ÁLVARO ERRANDONEA , un grande del “mosaiquismo”
Por. Julio César Romero Magliocca.
Queridos lectores, Uds. Habrán podido ver la tapa de RAICES de este mes titulada “Viejo Mercado Modelo 1937 - 2021” , obra que desde el 27 de febrero 2021, quedó inaugurada en la UAM (Unidad Agroalimentaria Metropolitana) , nuevo Mercado , ubicado sobre ruta 5. Para conocer un poco más al autor de la obra, pudimos hacerle una nota a Álvaro Errandonea quien muy amablemente desde su querida “Aguas Dulces” – Rocha , se tomó un tiempo dejando de lado la infinidad de pedidos nuevos para atender los requerimientos de este periodista.
¿Dónde nace Álvaro, y como transcurre su niñez en el barrio?
- Nací en Montevideo en 1963 y vivíamos en pocitos nuevo, Luis Lamas entre Buxareo y Osorio. Según Raúl Castro (de Falta y Resto, la murga), el barrio de la “mondiola. Fue una niñez muy feliz, en la calle hasta altas horas de la noche, frecuentaba mucho el taller de Cerámica de Carrito donde mi tío Jorge Errandonea era pieza clave.
¿Aún conserva amigos de esa época?
- Si, en una de las fotos del mural se ve un gordo que se ríe, ese es Diego Alves, mi mejor amigo de la infancia y uno de los 2 ayudantes (junto conmigo) con que conto Ignacio a la hora de colocar el mural.
¿Cómo era vivir allí y que cambios encuentra con el actual?
- Poco puedo decir, nunca volví al barrio más que de paseo, está más poblado, más edificios, pero mucho no ha cambiado.
¿Qué recuerdos tiene de sus padres y qué destacaría de ellos?
- Tendría que ser larga la respuesta, buen recuerdo, ambos me dieron buen ejemplo. Mi padre fue muy destacado: fundador de la carrera de sociología, columnista de la república entre otras muchas cosas y mi madre era muy buena persona
¿Qué puede destacar de su etapa estudiantil, que estudio?
- Siempre fui un pésimo estudiante, no solo por vago e ignorante sino también por rebelde. Fui a la escuela 193, no me gustaba, no fui buen alumno y de las maestras no me acuerdo mucho, si tengo buen recuerdo del director, se apellidaba Milano, era un tipo muy sabio y siempre me trato con mucho respeto. El secundario, ya en Buenos Aires (migré de la mano de mis padres corridos por la dictadura) fue peor. Repetí 2 veces y nunca lo terminé. con tercero ya se podía entrar en la escuela de bellas artes "Manuel Belgrano" y fue lo que hice. Pero tampoco allí me fue bien, una carrera de 4 años me tomo 7, ser figurativo en esa época era pecado, tuve pocos profesores buenos, Beatriz Varela Freire era una vieja académica que me enseño muy bien el oficio del dibujo, y algunos más me resultaron provechosos, el resto eran unos "modernos" del "arte contemporáneo", o sea nada. Me peleaba con ellos, los acusaba de no saber dibujar (cosa que era cierto) y claro me castigaban con la nota, pero yo no estaba allí por el titulo sino para levantar chicas. Con el tiempo la terminé, hice las prácticas y obtuve el título de "maestro nacional de dibujo" (aunque nunca ejercí). Luego fui 2 años al profesorado de pintura, me aburría y como ya había conseguido una buena novia, mi actual mujer Valeria, abandoné y di por concluida mi etapa académica.
¿Qué encuentra al vivir en Aguas Dulces para aquellos que no conocen el lugar?
- Aguas Dulces ha sido desde 1983 mi segunda casa. mi padre compro el rancho, lo fue arreglando, yo venía todos los veranos, empecé a pintar al aire libre como los impresionistas y a venir fuera de temporada. Cuando mi padre murió, hace casi 20 años, lo heredé y lo he ido convirtiendo cada vez más en un taller. Sigo teniendo mi casa de Buenos Baires, me la cuida un amigo cuando estoy acá. Y acá me agarro la pandemia, ¿y qué mejor excusa para quedarme? hace ya un año que estoy viviendo en aguas dulces, es un hermoso lugar, muy tranquilo para trabajar.
¿Cómo llega a la pintura y en especial la técnica mosaiquismo?
- Te podría dar vuelta la pregunta: ¿cuándo vos dejaste de pintar? yo pinte desde mi más tierna infancia como todos los niños y simplemente nunca deje de hacerlo.
¿Qué es el mosaiquismo y que encuentra en él?
- Esta si que es larga y complicada, trataré de sintetizar. La receta dice que vos aprendes a pintar y si Dios te dio talento vas a una galería y te cuelgan, empezar a vender, tu cotización va subiendo... en la realidad nada de esto ocurre. las galerías venden pintores muertos, los artistas de las subastas están todos muertos y las galerías que muestran arte "contemporáneo" en realidad viven de cobrarle a esos "artistas" por exponer y venden poco o nada. Los Centros Culturales peor, están manejados por funcionarios que creen en la cultura oficial y se guían por las tendencias contemporáneas, entonces muestran instalaciones y todo tipo de cosas incomprensibles y sin gracia, no logran entender que el tema del arte es la belleza más que la novedad. Y la gente ya ni va a esos lugares porque saben que es aburrimiento garantizado.Y los artistas ya nos cansamos de todo esto, claro que nos hace falta dinero para vivir, como a cualquiera, pero lo que queremos es llegar al ojo del espectador, ¡es que nos vean! un simple "que lindo que te quedo" nos llena de orgullo y esperanza. Para mí esto explica por que hay un auge del muralismo. Por todo el mundo las paredes se llenan de murales. Pasa un tornado por Dolores y van 40 pibes al rescate pintando las paredes de las ruinas contrarrestando un poco la fealdad del desastre, y todos nos emocionamos por el gesto. Eso es arte y no las frivolidades huecas que copan desde hace décadas los espacios culturales. Pero el mural al aire libre tiene un gran defecto: es efímero, está condenado, los elementos los destruyen rápidamente, en pocos años. Yo pinte 4 murales en Castillos hace 20 años y ya no quedan ni rastros. Y así llegamos al mosaico. Es trabajoso sí, pero con pocos cuidados lo verán los nietos de tus nietos. Anqué esté en la calle.
¿Cómo surge hacer una obra que recuerde al Viejo Mercado Modelo?
- La idea es de Alfredo Pérez, nos conocemos desde hace muchos años porque su esposa Fabiana Machado tiene un restaurant en Aguas Dulces llamado "Doña Tota" y mis cuadros decoran sus paredes desde hace un cuarto de siglo. El está en el directorio del Mercado Modelo y me tiro esta idea, yo le di pa delante.
¿Qué tiempo le lleva desarrollarlo y en sus proyectos a que apuntó para destacarlo?
- Fue en tiempo récord, me lo planteó en los primeros días de enero, el 7 fui a ver ambos mercados y a sacar fotos, una semana de bocetar y un mes de cortar y pegar. Nunca había hecho un mosaico tan rápido. pero había fecha y se pudo.
¿Qué significa para Ud. que una obra suya pueda estar expuesta en la UAM?
- Bueno, mucho. Es la primera obra que tengo en un lugar público en Montevideo, mi ciudad natal. Es un lugar de trabajo y miles de trabajadores lo verán a diario, casi todos vienen de ese viejo edificio y siempre es bueno recordar de dónde venimos para saber quiénes somos y a donde vamos, esa obra ahí es arte útil, mucho más útil que si estuviera en el museo de Bellas Artes.
¿Qué devoluciones ha recibido una vez trascendido su trabajo?
- Increíble, yo no imaginaba mucho "compartido" en facebook, infinidad de mensajes de elogio de gente que no me conocía, como nunca me había pasado.
¿Cuáles son sus proyectos a corto y mediano plazo?
- No, de eso no se habla, es como festejar antes de cumplir, decís y después no sale y quedas como el ... no. Los hay sí, y se acumularon con la pandemia, pero serán una sorpresa hasta que vayan saliendo.
Juan Alberto SCHIAFFINO: "El futbolista del siglo" en Uruguay.
Conocido popularmente como Pepe Schiaffino,fue un futbolista uruguayo con pasaporte italiano. Fue un mediocampista ofensivo dotado de una técnica exquisita, habilidad y sobre todo una visión de juego y una inteligencia táctica sin igual que lo hicieron famoso por sus pases "cerebrales",aunque también supo brillar como delantero. Se destacó con gran suceso en los clubes Peñarol y AC Milán ganó la Copa Mundial de Fútbol de 1950 con la selección de Uruguay. Luego de ser Campeón del Mundo en Brasil, siguió en Peñarol y volvió a destacarse en Suiza 54. El A.C. Milan lo contrató y su figura creció con la conquista de tres torneos en Italia. Fue cuando se lo consideró el mejor del mundo, en competencia con Alfredo Di Stefano,del Real Madrid.
Juan Alberto Schiaffino (Montevideo-Uruguay, 1925-2002) Jugador que militó en Peñarol y el A.C.Milán.
Comenzó a jugar al fútbol en los potreros de Pocitos. Luego pasó a las filas del Palermo, equipo de su barrio. Fue panadero y después trabajó en una fábrica de aluminio (Mariposa).
Posteriormente pasó al Olimpia y, tras un breve paso por Nacional de Montevideo, su hermano Raúl lo llevó con él a Peñarol, cuando tenía 18 años de edad. Llegó a Peñarol para integrar la famosa Tercera en el 43. Ya en las inferiores de Peñarol formó una legendaria y mítica formación que ha pasado a la historia manya: Dimitrio, Schappapietra y Binaghi; Armúa, C. M. Rodríguez y José "Pepe" Etchegoyen, Julio César Britos, Agnesse, Martiarena, Schiaffino y Villamide o Gontad Varela. Debutó en Primera en 1946 con Peñarol y en su primera temporada disputó 23 partidos y anotó 13 goles. El "Pepe", como se le conocía, vivió grandes momentos con Peñarol, conjunto con el que llegó a conquistar cinco campeonatos uruguayos. Schiaffino dio muestras sobradas de su enorme talento. Fue bautizado con el sobrenombre de "el Pequeño Maestro" para diferenciarlo del que hasta aquel momento era "el Gran Maestro" del fútbol uruguayo, José Piendibene. Se le considera el director del quinteto "la Escuadrilla de la Muerte". En 1949 formó parte de la que está considerada como la mejor formación de la historia de Peñarol, que arrasó en el campeonato uruguayo: Pereira Natero, Vidal, Míguez, Ghiggia, Enrique Hugo, Juan Carlos González, Pepe Schiaffino, Obdulio Varela, Possamay, Ortuño y Hohberg.
"La escuadrilla de la muerte" de Peñarol, formada por Alcides Ghiggia, Juan Eduardo Hohberg, Oscar Omar Míguez, Juan Alberto Schiaffino y Ernesto Vidal
Con la Selección de Uruguay debutó con 19 años, en la Copa América, y fue Campeón del Mundo en 1950. "Pepe" fue uno de los protagonistas de la final disputada ante Brasil el 16 de julio de 1950, en Maracaná, que tendría resultado favorable a la selección uruguaya, en lo que se conoce como el Maracanazo. Una final en la que Schiaffino tras recibir un pase de Ghiggia en el min.67 marcaba un golazo por la escuadra de Barbosa que le daba el empate y abría el camino de la conquista del Campeonato a Uruguay. En dicho Campeonato "El Pepe" fue nombrado mejor jugador del Mundial. "Un silencio único", que seguramente "no volverá a ocurrir". Con esas palabras, Juan Alberto Schiaffino había definido la sensación registrada en el Maracaná en 1950. Su gol del empate ante Brasil abrió el camino al triunfo de Uruguay; una victoria que marcó al país durante años, no sólo en lo deportivo.
La mayoría de los 199.854 espectadores vivieron desde su punto de vista el 16 de julio de 1950 en la cuarta Copa Mundial una de las mayores tragedias deportivas.
En el estadio Maracaná, construido expresamente para esta Copa Mundial, Brasil como país anfitrión era el mayor favorito para llevarse el título. Pero en el último partido de la ronda final, que llevaron a cabo los vencedores de los grupos, ocurrió en Río de Janeiro lo inusitado. Uruguay, por segunda vez en la historia de la Copa Mundial, se llevó el título 20 años más tarde de la victoria de Montevideo con un 2:1 contra los brasileños.
Franca, con su gol al 1:0, había aumentado aún más las esperanzas de los anfitriones de llevarse el triunfo aspirado. Pero los “Uruguayos“ Juan Alberto Schiaffino y Alcides Edgardo “Ghigga“ destrozaron con sus goles la suerte de los brasileños. Schiaffino, con 25 años en la victoria de los mundiales, describió posteriormente sus recuerdos del torneo de la Copa Mundial: “Apenas si conocíamos a nuestros rivales, nada de los españoles ni de los suecos y menos aún de los brasileños. Pero habíamos venido a dar lo mejor que teníamos.“
En el único partido de grupo, el campeón mundial de 1930 eliminó a Bolivia en Belo Horizonte por 8:0. En la ronda final los uruguayos lograron primero sólo un 2:2 contra los españoles en São Paulo y un 3:2 contra Suecia en el mismo lugar. Los brasileños pasaron al último partido de la final con mejores recomendaciones: 4:0 contra México (en Río), 2:2 contra Suiza (en São Paulo) y 2:0 contra Yugoslavia (en Río) rezaban los resultados del grupo. En la ronda final el favorito dio una vuelta completa, barrió del campo de fútbol a Suecia con 7:1 y a España con 6:1 (ambos partidos en Río). El partido final, que debido a la forma antigua de torneo no se le llamaba la Final, pero que debía dar el resultado definitivo, la cosa parecía ser sólo una formalidad. Si no hubiera estado allí Juan Alberto Schiaffino…
Junto con diez camaradas de equipo, de los hay que destacar ante todo a Ghigga, ”Pepe“ Schiaffino dio la sensación. Schiaffino, nacido el 28 de junio de 1925 en Montevideo, metió el 1:1 tras un pase de Ghigga. Con el gol de la victoria por parte de Ghigga al 2:1 se revanchó Schiaffino preparándole este gol.
“Pepe“ Schiaffino mostró excelentes rendimientos durante todo el torneo del Copa Mundial. El interior, que también podía asumir la posición del delantero centro, fue en el césped la “cabeza“ de la selección ”Celeste“ y el brazo largo del entrenador Juan López. Las fuerzas de Schiaffino eran su técnica, su rapidez, su firmeza y la precisión y potencia de sus disparos. Su sobresaliente rendimiento contra Brasil le convirtió en un héroe nacional del pequeño país a orillas del Río de la Plata. Juan Alberto Schiaffino falleció el 13 de noviembre de 2002, después de haber sido nombrado en su país ”Futbolista del siglo“.
Lo que ocurrió en la “Final“ de la Copa de 1950 lo describió Schiaffino a sus compatriotas en sus relatos que tuvo que repetir cientos de veces. “Nuestras posibilidades eran de uno a 99. Brasil estaba lleno de euforia. Pero no teníamos ninguna señal de preocupación ni de nerviosidad. Se necesitaba además tener una buena porción de indiferencia cuando nos encontramos en el césped ante el trasfondo de casi 200.000 personas en éxtasis. Durante el juego los dejamos venir y luego atacamos. Nuestra victoria mandó a Brasil a la desilusión, a la duda y a la resignación“, informaba Schiaffino y añadía de vez en cuando leyendas que iban unidas a este partido. “Debieron de morir dos personas, y muchas otras sufrieron ataques cardiacos. El entrenador brasileño huyó del estadio de fútbol disfrazado de mujer, nuestros rivales se escondieron durante días, que digo, semanas, de sus fans“, contaba. Para él fue también inolvidable el retorno a la patria en donde se le preparó al segundo Campeón Mundial una gran fiesta en el Estadio Centenario en Montevideo.
Cuando se consagró campeón del mundo, Pepe Schiaffino festejó llorando, pero no humilló a sus rivales, sino que sintió compasión: "Soltamos la angustia que nos acompañó a través de todo el partido, llorando con lágrimas de alegría, pensando en nuestras familias en Uruguay, mientras nuestros adversarios lloraban por la amargura de la derrota. En cierto momento sentí pena por lo que estaba ocurriendo". Hace un par de años recordó con estas palabras aquel momento: "Faltaban 13 minutos. El drama seguramente se sentía en todo el territorio brasileño. Dentro del campo de juego, me parece revivir los últimos instantes: los rostros contraídos de los brasileños, la desesperación por revertir un resultado adverso y un público silencioso como nunca me había ocurrido, presintiendo quizá la tragedia que estaba por gestarse".
Estuvo también presente con Uruguay en el Mundial de Suiza de 1954, cayendo en semifinales ante la Hungría de Puskás. Tras el Mundial de Suiza (1954) Schiaffino fue traspasado al Milán, conjunto en el que marcó una época y en el que adquirió la doble nacionalidad ya que el Milán contaba con dos extranjeros, condición que le permitió jugar con la Selección italiana. Llegó a Italia con 29 años y rindió a un gran nivel hasta los 37 años. Su enorme calidad y su inteligencia le permitieron estar en la élite durante muchos años. Su capacidad para mover el balón era extraordinaria, Cesare Maldini (uno de sus compañeros en el Milan) dijo de él: "Tenía un radar en el lugar del cerebro". Su paso por el Milan se saldó con tres títulos de liga, una Copa Latina y Subcampeonato de la Copa de Europa en la que cayó en la final ante el Real Madrid, marcando un gol. Las crónicas de la época y los datos de archivo de los que se disponen, dejan patente su condición de líder del conjunto rosonero. Su liderazgo llegaba a tal punto que por contrato estaba autorizado a llevar a su esposa a la concentración y los viajes. Muchos comentan que "Pepe" fue uno de los que aconsejaron la compra de Gianni Rivera al Milan, poco antes de producirse su marcha. Permaneció en el Milan hasta 1960, cuando pasó a la Roma, donde también fue el alma del equipo. En Italia terminó actuando en la defensa como libero y, se asegura, era impasable. Con el conjunto romano conquistó la Copa de Ferias (Copa de la UEFA) en 1961. En 1962 cerró su carrera y regresó a Montevideo. Tras su retirada emprendió negocios inmobiliarios y ejerció esporádicamente de entrenador. Pasó fugazmente por la selección uruguaya y luego varios meses en Peñarol, entre 1975 y 1976. Falleció el 13 de noviembre de 2002, a los 77 años. El día de su fallecimiento, el Senado de la República le rindió homenaje. Varios legisladores se vieron sorprendidos por la noticia cuando el senador blanco, Jorge Larrañaga, pidió al cuerpo un alto en el orden del día, para exponer unas palabras de reconocimiento a su trayectoria.
FICHA PERSONAL: Nombre y apellido: Juan Alberto Schiaffino. Lugar y fecha de nacimiento: Montevideo, Uruguay el 28 de julio de 1925. Falleció el 13 de diciembre de 2002.
Comienzo oficial: cuarta división de Peñarol, en 1943. Trayectoria en Clubes: Peñarol de Montevideo (1943-1954), Milán de Italia (1954-1960) y Roma de Italia (1960-62).
Partidos oficiales en primera división: 227 en Peñarol, 149 en Milán y 39 en Roma.
Actuación en seleccionados: 25 partidos en la selección uruguaya (11 goles) y 4 en la italiana.
Director Técnico; A.S.Roma (1962) e inferiores de Peñarol (1963)
FICHA TECNICA: Excepcional manejo y habilidad. Frío, cerebral. Volante con llegada de gol; gran estratega. Magnifico juego de cabeza. Increíble puntería en el remate a portería. Considerado uno de los mejores delanteros durante su permanencia en Europa y, en su país, el más grande interior izquierdo que dio Uruguay.
Partidos Goles Promedio: CA Peñarol (1943-1954) 227-88- 0,39 AC Milan (1954-1960) 171-60- 0,35 AS Roma (1960-1962) 39-3-0,10
Schiaffino comenzó a jugar en la Serie A italiana en septiembre de 1954. Participó en la UEFA Champions League en 1958, que el Milan perdió contra el Real Madrid. Las encuestas lo ubican como mejor extranjero de la historia del A.C. Milan y uno de los mejores de la Serie A italiana.
PALMARES: Campeonato Uruguayo C.A. Peñarol (Uruguay) 1951 Campeonato Uruguayo C.A. Peñarol (Uruguay) 1953 Campeonato Uruguayo C.A. Peñarol (Uruguay) 1954 Serie A italiana AC Milan (Italia) 1955 Serie A italiana AC Milan (Italia) 1957 Serie A italiana AC Milan (Italia) 1959 Copa Mundial de Fútbol Selección Uruguay (Brasil1950) Copa Latina AC Milan (Italia) 1956 Copa de la UEFA AS Roma (Italia) 1961 Schiaffino jugó en dos selecciones nacionales; primero con el equipo nacional uruguayo de 1946 a 1954, y más tarde con el equipo nacional italiano de 1954 a 1958. Tuvo 21 apariciones con el equipo nacional uruguayo (8 goles) y 4 apariciones con el equipo nacional italiano.
La bisnieta de Artigas
En la mañana soleada, las antiguas calles del barrio de la Aguada, recortan sus caseríos evocadores de tiempos provincianos. Allí, donde Minas termina, desembocando su empedrado de cuña y sus muros de otro siglo en el gran escenario moderno del Palacio Legislativo, a la puerta de un zaguán vecinal, estrechamos por primera vez, conmovidos, las manos de una viejecita de vivo mirar y altivo porte. Ya nos lo han anticipado: “Cuando conozca a doña Julia Gadea de Gadea, bisnieta de Artigas, se quedará asombrado de su parecido con el Héroe”
Y así ocurre, en efecto. Es como si el perfil físico de la leyenda, volviendo del pasado, se presentase de pronto a nuestros ojos. No podemos reprimir nuestra emoción y con ternura, examinamos y recorremos aquellos rasgos, mientras las dulces palabras de la viejecita, de acento firme y claro, nos acogen e invitan a pasar, con innato señorío. Son los mismos ojos azules, ligeramente acerados; la misma nariz aguileña y osada, el mismo mentón pronunciado revelador de un fuerte temple, la misma frente amplia e inteligente.
El historiador amigo Ariosto Fernández, que tanto ha profundizado en la investigación artiguista, nos decía hace algún tiempo, luego de recibir un interesante material fotográfico, de la Puebla de Albortón, el municipio aragonés en donde surgió hace más de dos siglos la estirpe de los Artigas: “Los Artigas tienen un gran poder transmisor de sus rasgos fisonómicos y de sus características individuales, de generación en generación". Y nos mostraba fotos de los actuales descendientes españoles de esa estirpe, hombres y mujeres, en los que aparece reflejada esa singular similitud, no atemperada por el paso del tiempo.
Izquierda: El remanso apacible de la calle Minas, allá en la Aguada, es el marco vecinal en donde transcurre la vida modesta de la nonagenaria descendiente Artigas. Derecha: Contraluz hacia el Palacio Legislativo. ¿Tendré que abandonar esta casita, en donde vivo tan tranquila, desde que don Germán Barbato me la cedió?
La observación de Ariosto Fernández acudia a nuestra memoria mientras contemplábamos el rostro venerable de doña Julia Gadea de Gadea. Del general José Artigas, sólo existe un testimonio iconográfico directo, el dibujo hecho por el sabio naturalista Bonpland, cuando visitó al Héroe, ya muy anciano, en su exilio del Paraguay. La cabeza de esta viejecita vecina de la Aguada es la misma que dibujó Bonpland del natural hace más de cien años. Constituye un testimonio vivo de la fidelidad de aquel dibujo histórico, tan caro al corazón de los uruguayos. Quienes, pintores, retratistas o historiadores, quieran recoger en el presente ese testimonio para atesorarlo como un documento artiguista de futuro, harían bien en visitar la tranquila casita de las calles Minas y Madrid y copiar esa cabeza, estudiando al propio tiempo el físico y el carácter de doña Julia Gadea de Gadea.
A los 89 años, membruda y vigorosa como todos los de su estirpe, doña Julia lee y cose sin lentes, y conserva intactos los atributos espirituales de una firme personalidad.En una conversación animada e inteligente, doña Julia nos ha narrado su vida. Tiene ahora 89 años de edad, pero se conservan sanos y fuertes, su mente y su cuerpo, pequeño, pero de vigorosa traza artiguista.
Nació el 28 de enero de 1869 en Las Pavas, una región típicamente criolla del departamento de Treinta y Tres. Sus padres fueron Liborio Gadea y Clementina Sans de Gadea. Su abuela paterna, según nos lo expresa, fue Fortunata, la hija de Artigas casada con Gadea. Siguiendo una costumbre ya al parecer tradicional en la familia, Julia Gadea se casó en 1903 con su primo Olegario Gadea, también nativo de Treinta y Tres, e hijo de Juan Gadea y de Fermina Román. El matrimonio se realizó en La Unión, en donde se crió y residió durante casi toda su vida doña Julia.
Enviudó en 1908 y desde entonces su existencia fue muy dura y difícil. Ni ella ni su esposo conocían su ascendencia artiguista, descubierta mucho tiempo después. Su esposo, militar, murió pobre, después de haber sido en 1904 según nos expresa doña Julia, asistente de don José Batlle y Ordoñez en Piedras Blancas, sin que nadie conociese, por entonces, la identidad histórica de aquel soldado. Desde que tenía un año de edad, Julia Gadea vivió en la calle Pan de Azúcar, en la Unión, cerca de 8 de Octubre. Allí se casó, enviudó y crió a sus dos hijas, haciendo frente valientemente a la vida en dura lucha con la pobreza. Durante 30 años estuvo empleada como doméstica en casa de la familia Carrau, que también ignoró siempre el parentesco artiguista de aquella sufrida e infatigable mujer, leal en el afecto y en el servicio.
—Yo —dice doña Julia— nunca supe nada de mis antepasados y estoy segura que mi esposo tampoco. Hasta que hace ya años, investigadores que indagaban la descendencia artiguista localizaron a doña Julia Gadea de Gadea en su pobre trabajo y en su pobre casita de la Unión. Entre ellos el Dr. Geille, el profesor Ariosto Fernández, el Dr. Moreno Zeballos. Primero se le procuró una pensión a la vejez y luego una graciable, como descendiente directa de Artigas. Hace 15 años que doña Julia cobra esta pensión, que ahora suma 156 pesos.
Correspondencia para doña Julia. Con respeto afectuoso, el cartero saluda a la gentil viejecita, a la cual, aunque no a menudo, escriben personalidades del país.
Con tal cantidad, desbordada hace ya tiempo por el costo de la vida, doña Julia sigue viviendo pobremente, pero con dignidad, abandonados hace ya años sus antiguos duros menesteres. La casa en que reside, modesta pero decorosa, de propiedad municipal, se la proporcionó en 1951 el entonces Intendente de Montevideo don Germán Barbato, por quien doña Julia guarda mucho afecto y reconocimiento. Allí vive apaciblemente, rodeada de la devoción de sus vecinos y acompañada por su fiel amiga, la señora Blanca López de Villariño, que tiernamente le da el tratamiento de abuela.
Aunque sin envanecer, doña Julia se siente con razón orgullosa de su ascendencia artiguista. Mantiene un vivo culto por su gran antepasado, de cuya vida ha leído mucho. La dignidad y el señorío con que actúa dentro de sus sencillos hábitos y de su pobreza, son propios de su individualidad, pero también hay en ello una manifestación consciente de lo que su ascendencia significa. Oyéndole hablar con firme acento, se tiene a poco un índice de su carácter y entereza. Hace años, en una ceremonia patriótica artiguista, a la que asistía el entonces presidente general Baldomir, se presentó de improviso; y sin inmutarse ni vacilar, se dio a conocer, declarando que consideraba justo que el Estado mejorase su situación. Ese fue el origen de su actual pensión graciable. De gran vitalidad y fortaleza, a pesar de sus 89 años, doña Julia cose y lee sin lentes, arregla por sí misma su habitación y pasea diariamente. Fina y obsequiosa, nos
convida con masitas y licor, a la vieja usanza, mientras nos habla con cierta inquietud de su casita.
—Hace poco me avisaron de la Intendencia que la van a demoler, pero que me darán otra. Yo no sé, señor, si cumplirán. Vivo muy tranquila aquí desde que el -Sr Barbato me ayudó, pero si tengo que salir de esta casa no me alcanzará la pensión para pagar el alquiler de otra.. Hace unos meses doña Julia estuvo enferma en el Hospital Militar, donde la atendieron solícitamente. Expresa su gratitud para cuantos la atendieron allí y nos pide que la hagamos pública.
En su pulcra habitación, que ella misma acondiciona con diligencia diaria, doña Julia conversa con su buena amiga y compañera, la Sra. Blanca López de Vallarino.
Cuando nos despedimos de esta viejecita gentil, que nos colma con sus atenciones de abuela buena, seguimos pensando, como en todo el curso de la entrevista, en el destino oscuro de los descendientes de Artigas, merecedores de mejor suerte. Doña Julia es la última de 16 hermanos de la familia Gadea Sans. Todos los demás han muerto ya, y ella lo que queda de la descendencia directa de aquel gran capitán guerrero de las fronteras de Santa María, Misiones y Santa Tecla; primer caudillo de los orientales, estadista y político de pensamiento ilustre, abanderado de la libertad americana, batallador indoblegable ante la adversidad y vencedor de ella ante la historia.
Pero esta viejecita, pobre, modesta y olvidada es sin duda una auténtica Artigas y sabe llevar con honor la sangre de su glorioso antepasado.
Guadalupe Vidal.
(Especial para EL DIA) Publicado el 4 de Enero de 1950
11 años después la revista Reporter decía:
Todos los presidentes me han recibido, y este Haedo no se me va a escapar"... Y la venerable anciana de 99 años —según establecen sus documentos— sacude enérgicamente su índice en gesto iracundo. Erguida, menuda, en tensión casi combativa. Julia Gadea de Gadea Artigas, bisnieta del gran caudillo del Plata, cuenta con ímpetu y desorden montoneros su historia, que es una historia sencilla, de pobreza y trabajo. En un edificio que el Municipio adquirió para demoler y que sobrevive debido al feliz hábito nacional de demorar los planes de obras públicas, ha obtenido doña Julia su precario alojamiento.
—"Aquí todo lo hago yo; barro y lavo y hago las compras. Si toda la vida lo he hecho, no veo por qué no lo voy a hacer ahora". Después impone con gesto dinámico e inapelable una visita al apartamento y exhibe con orgullo de pobre, su ordenada limpieza. Algunos desvanecidos retratos familiares adornan el dormitorio. Encima de la alta y antigua cama luce la fotografía de un sargento —su esposo— luciendo un uniforme al uso de 1905. —"Fué asistente de Batlle; lo hirieron en la revolución y nunca se curó de sus heridas. Murió en 1908" informa la viuda, lacónicamente. —Usted debe tener mucho para contar de esas revoluciones. —"Qué me voy a acordar. Mi madre me trajo a Montevideo en época de Latorre y de aquí no he salido. Lo único que recuerdo es lo que he tenido que lavar y planchar en todos estos años". Doña Julia puede citar con satisfecha precisión, casi con cariño, los lugares en los que trabajó durante 60 años, como planchadora y limpiadora para Sanatorios, entre ellos el de Lamas y Mondino.
Durante treinta años se atareó además en la casa comercial de Carrau y Casaravilla. Para doña Julia Artigas el descubrimiento de su ilustre parentesco significó una gloria inesperada y esencialmente, una pensión vitalicia. —"A mi me mezclaron la pensión del finado con la de descendiente de Artigas, que cobró todo junto, en la Caja Militar. Pero es muy poco". Consciente ahora de sus derechos, se ha comprometido a una dura y singular batalla contra el Estado y el Presupuesto: más exactamente, contra los gobernantes. No pide, exige. Y lo cuenta así: —He ido solita a ver a todos los presidentes. Una vez el general Baldomir preguntó quién era esa señora que charlaba con tanta energía. Era yo que quería hablarle. Y él dijo: "Bueno, cuando se calle que pase enseguida a verme". Y me hizo aumentar la pensión".
—Siendo presidente del Consejo el Dr. Zubiría, también lo vi. Alto, elegante. Me atendió, si, pero tuve que decirle, cansada de esperar en una poltrona: "No vengo a tomar el té". —Luis Batlle Berres me ha ayudado. Al Hospital Militar me mandó, una vez, cincuenta pesos". Con tono iracundo nos narra su entrevista con el ex presidente del actual Consejo, don Benito Nardone. —"Hace diez meses estuve internada en el Hospital Militar. Sin plata. Me enteré que la señora de Nardone hacia obras de beneficencia y le mandé decir de mis necesidades. No tuve respuesta. Pero me la guardé, y fui al Consejo a hablar con Nardone. Me miraban todos. Quién será, dirían. Me tuvo que escuchar. Yo lo llamaba derechamente "Chicotazo". La señora no le había dicho nada de mí, pero estaba en una pieza al lado del despacho. Me dio $20.00. Eran las fiestas de fin de año. Para un pan dulce. —Y este Haedo no se me va a escapar. Tome nota pues, el nuevo presidente. Esta nieta de Artigas, espejo de las clases pasivas del Uruguay, combatiente ejemplar en su lucha por el Presupuesto, hace pensar casi melancólicamente, en la distancia que media entre la historia de la Patria Vieja y nuestro presente de burócratas y conformistas.
Desde hace seis meses la acompaña Blanca Sánchez, señora de raza negra, a quien Daniel Fernández Crespo le encomendó acompañar a doña Julia. Blanca entra tímidamente en la conversación: es nieta de Hipólito Sánchez, un colorado que peleó en el Paraguay. Fue de los pocos que hizo toda la campaña y volvió, milagrosamente ileso al país. Pero aquí lo esperaban las revoluciones. "Lo quiso degollar un blanco —cuenta su nieta— pero el pobre estaba tan apurado por cortar que le hizo el tajo con el lomo del cuchillo. Quedó bastante mal pero se salvó y cobró pensión". Todo un final feliz.
Publicado el 22 de Marzo de 1961 en la revista Reporter.
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