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 BREVE HISTORIA DE PIEDRAS BLANCAS

 
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BREVE HISTORIA DE PIEDRAS BLANCAS  (Parte I)

        Trabajo de recopilación Histórica a cargo del Dr. Héctor Brazeiro.

Queremos agradecer al Sr. José A. Bisso, quien nos  acercara este importante trabajo desarrollado por el Dr. Héctor Brazeiro Diez. Creemos fervientemente que todos los barrios montevideanos tienen un valor inmenso ligado a la mejor historia, por ello la difusión de todos estos trabajos que llegan a Uds. con la finalidad de mantener viva la llama del conocimiento de nuestras propias RAÍCES.

Comentario

El día 27 de julio de 1989 el Dr. Héctor Brazeiro presentó su trabajo sobre los orígenes de este barrio montevideano, catalogó esta investigación como un borrador histórico y lo comenzó con estas palabras:

“Esta es una charla de divulgación, todos los datos que daré, son posibles de profundización…” , siete años después, en setiembre de 1996 le anexó la segunda parte titulada “Nombres de algunas calles y caminos”. Frecuentemente se refiere al momento actual o sea, a los años 1989 y 1996.

“El contacto personal que trabé con el Dr. Brazeiro fue muy breve y , poco tiempo antes de su fallecimiento, lo hice por fisgonear sobre la historia del barrio, entregándome en una oportunidad la copia de su trabajo que luego de leerlo me quedaron deseos de conocer más sobre el barrio, por sus propios labios, pero el destino tiene sus designios y no me fue posible” (contaba Bisso).

El historiador local Gustavo Acosta procuró buscar en varias fuentes la información necesaria para poder tener referencias sobre el nombre Piedras Blancas. Indagó que en 1773 Francisco Sierra denunció una chacra que fuera concedida por el gobernador Joaquín del Pino, ubicada al sur de la chacharita de los padres Franciscanos, “sirviendo de guía unas piedras blancas nativas que hay en el lugar” (1) Hay también otras explicaciones de origen del nombre.

“Piedras Blancas, su nombre por sus canteras de piedras de color blanco nieve, ubicadas en General Flores y Aparicio Saravia, por Saravia hasta camino Maldonado, varios kilómetros de piedras blancas habían en dichas canteras”. (2)

“Piedras Blancas debe su nombre a los grandes peñascos de cuarzo de color lechoso que había en el paraje que se usaron en la construcción y en la fabricación de ruedas trituradoras de molinos de granos”. (3)
Y como aporte del profesor Aníbal Barrios Píntos escribió que : “en la esquina de Cuchilla Grande y Francisco Saiz Rosas se encontraban los últimos restos de las piedras blancas” (4)

En organizaciones municipales que iban surgiendo con el paso del tiempo, en algún caso también se le fijaron nuevos límites territoriales. Esta zona se designó como Sexta Sección de Manga , integrada por el propio barrio Manga, Toledo y Piedras Blancas, dependiendo a su vez del gobierno del Cerrito a través de la 2da. Sección Judicial de la Unión; esto fue hasta el 29 de octubre de 1880.
En 1889 se le establecen otros límites y , la zona formó parte de la Comisión Auxiliar de la Unión, Manga y Toledo.

  1. ACOSTA Gustavo, El Albardón de la Cuchilla Grande, pág. 41.
  2. SOUTO PUBLICIDAD 111 años de Piedras Blancas, Julio 2003, pág. 6
  3. EL OBSERVADOR, URUGUAY, Pueblo a Pueblo, Pág. 346, Montevideo, 2003.
  4. ANIBAL BARRIOS PINTOS, Montevideo Los Barrios No 8 , pág.35 Editorial Nuestra Tierra, 1971.

 

(Queridos amigos de RAICES, este trabajo desarrollado por el Dr. Brazeiro, no termina aquí…los invitamos a seguirlo en esta sección con la revista de octubre-2014)

 

BREVE HISTORIA DE PIEDRAS BLANCAS  (Parte III)
        Trabajo de recopilación Histórica a cargo del Dr. Héctor Brazeiro.

La localidad de Piedras Blancas debe su nombre a una cantera de mármoles blancos que a flor de tierra se extendía desde  los fondos del antiguo Instituto de Ciegos, en Camino Maldonado y Rafael, que formando un semicírculo irregular llegaba hasta cerca de Belloni y Saravia, donde ahora está el Cuartel del 9° de Caballería (6). Estas piedras húmedas de rocío, brillaban iluminadas por el sol y servían de referencia a quienes iban camino a Pando o más lejos, a Maldonado. Eran ya nombradas en los tiempos del coloniaje español y cuando Artigas. Era lugar de referencia y citas de los patriotas. Estaban dentro de las 250 hectáreas del campo de Pedro Pablo Sierra, vecino, pulpero, carnicero, etc. con su casona de piedra y ladrillo frente a la actual curtiembre de Ramponi. Fue demolida y modificada parcialmente en 1920. El antiguo camino a las Piedras Blancas corría desde el camino a Maldonado, en el borde del campo de Sierra, tirando hasta Peñarol, después pasó a llamarse Camino a Peñarol y ahora Bulevar Aparicio Saravia. Estas piedras empezaron a trabajarse cuando la Guerra Grande, por el año 1843, por los soldados de Oribe que hicieron con ellas una represa para el tajamar del saladero de Legris, a la altura de las actuales calles Tibet y Aparicio Saravia y que hasta hace pocos años eran visibles estas piedras resbaladizas, hoy cubiertas por el pavimento y las edificaciones del Barrio Jardines del Hipódromo. Es muy importante este saladero de Legris, propiedad del adinerado José María Pérez, estanciero que sus tierras llegaban hasta Malvín y en esos tiempos Legris era el encargado. Las edificaciones de este saladero estaban frente a las actuales esquinas de Camino Belloni y Avenida General Flores, con un corral de piedras que se ubicaba donde hoy está la actual cancha del Club Potencia y había también un cuadrado de once piezas de ladrillo y piedras techadas de tejas, con un galpón techado a dos aguas aún existente lindero a la Estación de Servicios ANCAP, donde un portal de ladrillos daba al camino de Goes, actual General Flores. El saladero ocupaba una gran superficie, rodeado de pitas, cercos famosos porque servían para los asesinatos a degüello de los unitarios capturados en Montevideo. Legris faenaba y proveía de carnes al ejército blanco de Oribe, manejaba toda la administración de carruajes, carretas y carretillas, las que sumaban cerca de cincuenta. En éstas que eran tiradas por mulas, iba la carne, se llevaba leña que era recogida de más lejos, de lo del portugués Pereyra de Lima y cuya azotea se conserva en Belloni y Camino al Paso de la Española, terminal de ómnibus 192. Se buscaba el pan y se traían heridos como a personal desde la línea sitiadora. Legris, el comandante Legris, explotó este servicio y sufrió interventores que le mandaba Oribe cuando las cosas no iban bien. El propietario Juan María Pérez murió en su molino de Malvín y el saladero, ya terminada la guerra, lo compró Duplessis, un francés que también me dará que hablar.

(6) “Esta localidad donde se asientan densos núcleos de población, debe su nombre al afloramiento cuarzoso que dio fisonomía al paraje y luego al pago del cual perduran casonas que fueron testigos del nacimiento de la patria”. Leopoldo Tessore, mencionado en “El Albardón de la Cuchilla Grande, pág. 37

 (Queridos amigos de RAICES, este trabajo desarrollado por el Dr. Brazeiro, no termina aquí…los invitamos a seguirlo en esta sección con la revista de Diciembre-2014)

 

PARTE 4

Trabajo de recopilación Histórica a cargo del Dr. Héctor Brazeiro.

El camino de la Cuchilla Grande, el actual Belloni, corre por el lomo de la cuchilla, divide las aguas hacia fuera, a la derecha quedaba la cachimba de Sierra (o de Artigas que la visitaba) , frente a la actual curtiembre, es una de las vertientes del arroyo La Chacarita  que fuera cegada en 1927 porque se habían ahogado varios menores. A la izquierda donde queda el Hipódromo, nacía la cañada del Melchor de Viana, dueño conjuntamente con Carrara de esos campos, era primo de Oribe. Esta cañada cruza hoy entubada General Flores buscando las puntas del Casavalle y por él al Miguelete. De los caminos de aquellos tiempos, solo Belloni conserva el trazado primitivo, los demás desviaban, sin alambrados buscando los vados y alturas.
Duplessis compró pues, el saladero a los sucesores de Pérez y también los campos vecinos que eran de los Artigas, Durán etc. En ellos, alejados de los olores nauseabundos del saladero, en un paraje alto edificó su quinta de recreo. Para estos disponía de maderas del Paraguay. Pero este francés banquero que importaba inmigrantes y mandaba cueros, charques y huesos a Europa, se fundió en 1892. Cerró su Banco Francés e Italiano de la calle Colón, su residencia de camino Millán e Instrucciones y se volvió a Francia, a Provenza donde había nacido.
Su quinta quedó en oferta y la compró un estanciero de Soriano, Sáenz, que tenía su hijo estudiando pintura en Italia, de allí el muchacho volvió tuberculoso y murió en el primitivo edificio en 1900.
Por esos tiempos, Batlle, don Pepe, ejercía su primera presidencia y era amigo de don Domingo Cherro, un vasco que tenía su quinta, enorme, que llegaba hasta el camino Maldonado y hasta aquí venía los domingos con salame, pan casero, vino y bochas. Fue Cherro quien convenció a Batlle para que comprara la quinta lindera que llegaba hasta Cuchilla Grande, hasta el almacén del suizo Cassina que estaba allí desde 1870, en la actual esquina de Belloni y Rinaldi.
Compró pues Batlle la quinta, rodeada de eucaliptos, viñedos y olivos; cuando terminó su primera presidencia, en 1907, se embarcó con su familia a Europa. Al irse se confió al arquitecto Campos, un militar que había estudiado en Italia, la reconstrucción y ampliación de la quinta, para ello le mandó los planos desde Italia.

Campos, luego General Campos, tuvo muy buen gusto porque completó el primitivo y vetusto edificio levantado en 1864, le dio sus arcadas, las balaustradas alrededor, levantó otro mirador , las cocinas, los baños, cerró el patio central con una gran claraboya y le dio a la quinta el digno aspecto de residencia presidencial.
Regresó Batlle con su hija Ana María, su querida Anita, tan enferma como había ido y convencido de la salubridad y serenidad del paraje, rodeado de quintas y viñedo, vino a residir allí en el año 1911. A esta residencia se entraba por Cuchilla Grande por una larga avenida de eucaliptos, entre dos ombúes que aún están en la puerta de la hoy Biblioteca Batlle, la entrada lateral, la más usada últimamente es posterior, es de 1917. Un piquete policial velaba permanentemente desde una casilla de madera, circulaba por todo el contorno y otra guardia a los fondos, mientras que un funcionario de Investigaciones filiaba a todos los visitantes. La presencia de Batlle contraído a cuidar de su hija Anita, vino a ser el solitario de Piedras Blancas.

 

PARTE 5

 

BREVE HISTORIA DE PIEDRAS BLANCAS  (Parte V)
        Trabajo de recopilación Histórica a cargo del Dr. Héctor Brazeiro.

El gobierno realmente se había instalado en Piedras Blancas, la localidad empezó a nombrarse, alejada del centro. El tranvía de La Transatlántica extendió sus vías desde el Hipódromo hasta Casavalle, a las puertas de la pulpería de Manzi, dueño de los campos de enfrente, era el año 1908; pero  aún se seguía alejado del centro. El Presidente clavado junto a la camita de su hija tuberculosa, pero los ministros, embajadores y funcionarios eran obligados, llegaban por él a Piedras Blancas. El almacén del suizo se hizo lugar de reunión y espera, además allí paraba el Ferrocarril Uruguayo del Este con dos trenes diarios. Piedras Blancas estaba en su apogeo, se le conocía hasta en Europa. La cercanía del Presidente valorizó el paraje. Don Domingo Meneses, amigo de Batlle, vino a ser su vecino de enfrente, levantó un portal monumental de entrada a un establecimiento donde cultivó moreras y gusanos de seda. Fabricó el jugo de uvas Piedras Blancas con las parras que le plantó el italiano Sicco y las de los viñedos de Batlle. Llegaban hasta el camino Mendoza.
Al lotearse en quintitas los predios vecinos, los hermanos del Presidente Williman compraron tres lotes, desde la actual Capitán Tula hasta Domingo Arena, levantaron un caserón, aún en pie, enfrente quedaba el tambo de los Codina y el campo de pastoreo de Salvo. Domingo Arena más modesto compró otra fracción a los fondos de los Williman y terrenos por medio; don Pepe a iniciativa del Coronel Iriondo hizo comprar por el Ministerio de Guerra y Marina otro lote para asentar allí el 17 de Infantería que venía desde Mazangano, el nuevo Batallón de Zapadores trazó el camino hasta la vía férrea, es la actual calle Zapadores (7)

Para esta calle hubo que cortar la cabaña Las Primicias de los hermanos Avegno, gente de turf que allí criaban caballos que corrían en Maroñas, los studs aún se levantan a lo largo de la calle Artilleros Orientales. Eran los Avegno de mucha figuración social, se destacaban una de las hermanas, Irma Avegno, con sus locuras como se le llamaba entonces a las estafas. En 1913 hizo caer al Ministro del Interior de Batlle (8) , otro de los hermanos Avegno vivió hasta hace pocos años parapléjico y se hacía llevar a Maroñas todos los domingos, sin faltar. Cuando escaseó la nafta a raíz de la guerra, iba en un breack, que era un tipo de carruaje con ruedas altas tirados por una yunta de caballos con capacidad para 6 personas y que lo esperaba hasta que terminara la reunión. El prestigio de Piedras Blancas fue un filón para los rematadores de terrenos, don Francisco Piria loteó el barrio Miguel Martínez, desde Las Primicias a Cuchilla Grande, abrió calles y le vendió al doctor Carnelli la esquina de Domingo Arena y Tupambae casi enfrente a lo Arena, era por el año 1921.

El tranvía lo dejamos cortado en Casavalle, la compañía logró extender sus vías corriendo a lo largo del ferrocarril, hasta lo del suizo en 1911. Pero acá tampoco los ferroviarios le dejaban cruzar sus vías, recién se logró en 1917, cruzó y se extendió hasta el Recreo y Café La Isla, un montecito de eucaliptos, una isla, como se le llamaba en campaña y donde don Luis Otonello había abierto un recreo. Se volvió así el tranvía 17 un paseo favorito para los vecinos de Villa Muñoz y barrio Goes, ya apretados por la edificación y que por 6 centésimos llegaban hasta el recreo.
Por los años 20 se iniciaron los carrozados de chasis de camiones adaptándolos para el transporte de pasajeros.
La Isla se hizo famosa por sus asados dominicales, con reservados para familias, canchas de bochas y buen vino, el tranvía rodeaba el recreo en un circuito del que aún quedan rieles. (9)

  1. “Podría pensarse que la construcción de esta calle obedecía a una necesidad del Ejército de tener una vía de tránsito que le posibilitara llegar hasta el ferrocarril”  .

BISSO José, Los Ingenieros en el Ejército, Revista del Arma de Ingenieros, pág 20, Diciembre de 2006

  1. Existe un libro escrito por Mercedes Vigil , sobre la vida de Irma Avegno titulado “Una Mujer Inconveniente” ; refiriéndose  a la renuncia de un ministro señala que el doctor Romeau, tío de Irma, ejercía la cartera de Relaciones Exteriores y que “el presidente Batlle, abrumado por la contundencia de los hechos, aceptaría la renuncia del Ministro Romeau”, abandonando la actividad política para dedicarse a su profesión de médico. El Padre de Irma, Emilio Avegno, era diputado en ese mismo período.

(Queridos amigos de RAICES, este trabajo desarrollado por el Dr. Brazeiro, no termina aquí…los invitamos a seguirlo en esta sección con la revista de Febrero-2015)

 

BREVE HISTORIA DE PIEDRAS BLANCAS  (Parte VI)
        Trabajo de recopilación Histórica a cargo del Dr. Héctor Brazeiro.

Siguieron los remates de Piria, por la época del año 1915, remató el actual barrio Buenos Aires, desde 1939 centrado por la iglesia de Nueva Pompeya, era un potrero con muchos ojos de agua, excelentes aguadas que había en el saladero y donde ahora el franco-argentino Beethy criaba vacas. En medio del campo, cerca de un tajamar, se levanta una construcción de azotea, la azotea de Ramírez, sobre la calle Curupú y que había sido de Lima. Al fundirse Duplessis, vino al edificio del saladero un vasco francés de apellido Pascale que, había sido cocinero en el ejército y se conoció el lugar como azotea del cocinero. Por último, hubo allí ya en los restos derruidos, la alcaldía. Eran años de iniciativas, prósperos como los de las presidencias de Batlle, por eso, un gruido de capitalistas estableció la Avícola Uruguaya, ambiciosa empresa que ocupó el polígono entre el camino del Andaluz, Cuchilla Grande y camino Repetto, edificio casas de hasta dos plantas para los técnicos y encargados, criaderos, sótanos abrigados para las primitivas incubadoras, pero la técnica de la época no permitía estas fantasías, así que se fundió en 1907. El rematador Adami Casaravilla loteó y remató en 1915, lo nombró barrio “Bola de Nieve”  y abrió calles llamándolas Ahorro Mutual, actual  “Escuchas”, “Perseverancia”, “Previsión”. En los lotes incluyó las edificaciones modificadas para viviendas que luego vinieron a ser especiales quintas de recreo, ya que las construcciones, la mayoría en pie, eran nobles. Alrededor de los Cherro y de Batlle se loteó en chacharitas de tres hectáreas cada una con su casita de material y tejas,  se plantaron viñedos y al dividirse las tierras, por ventas o por sucesión, vinieron y prosperaron desde 1905 las familias Otonello, Rumasa, Richarda, Devoto, Saquieres, Sullana etc. La mayoría de ellos se instalaron a lo largo de los caminos Abrevadero, que vinieron a ser Galeano, Pettirosi, Santos Dumont y Repetto, en sus nombres actuales. Eran tan acreditados los vinos de  Piedras Blancas, que en 1922 un italiano emprendedor , Dal ‘ Orso, abrió su comercio el almacén Bon Vin (10) , en una punta del campo de pastoreo de los Salvo, que conservaba su caserón de material rodeado de eucaliptos a unas dos cuadras de Cuchilla Grande, se entraba por la actual calle San Cono, estaba frente a la residencia de los Willliman. Seguían los remates: el del barrio “La Selva”, ya cercano a la Estación Manga, más quedado más atrás, sino con un fácil y barato medio de transporte en ferrocarril, ya lejos, los de la calle Tupá, fueron ofertas también de Piria que en 1925 remató el barrio Jardines del Manga, ilusionaba a los vecinos, no ya con el tranvía que había quedado más atrás, si con un fácil y barato transporte en ferrocarril. Porque a lo largo de Cuchilla Grande, desde los fondos del Hipódromo, corría el Ferrocarril Uruguayo del Este, que daba los domingos un recorrido extraordinario para traer público al Hipódromo. Las vías se levantaron definitivamente en 1939. Le llamaban el “tren de los patos” , porque volvían en él los que se habían fundido en las carreras. La zona siguió poblándose con los ocasionales visitantes de los domingos, que levantaban sus casitas en los terrenos de fin de semana, entonces no se iban a las playas, eran los ranchos de las Sociedades Recreativas de los empleados del comercio, ranchos para los asados y guitarreadas del domingo. No hubieron en la zona los clásicos ranchos de fajina y terrón de los arrabales de las ciudades del interior, se recurría a la madera en que venían embalados los autos y a las latas en que se envasaban el queroseno y la nafta, resultaban duraderas y secas. Otros más pudientes, compraban las casitas Picerno, que valían $ 50 en las barracas, venían prontas para armarse en un día, así que en el domingo dejaban en pie dos piezas, cocina y corredor, todo de madera machimbrada y forrada de chapa lisa. Claro que nadie soñaba con un baño con su sanitario, ni un wáter closed, el agua la daban las lluvias para los aljibes o barriles, el terreno era para plantarlo o secar la ropa, allá en el fondo, una garita de madera o chapa en cuya puerta se recortaba un corazón. Las calles eran de tierra, terreno bruto, fuera de la actual Belloni, Avegno, hoy Domingo Arena y Repetto, así que apenas llovía, eran barriales impresionantes, debido a que los rematadores que les dieron bonitos nombres, omitieron hacerlos los desagües. Por eso al bajar del tranvía esperaban a los pasajeros los breacks, que si bien eran para 6 personas, apretándose cabían más, era una solución para no embarrarse. Previo acuerdo con el propietario, partía a repartirlos, unos seguían hasta la Estación Manga, otros, los más, tomaban para el lado del Cuartel de Zapadores, mientras que otros iban para las quintas del camino Repetto y los menos, para los impresionantes barriales de los caminos Abrevadero o el Andaluz.

(Queridos amigos de RAICES, este trabajo desarrollado por el Dr. Brazeiro, no termina aquí…los invitamos a seguirlo en esta sección con la revista de Marzo-2015)

 

BREVE HISTORIA DE PIEDRAS BLANCAS  (Parte VII)
        Trabajo de recopilación Histórica a cargo del Dr. Héctor Brazeiro.

Por eso al bajar del tranvía esperaban a los pasajeros los breacks, que si bien eran para 6 personas, apretándose cabían más, era una solución para no embarrarse. Previo acuerdo con el propietario, partía a repartirlos, unos seguían hasta la Estación Manga, otros, los más, tomaban para el lado del Cuartel de Zapadores, mientras que otros iban para las quintas del camino Repetto y los menos, para los impresionantes barriales de los caminos Abrevadero o el Andaluz. Este servicio a sangre se prolongó hasta el año 1930, claro, que ya habían automóviles pero, cobraban más y si bien eran taxis , no bajaban del pavimento, este servicio fue iniciado en el Ford T del portugués Néstor, el Buick de Destuet y el de Ranita, competían y al bajar el pasaje cada uno abría sus coches e invitaban a viajar. En 1930 le entro al Municipio una fiebre pavimentadora, cubrió de hormigón todas las calles, repavimentó Belloni sobre el primitivo macadam de 1912, este lujo favoreció a Piedras Blancas porque los ómnibus corrían  junto al tranvía, ahora tenían ventajas y en 1927 comenzaron a llegar separadamente. Eran pintorescos estos ómnibus, todos con el número 17 al frente, como el tranvía, pintados al gusto del propietario y nombres originales: el Zamora, el Alcalá, el Más Allá, el Dalmacia, etc. eran coches a nafta a plataforma abierta y llevaban 26 pasajeros, con un ruido impresionante de los vidrios de las ventanillas, en aquellas carrocerías de madera y chapa. El pasaje mínimo del ómnibus eran 5 centésimos, hasta Larrañaga, por 10 centésimos se iba hasta el centro. El tranvía, que a lo último daba abono general para todas las líneas por $ 7,20, mantenía su formalidad inglesa, en la Terminal de Piedras Blancas mantenía una sala de espera, junto al almacén “La Lata”, de Izuibejeres, adornada con zócalos de azulejo verdes, bancos de madera y una potente lámpara que se mantenía encendida permanentemente, aunque nadie utilizaba estas salas. Con el hormigonado de las calles, los ómnibus se extendieron rápidamente, en 1928 llegaron hasta la Estación Manga por 12 centésimos, desde el centro. Los llevó hasta allá Peregalli, otro comerciante emprendedor y que había inaugurado el primitivo almacén “La Lata”, en el caserón de los Codina. Pronto los ómnibus se organizaron en cooperativas, se distinguían por letras, los números quedaron para los tranvías. A Piedras Blancas le correspondió la  Ia Línea A, que venía por la Unión recorría el barrio Buenos Aires y llegaba hasta la primitiva capilla Nueva Pompeya, donde un italianito emprendedor, de 19 años, vistiendo sotana había levantado en aquellas soledades, en 1936. Era una especie de misión religiosa avanzada, porque la muerte de José Batlle y Ordóñez, en 1929, ahora estaba permitido. La línea Ua, un solo coche, también llegaba desde la Unión y terminaba en las Puntas de Macadam, 10 kilómetros más lejos y entre quintas. La línea U simple, de los hermanos Ferraro partía del Hipódromo y llegaba a Toledo, con los empleados del Vivero. El nuevo servicio de ómnibus  terminó con los servicios de los breacks y de los taxis alguno de los cuales quedaron para algún forastero o desorientado. El Buick del Ranita duró hasta 1953.

 

(Queridos amigos de RAICES, este trabajo desarrollado por el Dr. Brazeiro, no termina aquí…los invitamos a seguirlo en esta sección con la revista de Abril-2015)

 

HISTORIA DE LOS BARRIOS
Breve Historia de Piedras Blancas (Parte VIII)

Las comunicaciones con el centro eran difíciles, el barrio quedaba aislado porque hasta 1932 hubieron teléfonos de La Uruguaya, a campanilla, eran pocos y de una técnica especial de no enojar a la telefonista, porque si resultaba torpe en el manejo, y no hablaba. Con los automáticos desaparecieron, pero quedaron cortos porque no pasaban más allá de “La Lata”. En 1936 se instaló el kiosco policial que tuvo su teléfono y su guardia permanente de la Seccional 16ª, ya todo era un adelanto. De las escuelas de Primaria, seguía la 129 fundada por doña Matilde, la esposa del Presidente Batlle en el edificio de los Cassina, pero la de Capra era mucho más vieja, de 1897, la había fundado en sus campos un vecino progresista para confiarla a su hija maestra. Quedaba lejos, allá entre las quintas del camino Repetto, el ómnibus destartalado del portugués Néstor llevaba las maestras desde la esquina del Bon Vin, aunque muchas veces se quedaba con el camino obligado a que maestras y alumnos siguieran a pie los dos kilómetros. Allí se educaron la mayoría de los hijos de los quinteros, que conservan un interés sentimental por la escuela de Capra, nombre tomado por un comercio que estaba enfrente. Habían otras del lado del Camino Mendoza, una junto a la Escuela Militar de Aviación, otra, aún vigente, a la altura de Avengo y que ya estaba en 1930. Allí se educaban los hijos de las familias de los militares. La Escuela de los Jardines del Manga, muy coqueta, con dos salones nuevos y alero de tejas, se inauguró en 1930 , cuando ya el pavimento permitía llegar a las maestras. La población ya era de mucho militares, oficiales de los Regimientos, clases de tropa, por las cercanías de los cuarteles, el de Zapadores, el 9° de Caballería que estaba en el barrio desde 1909, la Escuela Militar de Aviación, desde 1913 en los campos de la sucesión Etchemendy. Esta gente al retirarse, siguió viviendo en sus casitas. Fueron estos militares factor humano de progreso, porque los que no habitaban en la zona especialmente los oficiales, subían en un breack que los esperaba en General Flores y Mendoza y repartía a la Escuela Militar de Aviación y más lejos, al 4° de Caballería, en Camino Mendoza. Después se le reemplazó por un ómnibus Ford T.
La policía de las Seccionales 16ª, con Sub-Comisaría en Villa García y de la 17ª en Camino Mendoza, recorría la zona a caballo. Los agentes, la mayoría vecinos del barrio, se paraban a conversar con los vecinos , aceptaban un vaso de vino y así estaban al tanto de las novedades, recogían los animales sueltos que se metían en los terrenos y los entregaban a las Alcaldías. Había tres en la zona, la principal era en lo de Pascale, en la esquina de Belloni y General Flores. Con los vacunos recogidos terminó Pascale por iniciar un tambo. También a caballo iban y venían las cartas, las llevaba el cartero Carbonaro, al que había empleado don Pepe y tenía adoración por este. El Correos le mantenía un tordillo. Era la desesperación de los estudiantes que seguían cursos por correspondencia, porque Carbonaro iba una vez por semana, entregaba la correspondencia a ojo porque conocía a todos los vecinos. Tal vez el último breack que circuló fue el de Castagnin, era el estafeta de Correos. Iniciaba su recorrido con su yunta de tordillos viejos y flacos en la Curva de Maroñas y de allí venía abriendo los buzones que permiten, de paso, recordar los viejos comercios. Empezaba la línea de buzones metidos en la pared (10) ,en lo de Canessa, frente a la escuela, seguía por lo de Sapone, por el almacén “La Lata”, se metía hasta lo de Capra, volvía a Belloni, a la Estación del Ferrocarril, seguía por lo de Biancullo, lo de Pensado y terminaba su recolección de correspondencia, en lo del Genovés , ya en las Puntas de Macadam. Al día siguiente, volvía con su cosecha a entregarla en la Unión, el recorrido le llevaba al viejo, todo el día. Circuló hasta 1940.

(Queridos amigos de RAICES, este trabajo desarrollado por el Dr. Brazeiro, no termina aquí…los invitamos a seguirlo en esta sección con la revista de Mayo-2015.)

 

Breve Historia de Piedras Blancas (Parte IX)

El vecindario se conocía totalmente, porque además de la muchachada que habían hecho la escuela juntos, se encontraban cuando el tablado de los carnavales, pero lo cotidiano, era el tranvía, salón de tertulia demorada en los desvíos interminables, en él viajaban los empleados y obreros, eran pocos los estudiantes, solo algunos varones que llegaban al Liceo Miranda, cerca del Palacio Legislativo. De la enseñanza industrial, se hablaba como alejado, había que ir hasta cerca del Parque Rodó, en la calle San Salvador. Los domingos, los muchachos que podían, se reunían en el Cine Jockey Club, en la esquina de General Flores y Camino Mendoza y que se había inaugurado con la corriente eléctrica del tranvía, en 1915. En algunos tiempos se hicieron funciones teatrales con aficionados que alternaban con las que se hacían en el Cine Roma, en la Unión. Estos conjuntos de aficionados a fin de año a las fiestas escolares, para bailar el pericón o hacer payadas, los temas eran gauchescos. En los intervalos de la matinée del Cine Jockey Club, se abrían las ventanas, que daban a un maizal, se refrescaba la sala, la gente consumía su merienda, mientras el operador rebobinaba la película a mano. El cine Piedras Blancas se edificó en 1927 con el fin de hacer una escuela ciudadana, idea de Don Pepe para mantener contacto permanente con la población, en 1930 comenzó a funcionar como cine, pero era de escasa capacidad y la muchachada prefería los cines del barrio Goes, “Plus Ultra”, “Astral”, “Lutecia”, con la novedad del Gran Café Vaccaro, que los hacía sentir más hombres después de un paseo por las veredas de General Flores. A todo esto, en resumidas cuentas, con tanto, que hablé y que por su precisión debí callar ¿Cuál era el nombre del paraje antes de Batlle? No tenía nombre definido, era un lugar de paso para las tropas de vacunos que desde el Este venían a la Tablada y saladeros. Habían tambos y pastoreos, trigales, todo esto cortado por las vías del Ferrocarril Uruguayo del Este, que en 1883 llegaba hasta Pando. Los pastoreos traían población rural, que ya en la Guerra Grande, se entretenían en carreras en las sendas, pencas que en 1858 se conocían en el portón de La Lata, más o menos a la altura de Domingo Arena y Belloni. Otras veces eran en el saladero de Legris y por última, y más formales, alrededor del caserón de Lima, que vino de Ramírez. Aquí nació, cerca de la Iglesia de Pompeya actual, las primeras carreras de caballos. Se levantó una gradería, había animación, esto culminó cuando la gradería se trasladó al actual predio del Hipódromo, pero ya se salió de Piedras Blancas que estamos historiando. (11) . Esta zona venía a quedar entre lo de Perico el canario, un solitario que cuando la colonia, pobló lo que vino a ser el saladero de Legris y lo de Juan de Toledo, un soldado español andariego que había poblado las lejanías del arroyo, en el trayecto por el camino a Toledo, como se le llamaba a la Avenida Gral. Flores, se pasaba por la Azotea de Lima, los ombúes de Macuso, el saladero de Ignacio Blanco, que poblaba las costas del Manga.

(Queridos amigos de RAICES, este trabajo desarrollado por el Dr. Brazeiro, no termina aquí…los invitamos a seguirlo en esta sección con la revista de Junio-2015.)

 

Breve Historia de Piedras Blancas 
Trabajo de recopilación Histórica a cargo del Dr. Héctor Brazeiro  (Parte X)

ARTIGAS EN LA ZONA


Se ha comentado que el General José Gervasio Artigas, habría estado en esta zona en algún momento de su vida. Escribió el profesor Aníbal Barrios Pintos que : “Santiago Sierra Nieva…(era una) persona de la estimación de Artigas, Recaudador de Rentas en el Primer Gobierno Patrio y uno de los firmantes de la Declaratoria de la Independencia en carácter de diputado por la Villa de San Isidro de las Piedras”. Santiago era hijo de Francisco Sierra. Al respecto en la obra inédita del Dr. Héctor Brazeiro BREVE HISTORIA DE PIEDRAS BLANCAS, escribía: “El camino de la Cuchilla Grande, actual Belloni, corre por el lomo de la cuchilla. Divide las aguas hacia afuera a la derecha quedaba la Cachimba de Sierra o de Artigas, que la visitaba, frente a la actual Curtiembre…” Por su parte el historiador lugareño Gustavo Acosta, escribió en su trabajo EL ALBARDÓN DE LA CUCHILLA GRANDE : “Según (Jaime) Mayol, memorialista de Piedras Blancas, quien recogió historias orales de la familia Sierra ya citada, hubo hechos militares en el período artiguista y en la primera presidencia de Rivera, en torno a las Piedras Blancas. Incluso Artigas visitaba a su antiguo vecino de la ciudad, Francisco Sierra, en el hoy  N° 3470 del Camino Cuchilla Grande, llamándose después cachimba de Artigas, los tajamares del arroyo Chacarita que surcaban la chacra”
Manga y Piedras Blancas fueron residencia de dos Presidentes

La presencia en esta zona de dos residencias de otros tantos primeros magistrados, no le da a esta zona una característica sobresaliente, solamente es un hecho curioso y que bien se le podría mencionar como otros tantos a los que se puedan referir (a) Me propondré una pretendida reseña que mencione algunos rasgos de etas dos personalidades.

Don Bernardo Prudencio Berro

Se instaló en la que fuera la chacra comprada por su padre en 1800. Hoy día ese lugar se ubica en José Belloni 6020, entre camino Antares y Bernardo P. Berro, propiedad “Los Roble”.
Había nacido en Montevideo el 28 de abril de 1803, hijo de don Pedro Francisco Berro y de Juana Larrañaga, hermana del sacerdote Dámaso Larrañaga. Se inició en actividades comerciales, sirvió en las milicias patriotas y desempeñó tareas en la estancia de su padre, en Casupá. En 1836 ingresó como Diputado, a la vez que atendía sus tareas cultivando las tierras. Durante la Guerra Grande, en el gobierno de Oribe, estuvo al frente del Ministerio de Gobierno, hasta la finalización de ese triste período de los orientales. Fue Ministro de Relaciones Exteriores durante la presidencia de Giró.
El 1° de marzo de 1860 el Poder Legislativo debía designar al Presidente de la República, hasta 1864, tal cual lo establecía la Constitución de 1830, (Sección IV, capítulo I, artículo 18). Habían cuatro candidatos para el cargo: el hijo del ex Presidente Pereyra, Diego Lamas (padre), Eduardo Acevedo y Bernardo Berro. La designación cayó en Berro que obtuvo 47 votos contra 4, por lo cual ocupó la 7ª Presidencia de la República, cuando estaba a cumplir sus 57 años. Durante su mandato debió afrontar la revolución encabezada por Venancio Flores, trágica coincidencia fue que ambos perdieran la vida el mismo día, el miércoles de carnaval del 19 de febrero de 1868.

PEDEMONTE Juan Carlos, Los Presidentes del Uruguay, pág 38, Ediciones de la Plaza, Diciembre 1984.

“Contradictorio y rectilíneo, límpido y misterioso al mismo tiempo…es sin discusión posible la silueta civil de perfil más puro de todo nuestro siglo XIX. El gobernante de 1860, el hombre que quiso implantar en el país las pautas más elevadas de perfección democrática, de decencia y eficacia administrativa, se desvelada defensa del patrimonio nacional, ha quedado fija en la imagen de su derrota y su violenta muerte”.

Carlos Real de Azúa, mencionado en ¿Qué nos dicen las calles de Montevideo? Tomo 1, pág.158

(Queridos amigos de RAICES, este trabajo desarrollado por el Dr. Brazeiro, no termina aquí…los invitamos a seguirlo en esta sección con la revista del mes de Julio-2015)

 

Breve Historia de Piedras Blancas (Parte XI)

Trabajo de recopilación histórica a cargo del Dr. Héctor Braseiro

Manga y Piedras Blancas fueron residencia de dos Presidentes

La presencia en esta zona de dos residencias de otros tantos primeros magistrados, no le da a esta zona una característica sobresaliente, solamente es un hecho curioso y que bien se le podría mencionar como otros tantos a los que se puedan referir (a). Me propondré una pretendida reseña que mencione algunos rasgos de etas dos personalidades.

Don Bernardo Prudencio Berro

Se instaló en la que fuera la chacra comprada por su padre en 1800. Hoy día ese lugar se ubica en José Belloni 6020, entre camino Antares y Bernardo P. Berro, propiedad Los Robles. Había nacido en Montevideo el 28 de abril de 1803, hijo de don Pedro Francisco Berro y de Juana Larrañaga, hermana del sacerdote Dámaso Larrañaga. Se inició en actividades comerciales, sirvió en las milicias patriotas y desempeñó tareas en la estancia de su padre, en Casupá. En 1836 ingresó como Diputado, a la vez que atendía sus tareas cultivando las tierras. Durante la Guerra Grande, en el gobierno de Oribe, estuvo al frente del Ministerio de Gobierno, hasta la finalización de ese triste período de los orientales. Fue Ministro de Relaciones Exteriores durante la presidencia de Giró. El 1° de marzo de 1860 el Poder Legislativo debía designar al Presidente de la República, hasta 1864, tal cual lo establecía la Constitución de 1830, (Sección IV, capítulo I, artículo 18). Habían cuatro candidatos para el cargo: el hijo del ex Presidente Pereyra, Diego Lamas (padre), Eduardo Acevedo y Bernardo Berro.

La designación cayó en Berro que obtuvo 47 votos contra 4, por lo cual ocupó la 7ª Presidencia de la República, cuando estaba a cumplir sus 57 años. Durante su mandato debió afrontar la revolución encabezada por Venancio Flores, trágica coincidencia fue que ambos perdieran la vida el mismo día, el miércoles de carnaval del 19 de febrero de 1868.

PEDEMONTE Juan Carlos, Los Presidentes del Uruguay, pág 38, Ediciones de la Plaza, Diciembre 1984.

“Contradictorio y rectilíneo, límpido y misterioso al mismo tiempo…es sin discusión posible la silueta civil de perfil más puro de todo nuestro siglo XIX. El gobernante de 1860, el hombre que quiso implantar en el país las pautas más elevadas de perfección democrática, de decencia y eficacia administrativa, se desvelada defensa del patrimonio nacional, ha quedado fija en la imagen de su derrota y su violenta muerte”.

Carlos Real de Azúa, mencionado en ¿Qué nos dicen las calles de Montevideo? Tomo 1, pág.158

 

Queridos amigos de RAÍCES, para el próximo número conoceremos parte de la historia de Don José Batlle y Ordoñez y su vida en Piedras Blancas…los esperamos en esta sección.

 

HISTORIA DE LOS BARRIOS
Breve Historia de Piedras Blancas (Parte XII)

Trabajo de recopilación histórica a cargo del Dr. Héctor Braseiro

 

La familia Batlle llegó a Montevideo en las postrimerías del dominio colonial español en esta tierra, a principios del año 1800. Era don José Batlle y Carreó un catalán, que traía como credenciales su honradez y tesón; como profesión, condición de comerciante. Originario de Sitges, en la provincia de Barcelona, al igual que su esposa doña Gertrudis Grau, transportó mercaderías que esperaba comercializar en esta plaza, además de un capital económico que le permitió instalar un establecimiento dedicándose a avituallar al ejército y a la marina.
Adquirió un molino en la Aguada, en las hoy calles Yaguarón casi Lima. Falleció en 1854. Fue el patriarca de una familia de presidenciables de la República, en un período que se inició con su hijo, en 1868 y que se extendió hasta el año 2005 en que culminó su ciclo el doctor Jorge Batlle, cuatro miembros de la familia a lo largo de 137 años. El 10 de agosto de 1810 nació su hijo Lorenzo, fue a estudiar a España y a su regreso a Montevideo, se integró a la Guardia Nacional, participando en los levantamientos de Lavalleja contra el gobierno constitucional de Rivera. El 7 de diciembre de 1833 se registra su ascenso a teniente segundo, abandonando las armas en noviembre de 1857. Ostentando la jerarquía de general. Es electo Presidente de la República el 1° de marzo de 1868. Casado con doña Amalia Ordóñez, fueron sus hijos José y Luis Batlle y Ordoñez, el general Batlle falleció el 8 de mayo de 1887. José Batlle y Ordóñez nació el 21 de mayo de 1856, fue su esposa doña Matilde Pacheco, convivió con su esposo en Piedras Blancas hasta que una cruel enfermedad segó su vida el 13 de febrero de 1926, a los 72 años. Fueron sus hijos varones César, Rafael y Lorenzo Batlle Pacheco. José Batlle y Ordóñez falleció el 20 de octubre de 1929. Otro presidenciable fue Luis Batlle Berres, nacido el 26 de noviembre de 1897, hijo de Luis Batlle y Ordóñez y de Petrona Berres Mac Entyre, fue sobrino de José Batlle y Ordóñez.
Contrajo nupcias con Matilde Ibáñez Tálice. Luis Batlle Berres falleció el 15 de julio de 1964, su hijo Jorge Batlle Ibáñez, ascendió a la primera magistratura el 1° de marzo de 2000
Doña Matilde Ibáñez de Batlle, única mujer que fue primera dama y después, la madre de un Presidente de la República.

José Batlle y Ordóñez adquirió esta finca en 1904. La lejanía del bullicioso centro de la ciudad de Montevideo hizo de esta casa el lugar elegido para el cuidado de la delicada salud de su hija, Ana Amalia. Con el tiempo, también se transformó en un espacio de estudio, de reflexión y de importantes reuniones de gobierno. Además, el hecho de que su entrañable colaborador y amigo personal, Domingo Arena, viviera cerca, colaboró para la elección de esta zona.
Desde 1967 es sede del Museo Histórico Nacional; su acervo se compone de las pertenecías de Batlle y Ordoñez, y de su familia. 

Para visitarla es necesario coordinar día y hora por vía telefónica al 2915 1051 o enviando un correo electrónico a: ksilva@mhn.gub.uy 

 

Queridos amigos de RAÍCES, para el próximo número , seguiremos recorriendo la historia de este Barrio emblemático de Piedras Blancas…los esperamos en esta sección…

 

 
 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

   
 


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