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HISTORIA DEL BARRIO “MAROÑAS”

 


 
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BARRIO MAROÑAS

MAROÑAS Y GÈNESIS DEL PUEBLO ITUZAINGÒ

La casa de Francisco Maroñas – “el visitador más antiguo de las Rentas de Tabaco y Naipes de Montevideo” – era conocida desde, por lo menos, los comienzos del siglo XIX. En efecto: según afirma en sus memorias el Coronel Ramón de Cáceres, en 1817, luego de la entrada de Lecor en Montevideo, Lavalleja”en una guerrilla que hubo en frente de lo de Maroñas, con 18 hombres acuchilló hasta a los infantes, después de haber dispersado un grupo de caballería de doble número y hasta les hizo algunos prisioneros” . Maroñas era natural del lugar de San Vicente de Labaña, arzobispado de Santiago de Galicia. El 12 de septiembre de1834, su hija María Maroñas, viuda de Jerónimo Fernández de Olloniego, solicitó al gobierno un terreno baldío en el “paraje designado Maroñas”, que lindaba con terrenos de su propiedad y con terrenos de los señores Solsona, camino por medio a Maldonado y de doña Escolástica Sierra, camino por medio al Canelón. El mismo le fue finalmente escriturado a su favor, en marzo de3 1836, con lo que tales tierras salieron del dominio fiscal. En su edición del 20 de marzo de 1849, “El Defensor de la Independencia Americana” publicaba un aviso por el que se ponía en conocimiento público la venta de “la pulpería conocida por de Maroña, de corto principal”. La casa tenía corredor y mucha comodidad para familia. Característica de la zona, según señala en un estudio publicado en la Revista de la Sociedad ”Amigos de la Arqueología” , en 1932, Godofredo Kaspar (seudónimo del historiador argentino Pbro. Guillermo Furlong) , eran dos grupos de molinos: los de Caviglia o “de la Sirena”,en la intersección de la Avda. José Vellón y Roma, uno de los cuales aún puede verse en el interior del predio de la Iglesia “Santa Gema”y el otro, sito también sobre la Avda. Vellón frente a la calle Francisco Sainz Rosas. En la segunda mitad del siglo pasado, los canarios llegados en forma masiva desde 1831 a 1842 se establecieron preferentemente en chacras del Buceo y también en Maroñas, en Carrasco y en la zona llamada Chacarita de los Padres. Al haberse constituido la República y a favor de la existencia de mataderos, comenzaron a desenvolverse algunas curtiembres y fábricas de sebo, lo que determinó la ordenanza del 3 de enero de 1834, prohibiendo establecer en la planta urbana de Montevideo nuevas curtiembres, pudiendo hacerlo solamente en los terrenos de propios o en el ejido. Más adelante, el 30 de abril de1836 se dispuso que “los saladeros que en adelante hubieren de establecerse, se situarán en la margen derecha del Miguelete, siguiendo una línea al norte de las faldas del Cerrito, de ese punto a la de Maroñas y de aquí al mar.” De igual forma sucedería con “los hornos de ladrillos , las jabonerìas, velerìas y panaderías a establecerse”. En el promisorio desarrollo de la zona, posterior a la Guerra Grande, caben ser destacadas la fábrica de velas estearinas y de jabón del ciudadano francés Eugenio Villemur, en 1853; la jabonerìa y velerìa de Harambure, en 1868 ,frente a la plaza 20 de Febrero; la curtiembre de Sarasola, en 1890, y la de Joaquín Cea, hacia 1900; la cocherìa de Pedro Salhon, en 1900, por la Estación Unión de Tranvías, quien dos años después haría una carrera diaria con “breacks” de seis pasajeros, desde La Unión al Puente de Manga; en 1944, la fábrica de tejidos, de Forno, Bozzolo y Piana. Es indudable que en el proceso del desenvolvimiento urbano de Montevideo y el de sus núcleos satélites ejerció importante influencia la instalación del sistema tranviario a caballo, por tratarse de un servicio público que favorecía el afincamiento de los vecindarios en las zonas que servía. En lo que tiene relación con la barriada de Maroñas, esta benéfica gravitación fue ejercida por la empresa del “Tranvía del Centro” ,-cuyo concesionario, desde 1871, era el Dr.Alejo Langlois- y cuya vía corría paralela a la de La Unión, pero con un punto de arranque más cercano al puerto. Se iniciaba en la calle Colón, rodeaba la Plaza Zabala, tomaba Rincón y de ésta por Mercedes para luego por Carmen (luego Dante y hoy Eduardo Víctor Haedo) alcanzar 8 de Octubre por donde corría paralelamente al de la Unión. En esta localidad hacía el recorrido por la calle Juanicò, para salir a la Plaza 20 de Febrero, e ir a remataren las cercanías del futuro Pueblo Ituzaingò. Pero esta empresa tuvo una existencia breve. Durante la administración Santos fue totalmente adquirida por la empresa de La Unión, que a partir de ese entonces funcionó bajo la denominación de “Unión y Maroñas” , nombre que mantuvo hasta 1906, en que fue absorbida por la Sociedad Comercial de Montevideo, en los momentos de la electrificación. En forma paralela a este proceso, se había ido extendiendo el ferrocarril que , partiendo del Cordón iba a llegar en 1878 a Maroñas, cuyo recorrido , en 25 minutos, se podía cumplir , en viaje de ida y vuelta, por el importe de 30 centésimos. Los aficionados al Turf y a los Toros, concurrentes a la desaparecida Plaza de la Unión o al Hipódromo por entonces conocido como “Circo de Maroñas” desbordaban habitualmente la capacidad de los vagones. El humor popular había bautizado al tren de retorno de Maroñas, como el tren de los “patos”, expresión que aludía a la supuesta “pobreza” de quienes habían gastado su dinero en las apuestas en las carreras de caballos…Este servicio habría de desaparecer, hacia fines de la década de los años 30. El espíritu de confianza pública surgido luego de la Paz de abril de 1872, proporcionó notable impulso a la actividad privada, coincidente , poco después, con el arribo de los fondos del Empréstito Uruguayo contratado en Londres para rescatar la emisión inconvertible, lo que estimuló la valoración territorial. En forma simultánea, a comienzos de 1873, un nuevo brote de fiebre amarilla surgido en la zona próxima al puerto, que en cuatro meses produjo 329 víctimas, determinó un gran empuje en las ventas de terrenos en los alrededores de la ciudad de Montevideo, particularmente solicitados por los vecinos que buscaban un asentamiento en zona más saludable, y entre los que fueron objeto de interesada demandase encontraban los terrenos en la zona de Maroñas. Fue así que ese año, el 6 de agosto, el agrimensor Demetrio Isola delineó el Plano de Pueblo Maroñas, situado en un predio de propiedad de don Carlos Mausseaux sobre Con. Maldonado y Cuchilla Grande y años después, el agrimensor M.B. Bonino, delinea el Barrio Flor de Maroñas, en tierras de propiedad de la Sucesión de Juan María Pérez. Y del 19 de octubre de 1874 , datan los planos del Pueblo Ituzaingò, realizados por el agrimensor Demetrio Isola en terrenos que pertenecían a la ex Sociedad Hípica, ubicados en Maroñas. Pero el Pueblo y el nombre del Circo de carreras, que también era Ituzaingò, si bien no se olvidaron totalmente, fueron relegados por el resplandor de la denominación primigenia – Maroñas - , que ha prevalecido hasta nuestros días. Más de medio siglo después, el 7de marzote 1926, Francisco Piria inició el remate de los primeros solares del hoy populoso barrio Jardines del Hipódromo. Según la división de la ciudad de Montevideo, realizada por técnicos municipales en 1989, el límite de los barrios Maroñas y Flor de Maroñas está definido por Pbro. José Raúl Porto, avenida Parque Proyectada, Cochabamba, Límite este de los padrones163.559 y 163.558 , Avenida Parque Proyectada, Dr. Pantaleón Pérez, Veracierto, camino Carrasco, 20 de Febrero, 8 de Octubre, camino Corrales, Dr. Martín Aguirre, La Habana, Continuación Arellano, Quemes, Ignacio Barrios, Schmidel, Dr. Andrés Lamas y Camino Maldonado y el correspondiente a Jardines del Hipódromo, Ituzaingò y Pérez Castellano, fundado este último por Francisco Piria en febrero de 1908 sobre la calle Industria , por camino Casavalle, Rafael, Bvar. Aparicio Saravia, Dr. Pablo Blanco Acevedo, camino Maldonado, Dr. Andrés Lamas, Virrey Elìo, Sshmidel, Ignacio Barrios, Quemes, Dr. Martín Aguirre, camino Corrales, Julio Arellano, Dr. Antonio Serratosa, Avda. José Pedro Varela , Bvar. José Batlle y Ordóñez y Avda. Gral. Flores.

 

LAS CARRERAS DE CABALLOS

Los CIRCOS hípicos surgieron en Montevideo por iniciativa de miembros de la colonia inglesa de nuestro país. Entre los que más se distinguieron en las tareas organizativas de las mismas cabe señalar a Juan Mac Coll , Arturo Jones, W. H. Salmen, Roberto Wilson, Tomàs Jeffreys, Ricardo Uscher, Juan Leared, D. W. Cooper, J. D. Gregory, W. Harley, J.J. Roberts y Gullermo Young.  En este ítem utilizaremos en gran parte el fruto de la investigación sobre el tema obtenida por el Sr. Martín Massa, que gentilmente entregara a uno de los autores de esta monografía, en tiempo que frecuentaba asiduamente la Sala de investigadores de la Biblioteca Nacional. La primera noticia dada en la prensa montevideana sobre el deporte del turf, habría sido la aparecida el viernes 8 de diciembre de 1854 en el “Comercio del Plata”. Dicho suelto decía :
“El asunto de importar entre nosotros las “Carreras Inglesas”, parece que esta vez cobra mejor aspecto y aún puede creerse que tendrá éxito, antes de muchos días. Hemos oído decir que antes de ayer había ya unos 60 suscriptores que se cotizaban cada uno con media onza, y nos agregaron que todo hacía creer que muy pronto el número de aquellos será bastante a reunir el fondo que se necesita para establecer definitivamente en Montevideo las “Carreras Inglesas”. Tenemos entendido que a la sazón se busca el terreno donde ha de hacerse el Circo, y que hay probabilidades de obtener un local a propósito, si bien hemos oído indicar uno ; que está algo distante de la ciudad. Oportunamente recabaremos otros pormenores.” Con Fecha jueves 14 de diciembre de 1854 y siempre en el “Comercio del Plata” , aparecía el primer aviso de turf publicado en Montevideo. Se titulaba “Foreign Amateur Racing Society” – Summer Meeting – Monday, January 8th.1855 , y seguía el texto con todos los detalles de premios y distancias de las carreras, todo redactado en inglés… Durante los diez días siguientes, el mismo aviso apareció en castellano hasta el mismo día 8 de enero de 1855, inclusive. Por cierto que las carreras extranjeras,”a la inglesa” , se inauguraron en el paraje denominado “Azotea de Lima”, en Piedras Blancas, en las inmediaciones del Saladero de Legáis, como daba cuenta “La Nación” , en su ejemplar del 8 y 9 de enero de 1855, expresando : “Llegó por fin el día deseado para esta diversión nueva entre nosotros y que había sido anunciada de antemano. Su novedad ha sido siempre, la que causa todo lo que es nuevo. Días hacía que de la campaña empezaron a venir algunas gentes para ver las carreras inglesas, lo mismo que de Buenos Aires, donde se han visto ya” Y el “Comercio del Plata” del martes 9 de enero siguiente, hacía la crónica  de dicha carrera en los siguientes términos: “El día de ayer tuvo todos los aires de festivo: casi todas las casas de comercio permanecieron cerradas. La Romería en efecto tuvo lugar trasladándose gran parte de la población, al sitio de las carreras. Anticipadamente estaban tomados todos los carruajes y todos los caballos disponibles, de manera que ayer por la mañana se apuraron todos los recursos del ingenio para proporcionarse medios de transporte. Los que por ningún precio habían podido obtener carruajes se resolvían a toldar y adornar carros y carretillas que surtían opíparamente de comestibles y licores, acomodándose en ellos con la mayor algarabía. Las reglas de la etiqueta y del “que dirán” habían perdido su influjo; lo que todos querían era ir a las Carreras sin tener que hacerlo “a pie” , lo que era natural, ya que son como 5 leguas “ida y vuelta”. No es extraño pues que el alquiler por un carruaje hubiese llegado a costar como precio común 50 pesos y que no haya faltado quien pagase hasta 100. Mucho dinero pues ha debido circular ayer, no sólo por el alquiler de caballos y de rodados, sino también por las abundantes provisiones hechas cómo para un día de campo, sin contar todavía los kioscos colocados allá para satisfacer el apetito de los que no se habían provisto en la ciudad. “Ahora transpórtese el lector al lugar de las carreras y calcule entonces el espectáculo que tan numerosa y entusiasta concurrencia, produciría. En el Palco del Circo había un centenar de señoras dispuestas como para una fiesta y el circo rodeado fuera de la línea de las “Banderolas”, por una triple fila de espectadores”. Al día siguiente el “Comercio del Plata” reiteraba el comentario entusiasta :”Si la dignidad en los espectáculos y el modo de ser público manifiesta la cultura de un pueblo, hemos tenido ayer una prueba más de la altura en que se encuentra el pueblo inglés. En efecto: nada puede agregarse al decoro con que se atendió a las señoras que presenciaron el espectáculo ni nada perdió con esto el brío y el ardor varonil del sexo fuerte que desplegaron los jóvenes y los señores. Perfectamente atendida era la separación de los carruajes que ocupados en la mayor parte por Señoras, estaban en la parte interior del círculo de las carreras; quedando a los espectadores ecuestres todo el ancho campo exterior. De este modo se veía con placer que las señoras, en la parte interior del círculo y sin sobresaltos, dominaban la visual del Circo sin temores de que un caballo mal dirigido las atropellasen, con el consiguiente peligro. “Los trajes de los corredores, sus modales, su rectitud en el correr sus caballos, la noble alegría del vencedor y la conformidad de los perdedores, aparecía en todos los semblantes y causaba un interés profundo al observador imparcial, que a distancia, miraba las distintas impresiones”
Pero a pesar del extraordinario éxito de las llamadas “Carreras Extranjeras” éstas, en sus primeras épocas, no tuvieron continuidad inmediata, realizándosela segunda reunión recién el 23 de abril de 1855. Pero esta vez se disputó en dos días, el lunes 23 y el martes 24, comenzando a las 12 hs. Para finalizara las 4 y cuarto de la tarde. Un “Aviso”, publicado en la prensa montevideana, decía textual : “Todo caballo debe ser herrado de las cuatro patas y el libro de entradas estará abierto el día de las carreras, en el propio terreno.” En la reunión del segundo día y durante los intervalos de las carreras del programa, los particulares que gustasen podían “armar” y correr carreras, previo el consentimiento de los encargados de la cancha. Entre las novedades “noticiadas”, se contaron el ensanche del “Palco” y la adquisición de buenos caballos. En la segunda prueba del día martes (para jinetes” extranjeros”) los caballos debían saltar cuatro barreras, siendo el peso de los corredores, a “Total discreción”.
La tercera jornada de las “Carreras Inglesas” o “Extranjeras” tuvo lugar el 22y 23 de octubre de 1855, con el título de “Reunión de Primavera”. Decía “El Nacional” del día 22 : “Con motivo de las carreras que deben tener lugar hoy, Montevideo ha quedado desierto. Desde por la mañana muy temprano el pueblo ha estado en completa animación. El tiempo ha favorecido ampliamente esa fiesta, que según AVISOS continuará mañana”. Y comentaba al día siguiente: “Han seguido hoy las “carreras inglesas” , como estaba anunciado. Según informan debía jugarse en las de hoy, una muy importante en la que competiría un caballo de Buenos Aires  con uno del país. Con motivo de las “Carreras” , el pueblo ha quedado por segunda vez casi desierto ; es increíble el gentío que en todas direcciones ha cruzado hoy , en camino hacia la fiesta.”
Ya desde la iniciación de las “Carreras Inglesas” en nuestro país, participaron en ellas caballos traídos de Buenos Aires . En efecto, dos de ellos,”Otoman”y “El Gamo” vencieron en su primera confrontación pero luego fueron derrotados por los locales.
Con respecto al primer”match”de “Otoman” contra el “Vain Hope”,(4 de octubre de1855) el “Comercio del Plata” informaba : “Por fin, después de larga espera, largaron ambos fletes en medio de la curiosidad popular recorriendo la vuelta y media del circo (un poco más de 30 cuadras) llegando 1º el “Otomàn” , con ventaja apreciable.”
Algunos años después, en 1861, “El Correo de Ultramar” publicaba un grabado y la siguiente nota titulada “Carreras de Caballos en Montevideo – Según escriben con fecha 15 de junio de Montevideo, esta ciudad tiene desde hace siete u ocho años carreras de caballos organizadas como las de Epsom o de Chantilly. Los principios fueron trabajosos pues hubo que combatir muchos usos en un país donde hasta entonces todas las carearse habían hecho en pelo, en línea recta, sin ninguna señal de partido y sin observar regla alguna en cuanto al peso. (…)
“Las últimas carreras han sido muy brillantes; asistieron a ellas más de cinco mil personas. Los gauchos, que son los primeros jinetes del mundo, acudieron de veinte leguas en contorno,y apostaron todas cuantas monedas llevaban en el cinto.”Se efectuaron estas carreras bajo los auspicios del Gobierno de la República Oriental, que ofreció un premio por la “carrera nacional” , ganada por el caballo Pegaso, perteneciente al señor Bujareo. Consistía este premio en un magnífico servicio de tè de plata maciza, compuesto de cinco piezas ricamente cinceladas.” Y por su parte” La República” del 15 y 16 de abril de 1861 comentaba:
“Carreras Extranjeras- Algunas tiendas de campaña, aunque en poco número , toldos improvisados, grupos en carruajes vacíos para preparar un espacio con sombra, ofrecieron a la multitud llegadas las 3 de la tarde un lugar de refugio contra los ardores del sol, y allí dividida en grupos la concurrencia, se organizaron, como por encanto, multitud de comidas campestres, si bien no tenían de tales más que el nombre, pues que la calidad, abundancia y buen gusto de los manjares y de los vinos las hacían dignas de figurar en los hoteles de primer rango. “Entre esos grupos, nos llamó la atención una espléndida mesa de más de 40 cubiertos, perfecta y elegantemente servida por el “Hotel Oriental” ,la cual mereció los honores de un banquete en el cual figuraron en primera línea apetitosos asados con cuero que tanto gustan en el país y cuya almuerzo fue mandado preparar espléndidamente y con profusión para doble número de personas por el coronel argentino Don Mariano Maza. “Allí con su distinguida y apreciable señora se reunieron porción de otras señoras y señoritas de nuestra mejor sociedad y un número considerable de caballeros convidados de antemano al afecto.”Reinó la mayor animación y el mejor porte y buen tono, terminando la comida con entusiastas hurras, que resonaron por todo el ámbito del aire. “Terminada la media hora de descanso en que todo el mundo se entregó a los placeres de la mesa, se hizo sentir el himno nacional tocado por la música que desde el principio había poblado el aire con sus armonías, y tuvo lugar la gran carrera cuyo premio había sido destinado por el Superior Gobierno y fue obtenido por el Sr. Bujareo” Según “La Prensa” el domingo11 de enero de 1863 se corrieron carreras “en el paraje denominado” Azotea de Lima(de Joaquín Miguel Pereira Lima) , pasando Piedras Blancas. Debido a la conmoción política derivada de la llamada “Cruzada de Flores”el desenvolvimiento del Turf sufrió un prolongado paréntesis. Recién a fines de 1865 , “El Siglo” anunciaba la gran reunión a realizarse en fecha próxima y aunque no especificaba si sería de Extranjeros o Criollos, comenta días después “haberse efectuado el Domingo nueve carreras, desde las 2 ½  hasta las 7 de la tarde” . También y por la misma época los diarios mencionan unas “carreras” ,corridas en “La Teja” : “La de ayer fue muy concurrida pues la presenciaron más de tres mil personas. Hubo más de 30 carruajes de particulares y 25 carpas de negocio, empatando el caballo del Sr. Piñeyrùa con el de Carril (por 30 onzas de oro) mientras se apostó en público más de 30 mil pesos. Se anuncia otra carrera en el camino de “Las Piedras” , entre un campeón del Comisario de la zona y otro del General Caraballo.” Al año siguiente, 1866, volvieron a desenvolverse las “Carreras Inglesas” así como las llamadas” carreras Nacionales” con la dirección de una comisión presidida por el Gral. Francisco Caballo. Testimonio interesante de la importancia adquirida por el nuevo deporte lo constituye el Edicto Policial de 8 de mayo de 1866, promulgada por el Jefe Político y de Policía de Montevideo, Cnel. Manuel M. Aguiar. El mismo decía:
“Siendo notorio el abuso y la mala fe que se va introduciendo en el juego de las CARRERAS NACIONALES, causando disputas y perjuicios por la falta absoluta de un Reglamento que establezca la pauta por que han de regirse los corredores, El Jefe Político – con autorización superior- ha dispuesto que en lo sucesivo se observe en las carreras de caballos, este REGLAMENTO:“Art. 1 . Se establece una sociedad por acciones para adquirir un terreno lo más próximo a la Capital , y establecer en él un “Circo” para carreras , al estilo inglés, y las canchas que sean necesarias para carreras por andarivel.
“Art. 2 . Las acciones serán doscientas de $ 100 cada una, pagaderas en esta forma : 25% al contado ; 35% a los tres meses, y 40% a los seis.
“Art. 3 La Comisión la compondrán el Gral. Francisco Caraballo, Coronel Manuel Aguiar, Don Juan Mac-Coll, Don Roberto Wilson y Dr. José P. Ramírez, siendo el gerente Juan F. de los Santos.
“Art. 4. La Sociedad arrendará el Circo y canchas, en los términos que convengan, sea con las Sociedades “Extranjera” y “Nacional” ,o con los particulares que deseen usarlo para sus carreras” Los artículos siguientes hasta el 10º establecen la duración de la Sociedad- ocho años- ,la distribución de los dividendos,etc. El documento estaba firmado en Montevideo, el 27de setiembrede1866 por el presidente, Gral. Francisco Caraballo, el secretario, Dr. José Pedro Ramírez y demás integrantes de la Comisión. “La Tribuna” , del 24 de marzo de 1867, informaba que ese día se había inaugurando el Nuevo Circo para “Carreras Nacionales” construido por la “Sociedad Hípica en las proximidades de Maroñas. En 1870 ,desde fines de octubre hasta mediados de diciembre, cabe consignar que el jefe revolucionario Timoteo Aparicio acampó con su ejército en el Circo de carreras de Maroñas. Las carreras “inglesas” y “nacionales” siguieron realizándose durante los años1871, 1872y 1873 hasta que en 1874 se disolvió la “Sociedad Hípica Montevideo” y creado el llamado Pueblo Ituzaingò, se fundó un nuevo circo, casi al lado, con igual denominación pero corrientemente conocido por “Circo de Maroñas”. El Nuevo Circo Ituzaingò era mucho más amplio que el de la “Sociedad Hípica”. Algo más alejado de La Unión, con parte de él sobre el camino Goes (actual Avda. Gral. Flores) ,ocupaba un gran predio de unas veinte cuadras de largo por ocho de ancho. Importante ene. Desenvolvimiento del nuevo Hipódromo , a partir de 1875, fue la gestión de un grupo de caballeros de ascendencia inglesa, que con la dirección de Tomás Tomkinson, arrendaron dicho Circo con el objeto de celebrar allí reuniones que tenían lugar cada dos o tres meses, con pruebas llanas y de obstáculos, los últimos de los cuales eran muros de piedra que servían de vallas en las carreras de salto. En el verano de 1876 , se corrieron carreras en la quinta de Bonomi, en el Pantanoso, al tiempo que se realizaron Carreras Nacionales en el Circo de Ituzaingò. En mayo de 1877 ,se efectuaron carreras para caballos criollos, de paseo, carreras con siete saltos- obstáculos de1 metro – y corridas para aficionados. El presidente honorario de la Comisión Organizadora, era el gobernador provisorio, Cnel. Lorenzo Latorre. El 14 de agosto de 1877 , se promulgó por parte del Cnel. Latorre y su ministro del Interior , José Ma. Montero, el primer Reglamento de Carreras sancionado por el Gobierno y cuyas disposiciones sirvieron para encauzar en sus verdaderas sendas técnicas y legales las carreras de caballos y que perdurarían en lo esencial en las reglamentaciones hoy vigentes. Las carreras de caballos , a partir de 1880, pasaron a ocupar un lugar destacado entre las principales diversiones de Montevideo y el tema hípico ganó todos los ambientes. Con el esfuerzo de José Antonio Costa y la colaboración de Antolìn De León, Pedro Risso y Silvestre Ayala, fue inaugurado el 14 de marzo de 1881 el Hipódromo del Este en Punta Carretas, realizándose su inauguración con los auspicios de una Comisión Honoraria presidida por el Dr .José Pedro Ramírez, funcionando hasta la fundación del Jockey Club en 1889, ya que la mayor parte de sus patrocinadores se incorporaron al mismo. El Hipódromo del Este estaba situado frente al campo de maniobras que hoy ocupa la ex-Cárcel Penitenciaria. En1887 el Dr. José Pedro Ramírez asumió la presidencia de la Comisión Organizadora de las Carreras Nacionales. Para esa fecha, el Circo de Ituzaingò había pasado a ser propiedad de los Dres. Gonzalo y José Pedro Ramírez y de Juan y Alejandro Victorica. Con la participación activa del Dr. José Pedro Ramírez, las carreras volvieron a conquistar importancia en Maroñas. Los programas de las reuniones ya contaban , en una demostración evidente de progreso, con algunas pruebas disputadas por animales puros, siendo cada vez menor el número de mestizos y criollos que intervenían en las mismas. Los premios fueron mayores y se llegó a repartir en una reunión de cinco carreras hasta tres mil ochocientos pesos oro en premios, que oscilaban entre los mil y los seiscientos pesos. Por otra parte , el 22 de abril de 1888, el primitivo palco fue sustituido por una tribuna más amplia, construida por Angel Battaglia, que dotó de nueva fisonomía al Hipódromo y que por largo tiempo llevó el nombre de su realizador.

(Fuente LOS BARRIOS DE MONTEVIDEO  Tomo V Por el camino de Goes – autores Aníbal Barrios Píntos /Washington Reyes Abadie )

 

 

 

 

 
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