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HISTORIA DEL BARRIO “REUS”

 


 
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BARRIO REUS AL NORTE (VILLA MUÑOZ)


Los orígenes y desarrollo


Por los años 1875-1876 , la ciudad de Montevideo atravesaba una situación angustiosa, secuencia del sometimiento del país “al rigor del cuartel” , de la postración financiera de la plaza , de la incertidumbre creada por la tumultuosa realidad, política uruguaya. Un cronista de la época dice que, a consecuencia de esta general decadencia, “el conjunto de suntuosos edificios construidos en la floresta de Montevideo en épocas de fomento, así semejaban después, en su soledad y tristeza , a panteones de familia” (J.A. Giménez). Una década después , hacia 1887 , el panorama ya era otro. Habían renacido la confianza y el espíritu de empresa. Vienen capitalistas de Buenos Aires , unos con el propósito de especular con la compra de terrenos y otros para fundar bancos de construcción y de crédito. La tierra comenzó a cotizarse a muy altos precios, a tal punto que llegó a niveles desmedidos. Este frenesí no duró mucho. Sin embargo, un hombre con empuje atrevido y tremenda energía creadora hizo perdurar su nombre hasta nuestro días. La meteórica carrera del Dr. Reus en el Río de la Plata sólo cubrió el lapso de cinco años. Cuando llegó a Buenos Aires en 1886 tenía 27 años de edad. En plena juventud, este alicantino había tenido tiempo de ser abogado y jurisconsulto de consejo, doctor en Filosofía y letras, traductor y prologuista de las obras de Espinosa , autor de obras jurídicas, diputado de Cortes, director de la Revista Jurisprudencia. Pero la personalidad de Reus era múltiple detrás del hombre de leyes, del investigador de gabinete, del escritor y el orador, se perfilaba un hombre de negocios, un financista y especulador osado, que había revelado sus dotes al jugar audazmente en la Bolsa de Madrid. Como empresario , había dirigido el canal de Ecija. Ya en Buenos Aires realizó juegos bursátiles que le reportaron en poco tiempo medio millón de pesos, que perdió prestamente. Pero como cumplió con sus acreedores, siguió contando con la confianza y el respaldo de grandes fortunas argentinas. En época del gobierno del Gral. Tajes se llamó a una especie de concurso para la organización del Banco del Estado que se proyectaba. En tales cincunstancias el Dr. Reus cruza el Plata y organiza un consorcio integrado por capitalistas del volumen de Duggan, Cassey , Ayarragaray y Drydale, fundando en nuestro medio el Banco Nacional. Fue su primer paso. Pero sus opositores, que los tenía y muchos, lograron que a los once meses se alejara de la gerencia del nuevo banco. Su empuje , en vez de menguar, se acrecentó extraordinariamente. Formó entonces una Compañía Nacional de Créditos y Obras Públicas, integrada con un capital de veinte millones de pesos – de los de aquella época – dividido en 200.000 acciones de cien pesos cada una, y se lanzó de nuevo a la lucha. Entre sus primeras obras figuraron un establecimiento de baños hidroterápicos y el Barrio Reus al Sur. No obstante, acariciaba proyectos aún mayores para Montevideo y éstos cristalizaron, pese a todos los inconvenientes humanos y naturales que salieron a su paso, en el bloque de viviendas que hoy constituyen Villa Muñoz. Para llevar a cabo su idea de construir todo un enorme conjunto de casas sólidas, funcionales y baratas necesitaba el Dr. Reus un colaborador avezado. Y pronto lo halló en la persona del teniente coronel Marcelino Santurio. Este, que había residido en Europa, aprovechó su experiencia de viajero inteligente para estudiar los barrios de viviendas económicas, aptos para alojar decentemente a la gente de trabajo. Una vez en Montevideo trató de encontrar un empresario dotado de capital y ambiciosos propósitos. Con Reus unió capacidades y esfuerzos. El lugar donde concentrarían todos sus fuegos, fue la chacra de Echeverría, con 68 hectáreas de superficie, que extendía sus tierras entre el Barrio Lavalleja – fundado por Francisco Piria en 1885, en la zona que encerraban los caminos de Goes, Figurita y Pastor – y la zona conocida por La Humedad, que comprendía las quintas de Muñoz, Béjar y Hocquard, denominada así por la humedad que le trasmitía un brazo del arroyo Seco, que cruzaba esas tierras que formaban hondonada. La compra se efectuó a razón de $ 0,40 el metro cuadrado. Una vez delineadas las calles y establecida el área de los solares se iniciaron las obras edilicias el mes de marzo de 1888. Nunca el Uruguay había conocido trabajo de tal envergadura. Más de 2.000 hombres por día se ajetreaban en las construcciones, 500 carros de carga iban y venían , trayendo arena y ladrillos, cal , pizarras y vigas. Los hornos de ladrillo no daban abasto. Superada la producción de los montevideanos, se debió recurrir a los hornos de otros departamentos del Uruguay. Una pequeña humanidad afanosa vivía en las obras.

Fueron así surgiendo , con celeridad pasmosa, 27 cuerpos de edificios ubicados sobre 18 manzanas que en total albergaban 531 casas. Los grandes pabellones estaban – y están – separados por amplias calles principales y secundarias ; poseían además conexiones con las aguas corrientes y con los caños maestros. El Dr. Reus tenía además claras nociones de los problemas del transporte. Por eso su pequeña ciudad estaría unida al centro montevideano por los cordones umbilicales de los tranvías de dos líneas : la Oriental y la del Reducto. El Barrio Reus al Norte, cuya década de los años veinte de este siglo ha sido recreada con nostalgia y cariño por Gualberto Fernández , se iba levantando en una zona alta, soleada, libre del estancamiento de las aguas, extendiéndose entre las calles San Fructuoso e Isla de Gorriti, por el norte; Constitución , por el este ; Guaviyú , por el oeste ; Libres , por el Sur.
Las obras iban en marcha , a ritmo acelerado. Pero la naturaleza y las contingencias humanas se encargarían de obstaculizar los trabajos. En el invierno de 1888 la lluvia se ensañó como nunca : durante 78 días el mal tiempo paralizó las obras. Por otra parte la crisis que se abatía sobre la economía uruguaya sumió a la compañía del Dr. Reus en la ruina. Era necesario empero , salir a toda costa del “impasse”. Cassey y la Compañía Nacional de Créditos y Obras Públicas, para enjugar en algo las pérdidas, resolvieron rematar las casas. Las ventas iniciales de 1889  fueron realizadas por un hombre que, como ya hemos dicho, tendría excepcional influencia en la historia edilicia montevideana : Francisco Piria. Para dar el ejemplo  y levantar el ánimo de los futuros compradores , el propio presidente Tajes adquirió la primera casa. Pero el público no respondió como se esperaba. Todo el barrio formó parte de la quebrada compañía Nacional y luego pasó a integrar el capital del Banco Hipotecario. El Dr. Reus se vio burlado por un destino adverso. El remate de su bienamada obra y sus otros quebrantos financieros, agravaron una lesión congénita de su corazón y el 7 de mayo de 1891 , a los 32 años de una vida agitada y turbulenta , fallecía en plena pobreza. “El Día” , en su edición del día siguiente , inscribió estos conceptos :
“Murió ayer después de largos meses de postración, el hombre mas directa e íntimamente vinculado a los progresos estruendosos que cuatro años atrás se iniciaron en nuestro país : Emilio Reus. “Hombre de inteligencia genial y de corazón accesible a todas las amistades, creó,  por así decirlo, rumbos nuevos en nuestro país, en parte castillos en el aire destinados a caer al soplo de contrariedades que Reus con su imaginación meridional, miraba como sólidos baluartes de grandeza.
“Antes de venir aquí , había ya , en su patria, dado pruebas de su potencia intelectual escribiendo obras de mérito sobre biología y economía política. Catedrático a los 22 años, diputado a los 25, a los 26 hombre de confianza de Alejandro XII , vino a estas playas a la muerte del monarca español. “Veintiocho años tenía cuando fundó aquí el Banco Nacional, esa institución a cuya vida están íntimamente vinculadas nuestro progreso y nuestro crédito, dando con ello a la administración Tajes casi todo el impulso y prestigio que alcanzara. “Fue también el fundador de la Compañía Nacional y Banco Transatlántico y quedan ahí, como demostración de su espíritu de empresa, los dos barrios que llevan su nombre , al norte y sud de la ciudad. Mas hubiera realizado por que en su cerebro tenían cabida todos los proyectos, a no sobrevenir el Krack famoso del 89 , que lo arrastró a la pérdida de todos sus bienes. “En su muerte, no hubo ninguno de aquellos amigos fáciles que enriquecieron a su sombra. Estaba casi solo su cadáver, aunque a su entierro han concurrido personas distinguidas y altamente colocadas”
El Banco Hipotecario cambió el nombre inicial del barrio por el de Villa Muñoz, para honrar la mejoría de un jurisconsulto , político y periodista, el Dr. José María Muñoz, que había sido en 1890 presidente del Banco Nacional y , entre 1896-99 ,primer presidente del Banco de la República.
BARRIO REUS – Cuna de cantores

El Barrio REUS al Norte fue ámbito donde desarrollaron su personalidad artística algunos intérpretes destacados del tango. Entre los mismos, por orden cronológico, se encuentra Santiago Roberto Fugazot, nacido el 20 de junio de 1902 en una casa situada en Defensa e Isla de Gorriti. Falleció en Buenos Aires el 8 de agosto de 1971. Horacio Loriente ha trazado su biografía en los siguientes términos : “Desde su adolescensia, actor aficionado y buen cantor. Vinculado a los de su época, Américo Chiriff en especial, y también Humberto Correa. Recibió los consejos experientes del celebrado payador Juan Pedro López, formando un rubro artístico para realizar giras por el interior del país” . En febrero de 1924 , albores de la radiotelefonía uruguaya, Fugazot, a dúo con Chiriff, actuaba en la emisora Paradizábal y , tres meses después, en la radio El Día, esta vez junto a Italo Goyeche. El dúo Fugazot – Goyeche debutaría en el Teatro Nacional de Buenos Aires. Allí se radica. Tocaba muy bien la guitarra y por su extraordinario oído y perfecta afinación era buscado por los cantores para formar dúos. Residiendo en el restaurante y pensión “La cortada de Carabelas” se conocieron con Agustín Irusta, recién llegado a la capital porteña. Era en las épocas heroicas en que los cantores noveles y en general los números de varietés, se presentaban en recreos o glorietas, locales que abundaban por entonces, donde mediante rifa de alguna botella o números de lotería, pasaban la “bandeja” a los parroquianos. En 1926 formaliza su dúo con Agustín Irusta y con don Alfredo Gobbi, con quien se habían conocido antes; se unieron bajo el rubro “Los tres gauchos” , presentándose en el teatro “Hipodreme”. La primera figura era Ada Falcón. Celos artísticos trocaron bruscamente el buen éxito que obtenían “Los tres gauchos” . Gobbi los insta entonces a continuar solos. Irusta-Fugazot siguen trabajando , luciéndose como fin de fiesta en diversos teatros. Correspondió a Fugazot el estreno de un hermoso tango : “Viejo ciego” , música del maestro Sebastián Piana, con versos de Cátulo Castillo y Homero Manzi, desde el escenario del teatro “Nuevo” , correspondiente a una obra que se llamaba “Patadas y serenatas en el barrio las latas” . El acontecimiento se produjo el 6 de noviembre de 1926. Pocos meses después, ya en 1927 , ocurrieron importantes acontecimientos. Irusta-Fugazot llegan a grabar para la empresa Víctor, en tanto Francisco Canaro los apalabra, con la certera visión que siempre tuvo el viejo maestro. Se aproximaba el cuarto concurso de tangos auspiciado por Max Glucksmann, e Irusta-Fugazot cantan el estribillo del tema triunfante, “Noche de reyes” , de Maffia y Curi , y “El mal que me hiciste” , de Percuoco y de Biase, también del concurso. Fugazot sólo llega a grabar dos tangos : “Lagrimeando, lagrimeando” y “Fumando espero”. Mientras actuaba la orquesta Canaro en el “Tabarís” , Irusta fue invitado por el director a viajar a París, para cantar en la orquesta que dirigían Rafael y Juan Canaro. Aceptó , muy halagado, y le habló de su compañero Fugazot. Francisco Canaro consintió en que éste también viajara. Se embarcaron en el “Cap Polonio” y al llegar a Francia hubo un desencuentro con los músicos, que ya estaban allí, circunstancia que alteró los planes de Francisco Canaro. En París se conocieron los cantores con el pianista y compositor Lucio Demare. Viajaron todos a Madrid al encuentro de los músicos de la orquesta de Canaro. Aceptó , muy halagado, y le habló de su compañero Fugazot. Francisco Canaro consintió en que éste también viajara. Se embarcaron en el “Cap Polonio” y al llegar a Francia hubo un desencuentro con los músicos , que ya estaban allí, circunstancia que alteró los planes de Francisco Canaro. En París se conocieron los cantores con el pianista y compositor Lucio Demare. Viajaron todos a Madrid al encuentro de los músicos de la orquesta de Canaro. Nacía el famoso trío, que tuvo su bautismo definitivo en el Cabaret  “Maipú” de Madrid, al debutar en una fiesta que les permitió obtener el contrato para el teatro Maravillas, en un cuadro criollo donde se presentaban con vestimenta gaucha, detalles que Agustín Irusta recordara en su libro “El trovero”, editado en Caracas. “El Trío argentino” , como los presentaban  , originó su vinculación con la empresa del disco “Gramófono” , de Barcelona. Los discos se vendían por millares. Esa labor , que comenzara en 1927 , culminó en 1934 , después de filmarse las películas españolas con actuación del trío. Durante el ciclo de grabaciones, frecuentemente Roberto Fugazot fue solista, realizando importantes temas y entre ellos una pieza perteneciente a Juan Pedro López , titulada “Que mi china se fue”. La presencia de Irusta-Fugazot-Demare en España fue siempre un rotundo éxito. Desde allí viajaron a los países del Caribe. En México se presentaron sin Demare , sustituido por el guitarrista Raf

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 
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