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Villa Constitución es una población de unos 3,000 habitantes situada a orillas del río Uruguay, en el noroeste del Departamento de Salto.
La Villa ha tenido últimamente una existencia perturbada en virtud de decisiones políticas y obras que han modificado profundamente sus características y su modo de vida.
El pueblo fue fundado en el año 1852 por el gobierno nacional y creció al influjo de actividades agropecuarias que se desarrollaron en su zona de influencia.
Este proceso culminó a mediados del siglo XX con el establecimiento del complejo industrial agro-azucarero El Espinillar a pocos kilómetros de la Villa.
En su época de mayor auge este establecimiento ocupaba más de mil trabajadores, relativamente bien remunerados, muchos de los cuales vivían en la zona urbana del poblado.
El declive económico y demográfico de Villa Constitución se inició desde la construcción de la represa y formación del embalse de Salto Grande que inundó las pintorescas costas del río Uruguay, arroyos vecinos y una parte de la planta urbana.
Al mismo tiempo se modificó el trazado de la Ruta 3 que pasaba por el pueblo alejándola a 12 kilómetros de distancia.
A partir de ese momento disminuyó considerablemente el tránsito y la frecuencia de los ómnibus. El comercio se vio profundamente afectado.
La distancia a Salto que originalmente era de 35 km se incrementó a 55 km. Numerosos vecinos que recibieron compensación de la Comisión Binacional de Salto Grande decidieron emigrar.
Esta situación se agravó aún más cuando el gobierno nacional decidió cerrar El Espinillar en la segunda década de 1990.
Estos dos hechos generados por decisiones tomadas en centros políticos lejanos provocaron daños económicos importantes y lastimaron profundamente el entramado social y cultural de la Villa. La situación ha sido vivida en forma dramática por las familias y en particular por los jóvenes quienes vieron truncadas sus expectativas e ilusiones de futuro.
A pesar de todas las contrariedades sufridas Villa Constitución no se rinde.
Existe todavía suficiente energía en los actores sociales locales como para imaginar e impulsar un destino diferente que permita compensar por los daños sufridos y definir una estrategia de futuro de esperanza y prosperidad.
En primer lugar, ahora comienza a consolidarse una nueva herramienta política al establecerse por primera vez en la historia un Municipio Local electo y en funciones desde julio del 2010.
Ello no es suficiente, para que se haga efectivo el resurgimiento de Villa Constitución se requerirá replantear la gestión local a todos los niveles: laboral, social, ambiental, cultural.
Para hacer realidad este nuevo impulso se necesitará el compromiso de los pobladores, que son los principales interesados en su desarrollo y cuya adhesión se descuenta.
Es imprescindible y moralmente obligatoria, la colaboración de los principales actores sociales, políticos, educativos y académicos a nivel nacional y departamental.
Tal vez la primera tarea puede ser la concreción de una iniciativa varias veces planteada a nivel local: el establecimiento de una estación termal en la zona de El Espinillar.
Este complejo, hoy prácticamente abandonado, posee óptimas condiciones hidrogeológicas: recursos termales comprobados y abundantes con temperaturas elevadas. Las instalaciones existentes en el lugar son apropiadas, fáciles de adaptar al nuevo propósito planteado.
Con una perforación profunda (que podría tener unos 1,000 metros aproximadamente, un caudal surgente de más de 200,000 litros hora y 45 a 47 grados centígrados de temperatura) se puede construir un complejo termal en la zona de El Espinillar. complementando sinérgicamente el existente en las Termas de Arapey.
Se considera muy factible la financiación de una propuesta de este tipo por parte del Banco República como ya lo ha hecho con los terrenos de Mbopicuá en cooperación (y administración conjunta) con la Intendencia de Río Negro.
La aprobación y consolidación de este Proyecto constituiría una primera compensación concreta por parte de los organismos políticos a las heridas sufridas por Villa Constitución durante las últimas décadas del siglo XX.
El Proyecto podría además lograr mayor impulso con la incorporación a la iniciativa del cercano Pueblo de Belén que ha sufrido perjuicios semejantes por las mismas causas mencionadas.
Este sería el primer paso para confirmar el apoyo de la nación oriental y sus autoridades a una región del país que, a pesar de contar con una historia rica y profunda, ha sido relegada por demasiado tiempo.
D.Antón, 27 de junio del 2011
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