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LA AGUADA

   
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LOS PRIMEROS TIEMPOS

aguateros

Aguateros


La hoy populosa barriada de la Aguada se vincula , en su origen, al establecimiento de la población de la ciudad de Montevideo. En efecto: constituido el núcleo poblacional, dentro del amanzanamiento trazado por el Ingeniero Domingo Petrarca, se hizo indispensable para la vida vecinal la obtención de agua potable. Y bien pronto comenzó a ser preferida la de un pozo llamado “los Mantantiales”. Este pozo fue abierto por uno de los primeros pobladores de Montevideo, Luis de Sosa Macarañas, chileno, casado con Leonor Morales, venida de Las Canarias con las familias que trajo Alzáybar , sobre el cual edificó, alrededor de 1740 , una bóveda con puerta orientada hacia la Plaza para prevenir la contaminación de sus aguas. El acucioso cronista Walter Scaldaferro logró establecer su ubicación bajo la finca señalada con el N° 1234 de la calle La Paz, entre Cuareim y Yi (actual Matrix Ltda). Esta fuente subterránea tiene unos catorce metros de profundidad. Pero la que generalmente era utilizada por las tripulaciones de las naves surtas en la bahía de Montevideo, la propiamente llamada “Fuente de la Aguada” o “Fuente de los Navíos” , se encontraba más próxima al perfil de la costa de entonces, bajo la finca de la Avda. Libertador Brig. Gral. Lavalleja N° 1800  esquina Pozos del Rey – luego demolida- , como pudo establecer el investigador Jorge Tito Nasser . Una tercera estaba situada en la calle La Paz esquina Yí actuales, antes señalada cn el N° 1250. Próximo a la fuente de Sosa Mascarañas, hacia el noroeste , corría una cañada o arroyuelo que vertía sus aguas en la playa y que era conocido como “Arroyo de Las Canarias” , en recuerdo de las primeras familias pobladoras de la ciudad. Actualmente se encuentra entubado siguiendo un recorrido que , a la altura de la calle Yaguarón entra entre La Paz y Galicia, luego toca la esquina S.O. de La Paz y Yí , sigue para la acera de enfrente y al llegar a la Avda. Libertador Brig. Gral. Lavalleja enfila hacia la antigua fábrica de cigarrillos de “La Republicana” de Mailhos, pasa por la Estación Central “Gral. Artigas” del ferrocarril y descarga sus aguas en la bahía. Bien pronto las fuentes de la Aguada sirvieron para alimentar un activo comercio. El mismo estaba a cargo de los llamados aguateros quienes cargaban un caballo con dos toneles o traían el agua en carretas de grandes ruedas, tiradas por bueyes , que llevaban una gran pipa de madera y que , a veces arrastraban otra más pequeña sobre una vara provista de una tercera rueda. El cencerro al cuello de los bueyes de tiro de la carreta en el caballo , anunciaba la llegada del aguatero. “Hacían el trayecto – narra Isidoro de María – generalmente por la playa (hoy calle Cerro Largo) hasta el Cubo (del Norte) , por donde doblaban para venir a entrar por el Portón de San Pedro; es decir por donde ocupan hoy las manzanas entre Ciudadela y Juncal en esa parte del  Norte (calle hoy 25 de Mayo). “ El aguatero – continúa De María - , a paso de buey, recorriendo calles, despachaba su pipa de agua, y volvía a llenarla a los pozos para una segunda jornada. A la puesta del sol ya me los tenía usted con la junta desuñida , y su carreta con el pipón descansado d e la fatiga del día al frente de su casita, por las inmediaciones de la quinta de las Albhahacas al Sur y Norte que era el paraje donde vivían (…) En santa paz contaban su reales agenciados con la venta del agua , en buena plata en tiempo de los españoles, y en cobre en el de los portugueses…” Hacia fines del siglo XVIII , el precio del agua era de medio real (medio peso o real de Plata) las cuatro canecas (o sea 40 litros, contenidos en botijos de barro vidriado, de 10 litros cada uno). En 1787, el Pbro. José M. Pérez Castellano decía en carta dirigida a su maestro de latinidad Benito Riva : “Con motivo de las azoteas, se va introduciendo aljibe en los patios, y las casas que los tienen usan de su agua hasta para beber, ponderándola más delgada que la de Canarias, pero yo me atendré siempre a la de esta fuente, que purifican la arena, el aire y los rayos del sol”. Años después, en 1793 , se promovió una discusión en el seno del Cabildo motivada por el recurrente problema de la escasez de agua. Y es que las antiguas fuentes estaban disminuyendo peligrosamente su caudal debido a las reiteradasextracciones de arena que se efectuaban alrededor de las mismas.


UN LINAJE  ILUSTRE : LOS BATLLE


Entre quienes se distinguieron en el vecindario de la Aguada, cabe destacar a los componentes de la familia Batlle. El genearca de este linaje, entre nosotros , José Batlle y Carreó, tenía veintisiete años cuando decidió venir a América. Pertenecía a una familia catalana residente en Sitges, villa de la provincia de Barcelona. Allí había nacido José y en la misma había contraído nupcias con Gertrudis Grau. Con un pasaporte expedido por el capitán general y gobernador del entonces principado de Cataluña, Tte. Gral. Domingo Izquierdo , Batlle y Carreó atravesó España hasta Cádiz, desde donde partió el 3 de diciembre de 1779 para el Río de la Plata. Viajaba en un bergantín de su propiedad, “Nuestra Señora de Regla”  , nave de no mucho porte, en la que traía consigo un valioso cargamento de mercaderías que constituirían, al ser colocadas en Montevideo y Buenos Aires, la base de la fortuna del joven catalán. Su radicación en la Aguada se debío a la compra que hizo a Mateo Magariños y Ballinas, en 1806 , de un importante Molino y su casa adyacente situado en un vasto  predio enmarcado por la hoy Avda. Libertador Brig. Gral. Lavalleja y las calles Yaguarón y Pozos del Rey, que se extendía hasta la actual plaza del Palacio Legislativo. Sin duda , el giro de su negocio se vio favorecido por la circunstancia de haber obtenido, en almoneda , la concesión de Asentista de la Marina y Guarnición de la Plaza de Montevideo.  Al  sobrevenir las Invasiones Inglesas , Batlle y Carreó empuñó las armas contra el invasor. Lo relata en sus “Memorias”. “ El 28 de octubre siguiente , las fuerzas marítimas inglesas en número de 20 y más buques, atacaron esta Plaza, dirigiendo sus tiros contra la ciudad ; pero fueron rechazados por los fuegos de la muralla, a que concurrieron los vecinos a las baterías, y yo fui uno de ellos, que voluntariamente desde la Aguada vine a agregarme a una de las baterías de las murallas del mar”. Tiempo atrás , había armado una de sus naves, la “Espiki” para apoyar la resistencia de Buenos Aires. Al estallar la revolución y formalizarse el Sitio de la ciudad de Montevideo por los patriotas, pasó a residir dentro de la ciudad, en la casa que llevaba el número 82 de la calle de San Pedro , hoy 25 de Mayo. La casa fue alcanzada por una granada y el propio Batlle y Carreó resultó herido. En 1811 y 1812 , al mismo tiempo que servía en la Defensa de la ciudad, el capitán general y gobernador José Gaspar de Vigodet le encomendó la  administración del Hospital de Caridad , hoy Maciel. Allí, Batlle y Carreó organizó la asistencia para más de tres mil indigentes que se encontraban dentro de la ciudad sitiada. Por ello , su nombre figura inscripto en la placa conmemorativa de los benefactores de dicho Hospital .  Todos esto s años de guerra arruinaron a Batlle y Carreó y como él dice : “…perdí mi crecido caudal, el giro de mis negocios , y por consiguiente mi crédito , todo lo que me ha ocasionado abundancia de aflicciones de espíritu, necesidades, escasez , a mí y a mi familia, y un tardío arrepentimiento de haberme puesto en negocios con la Real Hacienda.”…

 

EL DRAMATURGO FLORENCIO SÁNCHEZ

FSanchez

Florencia Sanchez


El 17 de enero de 1875 , en un edificio hoy desaparecido que se levantaba a la altura del N° 1700 de la ex avenida Agraciada entre las de Cuareim y Miguelete , nació un vástago del matrimonio formado por Olegario Sánchez y Josefa Musante, bautizado Florencio Antonio en la Iglesia del Carmen el 11 de febrero siguiente. Un mes después, la familia se trasladó a Treinta y Tres y luego a Minas, cuando el niño tenía siete años. Hacia 1890 , el joven Florecio fue escribiente en la Junta Económico Administrativa de Minas, a la vez que ejercía el periodismo en “La Voz del Pueblo” En 1892 realizó su primer viaje a la Argentina y en 1897 regresó a nuestro país para participar en la Revolución de Aparicio Saravia. En esa experiencia acuñó su descreimiento en el culto del coraje, como expresaría en sus “Cartas de un flojo” y en la significación del caudillo, como diría años más tarde en su ensayo “El caudillaje criminal en América del Sur”. Al año siguiente , 1898 , volvió a la Argentina llamado por Lisandro de la Torre , donde ejerció el periodismo en la ciudad de Rosario, en “La República” , y estrenó “Canillita” ; en Buenos Aires, hizo periodismo en “El País” y en 1903 estrenó “M´hijo el dotor” . El 25 de setiembre de 1903 contrajo matrimonio con Catalina Raventos, siendo por entonces, secretario de redacción de “Tribuna”. En 1907 y de regreso en Montevideo  comenzó gestiones para un viaje a Europa que fue finalmente autorizado por la Cámara de Diputados que aprobó su pensión de viaje. Ese mismo año, en diciembre , estrenó en el teatro Solís , su comedia “Los derechos de la salud”. En 1909 , el Presidente Williman designó a Sánchez comisionado para informar sobre la concurrencia de Uruguay a la Exposición Artística de Roma y entonces se embarcó solo para Italia. Al año siguiente , encontrándose en Milán , se agravó su tuberculosis e internado en un hospital de caridad , falleció el 7 de noviembre, a los treinta y cinco años de edad.


LA CASA DEL CREADOR DE “LA CUMPARSITA”

 


GMR

Gerardo Matos Rodriguez


En la calle Nueva York N° 1415 , entre Yaguarón y Javier Barios Amorín, se encuentra una casi centenaria casona de dos plantas – salvada de su estado ruinoso por Luis Garisto , ex destacado jugador del C. A.Defensor y Peñarol , donde vivió hasta su muerte , en 1948 , el creador del tango “La Cumparsita” , Gerardo Matos Rodríguez , el “Becho” . Allí , con su piano, sus libros , sus papeles y sus recuerdos habitó Matos Rodríguez que , dos años antes de su desparación física, se prestó a un extenso reportaje del periodista Alberto Etchepare, publicado en la revista “Mundo Uruguayo” en 1946.En dicho reportaje, el compositor recuerda las circunstancias que determinaron la creación del que habría de ser el más celebre de todos los tangos. Hacia fines del año 1916 la Federación de Estudiantes del Uruguay había sido intimada de desalojo del local que ocupaba en la calle Ituzaingó N° 1292 , entre Buenos Aires y Reconquista. Y alguien tuvo la idea de perpetuar el recuerdo de la retirada del local con una música confeccionada expresamente al efecto y se le encomendó la tarea al joven estudiante Matos Rodríguez , por entonces de dieciocho años de edad, que tocaba el piano de oído. Aceptado el convite – que era a la vez un desafío – el popular “Becho” tomó por su cuenta un descascarillado piano que había llevado al local el también estudiante Walter Correa Luna y compuso sobre él  un tango al compás del cual , ya en la madrugada , los estudiantes fueron dejando la vieja casa, cada uno con un paquete de libros, una silla, el gramófono de cuerda, el primus, la caldera, cuadros que adornaban las paredes. Así se organizó una verdadera comparsa, que fue para todos “la cumparsita” que , naturalmente, se extendió para denominar al tango de Matos que había nacido sin nombre y sin letra…

cumparsita La Cumparsita


El autor cuenta en el citado artículo que él no había querido aceptar, al principio, la paternidad del tango, temiendo ser acusado de “malevo”. Pero, de a poco, Matos Rodríguez fue aceptando la responsabilidad de la autoría del tango. Y, alentado por los amigos, un día se lo entregó a Roberto Firpo, que estaba actuando con su orquesta en el palco musical de la antigua confitería “La Giralda” , ubicada donde hoy se yergue el Palacio Salvo. A partir de aquel momento, el éxito de “La Cumparsita” fue arrollador : atravesó el Río de la Plata y triunfó en Buenos Aires. Desde allí le escribieron ofreciéndole cincuenta nacionales por los derechos de autor, equivalentes a veinte pesos de nuestra moneda que, en manos de Matos Rodríguez, “burrero” de ley , significaron diez ganadores a “Le Péril Jaune” que entró segundo , a medio pescuezo, pagando $ 51,20 a placé…
En 1924 Matos viajó a París donde su tango era ejecutado en todos los “cabarets” de la ciudad. Los uruguayos se clasificarían campeones olímpicos de Football y en determinada oportunidad acudieron a una sala donde actuaba Francisco Canaro y su orquesta. En determinado momento, al ejecutar “Pirincho” el tango de Matos, el vasco Pedro Cea se puso de pie y permaneció firme ante los primeros acordes del tango e interpelado por uno de los compañeros por su actitud , exclamó : “-¿ Pero no manyan que es el Himno Nacional…?” Todo el público ser rió y escuchó respetuosamente los acordes de “La Cumparsita” , que esa noche adquirió el valor de un legítimo símbolo de la patria oriental. Entretanto y mientras Matos Rodríguez se encontraba en Europa, los porteños Pacual Contursi y Enrique P. Maroni, se largaron por su cuenta a ponerle letra al tango que según su autor no se había hecho para ser cantado sino, sencillamente, bailado. Nunca fue reconocida dicha letra por el autor del tango, pero la misma iba a alcanzar una extraordinaria difusión , por cuanto Carlos Gardel la interpretaría en grabación, que en disco alcanzaría enorme popularidad. Matos Rodríguez litigó varios años en defensa de sus derechos, oponiéndose a la versión porteña del mismo, ero la muerte le alcanzó antes de haber dilucidado, definitivamente.

SALAS CINEMATOGRÁFICAS

GMR

Gerardo Matos Rodriguez

 

 

cumparsita

La Cumparsita

 

 

Battle

Lorenzo Batlle y José


En 1908 la Aguada contó con el primer biógrafo , que se llamó “Coliseo Agraciada” , que luego fue el “Selecto” (1915-1916) y posteriormente el cine “Lux”. En 1931 , en Agraciada N° 1888 , estaba el cine “Adelina Guzmán” , nombre de una “vedette” que actuó en los teatros del Parque Rodó. En el mismo lugar funcionó desde 1909 a 1913 el cine “Agraciada”. Con distintos nombres se prolongó su actividad hasta 1936. Hacia 1910 Manuel Rodiño y Roberto Sito instalaron en la calle Arenal Grande 1860 entre Miguelete y La Paz (donde posteriormente funcionó el cabaret “El Marabú”) , el cine “Iris”, nombre que estos mismos empresarios habían dado a una carpintería instalada en Miguelete entre Sierra (actual avenida Daniel Fernández Crespo y Gaboto) . En 1920 trasladaron el cine “Iris” , a la calle Sierra entre Miguelete y La Paz , lugar que ocupó el cine “Victoria” , que fuera destruido por un incendio. El biógrafo “Ideal” estaba ubicado en Agraciada casi Marcelino Sosa. Después  surgió el ya mencionado Cine “Lux” , en Agraciada 2351 . Su empresario , Julio Tutzó , estimulado por el éxito de la empresa, levantó después , a corta distancia del mismo , en Agraciada 2317 , el cine “Uruguayo” , amplia sala de dos plantas, decorada por el pintor Carlos Saporiti. En su escenario se presentaban, en ocasiones, después de las exhibiciones cinematográficas, números de variedades procedentes de la República Argentina : cantaoras, bailarines, canzonetistas, payasos , hipnotizadores e ilusionistas y pequeños conjuntos dramáticos. En esa sala actuaron , entre otros , los famosos payasos Paco y Paquito , su sobrino , más tarde ídolo popular (Paquito Bustos) , los cantores Carlos Gardel y José Razzano y las orquestas de Arolas y Roberto Firpo. Frente al “Uruguayo” se hallaba el “Astor” , a cuya sala se entraba por Av. Agraciada 2330 y la calle Yatay 1446. Fue inaugurada el 18 de Julio de 1937. En esa época era la de mayor capacidad de Montevideo. Contaba con 1850 butacas “súper pulman” , distribuidas en tres plantas : platea , platea alta y tertulia. En Yi , entre Valparaíso y Pozos del Rey , funcionó desde 1942 a 1974 el cine “Montevideo”. De todas estas salas cinematográficas no queda en la actualidad , más que la remembranza. En Goes , en la década de los años 10 , en la esquina de Gral. Flores y Domingo Aramburú , funcionaba el cine “Fénix” , decorado por el pintor Angelini. Tenía doscientas sillas de platea, galería alta , seis palcos, piano y telón corto. Alternaba su programación de cine mudo con espectáculos teatrales, en los que se destacaron , según lo señalara Juan Carlos Patrón, Gloria Faluggi , Félix Mutarelli, Juan J. Severino y “Cotorrita” Ramos. Hubo proliferación de cines en la década de los años 30 y 40 en las barriadas de Goes, Reducto , Jacinto Vera y La Figurita, entre otros , el “Lutecia” , (Avda. Gral Flores 2580) , que se colmaba de parejas en los días de carnaval y donde la Banda Municipal dio recordados conciertos ; “ Imperio” (antes “Uruguay”)  , luego “Atlanta” y “Electric Palace” (José L. Terra 2035) ; “Astral” (Avda. Gral. Flores 2930) ; “Ateneo” (Av. Gral . Garibaldi 1942 ) ; “Reducto” (Av. Gral San Martín esq. Concepción Arenal) ; “Cine Teatro Avenida” (Av. Gral. San Martín 2481) y “Edison” (Av. Gral Garibaldi  1942) . Más allá de la Avda. Gral. Flores y Larrañaga se hallaba el “Plus Ultra”. En La Comercial , en la década de los años  10 , el biógrafo “Justicia” , luego “Buckingham” , y posteriormente el “Rose Marie” (Justicia 2088) . Contiguo a éste, en Justicia 2094 , el “Centenario”. También han desaparecido estas salas de barrio, que fueron entretenimiento popular del uruguayo medio, como consecuencia de la crisis económica, los cambios de hábito del público , del impacto de la televisión, especial-mente la televisión en colores y de la propagación del vídeo. Sólo siguen estando presente en el recuerdo de memoriosos y de empecinados investigadores del pasado, que frecuentan asiduamente las salas de lectura de la Biblioteca Nacional. Uno de ellos – Ricardo Marletti Strada – nos ha proporcionado la información de la existencia del primer teatro de La Aguada, cuya  función inaugural, a cargo de la Sociedad “Valero” , se efectuó el 17 de febrero de 1878 . Se hallaba este teatro en la calle Yaguarón, “frente a la quinta de Molinari”

aguada

La Aguada

 

LA CASA DEL CREADOR DE “LA CUMPARSITA”

En la calle Nueva York N° 1415 , entre Yaguarón y Javier Barios Amorín, se encuentra una casi centenaria casona de dos plantas – salvada de su estado ruinoso por Luis Garisto , ex destacado jugador del C. A.Defensor y Peñarol , donde vivió hasta su muerte , en 1948 , el creador del tango “La Cumparsita” , Gerardo Matos Rodríguez , el “Becho” . Allí , con su piano, sus libros , sus papeles y sus recuerdos habitó Matos Rodríguez que , dos años antes de su desaparición física, se prestó a un extenso reportaje del periodista Alberto Etchepare, publicado en la revista “Mundo Uruguayo” en 1946.En dicho reportaje, el compositor recuerda las circunstancias que determinaron la creación del que habría de ser el más celebre de todos los tangos. Hacia fines del año 1916 la Federación de Estudiantes del Uruguay había sido intimada de desalojo del local que ocupaba en la calle Ituzaingó N° 1292 , entre Buenos Aires y Reconquista. Y alguien tuvo la idea de perpetuar el recuerdo de la retirada del local con una música confeccionada expresamente al efecto y se le encomendó la tarea al joven estudiante Matos Rodríguez , por entonces de dieciocho años de edad, que tocaba el piano de oído. Aceptado el convite – que era a la vez un desafío – el popular “Becho” tomó por su cuenta un descascarillado piano que había llevado al local el también estudiante Walter Correa Luna y compuso sobre él  un tango al compás del cual , ya en la madrugada , los estudiantes fueron dejando la vieja casa, cada uno con un paquete de libros, una silla, el gramófono de cuerda, el primus, la caldera, cuadros que adornaban las paredes. Así se organizó una verdadera comparsa, que fue para todos “la cumparsita” que , naturalmente, se extendió para denominar al tango de Matos que había nacido sin nombre y sin letra…
El autor cuenta en el citado artículo que él no había querido aceptar, al principio, la paternidad del tango, temiendo ser acusado de “malevo”. Pero, de a poco, Matos Rodríguez fue aceptando la responsabilidad de la autoría del tango. Y, alentado por los amigos, un día se lo entregó a Roberto Firpo, que estaba actuando con su orquesta en el palco musical de la antigua confitería “La Giralda” , ubicada donde hoy se yergue el Palacio Salvo. A partir de aquel momento, el éxito de “La Cumparsita” fue arrollador : atravesó el Río de la Plata y triunfó en Buenos Aires. Desde allí le escribieron ofreciéndole cincuenta nacionales por los derechos de autor, equivalentes a veinte pesos de nuestra moneda que, en manos de Matos Rodríguez, “burrero” de ley , significaron diez ganadores a “Le Péril Jaune” que entró segundo , a medio pescuezo, pagando $ 51,20 a placé…
En 1924 Matos viajó a París donde su tango era ejecutado en todos los “cabarets” de la ciudad. Los uruguayos se clasificarían campeones olímpicos de Football y en determinada oportunidad acudieron a una sala donde actuaba Francisco Canaro y su orquesta. En determinado momento, al ejecutar “Pirincho” el tango de Matos, el vasco Pedro Cea se puso de pie y permaneció firme ante los primeros acordes del tango e interpelado por uno de los compañeros por su actitud , exclamó : “-¿ Pero no manyan que es el Himno Nacional…?” Todo el público ser rió y escuchó respetuosamente los acordes de “La Cumparsita” , que esa noche adquirió el valor de un legítimo símbolo de la patria oriental. Entretanto y mientras Matos Rodríguez se encontraba en Europa, los porteños Pascual Contursi y Enrique P. Maroni, se largaron por su cuenta a ponerle letra al tango que según su autor no se había hecho para ser cantado sino, sencillamente, bailado. Nunca fue reconocida dicha letra por el autor del tango, pero la misma iba a alcanzar una extraordinaria difusión , por cuanto Carlos Gardel la interpretaría en grabación, que en disco alcanzaría enorme popularidad. Matos Rodríguez litigó varios años en defensa de sus derechos, oponiéndose a la versión porteña del mismo, ero la muerte le alcanzó antes de haber dilucidado, definitivamente.

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 





   
 


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