PÁGINAS AMIGAS
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JOSÉ BELLONI Por. Antonino Cabana |
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JOSÈ BELLONI (1882-1965) Excepcional ser humano, artista,maestro y compatriota digno de los mejores recuerdos. Es cierto que los genios y sabios solo logran este pedestal, con el esfuerzo y la humildad. Parecería un “Don” que no comulga con la pedantería y la soberbia. No aceptaba elogios a su talento ni distingos conceptuales como nacidos de una casta de seres superiores. Decía : “no creo en el talento, solo creo en el trabajo”. Premisa considerada por èl, como el camino para todos los logros positivos. Demostró con hechos su talento, su genialidad y las virtudes de hombre excepcional . Desde la juventud a la ancianidad, por autor y predicador dude ese concepto , que lo elevaría más allá de la simple consagración, porque viven en su obra inmortal, valores universales capaces de definir la genialidad de las manos, la constancia de su vocación, la belleza y perfección latente en cuanta materia convirtió en historia, pasión y figuras. Si a esa humildad franciscana le unimos la genialidad lograda por la filosofa personal del trabajo como meta, debemos admitir sin titubeos, reparos y encontradas consagraciones que estamos y estaremos presenciando la prolífica, bella y perfecta obra legada por uno de los tantos uruguayos que nos dan una identidad insuperable y la dignidad que merece esta patria concebida por ideales libertarios. Por esa razón nos estamos entendiendo en estos conceptos. Muchas veces los actuales modelos de información, comercialmente limitados y por esa vida moderna que todo lo pretende sintetizar, dejamos nutriendo nuestra ignorancia, lo esencial , lo puro y pasional del alma, generadora invisible de lo que un mortal es capaz de lograr. Ese Belloni que conocemos por fuera, solo es superado por ese Belloni casi desconocido por dentro. Conociendo su alma, tendremos el padròn para comprender su obra, valorar esa vida que cada figura tiene imprimida por la genialidad traducida a sus manos. Los que conocieron màs su vida por dentro, dejaron en el tiempo que la cultura legara a escuelas, liceos y pueblos muchas crònicas refirièndose tanto a su obra como ese interior invisible pero latente como el corazòn. Consecuente e infaltable en su taller, trepado sobre andamios y escaleras, entre el yeso, bronce, maderas y barro, herramientas en manos o dando formas con sus dedos desnudos. Retocando hasta los minimos detalles, fiel a las formas y a sus modelos, procurando como Miguel Àngel el soplo de la vida en el material inerte. No era muy conversador, pero su inquieta figura barbada, se desplazaba con admirable seguridad, cantando en voz baja. Tambièn era edificante encontrarlo absorto detràs del caballete y la tela, manejando los pinceles, en pinturas que tambièn hacìa muy bien. El taller, enorme pero que siempre resultaba chico, estaba repleto de materiales diversos, maquetas, bocetos, herramientas, etc. que luego su genio indiscutido transformaba en esas maravillosas obras escultòricas que siguen jerarquizando plazas, parques, museos e instituciones. Son para nuestra PATRIA y el arte, la historia de las raìces patrimoniales del auntentismo criollo y tradicionalista. No era solo un trabajador insaciable de belleza y perfecciòn, sino que jamàs descuidada a su familia y soñaba en la herencia de su hijo Stelio, el hombre , el arte y las buenas costumbres. La amistad tambièn era algo que cultivava como condiciòn imprescindible de la sociedad. Es dificil encontrar en un solo hombre tantos valores que dignifican a nuestra cultura y distinguen a una Plèyada de uruguayos que nos resistimos a olvidar. Belloni cultivò todos los valores destacables de los humanos. A su paso la siembra constante, segura y disciplinada. A los ochenta años trepaba escaleras, cincelaba el màrmol, era albañil en el mortero de hormigòn, amasaba la arcilla que traducian sus bocetos. Sabìa representar hombres y motivos, autènticos, depurados, con alma como el gaucho y la china enancada, los animales briosos o fatigados , la pasiòn de la lucha y la tierna figura de una virgen escapada de las tradionales concepciones, humanizada en la maternidad, representaciòn de la mujer tambièn madre. Cuando analicemos el capìtulo de su obra desfilaràn para cada una de ellas, los acertados y valiosos juicios de expertos de su obra, como el gran pintor Eduardo Vernazza, W. E. Laroche, Zoma Baitler, la escritora, poeta y periodista Dora Isella Russell, el afamado crìtico Luis Alberto Muso Ambrosi y crònicas tan valiosas de los años 1960 al 1980. Luego casi todo es silencio y los espacios de arte pertenecen repetidamente a ìdolos extranjeros. Los uruguayos, especialmente los responsables de las instituciones afines, nos estamos olvidando del bellìsimo patrimonio artìstico de figuras que sembraron y cultivaron el magnìfico exponente que dignifica a la patria, los valores del espìritu y la identidad nacional. En mis tiempos de escuela y liceo era raro el dìa de la comunicaciòn cultural , que no apareciera un Bellini, un Fabini, un Rodò, un San Martìn, un Blanes, una Juana etc. etc. Por esa razòn muchas veces aparecen referencia y referenciales, como escapados de los mismos museos y bibliotecas. JOSÈ BELLONI (1882-1965) Para iniciar ese modesto recordatorio de la figura màs grande de la escultura uruguaya, al hombre sencillo y humilde, al genio que solo reconocìa al trabajo y dedicaciòn como virtud, el inspirado soneto de nuestra inolvidable poetisa, escritora y periodista cultural, Dora Isella Russell. Esta pieza poètica, le fue entregada al gran maestro como reconocimiento de su obra, por el liceo Elbio Fernàndez. Grabado en plancha de plata, el 12 de setiembre de 1962, con motivo de cumplir 80 años. SONETO ARCAIZANTE PARA DON JOSE BELLONI (copia fiel) “Fuera el maestro de la Barba vellida Nunca ha sabido del mal ni de herida Besa al abuelo en la sien, donde tierno Como una espiga madura en el trigal de la patria, fructificarán sus obras, perfeccionadas en su genio , enraizadas en la historia, las figuras y el simbolismo. En esta primera parte, quiero destacar lo que la obra no dice y lo que hace al humano, noble y amado. Conocí a José Belloni en forma personal en el año 1949 . Invitado por el Consejo Directivo y el Director Arquitecto Mario Mucchinelli, concurrió al Parque de Vacaciones de UTE, a dar una charla. Recuerdo el salòn de actos lleno con los hospedados y personalidades de Minas. A un costado del estrado, yo hacièndole un retrato a lápiz. El fotógrafo Carusso y su enorme càmara con tripode, quemaba lamparitas de magnesio, foto a foto. Cuando le entregué el retrato, Carusso nos sacò una foto , que luego me enviò por correo. Mi juventud, inexperiencias y la condición de ser junto a mi maestro Edgardo Ribeiro y un grupo de alumnos los fundadores del taller - “Amigos del Arte” me hacían creer en un ser superior. Como en el Parque hacìa retratos a diario y recibía muchos elogios, ya me sentía un consagrado triunfando en arte , y la vanidad estaba ganando la pureza campesina enseñado por mis padres. Belloni tomò el retrato, me dio un apretón de manos y se fue con las autoridades. Pocas horas después fui llamado a la oficina del administrador y allí me recibió. Hubieron preguntas muy inteligentes y un elogioso reconocimiento para Ribeiro a quién conocía y lo sabìa alumno de Torres Garcìa. Las respuestas de mi parte, talvez no tan cabales y racionales , alertaron su sabidurìa. Me hablò sonrìendome : “jovencito” , Ud. tiene talento pero lo màs importante que me ha dicho, es que pinta, dibuja, modela en barro, todos los dìas en horas de su descanso. Ese es el camino para llegar a algo. Nunca haga eso pensando que ya es perfecto, que ha logrado la obra perfecta, que es un ser superior y que es un genio. Trabaje a toda hora , labre su futuro plàstico sin estridencias como labran la tierra sus padres y hermanos. Siempre con respeto y humildad porque aun de los principiantes algo aprenderà. La vanidad y soberbia cierran todos los caminos. Si algùn dìa va a Montevideo, visite mi taller. En el año 1951 al 1952 , estuve en la capital realizando un curso de contabilidad para disputar un cargo en el Parque. Concurrì por dos veces al taller de Josè Belloni. En las horas que estuve, el escultor parecìa una hormiga trabajando. El enorme galpòn por asì llamarlo estaba repleto de esculturas en rincones, caballetes, pedestales, etc. En las paredes, retratos y cuadros. Abundaban los materiales : bronce , yeso , piedra, hormigòn , madera , barro... Se encontraban en el taller, dos ayudantes y dos alumnos. Uno era Samuel Leiva , con quien mantuve una racional amistad desde el taller “Amigos del Arte” , de Minas. Conversamos varias veces del genial escultor, sus obras, sus modelos vivos, etc. Para finalizar esta primera parte, no quiero dejar en el olvido un episodio para el cual todos tendrìamos que meditar. Dos poderosos motivos me impulsaron a esta modesta biografìa. La oportunidad que nos da la revista cultural “RAICES” , autenticamente uruguaya y modelo cultural de las buenas costumbres. El segundo motivo està relacionado una visita del embajador de Corea del Sur (1977) . Estando de visita en Rocha, lo acompañè junto a un grupo de sus compatriotas, compulsivos visitantes de plazas, monumentos, museos, etc. Al llegar al monumento de “La Carreta” , el representante asiàtico de cultura, càmara en mano filmando desde todos los àngulos, exclamaba entre el jùbilo y el asombro frases que luego el traductor las revelò. En sìntesis, esta es la valiosa opiniòn de un extranjero visitante de muchos paìses y centros culturales de encumbradas resonancias en forma espontànea y lejos de toda diplomacia, las transcribì en mis apuntes. Decìa “creo sin equivocarme que este es el monumento màs hermoso y perfecto que he visto”. “Es increìble que sea casi desconocido y no figure en los catàlogos màs importantes de las guìas turisticas. Su genial autor no merece esta falta de reconomiento. Esta obra, lo ubica entre los màs destacados escultures universales”. Yo pensaba en silencio mientras oìa al traductor. “Está claro” , “es la obra de un uruguayo, lejos de la poderosa promociòn que condiciona fabrica ídolos “convenientes”. Hoy dìa, con nuestra complicidad todo lo nacional es eclipsado por lo forense. La literatura, el teatro, el cine, la mùsica y las artes plàsticas, salvo “condicionadas excepciones” es extranjera y lo nuestro muere en pergaminos archivados y en el sistemático olvido de quienes deberìamos estar orgullosos. JOSÈ BELLONI (1882-1965) Para orgullo de los uruguayos y valoracion de la humanidad, Josè Belloni nace en Montevideo, el 12 de setiembre de 1882. Cuatro meses despues de otro genio inmortal, Fèlix Eduardo Fabini (1882-1950) . Brillante perìodo para la escultura y la mùsica nacional. El primer hogar de Belleni fue una humilde casa ubicada en los jardines de la residencia del poeta Arelio Berro. Su padre tambièn llamado “Josè” , era un experto e ingenioso jardinero cultivando las plantas y flores de ese establecimiento. Era inmigrante de Suiza y por esa razòn los conocidos lo llamaban “El Suizo”. Al contexto romàntico del lugar se le agrega un lago y màs tarde, a la entrada del patio, el pabellòn nacional confeccionado con balasto, por el padre del futuro escultor . Esa casa quinta de Berro fue vendida y la familia Belloni se fue a vivir a otra gran quinta en La Paz, de la familia Sagastizabal y la de Montero en Reducto. La propiedad del poeta Berro pasò a ser residencia de la embajada de Argentina. El Embajador argentino Alfredo L. Palacios (1957) hizo colocar en la casa natal de Belloni una placa de bronce con la siguiente inscripciòn “en esta casa naciò el insigne escultor uruguayo Josè Belloni”. Cuando Palacios le mostrò el texto con el adjetivo “GRAN” escultor..., Belloni le pidiò que quitara la palabra “gran” , cosa que se hizo. La madre del genio artìstico que dio a luz se llamaba Martina Graicoechea, quien falleciera antes que su padre. Cuando tenìa 8 años se fue con sus padres a Lugano (Suiza) . Allì estuvo hasta los 25 años (1907). Fue una persona que tratò de prepararse de lo mejor que pudo. Alumno del maestro Versalli, luego su ayudante, adquiriendo importantes conocimientos en dibujo, carpinterìa , decoraciòn,herrerìa, yeserìa, esculturas, etc. Gran entusiasmo le habìan causado algunas estatuas cuyo modelo habìa sido su abuelo. Cuando Josè Bellini hijo (1907) volviò a Uruguay , ya era escultor a parte de una cantidad de oficios, todos necesarios para la estatuaria que luego realizò. Su conversaciòn en perfecto español nunca perdiò una fonètica con acento europeo. Dos años despuès (1909) obtiene por concurso una beca para perfeccionarse en Europa. Estuvo 4 años visitando talleres, estudiando y concurriendo a las màs afamadas academias artìsticas. Tambièn en exposiciones en Munich , Roma, Lugano, Lausana, Ginebra, Neuchantel, Bucarest, etc. En la Real Academia de Munich iniciò su camino a la fama y reconocimientos internacionales con un boceto “Pecado” (Hoy en el museo Nacional de Artes Plàsticas). A su retorno a Uruguay su activa presencia en exposiciones internacionales fue continua. Rìo de Janeiro, Porto Alegre, Florencia , Sevilla, San Francisco, etc. Siempre notablemente admirado y obteniendo valiosas distinciones y elevados conceptos. En Uruguay fue asiduo interviniente en todos los eventos artìsticos.Dictò conferencias sobre dibujo, escultura y las distintas modalidades de esculpir, tallar, manejo de la arcilla y el dibujo como auxiliar de las obras. Fue profesor de dibujo ornamental y modelado en el Cìrculo de Fomento del Bellas Artes. Fue nombrado director en 1914, pero siguiò dando clases de modelado y composiciòn del desnudo. En la Universidad del Trabajo fue profesor de plàstica decorativa y dibujo profesional. Fue distinguido como catedràtico de la Facultad de Arquitectura. En varios concursos obtuvo distinciones y premios. Sus obras màs destacadas entonces son : Busto de Artigas (1914) , talla en màrmol ubicada en el Palacio de las Amèricas en Washington, monumento al pintor Carlos Marìa Herrera (suscripciòn popular) ubicado en el Prado (1921) . Busto de Pasteur , ubicado en el Hospital homònimo del extraordinario hombre de Ciencia (1923). Monumento de la poetisa Marìa Eugenia Vaz Ferreira (1929) . Guillermo Tell , ubicado en el Parque Rodò (1931) , obsequio a Uruguay por la colectividad suiza. El Aguatero (1930) , logro de la Comisiòn de Festejos del Centenario. Como sus obras y algunos conceptos sobre las mismas iràn en el capìtulo de Belloni y sus obras y algunos conceptos sore las mismas iràn en el capìtulo de Belloni y sus obras, retomamos los datos màs salientes de su formaciòn. Josè Belloni fue un hombre muy cuidadoso en su preparaciòn. Por esa razòn reconocìa como fuente de lo que llama talento, al trabajo. Desde niño se dedicò a estudiar, seleccionado especificamente aquellas especialidades bàsicas para la concreciòn de su fermental pasiòn por la escultura y en pequeña escala, tambièn la pintura. Aun a los 80 años, cuando se le tributa un merecido homenaje y reconocimiento en vida, muchos que visitaron su taller, vieron a un anciano de aspecto paternal, pero que vibraba, pensaba, conversaba y actuaba como un joven, esa edad que llevò por dentro a su muerte en el año 1965. Trepaba los andamios y escaleras, cincelaba en màrmol, era albañil con el hormigòn y amasaba con sus manos la arcilla para sus bocetos. Tambièn con los pinceles y la carbonilla, traducìa imàgenes y sueños interiores. Aprendiò con dedicaciòn y esmero a representar hombres y motivos cuyas figuras, aparte de la materia inerte, vibran en sus gestos y posturas y las emociones representativas en el propòsito del artista. Hay diversidad de actitudes, autenticidad en los personajes, ya sean animales briosos o fatigados, el criollismo del pasado, la emociòn teològica en una virgen y los meticulosos detalles en las formas y posturas , todos de una belleza cautivante. Es muy cierto lo que nos recordaba Belloni y que muchos deberìamos no olvidar. Sin trabajo serìa imposible lograr una obra inmensa en todos los conceptos como la de este extraordinario y genial escultor uruguayo. Para finalizar esta semblanza algo muy destacado y propio de sabios y genios. Josè Belloni siempre fue Josè Belloni, autèntico para pensar y sentir. Autentico en los mensajes de su alma. Fue realista y trascendente en las pasiones que representan sus obras. Suavidad y fiereza de sus personajes, sobriedad y perfecciòn en la materia tratada. Proporciones magistrales y una belleza latente en cada huella que su mano impulsada por su espìritu, nos regalò con generosidad y sacrificio, desde su esmerada preparaciòn en sus jòvenes 8 años en “Suiza hasta sus gloriosos 83 años de vida material.
JOSE BELLONI (1882-1965)
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