UNA HISTORIA LLENA DE MARCA Y DE GOLES
Veinte años de fútbol han hecho de este Juan Martín Mujica un hombre muy proclive a no poner en tela de juicio el concepto de que cuando no se pertenece al circulo de los jugadores excelsos, hay que jugarse por la disciplina y la perseverancia como apoyos de todas las horas : es la tabla de salvación. Quien sigue las declaraciones de las personas que están en el azaroso ámbito de los deportes conoce bien su actitud : “Soy un obrero del fútbol” , sostiene sin especificar , claro , si debe decirlo porque no el queda otra opción o porque sabe que hay que cultivar una imagen grata a todos los aficionados: la del individuo que sobrevive a sus propias cortedades técnicas con el empeño que guía con mano firme , hacia un éxito de otra manera improbable. En realidad el punto no necesita respuesta : Juan Martín goza de un presente pleno de bienestar y consideración . Y mas ahora que se ha visto orlado de brillanteces impensadas hace dos años, cuando piso Montevideo para quedarse : elimino a Peñarol de la Copa Libertadores en el “celebre” clásico de 4 febrero – con lo que obligo a algunos fanáticos tricolores a elevar el hecho a la categoría de un “trece de setiembre” – y llevo a un nacional sin alma ni vida a una expresión de combatividad mas bien falta de antecedentes. Esta en eso, sin darle mucho a torcer al futuro porque sabe que la suerte tiene veleidades propias de dama casquivana : se limita sin estridencias mayores a persistir en la misma línea de tozudez y trabajo que le cambio radicalmente la vida desde que “emigro” de Paysandú para iniciar el camino bajo la luz de los tubos de neon.
MIS RECUERDOS DE CASABLANCA
Sus padres debe haber festejado el nacimiento como un regalo de Navidad, porque nació un 22 de diciembre . En 1943 , la familia estaba demasiado contenta con la “ultima adquisición” para prestar atención a un mundo en el ue la guerra iba cambiando de rectores en Montevideo, recién había terminado un campeonato que represento , para Nacional, la conquista de su quinquenio famoso. Todo el pueblo de Casablanca se alegro, por supuesto : a quince quilómetros de Paysandú , todos se conocían y festejaban como propias esas intrascendentes novedades cotidianas , patrimonio de los hijos de vecinos. Juan Martín hizo la de todos los chiquilines : jugar en el patio de la escuela como si fuera en el mas sofisticado de los estadios. Las paredes del instituto, para una imaginación generosa, fácilmente se convertían en tribunas colmadas de publico ferviente y el alumno era sin mas tramite el “fenómeno” del momento : nadie mas rápido que los muchachos para darse nombres que aparecen en los diarios como si fueran los de ministros o presidentes. “Jugué también en la selección de liceo, al que concurrí hasta al tercer año” El “segundo hogar” era un compromiso casi tan insolasyable como el de los estudios mismos. Y, como siempre , estaban los que gustaban mas del uno que de los otros : se perfilaban futuros doctores y las estrellas por venir.
EL DRAMATICO PASAJE A NACIONAL
Por aquellos años, todavía iban al estadio, promedialmente, unas veinte mil personas por cada etapa de las competencia local, aunque comenzaba la lenta declinación que hizo crisis hace dos años con niveles que apenas sobrepasaban las siete u ocho mil. El 18 de febrero de 1966, la prensa anunciaba, en apenas tres líneas perdidas, que “Nacional tiene interés por Juan Martín Mujica. Rampla Juniors solicito tres millones de pesos o un millón en la mano y el resto sobre la base de jugadores albos que pasarían a vestir la rojiverde. Trascendió , sin embargo, que los tricolores no estaría dispuestos a desprenderse de ninguna figura, lo cual dificulta las gestiones”.
La verdad es que no importa precisar si Juan Martín se entero de este interés por la prensa o si ya alguien había hablado oficialmente con el. En realidad, lo que interesaba es que con esa noticia se le estaba dando el primer impulso hacia el gran compromiso de supervivencia ante esos veinte mil aficionados que irían a esperarlo a el y a los otros diez de la integración titular. Aun después de treinta años de fútbol profesional – en cuyo marco los pases a Nacional o a Peñarol eran moneda corriente – ningún jugador de club menor dejaba de sentir un ramalazo de alegría cuando se hablaba de su posible ingreso a una institución “tradicional”. Juan Martín no tenía motivos para ser la excepción, aunque creía en las inevitabilidad de la historia y en los procesos naturales que se cumplen en la realidad de los individuos sometidos al juicio de sectores compactos de opinión. El pase quedo frío en apariencia al menos, hasta el 27 de febrero, fecha en que tiene lugar un hecho “crucial” Mario Méndez ligado a un lapso tricolor donde las derrotas abundaron por sobre las victorias , es transferido al Vasco Da Gama. Entonces Nacional insiste por JMM . En cuatro días vencía el plazo de presentación de las listas de retención de jugadores y comenzaba con ello, una dramática carrera contra el tiempo que culminaría como en las películas rosadas de los años cuarenta : el “heroe” Juan Martín llegaría a las oficinas de la Asociación cuando el tiempo expiraba y se saldría con la suya. “Lo que pasa es que Rampla insistía en que quería jugadores de Nacional y Nacional no quería darlos. El presidente nuestro era el Dr. Justino Carrere Sapriza y el de Nacional, el Dr. Eduardo Pons Etcheverry. Recién a ultimo momento se pusieron de acuerdo”. El 3 de marzo casi imperceptible apareció el empujón final : se publico que también lo quería Peñarol. ¿Un bulo o realidad? El hecho es que esa misma noche se hizo el pase. Juan Martín esperaba en la casa de otro jugador de Nacional mordiéndose las uñas. El libro de registros de la Asociación se cerraba a las seis de la tarde y allá en la sede seguía como una mini-Yalta, el conciliábulo entre los dos titulares, en patético tira y afloje como que iba a decidirle su destino. Este periodista estaba en el local de la AUF , la vieja casona de 18 y Vázquez, cuando se le vio llegar del brazo de los responsables , los tres con sonrisas de oreja a oreja. Carrere Sapriza estaba feliz con sus dos millones de pesos, uno de ellos al contado : Pons con su flamante adquisición y Juan Martín con su pase y las perspectivas de un porvenir mas amplio. La entidad oficial del futbol había abierto sus puertas expresamente para el . ¿ Para el solamente? En realidad no tanto : también firmo Víctor Esparrago esa noche, en tanto que Walter Taibo paso a Peñarol , Rafael Leites a Sud América y Miguel Reznik a Racing. “Esto me ha tomado de sorpresa – le dijo a los cronistas – Siempre fui de Nacional. Además , quería vestir la celeste. ¿Ondino Viera? Todo se lo resumo en dos palabras: Algo sensacional” . El Mundial de Londres se aproximaba y esas declaraciones podían dar lugar a pensar que le interesaba quedar bien con Ondino que comenzaba a “trabajarse” un puesto en la selección. Luego sin embargo, quedaría demostrado que no era así: Andino “o echo” del grupo preseleccionado ,lo mando de vuelta , diez días antes del encuentro con Inglaterra , ene. Grupo de “los cuatro malditos” y ni una palabra de resentimiento salió de sus labios.
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