Ud. y de los buenos patriotas que penetrados de mis ideas y de los nobles sentimientos que dirigen mis pasos, no miren con indiferencia un asunto en el cual está cifrada la felicidad general; por lo tanto lo especifico a Ud. para que como cabeza del pueblo influya en los miembros políticos. Mi carácter es constante y sostenido y cuando hablo a Ud. una vez para ahorrarme el trabajo de robar el tiempo a otras ocupaciones que reclamen mi atención. Este es nuestro deber  y al que queda obligado Ud. con todo ………………………………………………………….
(F. 093) su pueblo. Hágalo entender Ud. del modo que le parezca mas conveniente para el debido conocimiento de todos, cuanto para que sean responsables de cualquier infracción.
Es cuanto tengo que comunicar a Ud. por ahora y saludarlo con mis  mas afectuosas consideraciones.
Cuartel General, febrero 4 de 1815.          
                                                              José Artigas”

Investigación, Archivo General Corrientes

 

           

     EL  PEREGRINAR  DE  ARTIGAS  RUMBO  AL  PARAGUAY- Capítulo XI

Por, Rubens “Chopo” Rodríguez

En al nota anterior, nos referimos al oficio de Artigas, (4/2/1815)detallando el diseño de la bandera federal, dirigido al Gobernador de Corrientes, José de Silva, (designado por Basualdo el 29/12/1814) que la habría enarbolado el lunes 30 de enero 1815,  comunicando “Quedo enterado de la voluntad del Señor General de que en los pueblos Orientales se fije la bandera tricolor blanca, azul y colorada, para distinguirse de Buenos Aires”, siguiendo las instrucciones del comandante Blas Basualdo, desde su cuartel de Saladas, el 17 de enero de 1815. Confirmaría tal acontecimiento  un testigo ocular de los hechos, Félix Fermín Pampín, que en sus memorias especifica, que el 30 de enero el “Gobernador José de Silva oficializa una bandera… en el centro una franja blanca, azul en los extremos y en medios de ellos, unos listones colorados”, documentando que en cierta forma la provincia de Corrientes fue la primera que hizo tremolar la bandera creada personalmente por Artigas.

SALEN  A  ESCENA  LOS  CORSARIOS

Declarada la guerra a las autoridades que ejercían el gobierno central en Buenos Aires, sumando conflictos bélicos producidos por la invasión portuguesa, las fuerzas artiguistas se encontrarían con una situación de ahogo desde el exterior, sin poder presentar obstáculos defensivos, en el nuevo escenario de la guerra, ya sea fluvial o marítimo.
Excepto algunas embarcaciones menores que recorrían el Paraná, comandadas por Pedro Campbell, que dificultaban el comercio Buenos Aires-Corrientes-Asunción, y otras embarcaciones por el Uruguay, cerca de Purificación, el poderío naval de los enemigos era muy superior.
Pero Artigas, hace uso en un tiempo de piratas y corsarios, donde las naciones eran rapaces y ventajeras, de otorgamientos de Patente de Corso, a naves y buques que se lanzaban al agua, enarbolando la enseña tricolor, para atacar a las naves que portaban pabellón enemigo, principalmente a los portugueses. La acción desarrollada por los corsarios artiguistas, tuvo amplio apoyo del cónsul norteamericano en Buenos Aires, Thomas Halsey, que para concertar detalles y beneficios económicos, visitó al Jefe oriental en Purificación, que le otorgó varias patentes de corso en blanco, ya que en determinado momento, la flota naval artiguista se quedó sin puertos, al caer Montevideo y Colonia, para ser adjudicadas la patentes, en los mismos EE.UU. principalmente en la ciudad de Baltimore.
Los daños causados por las naves artiguistas fueron cuantiosos, principalmente para los portugueses, también para los españoles, que presentaron fuertes quejas ante las autoridades de la nación del norte. Esta actividad iniciada en 1816, prosiguió años después de haber ingresado Artigas al Paraguay, en 1820.

POR  EL  ESTE  CONTRABANDEAN  COMO  PESTE

Mientras los barcos y barquitos en singular desfile se embanderaban de “corso”, en cierta forma, “asaltantes con patente”, Artigas, desde su cuartel general en Purificación, debía controlar para que cesara el intercambio comercial, entre Maldonado y los portugueses afincados en la Isla de Gorriti, enviando órdenes expresas al Comandante Juan Paulino Pimienta, que informa al Cabildo de Maldonado, las causas del no cumplimiento cabal de la orden recibida.
Desde que fui recibido del mando militar de este Departamento, debía tomar mis medidas sobre impedir la remisión de auxilios a la Isla de Gorriti, pero deseando que el comercio no fuera interrumpido en su giro y que tomara fomento la ciudad, detuve las providencias sobre aquel particular… El Exmo. Jefe que se desvela en perseguir al enemigo y apresarlo en todos los puntos, ha mirado con escrupulosidad la situación del de Maldonado, le ha escandalizado a verlo reducido a franquearle auxilios de subsista a un destacamento agresor, y considera que ningún motivo de conveniencia puedo obligarlo a sujetarse a continuar franqueando dichos auxilios…” Aclara el Comandante Pimienta, su proceder, que no puso en ejecución la orden recibida, de no comerciar, para no perjudicar a los pobladores de la ciudad y región, que los perjuicios no serían a las armas de la Patria, pero si a los vecinos. “No estando yo en lo interior del Gobierno, ignoraba hasta entonces cual era nuestra situación… De consiguiente me es indispensable poner en ejecución la orden superior de privar los auxilios de subsistencia a la Isla Gorriti.
Juan Paulino Pimienta, al Cabildo de Maldonado. Salud y Libertad. 8/1/1819”
            Vale recordar que don Juan Paulino Pimienta, fue un destacado defensor que combatió a los ingleses, cuando incursionaron por las costas de Maldonado en 1806, preparando la invasión a Montevideo en 1807.

ARTIGAS  DEVALUADOR  PROTEGE  LA  MONEDA

            El Protector debía resolver problemas diversos, desde los militares, haciendo frente a la escalada invasora de los portugueses, y la acción ya desembozada del Directorio instalado en Buenos Aires, que incursionaba con ejércitos poderosos en las provincias litoraleñas, hasta coordinar con las huestes guaraníes de Andresito, para barrer la costa oriental del Paraná, de la presencia de tropas porteñas, donde la flotilla de Campbell,  contribuyó en el triunfo de las armas artiguistas,  para mantener a las provincias de Entre Ríos y Corrientes, como integrantes de la Liga Federal. Pero diversos problemas se le presentaban diariamente, vía correspondencia con su cuartel general.
            Las autoridades del Cabildo de Maldonado, Manuel Núñez, José Ignacio Uriarte y Manuel Techera, elevan el 23 de marzo 1819, a las autoridades de San Carlos, Minas y Rocha, copia del oficio del  Exm. Capitán General don  José Artigas, donde se especificaba, “Hará V.S. publicar un Bando, ó Edicto público que en lo subsecivo la onza de oro se «aprecie en 17,, p.s corrientes, y el peso de plata en ocho reales, sea del cuño que fuere. De «lo contrario el mismo comercio será perjudicado mañana, viendo sus talegas muchos p.s «menos que lo que creía haver acaudalado por un valor intrínseco, y puram.te valorado por «la fuerte ambición de los Portugueses”
EL  COMERCIO  NO  MIRA  BANDERAS, SI  BENEFICIOS

            Artigas, tenía experiencia en aquilatar los beneficios que reportaba el comercio en la actividad y desarrollo de los pueblos de la Liga Federal, pero teniendo en cuenta bajo que banderas se realizaba el intercambio, como lo señalara expresamente, al establecer el “Reglamento Provisorio de Puertos de la Confederación Oriental del Paraná”, en 1816, fijando un impuesto del 25% a las mercaderías procedentes de Buenos Aires, “en razón de su iniquidad y por no ser regular dar producto a un pueblo que continuamente nos hace la guerra...” estableciendo que el intercambio entre los puertos de la “Liga Federal” artiguista era declarado libre.
Resulta ilustrativo para el reconocimiento de las ideas y acciones de Artigas, que igual medida se adoptaría en 1856 por la Confederación Argentina hacia el comercio de la separada provincia de Buenos Aires.
Sobre el comercio inglés, Artigas especificaba  al Cabildo de Corrientes, “... se ha admitido en todos nuestros puertos y aunque no dejo de penetrar la desventaja que resulta a los americanos, las circunstancias nos tienen ligados a la dura ley de la necesidad mientras Buenos Aires no mejore su conducta y cese de impedir el comercio por mar con sus buques. Por esta razón y no obstante estar mas franco el paso por estos ríos, que en el Paraná, mientras mantienen allí su escuadrilla, los puertos han sido cerrados por razones políticas... No crea V.S. que esta será la forma precisa del comercio. El reglamento es puramente provisorio… Yo se que todo derecho lo paga el consumidor…” reclamando por cuidar la conducta fiscal, “... siguiendo el sendero de la justicia, procure obrar rectamente y no macular el honor de un Magistrado que debe velar mas los intereses públicos que el de los particulares. Purificación 25 de abril de 1816…”  Por favor, Pepe, ¡que algunos que deciden el bienestar ajeno, sigan tus consejos!
La hostilidad de la ciudad-puerto, se interpondría para romper la relación de los vínculos comerciales de las provincias del litoral con Buenos Aires, al mantener actividad y relaciones con los portugueses, que con su invasión y la permanente amenaza de ocupación, sobre la Banda Oriental y regiones de la “Liga Federal” artiguista, no hacía más que poner en evidencia la complicidad del Gobierno porteño, que en cierta forma alentaba la penetración lusitana en regiones de las Provincias Unidas, como forma de aplastar el foco libertario del artiguismo.

 

         EL PEREGRINAR DE ARTIGAS RUMBO AL PARAGUAY- Capítulo XII

 

Con la publicación de este trabajo, se quiere rescatar, desde un estudio y óptica común, las diferentes vicisitudes que debió sortear el Protector de los Pueblos Libres, en su viaje, con un itinerario  que estaba marcado de antemano por la permanente hostilidad que despertaba la conformación de la Liga Federal, que se interponía a la pretendida supremacía que deseaba imponer Buenos Aires, en la naciente creación de las Provincias Unidas del Sur, que no vacilaría en promover la injerencia de Portugal, para sofocar y aplastar el movimiento emancipador de las ideas federales.
Buscamos detallar, enfocar, los diferentes problemas que debía resolver diariamente, en su Cuartel General o como Cuartel Volante, ya sea resolviendo penas y castigos, con claro juicio de la justicia, “los delincuentes han pagado su delito y los inocentes regresan a gozar de la tranquilidad de sus casas” ; manejar los movimientos militares par la defensa eficaz del territorio de la Liga Federal, acosada por los enemigos de afuera, y los soterrados de adentro; la tranquilidad y alimentación de poblaciones y seguidores, adecuando las normas de la seguridad, antes que las comerciales; fue preocupación de Artigas, la enseñanza y salud, con sus remesas de libros, especificando sueldos para los maestros, y la remisión de vacunas contra la viruela;  y su preocupación constante para que se respetara las normas y derechos de los pueblos, en sus decisiones autónomas ejercidas por sus representantes elegidos libremente, que estamparía el historiador correntino, Hernán Félix Gómez, con motivo de la internación de Artigas, en el Paraguay: “Una gran figura desaparecía del escenario litoralse le deben las prácticas representativas de su democracia, definida por primera vez en el litoral y el país todo, en congresos provinciales, donde se elegía a los gobernantes y se resolvía discutiendo en las altas cuestiones generales…
El manejo de los dineros públicos fue su constante preocupación, que los gobernantes debían observar con suma escrupulosidad, con claridad en las liquidaciones. Para graficar lo comentado, ofrecemos el oficio de Andresito:

           
(Textos: Andresito, intima la presentación de las deudas de los comerciantes, en oficio dirigido al Ministro Manuel Mantilla y Los Ríos: “Yo considero estado de languidez las cajas del sostén a nuestras armas, nuestros derechos y según esto es preciso que Ud. Presente a este despacho los adeudos de los comerciantes para yo practicar pronto en sus pagos para ver el rebozo de las cajas. Saludo a Ud. Con la veras de mi afecto, desde este mi Cuartel General Libre Occidental en la capital de Corrientes. 18 de setiembre. Andrés Artigas”

(En la revista, Nº 93, mes de julio 2008, se publicaba el oficio original)
La foto la copié como: “Gestión cobro Andrés”

    

   EL  PEREGRINAR  DE  ARTIGAS  RUMBO  AL  PARAGUAY- Capítulo XIII

            Los enemigos del ideario artiguista no cejaban en sus maquinaciones y propósitos para destruir la influencia de “este rotoso” caudillo (como mencionó uno de levita), figura preponderante de una amplia y principal región de las Provincias Unidas, que tras largas discusiones y vacilaciones, se proclamaron libres en 1816, a los años de haberlo declarado el Protectorado artiguista.
            Corrientes, la provincia donde Artigas, encontró mayor resguardo, donde los gobiernos locales aceptaron y cumplieron mejor con su conducción, hasta días antes  de internarse en el Paraguay, al tener novedades Artigas de los planes para alejar su colaboración con la provincia, ordena a Andresito, que se ocupe de sofocar la intentona golpista acaecida en la capital provincial.
            El cacique guaraní, delegado de Artigas, sabedor de la forma respetuosa que se manejaba el Protector, reconoció a las autoridades que regían en la capital correntina, se presentó el 28 de octubre 1818 al Cabildo, en compañía de su secretario, el peruano Juan Mexias Sánchez, para conformar las nuevas autoridades, renovando además a las autoridades del interior, respetando ciertas normas de convivencia y diálogo entre los diferentes sectores, ya que dentro de los nuevos nombramientos, se tenía en cuenta a vecinos del bando contrario vencido, a los federales nacionalistas, acompañando sugerencia de Juan Bautista Méndez, desde el pensamiento de Artigas, que entendía que, “... estas transacciones de política práctica podían ser beneficiosas para la causa”.
            Se promueve una amnistía general, a fin de lograr ingresos de hombres a las filas que luchan por la libertad, “Por la Patria y mis desvelos. Considerando que los hombres, cometen crímenes y por ellos se ausentan, olvidando su Patria, sus familias, sus bienes de fortuna y en fin un todo se olvidan y se arrastran a la bajeza del abandono. Esta tan rara miseria los inclina a otros tantos males, basta ya de tan miserable vida. Por la Patria, por la Patria y por mi generosidad, en el término de 15 días, si se me ponen a mi presencia, perdonados e indultados de todo delito. Dado en mi Cuartel General de mis fuerzas Libres Occidentales Guaranís. 5 de septiembre de 1818. Andrés Artigas"
            En una recorrida por el interior, Andresito reclutó y formó divisiones de soldados debían dirigirse al  norte de Corrientes, a territorios de Misiones, la comandada por Vicente Tiraparé, “... se puso en marcha el 4 de enero 1819, llevando un cañón de bronce y seis carretas y en ellas hermosas canoas de tabla y abundancia, verde y de municiones de guerra. Esta división llevó una bandera nueva, colorada, verde y blanca, su destino a Caá Catí... para incorporarse a las divisiones de Pantaleón Sotelo...”
            Como forma ordenada de solventar los gastos bélicos, de las diferentes campañas que iniciaban las legiones artiguistas, el Comandante de la Marina, el irlandés Pedro Campbell, por intermedio de un amigo, Isidoro Martínez, solicita la presencia del Tesorero de la Provincia de Corrientes, el 3 diciembre 1818, para el arreglo de las cuentas fiscales. “Mi amigo: Por la presente doy atentamente todo mi poder para que con los vecinos que incluyo se presente al Sr. Gobernador pidiéndoles que mande al Ministro Tesorero, que tome favor de ellos y confrontadas las partidas que convinieron con las cantidades que me entregó Don Juan Francisco Sosa, hallándose contestes se me exonere de toda disponibilidad.   Pedro Campbell”
(En la nota de la Revista se publicó la carta original, que incluyo en la presente, como “Carta de Campbell)

            EL  PEREGRINAR  DE  ARTIGAS  RUMBO  AL  PARAGUAY
Capítulo XIV

            Ya hemos mencionado los innumerables problemas, de diversas índoles,  que afrontaba diariamente  Artigas, demostrando estar comprometido en todos los ámbitos, luchar por la defensa de los postulados federales, acompañando la posición libertaria de los pueblos.
            Sin duda el accionar de Andresito y sus legiones guaraníes, lesionaban intereses de sectores sociales  donde la influencia política-militar modificaba las relaciones de poder y cierta intromisión en las transacciones comerciales, sectores que le resultaba inaceptable considerar y soportar autoridades civiles y militares de origen guaraní, por años considerados siervos, esclavos, sirvientes, supeditados a las órdenes y leyes dictadas a conveniencia de los círculos económicos locales y funcionarios españoles.
Ante denuncia que Andresito no había respondido con eficacia  y esmero ante las acciones de los portugueses, resulta ilustrativo el tenor de los oficios de Andresito, con el general Artigas y Gobernador de Corrientes, donde rechaza y expone su inocencia ante las acusaciones, disponiéndose no obstante aceptar el fallo que se dicte, lo que testimonia su claro sentido del cumplimiento de las formas y reglas de la justicia, y del orden que debe imperar en las fuerzas artiguistas. 
 Andresito desde Candelaria a José Artigas  (original de la nota)             
“Mi general: adjunto a Vs. el oficio que me dirigió el Gobernador de Corrientes, para que se entere de el y al mismo tiempo se trate de aclarar esto, por que  mi honor es el que padece, pues soy uno de los nombrados. Yo he contestado que me era muy sensible el que se formase mal concepto de mi, pues mis desvelos no eran otros que el velar la felicidad pública y que si las sospechas también imanaba de la reunión de gente en la capilla de la Merced, era arreglado a las órdenes que tenía de Ud. Y que esa reunión no era detrimento de esa providencia sino para el seguro y quietud pública y al mismo tiempo, que adjuntaba a Vs. el oficio para que si me encontraba delincuente, era súbdito y me sujetaba a toda pena, y que entretanto a esas personas trataron      de asegurarlas hasta tanto que se aclarase la cosa. Por que esos hombres no son mas que unos perturbadores  de la paz, quietud y sosiego. Continua-
ré a Vs. que esta cosa se aclare. He recibido los sables, las lanzas y queda en armas toda la gente que pueda, yo  en todas partes tengo guardias y así no me distraigo en nada. Dios guarde, Cuartel de Candelaria, 15 de abril de 1816.  Andrés Artigas
            Del mismo lugar y fecha se dirige al Gobernador Juan B. Méndez, de Corrientes, “…no me parecía jamás que estos movimientos arreglados a las órdenes Superiores, habían de causar tanta sospecha a ese su Subalterno; pues yo jamás he desconfiado de mis hermanos, aun cuando hayan hecho rejunta de gente, por que me parece que las armas se obtiene no para los propios, sino para los enemigos; ojalá que mis cuidados no fueran otros mas que pensar de mis hermanos, entonces dormiría en quietud y reposo… Me es muy sensible que cuando yo pensaba que con mis servicios y desvelos adquiría un nombre de fiel americano que aspiro a mi libertad, he adquirido el de opresor y tiranizador de los hombres que se desvelan por este ídolo encantador…”

PEREGRINAR  DE  ARTIGAS  RUMBO  AL  PARAGUAY- Capítulo XV

            Es de imaginar las horas que diariamente debió atender, Artigas, los manejos diplomáticos del Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón, (designado por el Congreso de Tucumán, 3 de mayo 1816), que contó al principio de su nombramiento, con la confianza y apoyo, tanto de las provincias como de grupos federales de Buenos Aires, que cuestionaban la pasividad del Gobierno, ante los aprestos de la invasión portuguesa a la Banda Oriental, y la no declaración de guerra al Brasil.
            El novel Director Supremo, tendrá la enorme tarea de elevar la consideración pública de un Estado, que se declarará independiente, en el Congreso de Tucumán (9 julio 1816), mejorando  su accionar interno y externo, donde las autoridades centrales tendrán que reconocer los intereses locales, poniendo los cotos razonables a toda aspiración, contraria al interés nacional.
Pese a sus intenciones de acuerdo y amistad con Artigas, la historia marcará a Pueyrredón, como un tenaz opositor a la visión artiguista, de la construcción de un país federal, con sincera unión de todas las provincias. Vale entender que el Director tuvo muchas trabas en su gestión, y que sectores porteños y en el propio Congreso, presionaban a seguir la confrontación con todo lo que posibilitara afirmar el ideario artiguista.
La llegada del nuevo Director a Buenos Aires, el 29 de julio, es recibida con muestras de júbilo por autoridades y pueblo, encontrando que la opinión pública, censura la pasividad del Gobierno ante la invasión portuguesa a la Banda Oriental.

ARTIGAS  DEJARA  DE  MOLESTAR

            Al principio de su gestión, contó con el beneplácito y esperanza de buen gobierno, manifestada por el Jefe Federal, aclarándole al novel Director, en comunicación del 24 de julio 1816, que la Banda Oriental hace más de un año enarboló su estandarte tricolor y Juró su independencia,  respondiendo el Director (1º agosto) por intermedio del presbítero Domingo Zapiola,  lo que es recibido por el Jefe de la Liga Federal, con cierta frialdad, con desconfianza, ya que Buenos Aires mantenía en Río de Janeiro, al maquiavélico diputado Manuel José García, el que, mientras en Tucumán se declaraba la Independencia de las Provincias Unidas, proseguía las tratativas para que Portugal invadiera la Banda Oriental, coordinando detalles con el jefe de las fuerzas militares invasoras, Gral. Carlos Federico Lecor (Barón de la Laguna) y con un civil oriental, que en la correspondencia aparece como “Nuestro amigo H. irá luego a Montevideo…”, refiriéndose sin duda a Nicolás Herrera, oficio donde alborozado y para la alegría del núcleo traidor de Buenos Aires, estampaba la frase traidora, “la escuadra está al ancla, esperando el viento, Artigas dejará de molestar” .
            Si manifestaciones populares exigían intervenir en la Banda Oriental, toda acción del Director en tal sentido era bloqueada por el Congreso, que le impide medidas para enfrentar a los lusitanos. En fin, sea por una causa u otra,  el accionar de Pueyrredón, como Director fue de permanente hostilidad contra Artigas y sus fuerzas. El triunfo de San Martín, en Chacabuco (Chile, 8 febrero 1817) descomprimió la presión sobre el Director, cuestionado tiempo después al máximo, con la ocupación de Montevideo (20 enero) por el ejército portugués.
            Los enfrentamientos epistolares entre ambos, han sido profusamente puntualizados, con fundamentos contundentes de Artigas, contra la política conducida por Pueyrredón –continuada por Rondeau después de la renuncia -  y los sectores que siempre pretendieron la hegemonía de la ciudad de Buenos Aires y su puerto, sobre el resto de las provincias.

 

BUSCABAN   RIVALES   PARA   ARTIGAS

            No es descabellado pensar, que el Director Pueyrredón, con sus asesores y amigos, a pesar de no contar con servicios de “internet”, habrán iniciado evaluaciones y gestiones, para convencer y/o “contratar”, jefes militares, con sus correspondientes soldados, para que enfrentaran las huestes artiguistas. Algunas negativas fueron dignas, como la renuncia del general San Martín, al mando del Ejército de los Andes (4 noviembre 1818), por entender que era un disparate desmovilizar la planificación de atacar Perú, para desbaratar toda intentona española, -poderosos aún en la región -de invadir por el norte, Humahuaca y Cuyo.
Ante la posición del general San Martín, de no intervenir con su ejército en las luchas civiles,  ni que su espada enfrentará en combate a compatriotas, el gobierno porteño debió desistir de su maquiavélico plan, de considerar al artiguismo como el principal peligro para la estabilidad política de la novel nación proclamada en el Congreso de Tucumán.  Valían más los intereses de Buenos Aires, que la tranquilidad y felicidad de todas las provincias.
Para encontrar un rival para Artigas, se encaminaron para un entendimiento con el Jefe del Ejército del Norte, general Manuel Belgrano, sabedores de su acatamiento a las órdenes superiores, que fueron acatadas, marchar con su ejército a Santa Fe, para enfrentarse a Estanislao López, dejando en el norte debilitadas las fuerzas de Guemes, desguareciendo las fronteras ante los constantes embates de las avanzadas españolas.
Para el sector gobernante unitario, ¡el peligro para la independencia y libertad de las Provincias Unidas, era Artigas

LA  INSENTATEZ  DE  PUEYRREDON

El general Belgrano, muy pronto comprendería los errores de la política del Congreso y del Director, en lo que atañe a la relación con las provincias federales, seguidoras del pensamiento y acción de José Artigas. En comunicación con el Director Pueyrredón, (12 abril 1819) señalaba claramente el panorama y la realidad, “Desastrosa guerra, todo es desolación y miseria… Para esta guerra ni todo el ejército de Jerjes es suficiente. El ejército que mando no puede acabarla, es un imposible, podrá contenerla de algún modo; pero ponerle fin, no lo alcanzo sino por un avenimiento… Estas reflexiones las habría hecho desde el principio, si me hubiesen dado los conocimientos que ahora tomo por mi mismo”.
Un oficio del Director, al angustiado general Belgrano, muestra claramente el pensamiento del poder gobernante en Buenos Aires, “Los orientales nos han hecho la guerra ventajosamente porque no pagan a sus tropas, ni satisfacen el precio de los artículos que arrebatan para su subsistencia”.  Vale anotar como Belgrano, responde a las insinuaciones del Director (13 junio 1819), para que su ejército logre subsistencia de cualquier manera, que no estaba dispuesto a proceder, de la misma forma que le endilgan a los “anarquistas”,  dejando en claro su visión política de la situación, “Tampoco deben los orientales al terrorismo la gente que se les une, ni las victorias que los anarquistas han conseguido sobre las armas del orden, Aquéllas se les han aumentado y les siguen, por la indisciplina de nuestras tropas y los excesos horrorosos que han cometido, haciendo odioso hasta el nombre de la patria”

 

 

 

MALOS   RESULTADOS,   DIRECTOR   CESADO

En junio del 19, ante la pavorosa situación política-militar, aumentada por la desorientación de la conducción del Director Pueyrredón, rechazando mediaciones de paz,y la generalizada crítica de la prensa y opinión pública,  no le permiten continuar en su función, presentando  renuncia, aceptada de buena gana por el Congreso, designando para el cargo al brigadier José Rondeau,  investido con facultades extraordinarias, para cambiar los resultados en la relación interna con las provincias.
Pero el sistema que adoptará el novel Director José Rondeau, será similar al encarado anteriormente, no recordando para nada, que eran viejos conocidos con el oriental Artigas, le habían dado el cargo, sin duda de “confianza” para que lo combatiera. Reitera desesperadamente los llamados a los ejércitos de Belgrano y San Martín, pero no acuden a su auxilio.
Otros correos de la época, cruzan el Río de la Plata, para entrevistar al general Lecor, que estaba gozando de su estadía en Montevideo, para que con sus fuerzas portuguesas, avanzaran hasta el Paraná, para combatir a los federales.
Para asegurar la partida, por las dudas, se comunica con el embajador Manuel José García, en Río de Janeiro, para que se ordene a las tropas portuguesas concertar acciones junto a las bonaerenses, contra los federales!
Don José, se habrá convencido que se la tenían jurada?, que el destino ya estaba señalado, que se estamparía, en el Tratado de Pilar, donde aumentarían los perseguidores, logrando mantener un sendero libre que lo llevaría al Paraná, para cruzarlo, con la ilusión y esperanza de regresar.

 

        EL  PEREGRINAR  DE  ARTIGAS  RUMBO  AL  PARAGUAY- Capítulo XVI

            Meses antes de presentar renuncia, el Director Pueyrredón, debió aceptar el fracaso de la intentona de apoderarse de la provincia de Santa Fe, ante la presión de San Martín, las opiniones  de Belgrano, y el desaliento del jefe militar invasor, general Viamonte, al celebrar el 12 de abril 1819, un acuerdo en San Lorenzo, a orillas del Paraná, donde los ejércitos de Buenos Aires se retirarían de la provincia. Importante fue la actuación de legiones guaraníticas, que enviadas desde Entre Ríos y Corrientes, por Andresito, de acuerdo a órdenes de Artigas,fueron comandadas por Campbell y por el jefe guaraní, Francisco Javier Sití, que partieron desde el puerto de Goya, en embarcaciones y tropillas, el 24 de diciembre 1818, realizando tareas de permanente hostigamiento al ejército porteño invasor
El general Belgrano, comunicaba al Director Pueyrredón, (12 abril 1819) señalando claramente el panorama y la realidad, “Desastrosa guerra, todo es desolación y miseria…. El ejército que mando no puede acabarla, es un imposible, podrá contenerla de algún modo; pero ponerle fin, no lo alcanzo sino por un avenimiento… Estas reflexiones las habría hecho desde el principio, si me hubiesen dado los conocimientos que ahora tomo por mi mismo”, indicaba Belgrano, como arrepentido de haber aceptado comandar fuerzas para combatir a los federales.
El acuerdo firmado y aceptado por Pueyrredón, era un fracaso más de las autoridades de Buenos Aires, debiendo el director, designando en el cargo al brigadier Rondeau, otorgándole facultades extraordinarias. El nuevo Director, cargo que ocupa por segunda vez,  se abstuvo de romper con Portugal, por el contrario, intriga para que el Imperio destruya el poder de Artigas, y entre muchas denuncias, las facilidades dadas a Lecor para que navegue el Uruguay, para atacar de mejor forma a las fuerzas artiguistas, y la carta que Rondeau remite al Dr. Manuel José García, buscando convencer al gobierno portugués, para que ordene firmemente al Brigadier Carlos Federico Lecor,  Barón de la Laguna, que con sus tropas y escuadra, ya dueñas de la Banda Oriental, ataquen a Paraná y Santa Fe.
Artigas, ya ducho y conocedor de señales falsas de paz de Buenos Aires, se lo hace saber al Gobernador de Santa Fe, Estanislao López, mientras que al gobernador de Corrientes, lo instruye para concertar medidas para obligar a Santa Fe, a proseguir la lucha con Buenos Aires, en el siguiente oficio cursado desde la capital de Misiones:
“Desde el armisticio que celebró Santa Fe con Buenos Aires parece que ha desconocido aquel Gobierno los intereses de la causa; todo nos muestra que la suspensión de armas se ha vuelto liga en unión contra nosotros; no pudiendo mirar con indiferencia males de tanta trascendencia, he oficiado a aquel Gobierno sobre la necesidad de seguir la guerra a cuyo fin le he prometido toda clase de auxilios, y en caso de no poderla hacer por si solo he exigido la franqueza de los puertos para operar solo con mis tropas, sin que tenga Santa Fe que intervenir en nada; a todo se niega aquel Gobierno; sus contestaciones solo se dirigen a entretenernos y entorpecer todas nuestras providencias; este conocimiento me hace activarlas, al efecto se hallan reunidas en el Paraná las tropas de Entre Ríos según me dice el Comandante General de aquella Provincia; su transporte  que debe ser de los puertos  de la costa arriba del Paraná al otro lado, es de necesidad sea por medio de los corsarios de la Provincia de su mando, a cuyo fin es de necesidad haga VS. las prevenciones necesarias a aquel Cabildo y Jefe de fuerzas marítimas, a pesar de las que les haga yo por separado con esta misma fecha, a fin  de que no haya entorpecimientos ni demoras en los momentos de necesitarse, pues el Comandante Ramírez le prevengo ya esto, mismo para el concierto de sus operaciones. Por esta misma razón es necesario mande VS. cerrar los puertos de sus territorios con Santa Fe y ordenar se detengan todos los buques que pasen del Paraguay para aquella Provincia; mientras no entra en la verdadera senda que la debe guiar a la obtención de su Libertad.
            Salud y Libertad!
                            Cambay, 17 de setiembre de 1819, José Artigas, Al Sr. Gobernador Intendente de la Provincia de Corrientes” 

      

 

 

          EL  PEREGRINAR  DE  ARTIGAS  RUMBO  AL  PARAGUAY- Capítulo XVII

Mientras la política de Buenos Aires, procuraba recomponer su influencia en regiones adictas al Protectorado Artiguista, buscando de mil maneras influir sobre los gobiernos locales, económica y militarmente, buscando tratados y alianzas, que sin establecer pactos de agresión a las provincias que se mantenían bajo la influencia de Artigas, lograban paralizar las hostilidades contra las tropas bonaerenses, que de a poco se hacían dueñas de la situación.
En la entrega anterior, Artigas, desde la capital de Misiones, Cambay, hace referencias a la posición que debe asumir Corrientes, para influir que Santa Fe, prosiga en su posición de enfrentamiento con Buenos Aires, entendiendo que, “la suspensión de armas se ha vuelto liga en unión contra nosotros…”, de acuerdo a la lectura que daba Artigas, al “Tratado de San Lorenzo” ( 12 abril 1819) y que el 8 de mayo debían ratificar los delegados de Artigas y Pueyrredón. Finalmente con la detención del general Marcos Balcarce y los diputados Serrano y Castro Barros, delegados de Buenos Aires, por fuerzas de Estanislao López, quedaban anulados los acuerdos del tratado, acuerdos falsos, ya que el Directorio de abstuvo de romper relaciones con Portugal (Pueyrredón renunciaría en junio) y Rondeau, “amigo de Artigas” nuevo Director, debutó con carta a Lécor, instándolo a combatir a los orientales hasta el Paraná, es decir, invadir y hacerse dueños de Entre Ríos.
En su estadía en Misiones, Artigas además resolvió la designación del Jefe y Gobernador de la Provincia, ante la ausencia de Andresito, prisionero el 24 de junio 1819, por las fuerzas portuguesas, nombramiento realizado bajo los cánones artiguistas de respeto de la opinión de los interesados, para los cual solicitó al gobernador de Corrientes Juan B. Méndez, que condujera al pueblo de Cambay, a las tropas guaraníes para nombrar un Comandante.
El domingo 15 de agosto, el Gobernador comunicaba que al otro día salía para el Uruguay para entrevistarse con el Protector, conjuntamente con Francisco J. Sití, Juan Asencio Abearé, Ticurey, comandando a sus hombres. Otras columnas, “y por orden del Patriarca Artigas”, se dirigían a Cambay, por San Miguel, Yaguareté Corá, al mando de los jefes, Pantaleón Sotelo, Uré, Mbaibé, con “toda su tropa y chusma llevando veintitrés carretas y carretillas cargadas de efectos, equipajes y municiones…”  Con igual destino, Cambay, se dirigieron los guaraníes que se encontraban asignados a las fuerzas navales comandadas por el lugarteniente Pedro Campbell.
El 21 de setiembre se habría producido, por opinión y elección de los guaraníes, la designación de Pantaleón Sotelo, en forma interina, de Comandante General de Misiones. Interina, porque aún tenían esperanzas que Andresito volviera. Artigas comunica lo resuelto, más otros arreglos y acuerdos de límites provinciales, y relaciones entre las divisiones artiguistas.
 “Los negocios de esta provincia que motivaron mi venida, han terminado con la mayor felicidad; he reconocido en ella por Comandante General Interino al que hacía de segundo don Pantaleón Sotelo; creo haber cumplido por esta vez con los deberes que me impone la obligación  en que me han constituido los pueblos, terminando sus diferencias y haciendo conocer a sus respectivos Jefes los límites de su jurisdicción y los deberes a que todos y cada uno de por si está reatado.
            Por esta vez queda la Provincia de Corrientes libre de los males que ha sufrido; las fuerzas de Misiones que se hallen en esa deben venir a incorporarse en esta y las de aquella provincia que se hallan en ésta marcharán a donde el Jefe de la Provincia tenga  a bien destinarlas, dentro de ella misma y en servicio propio de ella.
            Si antes de ahora no he aplicado el remedio que correspondía a los perjuicios y males que ahora sin tiempo se reclaman, solo es imputable al silencio que han guardado las autoridades de Corrientes a quienes tocaba inmediatamente darme conocimiento de los acontecimientos para contener en tiempo oportuno los excesos que dicen se han cometido y de que me he informado únicamente a mi llegada a este destino; yo espero que en adelante enmendará VS.  esta falta y me darán oportunos avisos, como corresponde.
            Yo marcho el martes inmediato a mi cuartel General donde la Patria exige mi presencia, pues según las últimas comunicaciones los enemigos parecen salían de Montevideo; es llegado el tiempo de obrar y no dudo harán los tiranos los últimos esfuerzos por conseguir sus intentos.
            Saludo a VS. con mi mayor cordialidad. Cambay, setiembre 25 de setiembre de 1819.
                                                                        José Artigas”

 

 

NOTA  XVIII
EL  PEREGRINAR  DE  ARTIGAS  RUMBO  AL  PARAGUAY
Por. Rubens “Chopo” Rodríguez.

            En la nota anterior, detallamos los aconteceres y circunstancias por las cuales se designó a Pantaleón Sotelo, en forma interina, Comandante General de Misiones, por la ausencia de Andresito, prisionero de los portugueses desde el 24 de junio, en la reunión celebrada en Asunción del Cambay, el 21 de setiembre se habría designado a Pantaleón Sotelo como Comandante General de Misiones, a la espera de una recuperación  de Andresito.
Pantaleón Sotelo, guaraní nacido en Santo Tomé, “pertenecía al arma de la caballería y se habría formado militarmente bajo las órdenes de Artigas... había adoptado el nombre criollo, abandonando el de origen... Formaba parte del Cuerpo de Blandengues de Montevideo, en febrero de 1811, se desempeñaba como cabo a cargo de la 6ª Compañía. En diciembre del 13, durante el Segundo Sitio de Montevideo, como sargento comandando la 3º Compañía, José Artigas le concede licencia castrense para contraer enlace con María Victoria Mbaré, natural de Yapeyú... a mediados de 1816, es enviado a Misiones para secundar a Andresito”.
Pese a la jerarquía y antecedentes de Pantaleón Sotelo, las autoridades correntinas y los guaraníes, mantenían firmes esperanzas del regreso de Andresito, que lograra zafar de la custodia portuguesa, marcando la decisión del Gobernador Méndez que le ordena a al Jefe de la Marina, Pedro Campbell, en el momento autoridad en la capital, “... que se siga un novenario de Misas Solemnes al Todopoderoso Dios de los Ejércitos, por intersección de la Soberana Virgen Nuestra Señora de Mercedes Redentora de cautivos, con asistencia de la Municipalidad y todos los oficiales de la guarnición y en el ultimo día con todo el clero, comunidades religiosas y el pueblo, por la salud y rescate de nuestro benemérito General don Andrés Artigas y buen éxito de nuestras armas contra los enemigos de la Patria... para cuyo cumplimiento se dará principio a la función el 19 del presente y  continuará hasta el 27 inmediato en la Santa Iglesia de Mercedes, debiendo estar cerradas todas las casas de comercio y trato durante la misa; pena de 50 pesos a los contraventores... Dado a bordo de la Capitana a la Armada en el puerto de San Sebastián de Corrientes, a 17 de julio 1819. Pedro Campbell, Eusebio Antonio Villagra, secretario”
                El Gobernador  Juan B. Méndez, aprovechó la reunión en la capital de Misiones, Asunción del  Cambay, y presencia del Protector, para llegar a un acuerdo con los guaraníes,  delimitando los territorios de correntinos y misioneros, fijando la frontera, desde la Tranquera de Loreto, pasando por el Iberá hasta el Miriñay,  llevando cierta tranquilidad a las zonas correntinas, fronteras que impondrían un límite a las correrías de los guaraníes.

                         SECRETARIO DE GUERRA DE ANDRESITO

                A fines de julio se instala en Corrientes el Secretario de Guerra de Andresito --prisionero desde el 24 de junio-- , Juan Mexías Sánchez, por orden del segundo jefe del ejército guaraní occidental, Pantaleón Sotelo. No habría sido feliz la actuación del mencionado Sánchez, debiendo el Cabildo, que actuando como Gobernador, ya que Méndez estaba en el interior de la provincia, ordenó que Campbell lo apresara, para este enviarlo engrillado ante Artigas.
                El Protector noticia al Cabildo Gobernador Interino de Corrientes, l “Me he hecho cargo de los actuado en esa por el Comandante de marina don Pedro Campbell, en la persona de don Juan Mexías Sánchez, de quien dice V.S. en su oficio del 4 del corriente tenía gran recelo por fundados antecedentes; estos y el hecho de Sánchez con esa Corporación, de que me da conocimiento el referido Comandante de Marina, debieron impulsar a V.S., a ejecutar por si el castigo en el delincuente, sin dar lugar a que una autoridad extraña vengue agravios e insultos cuyo castigo pertenece a la primera Magistratura del pueblo… Es tiempo de uniformar nuestras operaciones y dar a nuestra causa todo el impulso que e merece; al efecto es de necesidad se revista V.S. de toda la dignidad que que corresponde a su representación, este es el arbitrio único que nos resta para salvar la patria; de este modo podrá V.S. castigar a los malvados, premiar los buenos y cumplir con los deberes que les ha encargado la Patria.
Por la cual saludo a V.S. con todo mi afecto.
Cambay, 7 de setiembre de 1819.          José Artigas”
                Pero la preocupación de Artigas, continuaba siendo cada día con mayor atención, las acciones políticas y militares de Buenos Aires, con las diversas alianzas que se tejían con los portugueses, llamando la atención para no decaer  la atención en los planes defensivos.
                Supera el problema de Mexías Sánchez, haciendo un llamado a la responsabilidad de los gobernantes, para que junto al pueblo puedan salvar la libertad amenazada.
                Con fecha 3 de noviembre 1819, un oficio de Artigas, al Cabildo Interino de Corrientes, es bien claro como apreciaba el panorama en las relaciones con Buenos Aires.       
                “Quedo enterado haber VS. remitido al Ilustre Cabildo de la Provincia de Misiones los papeles y bienes embargados a don Juan Mexías Sánchez.
                Adjunto a V.S. esos impresos que contienen hechos positivos del Gobierno de Buenos Aires que prueban de un modo el mas eficaz su mala versación con nosotros y Liga con los Portugueses en nuestro perjuicio: VS. repartiéndoles, difundirá ante los ciudadanos los conocimientos que deben tener de nuestra justicia y mala fé de nuestros injustos perseguidores y cuanto debe ser nuestro empeño por sostener nuestra causa y confundir a los tiranos.
                Cuartel General Norte, 3 de noviembre de 1819”.

NOTA  XIX

EL  PEREGRINAR  DE  ARTIGAS  RUMBO  AL  PARAGUAY
Por. Rubens “Chopo” Rodríguez.
EL  PEREGRINAR DE  ARTIGAS  RUMBO  AL  PARAGUAY

La derrota artiguista de Tacuarembó, en enero del 20, lamentable en si misma, traería la infausta noticia de la muerte del valeroso Pantaleón Sotelo, motivando que el Gobernador Juan Bautista Méndez, notifica al Cabildo de Corrientes, “... la muerte del Comandante General Sotelo, la que es demasiado cierta y muy sensible y cuyas exequias se han hecho en Cambay... celebrando una misa solemne de honras con asistencia de todos los cuerpos... convocando al pueblo a que asistan el día viernes 18... en la Santa Iglesia Matriz, por nuestros finados hermanos quienes en defensa nuestra y esforzándose hasta lo último tuvieron la gloria de morir con gloria en el campo de batalla. Dado en la Sala Capitular... José de Silva, Domingo Rodríguez Méndez, Juan Bautista López, Bartolomé de Quiroga, Juan José Lagraña” (
Significativa la publicación del Cabildo, al referirse y tratar como hermanos a los guaraníes, con clara noción que su presencia en los campos de batalla, eran contención y defensa de los portugueses, que siempre ambicionaban llegar con su dominio hasta las riberas del Paraná.

             TACUAREMBO    EL   PRINCIPIO   DEL  FIN

                Si la ausencia de Andresito, al confirmarse su confinamiento en las cárceles lusitanas, resquebrajaba el andamiaje defensivo en las fronteras del alto Uruguay, además de ser la figura aglutinante de las legiones guaraníes, cuya presencia hubiera desbaratado posiciones contrarias al accionar de Artigas, el combate de Tacuarembó, con resultado adverso al ejército artiguista, marcará en cierta forma, el declinar de la figura de Artigas, su influencia, apareciendo cuestionamientos a su posición intransigente ante las autoridades de Buenos Aires, condensada en la famosa frase, “No venderé el rico patrimonio de los orientales, al bajo precio de la necesidad”, mientras oficiales y lugartenientes, creían y opinaban, las conveniencias de arreglos, pactos, acuerdos, con los porteños unos,  con los portugueses otros, a la sazón, amplios ocupantes del territorio de la Banda Oriental, con dominio completo, y complaciente, principalmente de Montevideo y los poderosos estancieros, que para nada estaban conformes, con las “ideas raras” de Artigas, de repartir tierras entre los más infelices y desposeídos.
                En su lucha ideológica de formar la “Patria Grande”, de constituir el país de las “Provincias Unidas del Sur”, encontró las mayores defecciones y abandonos, en su propia provincia, la Oriental, que debiendo soportar la presencia portuguesa, apreció las mieles de la misma, cierta estabilidad y tranquilidad para su comercio, que bien supieron alentar los invasores para desviar la atención de su presencia.
                El famoso plan de Artigas, de llevar la guerra ofensiva al territorio portugués – ponderado por expertos militares - frustrado al caer Andresito prisionero (24/6/1819),  no fue abandonado en el pensamiento de Artigas, estuvo presente en la reunión de Asunción del Cambay, donde además de designar a Pantaleón Sotelo como jefe del Ejército Occidental Guaraní, estableció las formas de conducción para cumplir, en una segunda etapa, su plan de guerra ofensiva en territorio portugués, expuesto claramente el 17 de noviembre de 1819, comunica que está resuelto marchar sobre territorio portugués, con una fuerza de 1.600 guaraníes, - una legión de mil guaycurúes, se han ofrecido voluntariamente -  “... les introducimos la guerra en su país y nos mantenemos de ellos mismos...”, oficiando  el 18 a Francisco Ramírez, “En breve empezarán a salir las divisiones. Ya se hallan reunidas las de Misiones, y espero que todas contribuyan a dar un día de gloria a la patria...”. (Jorge Fco. Machón, “Misiones después de Andresito”)
                En comunicaciones a los Cabildos de Corrientes, Santa Fe y “Pancho Ramírez, Artigas les comunicará que el 24 de noviembre parte rumbo a la frontera con todas las divisiones, resaltando que las misioneras van al mando de Pantaleón Sotelo.
                Primeras victorias artiguistas, 13 de diciembre derrotado el coronel, Abreu, entre las vertientes de Ibirapuitá y Quaraim, por la vanguardia al mando de Andrés Latorre, y la presencia cerca de San Borja, de  legiones guaraníes al mando de Pantaleón Sotelo y Mbaibé.
                El ejército portugués es poderoso, con espías y vigilancia en toda la frontera, comienza mal el fatídico año 20 para Artigas, su ejército es derrotado en la quebrada de Belarmino, “... Perdiéronse más de 400 hombres esa tarde, entre ellos los mejores oficiales de Misiones, como Ticureí, Lorenzo Artigas y otros...”, (según Francisco Bauzá, “Historia de la dominación española en el Uruguay”, que transcribe Jorge F. Machón, “Misiones después de Andresito”) Lorenzo Artigas sería hermano de Andresito, habiendo participado en los barcos de Campbell.
                El desastre final se produciría el sábado 22 de enero, cuando en la batalla de Tacuarembó, las fuerzas comandadas por Andrés Latorre, las guaraníes por Pantaleón Sotelo y Manuel Cayré, son derrotadas por las lusitanas al mando  del Conde de Figueras. Pero quizás peor que la derrota, sería la muerte en la batalla de Pantaleón Sotelo, que tenía antecedentes y carisma para suplir la ausencia de Andresito. Por segunda vez, Artigas pierde un respaldo vital, de gran significación en el articulado de la historia futura, ya que Sotelo, en última instancia, se hubiera interpuesto y sofocado la rebeldía acomodaticia de Ramírez y jefes guaraníes.
                “El desastre de Tacuarembó, más la posterior defección de las filas artiguistas de don Fructuoso Rivera, marca en cierta medida el principio del fin de la vida pública del caudillo oriental y Protector de los Pueblos Libres, José Artigas. Para los misioneros, Tacuarembó significó un verdadero genocidio, no sólo de sus principales... oficiales y milicianos, sino también de la “chusma” que siempre acompañaba a las tropas guaraníes. Además, la muerte de Pantaleón Sotelo dejaba a los misioneros nuevamente sin Comandante General”.
Aunque exagerado, el parte portugués oficial de batalla, establecía 800 muertos, 15 heridos, 490 prisioneros, los portugueses, un muerto y cinco heridos.
El viajero Auguste de Saint Hilaire, en 1821 haría referencia que “... Tacuarembó, cerca de quinientos hombres muertos y cuatrocientos prisioneros, los portugueses perdieron uno... casi todos míseros indios... (Jorge F. Machón, “Misiones después de Andresito”
                Artigas con unos pocos orientales abandona el territorio de la Banda Oriental, ya ocupada totalmente por los portugueses, situación que para algunos sectores, era agradable, creando una situación política para nada irritante. Las aspiraciones de libertad y soberanía, se cambiaban por libertad y seguridad de comerciar libremente.
                Al retiro de Artigas derrotado en su suelo natal oriental, le habrán llegado del occidente  sones y campanas de triunfo, con la victoria del 1º de febrero, de los ejércitos federales de Ramírez y Estanislao López, con importante presencia guaraní, sobre las fuerzas de Buenos Aires, cuyas autoridades fueron suplantadas, suscribiendo el Pacto del Pilar, que manteniendo ideas federales, motivaría el enfrentamiento de Artigas con Ramírez, ya que este firmante del Tratado, no se obligaba a sostener la lucha contra los portugueses, ignorando la situación de Corrientes, Misiones y Banda Oriental.
                La derrota de Tacuarembó caló hondo en la nación guaraní, que sin recursos, con su territorio devastado y empobrecido por los saqueadores portugueses, con sus hermanos, milicianos, jefes, prisioneros o muertos, poco podían esperar que se aliviara su situación, máxime  el acoso que padecía el Protector por los portugueses, en sus permanentes intenciones de traspasar el Uruguay.

 

NOTA  XX
EL  PEREGRINAR  DE  ARTIGAS  RUMBO  AL  PARAGUAY
Por. Rubens “Chopo” Rodríguez.

 

EL  PEREGRINAR  DE  ARTIGAS  RUMBO  AL  PARAGUAY

La derrota de Tacuarembó dejaba a la Banda Oriental bajo el poder y mando de los jefes y ejércitos portuguesas, a fin de cuentas, lo proyectado y deseado por el gobierno de Buenos Aires, debiendo las fuerzas federales bajo la conducción de Artigas, retirarse a territorios más seguros para su supervivencia, provincias del “Entrerríos” y Santa Fe.
SANTA  FE  BASTIÓN  FEDERAL
La adhesión cada vez más amplia a los postulados federales, posición geográfica de la provincia, su puerto, en cierta forma llave del Paraná, eran obstáculos  que entorpecían el intercambio comercial de la ciudad puerto con el resto de las provincias, pero además representaba un ejemplo de independencia del poder central.
El general San Martín había solicitado a Buenos Aires, exponiendo su estrategia para la campaña del Perú, un empréstito de 500 mil pesos, para formar una flota naval, aumentar el ejército a 9.000 plazas, amenazando renunciar al mando del Ejército de los Andes.  Sectores porteños cuestionaban el plan de San Martín, considerando que las tropas, ¡debían emplearse para defender a Buenos Aires de la anarquía artiguista!
Las finanzas de la ciudad puerto no se querían aplicar a la gesta de la independencia americana, sino al servicio de la política centralista, pero la firme posición de San Martín, hacen aparecer los pesos que se negaban, mientras que en el mes de julio, alguna publicación porteña señalaba, “¿Hasta cuándo se desangrarán nuestros hermanos?”.  Se referían ante los constantes avances y ataques contra campamentos artiguistas, Arroyo de la China, Queguay Chico, que asolaban las zonas, con destrucción, muertes y prisioneros.
Hasta San Martín recibe opiniones y sugerencias, que con su ejército de los Andes, haga efectiva su presencia en la guerra contra las fuerzas federales, todo en aras de reconquistar Santa Fe. De la invasión portuguesa a la Banda Oriental, no se acordaban,  la entrega y pérdida de territorios, no importaban, hasta más, lo invitaban al General Lécor, Barón de la Laguna, jefe de las fuerzas portuguesas que avanzara con sus tropas, en tren de apropiación y conquista  hasta el Paraná. Al no tener respuesta de la oferta, el Director Rondeau (sustituyó a Pueyrredón, 19 junio 1819) insiste escribiendo al Dr. Manuel José García, que ante la corte portuguesa logre que se ordene al Gral. Lécor, “... para que cargue con sus tropas y la escuadrilla sobre Entre Ríos y Paraná y obre en combinación con nuestras fuerzas...”
Hacían cualquier cosa, “vendían a la madre”, ofrecían la Banda Oriental, el “Entrerríos”, para acabar con la “anarquía artiguista”, los consideraban más enemigos y peligrosos para la independencia, que a los españoles y portugueses.
BUSCANDO  REYES  Y  CORONAS
A pesar de tener Constitución, el presbítero Valentín Gómez llegaba a París para “contratar” a un príncipe para gobernar las Provincias Unidas. Al fracasar las gestiones por el Duque de Orleáns, se iniciaron gestiones por el Duque de Luca. El 12 de noviembre el Congreso consideró la posibilidad de coronar al Duque de Luca, ¡Rey de las Provincias Unidas!, abocándose inmediatamente los amanuenses de turno a modificar el texto constitucional, estableciendo un sistema monárquico. Francia apoyaría la lucha contra España, enviaría armas, tropas, buques y un préstamo de cuatro millones. Todo a criterio del agrado de Inglaterra, parte y juez de los problemas del Plata.
Si los años 18-19 fueron agitados en la ciudad puerto, más lo sería el 20, ya que de aquella agitación emocional se pasaría a la inquietud palpable visualizada por los avances de las tropas federales sobre Buenos Aires, con sus indios “terroríficos”, y para colmo se había producido el 9 de enero la sublevación en la Posta de Arequito (90 km. al oeste de Rosario), de la fuerzas de Belgrano, comandadas por el Gral. Francisco de la Cruz, que marchaban a Santa Fe. Se hicieron cargo de las fuerzas, los coroneles, Juan Bautista Bustos y Alejandro Heredia y el mayor José María Paz, que se manifestaron contrarios a participar de la guerra civil, entre federales y porteños.
Ya producida la derrota de las fuerzas artiguistas en la batalla de Tacuarembó, el 1ª de febrero de 1820, en la cañada de Cepeda, a tres leguas de Buenos Aires, la última defensa de la ciudad-puerto, es derrotada por las armas de Estanislao López y del entrerriano Francisco Pancho Ramírez.
Al llegar las noticias a la ciudad, todos corrían para esconderse, al grito de “nos van a degollar a todos”, otros cambiaban de bando, “nosotros siempre fuimos simpatizantes federales”, el Director Rondeau, apareció el día 4, maltrecho disparó para su casa. Juan Manuel Beruti comentaba, “se metió en su cama... tenía pánico, fue perseguido por santafecinos por seis leguas que, a uñas de su buen caballo, no le dio alcance la partida enemiga”. Al tercer día se hizo cargo del Gobierno.
El Cabildo designó una comisión de paz que se traslada al campamento de Ramírez, que había instado por oficio al Cabildo que era, “... Indispensable que Buenos Aires y su provincia, libre de toda opresión, elija su gobierno, para que, entendiéndose después con los gobiernos de las Provincias de la Unión, acuerden los medios de pública utilidad”.
Pero no hay arreglo, “la indiada se viene sobre Buenos Aires”, el día 10 se pone en marcha el ejército federal, proclamando que la provincia debe elegir un gobierno libremente y abandonar el régimen de tiranía, para que juntos los pueblos, puedan celebrar “los triunfos de la nación, bajo un gobierno paternal”.
La situación política es incierta, rumores, cabildeos, cambios en el gobierno, otros huyen, otros vacilan, Eustaquio Díaz Vélez y Cornelio Saavedra al mando de tropas, grupos de oposición al Director Pueyrredón y ministro Dr. Tagle, que se escaparon para Montevideo el 1º de febrero, logrando designar Director sustituto al Alcalde Juan Pedro Aguirre.
“La Gazeta” publica en sus hojas, lo que ya sabe y siente el pueblo, “Buenos Aires es federal”, mientras que el General Soler, con aprobación de su ejército intima al Cabildo, “... que se disuelva el Congreso, se quite al Director y se separen de sus destinos cuantos empleados emanen de esa autoridad, por considerar que están íntimamente ligados a esa facción indigna y degradante de Pueyrredón, Tagle y sus secuaces, que no numero por ser bien conocidos; que todos salgan de Buenos Aires...”.
AMBICIONES  OCULTAS
En la mañana del día 11, presenta renuncia Rondeau, los Congresales se esfuman, el Congreso se disuelve, se convoca a elecciones para elegir Gobernador. La designación de Soler como Jefe militar le descoloca políticamente, ya que contaba con apoyos militares y de amplios sectores de la población, principalmente los “orilleros”; dejando camino abierto a las ambiciones de intrigantes, como Sarratea, enemigo de Artigas desde los tiempos del Ayuí, con apoyos en la gente “decente”; como el repatriado tránsfuga de Alvear, siempre con sus ínfulas de ser gobernante, aunque no lo quisiera nadie (residiendo en Montevideo, junto a los portugueses); José Miguel Carrera, chileno, importante figura política,  buscando apoyos para expulsar a San Martín de Chile, que está con el entrerriano Ramírez, “ se dice que buscando hacerlo Jefe de las Provincias Unidas, después de haber fracasado ante Artigas...”
El día 14 logran por fin entrevistarse en su campamento, Francisco Pancho Ramírez, Estanislao López y el intrigante Sarratea, entre otros comisionados. Los porteños regresan a la ciudad el 16, oportunidad que el cabildo cita para las cinco de la tarde al vecindario. Con 183 asistentes se proceden a nombrar 12 electores, que designarán al futuro Gobernador. Ellos fueron, Juan José Anchorena, Vicente Echevarría, Juan Pedro Aguirre, García Zúñiga, Antonio Escalada, Sebastián Lezica, Vicente López, Manuel Sarratea, Manuel Oliden, Tomás Anchorena, Juan José Paso y Manuel Obligado. Al otro día, 17 de febrero, a la tarde eligen como Gobernador de Buenos Aires a Manuel de Sarratea, que aún, valga extrañeza, se encontraba en Pilar, manejándose el rumor que “era el candidato de Ramírez”, El día 18 recién llega a Buenos Aires, para jurar y recibir el cargo de Gobernador, iniciando el período de perseguir y eliminar la influencia artiguista de las provincias del litoral. De la Banda Oriental, tarea realizada.

 

COMPLEMENTO NOTA XX
EL  PEREGRINAR  DE  ARTIGAS  RUMBO  AL  PARAGUAY
Por. Rubens “Chopo” Rodríguez.

“La Gazeta” publica en sus hojas, lo que ya sabe y siente el pueblo, “Buenos Aires es federal”, mientras que el General Soler, con aprobación de su ejército intima al Cabildo, “... que se disuelva el Congreso, se quite al Director y se separen de sus destinos cuantos empleados emanen de esa autoridad, por considerar que están íntimamente ligados a esa facción indigna y degradante de Pueyrredón, Tagle y sus secuaces, que no numero por ser bien conocidos; que todos salgan de Buenos Aires...”.


AMBICIONES  OCULTAS
En la mañana del día 11, presenta renuncia Rondeau, los Congresales se esfuman, el Congreso se disuelve, se convoca a elecciones para elegir Gobernador. La designación de Soler como Jefe militar le descoloca políticamente, ya que contaba con apoyos militares y de amplios sectores de la población, principalmente los “orilleros”; dejando camino abierto a las ambiciones de intrigantes, como Sarratea, enemigo de Artigas desde los tiempos del Ayuí, con apoyos en la gente “decente”; como el repatriado tránsfuga de Alvear, siempre con sus ínfulas de ser gobernante, aunque no lo quisiera nadie (residiendo en Montevideo, junto a los portugueses); José Miguel Carrera, chileno, importante figura política,  buscando apoyos para expulsar a San Martín de Chile, que está con el entrerriano Ramírez, “ se dice que buscando hacerlo Jefe de las Provincias Unidas, después de haber fracasado ante Artigas...”
El día 14 logran por fin entrevistarse en su campamento, Francisco Pancho Ramírez, Estanislao López y el intrigante Sarratea, entre otros comisionados. Los porteños regresan a la ciudad el 16, oportunidad que el cabildo cita para las cinco de la tarde al vecindario. Con 183 asistentes se proceden a nombrar 12 electores, que designarán al futuro Gobernador. Ellos fueron, Juan José Anchorena, Vicente Echevarría, Juan Pedro Aguirre, García Zúñiga, Antonio Escalada, Sebastián Lezica, Vicente López, Manuel Sarratea, Manuel Oliden, Tomás Anchorena, Juan José Paso y Manuel Obligado. Al otro día, 17 de febrero, a la tarde eligen como Gobernador de Buenos Aires a Manuel de Sarratea, que aún, valga extrañeza, se encontraba en Pilar, manejándose el rumor que “era el candidato de Ramírez”, El día 18 recién llega a Buenos Aires, para jurar y recibir el cargo de Gobernador, iniciando el período de perseguir y eliminar la influencia artiguista de las provincias del litoral. De la Banda Oriental, tarea realizada.

 

NOTA  XXI
    EL PEREGRINAR  DE  ARTIGAS  RUMBO  AL  PARAGUAY
                         
                La partida venía mal para Artigas y su ejército oriental, al conocerse en Buenos Aires la derrota de Tacuarembó,  22 de enero 1820, con  pérdidas numerosas de muertos, heridos, prisioneros, entre ellos oficiales, importantes caciques guaraníes y el alejamiento de Fructuoso Rivera, de la estricta obediencia al Protector. La presencia lusitana en la Banda Oriental ya era de conquista y dominio, en la realidad, ya  no existía la Banda Oriental, Artigas debía refugiarse en la región del “entrerríos”, donde aún podía contar con sus permanentes aliados guaraníes y las fuerzas federales de Francisco “PanchoRamírez y de Estanislao López, que se encontraban combatiendo contra las fuerzas de Buenos Aires, logrando el triunfo en la batalla de Cepeda (1º febrero 1820)

TRATADO   DEL   PILAR

Manuel de Sarratea, con el cargo de Gobernador de Buenos Aires, acompañado por el regidor Pedro Capdevilla, noticiado de la derrota de su eterno enemigo, Artigas, se traslada a ultimar los acuerdos, que sin duda, ya habían tratado con “Pancho” Ramírez, en visita personal y secreta, oportunidad que habrá apreciado las reales intenciones y planes el “Futuro Supremo Entrerriano”, y como podía atraerlo a la causa para combatir, hasta la destrucción, al “Protector de los Pueblos Libres”.
Derrotada militarmente Buenos Aires, su poder económico lograba torcer la historia, logrando ventajas, a veces superiores, que si se hubieran conseguido por las armas.
El 23 de febrero  se firma en la Capilla de Pilar un tratado que busca, según la letra,  paz entre las provincias, estableciendo entre los doce  artículos:
1º ) Se establece que las partes contratantes se pronuncian por el sistema federal de gobierno. Las Provincias, por sus diputados designados, se deberán reunir antes de los 60 días en el Convento de San Lorenzo (Santa Fe), para tratar la organización del Gobierno.
2º ) Cesan las hostilidades entre Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe retirándose las fuerzas a sus respectivas jurisdicciones.

3º ) Entre Ríos y Santa Fe, hacen un llamado a, “... la heroica provincia de Buenos Aires, cuna de la libertad de la nación”, las penurias y sacrificios de los pueblos que han sufrido la invasión y guerra con Portugal, para disponer ayuda y auxilios.
4º ) Los ríos Uruguay y Paraná sólo serán navegados por buques de provincias amigas.
5º ) Amnistía política, podrán volver a su tierra los castigados, además se les devolverá sus bienes que hayan sido confiscados.
9º  ) Quedarán libres todos los prisioneros.
10º)  “Aunque las partes contratantes están convencidas de que todos los artículos es conforme a los sentimientos y deseos del Excmo. Señor capitán General de la Banda Oriental don José Artigas, según lo expuesto  el Gobernador de Entre Ríos, que dice hallarse con instrucciones privadas de dicho Sr. Excmo. para este caso... se ha acordado remitirle copia de esta acta, para que, siendo de su agrado, se incorpore a las demás provincias federadas, cuyo hecho se vería como un dichoso acontecimiento...”
12º) Se establecía un plazo de dos días para la ratificación del Tratado, además de establecerse en el mismo, 48 horas para el retiro de las fuerzas federales de la provincia de Buenos Aires.
Si faltaba algo para descolocar al Jefe oriental José Artigas, era el plazo de ratificación del Tratado, al establecer dos días, Artigas no tendría tiempo de leerlo, estudiarlo, sopesar todas las circunstancias, los hechos sucedidos, recibir informaciones confidenciales. Era imposible tomar una posición ante un Tratado que cambiaba, modificaba, las pretendidas nuevas relaciones entre Buenos Aires y las provincias federales. Convenía que Artigas no lo firmara, si quedaba al margen mejor, respaldaría aún más, la guerra y acoso que Ramírez iniciaría, para culminar las intrigas y deseos que por años alentó Sarratea.
Artigas rechazará el Tratado, le hará saber a Ramírez que no tenía autoridad para firmarlo, que su “... conducta audaz e imprudente provoca mi justicia y la autoridad que ejerzo como Jefe Supremo y Protector... confianza que los Pueblos han depositado en mi no puedo excusarme de pedirle cuentas y de prevenirle que si no retrocede en el camino criminal que ha tomado, me veré obligado a usar de la fuerza... “

 

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EL  PEREGRINAR  DE  ARTIGAS  RUMBO  AL  PARAGUAY
Por. Rubens “Chopo” Rodríguez.

COMPLEMENTO NOTA XXI
        

 

LOS   SECRETOS   DEL   TRATADO
 
                Sarratea afirmado como Gobernador de Buenos Aires (18 febrero 1820), sabía que podía disponer de fondos para detener el avance de los “forajidos”, para que no entraran a la ciudad. No obstante para salvar las apariencias y estimular cierto orgullo de las fuerzas federales, ya firmado el Tratado, Sarratea regresa el 25 de febrero a la ciudad, acompañado de los Jefes Federales y sus “montoneros”, con las tacuaras empenachadas de rojo, sus jinetes ceñudos, levantando una polvareda, que hacía toser a la población, quizás también de miedo.
“La Gazeta” se refería sobre Ramírez y López, “... señores generales del ejército Federal; héroes, modelo de hombres libres...”, se presentaron a la vista del pueblo, sin protocolo ni homenajes. Para que no se acostumbraran a la ciudad, a la tarde se marcharon a Pilar, donde estaba el grueso del ejército.
                Se conocieron algunas de las cláusulas secretas del Tratado, donde se establecía que el Gobernador de Buenos Aires, Manuel de Sarratea, depositará en manos de “Pancho” Ramírez, 200.000 duros; 1.500 fusiles; 1.500 sables; municiones, lanzas, trabucos de bronce, correajes y pondrá a su disposición la escuadrilla del Paraná.
                Todo el armamento y apoyo, no será para enfrentar a los portugueses, dueños de la Banda Oriental, ni para ayudar al Protector y Jefe indiscutido de la Liga Federal, José Artigas, que se desangraba con sus aliados guaraníes en batallas y combate, ante el poderoso ejército invasor portugués.
Manuel de Sarratea y don “Pancho” Ramírez tienen sus planes y estrategia, para derrotar y alejar definitivamente a José Artigas, de las regiones del Plata, aunque sea con su muerte. A los oídos del “Pancho” llegaron lisonjeras palabras de encumbramiento y poder, con títulos y honores de “Supremo de la República del Entrerríos”, desde el sur hasta el norte en tierras misioneras, sería el dueño absoluto. Para Sarratea sería la venganza contra su antiguo rival, era la trama perfecta de su triunfo definitivo.
                La oportunidad que Ramírez llegara a buen término en su proyecto político, de independencia provincial,  no importaba por ahora a las autoridades de Buenos Aires. En su momento si les convenía, encontrarían la forma y medios para desbaratar toda oposición a su hegemonía política.
                Sarratea, debe apelar a toda su habilidad política para sostenerse en el cargo, no cuenta con la aprobación de la opinión pública, mientras las fuerzas militares responden al general Miguel Estanislao Soler, que será designado gobernador de Buenos Aires, el 21 de junio, tras un proceso que conocía nombramientos y destituciones, casi diariamente. .
                Dentro de las cláusulas del Tratado del Pilar, (art. 7), estaba establecido iniciar juicios a los integrantes del gobierno de Pueyrredón, -muchos de ellos se refugiaron en Montevideo--  bajo los cargos de tiranía interior y negociando tratados secretos para imponer una monarquía.
                Pero ya la historia dejaría los lares de Buenos Aires, para escribirse sobre el territorio del “entrerríos”, donde el Protector de los Pueblos Libres, trataría de escabullir la tenaz persecución de “Pancho” Ramírez, sugerida y alentada, por el ahora caudillo de la Banda Oriental, don  “Frutos” Rivera     .

 

NOTA XXII

EL PEREGRINAR DE ARTIGAS RUMBO AL PARAGUAY
Por. Prof. Rubens “Chopo” Rodríguez.

                   UN  TRATADO  CON  MAQUILLAJE  FEDERAL

En resumen, el Tratado del Pilar, marcaba en principio una victoria del pensamiento político de Artigas, pero se le desconocía la Jefatura de los Pueblos Libres, apenas se le menciona como “Capitán de la Banda Oriental”, a la cual se omite toda mención específica de ayuda ante la invasión portuguesa.
            Artigas ya enterado y apreciando como se venía la cosa, los preparativos militares entrerrianos, le escribe a Ramírez (abril), “El objeto y fines de la Convención del Pilar celebrada por V.S. sin mi autorización y conocimiento, no han sido otros que confabularse con los enemigos de los pueblos libres para destruir su obra y atacar al jefe supremo que ellos se han dado para que los protegiese... “, claro el razonamiento de Artigas, sabedor de la real malicia que se escondían en los acuerdos, pactos, tratados, con los representantes de la oligarquía financiera y comercial de Buenos Aires, que nada bueno se podía esperar, máxime con la presencia de uno de los exponentes del pensamiento unitario porteño, representada por el avieso, falso, traicionero, Manuel de Sarratea.
Ampliando Artigas sus conceptos, “... debe ver que con su conducta audaz e imprudente provoca mi justicia y la autoridad que ejerzo como jefe supremo y protector; pues por mis antecedentes y la amplísima confianza que los pueblos han depositado en mí, no puedo excusarme de pedir cuentas y de prevenirle que si no retrocede en el camino criminal que ha tomado, me veré obligado a usar la fuerza, pues yo también tengo que arrepentirme de haber elegido a vuestra señoría y de haberlo propuesto al amor de los pueblos libres para que hoy tenga los medios de traicionarnos... ha tenido la insolente avilantez de detener en la Bajada los fusiles que remití a Corrientes... se ha entregado de cuerpo y alma a la facción de los pueyrredonistas, procura ahora privar de sus armas a los pueblos libres para que no puedan defenderse del portugués... “
            Ramírez le responde airadamente al Jefe oriental sus consideraciones, “... ¿V.S. no conoce el estado actual de los pueblos?... ¿Qué interés hay en hacer esta guerra ahora mismo y en hacerla abiertamente?...“ Y remarcando una objeción a la posición de Artigas, “... cree V.S. que por restituirle una provincia que ha perdido, han de exponerse todas las demás con inoportunidad?”
                 ” ARTIGAS EN ELTRATADO  DE PILAR  QUEDÓ “CRUZAO”

            Todos jugarían contra Artigas, fuerzas de Ramírez que se habían establecido sobre las costas del río Uruguay son retiradas, alejando enfrentarse a fuerzas portuguesas. Ramírez trata que su medio hermano, Ricardo López Jordán, entable conversaciones con el Gral. Fructuoso Rivera y autoridades de Corrientes, el militar tenía vías de comunicación para pactar y acordar con los portugueses,  en Corrientes, siempre había adictos a la política porteña, como forma de armar la “partida” reglamentada,  todos contra Artigas.
            Los enfrentamientos contra las fuerzas de Ramírez son desfavorables para Artigas, que poco a poco se encuentra acorralado, su salida y esperanza, las tierras misioneras, pero ya no estaba Andresito, con él en escena, Ramírez no se habría atrevido a tanto, ni hubiera pisado su propia provincia de Entre Ríos, faltaba Pantaleón Sotelo, ambos jefes guaraníes habrían bajado del caballo al émulo de “Jefe Supremo”, como tampoco el cacique Sití (Sity), se hubiera aliado a los enemigos de Artigas, medidas que señalamos en otros capítulos.
            Después del último combate, se le cierran los caminos a José Artigas, al oriente, están los portugueses, en Entre Ríos, las fuerzas de Ramírez, no puede acercarse a Santa Fe, donde López no se involucró en su persecución, situación que gráficamente comentó Andrés Latorre, “Artigas pudo dentrar en Santa Fe respetao por el general López, pero quedó cruzao y dentró en el Paraguay”.
La derrota de Tacuarembó caló hondo en la nación guaraní, que sin recursos, con su territorio devastado y empobrecido por los saqueadores portugueses, con sus hermanos, milicianos, jefes, prisioneros o muertos, poco podían esperar que se aliviara su situación, máxime  el acoso que padecía el Protector por los portugueses, en sus permanentes intenciones de traspasar el Uruguay.
            El Gobernador Méndez notifica al Cabildo (12/2/1820), “hoy día de la fecha he recibido un oficio del Sargento Mayor Sití existente en su campamento de Cambay, que por el Paso de la Merced se han avistado portugueses... creo para invadir nuestros territorios... “ (Archivo G. Corrientes
            Dos días después Méndez amplia su información, acusando a Sití de dar “noticia fraudulenta... venía solapada... “como intento de retirarse por territorio correntino y apropiarse  de ganado y otras utilidades, especificando “porque conocí a Sití con los indios quería atropellarnos e invadirnos... “. Las informaciones posteriores le darían razón a las observaciones y alertas de Sití, de la permanente exploración de partidas portuguesas, que dejaban en claro ya, las desconfianzas entre unos y otros.

 

EL PEREGRINAR DE ARTIGAS RUMBO AL PARAGUAY
Por. Prof. Rubens “Chopo” Rodríguez.
Nota XXIII

                                          SITI COMANDANTE GENERAL GUARANÍ
            Por segunda vez los integrantes de la nación guaraní, debían designar Comandante para la Provincia de Misiones, ante la muerte de Pantaleón Sotelo, elección efectuada en el Campamento General del Miriñay, el 5 de marzo de 1820, oportunidad que las legiones guaraníes, por aclamación, nombraron como su máximo jefe a, Francisco Javier Sití, “mestizo, oriundo de Santo Tomé... nacido alrededor de 1780... nombramiento realizado por Asamblea de oficiales y tropa, recibió confirmación del Cabildo y tuvo la anuencia del Protector de los Pueblos Libres. José Artigas... respetando las antiguas costumbres y formas institucionales de los misioneros, sino también cumpliendo con la concepción artiguista de ejército-pueblo, en la que el mando emergía de abajo hacia arriba y no la clásica posición autoritaria verticalista” (Jorge Francisco Machón, “Misiones después de Andresito”)
            Finalmente Sití caería en la tentación de aliarse a Francisco Ramírez en su lucha contra Artigas, alucinado quizás por las tentadoras ofertas de los portugueses, de respetar su mando sobre la provincia misionera, cesando las hostilidades, que habían llevado a la ruina, desamparo y hambre, a la nación guaraní.
            Su paso por la historia misionera debe no obstante reconocimiento, valorando su actuación a las órdenes de José Artigas, aceptando el permanente enfrentamiento contra el invasor portugués, que tras largos años de luchas, veían desmoronarse las resistencia, máxime ante la derrota de Artigas, en Tacuarembó, la posesión de la Banda Oriental por los invasores lusitanos, el apoyo logrado por Francisco Ramírez, todos contra Artigas, sospesando las circunstancias, decidió que debía abandonar a su suerte al antiguo Jefe, atento a la supervivencia de su pueblo. 
 
                  CORRIENTES Y EL TRATADO DE PILAR
 
El triunfo de Cepeda sobre las fuerzas porteñas, marcó como paradoja, el ocaso terminal del jefe oriental, José Artigas, pese a que en primera instancia se le viera como un acuerdo de paz entre las provincias, tal como lo entendía Campbell, que al frente de 400 correntinos participó en la batalla, en nota al Cabildo de Corrientes, que recibió la novedad con agrado, ya que atenderían la situación con los guaraníes que no respetaban el acuerdo de límites, pretendiendo llegar hasta el río Corriente, (febrero 1820) argumentando que la zona misionera había sido devastada por las excursiones lusitanas.
Tres fueron las posiciones del Cabildo, en su discusión interna, una encontraba positivo y conveniente el “Tratado de Pilar”, otra aceptaba y apoyaba la posición de Artigas ante el mismo, y la tercera, era partidaria de quedar a la espera de nuevos acontecimientos. Finalmente privó la segunda posición, teniendo en cuenta que pese a todo, el artiguismo se mantenía firme dentro de la provincia, y que resultaría un escollo a las ambiciones de Francisco “Pancho” Ramírez, de anexar Corrientes a su “República Entrerriana”.
 
 
                           EL  CONGRESO  DE  ABALOS
Artigas por nota enviada al Cabildo, el 11 de abril, invitaba a reunión en su cuartel de Abalos, con representantes de las provincias de Corrientes, Misiones y la Banda Oriental, para tratar el nuevo esquema político a partir del “Tratado de Pilar” y las consecuencias futuras, después de su derrota ante los portugueses en Tacuarembó.
El Congreso en su sesión del 24 de abril de 1820, con presencia del Gobernador, Juan B. Méndez,  de Corrientes y el Alcalde de 2º Voto, Domingo Rodríguez Méndez; del Comandante Francisco J. Sití y por el Cabildo, Miguel Ariyú, ambos de Misiones y por la Banda Oriental, Comandante Gorgonio Aguiar y José Artigas.  Entre otros asuntos se resolvió: a) las tres provincias se comprometen con todos sus esfuerzos y recursos a sostener una guerra ofensiva-defensiva, b) José Artigas será reconocido, por los jefes y autoridades de las provincias, por el Protector de su libertad; c)  Las tres provincias de la Liga se comprometen al cumplimiento de sus providencias como Director de la guerra y la paz; d) Se compromete a no celebrar convenio ni tratado alguno con enemigos exteriores e interiores, que no asegure la libertad e independencia de estas provincias; e) Las provincias no podrán ser perjudicadas en la libre elección de sus gobiernos ni en su administración económica; f) Se admite lo precedente hasta la resolución de un Congreso general de las provincias.
“Es de rescatar la importancia que dio Artigas a que en este Congreso no solamente estuvieran presente los jefes militares, sino también los representantes, es decir la representación política de los Cabildos de las provincias convocadas” (Jorge Fco. Machón, “Misiones después de Andresito”)
Realizado el Congreso de Abalos, se vivieron meses de cierta paz en Corrientes, se acrecentó el comercio con la llegada de barcos de varias procedencias, hasta que la presión de Ramírez era cada vez mayor.
La confrontación bélica era inevitable, sería breve, con una persecución implacable al Protector de los Pueblos Libres, donde ex –aliados, hasta de su propia Banda Oriental, no escatimarían esfuerzos para destruir y alejar la influencia y presencia de Artigas de regiones que lo aclamaron y pidieron su protección. El premio para el caudillo entrerriano, Francisco Ramírez, instalado como verdugo, para el trágico final que se pretendía para Artigas, sería su mandato sobre las provincias de Corrientes y Misiones, que el Tratado de Pilar dejó afuera, recibiendo los halagos y ayuda de la influyente Buenos Aires.

 

 

EL PEREGRINAR DE ARTIGAS RUMBO AL PARAGUAY (Nota XXIV)
Por. Rubens “Chopo” Rodrìguez

La problemática política-militar se vuelca contra los intereses del accionar de Artigas, cuyo prestigio personal seguía intacto, con clara aceptación del concepto federal de sus proyectos de nación, pero jugaban en su contra ciertas directivas de confrontación a ultranza con Buenos Aires.
Panorama incierto para el accionar de Artigas, desguarnecida la zona del alto Uruguay, con total dominio de los lusitanos,  se debilitaba el control y mando en la provincia de Corrientes, que a pesar de todo sería la última en abandonarlo de las que integraron el Protectorado de la Liga Federal.

                   ARTIGAS   SE   OPACA   EN   CORRIENTES

Artigas con pocas fuerzas, las que pudo rescatar de sus legiones aún dispersas por las costas del Uruguay, se dirige a Entre Ríos, buscando desbaratar militarmente a Ramírez en su propio territorio, contando con el auxilio de dos escuadrones de caballería correntina al mando de Juan González Alderete, logrando el Comandante de Misiones, Francisco Javier Sití, marcando su aún adhesión al Protector, una victoria en Arroyo Grande, mientras que Artigas libra  batalla (13 de junio 1820) en el   arroyo Las Guachas”, para ser vencido cerca de La Bajada, en Las Tunas (24 de junio) contando Ramírez con la desembozada colaboración de fuerzas militares de Buenos Aires, iniciando una seguidilla de derrotas, al igual que los aliados guaraníes acciones y resultados que permitían el avance victorioso de Pancho Ramírez, para perseguir al antiguo amigo y jefe, penetrando sin resistencia en la provincia de Corrientes.
 Pancho Ramírez después de su triunfo en Las Tunas, expresaba en un bando: ¡Gloria a la Patria en Federación!  En este día acabo de escarmentar con la intrepidez de los Dragones al tirano Artigas en este campo a presencia de ese heroico pueblo que no admite el despotismo de ese monstruo Los entrerrianos no toleran por más tiempo ser subyugados por tiranos Ese hombre se ha decidido por asolar y aniquilar las provincias (Aníbal S. Vázquez, “Caudillos Entrerrianos, Ramírez)
            Perdiendo en varios frentes, ante el avance de avances de legiones enemigas invadiendo la provincia de Corrientes, Artigas debe buscar apoyo regresando a su campamento de Ábalos, perseguido por una vanguardia de Pancho Ramírez comandada por Gregorio Píriz, .logrando el Protector escapar en uno de los caballos de uno de sus hijos, perdiéndose en los montes de la zona.
Por el lado del Paraná, una escuadrilla enviada por Buenos Aires, al mando de Manuel Monteverde, supera el fuego federal de Esquina, llegando al puerto de Goya, cuyo comandante, Juan González Alderete, se pliega al movimiento de Ramírez, culminando el 30 de julio, con el enfrentamiento con la escuadrilla correntina al mando de Campbell, que perdiendo los lanchones, El Carmen, La Victoria y La Correntina y dos lanchas artilladas, obligan al artiguista Campbell, marchar por tierra hasta la capital correntina.

                         EL  ACUERDO  DE  MOCORETÁ

            La cambiante situación de la región,  motivará  que el Comandante General de Misiones, Francisco Javier Sití, se comunique con Francisco Ramírez, por intermedio del fray Martín Tixera, cura de Asunción de Cambay, para tratar  ... lo más conveniente con el señor Gobernador y general Francisco Ramírez, para que de este modo cesen las calamidades... Al efecto y para debida constancia lo firmo con mis inmediatos comandantes. Asunción del Miriñay, julio 24 de 1820. Francisco Sití.  Blas Uré, Dionicio Alarcón, José Matías Abacú, Pablo Aramimbí y Pedro Cut.
El acuerdo guaraní-entrerriano implicaba por los medios militares, económicos disponibles, la subordinación de los primeros a las huestes de Pancho Ramírez.  Por documentación inédita investigada (encontrada por Jorge Francisco Machón) “avala la existencia de tal tratado o acuerdo, del 25 de julio de 1820, con acta firmada el día 28....
La comunicación de Sití a Ramírez simplifica la comprensión del nuevo tratado, Querido amigo y compañero: En medio del gran placer que tuve de triunfar de este tirano -(se refiere a Artigas)- que trataba de oprimir mi provincia... recibí a Manuel Olavarrieta. A este individuo debo el que me hubiese tan antemano abierto los ojos para ver la iniquidad de Artigas... Campamento General de Miriñay, 15 de agosto de 1820. Francisco Sití. (Archivo General Corrientes)
                 

  PANCHO RAMÍREZ  A  PASO  TRIUNFANTE

Mientras tanto, Artigas se dirigía a San Roquito, hasta lograr reunir 600 seguidores en Yaguareté Corá, se encontró en San Roque con Méndez y el 6 de agosto se encaminaba a Curuzú Cuatiá, mientras que casi pisando sus talones, el día 8, Pancho Ramírez llegaba a San Roque, donde hizo una proclama dirigida al Cabildo de la capital, donde explicaba su accionar, Sin otro objeto que asegurar la felicidad de mi Provincia y libertar a los pueblos del yugo vergonzoso que les impuso la bárbara ambición de Artigas, yo piso con mis divisiones el territorio de Corrientes. El déspota huye despavorido temiendo la intrepidez de los jinetes Entrerrianos. Yo marcho a esa ciudad y mi escuadra debe anclar en ese puerto. U. S. Debe inmediatamente asegurar las personas de Aguiar, Campbell, como a Méndez, a Artigas y demás magnates que caigan por ese destino, posesionándose de los intereses de todos estos, porque de lo contrario hago a U. S. Responsable, pues esta medida interesa para la libertad y sosiego de las provincias federales. (Antonio E. Castello, Historia de Corrientes)
El anuncio de la presencia de las tropas de Ramírez, produjo cambios en las autoridades de la capital, que sin pensarlo mucho, aceptaban la nueva situación, ya que el mismo día 8 de agosto, el Cabildo nombró Jefe del Gobierno militar a José Fernández Blanco, antiartiguista de la primera época, que inmediatamente cumpliendo los deseos del Supremo, detuvo en prisión, a Campbell, Mariano Vera, J. Antonio Esteche, Amarilla, Soto y Soloaga, pasados a la escuadrilla que llegó a puerto el día 23.

EL PEREGRINAR DE ARTIGAS RUMBO AL PARAGUAY (Nota XXV)
Por. Rubens “Chopo” Rodríguez

 Artigas, no se sabe de donde, junto con el Gobernador Méndez, y la presencia fiel de Matías Abacú (se alejó de Sití) logran sumar intrépidos hombres a sus fuerzas, para tomar Curuzú Cuatiá (11 de agosto), buscando el apoyo de Francisco Javier Sití, comunicando, “Yo (Artigas) no vengo a dar castigo sino voy con los brazos abiertos para estrecharlos como a hijos por quien tengo hechos muchos sacrificios...”, pero el guaraní le dio la espalda al jefe federal, quizás apreciando de que lado estaba la fuerza y victoria, además sabedor de la nueva relación de Ramírez en alianza con los portugueses, que aunque siendo estos los eternos rivales depredadores de los guaraníes, la situación actual podía transformarse en acuerdos ventajosos, en apariencia, para unos y otros.

      ARTIGAS  SUMA  LEALTADES  Y  TRAICIONES

Remarcando su traición al Jefe Oriental, ante pedido del Jefe de Curuzú Cuatiá, previendo el avance de Artigas (10 de agosto), Sití  decide enviar una partida para enfrentar el ataque, al mando de Pablo Aramimbí, que finalmente se suma a las fuerzas de Artigas, con algunos oficiales y morenos!
La posibilidad que el jefe Oriental sumara soldados a su ejército, preocupaba, aterraba a Francisco Javier Sití, comunicando a “Pancho” Ramírez, evidenciando inseguridad, miedo, temor, de la aureola intacta del Protector, y que los guaraníes que comanda, le den la espalda y se sumen a las huestes del “viejo Artigas”, explicando  “... las voces corre que se dirige a San Roque y otras que va a Itatí, podemos presumir de que éstos  se reúnan con el viejo Artigas, y vuelva sobre ésta mi fuerza... Yo nada puedo asegurar de que la gente que tengo se pase a ellos a la hora que se presente a invadirme... Campamento del Miriñay, 6 agosto 1820. Francisco Javier Sití”. (“Misiones después de Andresito” Jorge Francisco Machón)
Para afirmar posiciones y distanciarse de las tropas de “Pancho” Ramírez”, Artigas planifica ocupar, la importante plaza de la capital misionera, Asunción del Cambay, la cual abandona Sití para dirigirse en busca de ayuda con el Comandante Píriz, dejando en la defensa de la ciudad a Dionisio Alarcón, con la orden de sostener la plaza por lo menos cuatro días.
Las partidas de Piris y Sití  regresan el día 15, atacando por sorpresa la retaguardia de las fuerzas artiguistas, que entre dos fuegos, se dispersan, huyendo hacia los montes. Los únicos que presentaron batalla fueron los “Dragones de Matías Abacú”.  En su parte remitido a Ramírez, el ex-artiguista Sití, informaba, “Hoy como a las diez nos hemos presentado con toda nuestra fuerza al frente de los del Patriarca José Artigas y no pudiendo resistir el valor y entusiasmo de las tropas de V.S. al momento desmayaron y los pusimos en una fuga la más vergonzosa y los hemos perseguidos en más distancia de tres leguas…”, persecución?, que no logró tomar prisioneros informando que se dirigía a Candelaria.
No eran muchas las rutas que el otrora Protector de los Pueblos Libres y Jefe Patriarcal de los guaraníes, podía transitar sin peligro de su vida. Su regreso a Entre Ríos, el acercamiento a las costas del Paraná, para contar con la ayuda de los guaycurúes chaqueños, la vuelta a las regiones de la Banda Oriental, estaban vigiladas por ojos y espías, que fueron visiones amigas y respetables de su autoridad, para ahora encolumnarse, como una sucesión de aconteceres desgraciados, que con saña implacable trataban de aniquilar su persona física, pero que paradojalmente no renegaban de sus ideas federales, y que, vaya a saber con que significado, Sití le informaba a su ahora jefe Ramírez, los resultados nulos de la persecución “al viejo Artigas”.
Ni en su tierra natal podría sentirse seguro, también estaba trabajando la traición, procurando prestigio personal, con fantasías de conformar nuevas agrupaciones geográficas, de “Provincias del Entre Ríos” con la Banda Oriental y regiones del sur portugués, ideas y maquinaciones de Fructuoso Rivera, que para desarrollar su plan, era menester destruir a José Artigas.

   LOS  GUARANIES  SON  ALERTADOS  DE  LA  TRAICION

En cierta manera es conmovedora la comunicación de Artigas con el Cabildo de Misiones, ya enterado de la adhesión de Sití a Francisco Ramírez, expresando que meditasen sobre los engaños y falsedades de ·”Pancho” Ramírez y sus tratos con los portugueses, expresando el Protector, “Me ha llenado de dolor al ver los trabajos que les han sobrevenido con el engaño con que Ramírez los sedujo. Las resultas de este fatal día van hasta la destrucción de toda la Provincia; este es el objeto que se propuso Ramírez dividiéndonos para que nos atacásemos unos con otros; pero teniendo esto en consideración no es permitido que se ensangriente una guerra entre hermanos y traigo reunidas todas las tropas y familias para que vuelvan a sus casas y se acabe todo. Este solo es el objeto que me trae, no el castigar a nadie, pues bien conozco que los han engañado y solo vengo a estrecharlos como hijos y volverlos a unir a todos para que juntos defendamos el sistema.
Ramírez va contra mí porque está unido con los portugueses, como lo verán por el oficio que les incluyo, que se le quitó al chasque que lo conducía a Ramírez. Desengáñense con tiempo, no crean a las expresiones engañosas con que los buscan, pues el objeto es separarlos de mi lado para encadenarlos. Recuerden lo que han hecho, hasta de los principios a proteger, y verán que sola para esclavizarlos los han mantenido; por fin V.S, mándeme lo más pronto su resolución para obrar según ella, y devuélvame el oficio del General portugués que deseo obre en mi poder. Dios guarde a V.S. muchos años. Campamento en marcha. Agosto 11 de 1820. José Artigas”  (“El General Artigas y los hombres de Corrientes”, Hernán Félix Gómez)
Prontamente se cumplirían las observaciones de Artigas, en enero del 21, Ramírez antes de dirigirse de Corrientes a Entre Ríos, debió sofocar un levantamiento de los guaraníes comandados por Francisco Javier Sití, en Curuzú Cuatiá, que instigados por los portugueses, pretendían mejoras de su situación. El comandante Piriz los combatió, debiendo retroceder los indígenas  hasta territorio portugués, traspasando el río Uruguay.

 

EL PEREGRINAR DE ARTIGAS RUMBO AL PARAGUAY (Nota XXVI)
Por. Rubens “Chopo” Rodríguez

Manuel de Sarratea y don “Pancho” Ramírez, verdaderos artífices del Tratado del Pilar, tienen sus planes y estrategia, para derrotar y alejar definitivamente a José Artigas, de las regiones del Plata, todo el armamento y apoyo, no será para enfrentar a los portugueses, dueños de la Banda Oriental, ni para ayudar al Protector y Jefe indiscutido de la Liga Federal,  que se desangraba con sus aliados guaraníes en batallas y combates, ante el poderoso ejército invasor portugués.


DESANDANDO  CAMINOS
La problemática política-militar se vuelca contra los intereses del accionar de Artigas, cuyo prestigio personal seguía intacto. Otras consideraciones llevarían a suponer que el Protector de los Pueblos Libres, habrá sopesado la situación, pocos sus seguidores, presentar lucha sería sacrificar al puñado de guaraníes que aún lo seguían.
Las fuerzas enemigas lo estaban acorralando contra el Paraná, con su pequeña división, acompañado de sus fieles oficiales, Andrés Latorre y Matías Abacú, hacen campamento en el cerro de Santa Ana, cercano a Candelaria, suelo y territorio de su patria soñada, a la espera de la respuesta del Supremo, Gaspar Rodríguez de Francia, que le permitiera el  ingreso a suelo paraguayo, donde las especulaciones históricas sobre los motivos de Artigas de tal decisión no tienen término, pero siendo unánimes, queno se acercaba al Paraguay para pedir asilo o protección.
Es clara la orden que le dice a Latorre, que se quede en la orilla oriental del Paraná a esperarlo, sus ansias serían volver con auxilio y apoyos para continuar la lucha. No pudo ser, se encontraría con una situación política alterada, ni pudo exponer personalmente sus ideas y planes al jefe absoluto de Paraguay, nunca lo recibió ni respondió a sus cartas.
En esa época Artigas tenía 56 años, lo acompañaron dos hombres que marcarán su vida al estar junto al Prócer como asistentes, Ansina(Joaquín Lenzina), de 60 años, payador y poeta, y Montevideo Martínez. Esperaba encontrarse con sectores que dialogaban sobre bases federales pero sus integrantes habían sido denunciados y arrestados, sospechados de estar actuando contra la autoridad de Gaspar Rodríguez de Francia, situación de tensión que indicaría que no era el mejor momento para Artigas, de solicitar permiso para entrar al país, máxime que el artiguismo mantenía interés y entusiasmo entre vastos sectores de la población, lo que sin duda disgustaría al gobernante absoluto del Paraguay.
La conspiración  para derrocarlo llegó a su conocimiento, tomando medidas drásticas contra los complotados, todos ellos amigos y simpatizantes de Artigas, entre ellos Fulgencio Yegros, lo que no estaría en conocimiento del Jefe Oriental..  


LAS  CARTAS  QUE  NO  LLEGARON
En sus cavilaciones tendría la esperanza de convencer al “Supremo Dictador”, de realizar una alianza defensiva-ofensiva, tanto contra los propósitos de “Pancho” Ramírez y los inevitables futuros ataquesde los porteños y portugueses. Quizás ya Artigas vislumbraba los acontecimientos que desatarían la Guerra de la Triple Alianza en 1865, que llenarían de muerte y miseria al pueblo paraguayo.
Antes de cruzar el Paraná, se produce un acto que dignifica su espíritu y de los hombres que acompañaban al Jefe Oriental, cuando decide enviar  el dinero que contenía en sus alforjas, para ser entregado a los prisioneros artiguistas que se encontraban en cárceles portuguesas, entre ellos Lavalleja, Andresito, Otorgués, Berdum. La suma era de cuatro mil patacones, que fueron entregadas en las manos de Francisco De los Santos, que se ofreció a llevar, montado en su caballo, el auxilio monetario a sus compatriotas, tarea que cumplió.
Por otro lado, cabía la sospecha que la imitación en su territorio de las ideas de autodeterminación y decisiones populares, podía resquebrajar su sistema unitario y centralista de gobierno. En cierta forma, dejando a Paraguay separado de las influencias de las regiones del Río de la Plata, se podría considerar que sería más adepto al régimen unitario porteño, que manejaba los asuntos políticos-comerciales, desde la capital de la gobernación.
Las dudas y sospechas de las intrigas políticas, de las conveniencias de unos y otros, se llegó a especular de acuerdos con el Director Carlos de Alvear,  se podrían encontrar puntos de referencia, ya que Paraguay interesado en sumar regiones orientales del Paraná, en Misiones, podía ver facilitados sus planes, con la complicidad de Alvear, que esperaría a cambio, alejar la influencia artiguista de la provincia de Corrientes.
Históricamente cabe reconocer que Gaspar Rodríguez de Francia, mantuvo la política internacional de su país alejada de influencias externas, debiendo equilibrar las relaciones, ya que su comercio exterior, sufrió en varias épocas, las trabas y fiscalizaciones impuestas por las autoridades y comerciantes porteños, a la libre navegación de los ríos. Encontraba mayor defensa para el progreso de Paraguay, en la política federal de Artigas, pero resultaba en cierta forma peligrosa, un apoyo formal, por las represalias que podría presentar Buenos Aires y un enemigo común, Portugal. Era mucho el riesgo, Paraguay decidió cerrarse entre sus ríos, sin mayores contactos y alianzas políticas con gobiernos extranjeros.
Ante la invasión portuguesa a las regiones de las Misiones Orientales, pasando el Uruguay, ocupando territorio de Misiones, tocando las aguas del Paraná, con planes de invadir Corrientes, donde era evidente la fragilidad de las fuerzas defensivas, guaraníticas y correntinas, lleva al jefe oriental, José Artigas, a mediados del año 1817, enviar una misión al Paraguay, integrada por el correntino, Dr. José Simón García de Cossio y el cordobés, Capitán Juan Pablo Bulnes, para tratar con autoridades locales, es decir con la voluntad y criterio del Dr. Gaspar Rodríguez de Francia, convenir un tratado defensivo entre Paraguay y las regiones del Protectorado de Artigas, ante el ataque de cualquier nación extranjera.

 

EL PEREGRINAR DE ARTIGAS RUMBO AL PARAGUAY (Nota XXVII)
Por. Rubens “Chopo” Rodríguez

Hay que entender la difícil situación en que se encontraba Artigas en 1820, rodeado y perseguido por todos los horizontes, debió apostar a una chance, encontrar auxilio para trabar alianzas y acuerdo en suelo paraguayo, con el criterio, pensamiento del Supremo, Gaspar Rodríguez de Francia.

 

LA  MEMORIA  Y  EL  RECUERDO  GUARANI

La región oriental del Paraná pertenecía al Jefe entrerriano, Francisco Ramírez, ya alejado Artigas en territorio paraguayo, a buen recaudo del poder  de Gaspar Rodríguez de Francia, la provincia de Corrientes sujeta a sus directivas, con nuevas autoridades dóciles a sus mandatos, y  los guaraníes de Misiones, acordaron una neutralidad acomodaticia a la realidad de la época, queriendo no molestar  a Ramírez, buscando cierta protección con los portugueses. Todos por otro lado, quedaban unidos bajo el escudo de la “República Entrerriana”.
En Corrientes, Ramírez disolvió el Cabildo, formado y funcionando desde la fundación de la ciudad en 1588, comentando Hernán Félix Gómez, Constituyendo  el acto más erróneo que podía cometer, que á través de dos centurias y media había sido el cerebro y corazón del organismo provincial recogiendo en su seno las necesidades, los ideales y los sentimientos populares, reclutaba sus regidores con el elemento más sano de la clase culta, recogía las opiniones por medio de los cabildos abiertos. Disolvió el cabildo que hasta el bárbaro Andresito respetó.
            Lamentablemente los guaraníes no lograron gobernar totalmente su territorio, encontrarían mejor disponibilidad por parte de los portugueses, con tratos comerciales, siempre hábiles en intrigas, desconfiarían de los reales propósitos de “Pancho” Ramírez, de sus planes de avanzar sobre territorio paraguayo, para lo cual involucraría legiones misioneras, que en lo económico afectarían las plantaciones de yerba mate. En definitiva no alcanzarían a disfrutar de años de tranquilidad y felicidad.
            Recordarían las épocas del Protectorado de Artigas, donde cada provincia se gobernaba por sus naturales, el respeto del Protector por las decisiones de los pueblos, llegando alentar que entregarían sus fuerzas a los portugueses antes que a “Pancho” Ramírez.
            Procuró Sití que su pueblo volviera a integrarse en los antiguos pueblos, para cuidar las haciendas y plantaciones de yerba mate, producción codiciada por las autoridades correntinas y ambición del entrerriano.
En cierta manera es conmovedora la comunicación de Artigas con el Cabildo de Misiones, ya enterado de la adhesión de Sití a Francisco Ramírez, de fecha 11 de agosto, que transcribe el gran historiador Hernán Félix Gómez en, El general Artigas y los hombres de Corrientes” expresando el Protector, “Me ha llenado de dolor al ver los trabajos que les han sobrevenido con el engaño con que Ramírez los sedujo. Las resultas de este fatal día van hasta la destrucción de toda la Provincia; este es el objeto que se propuso Ramírez dividiéndonos para que nos atacásemos unos con otros; pero teniendo esto en consideración no es permitido que se ensangriente una guerra entre hermanos y traigo reunidas todas las tropas y familias para que vuelvan a sus casas y se acabe todo. Este solo es el objeto que me trae, no el castigar a nadie, pues bien conozco que los han engañado y solo vengo a estrecharlos como hijos y volverlos a unir a todos para que juntos defendamos el sistema.
Ramírez va contra mí porque está unido con los portugueses, como lo verán por el oficio que les incluyo, que se le quitó al chasque que lo conducía a Ramírez. Desengáñense con tiempo, no crean a las expresiones engañosas con que los buscan, pues el objeto es separarlos de mi lado para encadenarlos. Recuerden lo que han hecho, hasta de los principios a proteger, y verán que sola para esclavizarlos los han mantenido; por fin V.S, mándeme lo más pronto su resolución para obrar según ella, y devuélvame el oficio del General portugués que deseo obre en mi poder. Dios guarde a V.S. muchos años. Campamento en marcha. Agosto 11 de 1820. José Artigas
            Ante las actitudes soberanas de Sití, de afirmarse y gobernar en su territorio y las probables alianzas con los portugueses, ponen en alerta a Ramírez, decidiendo ocupar con sus fuerzas el territorio misionero, donde con varias divisiones tratará de terminar con el Comandante Guaraní, Francisco Javier Sití, produciéndose varios combates, con suertes alternadas, hasta que finalmente la gran mayoría de la nación guaraní, traspasa el río Uruguay, para buscar refugio entre los portugueses.

 

EL  PEREGRINAR  DE  ARTIGAS  RUMBO  AL  PARAGUAY
Por. Ruben “Chopo” Rodríguez

 

Se siguen sucediendo los trastornos militares, las fuerzas artiguistas cada día se ven acorraladas ante la ganancia de territorios que logran las de “Pancho” Ramírez y sus aliados. Artigas ya decidió afrontar una posibilidad que presenta enormes dificultades, entrevistarse previa solicitud con el gobernante absoluto de Paraguay, Gaspar Rodríguez de Francia. para lo cual cruzará el Paraná, el martes 5 de setiembre 1820.

ALEA  JACTA  EST

Para el Protector de los Pueblos Libres, “la suerte está echada”, (el César romano pronunció la frase al trasponer el Rubicòn, 49 a. C.), uno de sus objetivos no podrá cumplirse. Su amigo y ferviente jefe militar federal, Fulgencio Yegros, fue encarcelado al descubrirse un complot contra Rodríguez de Francia.
El proceso de Yegros culminó con su fusilamiento y el de varios compañeros, en julio de 1821.
 En cierta forma, la presencia de Artigas en Asunción incomoda al gobierno, por lo tanto es recluido, (por seis meses en el Convento de la Merced) solicitó entrevistarse con el Supremo, siendo inútiles los pedidos realizados por Artigas, no logró llegar directamente ante el gobernante paraguayo., ni ser recibido ni contestadas las caretas y notas.

SU  VIDA  EN  EL  PARAGUAY

De este general devenido en desgracia por sostener ideas, grandeza de espíritu, fidelidad a sus seguidores, conductor=conducido a librar mil batallas por la grandeza y libertad de los pueblos, que no doblegaría ni desviaría las metas y propósito de su lucha, sufriendo dobladas intenciones de amigos, lugartenientes, capitanejos, le esperan 30 años de convivir en Paraguay, donde quizás haya encontrado paz a su espíritu andariego, luchador, tozudo, indomable, cambiando sable y lanza, por la mancera del arado, en su solar particular en la cercanía de la lujuriosa vegetación de los bosques paraguayos, el cantar de los pájaros, y el cantarino hablar con las rimas del dulce guaraní de las “cuñataì”.

SU  VIDA  UNA  SUCESION  DE  SACRIFICIOS

Artigas cuando se produce la revolución de Mayo tenia 47 años, con amplia experiencia del territorio oriental, recorriendo el mismo en toda su extensión, en sus tareas de acopiador de ganado, cueros, con la naturalidad de la época, comerciando y contrabandeando, ya que así nacieron estos territorios, bajo el influjo del contrabando como un medio natural de vida.
Contrajo enlace con una prima en 1805, del matrimonio nació un hijo, matrimonio alterado por enfermedad mental de la esposa, combatió en las invasiones inglesas, a su cargo estuvieron las señales de fuego que desde el Cerro de los Toros, en el hoy Piriápolis, comunicaba a Montevideo  los movimientos de las fuerzas invasoras.
A mediados de febrero 1811, Artigas abandona su regimiento instalado en Colonia y pone su nombre y trayectoria al amparo de la Primera Junta, para volver a su región como teniente Coronel de Blandengues, para colaborar con las fuerzas que intentarían deponer el poder realista de Montevideo.
Artigas se constituirá en un personaje que molestaría, en primera instancia, a sectores nucleadas en la clase dirigente de Buenos Aires, constituyendo Artigas el caudillo de mayor prestigio en el litoral argentino, creando las condiciones para la participación efectiva de los aborígenes, con sus derechos y deberes., que la lucha que se establecía, también los incluía a ellos, que la libertad y plena independencia les alcanzaría, teniendo la amplia adhesión de la nación guaraní, que comandados por Andresito, fueron fieles hasta “emanonbotá” (hasta la muerte) .
Artigas debió encauzar su lucha, contra españoles, portugueses y  el poder centralista de Buenos Aires, remarcando que su posición federalista nunca se tentó con el ofrecimiento separatista, de la misma Buenos Aires, ya que el Protector nunca aceptaría la segregación de la Banda Oriental de las Provincias Unidas de América del Sur,
Estas posiciones, actitudes, de particular patriotismo, la reconocen sus más encarnizados enemigos de ayer, que han debido modificar textos de la historia negra, con que algunos creyeron opacar la figura  de José Artigas.
Artigas fallece el 23 de setiembre de 1850, tuvo la oportunidad de departir con uno de sus hijos, José María Artigas Villagrán, por el término de tres meses en enero de 1846, siendo siempre firme la decisión de Artigas de no volver a la Banda Oriental
Algunos aspectos de su estadía en Paraguay ya han sido documentados profusamente, con interesantes y documentados trabajos históricos. Quedaría para un próximo trabajo, con la modestia y dificultades del caso, de otros aspectos que tienen como centro la vida de José Artigas, actos de fidelidad, y las traiciones gestadas desde la multifacética Montevideo y capitanes, generales, desde la campaña aportuguesada de la Banda Oriental.

 

 

 

           

 

 

 

 

 


        

 

 

 

 

 


 

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